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Irracionalidad
El enemigo interior
Stuar^utherlancl:
• Irracionalidad
El enemigo interior
El Libro de Bolsillo
Alianza Editorial
Madrid
Título original: Irrationality, the Enemy Witbin
STUAKT SUTHERLAND
Universidad de Sussex
Agosto, 1992
Agradecimientos
U
Capítulo 1
Introducción
NOTAS
ñ
1 Mandel, A. J., «The psychobioiogy of transcendence», en Davidson,
J. M. y Davidson, R, J., The Psvchobíology ofConsáousness, Nueva York,
Plenum, 1980.
Capítulo 2
La impresión equivocada
MORALEJA
Ncrc?
1 Tversky, A., y Kahneman, D., «Availability: a heuristic for judging
ved risk», en Kates, R. W., Hohenemser, C-, y Kasperson ,J. V. (eds-), Pe-
rilous Progresa: technology as hazard, Boulder, CO, Westview.
10 Elstdn, A. S., Shulman, L. S., y Spraíka, S. A., MedicalProblem Sol-
House, 1979.
12 Borgída, E., y Nisbett, R E., «The differenrial impact of abstract vs
nals: the fate of published articles subrnitted again», The Behavioral and
Brain Sciences, 1982,5,187-755.
Capítulo 3
Obediencia
50
Obediencia 50
MORALEJA
Ncr<=?
su ,
o
C c ^ 0 0 - - 00
Conformismo
MORALEJA
NOTAS
79
80 Irracionalidad i-
MORALEJA
Noi^j
Dryden, 1943.
2 Kogan, N., y Wallach, M. A., Risk Taking: A study in cognition and
ya que son los comités los que suelen tomar las decisiones. Ya
hemos visto que los miembros de muchos comités tratan de con-
graciarse con el presidente. Emplean argumentos que apoyan los
puntos de vista de éste.y que pueden llegar a ser aún más extre-
mos, lo que hace que el presidente se incline en mayor medida
en dicha dirección. Esta tendencia se acentúa cuando, como sue-
le suceder, las perspectivas de los miembros restantes, incluyen-
do los ascensos, dependen del presidente. Por tanto, la mayor
parte de los comités no son un medio de tomar decisiones racio-
nales, limitándose a confirmar o, peor aún, a exacerbar las acti-
tudes del presidente, al tiempo que le liberan de su responsa-
bilidad. Pero sí no se es responsable ante nadie, hay pocos in-
centivos para corregir los errores, excepto la obligación no
reconocida que todos los funcionarios tienen para con sus com-
patriotas, que son quienes pagan sus salarios.
2. Chapman sostiene que los ascensos en la Administración
están en buena medida determinados por la antigüedad y que,
salvo en circunstancias extraordinarias, el puesto es para toda la
vida. Esto fomenta la inercia, Todo cambio supone riesgos y po-
cos quieren asumirlos, a no ser que vean en ello algún beneficio
personal.
3. La estructura de la mayor parte de las organizaciones pú-
blicas promueve el despilfarro. Un ascenso puede depender de
que se ocupe un puesto con un número determinado de subor-
dinados o de la cantidad de dinero que se maneje, lo cual es un
incentivo directo para el derroche.
4. En muchas organizaciones públicas, la cantidad de dinero
anual que se destina a un sector depende en buena parte del pre-
supuesto del año anterior. Nadie examina cómo se ha gastado
dicho presupuesto ni si el gasto era necesario. Esto también su-
pone un incentivo directo para el despilfarro, puesto que impli-
ca que los sectores de los organismos públicos {y algunos pri-
vados) gastan lo máximo posible, no lo mínimo. Es irracional
sancionar a los departamentos que un año ahorran dinero recor-
tándoles el presupuesto para el siguiente. No hay nada que pue-
da sustituir el examen detenido de cómo se gasta el dinero.
Chapman ha demostrado que es factible y que se pueden aho-
rrar grandes sumas,
5. Es indudable que, cuando alguien quiere modificar algún
aspecto de una institución, pone a los demás en aprietos; en el
Locura organizativa 102
f
NOTAS
112
Coherencia fuera de lugar 112
t
Hay una clase de irracionalidad relacionada con la an-
terior que es aún más extrema. Quienes han realizado un
sacrificio (de dinero, tiempo o esfuerzo) para hacer algo
tienden a continuar haciéndolo a pesar de que les supon-
ga más pérdidas que ganancias. Casi todos los que lean es-
tas páginas habrán pagado dinero alguna vez por ver una
mala película u obra de teatro. A pesar del aburrimiento
insoportable, la gente se niega a marcharse, aunque el es-
pectáculo sea tan malo que la mayoría pagaría gustosa una
Irracionalidad
MORALEJA
NOTAS
MORALEJA
NCQ i
1967.
B Likert, R., op. át.
142
Impulso y emoción 142
MORALEJA
Macmíllan, 1989.
Capítulo 10
Hacer caso omiso de las pruebas
PARIS
IN THE
THE SPKING
A D 3 7
MORALEJA
NOTAS
1 Janis, I. L., y. Mann, L., Decisión Making, Nueva York, Free Press,
1977.
2 Wason, P. C„ «On the failure to elimínate hypotheses in a concep-
det, H., The People's Choice, Nueva York, Columbia Univcrsity Press,
1948.
8 Katz, J. L., wltincr, H., Gallagher, T. F., y Ilellman, I., «Stress, dis-
MORALEJA
logy ofMihtary Incompetente, Londres, Cape, 1976 [hay ed. cast.: Sobre
la psicología de la incompetencia militar, Anagrama, 1991],
2 La cita de Francis Bacon está tomada de Nisbett, R., y Ross, L., Hu-
184
Establecer relaciones erróneas 184
Hecho A y hecho B
Hecho A pero no hecho B
Hecho B pero no hecho A
Ni B ni A.
TABLA 1
Presencia
del síntoma 80 20 100
Ausencia
del síntoma 40 10 50
Enfermedad
Presencia Ausencia
Presente 37 33
Síntoma
Ausente 17 13
!
190 Irracionalidad
del fuego, que nos recuerda la cólera? Y hay algo más im-
portante. Habría que realizar atentas observaciones y lle-
var registros detallados para confirmar o refutar estereoti-
pos tales como que los judíos son tacaños o que los negros
son perezosos, y tales observaciones y registros deberían
incluir una muestra escogida al azar de personas que no
fueran judías ni negras.
Los errores cometidos por los sujetos de los Chapman
son tan burdos que el lector puede creer que nunca caería
en ellos. Si así fuera, estaríamos ante un caso excepcional.
Recientemente se ha descubierto que el 85 por ciento de
las mayores empresas de la Europa continental cometen el
mismo error, con un coste muy elevado: emplean grafólo-
gos para la selección del personal5. En Estados Unidos,
hay 30.000 empresas, entre las que se hallan la mayor par-
te de los bancos, que también emplean grafólogos6. ¿Qué
podría parecer más natural que creer que la escritura re-
fleja el carácter? Puede que esta creencia sea natural, pero
es falsa. Una reciente revisión de los estudios de grafolo-
gía7 concluye que la validez de la evaluación de la perso-
nalidad que llevan a cabo los grafólogos es «virtualmente
nula». En un estudio, una grafóloga «experta» recibió un
conjunto de muestras de escritura en que la misma escri-
tura aparecía más de una vez. La grafóloga dio respuestas
distintas y no relacionadas a las diferentes muestras de la
misma escritura. Los resultados de la grafología son igua-
les o ligeramente superiores al azar, pero como parece
plausible y tal vez un poco extravagante ha engañado a la
mayor parte de las principales empresas europeas. Se des-
conoce el número de hombres de negocios que toman de-
cisiones trascendentes leyendo las hojas del té, pero es tan
racional hacerlo como emplear la grafología.
Aunque no influyan en nosotros las ideas preconcebi-
das, es prácticamente imposible detectar la relación entre
dos hechos a menos que se lleve un registro cuidadoso.
Tomemos como ejemplo los años que tardó la profesión
Establecer relaciones erróneas 197
, MORALEJA
t
1. Si quiere establecer si un hecho se relaciona con
otro, no intente mantener en su mente la ocurrencia si-
multánea de ambos. Escriba las cuatro posibilidades que
aparecen en la página 182.
2. Recuerde que A sólo se relaciona con B si B se pro-
duce más veces en presencia de A que en su ausencia.
3. Preste especial atención a los casos negativos.
4. Tenga cuidado de no asociar dos hechos a causa de
sus expectativas o de que no sean habituales.
199 Irracionalidad
204 Irracionalidad
Mujeres Mujeres
con cáncer sin cáncer Total
Mujeres con
Mujeres con
mamografía negativa 6 810 816
Total 80 920 1.000
Mujeres Mujeres
con cáncer sin cáncer Total
Mujeres con
mamografía positiva 1 120 121
Mujeres con
mamografía negativa 0 879 879
Total 1 999 1.000
MORALEJA
NOTAS
ces, Nueva York, Hill and Wang, 1988 [hay ed. cast.: El hombre anu-
mérico, Barlona, Tusquets, 1990].
5 Egbert, L., Battit, G., Welch, C., y Bartlett, M., «Reduction of pos-
MORALEJA
NOTAS
1 La cita está tomada de Nisbett, R., y Ross, L., Human Inference:
Strategies and shortcomings of social judgment, Englewood Cliffs, Prenti-
ce-Hall, 1980.
2 Nisbett, R , y Ross, L., op. cit.
ver Totman, R., Mind, Stress and Health, Londres, Souvenir, 1990, del
que a no ser que no se especifique lo contrario, están tomados los
siguientes estudios.
4 Booth-Kewley, S.. y Friedman, H., «Psychological predictors of
feld, 1965.
11 Meehl, P., Clinical vs. Statistical Prediction, Minneapolis, Universiy
Malleson, A., Need Your Doctor he so Useless?, Londres, Alien and Un-
win, 1973.
13 Tversky, A., y Kahneman, D., «Causal schemas in judgments under
Kegan Paul, 1932 [hay ed. cast.: El criterio moral en el niño, Martínez
Roca, 1984].
16 Miller, A. G., Gillen, B., Schenker, C., y Radlove, S., «Perception of
MORALEJA
NOTAS
enero de 1975,262-265.
7 Casscells, W., Schoenberger, A., y Grayboys, T., «Interpretation by
1 0 x 0 , 4 - 5 x 0 , 6 = 1 libra
TABLA 5 .
Una Jase
Opción A 0,2 45 libras 9 libras
Opción B 0,25 30 libras 7,5 libras
Dos fases
Opción A 0,25 0,8 45 libras 9 libras
Opción B 0,25 1,0 30 libras 7,5 libras
Situación 1
Opción A: aceptar 50 libras con certeza.
Opción B: aceptar una ganancia de 100 libras con una
probabilidad de 0,5.
Situación 2
Opción A: aceptar una pérdida segura de 50 libras.
Opción B: aceptar una pérdida de 100 libras con una
probabilidad de 0,5 y con una probabilidad de 0,5 de no
perder nada.
TABLA 6.
Equilibrio Capacidad
Candidato Inteligencia
emocional social
A 69 84 75
B 72 78 75
C 75 72 55
D 78 66 45
E 81 60 35
I
l
265 Irracionalidad •
t
El siguiente grupo de estudios demuestra que es fácil
manipular las conclusiones que se obtienen de las mismas
pruebas cuando no intervienen cifras. En un experimen-
to13 ya clásico, Eüzabeth Loftus mostró a los sujetos un ví-
deo de un accidente de coche. A algunos sujetos se les
preguntó: «¿A qué velocidad iban los coches cuando se
estamparon el uno contra el otro?», y a otros se les pre-
guntó: «¿A qué velocidad iban los coches cuando choca-
ron?». La velocidad media que dio el primer grupo fue de
I
Irracionalidad
§x7x6xjx4xixzxi
Áxzx3x4x3xbx7x§
MORALEJA
y Estes, W. K., «Two choice behavior under extended training with shif-
ting probabilities of reinforcement» en Atkinson, R. C. (ed.), Studies in
Mathematical Psychology, Stanford CA, Stanford University Press, 1964.
6 Tversky, A., y Kahneman, D., op. cit.
1969,76,31-48.
10 Schwalm, N. D., y Slovic, P., «Development and test of a motiva-
Capítulo 17
Exceso de confianza
275
275 Irracionalidad •
100 por cien de que así era, sólo escribieron bien las pa-
labras un 80 por ciento de las veces. En otro estudio6
realizado en Hong Kong, se hicieron preguntas a sujetos
asiáticos como: «Guál es la capital de Nueva Zelanda:
Auckland o Wellington?». Puesto que sólo había dos po-
sibilidades, podían obtener un 50 por ciento de respuestas
correctas al azar. En las preguntas en que obtuvieron una
puntuación ligeramente superior al azar (65 por ciento),
se mostraron confiados al 100 por cien en haber contesta-
do correctamente. Se sometió a la misma prueba a un gru-
po de sujetos británicos, que resultaron ser algo más pre-
cavidos que los asiáticos, aunque su evaluación de la capa-
cidad de contestar correctamente demostró un exceso de
confianza: tenían la certeza absoluta de que habían res-
pondido bien a preguntas a las que sólo lo habían hecho
el 78 por ciento de las veces. Este exceso de confianza no
es un mero producto de la fanfarronería, ya que los suje-
tos de otro estudio7 se mostraron dispuestos a apostar con
el experimentador a que habían acertado las respuestas,
cuando éste se lo propuso. Si su cálculo de la probabilidad
de haber acertado hubiera sido correcto, habrían ganado
dinero. De hecho, lo perdieron.
En otro interesante estudio8, se mostró a psicólogos clí-
nicos y estudiantes una descripción de seis páginas de la
historia de un paciente real, al que se había tratado por
problemas de adaptación en la adolescencia. La informa-
ción se suministró en cuatro fases: una brevísima descrip-
ción del paciente, seguida de sucesivas descripciones de
su niñez, su vida de estudiante, su servicio militar y su ca-
rrera posterior. Después de cada fase, a los sujetos se les
daban 25 series de afirmaciones sobre el paciente, cada
una de las cuales constaba de cinco afirmaciones, de las
que sólo una era verdad. Se emplearon las mismas afirma-
ciones en cada una de las cuatro fases. Al final de cada
una, los sujetos debían decidir cuál de las cinco afirmacio-
nes de cada serie tenía más probabilidades de ser correc-
i
Exceso de confianza 280
MORALEJA
Noii.s
1 Fischhoff, B., «Hindsight ^ foresight: the effect of outcome know-
and more skilful than our fellow drivers?», Acta Psychologica, 1981, 47,
143-148.
5 Ainslie, P. A., y Adams, J. K., «Confidence in the recognition and
Riesgos 289
MORALEJA
riesgo se basa en Slovic, P., Fischhoff, B., y Lichtenstein, S., «Facts ver-
sus fears: understanding perceived risk», en Kahneman, D., Slovic, P., y
Tversky, A. (eds.), Judgment Under Uncertainty: Heuristics and Biases,
Cambridge, Cambridge Universiy Press, 1982.
2 Streff, F. M., y Geder, E. S., «An experimental test of risk compen-
naar, W. A., «Risk takinf and accident causation», in Yates, J. F., Risk-
taking Behavior, Chichester, John Wiley and Sons, 1992,257-281.
4 Slovic, P., Fischhoff, B., y Lichtenstein, S., «Accident probabilities
MORALEJA
1 Simón, H., Models of Man: Soáal and Rational, Nueva York, John
tions, 3.a edición, vol. I, Nueva York, John Wiley and Sons, 1968.
12 Kahneman, D., y Tversky, A., op. cit.
les guardan algún tipo de relación con el éxito final del es-
tudiante. Parte de la belleza del método actuarial reside en
que, si se añade un nuevo factor predictivo al cálculo, de-
termina de forma automática si es o no relevante. Si la in-
formación no está relacionada con la predicción que hay
que realizar, se le asignará un peso cero, lo que significa
que no se tiene en cuenta en el cálculo final. Como hemos
visto, se suelen establecer relaciones inexistentes entre he-
chos, por lo que el método actuarial es una salvaguarda
frente a su empleo. Aunque son las personas quienes de-
ciden qué datos se incorporan al chirriante aparato mate-
mático, el método actuarial determina con precisión como
usarlos.
La segunda advertencia es que sólo es válido comparar
la actuación humana y actuarial cuando los datos de que
disponen el análisis matemático y el juez humano son los
mismos. Esto no es siempre posible, puesto que las perso-
nas no suelen saber en qué se basan sus juicios. Tomemos
un ejemplo extremo. En un estudio3 se retocaron fotos de
hombres y mujeres para que sus pupilas fueran muy gran-
des o muy pequeñas. Se enseñaron a miembros del sexo
opuesto fotografías de la misma persona con las pupilas
grandes y pequeñas. En el primer caso se la juzgaba mu-
cho más atractiva sexualmente que en el segundo. Los su-
jetos que vieron las fotografías no tenían ni idea de que les
había influido el tamaño de la pupila. No obstante, aun-
que un juez se haga una idea general sobre una persona en
una entrevista sin saber cómo lo consigue, siempre cabe la
posibilidad de evaluar a un candidato mediante una entre-
vista y después someter la evaluación a un análisis mate-
mático. Como veremos, la entrevista no mejora la predic-
ción, sino que la empeora.
La tercera advertencia es que los datos suministrados al
modelo matemático deben adoptar forma numérica. Esto
no constituye un problema. Los jueces humanos asignan
rápidamente números a las pruebas. En el ejemplo ante-
El fracaso de la intuición 321
MORALEJA
NOT^S
House, 1979.
6 Schmitt, N., «Social and situational determinants of interview deci-
MORALEJA
NOTAS
Bayesian model for diagnosis of renal cysts versus tumour versus normal
variant from exploratory arogram information», Investigative Radiology,
1976,11,102-111.
5 Fischhoff, B., «Cost-benefit analysis and the art of motorcycle main-
i
más poderosas para no hacerlo es que, por definición, de-
safían todas las leyes conocidas de la física, leyes que han
resistido muy bien hasta el momento, demasiado bien en'*
opinión de muchos, a la vista de algunas de sus pernicio-
354
Lo paranormal 355
Ñocos
meracy, Nueva York, Hill and Wang, 1988 [hay ed. cast.: El hombre anu-
mérico, Barcelona, Tusquets, 1990].
3 Ulrich, R. F., Stachnik, T. T., y Staintor, N. R., «Student acceptan-
I
C ip OÍ z
C ^ i | ccjx v co<;s<
Noz;s
379
380 Indice analítica índice analítico 381
autocontrol, 149-150, 374-375 comité, 83-85, 102 1 detector de mentiras, 241-243 Ver también comité de selec-
autoestima, 83, 152, 162, 178, de selección, 309, 316, 317; diagnóstico, clínico, 38, 186-212, ción
179,284,368 319-321,322-329,331 \ 314,329-330 envidia, 152
Ver también hacerse ilusiones Ver también entrevista «dilema del prisionero», 30-33, epidemiólogos, 218-219
autoridad, 50-60, 71-72 cómplice, definición de, 25-6 35,71 epilepsia, 23-24,75
conducta de ayuda, ver el efectc dirección de empresas, ver hom- epinefrina, 229
Bakker,J.,74 del transeúnte bres de negocios error de atribución fundamental,
Barón, J., 226 conducta de las multitudes, 70-74 I disonancia cognitiva, 112-116, 224-226
Bayes, T., 240 357 "I 118-119,123-124,127-140 error de disponibilidad, 28-48
beneficios, ver análisis coste-bene- conducta impulsiva, 149 f disposición, e imágenes, 35
ficio, apuestas, teoría de la utili- conductores, 290 como causa de la conducta, y agresión, 52,59
dad confianza, ver exceso de confianza 224-231 y apuestas, 266
Bettelheim, B., 115 conformismo, 57-60, 61-78, 79- ) Díxon, N.,58,171 y autopcrccpción, 85,225,22H-
Bollas, C., 219-220 90,357,364 I Doyle, C., 361 229
bombardeo de Londres, 310 conocimiento de los resultados,! Dreman, D., 109 y creencia en lo paranormal,
brainstorming, (torrente de ideas), 129-30 " 356-357
84 contexto, ver preguntas economía, 15,371 y error de atribución funda-
buscar culpables, 258-259 correlaciones, inferencia de, ver.i economía de fichas, 128 mental, 225-226
correlación ilusoria ' economistas, 16,306,371 y grupos minoritarios, 92
cálculo de probabilidades correlación ilusoria, 184-199,227, j Eddy, D„ 201-109,313-314 y hechos espectaculares, 28,35
Ver también valor esperado 284,358 j educación para la racionalidad, y material concreto, 35-36
cáncer, 24, 149, 150, 218, 220- costes, ver análisis coste-beneficio1 367-372 y memoria, 29, 33-34
221,263,295,313 apuestas, evitación de riesgos,; efecto de ancla, 268-273 y pensamiento inflexible, 146
Ver también, cáncer de mama teoría de la utilidad efecto de bumerán, 67 y predicciones, 302-303
cáncer de mama, 139, 201-210, costes invertidos, 120-122 ' efecto de contraste, 328 y pruebas negativas, 187
314 conversión religiosa, 73-74 efecto de deslizamiento, 117-118 y razonamiento causal, 218-
castigo, 135-137,146,148 creencias, j efecto de halo, 42-47, 112-3, 297- 219,223,284
cebado, 323 efectos del endogrupo en las, J 298,321,328 y redes neurales, 365-366
cerebro, 365-366 79-90 I efecto de lo primero, 39-42, 324, y regresión a la media, 306-307
certeza, y memoria, 178-179 j 328 y riesgos, 295-298
efecto en las apuestas de la, persistencia en las, 157-183 J efecto de lo último, 39-40,42 y sesgo de confirmación, 166-
256-262 resistencia a cambiar las, 173- > efectos del espectador, 74-77 167
Chapman,J. P„ 190-196 182 elección, ver libertad de elección y tamaño de la muestra, 247-249
Chapman, L„ 98-105 reforzadas por explicaciones in elogio, 130-131 F y uso hábil, 34-35
Chapman, L. J., 190-196,198 ventadas, 180-182,284 emoción, 142-143, 146, 148-149, Ver también efecto de halo,
clarividencia, 355 Ver también pruebas en contra 152-155,229-231,257,363 efecto de lo primero y efecto
coherencia fuera de lugar, 112- curiosidad, 131 Ver también motivación de lo último
124 ] emparejamiento de probabilida- espontaneidad, 374-376
coincidencias, probabilidad de, Dawes, R.M., 315,325-327 des, 259 esquizofrenia, 24
358-360 de Ferranti, B. y S., 107-108 empleados públicos, 97-105, 373 estadística
colesterol, 150,215-217 deporte, 88-89 enfermeras, 55,158 y disponibilidad, 39
combustibles fósiles, 295-297 derecho, 372 ' engaño mediante el empleo del, errores debidos al desconoci-
comercio, ver hombres de nego- Descartes, R., 14 entrevista, 42, 282-283, 327-329, miento de la, 22, 38, 201-
cios desobediencia, 56-57 331-332 212,245-251
384 índice analítico
t
índice
Prefacio 7
Agradecimientos 11
Capítulo 1. Introducción 13
Capítulo 2. La impresión equivocada 28
Capítulo 3. Obediencia 50
Capítulo 4. Conformismo 61
Capítulo 5. Endogrupo y exogrupo 79
Capítulo 6. Locura organÍ2ativa 97
Capítulo 7. Coherencia fuera de lugar 112
Capítulo 8. Uso incorrecto de recompensas y cas-
tigos
Capítulo 9. Impulso y emoción 142
386
índice 387