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CONSIDERACIONES Notas introductorias

Abordaremos en este artículo la


SOBRE EL etiología ontológica del autoenga-
ño: la elucidación ontológica de la
AUTOENGAÑO. etiología subyacente en el fenóme-
no, concebido como un estado
HACIA UNA psíquico. Desde nuestro punto de
vista, la psiquis es una realidad
ETIOLOGÍA funcional y cogitativa correlativa
de la corporeidad, mas irreducti-
ONTOLÓGICA ble a ésta. No nos ocuparemos de
la fenomenología del autoengaño,
DEL AUTOENGAÑO objeto de innumerables contribu-
ciones harto valiosas, sugerentes y
Juan Diego Moya* significativas. No tenemos la in-
tención, por otra parte, de abordar

APORTES
descriptivamente sus modalidades
RESUMEN o su tipología, esfuerzo clasificato-
rio y taxonómico (o cartográfico)
El texto se propone tematizar el trata- plasmado con singular acierto, en
miento ontológico del autoengaño, nuestro medio, por Rafael Ángel
fundado sobre los presupuestos de la Herra R. (cf. Herra, 1993:11-16).
ontología general y de la psicología ra-
cional spinozianas. El enfoque de la
Nuestra inquietud emana de la ad-
etiología del autoengaño se cimenta
miración y del sobrecogimiento
sobre el monismo ontológico de Spino-
causados por la constatación de
za, monismo de la substancia, y sobre
que el sujeto actuante y moral se
el presupuesto metafísico del isomor-
fismo metafísico. esfuerza, denodadamente, por res-
taurar, a cualquier costo, su buena
conciencia, como si hubiese en él
un pravo imperativo categórico in-
* Doctor en Filosofía por la Universi-
citativo a exculparse por conducto
dad Autónoma de Barcelona. Actual-
mente es profesor de la Escuela de Fi- de cualquier medio posible (cf. He-
losofía de la UCR. Estudioso del racio- rra, 1993:11). El profesor Herra ha
nalismo de la temprana modernidad, proporcionado una adecuada des-
particularmente del spinoziano. Do-
cripción del mecanismo subyacen-
cente de filosofía de la religión. Profe-
sor de la Cátedra de Filosofía de la te en el fenómeno: el autoengaño
UNED. responde al mismo mecanismo de

Consideraciones sobre el autoengaño 121


la metáfora o de la transferencia considerado. El presente ensayo se
semántica, aquella figura retórica interroga sobre las condiciones on-
literaria merced a la cual un senti- tológicas de la posibilidad (condi-
do es connotado por un vocablo ciones necesarias) del autoengaño,
cuya comprensión lógica inmedia- no a propósito del mecanismo psí-
ta es otra, aun cuando vinculada, quico fundante de aquél; i.e., por
remota o propincuamente, con la las características del escenario en
intensión primariamente connota- que el autoengaño aflora: el psi-
da. Cuando sobreviene el autoen- quismo humano, Idea Corporis, no
gaño, un motivo latente o real, mo- por la causalidad fáctica inmediata
tivación auténtica de cierta acción del Explanandum (el autoengaño).
emprendida por el agente moral y La conciencia humana es, en efec-
recusable (vituperable) desde un to, el ΤΟΠΟΣ del autoengaño.
punto moral de vista (el de los
principios prácticos rectores) es re- Nuestro marco teórico es el monis-
bozado por un motivo intersubje- mo substancialista de Baruch de
tivamente esgrimible como justifi- Spinoza, amén de la ontología spi-
cación del acto, el cual recibe una noziana de la mente, concebida por
sanción moral (en términos de nosotros como una noética isomor-
aceptación o de encomio). El au- fista, prefiguradora de la afirma-
toengañante aduce como un moti- ción del paralelismo de la mente y
vo latente un motivo manifiesto, el del cuerpo. La ética spinoziana es
cual no es el determinante de la una ciencia teórica, no prescriptiva,
voluntad (no es el fundamento au- a saber: una disciplina especulati-
téntico de la determinación de la va, descriptiva de las leyes regula-
voluntad). doras del dominio de los afectos, de
las asociaciones de los afectos (de la
El profesor Herra ha sugerido, mecánica de los afectos). La ética (o
acertadamente, que la posibilidad etología spinoziana) examina las
de la exculpación reside en la con- constricciones a que está sujeta la
dición misma de la moral, o –aña- vida afectiva humana.
dimos nosotros– del lenguaje mo-
ral, cuya constitutiva o inherente
ambivalencia de índole semántica Marco teórico
–de la cual no escapa ninguna len- El monismo de Baruch de Spinoza
gua natural, como lo subrayó Lord (Amsterdam, 1632-La Haya, 1677) po-
Russell–, a la cual aúnase la vague- dría visualizarse como un monis-
dad, posibilita fenómenos como el mo supraatributivo de substancia,

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de acuerdo con el cual, única es la minos sea descriptible X. A priori,
substancia. Este monismo es corre- es imposible establecer la índole
lativo de un monismo intraatribu- del atributo.
tivo de substancia: no existen dos
o más substancias con idéntico La etología de Spinoza reposa ínte-
atributo (Ethica, I, V). Lo que nos gramente sobre el concepto de Co-
parece rescatable es lo siguiente: la natus sui conservandi. Este, proba-
realidad, con arreglo a este enfo- blemente inspirado por la conside-
que, es única. Consta, por su parte, ración atenta del impulso primero
de maneras de ser, denominadas según la filosofía estoica ΠΡΩΤΗ
atributos, cada uno de los cuales es ΟΡΜΗ, no es substantivo, sino
irreducible a otro. Los atributos funcional y dinámico: se confunde
son átomos metafísicos, con los con la esencia actuante de la cosa
cuales se identifica la substancia (Essentia actuosa Rei). Este esfuerzo
única. Estos atributos son parcelas involucra todo aquello –hablamos
de la realidad, cada una de las cua- obviamente de operaciones– que
les debe estudiarse de acuerdo con pueda efectivamente hacer el

APORTES
su especificidad propia. El huma- agente en cada una de las fases de
no, subraya Spinoza, conoce sola- su duración. El agente no puede
mente dos atributos: extensión y hacer más que lo que efectivamen-
pensamiento. Habría que recono- te hace. Esta manera de concebir el
cer que el dualismo cartesiano de poder sitúa a Spinoza dentro de la
propiedad ejerció sobre Spinoza línea de Diodoro Crono y, en gene-
una influencia decisiva, de la cual ral, en el principio de plenitud
no acertó a despojarse enteramen- (Arthur Lovejoy, 1983:65-66).
te. Dualismo de propiedad es
aquella tesis metodológica según El esfuerzo de conservarse se con-
la cual, para todo X (en donde X signa, teoremáticamente, en estos
denota objeto), X es extenso o no términos:
extenso, i.e., es descriptible en tér- Unaquaeque res, quantum in se
minos físicos o mentales. Spinoza, est, in suo esse perseverare cona-
con todo, apunta en el respecto re- tur (Ethica Ordine Geometrico
flexivo a reformular el dualismo Demonstrata, III, VI).
de propiedad en términos de plu-
ralismo de propiedad: para todo X, Esta es una consecuencia de la for-
existe un atributo Y en cuyos tér- ma en que Spinoza, por una parte,
considera reflexivamente a Dios,
Essentia actuosa (EOGD, II, III, Esc.);

Consideraciones sobre el autoengaño 123


y, por otra, aborda la relación entre tado mental. La afección no es más
Dios –o la substancia única– y los una variación en la potencia de ac-
entes finitos, modificaciones su- tuar propia del cuerpo. En la medi-
yas. Si la cosa, cuerpo o mente, no da en que el cuerpo es causa ade-
es sino una expresión, cierta y de- cuada de la afección, la afección es
finida, de determinado atributo Actio; en la medida en que el cuerpo
(EOGD, I, XXV, Cor.), y el atributo es es causa inadecuada de la afección,
actividad pura bajo una determi- la afección es Passio. Así, pues, un
nada especie (por EOGD, I, Df. IV y afecto de alegría podría ser Passio.
EOGD, II, III, Esc.), entonces es me- Alegría y Actio no se identifican,
nester concluir que todo modo ex- aun cuando la alegría jamás sea di-
presa actividad. Por otra parte, si rectamente perniciosa.
el modo es expresión cierta y de-
terminada de la esencia divina Toda cosa, según Spinoza, involu-
–i.e., de la Naturaleza naturante, cra en cuanto tal afirmación de ser.
aspecto operativo de Dios (EOGD, Nada envuelve la autonegación.
I, XXIX, Esc.)–, y en Dios se identifi- La negación es siempre extrínseca.
can esencia y potencia (EOGD, I, De ahí que:
XXXIV), entonces todo modo ex-
Nulla res, nisi a causa externa,
presa potencialidad activa, no pa- potest destrui (EOGD, III, IV).
siva. Actividad y potencia son ex-
presiones equipolentes. (Ninguna cosa puede ser des-
truida sino por una causa ex-
Causa adecuada es aquella en la terna.)
cual, o fuera de la cual, se produce De esto se desprende que cual-
un efecto concebible distintamente quier cosa, en cuanto existe en sí,
por la misma causa. Adecuada es, si se esfuerza por perseverar en su
se quiere, la causa cuyo efecto la ex- ser, i.e.: en su estado entitativo. Es-
presa completamente, como si pro- ta perseverancia, empero, no con-
piedad suya fuese (EOGD, III, Df. I). nota pasividad alguna, sino es-
fuerzo por continuar existiendo
Un ente actúa en la medida en contra la oposición de otros. La
que es causa adecuada de sus continuidad del existir se garanti-
efectos; padece en cuanto es causa za mediante la expansión de la
inadecuada de sus efectos (EOGD, propia potencia. Curiosamente, el
III, Df. II). agente se esfuerza por permanecer
en la existencia, intentando ser
El afecto es la afección del cuerpo y más de lo que es en el presente. El
su correlativo psíquico, scil.: un es-
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apetito de continuidad entitativa Por imaginación no se significa, en
es apetito de ser, apetito ontológi- este contexto, más que la fuerza por
co. El Conatus no es distinto de la la cual puede la mente, en ausencia
esencia real de la cosa (EOGD, III, de objeto exterior, representarse es-
VII). El esfuerzo es, asimismo, cró- te objeto como presente. La imagen
nicamente indefinido (EOGD, III, es una idea; por lo tanto, es un esta-
VIII), y acontece sean cuales fueren do mental, no somático. Con todo,
las ideas constitutivas de la mente es concomitante con un conjunto de
(EOGD, III, IX). afecciones corpóreas, las cuales reci-
ben el nombre de vestigios, cuyo
Las ideas de aquellos objetos cuya asiento es el cerebro humano. La
influencia induce en nuestro cuer- imaginación vendría a ser el poder
po un medro o desmedro de la po- mental de la afirmación de la pre-
tencia operativa, hacen incremen- sencia de estímulos exteriores, en
tar o decrecer la potencia operativa cuanto inductores del vestigio. La
de la mente, la cual es Potentia cogi- imagen más representa la afección
tandi, a fuer de que el ser actual –o corporal que los rasgos constituyen-

APORTES
real– de la mente es el pensar tes del ente exterior. Su Ideatum es
(EOGD, III, XI). La mente, en cuanto una afección del propio cuerpo sen-
le es posible, se esfuerza por ima- tiente, no el cuerpo extrínseco
ginar aquellos estímulos que incre- (cf. EOGD, II, XVII, Esc.).
mentan o auxilian la potencia de
actuar del propio cuerpo, Ideatum La dinámica de los afectos no es otra
de la mente (Idea Corporis) que la siguiente: la mente, realidad
(cf. EOGD, III, XII). Lo mismo cabría funcional eminentemente afirmati-
decir sobre la mente: se esfuerza va (afirmación pensante de un cuer-
por representarse aquellos estímu- po humano), tiende espontánea-
los que incrementan su potencia mente –se esfuerza por– a afirmar
de pensar (cf. EOGD, III, LIII).1 cuanto se representa como favora-
ble, i.e.: como contribuyente a la
afirmación de su propio ser, y a ne-
gar cuanto se representa como des-
1. Cum Mens se ipsam, suamque agendi po- favorable. Esto ha de matizarse un
tentiam contemplatur, laetatur, et eo ma-
gis, quo se, suamque agendi potentiam
tanto: la favorabilidad de que habla-
distinctius imaginatur. mos no tendría por qué interpretar-
(Cuando la mente se imagina a sí mis- se en el sentido de la cruda utilidad,
ma y a su potencia de actuar, se alegra, sino en un sentido capaz de abarcar
y tanto más cuanto más distintamente todo estímulo imaginativamente
imagina su potencia de actuar.)

Consideraciones sobre el autoengaño 125


asociado a la eclosión, in Mente, de mente, afectos de alegría y tristeza,
un estado afirmativo o expansivo. scil.: un estado de Fluctuatio animi
Obsérvese que hemos hablado, bá- (EOGD, III, XVII, Esc.):
sicamente, de imágenes y represen-
Si imaginamos que la cosa que
taciones, no de cogniciones stricto suele afectarnos de tristeza tie-
sensu. De la vida emotiva del sabio ne algo similar con otra, la
nos ocuparemos ulteriormente. cual suele, igualmente, afec-
tarnos con magno afecto de
Prosigamos. Supuesto que la men- alegría, tendremos odio hacia
te imagine estímulos contrarios a ella misma, y simultáneamen-
la potencia de su cuerpo, se esfor- te la amaremos.3
zará por imaginar su inexistencia o
aniquilación: Examinemos ahora una serie de
teoremas conexos:
Cuando la mente imagina
aquellas cosas que disminu- Quien imagina que se destru-
yen la potencia de actuar del ye lo que ama, se contristará;
cuerpo, o la obstaculizan, es- si imagina que se conserva, se
fuérzase, cuanto puede, por alegrará.4
recordar las cosas que exclu- Quien imagina destruirse
yen la existencia de éstas.2 aquello hacia lo cual profesa
La mente rehúsa imaginar los con- odio, se alegrará (EOGD, III,
XX).5
traestímulos de la potencia opera-
tiva de su cuerpo, o de sí (EOGD, Así, pues, la representación imagi-
III, XIII, Cor.). nativa de la destrucción de la cosa
odiada, scil.: del contraestímulo de
Supóngase que sean A y B objetos la potencia operativa del propio
similares, y que A suscite en la
mente un afecto de alegría, en tan- 3. Si rem, quae nos Tristitiae affectu afficere
to que B provoque en aquella un solet, aliquid habere imaginamur simile
alteri, quae nos aeque magno Laetitiae af-
afecto de tristeza. Si suponemos, fectu solet afficere, eandem odio habebi-
asimismo, que C guarda semejan- mus, et simul amabimus (EOGD, III,
za con A y B, entonces C desenca- XVII).
denará en la mente, simultánea-
4. Qui id, quod amat, destrui imaginatur,
contristabitur; si autem conservari, laeta-
2. Cum Mens ea imaginatur, quae Corporis bitur (EOGD, III, XIX).
agendi potentiam minuunt, vel coërcent,
conatur, quantum potest, rerum recordari, 5. Qui id, quod odio habet, destrui imagina-
quae horum existentiam secludunt. tur, laetabitur (EOGD, III, XX).

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cuerpo, procurará a la mente un Si imaginamos que alguno
afecto de alegría, la cual no es más afecta de alegría a la cosa que
que el tránsito desde una inferior amamos, seremos afectados de
hasta una superior perfección, des- amor hacia él. Si, contraria-
de un grado inferior hasta uno su- mente, imaginamos que él
perior del Conatus sui conservandi mismo afecta de tristeza a
(cf. EOGD, III, XI, Esc.). Basta que la aquélla, seremos también afec-
destrucción sea parcial, no total, tados de odio haciá él mismo
para que sobrevenga el afecto de (EOGD, III, XXII).7
alegría en el imaginante. Asimis- De la misma manera, amaremos a
mo, se alegrará en la medida en quien imaginemos contristando a
que imagine conservarse la cosa la cosa odiada, a quien imagine-
amada, porque en tal caso el esta- mos embargándola con pesar;
do de la cosa amada no hará más odiaremos, en cambio, a quien
que secundar el esfuerzo de la imaginemos causándole alegría
mente amante. (EOGD, III, XXIV). Esto porque la
imagen de la alegría del odiado,

APORTES
Si el amado se alegra o contrista, el provoca en quien odia tristeza; y a
amante se alegrará o contristará contrapelo, la imagen de su triste-
correlativamente (EOGD, III, XXI). za, engendra en quien odia alegría
Así, también, experimentaremos (EOGD, III, XXIII).
amor hacia quien alegre a la cosa
amada, y odio hacia quien provo- EOGD, III, XXII y XXIII se relacionan
que en ella pesar (EOGD, III, XXII): con la alegría y la tristeza en cuan-
Quien imagina a lo que ama, to experimentadas por otro. Ale-
afectado por la alegría o la tris- gría y tristeza son afirmaciones o
teza, experimenta también ale- negaciones parciales. Estos esta-
gría o tristeza. Y tanto mayor o dos son imaginativos (en el con-
menor será este afecto en el texto de que hablamos). No es me-
amante, cuanto mayor o me-
nor es en la cosa amada
(EOGD, III, XXI).6

7. Si aliquem imaginamur Laetitia affice-


6. Qui id, quod amat, Laetitia, vel Tristitia
re rem, quam amamus, Amore erga
affectuum imaginatur, Laetitia etiam, vel
eum afficiemur. Si contra eundem
Tristitia afficietur; et uterque hic affectus
imaginamur Tristitia eandem afficere,
major, aut minor erit in amante, prout
econtra Odio etiam contra ipsum affi-
uterque major, aut minor est in re amata
ciemur (EOGD, III, XXII).
(EOGD, III, XXI).

Consideraciones sobre el autoengaño 127


nester que la cosa amada u odiada Lo anterior es un epítome: la men-
experimenten efectivamente Laeti- te tiende espontáneamente a afir-
tia o Tristitia.8 mar cuanto afirme su entidad, i. e.:
cuanto de alegría la afecte. La ale-
Continúa Spinoza: gría es una afirmación parcial del
ser. Así, también, se esfuerza por
Nos esforzamos por afirmar
respecto de nosotros y de la afirmar cuanto afirme parcialmen-
cosa amada, todo lo que ima- te el ser de su amado. Contraria-
ginamos que nos afecta con mente, se esfuerza por negar cuan-
alegría a nosotros o a la cosa to niegue parcialmente (entristez-
amada. Por contra, nos esfor- ca) su ser o el de su amado. Res-
zamos por negar todo eso que pecto de los contraestímulos de la
imaginamos que nos afecta potencia operativa del cuerpo co-
con tristeza a nosotros o a la rrelativo de la mente, esta última
cosa amada (EOGD, III, XXV)9. se esfuerza por afirmar cuanto los
niegue parcialmente, y propende
Todo lo que imaginamos que
espontáneamente a negar cuanto
afecta con tristeza a la misma
los afirme parcialmente.
(cosa que odiamos), respecto
de la cosa (que odiamos) nos
esforzamos por afirmar; y con- La mente se alegra en la medida en
trariamente, todo eso que ima- que se imagina a sí misma en for-
ginamos a la misma afecta con ma clara y distinta, porque en tal
alegría, nos esforzamos por caso considera lo que en sí existe, a
negar (EOGD, III, XXVI).10 saber, lo que en ella expresa la per-
fección del ser. Asimismo, se ale-
8. EOGD, III, XIX; EOGD, III, XX; EOGD, III, gra en cuanto considera su poten-
XXI, y EOGD, III, XXIV, manifiestan lo que cia operativa (EOGD, III, LIII). De
también destacará EOGD, III, XXVII: se
acuerdo con esto, se esfuerza por
experimenta como propio el afecto del
otro. imaginar cuanto afirme o siente (o
ponga) su Potentia agendi (EOGD,
9. Id omne de nobis, deque re amata affirmare III, LIV). Correlativamente, se en-
conamur, quod nos, vel rem amatam Laeti-
tristece en la medida en que imagi-
tia afficere, imaginamur; et contra id omne
negare, quod nos, vel rem amatam Tristitia na su impotencia de actuar (EOGD,
afficere, imaginamur (EOGD, III, XXV). III, LV), y se esfuerza por negar –o
remover– cuanto niegue su poten-
10. Id omne de re, quam odio habemus, affir-
cia operativa, la cual es, específica-
mare conamur, quod ipsam Tristitia affice-
re imaginamur, et id contra negare, quod mente, Potentia cogitandi.
ipsam Laetitia afficere imaginamur
(EOGD, III, XXVI).

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Idénticamente, podría establecerse moral. Por moral inteligimos, en
que cuando la mente imagina su este contexto, valorante. El conte-
carencia de bondad moral, i. e., su nido latente es la volición conco-
maldad o pravedad, se contrista. mitante con el acto. El contenido
De ahí que se esfuerce por imagi- manifiesto es aquel hacia el cual se
nar todo aquello que excluya los transfiere la atención en la medida
estímulos que la compelan a pres- en que el latente se califica como
tar atención a su carencia de bon- moralmente vilipendiable.
dad moral. El autoengaño es uno
de los mecanismos mediante los En Ethica, III, XXVII, Spinoza sienta
cuales realiza esta evasión atencio- las bases del tratamiento axiomático
nal: a través del autoengaño, la o sintético de los afectos sociales. De
mente, la cual se imagina libre en acuerdo con este teorema:
cuanto a la contradicción, la espe-
cificación y el arbitrio, transfiere Por el hecho de que imagine-
su atención a un motivo de com- mos afectada, con algún afec-
portamiento sucedáneo, distinto to, una cosa semejante a noso-

APORTES
de la volición o motivo auténtico. tros, y por la cual no hayamos
La volición auténtica es la volición experimentado afecto alguno,
estigmatizada por la mente como somos afectados por similar
moralmente vituperable. afecto (EOGD, III, XXVII).11
Consecuencias del presente teore-
Spinoza niega que las voliciones ma son algunos corolarios que
sean causas o motivos reales de ac- translucen muy relevantes rasgos
tos físicos. La volición es la Expres- de la vida humana en sociedad. Se-
sio, en el dominio de la conciencia ñalemos primeramente que el afec-
o en el del pensamiento, de aquella to descripto por el teorema XXVII re-
determinación mecánica que en el cibe, en cuanto se relaciona con la
ámbito de la extensión sustenta el Cupiditas, el nombre de emulación.
acto físico (muscular). Volición y En la medida en que hace referencia
determinación física son manifes- a la tristeza, recibe la denominación
taciones de una misma realidad en de Commiseratio. Si imaginamos
dos atributos distintos de una mis- (EOGD, III, XXVII, Cor. I), en cambio,
ma substancia (EOGD, III, II, Esc.). que B, a quien no conocemos, causa

El motivo latente y el manifiesto 11. Ex eo, quod rem nobis similem, et quam
son ambos estatuidos como tales nullo affectu prosecuti sumus, aliquo af-
en y por la percepción del sujeto fectu affici imaginamur, eo ipso simili af-
fectu afficimur.

Consideraciones sobre el autoengaño 129


alegría en A, a quien imaginamos niegue la existencia del doble. Las
semejante a nosotros, amaremos a afirmaciones y negaciones de que
B. Este afecto es el Favor (EOGD, III, hablamos son tanto parciales
Affectuum Definit., XIX). cuanto totales. La mente se esfuer-
za por imaginar todo aquel estí-
mulo que afecte al doble con acci-
A propósito del doble dente de tristeza (negación parcial
Lo que no me agrada en mí, es algo del doble), y por no imaginar –es-
cuya existencia me esfuerzo por ne- to es: por remover del dominio de
gar. Esta existencia se dice la atención– todo aquello que con-
impropiamente, pues expresa nega- duzca a inducir alegría en el doble.
ción antes que afirmación de reali- Asimismo, la mente se esfuerza
dad. Suponer que una imperfección por remover imaginacionalmente
depende de mi volición implica ig- todos aquellos estímulos que sue-
norancia respecto de la concatena- lan conducir a la consideración del
ción natural de causas y efectos. doble, incluidas las circunstancias
Spinoza, por otra parte, no reconoce en que el doble habitualmente se
distinción alguna entre la negación revela al percipiente. En conexión
y la privación (Spinoza: 1988:XIX), y con esto, cabría traer a colación
no admite la posibilidad entitativa EOGD, III, XXXVI:
del mérito o del pecado. Quien de la cosa de la cual ha
gozado se acuerda, apetece
En Ethica, III, XVI, se esclarecen las posesionarse de la misma con
condiciones de posibilidad de la las mismas circunstancias con
simpatía y la antipatía. Esta temá- que primero ha gozado de la
tica se relaciona con la del doble. misma (EOGD, III, XXXVI).12
El doble es aquel personaje cuya
semejanza conmigo me constriñe a Argumentando por oposición, ca-
considerar propiedades que en mí bría inferir lo siguiente a partir del
son motivo de vituperio. En la me- teorema anterior: si el imaginante
dida en que la consideración del se esfuerza por recordar la cosa al-
doble desencadena procesos de guna vez gozada, conjuntamente
asociación que indefectiblemente con todas aquellas circunstancias
conducen a la conciencia respecto con que se deleitó con ella la vez
de la propia imperfección moral
–lato Sensu–, la mente se esfuerza 12. Qui rei, qua semel delectatus est, recorda-
tur, cupit eadem cum iisdem potiri cir-
por negar cuanto afirme la existen-
cumstantiis, ac cum primo ipsa delectatus
cia del doble, y por afirmar cuanto est (EOGD, III, XXXVI).

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primera, entonces se esforzará Por esto solo: que imaginemos
también por negar, en relación con que alguna cosa tenga simili-
la cosa odiada, todas aquellas cir- tud con un objeto, el cual sue-
cunstancias que acompañaron a la le afectar a la mente con ale-
cosa en ocasión de la experiencia gría o tristeza, la amaremos u
causante del odio. odiaremos, aunque aquello en
que al objeto se asemeje no sea
Según el corolario de EOGD, III, la causa eficiente de estos afec-
XXXVI, el descubrimiento, por par- tos (EOGD, III, XVI).13
te del recordante, de la ausencia de Con unos mismos factores explicati-
una sola de las circunstancias, pro- vos –en este caso: epistemontológi-
vocará en él desazón. Cabría, en cos–, Spinoza rinde cuenta de una
acuerdo con esto, estatuir: el des- gama mucho mayor de fenómenos
cubrimiento de circunstancias aso- mentales, poniendo en práctica una
ciadas con la experiencia ocasio- máxima ya encarecida por Aristóte-
nante del odio, suscitará también les: “Entia non sunt multiplicanda
desazón en el imaginante. praeter necessitatem”. Apelando a un

APORTES
q
Aun cuando no coincida con la
mínimo de factores explicativos –o
factores ónticos fundamentales (en
ontología)–, Spinoza aborda la tarea
causa de la alegría o del pesar en el de rendir cuenta explicativa del ma-
respecto –la cualidad– realmente yor número posible de fenómenos
causativo, psíquicos.
Una cosa puede ser, accidental-
mente, causa de alegría, tristeza
o deseo (EOGD, III, XIV). El sabio
¿Tendría necesidad el sabio de re-
El corolario de EOGD, III, XIV, dilu-
currir al autoengaño? El autoenga-
cida los fenómenos psíquicos de la
ño es un mecanismo de exculpa-
simpatía y la antipatía renuncian-
ción y de restauración de la buena
do a lo denunciado por los moder-
conciencia. Es explicable en fun-
nos -contra los medievales y rena-
centistas- como apelación a cuali-
13. Ex eo solo, quod rem aliquam aliquid
dades ocultas:
habere imaginamur simile objecto,
Por esto solo: que hayamos quod Mentem Laetitia, vel Tristitia affi-
cere solet, quamvis id, in quo res objec-
considerado alguna cosa con
to est similis, non sit horum affectuum
afecto de alegría o tristeza, a efficiens causa, eam tamen amabimus,
esa misma podemos amar u vel odio habebimus (EOGD, III, XVI).
odiar (EOGD, III, XIV, Cor.).
Consideraciones sobre el autoengaño 131
ción de la espontánea propensión El sabio se percata de la ineluctabi-
mental a afirmar su propio ser, y a lidad del acaecer natural. Todo
negar cuanto imposibilite la afir- acaecimiento y todo proceso son
mación. Empero, el sabio es libre. naturales, y todo lo natural es etio-
Actúa por sí. Sus acciones se conci- lógicamente necesario, i. e.: exis-
ben adecuadamente por la natura- tente o actual por causa de antece-
leza del actuante. Es causa adecua- dentes y concatenaciones causales
da. Mentalmente, todas sus opera- irrefrangibles. De ahí que el sabio
ciones son intelectivas. En él, la sea consciente de que lo real no ha-
imaginación es comparativamente bría podido ser de otra manera
ínfima.14 Tanto más sabio y libre (EOGD, I, XXXIII). Luego, no es posi-
es, cuanto más conoce por medios ble que lamente lo no hecho. El sa-
puramente intelectivos, y cuanto bio no conoce el remordimiento y
menos finge, i. e.: cuanto menos re- no conoce la culpa. Por ende, no re-
curre a la Imaginatio. quiere de instrumentos de exculpa-
ción. En consecuencia, no tendría
14. La ficción nada nuevo produce. Recu-
rre a representaciones de la memoria y
por qué recurrir al autoengaño.
se aplica simultáneamente a su consi-
deración. Cuanto menor es el conoci- El sabio es puramente afirmativo.
miento, mayores (en número) son los Niega que en la naturaleza haya
Figmenta. En el Tractatus de Intellectus
Emendatione, LVIII, se señala lo si-
bien o mal. La realidad y la perfec-
guiente: ción se identifican (EOGD, II, Df.
(...): quod, quo mens minus intelligit, et ta- VI). Cuanto ocurre, ocurre necesa-
men plura percipit, eo majorem habeat po- riamente. Sinsentido es reprochar-
tentiam fingendi, et quo plura intelligit, eo
magis illa potentia diminuatur.
se a sí mismo la carencia, por par-
((...): que, cuanto menos entiende la te de una acción efectuada por el
mente y –sin embargo– más cosas per- agente, de cierta perfección debi-
cibe, tanto mayor potencia de fingir tie- da, carencia de cuya percatación
ne; y cuanto más cosas entiende, tanto
más disminuye aquella potencia.)
emerge el sentimiento de culpa.
Cuanto mayores –en multitud– son las
percepciones, y menores las inteleccio- El sabio se conoce a sí mismo. Se
nes, medra la potencia de fingir o ima- percata de su perfección o realidad
ginar. Cabe estatuir entre ambas una re-
y de su consideración procede, en
lación de proporcionalidad inversa.
Spinoza diferencia la imaginación de la él, la Aquiescentia in se ipso. Esta
ficción. La imaginación corresponde a Aquiescentia tanto es mayor, cuanto
lo denominado por Kant: imaginación más distinta es la consideración de
reproductiva. La ficción –y su correlati-
sí y de su propia potencia operati-
va potencialidad–, a lo nominado por
Kant: imaginación productiva. va. A una mayor eficacia del sabio

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en el inteligir, corresponde una toria (cf. la definición correspondien-
Aquiescentia más intensa y perfec- te en EOGD, I, Df. VII). La cosa libre
ta. En cuanto a perfecciones no es también una causa libre. Mas la
poseídas por el sabio, cabría decir libertad causal no implica, en mo-
que son meramente negaciones, do alguno, contingencia, sino ne-
las cuales no son concebibles. El cesidad y certidumbre entitativas.
sabio no se ocupa de ellas. El sabio La libertad y la necesidad no se
sabe lo que es. Lo que él no sea ca- oponen. Opugnantes son, en cam-
rece de sentido para él. bio, la libertad y la compulsión
(cf. EOGD, I, Df. VII, Expl.). El sabio
El sabio no establece, por otra par- es libre en cuanto actuante, y es ac-
te, distinciones entre privaciones y tuante porque comprende el acae-
negaciones (Spinoza: Corresponden- cer, comprensión cimentada sobre
cia, XIX). Es incapaz de visualizarse su comprensión racional de la
a sí mismo como sujeto de priva- substancia única. Es libre, asimis-
ciones. No es posible que experi- mo, a fuer de autonómico: se per-
mente sentimientos de culpa o re- cata conceptualmente de la razón

APORTES
mordimientos de conciencia. No determinante y suficiente de su
porque sea inmoral o disoluto, o proceder. No es ajeno a su actuar.
cínico en el sentido vulgar del vo- Su actuar no le es opaco, sino pers-
cablo, sino porque se halla allende picuo, por lo cual el sabio no es un
la moral, en el sentido de ubicarse operador enajenado. Todas sus
más allá del bien y del mal, deno- operaciones son, para él, modos de
minaciones puramente extrínsecas la autoposición y de una plena y
(EOGD, IV, XXXVII, Esc. II). Su nivel transparente autoposesión reflexi-
de comprensión metafísica, no la va. In Summa, quimérico y contra-
ignorancia y el soslayamiento, lo dictorio en los términos mismos de
incapacitan para proyectar morali- su enunciado sería el recurso del
dad en la naturaleza o substancia, sabio (o del hombre libre) al au-
o para concebirse a sí mismo como toengaño.
sujeto de las libertades de contra-
dicción, especificación o albedrío.
BIBLIOGRAFÍA
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noética y elicitiva, es la que corres- desculpabilización o crítica de la ética
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Consideraciones sobre el autoengaño 133


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