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PIDA RECIBIR EL BAUTISMO EN EL ESPIRITU SANTO.

Publicado el febrero 10, 2013por Gustavo Isbert


PIDA RECIBIR EL BAUTISMO EN ELESPIRITU SANTO.
Antes de orar pidiendo recibir el Espíritu Santo, sugerimos que primero oremos al
Padre en el nombre de Jesús, reafirmando nuestra fe en Cristo, agradeciéndole por
la nueva vida que nos ha brindado en Jesús y por el Espíritu Santo que vive en
nosotros. Y continuar orando diciendo todo lo que hubiere en nuestros
corazones. Si recordamos algo que nos impida acercarnos a Dios, una mala acción o
una mala actitud inconfesada, un resentimiento contra alguien, por ejemplo, o una
deshonesta operación comercial,digámoselo a Dios, confesémosle nuestro pecado,
y luego prometámosle enderezar nuestros caminos. Si ese es nuestro sentir,
dejemos la oración momentáneamente, pongamos las cosas en orden y después
volvamos (Mateo 5:23-24) pero no permitamos que la idea de algún pecado “es-
condido” o desconocido nos impida pedir el Bautismo en el Espíritu Santo. “No
somos dignos” podrán decir algunos, y la respuesta es: “¡Por supuesto que no
somos dignos!” Solamente Jesús es digno. Pero El no solo quiere dárnoslo sino que
nos ha ordenado que lo recibamos.
Si estamos solos orando para recibir el Bautismo en el Espíritu Santo, elevemos
esta oración, o si algún otro está orando con nosotros dirán una oración similar

“Padre celestial, te doy gracias porque estoy bajo la protección de la


preciosa sangre de Jesús que me ha limpiado de todo pecado. Amado
Señor Jesús, teruego que me bautices en el Espíritu Santo, y permíteme
alabar a Dios en un nuevo lenguaje, que supere las limitaciones de mi
intelecto.
Gracias, Señor; creo que ya mismo estás respondiendo a mi ruego. Te
lo pido en el nombre del Señor Jesús. Amén”
Cuando le pedimos a Jesús que nos bautice en el Espíritu, nosotros debemos
recibirlo. El recibir nos corresponde a nosotros.
Este es el ABC del recibir:
A. Pedir a Jesús que nos bautice en el Espíritu Santo. La carta de Santiago dice:
“No tenéis lo que deseáis, porque no pedís.” (Santiago 4:2.) Dios nos ha dado libre
albedrío y eso nunca lo quitara. No forzará sus bendiciones sobre nosotros, ya que
no es este el camino del amor. Debemos pedir. Dios nos ordena ser llenos de su
Espíritu Santo. Efesios 5:18
B. Creer que recibiremos en el momento en que lo pedimos. “Pedid y recibiréis,
para quevuestro gozo sea cumplido.” (Juan 16:24.) La fe es creencia en tiempo
presente. “Es la fe” escribe el autor de Hebreos.(Hebreos 11:1). Además la fe es
activa y no pasiva, lo cual quiere decir que somos nosotros los que debemos dar el
primer paso.
C. Confesar con nuestros labios. Cuando recibimos a Jesús como nuestro
Salvador, creímos en nuestro corazón y le confesamos con nuestros
labios. Ahora confesemos con nuestros labios pero en el nuevo lenguaje que el
Señor esta dispuesto a darnos. Abramosnuestra boca y comencemos a
hablar, anunciando así que creemos que el Señor nos ha bautizado en el Espíritu.
No hablemos en Español o Inglés, ni en ningún otro idioma que conozcamos, pues
Dios no nos puede dirigir para hablar en lenguas si estamos hablando en
un lenguaje que nos es familiar. ¡No podemos hablar en dos idiomas a la vez!
Confiemos en Dios que el nos de las palabras, así como podía confiar en Jesús de
que le permitiría caminar sobre las aguas. Hablar en lenguas es un infantil acto de
fe. No requiere ninguna habilidad, antes bien, significa despojarnos de toda
habilidad. Es hablar con palabras sencillas, utilizando nuestra voz, pero en lugar de
decir lo que nuestra mente nos dicta, debemos dejar que el Espíritu Santo dirija
nuestra voz directamente para decir lo que el quiere que digamos.
“¡Pero ese sería yo el que habla!” ¡Exactamente! Dios no habla en lenguas, es
la gente la que habla en lenguas, y es el Espíritu el que da las palabras. Veamos lo
que sucedió en Pentecostés: “Y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el
Espíritu les daba que hablasen.” De modo que debemos comenzar a hablar
en otras lenguas -no en nuestro propio idioma u otros idiomas- según el Espíritu
nos faculta a .pronunciar las palabras o a darles forma, ¡cosa que el Espíritu hará,
sin duda alguna! De la misma manera en que un niño comienza a balbucear sus
primeras palabras, abramos nuestras bocas y pronunciemos las primeras silabas y
expresiones que vienen a nuestros labios. Debemosempezar a hablar en la
misma forma como Pedro tuvo que salir del bote. Dios nos guiará cuando nos
animemos a confiar en é1, dando el primer paso, en fe.
Al orar para recibir el Espíritu Santo, ocurre a veces que algunas personas
experimenten un temblor involuntario, balbucean sus labios y castañetean sus
dientes. Estas son reacciones físicas ante el Espíritu Santo, que en si mismas no
tienen mayor significación, aparte de indicar su presencia. Se producen pro-
bablemente ante la resistencia que le oponemos. Algunas personas han esperado en
vano, durante años, para que los “labios balbuceantes” lleguen a ser un lenguaje. El
creyente en todos los casos debe empezar a hablar: hablar en lenguaje no es un acto
involuntario.
“Obrando con ellos el Señor… con las señales que se seguían.” (Marcos 16:20.)
Por otra parte puede ocurrir que de inmediato hablemos en un hermoso lenguaje.
Eso también es maravilloso, ¡pero no significa de ninguna manera que mas santos
que los otros! Significa simplemente que estamos un poco más liberados en nues-
tros espíritus que tenemos menos inhibiciones. De cualquier manera, el quid del
asunto es que continuemos hablando, o tratando de hablar.
De vez en cuando ocurre que una persona cuenta con algunas nuevas palabras en
su mente, antes de que empiece a hablar en lenguas. ¡Hay que decirlas! Las demás
seguirán.

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