Vous êtes sur la page 1sur 1

Requisitos para que los niños aprendan a leer

Algunos expertos afirman que a los cuatro años los niños ya están capacitados para leer
adecuadamente, mientras que otros piensan que es preferible retrasar el aprendizaje de la lectura
hasta los siete u ocho años. Una teoría bastante extendida es la hipótesis de que la capacidad de un
niño para leer correctamente no depende de su edad, sino de la madurez para la lectura.

En esta madurez intervendrían variables como la lateralidad, la estructuración espacial y el esquema


corporal. Este concepto de madurez lectora fue propuesto por analogía con la adquisición de otras
destrezas tales como hablar o caminar, entendiendo que del mismo modo que caminar requiere un
cierto grado de maduración de músculos, huesos y nervios de las piernas, leer requeriría cierta
maduración del sistema nervioso.

Sin embargo, ha sido rebatido por los expertos llamando la atención sobre el hecho de que este
paralelismo es en sí mismo erróneo, ya que la lectura no es una destreza natural del ser humano que se
desarrolle de forma espontánea y biológicamente determinada; sino que es una habilidad adquirida que
necesita de una enseñanza sistemática. Entonces, algunos ejercicios propuestos para mejorar la
madurez ante la lectura, tales como la estimulación de psicomotricidad gruesa (gatear, adoptar ciertas
posturas, etc.) no necesariamente van a ayudar en este aspecto.

No obstante, aunque para empezar a leer no sea necesario tener adquiridas las habilidades
psicomotrices, el aprendizaje lector sí se verá favorecido por el hecho de tener desarrollados ciertos
aspectos fonológicos, lingüísticos y cognitivos, tales como:

1. Habilidad para la segmentación fonológica. Se ha demostrado científicamente que el proceso de


mayor importancia para la lectura es el reconocimiento de palabras, para el cual es esencial el
mecanismo de conversión grafema a fonema. Una vez que el niño consigue aislar los sonidos que
componen las palabras, ya puede entender que cada letra representa un sonido. Esta habilidad se
denomina conciencia fonológica, y es una tarea sumamente compleja para los niños: pese a que desde
edad muy temprana pueden separar sin dificultad sílabas y palabras, es más difícil para ellos separar
fonemas, ya que requiere considerar como iguales sonidos bastante diferentes entre sí (por ejemplo, el
sonido /t/ no se percibe igual en "tarta" que en "tren" o en "timbre", sin embargo se trata del mismo
fonema). Por otro lado, hay varias formas de conciencia fonológica, algunas de las cuales se adquieren
antes de leer, es decir, son causa de la lectura; y otras se perfeccionan después, es decir, son su
consecuencia.

Teniendo en cuenta esto, para la preparación a la lectura será importante que los niños desarrollen al
menos las formas más simples de conciencia fonológica, a través de la segmentación de sílabas
(mediante canciones, juegos...), trabajando el ritmo (mediante poesías, adivinanzas...) y finalmente, la
separación de los fonemas, empezando por los colocados en las posiciones inicial y final, y teniendo en
cuenta que no todos los fonemas tienen la misma dificultad, por lo que será necesario secuenciar en el
tiempo desde las vocales hasta las oclusivas.

2. Desarrollo del lenguaje oral. Al comprender conversaciones llevamos a cabo operaciones que
básicamente son similares a las que realizamos durante la lectura. Ello implica que el niño
acostumbrado a entender mensajes orales tendrá mayor facilidad para describir los escritos. Sin
embargo, en las conversaciones cotidianas se emplean en general oraciones esquemáticas, poco
sofisticadas, que continuamente hacen referencia al contexto. En cambio, al leer un texto se deben
captar una serie de descripciones que nos permiten seguir el hilo narrativo.

Vous aimerez peut-être aussi