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Rogelio Hernández.
Esta teoría, que es un justo y constante criterio fijado por nuestra jurisprudencia, se
define ne como aquella que libera al trabajador de la responsabilidad de saber
quién es su verdadero empleador.
Así se pronuncia el Dr. Rafael Alburquerque en su obra "Los Sujetos del Derecho del
Trabajo Tomo 1", pág. 201 y nuestra Corte de Casación, en Sentencia del 5 de mayo
de 1971, B.J. 726, pág. 1125.
Por lo tanto, sólo aquel que establecela prestación del servicio a un empleador
justifica en condiciones primarias la calidad y el interés para su acción.
Entendemos, por lo tanto, que cualquier acción sin esta base, prime facie, puede
ser considerada o de mala fe o de temeraria, lo cual compromete la responsabilidad
de aquel que así mal ha procedido, haciendo factible que en su contra pueda
producirse una demanda en reclamación de indemnizaciones por daños y perjuicios,
por parte de aquél que ha sido lesionado moral ylo materialmente, con la acción de
mala fe ylo temeraria, ya indicada.
Con claro sentido proteccionista, la teoría del empleador aparente pretende evitar
que el trabajador sea perjudicado cuando por ignorancia o confusión desconozca
quién es su real empleador. Esta situación es posible cuando el trabajador se
encuentra con el hecho de no poder distinguir entre la persona física o moral del
empleador, a que se refiere el artículo 2 (párrafo II) del Código de Trabajo, o cuando
las figuras de la representación, la simulación y otras análogas, contempladas o no
en nuestra legislación laboral, se anteponen a la persona del empleador.
En este sentido comenta el Dr. Rafael Albuquerque (Los Sujetos de Derecho del
Trabajo, Tomo I, pág. 201) que la jurisprudencia ha considerado "que comportarse
como empleador es suficiente para ser considerado como tal.
Poco importa que no sea realmente, poro si esa persona dirige las actividades de
otras y les paga su salario, se caracteriza el lazo de subordinación jurídica, y por tal
razón, se convierte en un empleador", salvo prueba en contrario (agrego yo,
conforme a la sentencia de la Suprema Corte de Justicia, de fecha 21 de mayo de
1971, B.J. 726, pág. 1727).
Finalmente, destacamos que el Lic. Luis Vilchez González, en su obra "El Proceso
Laboral y los Recursos", págs. 130-132, al mostrar su preocupación frente a lo que
denomina "acentuada tendencia de hacer demandas contra personas morales que
incluyen a la vez a los gerentes o administradores, que resultan injustamente
condenados por una interpretación errónea de la ley", opina, que ellos (los
administradores o gerentes) no se convierten de pleno derecho en parte del
proceso, porque representen al empleador o tengan la apariencia de empleador,
pues "una cosa es la representación en el contrato de trabajo y otra distinta será la
calidad procesar o posición de demandado que se produce en la demanda o
emplazamiento".
Esta teoría de por sí, resulta interesante y debe ser apreciada y ponderada en su
justa dimensión.