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El principio de trascendencia trae consigo el perjuicio que el acto realizado viciosamente puede ocasionar, de tal

manera que si no es verdaderamente importante, carece de sentido la nulidad, resultando valiosa la apreciación
formulada por Véscovi en el sentido que la violación formal debe trascender a la violación de los derechos de las
partes (o de una parte)27.
Couture nos informa que sería incurrir en una excesiva solemnidad y en un formalismo vacío, sancionar con
nulidad todos los apartamientos del texto legal, aun aquellos que no provocan perjuicio alguno28.

Principio de Protección
Por este principio se establece que la alegación de nulidad debe tender al amparo de un interés lesionado.
Conforme lo hemos venido afirmando, la nulidad procesal concebida a la luz de la moderna doctrina científica
del Derecho Procesal, busca proteger a aquellos sujetos inmersos en un proceso, ya como parte, ya como
terceros, de aquellos actos que incurriendo en vicios, no logren la finalidad establecida para ellos, siempre que
el proponente de la nulidad no sea el mismo que la hubiere originado, puesto que de ser así, no se estaría
afectando su derecho al Debido Proceso. Así también, no tendría ninguna razón jurídica su declaración, al no
afectar en nada el normal desarrollo de la litis; además de no estar acorde a los demás principios que inspiran la
nulidad procesal.
Tal criterio es adoptado por Gozaíni, quien apunta que este principio requiere tres condiciones específicas a
saber: a) que la anulación pretendida, justifique el accionar de la justicia ante la evidencia del perjuicio que
generan los efectos del acto viciado; b) que la nulidad provenga de actos propios de la jurisdicción, o de la parte
contraria; c) que quien promueva la impugnación no haya dado lugar con sus actos, al vicio que denuncia29.
A decir de Couture, este recurso no es sino un medio de protección de los intereses jurídicos lesionados a raíz
del apartamiento de las formas, en tanto las nulidades no tiene por finalidad satisfacer pruritos formales, sino
enmendar los perjuicios efectivos que pudieran surgir de la desviación de los métodos de debate cada vez que
esta desviación suponga restricción de las garantías a que tienen derecho los litigantes30.

Principio de Conservación 31
En buena cuenta, este principio señala que en caso de duda debe mantenerse la validez del acto.
Condorelli manifiesta que en caso de duda sobre la configuración de un vicio procesal, corresponde declarar la
validez del acto desde que la nulidad debe ser considerada un remedio excepcional y último32.
En la medida de lo posible debe tenderse a la conservación de los actos jurídicos independientes de los nulos...
más evidente será la conveniencia de dicha conservación cuando las conductas dolosas o las circunstancias
acaecidas en un caso concreto, pese a su anomalía no son determinantes de nulidad alguna33.

Al respecto, ha de advertirse que esa sanción procesal encuentra límite en el principio de conservación.
Ello deriva de la calidad de ultima ratio de la declaración de nulidad, de la presunción de validez de los actos
del procedimiento judicial y de la comprensión del procedimiento como camino hacia un objetivo que debe ser
alcanzado, que no es sino la decisión judicial (cfr. Maier, Julio B. J.; Derecho Procesal Penal- III. Parte General.
Actos procesales, Editores del Puerto, Buenos Aires, 1° edición, 2011, p. 55). En
consecuencia, y directamente vinculado a ello, no puede obviarse que el cumplimiento de las formas
procesales no es el telos del proceso penal, sino, en cambio, un medio para alcanzar la verdad histórica y la
aplicación de la ley penal. De tal forma, si el vicio no ha impedido el cumplimiento de la
finalidad del acto, la declaración de nulidad no debe prosperar, imperando la conservación del acto
procesal. Por otra parte, la procedencia de la nulidad encuentra un nuevo límite en el
principio de trascendencia, que exige como base de toda declaración de invalidez la existencia de un
interés jurídico concreto que deba ser reparado, es decir, “...tornar explícito y plausible el interés en la
declaración o el perjuicio concreto al que conduce el defecto del acto para aquel facultado a

denunciarlo, cuando solicita la nulidad del acto” (cfr. Maier, Julio B. J.; ob. cit., p. 55- bastardilla en el original).
Así lo ha entendido nuestro Máximo Tribunal de Justicia al señalar que “...la nulidad procesal requiere un
perjuicio concreto para alguna de las partes, porque cuando se adopta en el sólo interés del
formal cumplimiento de la ley, importa un manifiesto exceso ritual no compatible con el buen servicio de justicia”
(Fallos 295:961; 298:312; 311:1413, entre otros). Estas directrices reconocen que la
aplicación de la nulidad es una sanción procesal de orden excepcional, que debe ceder ante los principios de
conservación y trascendencia, en pos de la preservación del proceso frente a cuestiones de mera forma
que no impliquen una afectación real de las reglas del debido proceso.
En apoyo de su decisión, el Alto Tribunal hizo mención del "estado de inocencia" de que goza toda persona por
imperio del art. 18 de la Constitución, "hasta tanto una sentencia final y dictada con autoridad de cosa juzgada
no lo destruya declarando su responsabilidad penal".

Finalmente, en el caso "Bordenave", ED, 142-116, la

Corte admitió una excepción a este principio para los casos de eximición de prisión. La Corte recordó primero
que en estos supuestos es la misma normativa legal la que permite al interesado permanecer en libertad
mientras se discute la concesión o no de dicho beneficio.

Por lo tanto, agregó el Alto Tribunal, la denegación del recurso extraordinario sobre la base de la calidad de
prófugo del recurrente resulta inadmisible, "pues tiene por efecto exigirle al imputado que se constituya en
prisión para discutir su libertad, y desnaturaliza, de ese modo, la reglamentación legal del derecho constitucional
a permanecer en libertad durante el proceso"

(ver consid. 1-).

la relación quedebe existir entre los hechos de una investigación, laacusación y la defensa (el llamado "principio
de congruencia")

a través de diversos pronunciamientos la Corte haido perfilando el contenido de la garantía de la


defensaenjuicio en sentido genérico. Así, se ha entendido que atoda persona sometida a proceso debe
acordársele laoportunidad de ser oída, de conocer los cargos en sucontra y de presentar y producir pruebas en
su favor y controlar las que puedan producirse.

c) El derecho a ofrecer prueba comprende, naturalmente,el de producirla y obtener de las autoridades a cargo
de la instrucción del procedimiento un pronunciamiento concreto sobre la pertinencia de tales probanzas.

Los individuos integrantes de la fila de presos "sean de una clase análoga, atendidas su educación, modales y
circunstancias"^.

siempre que el agente se mantenga "dentro del Estado de Derecho", y siempre que no sea el mismo Estado el
que "crea" el delito en la mente del imputado. Pero si el imputado está "predispuesto a cometer el delito" de
manera que "los agentes del gobierno simplemente aprovechan las oportunidades o facilidades que otorga el
acusado" (ver este lenguaje en el consid. 11 del fallo), entonces éste tampoco podrá invocar que ha sido víctima
de una trampa ilegal-

El caso "Fiscal u. Fernández"

Los hechos de ese caso fiíeron poco menos que fascinantes.

A raíz de un procedimiento llevado a cabo en un bar en la ciudad de Mendoza, la policía había detenido a un
ciudadano boliviano de nombre Fernández, secuestrándosele cocaína que éste tenía en su poder.

Por dichos de Fernández vertidos durante su detención, la policía localizó a otro boliviano llamado Chaad, al
que también se le encontró cocaína.
Fernández alertó además a los agentes policiales que en una casa cercana se encontraba el resto de la droga,
procedente de Bolivia. Uno de los policías, vestido de civil, se dirigió conjuntamente con Fernández a la vivienda
en cuestión. Esta resultó ser, ni más ni menos, que el Consulado de la República de Bolivia, y además la
residencia permanente del Cónsul.

Fernández llamó a la puerta, y fue atendido por el Cónsul en persona, quien lo dejó pasar. El policía, sin
identificarse en ningún momento, ingresó también. A requerimiento de Fernández el Cónsul le entregó,
enpresencia del policía, nueve paquetes de un kilogramo de cocaína cada uno. El Cónsul fue luego llamado a
un lugar público con el pretexto de prestar asistencia a su connacional Chaad, y allí se practicó su detención.

Hubo una razón para esta doble estratagema (ingreso de un agente policial de civil y engaño para hacer salir} al
Cónsul de su residencia): la Convención de Viena de 1963 sobre relaciones consulares, aprobada por ley
17.081, prohibe la requisa de los locales consulares. La simple visita a ese lugar sí está permitida, siempre que
sea consentida por el Jefe de la oficina consular (art. 31 de la Convención).

Con apoyo en precedentes que serán analizados en el Capítulo que trata sobre la inviolabilidad del domicilio, la
Cámara Federal actuante entendió que correspondía invalidar el procedimiento cumplido en el Consulado de

Bolivia. Entre otras razones, dijo que el consentimiento que el Cónsul había prestado para el ingreso estaba
viciado, puesto que se le había ocultado tanto que su amigo Fernández estaba ya detenido, como que quien lo
acompañaba era en realidad un policía, que nunca se identificó como tal.

La Corte revocó, sosteniendo principalmente que aquíno se estaba ante un verdadero allanamiento, sino ante
un ingreso consentido.

a) En el caso "Adami", CNCrim., Sala VI, sent. Del 14/8/84 {Doctrina Judicial, ejemplar del 13/11/85, p. 761), dos
personas habían sido sometidas a proceso por la sustracción de farolitos para automóviles. Entre otras
defensas, alegaron que al momento de su detención policial los agentes del orden carecían de una sospecha
seria de que se estaba llevando a cabo una acción ilícita.

El argumento de los procesados recibió por parte de la Cámara una especial consideración. El vocal
preopinante, doctor Zaffaroni, dijo:

...comparto el criterio de que la regularidad de los actos procesales es necesaria para la validez de las pruebas
obtenidas y que en modo alguno el Estado puede beneficiarse en su administración de justicia con el resultado
de actos irregulares y muy particularmente, cuando esas irregularidades son delitos. Sería republicanamente
inadmisible que la administración de justicia se valiese del resultado de un delito.(voto disidente)

La Cámara recordó en talsentido que lo exigido por la legislación procesal son"sospechas serias y no pruebas",
pues no es fianción dela policía detener a culpables sino a sospechosos.

La protección del domicilio consagrado en el art. 18 de la Constitución no puede hacerse extensiva al automotor,
ya que el domicilio es el lugar donde se desarrolla la actividad privada o intima del ciudadano, es decir "...el
centro de las acciones privadas donde se realiza la soberanía del individuo y los actos sagrados de la familia, el
espacio en el que el hombre tiene un jxxler superior al del Estado mismo...

En nula la prisión preventiva que carece de fundamentación, dado que para su dictado son necesarios cuatro
requisitos: a) de forma: orden escrita: h) jurisdiccional: juez competente; c) objetivo: contra persona
determinada; d) subjetivo: fundarse en semiplena prueba del delito e indicios vehementes de culpabilidad
respecto a ella y el auto en cuestión sólo contiene hechos imputados, pero no el análisis y la valoración de la
prueba.
El art. 195 del CPP dispone que el archivo se dictará por auto y a su vez, el art. 123 manda que tanto las
sentencias como los autos sean motivados, bajo fjena de nulidad. Por ello, es nula, pxjr carecer de
fundamentos, la decisión que ordena el archivo sobre la base de que "no existen en autos elementos de prueba
que permitan continuar con la investigación", máxime cuauído la medida sólo procede en los casos de
inexistencia de delito o de impedimentos constitucionales para proceder, y no es un remedio equiparado al
antiguo sobreseimiento provisional.

De principio, cabe destacar que constituye un criterio consagrado que el derecho de gozar de libertad
hasta el momento en que se dicte sentencia de condena no representa una salvaguarda contra el arresto,
detención o prisión preventiva, medidas cautelares que cuentan con respaldo constitucional en
tanto y en cuanto tiendan a la efectiva realización del proceso penal.En este sentido -y a diferencia de
lo argumentado por la defensa en su recurso-, no se viola el principio de inocencia por el uso de la coerción
estatal durante el proceso. Ello es así porque el axioma que impide la imposición de una pena sin una
sentencia judicial que la ordene, no desplaza la posibilidad de que se arbitren medidas razonables -como
la prisión preventiva-a fin de asegurar la marcha del juicio (1).En un antiguo precedente, la CSJNexplicó
que “el respeto de la libertad individual no puede excluir el legítimo derecho de la sociedad de adoptar
todas las medidas de precaución que sean necesarias no sólo para asegurar el éxito de la investigación
sino para garantizar, en casos graves, que no se siga delinquiendo y que no se frustre la ejecución de la
eventual condena por la incomparecencia del reo” (2)No puede quedar a soslayo que las
consideraciones explicadas encuentran consagración en normas de jerarquía constitucional, como
la Convención Americana de Derechos Humanos en su art. 7.5 y el Pacto de Derechos Civiles y Políticos
en su art. 9.3, que coincidentemente disponen que la libertad de una persona podrá estar condicionada
a garantías que aseguren su comparecencia en el juicio.Así las cosas, las reglas legales,
jurisprudenciales y doctrinarias citadas no podrían explicarse de ningún modo sino entendiendo a la libertad
ambulatoria como un derecho susceptible de restricción, sin que ello signifique vulneración alguna al
principio de inocencia consagrado en el art. 18 de la Constitución Nacional.”(JUECES NOGUEIRA, PACILIO
Y VALLEFIN)NOTAS: REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS: (1)conf.

Maier, Julio B. J., Derecho Procesal Penal. Fundamentos, Editores del Puerto, Buenos Aires, 2002,
tomo I, p. 511 y siguientes. REFERENCIAS JURISPRUDENCIALES. (2)“Fallos” 280:297

En esa inteligencia, la restricción de la libertad de una persona durante el transcurso de una


investigación, debe estar precedida -más allá de la escala penal que fija el delito que se le enrostra-de una
valoración objetiva de las circunstancias particulares del hecho. Una aplicación rígida y literal de las
causales prescriptas por el art. 319 del Código Procesal Penal de la Nación -se ha señalado-vedaría al juez
de la posibilidad de examinar las circunstancias concretas del caso para decidir la procedencia o no
de la excarcelación (1)Estos argumentos, por lo demás, concuerdan con la línea seguida por la
jurisprudencia de distintos tribunales nacionales, que sustancialmente consideran que las reglas
establecidas en los arts. 316 y 319 del Código Procesal Penal de la Nación no constituyen una presunción
iure et de iure, sino que deben interpretarse armónicamente con el principio de inocencia (2) Destacándose
asimismo que aún cuando la imputación del nuevo delito pueda culminar en una pena de efectivo encierro,
esa sola circunstanciano permite dejar de lado el análisis de otros elementos del juicio que pueden
posibilitar un mejor conocimiento de la existencia del riesgo de la conocida “presunción de fuga” A
esaspautas se ajustó el fallo plenario número 13 de la Cámara Nacional de Casación Penal, emitido el 30 de
octubre de 2008 en los autos “Díaz Bessone, Ramón G. s/ recurso de inaplicabilidad de ley”, en el
que se ratificaron los mismos puntales orientadores a los que esta Sala viene remitiendo en sus
precedentes en materia excarcelatoria y que se resumen así: a) la fundada sospecha de culpabilidad del
encausado en el hecho delictivo; b) la gravedad de los hechos concretos del proceso; c) las
circunstancias personales del imputado (individuales, familiares, morales y patrimoniales, rebeldías
anteriores, antecedentes penales y contravencionales, etc.); d) la posibilidad de reiteración de la conducta
delictual, así como el riesgo de que obstaculice la investigación impidiendo o demorando la acumulación de
prueba o conspirando con otrosque estén investigados en el curso normal del
Poder Judicial de la NaciónU S O O F I C I A Lproceso judicial. Desde la perspectiva expuesta en los
considerandosque anteceden en la situación que se plantea en el caso, las circunstancias invocadas por
la defensa en su escrito recursivo, no alcanzan a desvirtuar la fuerte presunción de que habrá de eludir el
accionar de la justicia que trae aparejada la magnitud de la pena que se cierne sobre él, en función del delito
por el que se lo ha condenado, esto es quince años de prisión.El tiempo transcurrido en detención
cautelar, entonces, no es desproporcionado a la luz de la condena impuesta por los tribunales de la
República de Italia ni tampoco lo es con relación al trámite de la extradición en curso.PÑLKYHF T M

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