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El clima...

político
Aun a riesgo de regar fuera del tiesto, voy a echar mi cuarto a espadas sobre el cambio
climático, tema en el que soy un ciudadano confuso y tirando a escéptico. Al menos en
lo que respecta a la versión universalmente aclamada y nobelada de Al Gore. No soy
negacionista y me pliego a la evidencia, pero abomino del oportunismo político y sus
embelecos. Confieso que, en un primer intento, sólo aguanté la película "Una verdad
incómoda", paradigma de maquillaje científico de la política, hasta la escena en la que
su autor utiliza un aparatoso montacargas o elevador mecánico para seguir las
evoluciones de la gráfica de concentraciones de CO2 en la atmósfera. Recientemente, he
hecho un nuevo esfuerzo y he conseguido ver el documental casi entero. Tampoco esta
segunda vez Al Gore me ha convencido, más bien ha reforzado mi escepticismo.

En lo personal, me he sentido de verdad incómodo ante los sucesivos caminos de


Damasco (el accidente de su hijo, las derrotas electorales, la muerte de su hermana, los
reveses vitales...) en los que Al Gore, como Saulo, cae del caballo envuelto en un halo
de luz y se levanta siempre con una fe redoblada en su destino ecologista. Demasiado
exhibicionismo personal y familiar. En lo profesional, poca ciencia seria y mucha
ciencia ficción: casquetes polares que se funden en un santiamén; continentes que se
inundan por ensalmo; curvas y gráficos de todo tipo que siempre suben y suben,
acompañados de las vaguedades consabidas: "según los científicos, según un estudio,
según dos estudios"; supuestos científicos chinos que dicen que contaminan mucho,
mucho, mucho; y los "argumentos" del omnipresente rostro: Al Gore pensativo, Al Gore
soñador, Al Gore preocupado, Al Gore muy preocupado, Al Gore terriblemente
preocupado... Y muchas hipótesis inverosímiles para sacar conclusiones preestablecidas.
"Si la mitad del hielo de la Antártida y de Groenlandia se derrite, Florida quedará
inundada..." Natural. Y si el Sol deja de calentar, nos moriremos de frío. Y si la fuerza
de la gravedad desaparece, las piedras flotarán en el espacio... Con todo, es la escena del
montacargas la que mejor resume la película. Trucos de vieja tramoya y una iconografía
medieval de calderas ardientes y demonios implacables, que, al parecer, sigue surtiendo
efecto en muchas mentes eternamente infantiles.

"El malo es feo", fue el dictamen que emitió mi hija después de examinar durante largo
rato una reproducción escultórica de Hulk, el increíble gigante verde. Dar por sentado
que un tipo es malo por el hecho de ser feo no es un modelo de rigor lógico. Pero es el
método deductivo normal en los niños de dos años, edad que tenía mi hija cuando llegó
a tan rotunda conclusión. Más preocupante es que los mayores hagamos gala de la
misma capacidad de raciocinio: a grandes gráficos, grandes problemas; a gráficos
gigantescos, problemas descomunales. No parece que la película de Al Gore sea una
obra cumbre del cine, pero, a la vista de sus resultados, hay que reconocer que es una
obra maestra de la política, al menos de la que se hace ahora.

Los políticos y los problemas se necesitan mutuamente. Los primeros crean a los
segundos, y viceversa. Los gallegos no sabían que tenían un problema de identidad
hasta que vinieron los políticos a decírselo. Las mujeres no sabían que estaban
oprimidas por los hombres hasta que vinieron los y las políticos y políticas a
explicárselo. Ahora las personas que se dedican a la política (expresión oficialmente no
sexista) necesitan seguir alimentando a toda costa esos problemas que antes no existían
y que ahora son su medio de vida. Sin los políticos, esos problemas nunca lo habrían
sido; sin esos problemas, los políticos no podrían justificar su función. Ambos son como
las alas y el aire. Como tantos otros, Al Gore, alicaído tras perder la carrera
presidencial, encontró en el cambio climático el aire que le permitió remontar el vuelo.
Y con qué soltura: "Si la mitad del hielo de Groenladia y de la Antártida se derritiera"...

Hace un par de años, Bjørn Lomborg publicó su libro "Cool it", en el que se corrigen y
rebaten con sólidos argumentos científicos y una documentación exhaustiva algunas
tesis de las que Al Gore es el mascarón de proa. No parece que esos argumentos hayan
hecho mella en los poderes públicos, incluidos nuestros alcaldes y concejales rurales,
entusiasmados con la llegada de esta corriente de aire rico en CO2 que les permite
seguir volando. La tormenta del cambio climático continúa en su apogeo y amenaza con
arreciar a medida que se acerca la próxima conferencia internacional que se celebrará en
diciembre en Copenhague. Tras ver la película de Gore he vuelto a hojear la publicación
de Lomborg, y he tomado nota de algunas cosas que dicen uno y otro.

Dice Al Gore Dice Bjørn Lomborg

Por primera vez en la historia, un La población de osos polares ha crecido


número creciente de osos polares espectacularmente durante los últimos decenios,
perecen ahogados (y añade el pasando de unos 5.000 ejemplares en 1960 a
World Wildlife Fund: los osos 25.000 ejemplares en la actualidad, y las dos únicas
polares dejarán de reproducirse poblaciones de osos polares que han
hacia 2012 y se extinguirán experimentado merma se encuentran ubicadas en
funcionalmente en menos de un zonas de temperaturas decrecientes durante el
decenio; nuestros nietos sabrán último medio siglo, mientras que las poblaciones
de su existencia únicamente por en expansión se hallan en las zonas de mayor
los libros). aumento de las temperaturas.

Está en juego nuestra En realidad, el moderado aumento de calor


civilización y la habitabilidad de previsible para los próximos cien años tendrá por
la Tierra. efecto una reducción de la mortalidad por efectos
climáticos, ya que es mucho mayor el número de
personas que cada año mueren a causa del frío que
del calor

La crisis del cambio climático No se trata de sentirnos bien, sino de actuar con
nos ofrece la oportunidad de acierto. ¿Qué es preferible, gastar billones de
cumplir una misión dólares en medidas que tal vez reporten un
generacional, de alcanzar un pequeño beneficio a los países ricos dentro de cien
objetivo moral, de abrazar una años o permitir el desarrollo de los países pobres?
causa común, de superar un (Enfoque realista).
desafío moral y espiritual
(Enfoque romántico).

El retroceso de los glaciares es En los tiempos históricos, los glaciares alcanzaron


consecuencia del calentamiento su máxima longitud hacia 1750 (durante la
global causado por la acción del Pequeña Edad de Hielo que sucedió al periodo
hombre. cálido medieval). A medida que la Pequeña Edad
de Hielo quedaba atrás, los glaciales empezaron a
retroceder. Las nieves "eternas" del Kilimanjaro
(uno de los iconos del cambio climático)
empezaron a retroceder en el siglo XIX, se habían
reducido a la mitad de su extensión en 1936 y su
inevitable desaparición no tendrá nada que ver con
las emisiones de CO2.

En la película "Una verdad ¿Cómo es posible que una de las voces más
incómoda", grandes extensiones escuchadas en materia de cambio climático se
de Florida y todo Miami aparte hasta ese punto de la verdad? El IPCC
aparecen inundados bajo veinte (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el
pies de agua; los Países Bajos Cambio Climático) estima el incremento del nivel
son barridos del mapa; Pekin, del mar en un pie, y Gore lo multiplica por veinte.
Shangai y Bangladesh corren Para obtener ese resultado, Gore parte de hipótesis
una suerte similar, etc. inverosímiles: si todo el hielo de Groenlandia se
fundiera…, si la mitad del hielo de la Antártida se
derritiese… En realidad, lo que más contribuirá
durante el próximo siglo a subir el nivel del mar
será el aumento de las temperaturas oceánicas: a
esa causa se deberán nueve de las 12 pulgadas de
aumento previsible para los próximos cien años;
las 3 pulgadas restantes se deberán al derretimiento
de glaciares (incluida la Antártida) y casquetes
polares; y Groenlandia proporcionará otras 1,4
pulgadas. Total: 13,5 pulgadas durante el próximo
siglo, es decir, 33 centímetros de aquí a 2100.
Aproximadamente, el mismo ritmo de crecimiento
experimentado durante los últimos 150 años.

En su película, Al Gore nos La ruptura y fusión de los bloques de hielo de la


muestra el hielo en rápida fusión bahía de Larsen B no causa ningún incremento en
de la bahía Larsen B en la el nivel del mar, ya que se trata de hielo flotante.
Península Antártica (la parte más En cambio, es muy probable que, a medida que la
cálida del continente), temperatura global aumenta, sea también mayor el
transmitiendo la impresión de volumen de hielo que se acumulará en la Antártida,
que ese hielo ha permanecido ya que aumentarán la precipitaciones. Es decir, a
intacto durante tiempo pesar de los espectaculares planos tomados en la
inmemorial y ahora contribuye bahía de Larsen, la Antártida contribuirá a frenar el
enormemente a incrementar el incremento del nivel del mar, y en eso coinciden
nivel de los océanos. todos los modelos de futuro elaborados hasta
ahora. [Tiempo después se demostró que esos
planos, tomados supuestamente en la bahía de
Larsen, eran en realidad recreaciones ficticias
hechas con ordenador]

El aumento de las temperaturas Esta colonia de pingüinos es la mejor estudiada de


ha diezmado la población de la Antártida desde 1952. Su población, de unas
pingüinos emperador de la 6.000 parejas reproductoras, se redujo bruscamente
Península Antártica, cuyo futuro en los años 70 hasta situarse en 3.000 parejas, cifra
está seriamente amenazado. que se mantiene estable desde entonces. En
cambio, los pingüinos antárticos de la especie
Adélie han experimentado, en la misma región, un
crecimiento del 40 por ciento en los últimos 20
años, por lo que atribuir al cambio climático el
descenso de una colonia y una especie concreta de
pingüinos (emperador) equivale a ocultar al
público la parte más importante de la realidad. En
la Península Antártica hay otras cuarenta colonias
de pingüinos, con un total de 200.000 parejas y una
población estable.

Gore atribuye al aumento del A nivel mundial, el calentamiento climático


CO2 atmosférico y al aumentará las precipitaciones y la disponibilidad
calentamiento climático parte de de agua. Al Gore tiene razón al decir que el
los problemas de escasez de agua calentamiento climático provocará escasez de agua
experimentados al sur del para 28 millones de personas en África central, y
Sahara, en la región del Sahel. probablemente para otros quince millones de
Según afirma, para 2080, unos personas en el norte y el sur de África. Pero
28 millones de personas sufrirán también es preciso añadir que 23 millones de
escasez de agua a causa del personas en África occidental y 44 millones en
calentamiento climático. África oriental experimentarán menos escasez de
agua. En conjunto, el calentamiento climático
reducirá en 24 millones el número de personas que
sufrirán escasez de agua en África durante el
próximo siglo.

Hay consenso científico en que No existe tal consenso científico. Según el informe
el calentamiento climático hace del IPCC de 2007: i) no se pueden sacar
que los huracanes sean más conclusiones definitivas acerca de los efectos de la
violentos y peligrosos, como actividad humana en la evolución de los huracanes;
puso de relieve la catástrofe ii) ningún ciclón tropical puede atribuirse
causada en Nueva Orleans por el específicamente al cambio climático; iii) el
huracán Katrina. Para 2040, los incremento de los daños sociales y económicos
desastres inducidos por el causados por los huracanes se debe principalmente
cambio climático tendrán un a la mayor concentración de habitantes e
costo de un billón de dólares. infraestructuras en las zonas costeras. Los daños
causados por los huracanes de fuerza 4 que
asolaron Galveston (en 1900) y Miami (en 1926)
habrían sido, en la época actual, unas doscientas
veces más costosos. El billón de dólares previsto
por Al Gore para 2040 confirma la tendencia de
daños crecientes del último siglo, pero no se debe a
la mayor fuerza de los huracanes, sino a la mayor
concentración de riqueza en las zonas costeras. La
catástrofe causada por el huracán Katrina (de
fuerza 3) era previsible, dada la precariedad de las
estructuras de Nueva Orleans.

Muchas organizaciones que Como el clima cambia constantemente, siempre


realizan estudios en los que se habrá nuevos cambios que puedan imputarse al
ponen en duda los efectos del calentamiento global, lo cual tiene un carácter de
calentamiento global están inmediatez que se transmite bien a los votantes y
financiadas por los mayores permite a los políticos distanciarse de los intereses
contaminadores. partidistas y presentarse como defensores de los
intereses de la humanidad.

También dice Al Gore que, desde el final de la última glaciación, el clima se ha


mantenido prácticamente sin cambios hasta la llegada del moderno CO2 industrial. Otra
muestra más de la desenvoltura con la que los políticos reescriben la historia para
encajarla en sus tesis. Cualquiera que haga una consulta en Internet sobre el clima del
último milenio encontrará profusas descripciones del Período Cálido Medieval y de la
posterior Pequeña Edad del Hielo. Todo parece indicar que los primeros siglos de
nuestra Era fueron cálidos, luego vinieron varios siglos más fríos, luego otra vez calor
(en tiempos del románico, cuando los hielos del norte se retiraron y dejaron paso a la
vegetación que inspiró el nombre de Groenlandia, o sea "tierra verde"), luego hubo un
período de frío intenso (hasta finales del siglo XVIII) y, desde hace un par de siglos,
otra vez la curva de la temperatura va hacia arriba, aunque con altibajos y sin llegar a
subir tanto como para hacer posible la aparición de nuevas tierras verdes en
Groenlandia. A comienzos de los 70, el coco con el que nos asustaban los Al Gores de
entonces no era el calentamiento climático, sino la inminente entrada en un período
glaciar.

En el capítulo XXVI del Libro Cuarto de sus Historias, Tácito nos cuenta cómo en el
año 69 de nuestra Era las tropas romanas que combatían en Germania tenían
dificultades de aprovisionamiento porque el Rhin estaba "casi cerrado a la navegación a
causa de una sequía insólita en aquellos climas". Y explica que "el vulgo veía en la baja
del nivel de las aguas un prodigio amenazador" y lo que "en época de paz se atribuye al
azar o a la naturaleza, se convertía entonces en fatalidad y cólera celeste". Tampoco
ahora estamos muy lejos de esos fatalismos. Tácito nos describe cómo, en esas
condiciones de penuria fluvial, una barcaza cargada de cereales encalló en mitad del
Rhin, y cómo las tropas romanas, al intentar recuperarla, fueron atacadas por los
bárbaros que acampaban en la otra orilla. Acudieron tropas de uno y otro lado y el
rescate de la barcaza degeneró en una batalla en toda regla y a pie firme en mitad del
río. Ocurría esto en un lugar llamado Gelduba (en la actualidad, Gellep), cerca de
Düsseldorf. Viendo el pedazo de río que es el Rhin a su paso por Düsseldorf resulta
verdaderamente difícil imaginar la escena de la barca encallada y la gente peleando en
mitad del agua, que no les llegaría al cuello, digo yo, pues nadie pelea con el agua al
cuello.

El ejemplo contrario lo ofrece Rávena, especie de Venecia de la antigüedad en la que


Augusto hizo construir un importante puerto, capaz de abrigar 250 navíos. El posterior
descenso del nivel del mar (es decir, la posterior acumulación de hielo en los
continentes) convirtió en tierra firme el emplazamiento de la ciudad, que actualmente se
halla a varios kilómetros de la costa. Es posible que la isostasia y los depósitos aluviales
hayan contribuido al alejamiento del litoral, fenómeno también perceptible en otros
antiguos puertos romanos (por ejemplo, Frejus, Ostia o Sagunto), pero lo cierto es que
el nivel del mar no ha dejado de oscilar después de la última glaciación y en tiempos
históricos. Según algunos estudios, el nivel del Mar Mediterráneo estaba 2 metros más
abajo del nivel actual hace 4000 años, aumentó hasta situarse 1 metro por encima del
nivel actual hace 1500 años y volvió a descender hasta 1 metro por debajo del nivel
actual hace unos 800 años. O sea, que, por lo menos habrá que admitir que estos
tremendos altibajos climáticos no son cosa rigurosamente nueva ni efecto del CO2.

Como alternativa al recorte de las emisiones de CO2 se han propuesto numerosas


soluciones más baratas y con menos efectos negativos para las economías en desarrollo.
Por ejemplo la presentada en 2006 por el físico John Latham, según la cual sería muy
fácil y barato incrementar la reflectividad de las nubes bajas mediante el aumento de la
densidad de partículas de sal oceánica en suspensión en la atmósfera, proceso natural
similar al inducido por las olas al romper, fácil de controlar y exento de riesgo. Aunque
el costo de ese programa representaría el 2% del costo de aplicación del Programa de
Kyoto y tendría efectos similares, los grupos ecologistas no se han parado siquiera a
considerar su viabilidad. Por mi parte, como soy de pueblo, condición que imprime
carácter y te deja una perspectiva rural que te acompaña toda tu vida, me pregunto por
qué el debate del CO2 atmosférico no pasa de su actual perspectiva urbana (¡no más
emisiones!) a otra básicamente rural (¡más repoblación forestal!). Habida cuenta de la
impresionante capacidad de absorción y transformación del CO2 que tienen algunas
especies vegetales, y dado que las plantas absorben ya la quinta parte de las emisiones
de CO2 de origen humano, a lo mejor, canalizando el actual derroche de energía
catastrofista hacia la tarea más fecunda y bucólica de la repoblación forestal a gran
escala, tendríamos industrias y tendríamos selvas, selvas, selvas, con lo cual habríamos
matado dos tucanes de un flechazo, digo, dos pájaros de un tiro.

(22/09/2009)

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