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Jorge Vera A.
Dept. de Ingeniería Industrial y Sistemas
Escuela de Ingeniería
Pontificia Universidad Católica de Chile
Una forma muy empleada hoy en día para expresar la noción amplia de calidad es decir que un
producto (bien manufacturado o servicio) es de calidad cuando “cumple con las expectativas del
cliente” o, dicho de otro modo, satisface adecuadamente sus requerimientos. ¿Qué significa esto? El
concepto aquí mencionado es muy potente en el sentido que da una visión muy amplia del tema,
pero al mismo tiempo es poco práctico tal como está formulado. Para un manejo concreto del
concepto de calidad necesitaremos ser más precisos. En la definición hay varios elementos
importantes. Uno de ellos es el concepto de “cliente”. El focalizar la noción de calidad en un cliente
la relativiza y puede cambiar según de quién hablemos. Más aún, será importante tener claro que
cuando hablamos de cliente, estamos pensando en muchos más actores del sistema productivo que
simplemente el cliente o consumidor final. Elaboraremos sobre esto más adelante. El otro elemento
es satisfacer requerimientos. Esto significa que si pretendemos hacer algo útil con el concepto,
deberemos reconocer que este cliente tiene diversos requerimientos y tendremos que saber si están
adecuadamente satisfechos o no. Esto permite entregar al concepto un carácter medible, aunque no
resulte claro en este momento en qué sentido ni en qué unidades. Esto último es muy importante ya
que, como en otros temas de la gestión de operaciones, en la medida que podamos medir nuestro
rendimiento, estaremos en condiciones de compararnos en el tiempo o con el rendimiento de otros,
y podremos monitorear nuestro progreso.
PROVEEDORES
DISTRIBUIDORES
Como puede verse ahí, lo fundamental de la representación es que existen varios actores:
proveedores, fábricas, centros de distribución, clientes. Entre éstos existe flujo de productos en
distintos grados de elaboración. Además, entre estos mismos actores existe flujo de información. En
ese esquema, parece que los clientes están al final. Sin embargo, el cliente directo de la fábrica son
los centros de distribución. Este esquema se puede repetir al interior de cada elemento. Por ejemplo,
si hiciéramos un “zoom” dentro de una de las fábricas, figura 2, veremos una gran cantidad de
secciones de la planta entre las cuales hay flujo de materiales y también flujo de información. De
hecho es un esquema análogo al de la figura 1, pero a otra escala. Es en este sentido que los
sistemas de producción pueden ser vistos como redes interconectadas. En cada “nodo” de esta red
ocurren procesos o actividades de transformación, pero también puede ocurrir esperas,
almacenamientos, y otras acciones. La importancia adicional para muestra discusión de este
esquema es que en cada eslabón de esta red podemos identificar una relación cliente-proveedor. Así
como la fábrica es proveedora de los centros de distribución en la figura 1, el área de recepción es
proveedora de la línea de ensamblaje 1, en la figura 2 y, a la inversa, la línea 1 es cliente del área de
recepción.
LINEA DE PRODUCCION 1.
M1 M2 M3
ENVASADO
Proceso A
control
Este principio lo aplicaremos sobre toda la cadena de transformaciones. Nos lleva entonces a
diferenciar, en términos generales, dos categorías:
Calidad externa: es la que se refiere al producto final y es percibida por el consumidor final.
Calidad interna: es la que se refiere a las etapas intermedias del producto y es percibida por los
clientes internos.
La pregunta que salta de inmediato es: ¿Cuál es más importante? La respuesta inmediata podría ser
que la calidad del producto final es la más importante ya que si éste no responde a las expectativas
de los clientes no se venderá y todo el éxito del negocio depende de esto. Sin embargo, esto no debe
ser tomado como un argumento para despreocupar la calidad interna. Más aún, es posible que
algunos de los problemas internos de calidad sí lleguen al cliente final.
El principio de calidad total que enunciamos arriba justifica nuestra preocupación por la calidad
interna. Si este principio se cumple, y en cada eslabón las operaciones se realizan con la calidad
adecuada, la calidad del producto final será la adecuada.
¿Qué ocurrirá si no se cumple? Muchos problemas pueden generarse al interior del sistema
productivo asociados a los problemas de calidad y estos problemas traen consigo potenciales
ineficiencias. El producto final podría ser de extraordinaria calidad, pero esa se logró sólo después
de una gran cantidad de reproceso y reparaciones internas. Todo este costo extra muchas veces es
traspasado al cliente, pero en ambientes competitivos eso puede significar un riesgo importante de
la posición competitiva de la empresa, especialmente si otro fabricante logra el mismo producto a
igual calidad pero con menores costos.
La mala calidad genera diversos problemas que repercuten, de un modo u otro, en costos.
Revisaremos en esta sección algunos conceptos en este sentido. Una cosa fundamental es
diferenciar entre los costos directos incurridos y los costos indirectos generados que, como
ilustraremos, pueden llegar a ser más importantes que los primeros. El problema de esto es que los
costos directos son mucho más visibles y, por lo tanto, son “atacados” muchas veces en forma
aislada.
Costos directos
Algunos ejemplos de costos directos asociados a la mala calidad son:
Costos indirectos
Algunos costos indirectos generados son:
• Costo de imagen inducidos por problemas de calidad en el producto final y que no fueron
subsanados adecuadamente.
• Costos de retraso inducidos por el reproceso de fallas de calidad.
• Costos de inventarios “de seguridad” que se suelen mantener para cubrir el sistema productivo
de los problemas de calidad.
Vale la pena explicar en más detalle los últimos dos temas mencionados. Si los problemas de
calidad requieren correcciones y reprocesamiento de piezas, eso significa emplear parte de los
recursos productivos en acciones que no estaban planificadas y que ciertamente no agregan valor
directo. El resultado es que las órdenes pueden sufrir retrasos debido a este “taco” o congestión
inducida por las fallas de calidad. Del mismo modo, si ya se ha hecho patente que las piezas que
recibimos de algún proveedor tienden a tener un porcentaje de piezas falladas, entonces las órdenes
serán más grandes de lo que debieran: estaremos incluyendo un “colchón de seguridad”.
Los efectos del reproceso pueden ser ilustrados por la situación de la siguiente figura que muestra
una parte de una línea de producción:
En esta línea existe una estación de trabajo que realiza soldadura de piezas. Una vez terminado el
trabajo en esta estación, las piezas son enviadas a la siguiente etapa del proceso en donde las piezas
armadas son pintadas. Sin embargo, si la soldadura no ha quedado bien aplicada, las piezas no
pueden ser adecuadamente pintadas, y en ese caso, el operario a cargo de la estación de pintura
devuelve la pieza defectuosa a la estación de soldadura para que el trabajo sea rehecho.
Supongamos que las órdenes por piezas a soldar llegan desde fuera de la estación de soldado a una
tasa promedio de 5 por hora, o 40 diarias, para un día de ocho horas. Supongamos también que la
estación es capaz de procesar hasta 6 órdenes por hora. Esto significa que aún tiene una “holgura”
de tiempo de un 17%. Supongamos que un 15% de las piezas que llegan a la estación de pintura son
rechazadas. Estas piezas que regresan hacen aumentar la carga de trabajo que los encargados de la
estación de soldado reciben. Aplicando algunas consideraciones básicas de equilibrio de flujos, es
posible estimar que la suma de las órdenes de producción nuevas más las órdenes por reproceso
hacen aumentar la tasa neta de órdenes de trabajo que llegan a la estación de soldado, en un 18%, es
decir el soldador recibe ahora, en promedio, 5,9 órdenes por hora. Dado que la capacidad de la
estación de soldado es de 6 órdenes por hora, esta tiene ahora menos de 2% de holgura de
capacidad. Esto puede ser un serio problema si se toma en cuenta que el trabajo muy pocas veces
puede hacerse a un ritmo exactamente igual entre pieza y pieza. Si se producen fluctuaciones y
variabilidades, estas harán que la estación de soldadura se congestione significativamente,
generando una “cola” de órdenes en espera, y aumentando significativamente el tiempo total que
toma una orden en ser terminada en este sistema productivo. Esto tiene un costo que muchas veces
no es incorporado ya que no puede ser “visto” directamente. Sin embargo es lo que se observa
cuando no se puedan cumplir las órdenes debido a los atrasos.
La Calidad Total es también un principio de gestión en el sentido que la Calidad debe ser el tema
central de toda la organización. Sobre la base del principio operacional que describimos en la
sección anterior, el principio de gestión es que cada persona que forma parte de la organización
debe ser responsable del aseguramiento de la calidad en su parte del sistema productivo. De esa
forma se garantiza que todos los eslabones de la cadena de transformaciones estén “asegurados”.
La inspección funciona, entonces, del siguiente modo: se obtiene la muestra y se inspecciona. Sea F
el número de unidades defectuosas en la muestra. Si
P
F<M× ,
100
entonces, se acepta el lote. En caso contrario, se rechaza.
Existen parámetros que deben ser adecuadamente calculados: M, el tamaño de la muestra, P, el
porcentaje de piezas defectuosas aceptable en la muestra. A primera vista, podría pensarse que P
debe ser igual a AQ, la calidad aceptable del lote. Sin embargo, el lector debe recordar que estamos
tomando una decisión sobre la base de la muestra, la cual sólo con cierta probabilidad es una
representación adecuada del lote. Esto significa que la aceptabilidad de la muestra debe ser más
exigente que la del lote. La teoría estadística y matemática sobre la cual se sustenta este método
permite determinar el número M y la fracción P de modo que el proceso de control sea correcto con
una probabilidad o confiabilidad determinada por el controlador (dado que es un muestreo de una
cantidad de piezas, y hay una probabilidad de falla, el modelo que se utiliza es el de la distribución
binomial). Por ejemplo, si nos imponemos una confiabilidad de un 95%, entonces tal vez tengamos
que usar una muestra de tamaño 600 y el porcentaje P sea de un 0,5%. Esto significa que si al
inspeccionar la muestra descubrimos más de 3 (= 600 × 0,5%) unidades defectuosas, tendremos que
rechazar el lote.
¿Podemos equivocarnos? Desde luego que sí. La teoría estadística distingue dos tipos de errores:
aceptar un lote que en realidad no era aceptable, es decir tenía un porcentaje de defectos mayor a
AQ; y rechazar un lote que sí era aceptable. ¿Qué es más grave? Depende realmente del tipo de
producto. Si se tratara de muestras de un banco de sangre de un hospital, que están siendo
analizadas por contaminación, ciertamente el costo de aceptar un lote defectuoso es mucho más
alto.
Sin embargo, existen otras formas de introducir errores en el procedimiento. La teoría establece que
la muestra debe ser “representativa” del lote completo. ¿Cómo se logra esto? Nuevamente en teoría,
esto se logra con un muestreo “aleatorio”. En nuestro ejemplo del camión con ladrillos, esto
significa que cada uno de los 13.500 ladrillos debe entrar a una “lotería” para elegir la muestra de
600, y cada uno de los 13.500 debe tener igual probabilidad de ser elegido. El lector observará de
inmediato las dificultades de esto. ¿Vamos a elegir un ladrillo que se encuentra en las capas
inferiores del cargamento en el camión? Lo más probable es que la muestra sea elegida de las capas
superficiales lo cual puede ya haber introducido un “sesgo” o error.
Lo que podemos hacer es construir una gráfica que muestra, a través del tiempo, el valor de la
variable que estamos midiendo. Podríamos saber, a partir de información técnica adecuada, que el
valor promedio de peso de cada ladrillo debe ser de 3,5 kg. Además, la máquina tiene una
variabilidad natural de alrededor de 50 gr. Nuevamente la teoría estadística nos dice lo que debemos
hacer. Se puede argumentar que con una muy alta probabilidad, los valores medidos de la variable
se encontrarán en un rango de seis veces la variabilidad natural del proceso, centrado en torno al
valor medio. Esos límites se llaman límite inferior de control y límite superior de control. La figura
3 muestra un ejemplo de gráfica de control con el peso de los ladrillos a medidas que se fabrican:
Peso
Limite superior
Valor medio
Límite inferior
unidades
Figura 3. Gráfica de control de un proceso.
Figura 4. Algunos casos de procesos observados. Nótese que el que un proceso esté dentro de
los límites no significa necesariamente que todo esté bien.
La pregunta ahora es ¿qué uso le doy a esta información recopilada? Pues bien, la idea es observar
las desviaciones y comportamiento del proceso. De hecho, el proceso puede estar dentro de los
límites, pero la tendencia de variación puede ser tal que indique un posible problema. Las gráficas
de la figura 4 muestran algunos casos y las acciones que se tomarían.
Es precisamente en esa observación permanente del proceso que está la gran ventaja de este
método. La observación continua permite identificar de inmediato un problema de calidad y tomar
las acciones correctivas que corresponde. En el caso 4c) de la figura, puede ocurrir que se haya
producido una pérdida de calibración de la máquina, y parte de la producción comenzará a salir
fallada. El observar la gráfica permanentemente permite anticipar el evento y tomar acciones.
Compárese esto con el método alternativo que consiste en esperar que toda la producción esté
terminada y aplicar entonces un muestreo de aceptación.
La figura muestra un ciclo que, según los principios, se debe repetir continuamente. Es decir, la
acción permanente de cada una de las personas de la empresa debe ser la búsqueda continua de
problemas, la identificación de sus causas raíces, y la puesta en práctica de un proyecto inmediato
destinado a la corrección del problema. De este modo la organización progresa en un ciclo
constante de mejoramiento. Esto es lo que en Japón se llamó Kaizen, y que fue desarrollado en
Toyota Motor Corporation durante los años del surgimiento de los nuevos paradigmas de
producción.
Identificar
problemas
Aprendizaje
Buscar
causas Resolver
básicas problemas
La detección de los problemas se ve fuertemente apoyada por métodos como el Control Estadístico
de Procesos. Además, es fundamental en esta etapa el aporte que con su experiencia puede entregar
el personal operativo directo. Nos referiremos a la importancia de las personas en el contexto de
Calidad Total en las siguientes secciones.
Sin embargo, para que esto ocurra, las personas deben contar con un sentido de responsabilidad
muy fuerte y al mismo tiempo deben sentir suficiente confianza por parte de sus supervisores y
mandos directos. Existen innumerables casos en el mundo donde esto puede verse a un nivel de
excelencia. Es conocida en algunos círculos la historia de la cadena de detención implementada en
algunas de las plantas de Toyota. Si algún operario detecta un problema de cierta magnitud, está
autorizado a detener la producción de parte de la línea. Aquí vemos el principio en funcionamiento:
no debe permitirse que una componente de mala calidad llegue al cliente (en este caso, los puestos
de trabajo de más adelante). Otro ejemplo notable es el de Harley Davidson y su salvación de la
bancarrota. El destacado fabricante de motocicletas norteamericano estuvo cerca de la quiebra
debido a la fiera competencia de los fabricantes japoneses. Sin embargo, parte de la culpa era de
misma empresa: sus productos no eran de la calidad adecuada para los nuevos mercados de
motocicletas de gran tamaño. Entre las varias soluciones que el fabricante puso en práctica se
incluía un programa fuerte de Calidad Total. Esto contó con el total respaldo de los sindicatos de la
empresa. Además, los operarios comenzaron a tener una participación mucho más activa en las
decisiones de producción de la empresa, incluso en el diseño. Esto es lo que se conoce a veces como
“empoderamiento” (“Empowerment”, en inglés.) Los empleados debieron transformarse desde
personas anónimas que formaban parte de un sistema de producción en masa, a dueños de sus
procesos y controladores de calidad en la fuente. El entender adecuadamente las variabilidades hizo
necesario un entrenamiento en diversas metodologías, incluyendo estadística. Además, en todos
estos esfuerzos la participación simultánea de los ejecutivos fue fundamental. ¿Qué muestra esto?
El compromiso de todos con el tema de calidad. Aunque suene difícil, es posible.
Los elementos fundamentales de la organización productiva que son condición necesaria para el
éxito de un programa de Calidad Total y Mejoramiento Continuo son, entonces: capacitación de alta
calidad para el personal, y un clima de confianza y responsabilidad que se ve potenciado por buenas
relaciones laborales. Una empresa donde el conflicto es parte de la agenda diaria no podrá tener
éxito en este tema. Igualmente fundamental es una adecuada capacitación de todas las personas.
Esto garantiza el entendimiento de los principios y cuáles serán los beneficios que se obtendrán.
Igualmente prepara a las personas para las tareas de mayor responsabilidad que tendrán que
enfrentar en el nuevo esquema de mejora continua.
Otro concepto que ha tenido una difusión amplia en algunos sectores industriales es el de calidad
robusta. El concepto, desarrollado inicialmente entre otros por I. Taguchi, ha sido difundido a veces
como “cero defectos”. Esto último, por supuesto, es imposible en la práctica, pero el punto central
es que unos pocos defectos pueden ya representan costos importantes.
La noción básica se basa en la observación de que si uno establece tolerancias de fabricación para
una cierta característica (como lo ilustramos al definir nuestras gráficas de control de calidad),
probablemente el resultado final se ubicará en el “borde de la tolerancia”. Ejemplificando, es lo que
ocurre a algunas personas cuando se les dice que pueden llegar a una invitación a cenar entre 8:00 y
8:30. La mayor parte de los invitados llegará a las 8:30 o después. El concepto fundamental
desarrollado por Taguchi es el de “función de pérdida”. Esta dice cuánto cuesta desviarse del valor
óptimo de diseño del proceso. En nuestro ejemplo, si uno desea que los invitados lleguen a las 8:15,
ese será el valor con menor costo, pero habrá un costo más alto por llegar a las 8:00 o a las 8:30. La
figura 6 muestra esquemáticamente el concepto de función de pérdida.
costo
Variable
estudiada
Límite valor límite
Inferior deseado superior
Estas funciones pueden usarse para decidir cuál es el nivel apropiado de exigencia de calidad que se
desea para los procesos o productos.
Una pregunta fundamental que salta de inmediato con este esquema es ¿qué significa el costo
indicado en la función de pérdida? El principio de la metodología obliga a que esa determinación
sea correcta. Es decir, el costo de la desviación debe ser el “costo para el sistema”. Por ejemplo, si
estamos fabricando ciertos ejes cuyo diámetro debe estar en un cierto valor, la desviación del valor
óptimo puede tener consecuencias en los procesos subsiguientes: por ejemplo, si es más ancho, aún
estando dentro de la tolerancia, tal vez requiera algún esfuerzo extra de algún operario para entrar
en alguna perforación. Esto tiene costos de trabajo extra. Por otro lado, si es más angosto tal vez
quede muy, pero muy ligeramente suelto y aún así esto afecte, debido a vibraciones, la durabilidad
del producto.
Si bien varios de los ejemplos que hemos mencionado hasta ahora son en el ámbito manufacturero,
el tema de calidad, y especialmente Calidad Total, ha adquirido gran relevancia en el sector
servicios. Una de las razones está en el factor de contacto con el cliente que poseen las acciones de
servicio. La producción de un bien manufacturado puede estar sujeta a algunos problemas de
calidad interna. Sin embargo, siempre existe la posibilidad de reparar los problemas antes de que el
producto llegue al cliente (aunque con mayores costos). En algunos servicios, sin embargo, la
holgura de corrección de fallas es mucho menor o no existe. Si recibo una mala atención de parte de
un empleado en una tienda, ya la recibí y la mala imagen está generada. Si el peluquero confunde
las tinturas a aplicar a un cliente, el daño es prácticamente irreversible. Es así como la máxima de
“hacerlo bien a la primera” adquiere mayor relevancia en este ámbito.
Por otro lado, existen desafíos adicionales que hacen necesario desarrollar nuevos conceptos.
Algunos aspectos de calidad de un bien manufacturado son objetivamente medibles. En el caso de
un servicio, las percepciones de los clientes son en algunos casos subjetivas. ¿Es este un restaurant
de calidad? Esto puede medirse por la calidad de la comida (que, salvo falla culinaria catastrófica,
está sujeta a gustos individuales), la decoración, la sonrisa de los garzones, la música. Estos
atributos son a veces difíciles de medir, pero se han desarrollado técnicas para obtener algo de
información respecto a “la voz del cliente”.
Los principios operacionales en muchas organizaciones de servicios apuntan, más que a cumplir
con ciertas especificaciones de diseño estrictas (como sería el caso manufacturero), a cerrar la
brecha que existe entre las expectativas de los clientes y la entrega de servicio por parte de la
organización. Sin embargo, sí hay algunos aspectos más objetivos como son, por ejemplo, tiempo
de espera en colas, demora total en ciertos trámites, etc. Incluso una larga espera en cola puede ser
revertida y transformada en una “espera de calidad”. Los parques temáticos de Disney, por ejemplo,
están en la cúspide en el manejo de este tipo de acciones.
Todos los otros principios de calidad, fundamentalmente el Mejoramiento Continuo, son igualmente
relevantes en servicios. Las personas juegan un rol fundamental en este respecto, particularmente
aquellas que tienen contacto directo con los clientes.
Un bien o servicio de buena o mala calidad termina siendo detectado muchas veces por los
consumidores. Sin embargo en muchos casos es necesario hacer algo más que simplemente esperar
a que los demás se den cuenta. Existen diversas formas de ser “certificado” como un productor de
calidad. Nos referiremos brevemente a algunas de estas.
11.1 Obtener un premio o reconocimiento.
Efectivamente, en todo el mundo existen iniciativas que premian a los productores de calidad. Una
de las iniciativas más famosas es el Premio Malcom Bladrige, otorgado en los Estados Unidos en un
concurso abierto. También es famoso el premio Deming, otorgado en Japón. En Chile existe el
Premio Nacional a la Calidad. Son destacables también algunas iniciativas de premios en sectores
específicos, como por ejemplo la gestión pública. En Chile existe el premio Nacional a la Calidad a
los Servicios Públicos.
El impacto del reconocimiento es muy importante para las personas que forma parte de nuestra
organización productiva. Iniciativas de este tipo son aplicadas muchas veces en forma interna por
las empresas de categoría mundial, por ejemplo, para reconocer aportes individuales de los
empleados a la mejora de calidad.
¿Qué importancia tiene la certificación si yo pienso que el producto”habla por si solo”? En muchos
casos la certificación está siendo exigida, en diversos sectores industriales, a los proveedores. Un
ejemplo es la gran minería. Del mismo modo, en las complejidades del comercio internacional, las
normas de calidad pueden transformarse en barreras de entrada a algunos mercados. El exportador
certificado tendrá mayores facilidades para llegar a sus clientes en ultramar.
Los siguientes son algunas referencias adicionales. Algunos de los libros mencionados, ya clásicos,
son particularmente destacados por su tratamiento completo del tema de calidad o porque ilustran
algunos de los principios fundamentales del tema, o representan casos destacados de aplicación. El
lector que necesite mayores referencias puede consultar alguno de los muchos sitios en Internet
dedicados al tema, particularmente el de Clemson University en http://deming.eng.clemson.edu .
K. Ishikawa, “Qué es el Control Total de la Calidad”, Ed. Norma, 1988. Este es un buen libro
general sobre el team escrito por uno de los “fundadores” de la calidad total. Es interesante leer sus
apreciaciones personales sobre el tema. Está disponible para ver en http://books.google.com
K. Ishikawa, “Introducción al Control de Calidad”, Ed. Díaz Santos, 1994. Este es un libro más
metodológico escrito por el autor de la referencia anterior.
J. Deming, “Calidad, Productividad y Competitividad”, Ed. Díaz Santos, 1989. Escrito por otro de
los fundadores del tema, es un clásico que expone su visión sobre la gestión de calidad y sus
principios. Está disponible para ver en http://books.google.com