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PRINCIPIO DE LEGALIDAD.
MOQUEGUA
JAVIER PEDRO
FLORES AROCUTIPA
Se ha establecido, además, que "Dicho principio comprende una doble garantía; la primera, de
orden material y alcance absoluto, tanto referida al ámbito estrictamente penal como al de las
sanciones administrativas, que refleja la especial trascendencia del principio de seguridad
jurídica en dichos campos limitativos y supone la imperiosa necesidad de predeterminación
normativa de las conductas infractoras y de las sanciones correspondientes; es decir, la
existencia de preceptos jurídicos (lex praevia) que permitan predecir con suficiente grado de
certeza (lex certa) aquellas conductas y se sepa a qué atenerse en cuanto a la aneja
responsabilidad y a la eventual sanción; la segunda, de carácter formal, relativa a la exigencia y
existencia de una norma de adecuado rango y que este Tribunal ha identificado como ley o
norma con rango de ley”.
Como segundo caso, la administración pública basándose en norma legal como el TUPA; exigía
pagos que contravenían los principios y valores constitucionales, es decir; para la interposición
de una solicitud de contradicción de una multa o sanción se exigía previamente el pago de una
tasa por impugnación; contraviniendo de esta manera con el derecho de petición y defensa.
El derecho al debido proceso previsto por el artículo 139.3º de la Constitución Política del
Perú, aplicable no sólo a nivel judicial sino también en sede administrativa e incluso entre
particulares, supone el cumplimiento de todas las garantías, requisitos y normas de orden
público que deben observarse en las instancias procesales de todos los procedimientos,
incluidos los administrativos y conflictos entre privados, a fin de que las personas estén en
condiciones de defender adecuadamente sus derechos ante cualquier acto que pueda
afectarlos.
En cuanto al principio de impulso de oficio, cabe enfatizar que el inciso 1.3 del artículo IV del
TP de la LPAG (Ley N° 27444) prescribe que es deber de la Administración ordenar la
realización o práctica de actos que resulten convenientes para el esclarecimiento y resolución
de las cuestiones necesarias. Este Colegiado considera que, ante cuestiones tan técnicas y
especializadas como las suscitadas en autos, debe recurrirse al auxilio de entes especializados
sobre la materia y no sólo fundamentarse la decisión en medios probatorios de parte
(boletines químicos emitidos por el Laboratorio Central de Aduanas).
El artículo IV del Título Preliminar de la LPAG, consagra como principios del procedimiento
administrativo, entre otros, el principio de impulso de oficio, que implica que las autoridades
deben dirigir e impulsar el procedimiento y ordenar la realización o práctica de los actos que
resulten convenientes para el esclarecimiento y resolución de las cuestiones necesarias, y el
principio de verdad material, que supone que, en el procedimiento, la autoridad administrativa
competente deberá verificar plenamente los hechos que sirven de motivo a sus decisiones,
para lo cual deberá adoptar todas las medidas necesarias autorizadas por la ley para obtener
nuevos medios probatorios y documentación complementaria, aun cuando no haya sido
propuesta por los administrados o hayan acordado eximirse de ellas.
PRINCIPIO DE RAZONABILIDAD.
La razonabilidad aparece como una exigencia de fundamento, de una razón o base que
justifique el tratamiento diferente. Aquí, el tratamiento diferente aparece como un medio para
la prosecución de una finalidad. La comprensión del principio de razonabilidad en estos
términos ha sido acogida por este Tribunal cuando ha manifestado que: “Por virtud del
principio de razonabilidad se exige que la medida restrictiva se justifique en la necesidad de
preservar, proteger o promover un fin constitucionalmente valioso. Es la protección de fines
constitucionalmente relevantes la que, en efecto, justifica una intervención estatal en el seno
de los derechos fundamentales. Desde esta perspectiva, la restricción de un derecho
fundamental satisface el principio de razonabilidad cada vez que esta persiga garantizar un fin
legítimo y, además, de rango constitucional.
PRINCIPIO DE IMPARCIALIDAD
En cuanto al derecho a un juez imparcial es preciso señalar que uno de los pilares que inspiran
el desarrollo de las actividades desplegadas por los entes administrativos, es el respeto al
debido procedimiento, que se deriva en su contenido esencial, del derecho al debido proceso
consagrado en el inciso 3) del artículo 139º de la Constitución, en cuya virtud es obligación de
la administración respetar y garantizar todos los principios y derechos protegidos bajo el
ámbito de la Constitución. El principio de imparcialidad en la función jurisdiccional, aplicado al
ámbito administrativo, otorga a las partes la garantía que las controversias suscitadas serán
decididas por un ente sin ningún interés con el tema en debate y que, además, mantendrá una
posición objetiva al momento de resolverlo. Bajo este contexto la imparcialidad implica que las
instancias que conozcan cualquier clase de proceso o procedimiento, no deben tener
opiniones anticipadas sobre la forma en que estos serán conducidos, siendo ajenas a su
resultado, así como no tener compromisos de ningún tipo con alguna de las partes.
PRINCIPIO DE INFORMALISMO
Por su parte la Ley del Procedimiento Administrativo General prevé entre los principios de su
norma IV, precisamente, que “Las autoridades administrativas deben actuar con respeto a la
Constitución, la ley y al derecho, dentro de las facultades que le estén atribuidas y de acuerdo
con los fines para los que les fueron conferidas”. De igual manera establece, en el marco del
principio de informalismo, que “Las normas de procedimiento deben ser interpretadas en
forma favorable a la admisión y decisión final de las pretensiones de los administrados, de
modo que sus derechos e intereses no sean afectados por la exigencia de aspectos formales
que puedan ser subsanados dentro del procedimiento, siempre que dicha excusa no afecte
derechos de terceros o el interés público”. Así también se indica que “Los trámites
establecidos por la autoridad administrativa deberán ser sencillos, debiendo eliminarse toda
complejidad innecesaria; es decir, los requisitos exigidos deberán ser racionales y
proporcionales a los fines que se persigue cumplir”.
Lo acotado en el considerando inmediato anterior, viene al caso debido a que en autos, como
ya se tiene dicho, corren dos certificados de trabajo (fojas 7 y 8) expedidos por la empresa
Enrique Ferreyros S.A., los mismos que señalan que el actor prestó servicios desde el 17 de
agosto de 1953 hasta el 31 de enero 1993; es decir, por un período de 39 años, 4 meses y 14
días. Dichos documentos fueron presentados a la ONP por el actor, según aparece del recurso
de fojas 4, sobre el cual debe recaer una resolución, teniendo en cuenta que, en la Ley de
Procedimientos Administrativos, N.° 27444, en su artículo IV denominado Principios del
Procedimiento Administrativo, encontramos en el numeral 1.6. denominado “Principio de
informalismo”, mediante el cual “Las normas de procedimiento deben ser interpretadas en
forma favorable a la admisión y decisión final de las pretensiones de los administrados, de
modo que sus derechos e intereses no sean afectados por la exigencia de aspectos formales
que puedan ser subsanados dentro del procedimiento, siempre que dicha excusa no afecte
derechos de terceros o el interés público”.
Asimismo, la Ley N.º 27444, en su artículo 165.º señala que no deberá actuarse prueba
respecto a hechos alegados por las partes cuya prueba consta en los archivos de la entidad,
sobre los que se haya comprobado con ocasión del ejercicio de sus funciones, o que estén
sujetos a la presunción de veracidad, sin perjuicio de su fiscalización posterior. De manera
complementaria, su artículo 167°, inciso 1) dispone que “(...) la autoridad administrativa a la
que corresponde la tramitación del asunto recabará de las autoridades directamente
competentes los documentos preexistentes o antecedentes que estime conveniente para la
resolución del asunto, sin suspender la tramitación del expediente”.
Tal interpretación del artículo 21º de la Ley del Procedimiento Administrativo General no solo
supone ir más allá de la literalidad de la norma, sino que, además, atentaría contra el principio
de conducta procedimental a que se refiere el numeral 1.8 del artículo IV del Título Preliminar
de la Ley del Procedimiento Administrativo General, que establece el deber de los
administrados y de todos los partícipes del procedimiento de realizar sus actos
procedimentales guiados por el respeto mutuo, la colaboración y la buena fe. En este sentido,
en el caso concreto, es a la demandante a quien correspondía comunicar de forma directa,
simple y expresa, su cambio de domicilio, precisando, además, su nuevo domicilio, y es por
esta razón que la demanda debe ser desestimada.
Resolución Nº 742.2008.TC‐1.‐
“Por otro lado, este Tribunal considera necesario referirse a la conducta procedimental del
postor impugnante en el presente procedimiento, la cual como se ha podido advertir en los
numerales precedentes, se encuentra orientada a dilatar innecesariamente la satisfacción
oportuna de las necesidades de La Entidad, tal como se evidenció del presente procedimiento,
puesto que si se quería corroborar la eficacia, la idoneidad y la calidad del producto ofertado
por el postor ganador de la Buena Pro, debió solicitarse las pruebas pertinentes a dicho postor,
el cual como bien se indicó precedentemente demostró el cumplimiento de lo requerido por
las Bases.
PRINCIPIO DE CELERIDAD
Por otro lado, en el orden administrativo, todo procedimiento administrativo debe regirse
fundamentalmente por los principios contemplados en la Ley N.º 27444 del Procedimiento
Administrativo General, entre los cuales es pertinente resaltar a los siguientes:
PRINCIPIO DE EFICACIA
Por tal motivo, debe entenderse el valor de la eficacia como una obligación de la
Administración y de los administrados a ser virtuosos en sus actos procedimentales, y no como
un mero principio de orden programático a futuro para la Administración en general. De este
principio se desprende que la regla de la economía procesal se dirija a evitar la realización de
trámites innecesarios, producir actos ya Subdirección de Capacitación del OSCE 12 efectuados,
retrotraer actuaciones procesales y a propiciar, entre otros, la conservación de actos.”
El Tribunal podrá verificar, de oficio o a pedido de parte, la veracidad de los comprobantes de pago
presentados para acreditar la experiencia del postor, cuando sean cuestionados y existan suficientes
indicios que ameriten realizar la verificación correspondiente, en aplicación del Principio de Verdad
Material y de Moralidad, para lo cual podrá solicitar a las partes y/o terceros la remisión de información
y/o documentación idónea para verificar la veracidad de la experiencia declarada.
Participación
PRINCIPIO DE PARTICIPACIÓN
EXP. N.° 04012-2009-PHD/TC
LIMA
LAZARTE PROSPERO
ROSALES VÁSQUEZ
EXP. N. º 01454-2010-PHD/TC
LIMA
RENEE ROSARIO
ROSAZZA ASÍN
Y OTROS
PRINCIPIO DE SIMPLICIDAD
Principio de simplicidad. Según el cual los trámites establecidos por la autoridad administrativa
deben ser sencillos, lo que supone la eliminación de toda complejidad innecesaria; por tanto,
los requisitos exigidos deberán ser racionales y proporcionales a los fines que se persigue
cumplir.
PRINCIPIO DE UNIFORMIDAD
EXP. N.° 0499-2002-AA/TC
LORETO
PRINCIPIO DE PREDICTIBILIDAD.
N° 234-2015-SUNARP/SN
Que, se puede afirmar que la seguridad jurídica tiene su correlato directo en el principio de la
predictibilidad, es decir que el administrado pueda conocer de antemano cual va a ser la
actuación de la administración cuando inicia un trámite o pedido específico;
Que, se ha advertido en sede registral la existencia de criterios discrepantes asumidos por los
Registradores Públicos, debido a la utilización de métodos interpretativos diferentes, lo que no
implica necesariamente responsabilidad en el ámbito administrativo, pero que si genera
malestar en los administrados debido a una afectación al principio de predictibilidad, siendo
necesario implementar un mecanismo adicional en la búsqueda del otorgamiento de la
predictibilidad;
Resolución Nº 379.2007.TC‐2
“En consecuencia, tanto por aplicación del principio de privilegios de controles posteriores,
como en mérito a las facultades del Comité Especial para realizar todas las acciones tendientes
a obtener un proceso de evaluación técnica de mayor certeza y calidad, resulta perfectamente
válido y ceñido a derecho que dicho colegiado disponga la realización de una inspección a las
instalaciones de los postores con el fin de verificar el cumplimiento de lo declarado por éstos
en sus propuestas; en nuestro caso particular, con la manifestación respecto a contar con el
stock ofertado”.