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Aproximación al significado pragmático del término “curriculum” desde Didáctica-Curriculum:


Diseño, desarrollo y evaluación curricular.

a) Una etimología inicial.

La tarea de definir “currículum” parece una tarea compleja casi de inmediato. Tanto por la vigencia
y controversia que tiene en tanto un área de estudios (investigación), a la vez que de instrumentos
(planes y programas) asociados a procesos de aprendizaje.

A su vez la trayectoria del uso del término en diferentes paradigmas, enfoques, concepciones y
definiciones, a lo largo de un tiempo histórico relativamente breve, ha vuelto confuso determinar
un significado unívoco.

Sin embargo y siguiendo en esto a 1Tejada Fernández, J. (2005: 83) es posible establecer un uso
común relativo del término, que rescate ciertos “parecidos de familia” en el uso que se ha hecho de
la expresión. Es decir, si bien la fórmula de alcanzar una definición se abandona, se acepta la tarea
de reconocer el significado pragmático del término, el uso que de ella se hace.

En una primera aproximación etimológica el término alude a la expresión latina “currere” que
significa “carrera”, entendida como “carrera en una pista circular de carros”2. Esto implica, al decir
de Tejada Fernandez que “su etimología conlleva: “a) cierto carácter comprensivo, de la totalidad,
de un ciclo completo; b) secuencia ordenada de contenidos y actuaciones; c) proceso de
transformación o cambio; d) situación oficial o formal a la que se aplica”. (2005:92).

De esta manera ya se anticipa que currículum aluda, de una manera fundamental, a una trayectoria
formativa, organizada de contenidos, habilidades y actitudes por lograr; con una serie de
dispositivos, herramientas y estrategias de enseñanza y de evaluación; que tiene un inicio y un
término reconocible; que implica unas determinadas prácticas profesionales involucradas y que
siempre se da en ciertos y determinados contextos histórico-socio-culturales, institucionales y de
aula, que le dan una impronta y un sello único.

b) Sobre los conceptos de currículum

Tejada Fernandez en el capítulo El curriculum aproximación conceptual declara hacer una lista con
setenta definiciones de currículum que son puestas en una secuencia histórica. Esta secuencia
mostraría una cierta evolución que iría desde que se asocia a una determinada secuencia de

1
Tejada Fernández, J. (2005): Didáctica-Curriculum: Diseño, desarrollo y evaluación curricular. Mataró: Davinci
Continental SL.
2
“En latín, este término significaba una pista circular de atletismo (a veces se traduce como "pista de carreras
de carros"). Los términos primitivamente empleados para describir los cursos académicos fueron disciplina
(utilizado por los jesuitas desde fines del Siglo XVI para manifestar un orden estructural más que secuencial)
y ratio studiorum (que se refiere a un esquema de estudios, más que a una tabla secuencial de contenidos o
syllabus). La palabra "curriculum" acaparó ambas connotaciones, combinándolas para producir la noción de
totalidad (ciclo completo) y de secuencia ordenada (la metáfora del progreso en una carrera de atletismo) de
estudios”. Kemmis, Stephen (1998), El curriculum: más allá de la teoría de la reproducción. Madrid: Morata.
175 p
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contenidos organizados para el logro de objetivos, pasando por la construcción de experiencias de


aprendizaje y la inclusión de métodos de enseñanza e investigación para el desarrollo del
aprendizaje, hasta el desarrollo de una visión crítico-reflexiva centrada en el desarrollo de una
comunidad educativa con conciencia y autoconciencia histórica del carácter construido e
interesado de la educación.

Si bien se puede sostener que una línea evolutiva está dada por la comprensión del currículum
desde un producto a un proceso (histórico), en una segunda mirada la evolución supone una
inclusión cada vez más relevante del contexto del currículum, ya no sólo como una envoltura de
contenidos culturales objetivables , o una trama de declaraciones/regulaciones institucionales o las
interacciones formales e informales propias de la sala de clases, sino como la serie de elementos
condicionantes y potenciadores que permiten o dificultan la constitución de una comunidad
educativa de aprendizaje.

La cualidad de proceso, el ideal de una anticipación de los fines esperados y la relevancia del
contexto, en la conciencia de la relación adaptativa, reproductiva y modificadora entre este y el
currículum (figurado en la escuela por ejemplo) son tanto elementos comunes del uso del término,
como factores de la evolución del mismo.

c) Sobre las concepciones de currículum

Siguiendo a Tejada Fernández (Tejada Fernández: 2005) se describen cuatro concepciones de


currículum (albergarían a los conceptos) como “conjunto de contenidos culturales organizados”,
como “plan de instrucción”, como “experiencias de enseñanza-aprendizaje” y como “práctica”.

Respecto del primero se sostiene que “no hay enseñanza o proceso de enseñanza-aprendizaje sin
contenidos de cultura, y estos adoptan una forma determinada en un currículum. Todo modelo o
propuesta de educación tiene y debe tratar explícitamente el referente curricular porque todo
modelo educativo es una opción cultural determinada” (2005:93). De esta manera el currículum se
llena de contenidos, con foco en la enseñanza como transmisión, no sólo para la integración sino
también con el propósito de la transformación de estos contenidos culturales. Desde esta
perspectiva se abrirían tres posiciones respecto de la relación entre currículum y contenido: a) el
esencialismo que entiende el curriculum como un conjunto de conocimientos verdaderos,
permanentes y relativamente estáticos y esenciales, siendo las disciplinas formales las constitutivas
del programa de contenido; b) La disciplinariedad donde el currículum es la expresión sencilla de la
estructura lógica de las disciplinas, como cuerpos organizados de conocimiento bajo dimensiones
históricas, sociales y científicas, y su método propio de estudio e investigación y c) el desarrollo de
formas de pensamiento que concibe el curriculum como un proyecto para desarrollar modos
personales de pensamiento, más que como un programa de conocimientos a transmitir en
consonancia con la línea anterior” (Tejada Fernández 2005: 94).
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El currículum como plan de instrucción supone que, bajo los principios de eficacia y eficiencia, la
elaboración de programas con objetivos instruccionales claros y medibles, en la perspectiva
instrumental-tecnológica de medios y fines, es el contenido y tarea fundamental. Así el foco de esta
perspectiva es la intervención y la guía práctica de procesos de enseñanza prescritos y generalizables
(aun cuando muestren cierta flexibilidad y contextualización).

En cuanto al currículum como experiencias de aprendizaje se destaca por el autor en comento que
se entiende como “el conjunto de experiencias que los alumnos llevan a cabo bajo la orientación de
la escuela como consecuencia de la actuación de los profesores, tanto si es fruto de la planificación
de éstos como si no lo es; también entendido como todas las oportunidades de aprendizaje que
ofrece la escuela” (Tejada Fernández: 2005:96). Así esta concepción rescata la dimensión psicológica
del aprendizaje, particularmente en su carácter individual; el hecho de que se incluyen como
aprendizaje las experiencias intencionadas (motivadas con un propósito) como las no-intencionadas
(currículum oculto) y el rol del contexto de desarrollo como condición de posibilidad de tales
experiencias. Las experiencias, que ya incluyen contenidos, habilidades y actitudes, deben ser
propuestas por el profesor, de manera organizada, metódica y planificada en función de los fines
propuestos.

Finalmente la concepción del currículum como práctica invierte la relación entre teoría y práctica
(aplicación), aun cuando la práctica se comprende como “práctica social”, es decir, como la
concreción o materialización situada, contextuada y flexible del currículum por distintos actores
determinados. La práctica es tanto un desempeño de sala o aula, como las prácticas docentes
institucionales y la operación o marcha de un sistema educativo (con todos sus componentes). Por
tanto ésta debe ser considerada como la expresión de una forma de vida y no como “meros
desempeños”, albergando la investigación, reflexión e innovación como vectores de su desarrollo.

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