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| Jeffr@y Burton Russel| : q Per oC ral LAERTES ks Jeffrey Burton Russell E] Diablo Percepctones del mal desde la Antigiiedad hasta el cristiantsmo primitive Traduccién de Rufo. G, Salcedo LIBRO PROPIEDAD EXCLUSIVA DEL GOBIERNO FEDERAL CON FINES DIDACTICOS Y CULTURALES, PROHIBIDA SUVENTAO REPRODUCCION TOTAL O PARCIAL COM FINES DE LUCRO, AL QUE INFRINJA ESTA DISPOSICION SE LE APLICARAN LAS SANCIONES PREVISTAS EN LOS ARTICULOS 367, 368 BIS, 3687ER Y DEMAS APLICABLES DEL CODIGO PENAL PARA EL OISTRITO FEDERAL EM MATERIA COMO: Y PARA TODA LAREPUBLICA EW MATERIA FEDERAL. EDITORIAL LAERTES ‘TETULO ORIGINAL The Devil Copyright © 1977 by CORNELL UNIVERSITY ‘© DE LA TRADUCCION Rufa G. Salcedo © LAERTES, S.A. DE EDICIONES Montseny, 43, bajos 08012 Barcelona Teléfono 93-237 68 69 LS.B.N.: 84-7584-265-8 ~ Depésito legal: B.640-1995. IMPRESION a : *Romanya / Valls, S.A. wie C. Verdaguer, 1 08076 Capellades (Barcelona) Grafolet, S.L. Aragon, 127, 1.21" 08015 Barcelona Teléfono 93-323 55 27 DISENO OX Estudio Rambla, 25, Entlo. 24 08002 Barcelona Teléfono 93-412 56 55 IMAGEN DE CUBIERTA Adaptacién fotogréfica en base a la placa de Lilitu, Sumer, segundo millenio ad.C., reproducida integrt en. p. 95 de Ia presente edici6n Para Penelope Indice Prefacio ........ WL 1. La cuestién del mal. 17 2. En busca del diablo... ” - 37 3. El diablo en Oriente y Occidente .. cpa... SE 4, El mal en el mundo clisico ... 125 5. Personificaciones hebreas del mal .. 17%6 6. El diablo en el Nuevo Testamento 222 7. El rostro de! diablo 250 Bibliografia selecta . 261 Indice alfabético. 275 indice de ilustraciones M. C. Escher, £l chivo expiatorio.. 21 Victima de un campo de concentracién 33 El andrégino alquimico. Alemania, siglo XV 41 Cabeza de Dionisos. Escultura romana 47 Gustave Moreau, Zeus y Semele 35 Quetzaledatl. México, 900-1250 .. 39 El asura Sumbha. India, siglo XVII ... 61 Shiva y su familia. India, siglo XVM... 63 Kali, India, siglo XVIII .. 65 La rueda del devenir. Tibet, siglo XVII. Ly Urobores. Dahomey, siglo XIX aA El hechicero danzante. Francia, Paleolitico 3 Carnero o macho cabrio, Ur, tercer milenio a... Infierno budista. Jupén, siglo XVI Setos [con Set y Horus. Egiptw, Dinastia 1 XIX... El dios dual Horus-Set, Egipto .. = Isis. Egipto, Dinastfa XIX... Hathor. Egipto, Dinastia XXVI Sejmet. Egipto Deidad. Asiria, siglo Ixude Liliwu. Sumer, ny aoatelo rnilenio adc |, seguade milenio adc Anath, Ugarit, hacia 1400-1200 a.d.C. . Un shitenno, Japén, siglo VIIL oe Diosa parts. Persia, siglo 10 Had... Ahura Mazda. Persépolis, siglo VI 0 V a.d.C. Nacimiento de Ormuz y Arimén. Luristan, siglo VII adc. eben Zurvin. Escultura helenistica E! Puente Chinvat. India, siglo XV. Pan. Relieve cdptico, siglo VI 2 Artemisa. Grecia, siglo IV a.d.C., y Bfeso, sigto I a.d.C. . Hécate. Roma Dionisos. Beocia, comienzos del siglo IV adc... Ménade. Relieve oGptico, siglo VI Pan y ninfas. Pompeya, siglo I a.d.C. 0 d.C. Cabeza de Mitra. Romano-britanica ...... Mitra matando al toro. Relieve romano, siglo II di C. ‘Canin. Fresco etrusco, sigho TV a.d.C. osc: eee Cabeza de Canin. Tarento, siglo IV a. dc... itedses Tetradracma de Demetrio. Moneda helenistica, siglo | il A.C. woe, fi Pan y Olimpo. Pompeya, siglo I dc. . Moisés lleva la ley a los judios. Francia, siglo ‘xIV William Blake, Satdn ante el trono de Dios..... Eugene Delacroix, jacob luchando con el dngel Gustave Doré, Satdn entronizado en el Infierno. Cristo exorcisa un demonio. Armenia, siglo XU La villa del infierno. Alemania, siglo X Exorcismo. Alemania, siglo XV. La adoracién de la Bestia. Inglaterra, siglo XU M. C. Escher, El encuentro, 74 7 #0 83 84 87 8B 90 9S 96 99 103 105 109 112 113, 120 129 131 133 141 143 153 155 157 159 161 171 173 178 189 203 211 231 235 241 245 259 Der Teufel, der tst alt GOETHE He who plucks a flower disturbs the fartbest star (El que arranca una flor perturba a la estrella mis lejana) THOMAS TRAHERNE PREFACIO Esta es una obra de historia, no de teologia. Es un estudio del desarrollo de un concepto en la mente humana, no una exposicin metafisica. La erudicién histérica no puede decidir si el diablo existe objetivamente. Pero el historiador si puede sugerir que los hombres y las mujeres han parecidocomportarse como si el diablo si existiera. El mal (la inflicci6n de dafioa seres capaces de sentir) es uno de los problemas mas perdurables y graves de la existencia humana. Frecuentemente y en muchas culturas, el mal ha sido personificado. Este libro es una historia de la personificacién del mal que, por claridad, he denominado sel diablo«. Soy medievalista pero, cuando hace unos aiios abordé el concepto del diablo en los siglos Xy XI, vique no podia entender el diablo medieval mas que en términos de sus antecedentes histéricos; y mas importante todavia: no podia entender al diablo en absoluto mas que en el contexto del problema del mal. Debia encararme decididamente a la cuestién del mal, como historia~ dor y como ser humano. La historia del mal y de su personifica- cidn es larga, y tengo que terminar este libro al final de periodo del Nuevo Testamento. Seguird un segundo volumen, que tratara del diablo en la Edad Media. Esta es una obra de sintesis que trata del gran problema de la personificacién del mal en un amplio panorama de tiempo y en numerosas culturas. La corriente actual de la erudicién histérica se orienta més hacia el andlisis que hacia la sintesis. Pero un enfoque equilibrado admite la necesidad de ambas cosas. Necesitamos estudios detallados; también necesitamos 12 El Diablo estudios que sitien los detalles en sus contextos y relacionen los datos histéricos con la vida y la experiencia humana en su conjunto. El historiador se enfrenta a una dificultad especial en una historia de valores, que fluyen constantemente, y la dificultad se multipliea en un estudio intercultural, porque los términos relatives a los valores deben waducirse de un lenguaje y un contexte cultural a otro. La inevitabilidad del error y lo debatible de las interpretaciones no deberian, sin embargo, impedir que un autor aborde lo que entiende como un problema central para la humanidad y para él mismo. Una obra de enidicién ha de ser mds qué un ejercicio. El escritor mismo cambia al escribir y debe aspirar a que también cambie el lector. Quisiera dejar muy claro en este libro un punto que a veces se ha entendido mal en mi historia de la brujeria. Es éste: los datos histéricos no serin nunca lo bastante claros para que sepamos lo que ocurrié realmente (wie es eigentlich gewesen), pero los datos sobre lo que la gente creia que ocurria son relativamente claros. Este concept, el de lo que la gente cree que ocurre, es mas importante que lo realmente ocurrido, porque la gente actia en funcion de lo que considera cieno. En una obra amplia como es ésta he tenido que recurtir necesariamente a la ayuda de muchos colegas, estudiantes, amigos y parientes. Cada cual entender el modo especial en que le estoy agradecicdo. Ninguno de ellos es responsable de ningun error en este libro, y no ha de suponerse que ninguno de ellos suscriba mis interpretaciones. Mi sincero agradecimiento, pues, a Carl T, Berkhout, Joseph R. Blenkinsopp, Edmund Brehm, Helen E, Conrad, Frank Cook, Clara Dean, Edwin S. Gaustad, Norman Girardot, Barbara Hambly, Bernhard Kendler, Helen Logue, Donald M. Lowe, Eileen MacKrell, Leon McCrillis, Ralph Mclnerny, Francis J. Marcolongo, William Mathews, June O'Connor, Douglas Parrott, Johnnie Ann Ralph, Diana Russell, Jennifer Russell, Kay Scheuer y Mark W. Wyndham. También Gebo gratitud a las siguientes instituciones, que me han propor- Sionado ayuda financiera y de otras tipos: el Comité de Inves- Ugacién de la Universidad de California, Riverside; la Catedra Michael P. Grace de Estudios Mecievales de la Universidad de Prefacio Notre Dame; el Index of Christian Art, el National Endowment for the Humanities y el Warburg Institute. El Capitulo | se publicé en primera versién en Listening/ Journal of Religion and Culture, vol. 9, no. 3.1974), 71-83. El Capitulo 2 se publicé en primera version en Indiana Social Science Quarterly, vol. 28 (Inviemo 1975/76), 24-37. Agradezco a los editores su autorizacin para su edicién en forma revisada en este libro, JEFFREY BURTON RUSSELL Notre Dame, Indiana EL DIABLO 1 La cuestién del mal Mid el cielo y no tomo su partido? Macduff La esencia del mal es el ultraje a un ser sensible, un ser capaz de sentir dolor. Lo que importa es el dolor. La mente percibe el mal, y las emociones lo acusan, inmediatamente; se lo siente ‘como un dajfio infligido deliberadamente. La existencia del mal no necesita mis prueba: soy, por tanto sufro el mal. El mal se siente, frecuentemente y en muchas sociedades, como una fuerza consciente, y se lo percibe personificado. Por simplicidad y claridad, denomino esa personificacién como -el diablo. El mal nunca es abstracto. Siempre hay que entenderlo en términos del sufrimiento de un individuo. No hay mejor descripcién de la inmediatez del mal que la de! discurso de Ivan a Alioscha en Los hermanos Karamazov. Imagina a una madre temblorosa con su nifio-en brazos, rodeada de invasores turcos, Ellos han planeado una diversion: acarician al nifto, rien para hacerlo ref. Lo consiguen, el niio sfe, En ese momenta, un turco apunta una pistola a cuatro pulgadas de la cara del nifo, El nifto rie goz0s0, tiende sus manecitas hacia la pistola, y el turco aprieta el gatillo ala cara del nifio y le revienta el cerebro. Anistico, verdad? (...). Pienso que si el diablo no existe, pero el hombre lo ha creado, lo ha creado a ‘su propia imagen y semejanza, Y¥ también: Habia una nifita de cinco aflos que era objeto de toda clase de torturas por parte de sus cultos padres, La encermban toda la neche en. elfrfoy el hielode un excusaclo, y porque ella no pedia que la levantasen, de noche (de modo que se orinaba encima) le embacumaban la cara y 18 EIDiablo han la bocadeexcrementos, Y era su madre, su madre la que hacia reteny est madke podia domuirse ayendo los gemidos de la pobre qriatura! Puedes: entender por qué una nifita, que no puede entender é le hacen, ha de golpearse su corazoncito dolorido con su Pequelio eS om bs oscuridad y el frio, y VeTler SUS mansas Vgrimas, sin Recatimiento, hacia el buen Dios para que la proteja? (...), -Por qué la emanidad debe conocer ese bien y ese mal diabdlicos a tan alto precio? ;Perositodo el mundo del conocimiemto no vale lo que el rezo de esa nina al quende y boadadoso Dios-'! El 22 de agosto de 1976, segtin la agencia UPI: Una muchacha de dieciséis afios, aparentemente bajo fuertes efectos de LSD, se desgam6 las muftecas y los brazos y después se abalanzé ala tescalera de una iglesia catdlica romana, poniéndose una navaja de afeitar ‘ened cvello mientras una multitud de 300 personas la aclamaba chillando: Hazlo, hermana’. La policia califiod de «repugnante- la aclamacién de la mmultitud (.). «Iban aullando: “jHazlo, hermana! ;Decidete""+, contaron los agentes al detective (..). La multitud aplaudi6 cuando porfin la muchacha se desmay6 por la perdida de sangre por sus heridas. Lacmeldad y la destructividad procaces son comunes en los sucesos cotidianos de los periédicos, y lo son en la historia de a humanidad. Hace casi tres milenios, Asurnasirpal I], rey de Asiria, cuando tomaba una ciudad enemiga, ordenaba a sus soldados que apresaran a todos los habitantes, les cortasen las manos y los pies y los apilasen en la plaza mayor de la ciudad para que sangrasen y se asfixiasen hasta morir. La mayor parte de los ejemplos de mal de este capitulo son fisicos, porque los dafios fisicus son més obvios que los ultrajes menlales y espirituales. Peto Jos ultrajes mentales y espirituales 2m igualmente comunes, destructivos y dolorosos, ¥ participan Plenamente del espiritu del mal. Auk es el mal, y come Neg a existir’ Bsas estan entre fas Frequntas humanas mds viejas y complicadas. Y ¢) problema del mal ne 9¢ ha atenuado cem el temper en el sighs XX parece mas acuciante que nunca, f2u6 evel sna? Bl mal es ler que la gente ha percibide come 1 Unre tev, Non bermsnem Kararmetares Yarn neers asa sme 2 sew had yy Cue eK Bes, ane Cokin M, Tarde, he Means HAE La cuestion del mal tal. Pero las percepciones det mal son tan diversas que el concepto no puede definirse satisfactoriamente. Pueden asig- narse¢ a la palabra definiciones arbitrarias con fines de comuni- caci6n limitada, Pero el mal no es simplemente un concepto de contotnes borrosos; no tiene ninguna coherencia intema, En consecuencia, debemos considerar que el mal se percibe inmediatamente, directamente y existencialmente, antes que definirlo categéricamente. La percepcién del mal es una experiencia directa, inmediata, de algo que se hace a un individuo. Cada cual experimenta de modo inmediato el mal que le hacen, y porafinidad experimemta direciamente el mal infligido a las personas queridas, a los amigos 0 vecinos, o incluso a desconocidos. El mal na es una abstracci6n. Se conoce y entiende, por analogia con nuestro propio sufrimiento, el de Ana Frank en el campo de concentra- cién, el del nifio victima del napalm en Vietnam, el del soldado asirio muriendo asfixiado. Aunque el dolor esté a diez mil kilémetros oa cinco mil afios, la distancia no importa. Hay gritos, ¥ se oyen. El judio en la cémara de gas; el hereje en la pira; el viejo solitarto agredido en la calle de la ciudad; la mujer violada, que unode esos seres sufra, slo 70, es intolerable. El que ese uno haya de sufrir impone la obligacién absoluta de tratar de entender el problema del mal para poder enfrentarsele, '¥ raras veces es uno solo el que sufre. Después de la ejecucién de una victinva del NKVD, su hija de ocho aftos, Zoya, -vivi6 un solo aio. +Hasta entonces nunca habia estado enferma. Durante ese aio. no sonrié nf una sola vez: iba con la cabeza agachada (...). Mutié de inflamaciGn del cerebro, y durante su agonia iba gritando: “yDdnde esté mi papa? Dadme a papi". Cuando contamos a los millones que murieron en los campos, nos olvidamos de multiplicarlos por dos, por tres. A partir de la percepcién bdsica del mal individual extrapolamos al mal general, pasando del reinode laexperiencia al de la construccién consciente y la conceptualizacién, Por la muene del soldado asirio podemos formarnos una idea del horror de las guertas asitias y de todas las querras. Por el sufrimiento de Ana Frank nos hacemos una idea del dolor 2. Alexander Seijenitsin, £] archiptdlagir Gulag. 19 Hi Diablo 1 nsible: ~usado por ideclogias insensible destruccién de enerales, Seres » SONCEPIOS generates 9 son impos leoreticamente: hablan a nuestra a desde nuestras percepciones directas del sufrimiento individual. De la conciencia del mal general surge todavia otro nivel de comprensi6n. Vemos que los males no sé que estin presentes universalmente en la experiencia humana El mal ha afectade todos los sitios, todos los tiempos, y la v de todo individuo maduro. Entendemos que el mal es césmico. Con un mundo mejor en mente, sentimos las insuficienc fundamentales de éste en que estamos, La percepcién de un mundo mancillado es radical, est4 profundamente arraigada en cada alma individual. La percepcién de su mancillamiento es difundida como pocas otras que puedan atribuir dad. Cuando preguntamos: por qué el mundo esta mancillado (quizi insalvablemente), estamos planteando de lleno el proble- ma del mal Pero -mancillado- es una metdfora. Y las cuestiones de ontologiay etiologia son especulaciones metafisicas. Si queremos tener claro qué es el mal, debemos volver de la metéfora y la metafisica a lo individual. S6lo los ntimeros disfrazan la realidad. Seis millones de judios exterminados por los nazis se convierten en una abstraccién, Lo que entendemos es el sufrimiento de un judio, y nuestra capacidad de extrapolara partir de ahi es limitada. Por esto el Satan de Milton puede parecer tan orgulloso: el mal que personifica queda disfrazado por la abstraccién. La nina tonurada de Ivan, sola en la oscuridad, revela la verdadert faturaleza de la gloria esptitea de Satén, una gloria que sélo Sentimos si permitimos que la mente, flotando en consideracio- Res abstractas, olvide el sufrimiento del individuo. Lasabstraccio- nes desatadas de sus vinculos con lo individual pueden mater. Caceres nes arn pd mie Be mésque constracg Las abstracciones matan cuando ak aie rece -ciones bumanas, cuando imaginamos ; mer sactficada Ana mate reales. El Nacionalsocialismo- = ae él nito vietnamita a y la Demoeracia ala que fue ofrene si = teal para nosotros oe reales, El dolor de esos nifios eS! Sauce tre inmediana dere des Conecemos su dolor con una certicet ida de nuestro propio dolor. nociones lo son generales, sino a la humani- M.C. Escher, Ai cbiva’ Dios, ef 0 de Ia naturaleza . Solimano dijo que no haria nada porque era médico y ayudaba a la gente. El torturador contesté: Lo ves? Yo tengo mi Drofesi¢n, como td ta tuyae?, Cuil es la causa del mal? Una respuesta, recientemente a ee cue €s genético. Expuesto simplemente, ¢s¢ argu- Gan eee a que la violencia dela humanidad surge de nuestra edailhics ory Lo mismo que otros animales, los humanos indiferesse ah que luchar incesantemente contra un entomo durante esos Fito y los habitos implacables aprendidos delpada ca en eees, hoy sdlo recubiertos de una 2 de civilizacion, estallan frecuente y facilmente de M0 John Dili de 1974 in, The Christian Science Monttor News Service, 22-de diciembre MN Vewen, 12 Aationy Les uta Woods, The Del (Chicago, 1974, pp. 211, 120 ' Columna en el New York Times, 27 de enero de 1975. La cuestion del mal debajo de esa tenue cobertura. Esa agresividad inconsciente, -genotipicas, es universal y lo bastante poderosa para destruirnos completamente si se empareja con la tecnologia en curso”. La investigacién reciente ha tendido a poner mas énfasis en lo genético y menos en lo social. Sin embargo, no hay ninguna prueba convincente de que algdn instinto arraigado somiatica- mente sea la causa de la agresién destructiva espontinea en el hombre. Aunque esa prueba existiera, no explicaria la violencia y el mal humanos que van més alld de los limites de la defensa de la vida 0 el tertitorio, ni explicaria el gran abanico de formas diferentes que el mal adopta en circunstancias diferentes, La genética puede ofrecer explicaciones para determinados proble- mas dentro de las limitaciones impuestas por el marco de la ciencia bioldgica, y con ello contribuye a nuestra comprensién total del mal; pero la genética no puede watar los muchos aspectos del mal que quedan més alld de sus competencias, y mucho menos pueden los geneticistas sostener que sdlo su explicacién puede ilustramnos. Los grandes adversarios del argumento genético (el argu- mento de la «naturaleza+} son los propugnadores de la -forma- cién, que arguyen desde un punto de vista behaviorista o behaviorista/socioldgico. (No pretendo decir en absolute, por Supuesto, que todos los socidlogos sean behavioristas.) Expues- to sucintamente en su forma mas contundente, el argumento consiste en que el entorno (la familia, los amigos, el mbito institucional y cultural, etcéiera) determina el comportamiento. La popularizacién familiar de esta posicién es la afiemaci6n segin la cual la sociedad, no el individuo, genera el mal", El 13, Fee es un resumen extremadamente simplificado de opiniones expre- sadaspor Konrad Lorenz, Dassogenniante Bése-zuer Naturpesc ichte der Aggression (Viena, 1963); Robert Ardrey, African Genesis (Nueva York, 1961); Andrey, Tbe Territorial imperative (Nueva York, 1966); y Desmond Morris, 5! mono desiudo, (Plaza Janes, Esplugues, 1972) Para algunas opiniones contrarias, véase Hannah Arend, On Violence (Nueva York, 1968), especialmente pp, 62-65; M. F. ashley Montagu, cd, Man and Aggresion(Nueva York, 1968), y Fromm, Anetomifa dela destructividad bumama, En mi opinién, Fromm invalida efectivamente el argu mento genético, {4, La posicion behaviorisia es expuesta con maxima contundencia por B. F. Skinner, Beyond Freedom anet Dignity (Nuevs York, 1971) (whds alld de la libertad yla dignidad. Fontanclla, Barcelona, 1972], y Walden Tuo (Nueva Yor. 27 28 EI Diablo enfoquesocioldgico, por supuesto, oftece explicaciones de] mal aescala de grupos sociedad y también del mal individual, Hay condiciones mas propicias que otras para la violencia. Un orden social «presa de un cambio convulsivo, de una dislocacién de valores y de incertidumbre espiritual invita inevitablemente:a ja clase dealienacion que generael mal'*. Aparte del behaviotismo, las explicaciones sociolégicas del mal en base a la formacis; ; dentro de las limitaciones del marco conceptual de la propia disciplina, enriquecen nuestro conocimiento, Pero los behavioristas ortodoxos, skinnerianos, lo mismo que los propugnadores del argumento genético, no sélo oscu- recen el problema con su ceduccionismo dogmiatico sino que amenazan, por medio de la ingenieria social, con hacer un gran dafo conereto a la sociedad humana, Tanto los argumentos biolégicos como los behavioristas tienden a oscurecer el ele- mento mds importante a examinar. Se trata del elemento especificamente humano, el elemento de la responsabilidad, la libertad y la conciencia (e incluso la dignidad). Skinner, por ejemplo, jamas ha refutado con éxito la critica de que es incapaz de aponar ninguna base para los valores que no sea arbitraria. En Walden Dos, el lider de la comuna, Frazier, invoca el -refor- zamiento. positive: para moldear el comportamiento humano, y Skinner no habia modificado esa posicién veintitrés aos mis tarde, en Mads alld de libertad y la dignidad. Pero, jquién determinari los valores con que debe moldearse el comporta- miento humano? Adolf Eichmann fue en su dia reforzado imule-aine Por su gobierno para matar a judfos. Skinner ee nA existencia de este problema (dificilmente podria ¥ Comenta que -el problema est en liberar al hombre 1948) rows der Des, Fontancla, Bareelona, 1971). Hay algunas reflexiones Craig. mod a ‘UA punto de vista sociolégico en Newitt Sanford y Warriors Nees po ns Lor Kell San Francisco, 1970) J. Glenn Gray, THE Seetoogy of Peotone” ¥ Kai Erikson, Wayward Puranas: A Study 1 ibe Day Nera York eae York, 1966). En una brillante novela, Tots Perfect Dehavoreme de ijt #4 Levin se deshace con ifonia y eficiencia det Cela formacigne more iden Dos, y Esich Fromm destruye el argument 15.Robest an EMEA como ef argumento de la snanuralezie 264, Ye et, The Sociological Tradition (Nueva York, 1965), P La cuestion del mal no del control, sina de ciertas clases de controle. Pero, cqué clases? Skinner esquiva la cuestin diciendo que el hombre, por falta de sentido ético, ha generado de algiin modo «un entorno social moral o ético“”_ El cémo puede darse esto dentro del marco del sistema de Skinner es inexplicable. La unica respuesta que el sistema puede aponar en ultimo término es que es indeseable aquello que Skinner encuentra indeseable. El profe- sor de psicologia se ha convertido en Dios. ¥ resulta que ha abdicado, puesto que ni en Walden Dos ni en Més alla de la libertad y la dignidad expone Skinner en ningdin momento qué son o qué deberian ser la felicidad humana, la preocupaciéa Ultima o la naturaleza fundamental. La pretensi6n de Skinner a Ja divinidad queda clara en Walden Dos. Frazier y los -Planifica- dores: tienen €l poder de aceptar en la comunidad a quienes ellos quieran, expulsar de ella a quienes no quieren, y decidir qué actividades estén permitidas y cudles no dentro de la comuna. Se supone que el Lider (en singular o en plural, y sea cual sea su identidad) posee los valores y el derecho de imponerlos. La gente dificilmente puede criticarlos, porque en un mundo sin valores objetives no queda absolutamente ningiin criterio con que juzgar los valores del Lider. Y, en un mundo sin valores objetivos, los valores del Lider, a su vez, s6lo pueden ser arbitrarios"*. Con el behaviorismo, se ¢st4 mas allé de la libertad y la dignidad, mas alld del bien y del mal, del dolor y la alegria, del amor y la compasién, de la originalidad y la creatividad, mas alla de la humanidad. Mi propia suposicién es que el hombre tiene libertad, dignidad y responsabilidad. Untercer enfoque del problema del mal esel de la psicologia humanistica, el de los sistemas de psicdlogos que, como Freud, Jung y Frankd, han insistido en la necesidad de tomar como real la psique, tanto consciente como inconsciente. Para coincidir con ellos, no hay que insistir en que la mente est disociada del cerebro y el cuerpo (pocos dirfan eso aetualmemte) y reconocer que mis bien las ideas y sensaciones de la mente son lo que experimentamos directamente y, por tanto, son en cierto: sentido 16, Skinner, Beyond Freedom (Mas allt de ta Itbereadt, pA. 17. dbl, p. 175. 18. Skinner, Walden Two (Walden Dos! en especial pp. 233, 249, 268. 256, 29 30 El Diablo Jas tinicas cosas que realmente conocemos, En consecuenci; Snente, a efectos nuestros como seres humanos, tiene mi independencia y una libertad que van mis alld de Ja fronteras trazadas por los deterministas genetic © behaviorist La mis elocuente de las defensas recientes de esta posicién eslade Erich Fromm en Anatomia de la destructividad humana Fromm empieza por rechazar tanto el argumento de la «naturale. vz como el de la -formaciére. Distingue entre la «agresién biolégicamente adaptativar, que puede ser producto del instinto (el ejemplo mis simple es un golpe para protegerse de un atracador), y la lestructividad y crueldad-. El fin de la primera es proteger, el de la segunda destruir. Fromm arguye que la destructividad est4 -enraizada en el caracter», Los rasgos genéticos y los problemas ambientales pueden propiciar la destructividad, pero no bastan para causarla. Arguye que hay necesidades. humanas basicas a las que cada cual es libre de responder de modo positive o negative. La necesidad de un objeto de devocién puede llevar a imitar a Albert Schweitzer, o a Adolf Hitler; la necesidad de relacionarse puede desembocar en la ternura o en el sadismo, la necesidad de estimulo y exaltacién puede resular en creatividad o en una busqueda insensata de placeres. Si una persona responde a esas necesidades demasia- do a menudo de modo negativo, se configura un sindrome negative que puede desencadenarse en venganza, -sadismo- (el impulso de gozar de un poder total sobre ouos) o en snecrofiliay (el deseo de reducirlo todo a lo muerto, lo mecinico, lo inerte). Otros psicGlogos humanistas han abordade el mal de modo * distinto. C_G. Jung y Erich Neumann, por ejemplo, arguyen que la represidn (contrapuesta a la supresién consciente) de los sentimientos destructivos crea gradualmente una ssombras, U2 fuerza negativa en la personalidad, que puede estallar [emer sin aviso previo. Yo te irrito y nh quieres aboletearme, Puede que ti identifiques ese impulso y decidas n° actuar de acuerdo con él. Esto es supresién consciente. O bien Puedes negane a reconocer el impulso e insistir en que eS buena persona para sentic de ese modo. Esto &* Tepresiin inconskiente, Los sentimientos que reprimes 8° a ede ‘quedan encerrados en el inconscienté, bone i chins us un odio hacia uno mismo que produzca es ‘ad mas similares, o pueden hacer que 1a hose La cuestion del mal reprimida se proyecte contra otros. Cuanto mds se reprime la sombra, tanto més negra y densa se hace», dice Moreno. Y Soljenitsin dice: -Si mantenemos el silencio sobre el mal, si lo sepultamos tanto en nuestro interior que no aparece ningtin signa de él en la superficie, entonces lo estamos plantando y creceré multiplicado por mil en el futuro-". La perspectiva de la psicologia profunda, en especial la de Jung, es la mas sugerente en la comprensién. del diablo. El proceso psiqr jungiano es el proceso de individuaci6n. Al ‘comienzo una persona sélo tiene de sf misma una visién cadtica, indiferenciada. A medida que se desarrollla, sus lados bueno y malo se diferencian gradualmente el uno del otro. Ordinaria- mente, la persona reprime el lado malo, y eso hace crecer una sombra en su inconsciente. Si los mecanismos de represién son demasiado fuertes, su sombra puede hacerse monstruosa y acabar por estallar y aplastarle. En la gente saludable hay una tercera fase, la de la integracién, en la que los lados bueno y malo son, ambos, reconocides y entonces quedan reintegrados a nivel consciente™. Este desarrollo en tres fases de la psique humana puede engendrar un desarrollo similar en tres fases de la percepcion humana de Dios. En otras palabras: Dios puede, al comienzo, mostrarse indiferenciado. En la segunda fase, el Seftor benévolo y el malvado Diablo se separan cada vez mis, y el malvado Dia- ‘blo es reprimido y desterrado. Una tercera fase, todavia pendien- te de manifestarse claramente en la historia del concepto, seria la integraci6n del Seftor y el Diablo. Jung expres6 su creencia en ese proceso en sus -siete sermones a los muertos: Abraxas hablé esa palabra sagrada y maklita que es vida y muerte al mismo tiempo. Abraxas engendré la verdad y la mentira, el bien 19. Antonio Moreno, Jung. Gods and Modern Atan (Notre Dame; 1970), p. 44; Soljenitsin, op. cit Véase también Cari G. hung, Good and Evil in Analytical Psychology. on s Cwsttzation in Transition, 2* ed. (Princeron, 1970); The hue Institute, Bri (Evanston, Il 1957) Frich Neumann, Depeb Ppcbaicgy avd a New Eibic (Moov York, 1945) Viktor Frankl, BI bombry ext busca de seit (Herder. Parceiona, 1982), La varied de la psicologis humanistita ¢s muy considerable aqui sélo podemus dar de elta un brevisime atisbo. “DD. Véase Honmaan Hesse. Demian (Alianza, Madd, 1971) y

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