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LA JUSTIFICACIÓN, ELEMENTO CONDUCENTE HACIA LA REALIDAD

ESCATOLÓGICA DE LA GLORIA DE DIOS.

Edwin Vasques Ramos

Algunos han considerado que el tema central de la epístola a los Romanos


sea el tema de la justificación. Sin embargo, haciendo un análisis a la epístola
en sí misma y por sí misma, se puede ver que el apóstol no busca simplemente
informarnos acerca de la justificación como propósito último sino mediático
y conducente hacia el conocimiento de la gloria de Dios definitiva entre los
hombres. La forma en la que el apóstol plantea su epístola, deja manifiesto
que está conduciendo todo para comunicarnos que el propósito de Dios es
restaurar su relación con el ser humano por la justificación a fin de poder
manifestar su gloria en el hombre justificado.

I. Introducción.

La perspectiva novotestamentaria de la justicia de Dios, revela que está habrá


de manifestarse en definitiva el día del juicio final, en el cual, por la justificación dará
el Señor entrada a la nueva realidad a los justificados. Por eso, la gloria de la
salvación que traerá Jesús al fin del mundo es la meta final de la justificación.
Romanos 1:16.17.

“El corazón del agustinianismo consiste en la relación e influjo de Dios lo mismo


en el curso de la historia humana que en el drama individual de las personas. Dios
no es solo espectador sino actor en la conciencia del hombre”i, así la Justificación
no es el acto humano para lograr el bien supremo y la exaltación de la autoconfianza
humana sino el acto mismo de Dios en favor de un hombre que no se es basto para
salvarse a sí mismo.

Aunque la Reforma protestante del S. XVI, hizo del tema de la justificación uno
de los temas fundamentales en la construcción de su sistema doctrinal, y desde
entonces es un tema que en buena medida identifica a los reformados; cabe sin
embrago, hacernos la pregunta acerca de la completa compresión del tema y de la
manera que éste nos hace ver el futuro de la iglesia.

“Por influencia de la Reforma, muchos de los estudiosos han visto la justificación


por la fe como lo básicamente esencial en el pensamiento paulino” ii. Pero respecto
al mismo tema, y a cómo Pablo la entendía, N.T Wright, dice que “se han
descuartizado sus epístolas para encontrar aseveraciones, e incluso pruebas, para
usarlas en la defensa de un tema que él probablemente había entendido de otra
manera”iii.

Por esto último, la vertiente a considerar en el presente ensayo es que la


Justificación es en razón de la entrada al pueblo de Dios ciertamente, pero sobre
todo y principalmente para el día final, de identificación de este, para que en el
momento escatológico del fin de los tiempos, identifique al que es del pueblo
justificado de parte de Yavhé. El pueblo escogido ahora para que en el tiempo del
fin le manifieste la vida eterna que dará a sus escogidos. La justificación identifica
ahora al pueblo que Yavhé salvará en el día del fin de los tiempos.

Aunque N.T Wright, apunta que San Agustín presentara un concepto de la


justificación aceptable pero lejos del concepto Paulino, por los menos, se pueden
rescatar tres aportaciones del beato al tema:

1. No estamos en el mejor de los mundos, pero tampoco abandonados a


las fuerzas ciegas del mal, porque una Sabiduría amorosa gobierna todas
las cosas.
2. El hombre no puede sostenerse a sí mismo una vez que se separa de
Dios.
3. La gracia consiste en incorporar de nuevo al hombre a su Cabeza que
es Cristo.

Esta última aportación de Agustín, descansa en el aspecto corporativo de la


Justificación que habría de desarrollarse en el S XX y que es punto de referencia de
este trabajo.
II. La justificación, aspecto eclesiológico.

En el ámbito eclesiológico, la justificación es una declaración de que el Espíritu


Santo ha convertido al cristianismo a alguien no para una abstracción del mundo
presente sino para la participación del mundo venidero en el que la gloria de Dios
será manifiesta. Por lo cual, aunque la obra de justificación apunta hacia la realidad
escatológica del pueblo de Dios “aquellos que creemos en esta gran esperanza
tenemos que comprometernos desde ahora con sus valores”iv.

Por ser la justificación un acto declarativo para participación del cuerpo de Cristo,
no puede ser considerada en sí como la justicia intrínseca del creyente, sino como
ya lo hemos señalado, como la declaración del Espíritu Santo de que ahora el
creyente es favorecido con el hecho de haberlo convertido en parte del pueblo de
Dios.

En sí, la justificación se basa sobre la nada del creyente, tal como Walter
Brueggemann deja ver en su libro de Teología del Antiguo Testamento “Un juicio a
Yahvé”:

Israel sabe bien que Yahvé…es un Dios que es capaz y está


dispuesto a llevar a cabo una novedad radical, una novedad que
ninguno… puede obrar por sí mismo. Esta novedad se halla
profundamente configurada por las acciones iniciales de la
soberana generosidad de Yahvé, pero trasciende completamente
la imaginación de quienes se hallan afligidos. Dado que esa
inexplicable e imprevista novedad es la misma para todos esos
compañeros, tiene razón H. H. Schmid al deducir que creatio ex
nihilo, justificación por la fe y resurrección de los muertos son
expresiones sinónimas. Tales expresiones no son dogmas
aislados. Se trata más bien de la manera en que las tendencias
características hacia la generosidad por parte de Yahvé se hacen
visibles en distintos contextos con compañeros diferentes.
Así, de la nada, Yahvé, hace miembro de su pueblo al que justifica, miembro con
todos los derechos que otorga a su familia. Todo como una manifestación de su
soberano poder. No está dando Yahvé una justicia de esencial poder moral al que
justifica; simplemente lo está haciendo miembro de su pueblo, de su familia, y sobre
ningún mérito hallado en el justificado para mostrarle en el fin del mundo los
beneficios eternos de su pacto.

Según aborda Alister MacGrath, en su Teología Sistemática, el tema de la


Justificación, parece ser que va en favor de la idea que en el pensamiento judío del
A.T. se tenía en cuanto a la justificación. Idea que, según es planteada por el Apóstol
Pablo en la epístola a los Romanos, sostiene que las buenas obras son evidencia,
y no el medio para participar del pueblo del pacto. Es decir, las buenas obras son la
evidencia que demuestra el hecho de que el creyente ha entrado y permanece en
el pacto, y no en sí el medio para mantenerse en él. La entrada al pacto se da por
la Justificación por fe, donde esta última, la fe, es la condición y la señal necesaria
y suficiente en el pacto para que el creyente entre y permanezca.

Reiteramos de la idea anterior, que la Justificación es entendida como el medio


para la entada y permanencia al Pueblo del pacto, en el sentido, eclesiológico.

III. La justificación y su relación con el tema de la reconciliación para la


gloria.

Para comprender con mayor amplitud la doctrina de la justificación, propongo la


siguiente estructura trinómica consecutiva, de la cual no habría de separar la
doctrina de la justificación: justificación-reconciliación-gloria.
Justificación

Gloria
Reconciliación

Aunque la doctrina de la justificación ha sido estudiada mayormente como de


carácter judicial, esta tiene implicaciones a favor de la restauración de la relación
del hombre con Dios y por medio de Dios, en su carácter familiar, además de una
función conducente a la manifestación escatológica de la gloria de Dios

El apóstol Pablo escribe a los Romanos que cualquier hombre es inexcusable


ante Dios por causa del pecado, ya que todo hombre es pecador y por tanto están
todos destituidos de la gloria de Dios, y sobre todo, en miras de aquel día en el que
Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres.

Todo hombre es injusto e inexcusable de ello ante Dios, sin embargo, al ser
justificados, por la fe, como resultado, se tiene la paz con Dios juntamente con la
esperanza de alcanzar la gloria de Dios y no la ira en aquel día terrible; porque gloria
y honra y paz son la promesa de pacto de Dios por la justificación tanto al judío
como al griego que cree.

La reconciliación como paz con Dios es la consecuencia de la


justificación. Pero entonces se habla de la condición de
reconciliado que es el resultado de la actividad reconciliadora de
Dios. Así también se podría hablar, a la inversa, de la justicia
como la nueva relación de reconciliación con Dios efectuada por
la acción justificadora de Dios. Mejor que hacer delimitaciones
excesivamente agudas es apreciar que aquí nos encontramos
con dos conceptos procedentes de dos esferas distintas de
pensamiento y vida.
Mientras que “justificar” es un concepto forense-religioso, muy
característico de la estructura escatológica básica de la
predicación de Pablo, la “reconciliación” tiene un significado más
general, menos específico teológicamente. Proviene del
ambiente social, y habla en general del restablecimiento de las
buenas relaciones entre dos partes. En las afirmaciones
paulinas aparece repetidas veces en contraposición a ideas
como enemistad y alienación, así como en sentido positivo
quiere decir “paz”v.

Así, pues, la justificación hace posible la reconciliación del pecador con Dios,
para que Dios, al final de la historia, manifieste su gloria sobre y en favor del
pecador.

También es importante señalar que la justificación une al creyente a Cristo que


es la cabeza del cuerpo y el segundo Adán, lo une al pueblo de Dios en el sentido
corporativo y al segundo Adán en el sentido federal o representativo, así, también,
por el Espíritu Santo, gracias a la justificación, el creyente aguarda la esperanza de
la justificación final para el goce de la vida venidera en gloria.

Ahora, en el sentido judicial, la justificación es el veredicto divino de perdón para


el pecador, en tanto que la reconciliación es la restauración de la comunión como
resultado de la justificación en el sentido familiar. Así pues, la reconciliación exige
la justificación a fin de poder establecer de nuevo la comunión gloriosa de Dios con
el pecador, bajo el concepto polifacético de la paz con Dios:

1) La ira de Dios ya no es una amenaza.


2) La relación con Dios es una realidad.

3) Amigo de Dios.

4) Objeto de la gracia de Dios.

Respecto a lo anterior, Ladd, sugiere que la reconciliación no tiene que ver con
la actitud de las personas para con Dios sino con la actitud de Dios con las personas.
En la cual, Dios no sigue considerando como enemigos a los justificados.

IV. Lógica de la doctrina en el Nuevo Testamento.

En el primer siglo, el tema de la justificación no estaba relacionada al hecho de


la reconciliación con Dios esencialmente, sino como la definición escatológica de
quién había sido hecho por Dios miembro de su pueblo para salvación presente y
futura.

a. En la epístola a los Gálatas Pablo discute no acerca de cómo


convertirse en cristiano, sino que el hecho de ser cristiano te hace de
la familia de Abraham.
Añade también que, el ser de la familia de Abraham en cuanto al linaje
se refiere no necesariamente te hace cristiano.
Sin embargo, todos los que creen en Cristo, con del linaje de Abraham
por la fe y pueden esperar participación garantizada de la nueva
creación final.
Lo que Pablo cree es que, en Cristo y por el Espíritu, el Dios único
extiende la salvación a todo el mundo, independientemente de la raza.
Este era el mensaje que necesitaban tanto Antioquía como Galacia.vi
Desde este punto de vista, la familia del pacto está definida por la
participación de la fe en la muerte y resurrección de Cristo.

b. La justificación en Corintios es presentada como algo que


simplemente solo tenemos en Cristo y por su cruz, y que todas las
cosas de las que los seres humanos se enorgullecen son nada al ser
comparadas con la gracia de la cruz.
No se trata de saber cómo convertirse en cristiano, sino de la
declaración de que alguien es ya cristiano, miembro del cuerpo de
cristo.
Este aspecto de la Justificación por la fe implica que se pone una
marca o sello a la familia que ha sido perdonada. La familia de
Abraham que en Cristo ha venido a ser una familia multiétnica.

Todo el desarrollo de la doctrina descansaba sobre tres puntos esenciales:


Primero, el pacto. Las promesas del pacto, habrían de cumplirse aun en medio de
las circunstancias más adversas, pues el plan de Dios al tener a Israel como su
pueblo del pacto no era en sí solo eso, sino que el pacto fue establecido para acabar
con el pecado y traer salvación a todo el mundo. En dicho plan, Israel fue un especial
medio de Dios a través del cual cumplió sus promesas pactadas. Plan en el que la
justificación es una declaración de pacto que será emitida en el día final cuando el
verdadero pueblo de Dios será vindicado pero aquellos que se mantuvieron fieles a
la adoración de los dioses falsos verán que se equivocaron.

Segundo, el aspecto judicial metafórico. En el pacto, la justificación es concebida


para poner fin al problema humano del pecado, restaurar la justicia y poner orden al
caos; por lo que funciona como un veredicto en un juicio, que absolviendo a algunos,
les confiere el estatus de justos. Esta es la dimensión forense de la futura
vindicación del pacto respecto a lo cual Ladd dice:

Muchos estudiosos reconocen que la idea de la justificación es


forense. Este término ha caído, sin embrago, en cierto
descrédito. Forense significa que se concibe a Dios como al
gobernante, al legislador, al juez, y que la justificación es la
declaración por parte del juez de que una persona es justa.
Algunos que descartan el término “forense” enfatizan que la
justificación si conlleva una nueva posición o nueva relación.
Esto equivale lo mismo. La persona injusta tiene una relación
con Dios como pecadora, y en última instancia debe
experimentar la condenación del juez justo. La persona
justificada, en Cristo, ha establecido una nueva relación con
Dios. Este le ve ahora como justo y le trata como tal. La
justificación es el veredicto del juez justo según el cual la
persona es justa en Cristo; pero esta justicia es una cuestión de
relación y no ética. No debemos concluir que “dikaiosune” nunca
tiene la connotación de justicia ética pero a veces sí la tiene…
antes bien, designa la posición, es decir, la relación de justicia.vii

Tercero, escatológico. Dios ha actuado para rescatar al cosmos en su


totalidad en el futuro de manera definitiva en cumplimiento de la tan ansiada
esperanza judía. El veredicto tendrá lugar al fin de la historia, sin embargo, en Jesús,
Dios ya ha hecho en medio de la historia una manifestación anticipada de los
beneficios que traerá la declaración definitiva.

Todo el que cree en Jesús ya ha sido declarado miembro de la gran familia


multiétnica de Abraham, a través de la declaración del perdón de los pecados, y la
reconciliación con Dios, Padre de la gran familia para que al fin de los tiempos pueda
Dios manifestar su gloria definitiva en su pueblo, la nueva humanidad.

V. Concepto completado en el último tiempo.

La justificación, no es un concepto completamente nuevo en el NT, ni su relación


con la reconciliación y la consecuente gloria que se espera. Los profetas del AT ya
hablaban de esto, sin embargo, fue algo que alcanzó mayor plenitud en el NT.

Gary V. Smith, en su libro, los profetas como predicadores describe que: “el día
de Jehová incluiría la revelación del reino glorioso de Dios como transformación de
los pecadores y su gozo en la presencia del Dios su Rey”viii . Respecto al tema de
la gloria de Dios que resulta del binomio justificación-reconciliación, Smith dice
sobre la visión escatológica de la gloria de Dios mostrada a Habacuc: “Habacuc le
pidió a Dios una percepción y Dios le dio una nueva perspectiva qué transformó su
vida. Cuando la visión del esplendor de Dios, su poder sobre la naturaleza, su ira y
su salvación fueron internalizados, la fe floreció”ix,

N.T. Wriht, Alister MacGrath, Peter Jones, están de acuerdo que el evangelio se
dirige hacia la resurrección final como punto culminante y revelador de la
justificación. Lo cual da lugar a la reconciliación y glorificación final, esta última como
el alcance de la plenitud de las cosas tal cual deben ser.

Según Peter Jones, en su libro, Llevando cautiva la mente pagana, Pablo pone
de manifiesto que el sistema sacrificial del AT llega a su cumplimiento en Cristo,
dando lugar a la justificación por su sangre y el perdón definitivo de los pecados,
quedando en espera que a la final trompeta, el último enemigo sea derrotado.

Así pues, al tener lugar esta victoria, implicaría que, superado el problema del
pecado y de la muerte, Dios reconcilia definitivamente a sus justificados consigo
mismo para una eternidad de gloriosa paz, y acceso a su presencia.

La justicia futura, es la esperanza de que la justicia de Dios se ha revelado en


el evangelio ahora para dar seguridad de salvación en el juicio venidero, en el cual,
según Ridderbos, serán justificados delante de Dios los hacedores de la ley, no los
oidores. Más ahora, por la fe se es contado por hacedor de la ley, o justo al que
cree.

De este modo, el plan de Dios consiste en ser fiel a su pacto para justificar a su
pueblo a fin de poder estar de su lado para salvarlo. El pacto de Dios está
intrínsecamente relacionado con su pueblo o familia que habrá de conformar de
todas las naciones por causa de su amor en acción que justifica a los hombres para
librarlos de la muerte por la resurrección de Jesús. Pues “por medio de la
resurrección, Dios declara efectivamente a Jesús como verdaderamente justo. La
resurrección le vindica en una forma similar a la del justo sufriente del Antiguo
testamento que espera en Dios”x. Su resurrección merecida de entre los muertos le
permite reconciliar todas las cosas, incluyendo la reconciliación del hombre con
Dios; por lo cual, todas las cosas, incluyendo a hombre, son traídas de nuevo a la
reconciliación, y comunión gloriosa con el creador. Una glorificada paz e “intimidad
utópica”xi.

VI. Conclusión.

La justificación “es la doctrina que insiste en que todos los que creen en Cristo
se sientan a la mesa, sean de la procedencia que sean, ya que juntos esperan la
nueva creación final”xii. En el juicio final, se habrá de declarar quien es justo y quien
no, con la subsecuente consecuencia respectiva: vida eterna a los que,
perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo
a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la
injusticia; tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío
primeramente y también el griego, pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo
bueno, al judío primeramente y también al griego; porque no hay acepción de
personas para con Dios (Romanos 2: 8-11)

Esta justificación, conducente a la reconciliación dan lugar a la realización de la


manifestación de la gloria de Dios que irrumpe la realidad humana para hacerla
nueva. Gloria que se podrá distinguir por tres aspectos primordiales:

1. Deorético: Aspecto visible de la gloria resultante de la justificación y la


reconciliación escatológica.
την μελλουσαν δοξαν αποκαλυφθηναι εις ημας (Romanos 8:18)
Pablo habla de una gloria inminente que será revelada en nosotros. Implica
despliegue de poder y señorío en una compenetración de la gloria en nuestra
realidad, gloria que será vista como con el carácter de ira destructiva de los
enemigos en favor de los justificados.
απο της δουλειας της φθορας
εις την ελευθεριαν της δοξης των τεκνων του θεου (Romanos 8:21)
Esta es una construcción paralela contrastiva, que deja claro que la habrá de
manifestarse al final una liberación de la “esclavitud de ruina o corrupción” a
la “libertad del esplendor o gloria de los hijos de Dios”, esta construcción
resalta dos cosas, por un lado la condición actual de ruina y la condición
futura de gloria, esplendor y magnificencia futura que le contrasta.
La gloria venidera, que será manifiesta por causa de la justificación y
reconciliación, será caracterizad por el despliegue de poder y magnificencia
de Dios en la restauración de todo en contraste con la ruina actual.

2. Noética: aspecto cognitivo de la gloria venidera.


προς φωτισμον της γνωσεως της δοξης του θεου εν προσωπω ιησου χριστου (2
Corintios4:6)
La gloria tiene un aspecto cognitivo que es el conocimiento del evangelio de
Jesucristo. Conocimiento que puede resplandecer por la gracia de Dios para
en los que creen. Así, existe una estrecha relación con el hecho de alcanzar
justificación para reconciliación.

3. Dinámico: aspecto activo de la gloria.


Retomo el pasaje de Romanos 8:21, para enfatizar este aspecto de la gloria,
como una gloria que se hace presente, una gloria que irrumpe, que
compenetra la realidad humana de manera dinpamica como cuadno ;su
gloria llenó el templo. Es una gloria que se mueve como para llenar el templo
(και εγεμισθη ο ναος καπνου εκ της δοξης του θεου), como para hacer
humear el monte por la misma presencia de Jehová.

Ahora solo podemos esperar la irrupción de la gloria que será manifiesta,


entre tanto vemos su reflejo en el evangelio, con la esperanza de “ver humear el
monte una vez más” y para siempre en compañía de toda la familia multiétnica de
Abraham.
i
Victorino Capanaga, Obras de San Agustín, (Madrid, Edica, 1979)pp. 153.
ii
George E. Ladd, Teología del Nuevo Testamento, (España, Ed. Clíe 2002), pp.. 508
iii
N.T. Wright, El verdadero pensamiento de Pablo, (USA, Ed. Clíe 1997), pp.124.
iv
Juan Stam, Apocalipsis, comentario bíblico iberoamericano, (Buenos Aires, Ed. Kairós, 2003), pp. 380.
v
Herman Ridderbos, El pensamiento del apóstol Pablo, (EE.UU, Libros Desafío, 2000) pp. 236
vi
Wrigth.pp130
vii
George Eldon Ladd, Teología del Nuevo Testamento (España. Ed. CLÍE, 1993)pp. 592.
viii
Gary V. Smith, Los profetas como preducadores, ( EE.UU. Ed. BH,1999) pp. 166.
ix
Ibid. Pp. 178.
x
Peter Jones, Llevando cautiva la mente pagana, (Costa Rica, Ed. CLIR, 2011), pp. 374.
xi
Ibid. Pp 377.
xii
Wrigth, pp.131.

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