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C] IRISTOI'}IIIT .

DAWSON]

SIJ'UACION.ACTUAL
DE.LA
CLI LTURA.ETIROPE

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SEIS E¡sErAs

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§§
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CHRISTOPHTN DAWSON

SITUACION ACTUAL
DE LA CULTURA EUROPEA

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El original fué dado 6 conoc€r €n


conferencia' ?ronanciada ?or el a:r,t-
,,ana:
toren el ArnNEo DE Maonm el 14 de
ntoaiembre de tg5t.
La traducción del inglés ba sido be-
cba ?or Esrrnex Pulars.

PERDIDA DE LA IIE,GEIT{ONIA EUROPEA


,\
Ha sido tan grande el cambio que en la sirua-
ción mundial ha sufrido la cukura europea en
e[ siglo presente, que es difícit enconrrar su para-
lelo en e[ curso de la Historia. En comparación
con éL, los mayores carnbios acaecidos en la his-
toria de la culrura antigua, mles como la deca-
dencia de la culura helénica en e[ siglo II anres
de |esucristo, o la decadencia del Imperio roma-
no en los siglos IV y V de nuesrra era, fueron
relativamente graduales y mucho más limicados
en su efectos. Hace cincuenta años Europa
Estades, Artes Gráficas-Evaristo San Miguel, 8-Madrid disfrutaba, mnto en lo político como en lo T
económlco y cultural, de una hegemonía
universal que se había desarrollado .orrtrr-' cultural, represenüada por su ((concepto arnerica-
temente durante cuatro siglos y no mostraba, al no de Ia vida», y empieza a considerar a turopa
parecer, señal alguna de tocar a su fin. En el como un área culturalmente atrasada, que no dlo
curso poco más de una generación, Europa ha precisa dólares, sino mémdos de organización so-
.de
perdido su posición de orienradora del mundo, cial y dirección cultural americanos.
hallándose acüualmenre bajo la amenaza de una Finalmente, y sobre todo Europa misma, ha
desintegración. empezado a perder la fe en sus propias uadiciones
Hoy áía, Europa se encuentra polí-
ticamente
1',ár
débil y más diüdida que en ningún y valores culmrales. Los críticos externos de la
oyo períod del siglo- X. Hace cincuenra cultura europea encuencran defensores denro de
.parcir la sociedad *rop.r. En realidad, estos críticos han
años, su poderío político y rnilitar superaba al del
resto del mundo , y era el centro org a-nizador en el sido discípulos de los críticos internos de la tra-
que se concenrraban todas las fue rzas de la política dición europea; así que, en gran parte, Europa ha
internacional. Acrualmente, los cenrros de[ poder sido el mayor enemigo de sl misma.
rnundial permanecen fuera ,{e Europa, y Europa Esto es algo ttr.io en la Historia. En el si-
mlsma se encuenrra dividida por dos sistemas riva- glo II antes de )esucristo el helenismo fué la víc-
les y no europeos. Desde el prnto de vista econó- tima de una reacción antihelénica; pero ningún
mlco, sus recursos productivos son odavía gran- griego , y pocos de los que perten ecían a la cul-
des; pero se ha empobrecido relativa y ,hrri,,r,r- tura helenística dudaron jamás del valor supremo
mente, dejando de ser el mller inrernacional v el de la madición helénica. Lo mismo ocurrió con la
centro comercial y financiero del mundo . ' decadencia de Roma, hasta el punto de que el
Cosa mucho más seria que todo esto es, sin em- prestigio de la culmra romana sobrevivió a[ poder
bargo, la pérdida de su caudillaje cukural. En el del Imperio. Bien es cierto que hubo raidores y
pasado, Europa sufrió muchas crisis políticas y renegados gue, por tazones materiales, se pasaron
económicas, algunas de eflas tan graves .omo it a los bárbaros, pero no hubo ninguna ideología
que ocasion ó la ruina de Alemania durante Ia Gue- antirrornana, permaneciendo todos fieles a la vie-
ffa de los Treinta Años; pero hasm Ia fecha ná- ia tradición cultural, incluso siglos después de que
die en Europa ni fuera de ella había dudado de se hubiera quebrado el orden político. Sin duda,
los valores de la cultura europea. Hoy todo esto el cambio del paganismo al criscianismo motivó
ha cambiado. Asia y Africa i. levanian no sola- una reacción contra la radición cultural ;, un
mente contra el dominio polírico de Europa, sino cambio de valores culrurales; pero ello fué un
aún más contra su derecho a la hegemorá culru- proceso interno de la cultura medite rránea, des-
ral, América está convencida de * superioridad pués de qu:.hubiera tenido lugar. e[ despla-
zamrento del centro de gravedad, creándo- g
u
r o se una nueva síntesis antes de la caída del
Imperio. ID.EA DE EUROPA
Este áobl. movimiento de crítica y antipatía
lracia las tradiciones sociales y los valores de nues-
En primer . lugar es necesario comprender e[
tra culmra es, por tanto, un fenómeno único en
carácter único del desarrollo europeo. Europa ha
la Historia. No es e[ resulmdo de una decaden-
diferido siempre de las otras culturas mundiales
cia política, ya que preced íó a ésta y se desarro-
por su naturaleza no unitaria. El contraste 'es
lló durante el siglo en que el poder externo de
más claro en el caso de China, {ue es un Esta-
Europa. se hallaba en su punto cu[minante. Al
do, y, hasta cierto punto, una nación y una cul-
contrario, puede decirse que este levantamiento
tura al mismo tiempo. Pero puede decirse que las
contra la culura europea fué una de las causas
culturas orientales aspiran a una forma unimria-
que precedieron a la decadencia política de Euro-
mente monolítica, modalidad que alcanzó su eX'
pa, ya que las ideologías antieuropeas han pro-
presión más perfecta en el Egipto antiguo (t) hace
porcionado a los enemigos y rivales de Europa
más de cuatro mil años, y la cual reaparece de
.sus armas más formidables, mientras la pérdida
'interna nuevo en los sucesivos lmperios del mundo
de la fe en la cultura europea ha debili-
oriental.
mdo nuestro poder de resistencia en las relacio-
Europa, por otro lado, jamás ha poseído este
nes políticas y económicas externas.
tipo de unidad. Nuestro continente ha sido una
Por consiguiente , l^ crisis de la culrura euro-
i*i.drd de pueblos unidos por una radición es-
pea no interesa solamente al hisrcriador y al filó-
piritual común. Su existencia dep.ende del lrlxrt'
sofo, sino que merece una atención vital por par-
tenimtento de un delicado equilibrio entre la ftrer-
te del estadism; en realidad, es un asunto de vida
za centrífuga de la nacionalidad y. las uadicio-
o muerte para todas las naciones que consduyen
nes cornunes espirituales que denden a la uni-
la comunidad europea y paru todos los ciudada-
dad europea. La coexistencia de estas distintas
nos de Europa. Sin embargo, no es posible en-
'tenderla sin fuerzas y el mantenimiento del equilibrio enffe
penetrar en los estratos que yacen
ellas es una condición esencial de la plenirud al-
debajo de la superficie de la Historia y que es-
canzada por Europa y'la fuente de la riqueza y va-
tán muy alejados del nivel ordinario de la discu-
sión política. (r) Quizásla cultura prehistórica del valle del Indo pro-
porcionael eiemplo más notable, Pues no muestra señales de
cambio ni desarrollo durante los demás siglos de su
existencia. t I
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t2 riedad de matices de la vida europea. Pero I frucdficando en una nueva concepción de [a per-
también significa. gue la cultura europea es I
sonalidad humana y en una crítica moral de [a
más frágil y está más expuesta al peligro de la des- vida que era más profunda que la de la antigüe-
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integración social y espiritual que las antiguas y I dad clásica, porque se había enriquecido con mil
sencillas manifestaciones de la cultura oriental. ]
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años de vida cristiana.
Porque. en el caso de Europa el principio unitario il Así, a pesar de la pérdida de la unidad cristia-
n: geo.g.ráfico, ni racial,. ni político : es un ptiT- na y de la creciente independencia de las naciona-
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cipio espiritual que se ha impuesto por encima de I

,l lidades, el florécimiento de la cultura occidental


toda la diversidad de pueblos y culturas que se han en los siglos XVI y un carácter. pal-
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agrupado alrededor de una fe com,1t , transformán- europeo internacional, debido a la influencia de
dose en una nueva comunidad espiritual poseedora la radición humanista. Esto puede verse no sólo
de unos valores morales comunes y de üna común en el nuevo arte, el nuevo drama y la nueva 6lo-
culrura intelectual. sofía de los pueblos occidentales, sino también
En sus orlgenes, esta comunidad fué religiosa. en la nueva ciencia matem ática y en e[ nuevo co-
Europa era la cristiandad y la llglesia católica el nocimiento y dominio de la naturaleza. Galileo
vlnculo y el írgano de la unidad europea. Sin y Bacon, Hryghens y Leibniz y Newton perte-
embargo, la pérdida de la unidad religiosa que necen mnto a la tradición humanista corno los
tuvo lugar hace cuatro siglos no desruyó Ia uni- clásicos. A pesar de las guerras religiosas y las
dad europea, pues a[ mismo tiempo que se per- rivalidades políti.rr que párecían dividir e E.rto-
día la unidad cristiana, la unidad de Europa veiría pa, la ciencia y el arte no conocieron fronteras,
a reforzarse en e[ plano intelecrual por la influen- y la república de las letras constituyí una unidad
cia de la culura renacentista. Durante los úldmos culrural que desbordaba las divisiones políticas y
cuatro siglos la radición humanista ha sido e[ nacionales.
gran ,ínJulo de la unidad europea. Los pueblos 'Asf, en la Europa det siglo XVI no exisda
católicos y protestantes han participado de una <«telón de r pues las divisiones ideológicas
acero»
misma disciplina basada en la educación clásica, entre católicos y protestantes no ofrecían barre-
aceptando los mismos modelos y valores culrura- ras serias a la ffansmisión de la culrura, corno po-
les. Y esta tradición no fué solamente literaria e demos ver en la gran popularidad que gozaba en
intelecrual. Fué, mediante la creación de valores la Europa protestante un moralista jesuíta como
morales, como el humanismo ejerció su mayor Baltasar Gracián.
influencia en la forma de vivir y pensar europea.
La radición helénica del idealis*" &ico floá.ió
de nuevo en la Europa de los siglos XVI y XVII, r3
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estructrrra hisdrica acrual de la cultura euroPee.
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De este modo, en e[ núcleo de la Europa occiáen"
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nadas y de culmra más elevada que e[ mundo
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Itaya conocido, se levantó un movimiento que oe-
No obstante, el dualismo de la religión y la' geba las verdades eternas del cristianismo y los
cuhura que permanecía [atente en la cultura hu- valores morales del humanismo y las consecucio-
manist, 'd. Lrro, siglos contenía un peligro en nes históricas de [a cultura euroPea. El hombre
potencia paru la unidad europea. Esto se hizo evi- empezí incluso a preguntarse si la culmra en sí
á.t t. en- el siglo XVIII, cuando los filósofos de mrsma no era un gigantesco disparate y si no
la llusración iát.ntaron completar la labor de los era posible que la humanidad se descar gara del
humanistas, creando una cultura humanista áu- peso de [a Historia y la radición para reeclificar
dnoma que fuera independiente de la religión y nuevamente [a sociedad sobre cimientos natu-
la tradición. [-os valores relativos del humanis- rales.
mo cristiano se transfirieron a fines absolutos, y El contenido completo de este movimiento no
el ideal abstracto de «civilización» vino a suplan- se reveló hasta después de un siglo, ya que in-
tar la uadición histórica de la cultura euroPea. cluso la Revolución francesa no fué sino una ma-
Asimismo, la crítica humanista de la vida, que nifestación preliminar y parcial de las nuevas
había encontrado su expresión creadora en los es- fi,rerzas. Exisda una contradicción implícita entre
critores clásicos del período humanista, como Crr- el ingenuo racionalismo de la llustración, que ini-
vantes y fué reemplazada por una
Shakespeare, ció el movimiento, y las fuerzas instintivas e irra-
crítica racionalisa de las creencias e instituciones cionales que desencadenó.
de los anteriores siglos de cristianismo. Es ver- Pero, aunque éscas se manifestaron claramente
dad que los caudillos del nuevo movimiento, en la época del Terror y en Gguras como Marat
como Voltaire, eran, hasta cierto Punto, buenos y Hebert, no eran suficientemente fuertes para
europeos y
estaban complemmente convencidos vencer los elementos racionales y autoritarios, que
de la realización única de la culura euroPea. estaban profundamente arcaigados en la uadición
Pero, al mismo dernpo, nada se hallaba a cubier- francesa, y los cuales se volvieron a establecer más
to de su crítica destructiva. Utihizaban los cofl- firrnemente que nunca durante el Consulado y
ceptos absüactos de raz6n, verdad y civilización el Lnperio en [a persona y la obra de Napoleón.
como armas paru atacar a toda la verdad y para La significación verdadera de la Revolución
quizás pueda verse más claramente en sus 15
ú enemigos que en sus defensores. El levanta- üu.,?'
cuando menos, las consecuencias del movimiento
miento de los pueblos contra Napoleón fué revolucionario ya no se esconden con un velo de
el punto de partida del movimienro nacionalista idealismo utópico, sino que se revelan en su ver-
moderno, I ha tenido incluso efecros más disolven- dadera naüuraleza como una apertura de las puer-
tes sobre la *adición europea que la misma Revo- tas del abismo y una liberación de las fueruas os-
lución francesa. Fichte, que fué el gran ideólogo de curas e irracionales que habían permanecido €rr-
este movimiento nacionalista, era discípulo de la cadenadas por mil años de cultura crisriana.
Revolución francesa, cuya inspiración numió sus Durante Ia primera mirad del siglo XIX, AIe-
primeros escritos. Pero su subjetivismo e individua- mania continuó siendo una fábrica de ideas revo-
lismo ilimitados le llevaron por senderos descar ria- lucionarias, que resultaban t,nro más revolucio-
dos a la idealización del Esmdo como poder cr€á- narias cuanto que eran puramente teóricas y no
dor de la libertad y único órgano de la vida econó- se encauzaban en ninguna acción revolucionaria.
mica y l^ cultura social, actirud que culminó final- Esm obra fué llevada a cabo simult áneamenüe en
mente en una deificación del pueblo alemán, hasra tres sectores distintos : por filósofos como Scho-
el punto de considerarlo ««la única raza en la cual penhauer, Feuerbach y Sdrner i por hombres de
el germen de la perfección humana se hallaba pre- lemas como Buchner y los escrirores de la «joven
sente de *m.r, más complea y al cual hrUia Alemania» , f por socialistas como Bruno Bauer,
sido confiada la dirección de su desarrollo». Moisés IJeru y Carlos Marx. Los últimos han
Pero, aunque Fichte fué el ideólogo de la re- sido completamente olvidados, a excepción de
volución alemana, fué una fr,gura transitoria que Marx, que debió muchísimo a sus inmediatos
rcdavía tenía sus raíces en el siglo XVI[. Las de- predecesores, aunque les pag6 su deuda, como era
ducciones más profundas del movimiento fueron su costumbre, ridiculizándoles y abrumándoles con
llevadas a cabo por los jóvenes rcmánricos con- invectivas.
temporáneos suyos, los cuales se reflejan, sobre Fyé de este rriple origen como el
.partiendo
todo, en la vida y la obra de Enrique von Kleisr. movlmiento revolucionario europeo penetró en
Kleist fué trn parriota y un caudilll det despertar Rusia, encontrando allí suelo férril paru un futuro
nacional, pero sus grandes dramas poéticos, como desarrollo. En Rusia, menos aún que en Alema-
Pentesilea y la Batalla de Herürdnn, oo esrán ins- nia, no existía ningún cauce en el cual verter el
pirados po; la idealización del genio nacional de pensamiento revolucionario y uansformarlo en ac-
Fichte, sino por un éxmsis negativo de desrruc- ción política; así que todo el movimiento era ne-
ción, una especie de misticismo de muerre gue cesariamenüe subter ráneo y obligaba a separar 1a
encontró su expresión final en su dramárico rui- hendidura de la sociedad y la cultura rurrr,
cidio a las orillas del lago Wan en r8r r. Aquí, que era muy acentu ada. Desde fines del si- r7
.,

I8 glo XVII, Rusia venía sufriendo un proceso inteligencia rusa para producir su radición revo-
de occide ntalizacíón, que encontró su forma lucion aria. De manera distinta a los movimientos
externa en la nueva capiml occidenml de San Pe- revolucionarios contemporáneos de Occidente,
tersbu rgo, y el cual, durante todo e[ siglo XVIII, aquél no fué originariamente político, sino culru-
contin uó uansformando La organizacíín del Estado ral y religioso. De hecho fué una especie de reli-
y la cultura de las clases dirigentes de Rusia. Esta gión negativa que predicaba el evangelio del ateís-
revolución, realizada desde arriba, Íué inevitable- mo y el materialismo con la misma fanática into-
menüe impopular, ,ya que esmba en conflicto con e[ lerancia que había caracte úzado los movimientos
e§píriru de la tradición eslavo-bizantina oriental de sectaflos rusos.
la Rusia rnoscovita, y levantó una tozuda e inarti- Este espírim encontró su manifestación extrema
culada resistencia que se manifestó en los levanta- en el nihilismo, este fenómeno típicamente ruso
mientos de los cosacos, la inquierud de los cam- que se inic ió a partir de r 86o bajo la influencia de
pesinos y la protesta religiosa de los Andguos
Bakunin y recibió su formulación intelecrual con
Creyentes y otras sectas cismáticas. los escritores Pisarev, Chernishevtly y Dobro-
P.1o a prrtir det segundo cuafto del siglo XIX lyubov. '

esta iradición natural de oposición se transformó Su significación ha sido descrita por Nicolás
por. medio de la infiltración de las ideas revolucio-
Berdyaev en el siguiente pasaje: «El nihilismo
nanas occtdentales. Las ideologías de los filósofos es la actitud negativa de 1o apocalíptico ruso. Es
alemanes y de los socialisms franceses y alemanes una rebelión contra las injusticias de la Historia
se trasplancaron a Rusia, adquiriendo en el nuevo y contra la falsa civllización; es una necesidacl de
ambience un carácter rnás revolucionario. De este poner fin a la Historia y de empezar una nueva
modo las ideas occidentales ya no formaron un vida al margen y por encima de la Historia. El
vínculo entre Rusia y el Oeste, sino que actuaron nihilismo exige la desnudez, el despojo de todos
como una fuerza desinte graáora que separaba más los arreos de la culrura , 'La aniquilación de todas
el abismo que había entre ellas. Incluso un movi- las tradiciones históricas, a fin de poner en liber-
miento conservador y tradicional como e[ de los tad al hombre natural para el cual ya no habrá
eslavófilos, que rrribía su inspiración de la id.r- cadenas de ninguna cláse. El ascetismo intelec-
Lización germánica de la raza y l^ nacionalidad, tual del nihilismo encontró su expresión en el
sirvió para rcforzar la dirección revolucionaria me- materialismo , y toda offa filosofía más sutil fué
diante su hosdlidad hacia la obra de Pedro el condenada como una aberración» (r).
Grand e y su vuelta a la idea tradicional de la San- La infuencia del nihilismo fué mucho ma-
ta Rusia. Todas estas distintaq corrientes se mez- (, ) El origen del comwnismo r?tso, p»9. 49. r9
claron una con otra en el mundo cerrado de la
áo yor que la del grupo de escrirores que popu- que en Oriente son relativamente externas a las
laúzaron primeramente sus docffinas. Per- radiciones de la cultura indígena.
meó toda la uadición revolucionaria de Rusia y se Así, el nacionalismo orienml no tiene el mismo
rnostró con especial impulso en el caso de P. N. carácter disolvente que posee e[ europeo, ya que
Tkachev, e[ primer gran caudillo del marxismo ru- tiende a unificar a toda la cultura contra la in-
so. Y, aunque los hismriadores oficiales del comu- fluencia y la dominación extranjera. En realiclad,
nismo no lo consideran debidamenre o lo omiren, la unidad del nacionalismo oriental no es el na-
fué sin duda uno de los factores más importanres cional, sino la misma cultura, como en e[ caso de
que contribuyeron al desplome del anciguo Égi- China ; y cosa parecida ocurre con la India y el
men y a la victoria de la revolución de noviembre. Islam. De modo semejante, los valores cultu-
He hablado del movimiento revolucionario ruso rales superiores que se niegan no son los va-
con algún. detenimiento, no sólo debido a su im- lores orientales tradicionales, sino los valores im-
portancia intrínseca como punto de arranque del portados de la culmra occidental que habían
ataque mundial más decidido
.qr.sufre la cultura sido imperfectamente asimilados y jamás habían
europea, sino porque es además el ejemplo clásico satisfecho las verdaderas necesidades del alma
de cómo las ideas revolucionarias europeas pue- orienml.
den ser asimiladas por culturas no europeas y Pero este caso no es de ninguna manera el de
transformarse en ideas antieuropeas. Lo que ocu- Europa. Las naciones de Europa
rcíó en Rusia el siglo pasado ocurre acualmente
lrm formado
srempre parte de una unidad süperior, represen-
en Asia y está a punto de ocurrir en Africa. Y tr,da por la culrura europea, y, por tanto, ctrando
en. cualquier caso se dibuja la misma trayectoria : en el siglo XIX el nacionalismo a6rmó su dere-
primero, nacionalismo culrural; después, revolu- cho absoluto a una autarquía espiritual y cultural,
ción social; finalnrente, negación y desprecio de produjo inevitablemente un efecto desinte grador
los altos valores culrurales. sobre la unidad de Europa. Sus efectos no fueron
Todas estas fases se hallan igualmente presen- tan deplorables en los antiguos reinos de Occi-
tes en la propia Europa occidental. Fué aquí don- dente, donde el Esmdo había poseído durante si-
de ellas tuvieron su origen , y de Europa se de- glos un carácter nacional; pero en el cenüro de
rramaron como una epidemia por todas las par- Europa, donde la nación-estado no existía , y e[
tes del mundo en proporción a la influencia que despertar del nacionalismo coincidió con el na-
la cultura europea ejercía sobre ellas. Pero el efec- cimiento del movimiento revolucionario, los re-
to de estas fueruas en Europa es mucho más pe- sultados fueron desastrosos. El desarrollo históri-
ligro.so que en otras partes, puesto que aquí ame- co y la estructura política de la Europa cen-
naza la misma vida de nuestra cultura, nrientras tral había sido formada por la radición su- 2Í
22 pernacional d.t Sacro Imperio Romano y la plejo de tradiciorles históricas y de relaciones so-
madición plurinacional de la Austria de los .i*í.r que hasta cierto punto eran un patrimonio
Habsburgo. EI primero fué desruído por la revo- común de los diferentes Esmdos y estaban firme-
lución, y el segundo fué socavado y desinte grado mente arcaigadas en el pasado europeo. El caíta-
por el ataque convergente del nacionalismo Serma- mazo de las relaciones diplomáticas entre las ca'
no y eslavo. Esto último tuvo un efecto lamentable pitales europeas era sólo la experiencia formal y
sobre Europa en cuanto a unidad , ya que arrancó especializada de un sistema más de rela-
la piedra angular del orden euroPeo y destruyó .amplio
crones sociales entre los grupos gobernantes de los
el sistema existente de cooper acíón internacional diferentes países, que formaban una sociedad in-
que habían construído laboriosamente los .,lea- ternacional y una clase supernacional. Esm socie-
ders>> de las grandes potencias durante los años dad y esta clase europeas que existían en el si-
r8r4 y r8r5-en Viena. Pero en la propia Europa glo XIX no dejaban de ser satisfactorias desde
central significó mucho más que esto, ya que lm- muchos puntos de vista. En su mayorfa, eran un
plicó la separación de la unidad orsánica de una
Bypo sobreviviente de los días -d.l . Antiguo Ré-
cultura viviente entre nacionalidade.s e ideoloqías gimen, QUe se había atrincherado derás de una
raciales rivales. Fué en vista de e.sto por lo que barrera de privilegios aristocráticos y estaba di-
Grillpa rzer, como representante de la vieia cul- vorciado de la vida de las gentes ordinarias. Sin
tura austrfaca, pronunció aquella farnosa frase : o
embargo, quedaba siempre abierto a los hombres
«<EI sendero de la culrura moderna va desde Ia de mlento que no eran de origen aristoc rático,
human idad a la bestialidad a través de la nacio- hombres como el barón Stockmar, sir Robert Mo-
nalidad.))
'Y los cien años que han transcurrido
rant, el historiador americano J. L. Motl.y, Hen-
desde entonces no han hecho sino reforzar el ve- ry Reeve y otros, y su desaparición no fué el resul-
redicto. tado de su exclusivismo social, sino de su toleran-
Por otra parte, esta desinte gracrón nacionalista cia y comprensión, que se opo nían al creciente ex-
de la Europa central condujo a una serie de gran- clusivismo de la cultura nacionalista. De este modo
des g,.r.ttrr que acabaron por descruir todo el sis- no hubo una cultura democráríca común europea
tema estaffil europeo. La multiplicación de nuevos que reemplazara a la vieja sociedad aristocrátíca, y
Esmdos nacionales aumentó la inestabilidad y la la desaparición de los grupos sopiales que estaban
insegu údad del nuevo orden, y'^ que cada uno de vinculados con la totalidad europea más bien que
ellos rcnía que luchar a la vez contra la presión con las partículas nacionales, destruyí los órganos
externa de algún gran poder enemigo y l^ presión naturales de comunicación internacional, produ-
interna de sus propias minorías nacionalisms. El ciendo un descenso gradual del alto nivel al-
viejo orden europeo había descansado en un corrl- canzado por la culcura europea. 23
,ru

24 sin -ernbargo, el miunfo del nacionalismo con sus viejas formas de vida en una comunidad I
I
no fué tan compleÉo como parecie ra a prirne- rural esmble y con una cultura religiosa tradi- I

ra vista, pues al rnismo tiempo qü. Ios Esrrjo, na_ cional, donde el comunismo y el socialismo des-
cionalisüas iban afrrmando rr..rirarnenre su inde- arrollaron una nueva fe y una nueva vida. Y ya
pendencia políúcay culurul, su cohesión interna se
I que estos elementos no habían tenido nunca Par-
iba socavando debido a las akeraciones produci- t ticipación alguna en Ia culrura humanista ni ha-
das por un gran movimiento económi.o." A me- bíañ guardado una lealtad consciente a la tradi-
lida^que la revolución indust rial, parriendo de ción europea, no tuvieron ninguna dificulad en
Ia Gran Bretaña, pasaba al continÉrrr. europeo rechazarlas como si se tratara de una cultura y
y. se derranr aba hasri el orienre de Europa, I, üd, una tradición propias de una casta dirigente ajena.
de los obreros y de las clases medias ,.'ib" ffans- En Occidente la situación era completamente
formando por complero y se alreraban radicalmen- distinta. Los dirigentes del movimiento laborista
te sus rnutuas relaciofles. La lucha de clases, que inglés esmban a menudo más vinculados a los
Íué el resulmdo inevirable del proceso de Ia ,rL"- idáales humanistas que sus contrincantes capita-
nización indusrrial, corró el ,urr.. del naciona- lisms, y encontraron sus aliados naturales entre
Iismo y el racismo, creando los nuevos internacio- los dirigentes de la romántica vuelm a las tradi-
nalismos de capiml y crabajo. ciones del Cristianismo medieval, mles como Rus-
Esta nueva situación se reflejó en la ideolog ía. kin y William Morris, mientras que en Francia
marxista
.y en.la propaganda que hizo que r, i,r- la ideología de Proudhon, e[ pensador socialista
cha de clases fuerá 6 bár. de i, teoúa slcial Ia
y francés más influyente, era la andtesis del mar-
acción polític a, 'y que actuara como un fermento xismo, tanto por su tradicionalismo moral como
-
revolucionario que renía que carnbiar a Europa por su hostilidad al Fstado y a toda forma de co-
de un confín , órro. A,rnqr: .l marxismo era lectivismo y de sujeción al régimen. .
pu_
ramente occidental en su órigen y recibía su
iru- Sin embargo, fué en Occidente, y especialmen-
piración de las realidades ¿át indurrrialisrno in- te en la Gran Bretaña, donde el Proceso del in-
glés,
_de
las reorías de Ia filosofía alernana y de dustrialismo urbano fué más lejos y desgajó más
Ios ideales de Ia madición revolucionaria frln completamente a la sociedad de sus raíces natu-
r-
s2, su acción se sindó rnás profundarnente en
las rrl.s campesinas.. La sociedad urbana cesó de
tierras del esre de Europa, que poseían una
cul- estar por entero vtncul ada a su com arca y a su re-
rura rural, donde la influencia ¿ll industrialismo gión para convertirse en servidora del mercado
urbano era más reciente. Fué entre los campesi- mundial y en órgano de una economía cosmoPo-
desarraigados y enrre los judíos rnedio ernan- lita. Pero mientras este proceso de industúa'
'ros
cipados que habían perdido ,r, vínculos ,itrl., lizaciín urbana produio un crecimiento ex- 25
26 traordinario de úqueza y población, debilid estaba inmune de las exageraciones del naciona-
a[ mismo tiempo la vitalidad y l^ cohesión de lismo contemporáneo germánico, se consideraba
la cultura europea. Ello implicaba la vulg arización a sí mismo ,ri. todo 1r sobre todo como un buen
y el abaratamiento, tanto del hombre como de su europeo, leal a la yaá tradición del humanismo
irabajo . La nueva cultura mecan izada que el occi- occidenml y al origen de todos los altos valores
dente europeo y la Nueva Inglaterra esparcieron espirituales de la cultura europea. Al propio tiem-
por los cinco continentes, fué una cultur a barata y po reconocía que esta culrura humanista había
antiest éúca que levantó [a antipada no sólo de agotado sus energías y que los valores espiritua-
las culruras conquistadas, sino también de con- les que había creado se disolvían en una mezcla
siderables elementos de la misma Europa. de sentimentalismo humanitario e idealismo libe-
ral. Sobre todo, los tipos humanos superiores iban
a ser absorbidos y destruídos por el rebaño huma-
Ro que se acumulaba en las nuevas ciudades y que
TV iba encaiándose en la uniformidad en virud del
Estado demóc rata y burocrático.
Et DIAGNOSTICO DE NIETZSCH E Nieusche atribuía la principal responsabili-
dad de este proceso de degeneración a la in-
fluencia del Cristianismo y a la docuina moral
Tampoco estaba confin ada esta reacción a las cristiana. Aunque reconocía la importancia his-
clases explotadas o a las nacionalidades oprimidas, tórica del Cristianismo como creador de valores
sino que afectaba, asimismo, a las clases privile- espirituales, no supo reconocer que el Cristianis-
giadas y encontraba su expresión más recia entre mo no era más responsable de [a degradación de
los orientadores de la culrura del final del si- la éúca europea de [o que lo fué el humanismo
glo XIX, tales como Federico Nietzsche. Fué de la degradación de la cultura europea. Los valo-
Nieusche el primero que percibió claramente el res cnstranosy los valores humanistas se habían
cará,cter de la enfermedad de, la cultura europea depreciado del mismo modo. Sólo los valores eco-
en la naturaleza y la hisrcria del nihilismo euro- nómicos permanecieron en pi., y éstos no poseían
peo ; y el hecho de que dejara de llevar a cabo ni proporcionaban ningún
poder espiritual alguno
su curación y de que sus remedios fueran tan ábjetivo cultural común. La ciencia y [a técnica
sólo síntomas adelantados de la enfermedad, no habían aumentado en gran manera los conoci-
es obsdculo para que reconozcamos la verdad y mientos y e[ poderío externo del hombre occi-
la profundidad de su diagnóstico. Aunque Nietzs- dental sólo para dejarle espiritualmente des-
che era un alemán de la época de Bismarck y no nudo y vacío ante el abismo nihilisra. 27
'rlTry
lrl

28 Desde el punto de vista de Niessche esta su forma exagerada ? Sin cluda cn to«l«l c:sto ha-
crisis sólo podía vencerse con el descubrimien- bía un elemento de qtrirnera y rnegnlotnanla que
to de un nuevo propósito espirirual que creara nue- constituía los síntomas que nnutrciaban .su pro-
vos valores y proporcionara un nuevo sentido a la pi, enfermedad tnenml ; pero, .sobrc toclo, ello
vida. Esce motivo no podía encontrarse en la eru la consecuencir lógica de su inconrpren.sión del
misma humanidad. Pues a pesar de su humanis- Cristianismo y de la antipatía natural que sentía
tno, Nieusche se daba cuenta de que el hombre hacia lo que suponía fals¿rmente que erau valores
no era un fin sino el camino hacia un fin. Si la e ideales cristiano.s.
antigua fe religiosa había muerto y los antiguos
idealismos filosóficos y morales se habían con-
veftido en abstracciones vacfas, e[ hombre sólo
podía evadirse de la destrucción espiriual encon-
rando una nueva meta más allá de la humanidad. V
En este punto, Nietzsche coincidía con los cris-
tianos a qulenes condenaba. Su tesis es esencial-
mente religiosa, y vió más claramente que mu- EUROPA Y EL ESPIRITU DEL CRISTIANISMO
chos de sus contemporáneos cristianos que la cri-
sis de [a civlLización occidental no era política ni
económica, sino esencialmente espiritual : una A los ojos de lrtrietzsche, el Crisdanismo no era
crisis del alma del hombre occidental. Por otra más que una tendencia patológica hacia el dolor
parte su esfuerzo pata proporcionar una solución r y mero temor a la vida; una moral esclava de la
al problema mediante el evangelio del superhom- sumisi ón y del sufrimiento ; la ven ganza de los dé-
i'i

bre y l, voluntad de poder €s, incluso, más falaz biles conffa los fuertes y de los enfermos contra
e irreligiosa que ninguna de las soluciones pro- los sanos. Sin duda e[ Cristianismo contemporá-
puestas por los socialisms o los humanitarios se- ':
neo daba pi. a estos errores. Porque el Cristianis-
culares , y tuvo una influencia más desastrosa so- mo europeo de fines del siglo XIX se encontraba
bre Europa y particularmente sobre el pensamien- en Íranca rctirada ante el empuje del materialis-
to alem án de principios del siglo XX. Porque ¿ qré mo y el secularismo. Se sentía extraordinariamen-
es el superhombre sino una sombra tergiversada te debilitado por varios siglos de luchas sectarias
del ideal humanista arrojado al abismo por el sol y tendía a derivar hacia un remanso cultural re-
poniente de la cultura humanisca? ¿Y qué'es la moto del movimiento vivo de la culrura contem-
voluntad de poder de Nietzsche sino la enferme- poránea. El notable relato que Eduardo Gos-
t'l¡r,l tttoral dorninante de Ia cultura europea en se hizo de su padre, el naturalism victoriano , zg
",:'r,TTI

30 demuestra hasta q.ré punto este divorcio €Ír- en e[ 'que la humanidad sería transformada por
tre la religión y la cultura superio r había Ío- la infusión de un principio espirirual.
mentado esta forma de evásión religiosa que aisla- Esta originaria concepción cristiana de un nue-
ba al creyente hacia un grupo ,..rrrt q". absorbía vo orden debe discinguirse del «apartamiento del
sus energías espirituales (r). Pero esto no era pecu- mundo», que es característico de la religión de
liar del Cristianismo, sino que era el sfntoma del los siglos XVIII y XIX. Porque fué r'rn ptoceso
XIX, y cósmico que se rcalizó progresivamente en la his-
carácter centrífugo de [a culrura del siglo
los artistas, los hombres de leras y los reformado-
l toria y que creó un nuevo mundo porque creó
res sociales y revolucionarios, incluyendo al propio una nueva humanidad. Fué un proceso esencial-
Nietzsche, todos muestran señales de la misma ac- mente dinámico como vemos claramente en la in-
tirud disolvente y tienden a formar pequeños gru- terpretación agustiniana de la historia como con-
pos cerrados y círculos dentro de los que viven y flicto enffe dos deseos añagínicos y dos princi-
trabajan. En realidad, ésta era una forma de evá- pios espirituales, incorporados en dos comunida-
sión; pero de donde se evadían nq era de la vida, des opuestas y dos órdenes sociales opuestos.
sino de la presión angustiosa de la cultura domi- La éúca cristiana, pues, es rnucho más dinámi-
nante secularizada. ca de lo que Nietzsche había concebido. Y, en
realidad, a pesar del espíritu y del motivo delibe-
Sin embargo, cuando el Cristianismo sectario
radamente anticristianos de su teorfa, existe cier-
implic aba, como en el caso de Felipe Gosse, una
abdicación de la misión mundial cristiana y una
ta semeja nza (qu. casi sugiere un elemento de
limitación deliber ada de su actividad en benefi- imitación inconiciente) .rtr. su idea del super-
hombre y la transformación de la culura, debi-
cio de una minoría sele cta, encerraba entonces una
do a[ hall,azgo de un principio transcendente que
profunda incomprensión del sentido del propio
crea nuevos valores, y la idea cristiana del nuevo
Cristianismo. El Cristianismo empezó como una
hombre y la ransformación del orden universal
religión minoritaria, u$a minoría mn pequeña y
presente por la infusión de un nuevo principio es-
oscura como cualquiera de las sectas del siglo XIX.
Pero al mismo tiempo afirmó desde un comienzo piritual q"r. crea un nueva moralidad y una nue-
va jerarquía de valores espirituales.
su misión universal de transformar al mundo,
Pero, si ésta es Ia verdadera naturaleza del Cris-
misión que abarcaba toda la historia de la huma-
nidad. Anunciaba la venida de un nuevo orden tianismo, queda claro que la pérdida de la fe cris-
-
tiana y de los valores morale, cristianos han re-
nido un efecto mucho más grave sobre la cultura
(r) Esto no fué sólo característico de Felipe Gosse, Pues
uno de los científicos rnás grandes de principios del XIX, Fa-
europea del que Nieusche creyera. Ya que
raday, fué miembro de un grupo similar, los sandemanianos. lo que se ha perdido no es la moralidad ne- 3Í
-fl - - -.*'il¡!E Frrtr.qFrFry

32 gativa que controlaba la conducm de las ma- ninguna culrura ha sufrido tanto a consecuencia
irr, riná la finalidad espiritual trascendente del proceso de secularización, ya que a medida
que proporcionaba a la culrura euroPea su motivo que éste avenze desmuye los elementos espiritua-
dinámico. No quiero decir, naturalmente, {ue este # les comunes que hicieron a Europa lo que era, paru
motivo espirirual y los valores morales que había dejar sólo las Íuerzas opuestas de clase y naciona-
creado se hubieran rcalizado de una manera com- lidad y las técnicas sociales y ciendficas que fue-
plem en la cultura euroPea en las épocas de mayor ron crlación de la última frr. de la .,rlurm euro-
áesarrollo cristiano. Pero esto ocurre con todas las pea. Pero ninguna culura puede vivir simple-
religiones y todas las ideologlas. Incluso, eo los in- mente de su técnica. Es imposible que Europa
feriáres .*irt. siempre un cierto conflicto y discre- sobreviva o jusdfique su existencia solamenre por
pancia entre e[ propósito moral y la conduch so- esta triunfadora forma de vida que se manifiesca
.i.1, y l^ distancia es tanto más amplia cuanto más en una superior producción de maquinaria, ma-
trrr.á.dentes son la fe religiosa y el propósito mo- yores bombas e instrumentos *á: complicados
ral. Pero ello no significa que la religión no efecte que ninguna otra parte del mundo, pues rodo
a la cultura. A[ contrario, cuanto más ffascen- esto puede realizarse con más ventajas en los Es-
dentes sean los propósitos religiosos y los- valores tados Unidos y Ru.sia, recientes poderes munclia-
morales, tanto más ifi.r..t resultan como vínculo les qlre poseen eondiciones geográficas y socioló-
de unión entre las diferentes clases y comunida- gicas más favorables paru el desarrollo de una cul-
des. Una ideología secular atrae inevitablemente tura de masas más unificada.
intereses sociales particulares y sus valores mora- Tampoco puede resolverse el problema €uro-
les tienden a.onr.rtirse en valores de una clase o peo por medio de un tajante proceso de reorgani-
de una nacionalidad. Pero los valores morales de zación económica y política que condu zca a una
una religión universal superan sus limitaciones so- unidad federal, a unos Estados Unidos de Euro-
ciales, y así el Cristianismo pudo unir al esclavo pa semejantes a los Esrados Unidos de América;
y al hombre libre, al ciudadano romano y al gue- pues Europa no posee ni el lenguaje común ni
rr.to bárbaro en Ia profesión de la misma f., en la radición política común que han desempeña-
la comunión de los mismos sacramentos y en la do un papel t.n esencial en el desarrollo de los
aceptación de los mismos tipos y valores rnorales. Estados Unidos y Rusia. Los prejuicios y las exa-
Ettor fueron los cimientos sobre los que se le- geraciones del nacionalismo moderno no dehen
vnntó Europa, y ninguna de las grandes ctllturas impedir que veamos la imporrancia viral de la
rrrurrdiales ha debido más a la fuerua absorbente nacionalidad como un elernenro esencial de la cul-
y colresiva de creencias religiosas comunes y de tura europea. Europa debe su catáctet único
eonrunes propósitos morales. Por consiguiente, al hecho de que es y ha sido siempre una co-
33
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34 munidad de ñaciones, todas e[as intensarnen- más aguda ; y es Europa la que posee los mayo-
te conscientes de su personalidad social y de res recursos de sabiduría y experiencia Paru en-
sus leyes e instituciones polícicas disdntivas, aurl- frentarse con ella. Por consiguiente, a pesar de la
que todas unidas por una tradición espiriual co- debilidad material y política de Europa, ella se
mún y unos valores morales comunes y una común encuentra todavía en una situación clave Para de-
culmra intelectual. Incluso hoy 4í^, en el presente cidir en los destinos del mundo , ya sea a causa de
esmdo de desinte gración de la cultura europea, es- su victoria o de su derrota en e[ enorme conflicto
tas radiciones y valores comunes no se han perdi- de nuesra época.
do totalmente; se han debilitado y depreciado, pero
no han muerto, y es tan sólo mediante su resta-
blecimiento como se puede salvar a Europa. Tam-
poco pued.e decirse que todo ello haya perdido su
importancia en e[ nuevo mundo mecanizado. El
progreso del tecnicismo ciendfico puede haber
hecho posible la creación de máquinas calculado-
ras y
cerebros mecánicos; pero jamás exisdrá una
máquina paru la creación de valores morales. La
última palabra en los problemas humanos siem-
pre pertenecerá a[ poder espirirual que trasciende
tanto el orden de la naturaleza como e[ orden de
la cultura y proporciona a la vida humana su
significación y su finalidad definitivas. Só1o rne-
diante el nuevo descubrimiento de este poder y
de la restauración de la relación riple entre los
fines espirituales, los valores morales y [a acción
social, es como Europa podrá superar su crisis cul-
rural presente, debida ante todo a la contradic-
ción entre el desarrollo del poder técnico y la pét-
dida del propósito espiritual. Esta crisis no se li-
mita solamente a Europa; es una problema gene-
ral que es común a todo el mundo moderno. Pero
fué en Europa donde se manifestó originarianren-
te; es en Europa donde ha adoptado su forma 35
I

SUIvfARIO

I.-PÉnDIDA DE LA HEGEMo¡ría EURoPEA, pá,5. 7.

II.-IoEA DE Eunope , pá8. r r.


III.-REvoLUCróx y NACIoNALISMo, ?ág. 14.

IV.-Er- pracNósrlco DE NrcrzscHE, pág, 26.

V.-EuRopA y EL rspÍnru DEL cRIsTIANISMo, pág. zg.


-l
I

COLECCION «O . CRECE . O . MUERE»

r.-Ln LIN¡I)AD DEL MUNDo, por Carl Scbmitt.

z.-Sn'u,rrcrtiN ACTUAI. DE LA CULTURA EURoPEA, Por


Cristopbe r Da'u)son.

3.-socror-ocít pg LA cRIsIS, por Alois Dernpf,

4.-PRoBLET,IAS DE LA NovELA coNTEMpoRÁNE,t, Por


Marian,o Baquero Goyanes.

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