Vous êtes sur la page 1sur 1

Últimamente y revisando las redes, puedo ser testigo –aunque a distancia - de la rabia, la

tristeza, la indignación y la frustración por parte de los venezolanos en el exterior con


respecto a la situación que vivimos actualmente en nuestro país, lo cual considero
absolutamente admirable.

Para mí, ese venezolano que se fue por cualquiera que sea su propósito no es alguien
que debe ser juzgado por haberse ido, ni catalogarlo como un cobarde por huir, ni
despotricar en su contra diciendo que “muy sabroso” protestar o hablar desde esos lugar
“cómodos”; pienso que si fuera yo quien esté en sus lugares, el dolor que carcomiera mi
alma fuera de tal magnitud que cualquier cosa que pudiera hacer para apoyar la causa
aun en la distancia fuera prácticamente insignificante para menguarlo.

El asunto es, ¿cómo es posible que esos venezolanos en el exterior se encuentren más
comprometidos con la lucha que nosotros mismos que estamos aquí?, siendo a nosotros
a quienes nos afecta directamente, siendo nosotros quienes padecemos de hambre, falta
de medicamentos, inseguridad… Los venezolanos en el exterior están “cómodos” de
alguna manera, sin embargo su voluntad de lucha se mantiene firme.

“¡A MI PUEBLO LO ESTÁN MATANDO!” “¡MI GENTE SE MUERE!” Son las expresiones
más comunes de estas personas. Por eso hoy yo digo lo mismo, a mi gente, nuestra
gente, la están matando; mi pueblo, nuestro pueblo, se muere; nuestros jóvenes caen a
diario, los asesinan; otros son heridos, otros son presos políticos; y todavía esperamos
que venga el líder mesiánico a resolvernos el problema; todavía esperamos que vengan
las instancias internacionales a invadirnos porque no tenemos el coraje suficiente de
tomar la decisión de levantarnos y librar la batalla que nos toca para poder libertar nuestro
país, nuestra tierra, nuestra esencia, no esa que recordamos con nostalgia porque nos
tocó partir sino estas calles por las que transitamos todos los días.

¿Hasta cuándo vamos a esperar que otro pelee por nosotros? Revisa dentro de tu
corazón y podrás darte cuenta que aun te quedan muchos recursos a los que aferrarse,
¡¡¡pero haz algo!!! Tu participación es importante, la decisión de que seamos libres o
esclavos depende de nosotros mismos. Entiendo que sientas temor, que temas ser
agredido, ser encarcelado, ser etiquetado, cualquier miedo es válido, sin embargo yo
pregunto, ¿no te da miedo vivir esclavizado por parte de este régimen?, ¿no te da miedo
saber que aun cuando te esfuerces en trabajar al 500% no logres adquirir ningún bien?,
¿no te da miedo vivir con la zozobra de que si sales a la calle puedes ser víctima de la
delincuencia y morir? ¿No te da miedo saber que tus hijos, tus nietos y toda esa
generación que nos viene siguiendo vivan arrodillados con carencias? ¿No te da miedo
sentir hambre a diario y saber que nunca más comerás de la manera que llegaste a
hacerlo?

Te invito a que te unas a nuestra causa, no desde la perspectiva ilusoria del “si tan solo”,
sino desde la determinación necesaria para conquistar nuestras metas. El fin de esta
pesadilla está cerca, la velocidad en la que lo alcancemos depende absolutamente de
cada uno de nosotros. Recuerda, no te rindas, lo mejor siempre está por venir, solo nos
toca esforzarnos y ser muy valientes para conseguirlo.

Vous aimerez peut-être aussi