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Nueva Planta, decretos de

Contenido disponible: Texto GEA 2000


Disposiciones promulgadas por Felipe V de Castilla , entre 1711 y 1715, sobre nuevo
gobierno de Aragón y estructuración de su Real Audiencia, las cuales son recogidas en el
libro V de la Novísima Recopilación de las Leyes de España, mandada formar por Carlos
IV y publicada en 1805. Estas disposiciones son consecuencia de la postura adversa a
Felipe V y favorable al Archiduque de Austria , que observó Aragón juntamente con los
demás territorios de la Corona, es decir, Cataluña, Valencia y Mallorca, y suponen la
desaparición de la Corona de Aragón como forma política autónoma, para pasar a formar
parte sus territorios, de una España unitaria y centralizada.

El primer decreto es el dado en el Buen Retiro en 29-VI-1711, complementado por real


cédula de 7 de septiembre del mismo año. Supone la sustitución de la Real Audiencia de
los Austrias por otra, creada a imagen y semejanza de las Chancillerías de Valladolid y de
Granada, y que lleva consigo la desaparición del ordenamiento jurídico aragonés, pues
dispone que se observarán literalmente las mismas regalías, leyes, prácticas, ordenanzas
y costumbres que en las citadas Chancillerías, lo que quiere decir, que se observará el
ordenamiento jurídico de Castilla.

La reforma aragonesa afecta al gobierno, administración de justicia, ordenamiento jurídico


y administración financiera. El gobierno se militariza, poniendo al frente de él un
comandante general, que centraliza la dirección militar, política, económica y gubernativa.
Para la administración de justicia, la Real Audiencia de los Austrias se sustituye por una
Audiencia con dos salas, una para lo civil con cuatro ministros, y otra para lo penal con
cinco ministros, aparte de un fiscal común para los dos y los subalternos necesarios,
dirigiéndose su actuación por un regente. Todos los componentes de la Audiencia se
nombran libremente por el rey, y es principal novedad respecto a la época de los Austrias
el que no tienen que ser aragoneses, lo que va acompañado de la compensación de que
los aragoneses pueden ser nombrados también libremente en los demás cargos de
España. El ordenamiento jurídico a aplicar por la Audiencia es el castellano en las materias
penales o criminales, en tanto que se restablece el aragonés para las cuestiones civiles,
salvo cuando se trata de pleitos en los que una de las partes es el rey, en cuyo caso se
extiende el ordenamiento castellano. La presidencia técnica de la Audiencia la ejerce el
regente, en tanto que la política corre a cargo del comandante general, y las apelaciones
de las sentencias se interponen ante el Consejo de Castilla, lo que significa que la
Audiencia de Aragón ha perdido el carácter de tribunal supremo que tenía con los Austrias
y que, además, ha desaparecido el Consejo Supremo de Aragón .

En materia de Hacienda se crea la figura de un administrador de las rentas reales y una


Junta o Tribunal del Erario, presidida por el comandante general y compuesta por ocho
representantes de los estamentos, de los que el de los municipios está representado por
dos ciudadanos de Zaragoza. El antiguo reino queda dividido en distritos, al frente de cada
uno de los cuales se nombra un gobernador militar, subordinado al comandante general, y
a los municipios se extiende el sistema castellano de corregidores o alcaldes. Otro real
decreto de 14-IX-1711, promulgado en Madrid, añade a las dos salas de la Audiencia una
tercera para lo civil, compuesta de cuatro ministros conforme a la planta de Sevilla, y una
real resolución de 15 de septiembre, datada en Corella, completa el conjunto de los
decretos de reforma, aclarando el último diversas dudas sobre la planta de la Audiencia,
que plantea el que ésta haya sido equiparada a la de Sevilla. Se trata de nueve respuestas
a otras tantas dudas, y las conclusiones son las siguientes: a) se confirma la creación de
una segunda sala de lo civil con cuatro ministros manteniendo la sala de lo criminal con
cinco alcaldes; b) la Audiencia de Aragón tiene audiencia pública y substancia los pleitos,
como lo hace la de Sevilla; c) se suprime la apelación al Consejo de Castilla, manteniendo
los recursos ante el mismo en materia civil, y declarando inapelables las sentencias de la
Audiencia en materia criminal, con lo que ésta retorna en cierta manera a su condición de
tribunal supremo, si bien a la manera de la de Sevilla; d) las recusaciones y las penas por
recusaciones calumniosas se realizan de la misma manera que en Sevilla; e) la manera de
votar las causas se realiza también de la misma manera que en Sevilla; y en las
Chancillerías; f) se establece el mismo número de relatores que en la de Sevilla, y el
procedimiento seguido en las Chancillerías; g) los alcaldes tienen la jurisdicción que
ostentan los de las Chancillerías, sin alcanzar los que tienen los alcaldes del crimen de
Sevilla por privilegios especiales a la ciudad, y h) la Audiencia no puede entrometerse en el
gobierno económico, conociendo sólo en casos graves de reforma y por queja de parte o a
instancia del fiscal. Con los decretos de nuevo gobierno y planta interina de la Real
Audiencia, conocidos, frecuentemente, como de Nueva Planta, Aragón pierde su condición
de Reino autónomo integrante de la Corona de Aragón, desapareciendo instituciones como
las Cortes , el Consejo Supremo de Aragón, el virrey y capitán general, el regente, el
oficio de la Gobernación general , el Justicia Mayor , el bayle general , el
maestre racional , los merinos, bailes, sobrejunteros y zalmedinas o justicias, pasando
a tener la condición de reino puramente histórico dentro de la España unitaria y
centralizada por la Monarquía absoluta de los Borbones, que la gobiernan a través de un
comandante general, una Audiencia, un administrador de las rentas reales, una Junta del
Erario, gobernadores militares y corregidores o alcaldes.

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