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Acto administrativo en España

El acto administrativo, para el Derecho administrativo de España, es el «acto jurídico de


voluntad, de juicio, de conocimiento o deseo dictado por la Administración Pública en el
ejercicio de una potestad administrativa distinta de la potestad reglamentaria», definición
defendida por el profesor español Eduardo García de Enterría, y construida sobre la
definición del administrativista italiano Guido Zanobini.

Las definiciones de acto administrativo varían según dónde se ponga el énfasis, ya sea en
el órgano que lo dicta, en el contenido del mismo, o en su forma.

Obviando las disputas doctrinarias se puede entender al acto administrativo como «toda
declaración unilateral de voluntad realizada en el ejercicio de la función administrativa que
produce efectos jurídicos individuales de forma inmediata». Este concepto de acto
administrativo es sostenido, entre otros, por el jurista argentino Agustín Gordillo.

Así pues, es una manifestación del poder administrativo, cuya característica es que se
adopta en vía de decisión singular, en contra del acto del legislador o de la Administración
que sea de carácter general (ley o reglamento, respectivamente), caracterizado por ser
una imposición unilateral, imperativa y con consecuencias jurídicas para el destinatario.

Se señala que el acto administrativo es una "declaración de voluntad" para descartar


posibles actividades de la administración que no sean específicamente emanaciones de la
voluntad estatal. Al decir que es «unilateral» se la diferencia de otras figuras que sí
expresan la voluntad de la administración como son, por ejemplo, los contratos
administrativos. Al ser en ejercicio de la función administrativa, se descarta a las funciones
judiciales y legislativas –cabría entrar en el análisis, llegado el caso, de las diferentes
concepciones de función administrativa–. Y por último, si se dice que «produce efectos
jurídicos individuales» para diferenciar el acto administrativo de otras actuaciones
administrativas creadoras de situaciones jurídicas para el administrado, como los
reglamentos.

Índice

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 1Características del acto administrativo


 2Clasificación del acto administrativo
o 2.1Por su origen
o 2.2Por sus efectos
o 2.3Por su contenido
o 2.4Por su forma
o 2.5Por su vinculación a una norma previa
o 2.6Por su destinatario
 3Elementos del acto administrativo
o 3.1Subjetivos
o 3.2Objetivos
o 3.3Formales
 4Efectos del acto administrativo
o 4.1Retroactividad
o 4.2Nulidad
o 4.3Anulabilidad
 5Caracteres del Acto Administrativo
o 5.1Presunción de Validez
o 5.2Ejecutividad
o 5.3Revocabilidad
o 5.4Condiciones de eficiacia del acto administrativo
 5.4.1La notificación
 5.4.2La publicación

Características del acto administrativo[editar]

 Se trata de una declaración, por lo que quedan excluidos los actos de la


Administración puramente materiales (redacción de un oficio, una demolición, el
asfaltado de una calle).

La declaración puede implicar una decisión de la Administración; una constancia o


certificación de algo o incluso una mera declaración de un hecho o derecho preexistente.

 Ha de proceder de un sujeto de la Administración con competencia para realizar el


acto.
 Deben constituir ejercicio de la potestad administrativa y estar sujetos al Derecho
administrativo. Los actos administrativos pueden ser objeto de recurso judicial.
 Los actos administrativos son unilaterales. Esto excluye a aquellos en cuya formación
concurren dos o más voluntades.
 Es una declaración de voluntad, pero no todas las manifestaciones con origen en la
administración son actos administrativos, sino solo las que imponen consecuencias
jurídicas al administrado( favorables o desfavorables). Las manifestaciones de la
administración que no producen consecuencias jurídicas son «actuaciones
administrativas» y no actos administrativos.

 Son directamente ejecutivos, por lo que si el particular se opone al cumplimiento la


administración puede imponer el cumplimiento forzoso sin necesidad de acudir
previamente al juez.

Clasificación del acto administrativo[editar]


Por su origen[editar]

 Actos simples que provienen de un solo órgano.


 Actos complejos que provienen de dos o más órganos.
Por sus efectos[editar]

 Actos favorables crean una situación jurídica nueva, por la que se reconoce, otorga o
declara un derecho o por la que se le exime de una obligación.
 Actos de gravamen restringen o limitan el patrimonio jurídico del particular, bien
imponiendo una obligación o carga o bien limitando un derecho.
Por su contenido[editar]

 Actos constitutivos que crean, modifican o extinguen relaciones jurídicas, bien


reconociendo un derecho o suprimiendo un impedimento (Actos favorables), bien
estableciendo un deber o carga (Actos de gravamen).
 Actos declarativos que solo constatan o acreditan una situación jurídica.La
administración no da nada nuevo, se limita a constatar la situación actual de un
particular.
Por su forma[editar]

 Actos expresos que se manifiestan formalmente, casi siempre por escrito.


 Actos presuntos que se manifiestan en virtud del silencio administrativo que consiste
en el transcurso de un periodo de tiempo establecido sin que la Administración haya
emitido respuesta alguna.
Por su vinculación a una norma previa[editar]
Es muy común encontrar esta clasificación, pero corresponde hacer una aclaración, lo que
es reglado o no es la facultad de decidir del órgano administrativo, no el acto. El acto se
realiza en ejercicio de facultades regladas o discrecionales. De todas formas, por ser
común de encontrar, esta es la explicación:

 Actos reglados en los que la Administración se limita a aplicar una norma que
determina el contenido del acto.
 Actos no reglados o discrecionales en los que la Administración puede optar por
una entre varias soluciones posibles igualmente válidas. Cabe aclarar que una
determinada potestad sólo tiene ciertos elementos discrecionales, pues existen
algunos que siempre son reglados: la existencia misma de la potestad, su extensión, la
competencia para ejercerla y el fin.

La discrecionalidad no debe ser entendida como actividad en silencio de la ley. Será


justamente la ley la que establecerá la existencia de una potestad discrecional, y ella será
su fundamento y límite natural.
Por su destinatario[editar]
 Actos de carácter singular el destinatario es una persona individual, concreta,
conocida y localizada.
 Actos de carácter general los destinatarios son una pluralidad
indeterminada(convocatoria para oposiciones) y que a diferencia de los reglamentos,
estos se extinguen con su cumplimiento.

Elementos del acto administrativo[editar]


Subjetivos[editar]
Sujeto activo.
El acto administrativo solo puede ser dictado por la Administración Pública, pero además
debe ser el órgano competente. Esta competencia puede ser:

 Por razón del territorio, en virtud de la cual cada órgano administrativo tiene
competencia frente a sus iguales en el territorio que se le asigne. El acto administrativo
dictado por órgano incompetente territorialmente es nulo de pleno derecho.
 Por razón de la materia, en virtud de la cual a cada órgano de la Administración se le
atribuyen competencias en una o más materias. El acto administrativo dictado por
órgano incompetente por razón de la materia es nulo de pleno derecho.
 Por razón de la jerarquía, en virtud del cual se atribuye la competencia a unos órganos
preferentemente respecto de sus superiores o inferiores. El acto administrativo dictado
por órgano incompetente por razón de la jerarquía es anulable.

Si actúa un órgano incompetente, existiría un vicio en este elemento y se produciría lo que


se conoce como "exceso de poder". También se requiere que los titulares del órgano no
estén incursos en las causas de abstención y recusación previstas en la Ley para
garantizar la objetividad de su actuación.

Sujeto pasivo
El destinatario del acto, los hay de carácter general, que el destinatario es una colectividad
y los individuales.
Objetivos[editar]
Presupuesto de hecho: son presupuestos por la norma para que el acto pueda y deba
ser dictado por la administración. El supuesto de hecho, proviene directamente de la
norma atributiva de la potestad, es siempre, un elemento reglado del acto, y por tanto
perfectamente controlable por el juez. Si el presupuesto legalmente tipificado no se cumple
en la realidad, la potestad legalmente configurada en función de dicho presupuesto no ha
podido ser utilizada correctamente. La valoración política del supuesto podrá ser objeto de
apreciación discrecional.

El fin: al configurar la potestad, la norma de manera explícita o implícita, le asigna un fin


específico, que de pronto es siempre un fin público. Pero que se matiza significativamente
en cada uno de los sectores de actividad como un fin específico. El acto administrativo es
el ejercicio de una potestad, que debe servir a ese fin típico, el cual incurriría en vicio legal
si se aparta de él o pretende servir a una finalidad distinta aun cuando se trate de otra
finalidad pública.

Causa: es la efectividad de ese servicio al fin normativo concreto por el acto administrativo
debe reservarse, justamente, al concepto de causa en sentido técnico. El concepto de
causa se debe diferenciar del fin. Así por ejemplo, el fin de la potestad policial es la
defensa de del orden público, la causa de un acto policial concreto será su funcionalidad
específica para el servicio de ese fin en las circunstancias particulares de hecho que se
trate. La utilidad pública y el interés social se definen por ley.

Motivos: La ley impone la obligación de motivar sus actos en un número importante de


supuestos, incluidos los que se dicten en el ejercicio de potestades discrecionales(artículo
54 LPC) y los motivos, están siempre y necesariamente incorporados a la causa. La
exigencia de motivación de un acto administrativo, es solo un requisito o instrumento final
de las exigencias de los requisitos objetivos que antes hemos mencionado. Esta puede y
debe controlarse por la administración primero en fase aplicativa y de eventual autotutela,
y por el juez contencioso después en su fase fiscalizadora, comprobando: si los motivos
que la administración invocan existen o no, si la realidad del supuesto de hecho se ha
producido o no, si el acto es adecuado para el servicio efectivo del fin público…

La declaración: El artículo 4.3 CC aplico los artículos 1281 y siguientes en la


interpretación de los actos administrativos y asignó como regla un valor primordial a la
intención sobre su expresión literal. Los vicios de voluntad, expresados en la declaración
tienen transcendencia en relación a esa interpretación. Ha de tenerse en cuenta que la
administración actúa a través de personas físicas, titulares o agentes de los órganos que
efectúan la declaración, los vicios de la voluntad, pues, habrán de referirse a la situación
personal de dichos individuos.

El contenido: La declaración debe de acomodarse a lo dispuesto por el ordenamiento. Se


plantea la cuestión de las determinaciones accesorias de la voluntad y se admiten
cláusulas particulares solo dentro de los márgenes permitidos por la tipicidad del acto, no
en cuanto las mismas puedan romper el marco legal típico y llevar a una libre
configuración administrativa de la decisión.

El objeto: de la declaración puede ser un comportamiento del administrado, de otra


administración, de otro órgano, del titular del órgano, un hecho, un bien, una situación
jurídica, su propia organización o bien mixturas de esos objetos típicos.
Formales[editar]
La declaración ha de producirse siguiendo un iter concreto y luego a través de
determinadas formas de manifestación., que son:

1) Procedimiento administrativo: la sumisión del actuar administrativo a un determinado


procedimiento es una exigencia constitucional ( artículo 105 de la Constitución española de
1978). El procedimiento (modo de producción de un acto) por aplicación de normas
jurídicas superiores a ese acto. El acto administrativo ha de seguir un procedimiento
determinado, y dicho procedimiento regula símultáneamente: + Una actividad
administrativo determinada para llegar a la fijación del supuesto de hecho del que hay que
partir + La necesidad de adoptar unas ciertas formas de actuación. + Participación de una
pluralidad de sujetos u órganos. + Con relevancia jurídica especial, la participación de las
personas que tienen la condición formal de partes en el procedimiento distintas de la
administración actuante.

De este modo, el procedimiento administrativo aparece como una ordenación unitaria de


una pluralidad de operaciones expresadas en actos diversos realizados heterogéneamente
por varios sujetos u órganos. Aparece la distinción entre actos de resolución y actos
procedimentales. Ambos son actos administrativos, aunque con función y régimen
diversos, pero además los actos procedimentales están ordenados a la producción final de
la resolución, singularidad y de la relativa autonomía. Así pues, el procedimiento
administrativo no es una forma de integración de una sola voluntad administrativa que se
nutre de diferentes procedencias, no es un acto compuesto sino más bien un complejo de
actos.

2) El acto administrativo: necesita de una forma externa de manifestación para acceder


al mundo del derecho. Normalmente es la escrita, artículo 55 LPC, por razones como en el
caso de los actos recipticios, deben notificarse y publicarse y solo mediante la forma
escrita, con determinados requisitos formales, puede realizarse.

Sin embargo, cabe matizar que no se debe confundir la forma escrita de producción con la
forma escrita de constancia. Aunque actos como las órdenes de los policías, actos
colegiados o en las relaciones orgánicas y funcionariales no se necesitan, estos tres
supuestos suponen verdaderas y simples excepciones al principio general de la forma
escrita.

3) Contenido de la forma escrita de la forma ordinaria de los actos adm: se suele


imponer para los actos finales o resolutorios, el contenido mínimo se concreta en:
encabezamiento, con indicación de la autoridad que emite el acto, preámbulo que suele
referir los actos preparatorios, y las normas legales de competencia y en su caso de fondo,
en que el mismo se funda.

Además, la ley hace obligatorio indicar si se ha consultado al consejo de estado y si la


resolución sigue o no su dictamen, motivación, parte dispositiva, que ha de corresponder a
lo planteado por las partes y a lo suscitado por el expediente, el lugar, la fecha y la firma.
La motivación es un requisito típico no de todos los actos administrativos, pero si de la
mayoría: de los actos de juicio, en especial, porque es justamente la expresión racional del
juicio en que consisten y de las resoluciones que implican gravamen para el destinatario o
una denegación de sus instancias. La LPC expresa esta regla en estos términos en el
Artículo 54.1- Serán motivados, con sucinta referencia de hechos y fundamentos de
derecho:

 Los actos que limiten derechos subjetivos o intereses legítimos.


 Los que resuelvan procedimientos de revisión de oficio de actos adm, recursos adm,
reclamaciones previas a la vía judicial y procedimientos de arbitraje.
 Los que se separen del criterio seguido en actuaciones precedentes o del dictamen de
órganos consultivos.
 Los acuerdos de suspensión de actos, cualquiera que sea el motivo de ésta, así como
la adopción de las medidas provisionales previstas en los artículos 72 y 136 de esta
ley.
 Los acuerdos de aplicación de la tramitación de urgencia o de ampliación de plazos.
 Los que se dicten en el ejercicio de potestades discrecionales, así como los que deban
serlo en virtud de disposición legal o reglamentaria expresa.

La Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones


Públicas y del Procedimiento Administrativo Común (LPC) ha establecido que es
importante especialmente la motivación en los actos discrecionales porque estima que la
expresión de los motivos en cuya virtud la administración ha optado por una concreta
solución entre las muchas posibles es sencillamente fundamental a efectos del control
jurisdiccional. Así pues, la motivación es un medio técnico de control de la causa del acto.
Ha de ser suficiente y dar plena razón del proceso lógico y jurídico que ha determinado la
decisión

Efectos del acto administrativo[editar]


Véase también: Invalidez del acto administrativo (España)

Retroactividad[editar]
El artículo 57.3 LPC dice: … excepcionalmente podrá otorgarse eficacia retroactiva a los
actos cuando se dicten en sustitución de actos anulados y asimismo, cuando produzcan
efectos favorables al interesado, siempre que los supuestos de hecho necesarios
existieran ya en la fecha a que se retrotraiga la eficacia del acto y ésta no lesione derechos
o intereses de otras personas… De donde se deduce que el artículo 57 permite la
retroacción de los efectos del acto que sustituye a otro anterior anulado. Cuando se trata
de actos favorables no presenta problemas. En cambio, cuando el acto anulado tiene
carácter limitativo o de gravamen la aplicación de la retroactividad podría derivar
soluciones poco equitativas para el administrado.

Además, a la hora de interpretar la previsión de retroactividad se deben de tener en cuenta


las concretas circunstancias de cada caso que pueden producir la entrada en juego de
otros principios relevantes, como por ejemplo el de Buena fe.
Dado que la administración en ocasiones tarda en reaccionar a los acontecimientos y que
no es justo que los particulares soporte las consecuencias del retraso de ésta, el legislador
permite que la administración retrotraiga los efectos de su respuesta( acto adm) al
momento en que éste surgió, siempre y cuando, esto sea favorable para el interesado.

Sin embargo, cabe decir que el concepto acto favorable no es del todo preciso, ya que
cuando existen terceros cuya posición es antagónica respecto del destinatario del acto, el
retrotraer los efectos a ese momento produciría un perjuicio a ese tercero. Es por eso, que
la retroacción de los efectos del acto no será posible cuando ésta lesione derechos o
intereses legítimos de otras personas.

Si el acto impone la retroactividad fuera de los supuestos previsto por ley o la extiende
más allá de los límites de la ley el acto será nulo por exceso, que se tiene que recabar por
vía de recurso.
Nulidad[editar]
Se suele reconocer que la nulidad en materia de actos administrativos recae en actos con
defectos en sus elementos esenciales (art. 62 Ley 30/1992). Más precisamente en vicios
manifiestos de estos elementos. Estos actos, a los que se suele llamar irregulares, no son
susceptibles de ser confirmados por la administración. Cuando la nulidad de un acto se
pone de manifiesto, no se está constituyendo en ese momento, sino que desde el
momento en ser dictado ha sido nulo, no debiendo haber desplegado sus efectos.
Anulabilidad[editar]
Como norma general, podríamos decir que los actos en los que encontremos un vicio no
manifiesto, en los que se requiera algún tipo de indagación más profunda, serán anulables
(art. 63 Ley 30/1992). En estos casos hay que decir que la Administración podrá convalidar
el acto si hace enmienda de los vicios que lo afectan. A diferencia de la nulidad, la
anulabilidad se constituye cuando es declarada por el órgano que la dictó.

Caracteres del Acto Administrativo[editar]


Presunción de Validez[editar]
La administración define derechos y crea obligaciones de forma unilateral y ejecutoria. Sus
decisiones son inmediatamente eficaces, creando en el destinatario de las mismas una
obligación de cumplimiento inmediato que tiene, en ocasiones, un respaldo penal.

El artículo 57.1 LPC dice los actos de las administraciones públicas se presumirán válidos
y producirán efectos desde la fecha en que se dicten, salvo que en ellos se disponga otra
cosa, así pues, establece una presunción [iuris tantum] que permite al acto tener plenos
efectos, en tanto en cuanto no se demuestre su invalidez, y que deriva en el particular la
carga de impugnarlo para obtener su anulación y eficacia del mismo.

Para que la presunción de validez opere es necesario que el acto reúna unas condiciones
externas mínimas de legitimidad. Se presume legítimo en la medida en que emana de una
autoridad que lo es igualmente. Por tanto, cuando el aspecto externo del acto no proceda
de una autoridad legítima, la presunción legal desaparecerá. En esos supuestos, se dice
que el acto es absolutamente y radicalmente nulo, es decir, nulo de pleno derecho.

Pero salvo en el caso de los actos inexistentes ( por ejemplo orden de una agente público
de ir a la luna en automóvil) todos los demás actos administrativos, incluso los afectados
por vicio de nulidad, son materialmente eficaces y esa eficacia solo se puede destruir por
medio de las vías de recurso procedentes y a cargo del particular.

La distinción de planos, material y jurídico, es consecuencia del privilegio de ejecución


forzosa de la administración, que otorga a la administración un serie de instrumentos
capaces de vencer la resistencia de los particulares por medio de la coacción.
Ejecutividad[editar]
Una vez dictado el acto administrativo, éste puede ser ejecutado por la propia
administración, sin necesidad de recurrir a autorización judicial alguna. De este modo,
inspecciones, registros, sanciones, etc. son ejecutadas por la Administracióntan pronto
como se encuentra afinado el procedimiento administrativo respectivo..
Revocabilidad[editar]
El acto administrativo puede siempre ser revocado por la administración, siguiendo los
procedimientos legales, a menos que la ley lo impida expresamente. Sin embargo, el
ejercicio de esta potestad revocatoria no puede perjudicar los derechos adquiridos
legítimamente. pero puede ser ejecutado sin la necesidad de acudir a un juez.
Condiciones de eficiacia del acto administrativo [editar]

La eficacia del acto administrativo está sujeta al cumplimiento con carácter general de los
requisitos del artículo 57.2 LPC que establece la eficacia quedará demorada, cuando así lo
exija el contenido del acto o esté supeditada a su notificación, publicación o aprobación
superior. Dentro de estos requisitos destacan especialmente la notificación y la
publicación.
La notificación[editar]

La notificación se regula por el artículo 58.1 LPC se notificaran a los interesados las
resoluciones y actos administrativos que afecten a sus intereses o derechos y viene
enmarcada objetiva y subjetivamente. Objetivamente, se refiere sobre todo a los actos de
resolución, que ponen fin a un procedimiento, ya que son los que afectan directamente a
derechos e intereses del destinatario del mismo. Subjetivamente, porque la obligación es
referida solo a aquellos que tengan la condición de interesados en sentido técnico en el
procedimiento de que se trate.

El concepto de interesado está determinado por el artículo 31 LPC, donde se dice que lo
son los que hayan estado presentes en el procedimiento, por haberlo promovido o por
haber comparecido en el mismo antes de su resolución definitiva, así como lo que tengan
derechos que puedan resultar afectados por la decisión que en el acto se adopte.

La notificación es una obligación formal, que solo se entiende hecha cuando se realice por
alguna de las vías previstas en la ley. El art 40 Ley 39/15 ] y siguientes de la Ley 39/15
establecen los requisitos que deben contener la notificación y que son:

 Debe contener el texto integro del acto, incluida la motivación en su caso.


 Indicación expresa de si el acto es o no definitivo en la vía administrativa
 Indicar los recursos que contra el mismo procedan, señalando el órgano ante el que
hubieran de interponerse y del plazo del mismo.
 La notificación se practicará por cualquier medio que permite tener constancia de la
recepción por parte del interesado o representante, la fecha, la identidad y el contenido
del acto notificado y se deberá dejar constancia en el expediente.

Al ser un acto formal, la omisión de alguna de estas exigencias vicia la eficacia de la


notificación de la misma.

La regla formal de notificación no se aplicará cuando los interesados sean desconocidos,


se ignore el lugar de la notificación o intentada la notificación personal no se hubiese
podido realizar, en esos casos la ley permite que se realice por anuncios en el tablón de
edictos del ayuntamiento de su último domicilio y en el BOE, o en el boletín oficial de la
CCAA o de la provincia. Pero la notificación edictal, no puede utilizarse para menoscabar
las garantías procedimentales de los administrados.

En los procedimientos iniciados a solicitud del interesado, la notificación se practicará en el


lugar que éste haya señalado a tal efecto en su solicitud. En caso de no hallarse el
interesado en su domicilio podrá hacerse cargo de la misma cualquier persona que se
encuentre en el domicilio y haga constar su identidad.

Una notificación que no haya sido hecha en debida forma no produce efectos, y por tanto,
tampoco efectos contra el interesado.

El artículo 58.3 LPC supone una excepción y en él se dispone que las notificaciones que
contengan el texto integro del acto, pero que omitan alguno de los demás requisitos del
apartado anterior surtirán efecto a partir de la fecha en que el interesado realice
actuaciones que supongan el conocimiento del contenido y alcance de la resolución o acto
objeto de la notificación o interponga cualquier recurso que proceda. En este sentido, la
interposición de cualquier otro recurso que no sea el que en cada caso proceda, no
convalida los defectos de la notificación. La resolución mal notificada no es eficaz, y no
empieza el plazo para impugnarla aunque el interesado interponga el recurso que
impropiamente se le indicó. Ante una notificación defectuosa el interesado puede optar
entre darse por notificado interponiendo el recurso procedente o pedir a la administración
que se le practique nuevamente la notificación con arreglo a la ley.
La publicación[editar]
La publicación de los actos administrativos difiere de la publicación de disposiciones
generales. Sustituye a la notificación para aquellos actos que tengan por destinatarios una
pluralidad indeterminada de personas (artículo 59.5 LPC) . Sin embargo, esa
indeterminación de sujetos y ausencia de interesados no excusa en ningún caso el deber
de la administración de notificar el acuerdo publicado con respecto de quienes han
comparecido en el procedimiento.

Cuando la publicación sustituye a la notificación debe de contener las mismas menciones


que la notificación. Además, la notificación es sustituida también por la publicación cuando
se trate de actos integrantes de un procedimiento selectivo o de concurrencia competitiva
de cualquier tipo, el cual deberá especificar el medio de publicación en el cual se hará
dicha publicación.

Además, el órgano competente puede determinar también la publicación cuando lo


aconsejen razones de interés público o cuando la notificación a un solo interesado no sea
suficiente para garantizar la notificación, en estos casos la publicación no sustituye sino
que complementa la notificación. Es importante también, que la falta de notificación ( o
publicación) en forma, demora la eficacia del acto cuando éste pueda producir un perjuicio
al destinatario, pero no en caso contrario

En el Derecho positivo español esta materia se encuentra regulada en la Ley 39/2015 de 1


de octubre de Procedimiento Administrativo Comun de las Administraciones Publicas.

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