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Análisis de la película El Señor de las Moscas

El señor de las Moscas es una película estrenada en el año 1990, dirigida por Harry
Hook y basada en la novela homónima, del escritor inglés William Golding,
originalmente publicada en el año 1954. Es considerada obra de gran importancia
para la literatura, tanto de la época de la posguerra, como una crítica a la sociedad
moderna.

El contexto de la obra se plantea de forma sencilla. Un avión en el que iba grupo de


niños que regresaba tras un viaje escolar se estrella cerca de una isla deshabitada.
Tras el accidente no quedan adultos vivos, a excepción de uno que enferma y
fallece prontamente en el transcurso de la obra. Al quedar los niños solos, se
establecen rápidamente algunos parámetros de organización y liderazgo entre ellos,
así como, posteriormente, una serie de conflictos al interior del grupo.
Nos proponemos analizar esta situación a la luz de los contenidos vistos en el curso
hasta el momento, y la lectura del Populismo Punitivo, del profesor Mauricio
Martínez. Para tal propósito, enfocamos el análisis principalmente en tres temas
básicos, a saber, i) el rol del líder dentro del grupo, ii) el manejo del miedo al peligro
y iii) los linchamientos colectivos y el comportamiento del individuo en masa, con un
enfoque en el psicoanálisis y la teoría del chivo expiatorio propuesta por Freud.
Lo primero que vale aclarar es que estos tres elementos no los analizamos de
manera aislada, por cuanto todos se relacionan entre sí, y presentan características
variables a lo largo de la obra. En este orden de ideas, podemos ver que en un
primer momento al encontrarse los niños solos y sin la dirección de un adulto, se
enfrentan a la elección de un líder, con el cual construiran un sistema de reglas para
regular el comportamiento de estos niños, además con el cual pretenden dirigir sus
acciones para asegurar su supervivencia. La elección de este líder se basa en el
rango jerárquico al estilo de la milicia, a razón de la composición del grupo como
“jóvenes exploradores”. Esta primera elección resulta ya de por sí conflictiva, pues
entre los chicos se encontraba alguno de mayor edad, y quien por lo tanto quería
asumir el liderazgo.
Sin embargo, al principio todos parecen acatar la decisión del grupo y seguir al líder
electo. Además, muchos de los chicos se sienten identificados por su carácter,
siendo éste sensato e inteligente, así como firme en sus convicciones y en la toma
de sus decisiones. En este sentido sale a relucir una de las primeras
consideraciones sobre la propuesta freudiana del liderazgo y su rol dentro del grupo,
en cuanto ofrece una primera idea de organización social y movilización de la masa,
amén de asegurar un sustento a la espera de su rescate.
Ralph, el chico que asume el liderazgo, determina actividades para el grupo, como
una construcción para resguardarse en las noches o durante las tormentas, un
grupo de caza o de pesca, y un grupo encargado de mantener vivo el fuego –para
generar humo y así ser probablemente detectados–, así como de actitudes de
respeto y colaboración entre sus integrantes. Allí sale a relucir la figura de Jack,
quien fuera el mayor y deseoso de liderar. Su comportamiento resulta abusivo con
los menores, especialmente “Piggy”, uno de los más pequeños integrantes; además
Jack también resulta desobediente a las órdenes y estableciendo por su cuenta un
rechazo a ese liderazgo.
De acuerdo a su personalidad, y en relación a la exposición freudiana sobre este
particular, se dice que la represión que imponen las normas sociales del grupo y del
líder genera instintos que se sedimentan en su subconsciente, traduciéndose así en
la acometida de “delitos” o agravios dentro del grupo. Así mismo, la noción de la
exigencia de castigos o penas superiores para los contrarios son un fenómeno de
esta personalidad, lo cual veremos un poco más adelante.
Esta relación entre los dos mayores integrantes del grupo genera una discordia y un
quiebre fundamental, para el análisis dentro de la obra. Jack decide tomar camino a
parte, habida cuenta de su extremo deseo de cazar los cerdos salvajes encontrados
en la isla –lo que saca a relucir sus impulsos de agresividad–, llevándose consigo a
una parte importante del grupo, pues se manifestaba fuertemente su liderazgo con
ellos, aunque fuera de forma autocrática.
De esto podemos analizar otra propuesta freudiana, según la cual los individuos se
agrupan de acuerdo al reconocimiento de sus características personales dentro de
un grupo o masa, así como de la identificación de sus mayores deseos y
sentimientos en la figura de un líder. La relación entre individuos, para Freud, resulta
por tanto distinta a su relación con un grupo en masa. La figura de Ralph como líder
implica una competencia directa a su superioridad supuesta. En este sentido los
individuos, per se, y para el caso Jack, desarrollan un carácter narcisista que se
impone y refleja sobre los demás, que se rechazan entre sí en relaciones de tipo
afectivo –entre hombres–, pero que se unen entorno a un grupo, del que, denomina
Freud, se gesta una masa psicológica. Se establecen, por consecuencia, dos
grupos apartados, que terminarán por disputarse el liderazgo y, en parte, los
recursos más valiosos.
Posteriormente, en un segundo punto de análisis, surge la figura del monstruo en la
isla, un ser desconocido y desconcertante que imprime miedo sobre los niños.
Resulta ser el único adulto que había sobrevivido y quien, enfermo, se adentra en
una cueva y allí se resguarda. Su figura desconcertante y en el espacio oscuro de la
cueva engaña a los niños haciéndoles creer que se enfrentan ante un monstruo, del
cual deben protegerse. La figura de valentía de Jack imprime más valor a su
carácter, por lo cual otra parte del grupo original se adhesiona a este último.
Podría resultar exagerado para el caso analizar el miedo a razón de una difusión
mediática, pero sí es posible considerarlo en un nivel mínimo, entorno a las
consideraciones básicas del fenómeno, por cuanto la desinformación, tanto como la
exageración, estimulan en el grupo una conducta y una aprehensión del hecho de
forma sobredimensionada, en el sentido expuesto por Aniyar, al considerar los
alcances de la información en los medios . En igual sentido, el nuevo líder puede
hacer uso del miedo, del alarmismo, como lo describe Francesc Barata, alrededor
de la figura del monstruo, para adherir a nuevos integrantes, asegurando su
protección, frente a la desprotección del reducido grupo de Ralph.
En esta figura del monstruo y del terror difundido, se genera una dinámica bastante
particular e interesante, en la cual se gestan al interior del grupo experiencias y
expresiones rituales alrededor de la figura, ahora mítica (no en un sentido de
falsedad), del monstruo. Para responder a su protección, no se acude sólo a la
fuerza, sino también a la ritualidad, reflejada en el ofrecimiento de una cabeza de
cerdo para alimentar a la “bestia”, pero también de la danza, la lucha y el
apaleamiento ritual del ser a que se teme, fenómenos que reflejarían condiciones de
pensamiento abstracto y rudimentario de grupo, alrededor de lo inexplicable, este
comportamiento es introducido en la teoría del populismo punitivo, como la
criminología of the every life, con lo cual se especula sobre los riesgos de las
posibles víctimas y se promueve en acciones preventivas para este caso la cabeza
del cerdo como tributo.
De un lamentable hecho dentro de la obra parte el último punto de consideración,
que corresponde a los linchamientos en grupo, respecto al comportamiento del
individuo en masa. Un joven rezagado e inquieto, decide adentrarse en la cueva e
investigar por cuenta propia si acaso el monstruo a que se refieren no es más que el
adulto que los acompañaba y quien había desaparecido. En el momento en que se
encuentra explorando, del otro lado de la isla se viene desarrollando el ritual
mencionado del pequeño grupo. Sumado a la oscuridad general de la noche y a los
reflejos imperfectos del fuego encendido, el curioso joven lleva consigo un sable
luminoso que le da un aire misterioso y desconcertante, y que al aparecer en
escena, abrumado por lo encontrado (el cadáver del adulto), y corriendo para llevar
a los demás la noticia de su hallazgo, se encuentra con una enfurecida y
despiadada turba que le confunde con el monstruo y arremete en su contra,
propinándole una gran cantidad de heridas con sus lanzas, antes usadas de forma
ritual sin agresión en dicho ritual, hasta matarle.
Se puede considerar ésta una actitud irracional del grupo, de la masa, que ataca sin
consideraciones previas, respondiendo ante el temor que genera la figura del
monstruo. Sin embargo, aunado a este episodio y su consideración como
meramente accidental, el ahora reducido grupo original a tan sólo dos integrantes, a
saber, Piggy y su líder Ralph, se debe enfrentar a los ataques del grupo mayoritario
y su furia y descontrol desencadenados. El primero en sufrir la pena es Piggy,
siendo éste asesinado con una roca gigantesca, a razón de sus exigencias y críticas
al líder y su grupo.
El rechazo a la sumisión por parte de Ralph desencadena la rabia del grupo entero,
que exige su linchamiento, decisión ratificada por Jack, dando paso a una cacería
incesable en su contra. Las sanciones del grupo ya no corresponden a un
razonamiento lógico en el uso de la fuerza, sino que exige penas cada vez más
severas y crueles. De esta manera se moviliza la idea popular punitiva, desarrollada
en el artículo del profesor Martínez, en la que las mayorías deciden hacer justicia
por cuenta propia, a falta de la existencia de un garantismo penal, gestando en su
interior actitudes y comportamientos por fuera de todo razonamiento que pueda
considerarse justo y adecuado del castigo. El comportamiento en esta “mayoría
democrática” se enajena, se vuelve irracional y exige penas desproporcionadas.
Buscan a toda costa la figura del chivo expiatorio, identificando a éste con el mal,
con los aspectos negativos, y reconociéndose a sí mismos como los buenos, los
integrantes de un grupo que se habría de caracterizar por su comportamiento lógico
y racional. Así, la cacería de este antiguo detractor responde a sus necesidades e
intereses como grupo, definiendo en el mismo al enemigo que hay que acabar.

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