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• Solo la Escritura
• La Biblia como única regla de fe y conducta
• Toda la Escritura
En la historia bíblica:
Los grandes avivamientos en la historia del Antiguo Testamento ocurrieron al leer y
enseñar las Escrituras al pueblo.
En la actualidad, me temo que, mientras no retomemos con suficiente seriedad a la
Biblia y no la enseñemos desde el seno de nuestra casa, no provocaremos un
verdadero impacto en nuestra sociedad y mucho menos en nuestra familia.
Por ejemplo, en el mundo oriental, con mayor presencia islámica, ocurre un
fenómeno interesante: La frontera islámica avanza y conquista nuevos territorios y
los números de los fieles aumentan, pero, paradójicamente, la venta de libros del
Corán no avanza con el mismo ritmo. Al parecer, los musulmanes no están leyendo
el Corán. La verdadera enseñanza islámica es pacífica, generosa y productiva,
cuida de los niños, los ancianos y el hogar. La violencia terrorista, la explotación de
la mujer y otras cosas, califican en lo que llamaríamos una interpretación “legalista
del Corán” Al dar una mirada a los países eminentemente musulmanes, al
considerar la situación social, política y económica, decimos “mejor no muchas
gracias”
Pero antes, cada una de éstas palabras ha tenido que ser guardada en nuestros
corazones; sólo cuando se ha superado esta primera etapa se está entonces, en la
condición adecuada para la siguiente etapa que es la de enseñar a los hijos.
Nosotros los padres de familia debemos "modelar" la Biblia frente a la vida de cada
uno de nuestros a lo largo de nuestra existencia. La Biblia no se impone, ¡se modela!
Debemos mostrarnos como la prueba viviente del poder transformador que tiene la
palabra del Señor en la vida de una persona.
El Culto Familiar:
1. Orar juntos
2. Leer y discutir la palabra del Señor juntos
3. Vivir en el temor del Señor (que es el principio de la sabiduría)
4. Congregarse juntos (uno de los grandes desafíos hoy)
5. Esperar al Señor juntos
6. Nuevos hogares para la gloria del Señor
7. Inicia el nuevo ciclo “Tú, tu hijo y el hijo de tu hijo…” por generaciones.
Hoy más que nunca hace falta que "corra y fluya" la palabra del Señor; debemos ser
muy cuidadosos porque no basta con tener una o varias Biblias, hay que conocerla,
estudiarla, meditar en ella, vivirla y compartirla; solo así la Biblia será
verdaderamente Palabra de Dios para nosotros.