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La música del siglo XX presenta una gran variedad de corrientes o estilos musicales. Los principios más sólidos
son desconocidos, las audacias más extravagantes son intentadas y las escuelas más diversas conviven sin
problemas. La música oculta se intelectualiza y se hace elitista, al mismo tiempo que los grandes medios de
difusión alcanzan a todos los públicos, los compositores se alejan de estos y se refugian en ámbitos creativos
cerrados, casi áulicos, comprensibles y apreciables sólo para grupos de iniciados. Los conciertos destinados al
gran público pasan paulatinamente a estar compuestos por grandes obras clásicas de periodos anteriores, y
sólo ocasionalmente el estreno de una nueva obra concita interés general. Si se tratara de destacar los elementos
más importantes de este proceso, cabría señalar dos: la ruptura del tonalismo y la invención de formas cada
vez más tecnificadas y refinadas de hacer y escuchar música. La radio, el fonógrafo, la perfecta reproducción
musical que permite un toca disco moderno, la televisión, etc., son medios que han permitido fijar y difundir la
creación musical hasta extremos impensables unos pocos años antes. Por otra parte, la ruptura de la tradición
tonal ha abierto a la música caminos también insólitos, también insospechados. Se encuentran en el siglo XX
los últimos brotes del romanticismo y del nacionalismo, la preocupación por reflejar la realidad provoca el
movimiento verista en la ópera italiana, la llamada escuela de Viena rompe con toda la tradición anterior y crea
el dodecafonismo y la música atonal. Este camino, discutido apasionadamente en un principio, es seguido luego
por casi todos los compositores contemporáneos.
Impresionismo
Tras varias décadas de búsqueda, el final del siglo XIX asistió finalmente a la síntesis de una identidad musical
francesa capaz de rivalizar en prestigio y modernidad con la tradición germánica post-wagneriana sin imitarla.
Esta síntesis -a la que se bautizará Impresionismo por analogía con el movimiento pictórico pondrá en entre
dicho algunas de las bases conceptuales -armonía, textura, forma musical, etc.- más firmes de la música
occidental.
El movimiento impresionista es fruto de la escuela pictórica francesa que surge como reacción contra el arte
académico. A comienzos del siglo XX, París era el centro del mundo, la capital del arte donde vivían numerosos
artistas atraídos por una burguesía ávida de cultura. El impresionismo musical es un movimiento estilístico
que surgió en Francia a finales del siglo XIX y se extendió a principios del XX. Lo encabezó el compositor francés
Claude Debussy. El piano, durante el impresionismo, exigió de los intérpretes un gran esfuerzo, debido al uso
de los pedales para otorgar resonancia y color a las nuevas sonoridades. El nacimiento del impresionismo
musical se debe en gran medida a Eric Satie (1866- 1925) que estudió en el Conservatorio de París y trabajó
como pianista en un café. Fue un compositor muy discutido, anti-wagneriano, radical en su pensamiento
artístico, inconformista, surrealista y anti-burgués. Inventó un lenguaje especial, de sabor medieval, que
influiría mucho en Debussy, contemporáneo suyo, sobre todo por el uso de modos medievales y escalas
antiguas, anteriores a la formación de las tonalidades clásicas.
De este cuestionamiento resultará, en primer lugar, una revolución estilística de la que derivará una profusión
de tendencias y líneas de experimentación musical cuyos ecos resonarán a lo largo de todo el siglo XX. Pero
también resultará un profundo cambio de actitud ante la creación musical del que beberán todas las
vanguardias musicales del nuevo siglo, y que consistirá precisamente en el cuestionamiento de las premisas -
las reglas escritas y no escritas- que sustentan la creación musical, como paso previo y necesario para el mismo.
Al dar este definitivo paso, las vanguardias musicales del siglo XX desarrollarán una fuerte autoconciencia de
su significado estético -premisas, filiación, objetivos-, a riesgo de perder significatividad social e histórica -
recepción, repercusión, función social-.
El uso de elementos tales elementos como escalas exóticas o artificiales, mayor variedad y riqueza en los
elementos rítmicos, el uso de melodías que parecían cambiar constantemente de centro tonal, el cada vez más
frecuente uso de las formas libres o asimétricas así como la experimentación con la orquestación desembocó
posteriormente en lo que ahora conocemos como impresionismo donde la experimentación es una de la
principales características de este movimiento.
Un tempo más libre, y con capacidad de un rubbato a gusto del intérprete (siempre respetando las
indicaciones del autor).
Utilización de los modos, introduciendo numerosas variaciones de cada uno, e incluso inventándolos
(como en la obra Syrinx para solo de flauta, de Claude Debussy). No sólo se utilizan modos clásicos, ya
que también es muy frecuente encontrar escalas propias de diferentes etnias (Como en el tercer
movimiento de Ma mère l'oye de Maurice Ravel, Laideronnette, l'impératrice des Pagodes).
Este sistema permitirá la integración de materiales escalísticos muy diversos modos eclesiásticos o
gregorianos, escala de tonos enteros, escala pentatónica, escala andaluza, etc.-, que a su vez dotarán a
la armonía de colores muy variados y característicos sin comprometer la coherencia estilística.
Experimentar con el timbre, convirtiendo a este en el factor más importante de la música impresionista.
De esta manera, se conseguían efectos nunca vistos antes en la música. El preludio de Claude Debussy
La Cathédrale Engloutie es un claro ejemplo de los diferentes timbres y sensaciones que pueden
escucharse en una misma obra, interpretado aquí por Maurizio Pollini.
el Impresionismo no se define por el empleo exclusivo de las técnicas citadas, sino que admite
la yuxtaposición de técnicas clásicas y modernas, de armonía funcional y no funcional, y de ámbitos
tonales, modales y atonales.
La unidad del estilo reside en buena medida en la continuidad de otros parámetros como el ritmo, la
melodía, la textura o la instrumentación.
Autores como Gabriel Fauré o Camille Saint-Saëns se atrevieron a experimentar con la música de su época, y
a crear algo diferente a las obras de entonces. Pero fue Claude Debussy el primero en crear una música
totalmente diferente a la anterior, y nunca antes escuchada.
Es un músico muy ligado a España, con varias obras inspiradas en nuestro país. El
impresionismo de Ravel no es tan claro como el de Debussy; en él hay igualmente
tendencias simbolistas y exóticas muy peculiares como cuando acepta elementos
españoles o sobre todo de jazz de moda en Europa. Tiene obras tan características como: Pavana para una
infanta difunta y otras donde usa magistralmente la orquesta como La Valse o el Bolero. También destacan La
hora española y Rapsodia Española. El Bolero (1928), aunque no es de las mejores obras de Ravel, sí es la más
conocida, basada en la danza popular española del mismo nombre, muy de moda en el siglo XVIII, y constituye
un modélico tratado de orquestación. La influencia impresionista se extendió también a otros países, en autores
como Frederik Delius en Inglaterra o Manuel de Falla y Frederic Mompou en España, aunque estos autores,
como casi todos los del siglo XX, también exploraron otras técnicas y estilos.
Discreto pianista, su interés se centró pronto en la composición, campo en el que dio muestras de una gran
originalidad desde sus primeros trabajos, como la célebre Pavana para una infanta difunta, si bien en ellos es
todavía perceptible la huella de su maestro Fauré y de músicos como Chabrier y Satie. La audición del Prélude
à l’après-midi d’un faune, de Debussy, marcó sus composiciones inmediatamente posteriores, como el ciclo de
poemas "Schéhérazade", aunque pronto se apartó de influencias ajenas y encontró su propia vía de expresión.
Principales obras:
Obra para piano Habanera Concierto para la mano
izquierda
Serenata grotesca Obras orquestales Concierto en sol mayor
Minueto antiguo
Pavana para una infanta Ouverture de Shéhérazade Obras más interpretadas
difunta Rapsodia española
Juegos de agua Dafnis y Cloe Bolero
Sonatina La Valse Cuadros de una exposición
Espejos Tzigane Daphnis et Chloé
Gaspard de la nuit Boléro Concierto en sol
Obras sinfónicas de la posguerra son: “La Valse”, “el Bolero” y la fantasía lírica “L'enfant et les sortilèges”
NACIONALISMO ESPAÑOL
Elementos del nacionalismo español:
Sergei Prokofiev
Prokofiev nació en la ciudad de Sontsovka el 23 de abril de 1891 y dejó nuestro mundo en la
ciudad de Moscú el 5 de marzo de 1953. Fue un gran compositor ruso. Mostró su gran talento
como pianista y compositor y tomó lecciones con Glier desde 1902. En 1904 entró en
el conservatorio de St. Petersburgo, donde Rimsky-Korsakov, Lyadov y Tcherepnin eran
algunos de sus profesores; Tcherepnin y Myaskovsky, que le brindaron una gran ayuda,
despertaron su interés en las obras de Skryabin, Debussy y Strauss.
Prokofiev hizo su debut como pianista en 1908, rápidamente creó una sensación como de niño
terrible y ultra moderno –una imagen que él estaba feliz de cultivar. Su inclemencia en sus
primeras piezas de piano, y más tarde en muchos de sus trabajos como en los extravagantes Conciertos
Románticos para Piano no.1 y no.2, llamaron la atención.
Después en 1914 dejó el conservatorio y viajó a Londres, donde escuchó los trabajos de Stravinsky y ganó la
comisión del encargo de Dyagilev: el resultado obtenido fue, sin embargo, que sea rechazada su obra (la música
fue usada para hacer La Pieza de Scythian); en una segunda oportunidad, su obra Chout, no fue puesta en
escena hasta 1921. Hacia el final de este gran periodo, en 1918, se fue de Los Estados Unidos; después de esto,
en 1920, Francia fue su hogar.
Su productividad se retrasó mientras trabajaba en su ópera "The Fiery Angel", una intensa fábula simbolizada
por el bien y el mal (que no tuvo ninguna representación completa hasta después de su muerte, y Prokofiev
utilizó mucha de esta música en la Sinfonía No.3). Después de esto él introdujo ásperos y pesados elementos
mecánicos en su música, especialmente en el clímax en la sinfonía no.2 y en el ballet "Le pas d´acier", mientras
que su ballet clásico siguiente, L'enfant, está en un estilo mucho más apacible: los barbáricos y los líricos eran
alternativas inmóviles en su música que no la fusionó hasta los años 30, cuando comenzó un proceso de
reconciliación con la Unión Soviética.
La relación renovada con La Unión Soviética era al principio una tentativa de ambos lados. Romeo y Julieta, el
ballet clásico comisionado por los Bolshoy, tuvo su premier estreno en 1938, e hicieron que después se
convirtiera en una parte del repertorio Soviético tradicionalñ. Sus temas sobre la agresión y el amor
proporcionaron, al igual que la película de Alexander Nevsky, "Einstein," un receptáculo para los grandes
impulsos de Prokofiev. Mientras tanto su propio interés por seguir siendo un Westerner fue completamente
borrado de su mente y en 1936 se mudó a Moscú, donde inició su dedicación a los géneros de las canciones, la
música, y la hospitalidad de los niños (por ejemplo, Pedro y el Lobo, 1936).
Llegó a Moscú en un momento muy peculiar, cuando el realismo socialista estaba en su momento más intenso,
y compuso su primer trabajo de una clase más ambiciosa, la ópera "Semyon Kotko", que no tuvo éxito. Con el
comienzo de la guerra, sin embargo, encontró la motivación para responder a su patriotismo: implícito en un
ciclo de tres sonatas (No.6 a la 8) y en la sinfonía No.5, más interesado en los ajustes de escenas de la guerra y
de la paz en la obra de Tolstoy, que le dio la oportunidad para que su genio musical sea expresado. Sergei
también trabajó en el ballet clásico integral, Cinderella. En 1946 se retiró del país y aunque estuvo muy
motivado a seguir componiendo, solo los trabajos de sus años primero se han revisado y representado
adecuadamente. Incluso su muerte fue dejada atrás ya que murió en el mismo día que Stalin.
Tras un periodo inicial de vanguardismo musical el estilo de Shostakóvich derivó hacia un romanticismo
musical tardío en el que la influencia de Mahler se combina con la de la tradición musical rusa, con Mussorgski
y Stravinski como referentes importantes. Shostakovich integró todas esas influencias creando un estilo muy
personal que evolucionó incluso en algunas obras hacia la atonalidad. La música de Shostakovich suele incluir
contrastes agudos y elementos grotescos, con un componente rítmico muy destacado. En su obra destacan sus
ciclos de quince sinfonías y quince cuartetos de cuerdas; además, compuso mucha música de cámara, varias
óperas, seis conciertos y música de cine.
En la actualidad, Shostakóvich es considerado por muchos críticos como el compositor más destacado del siglo
XX.
Tras la graduación, inició una carrera doble como compositor y pianista, pero su estilo frío de interpretación
no fue demasiado apreciado. Pronto limitaría sus actuaciones básicamente a aquellas en las que presentaba
sus propios trabajos. En 1927 compuso su segunda sinfonía (denominada Dedicatoria a Octubre). Mientras
componía esta sinfonía comenzó a escribir su ópera satírica La nariz, basada en un cuento de Nikolái Gógol.
En 1929, su ópera fue tildada de “formalista” por la Asociación Rusa de Músicos Proletarios, una de las
asociaciones de músicos de la URSS.
En 1927 comenzó también su relación con Iván Sollertinsky, que sería su mejor amigo hasta su muerte en
1944. Sollertinsky dio a conocer a Shostakóvich la obra de Gustav Mahler, que iba a tener una gran influencia
en su música a partir de su Cuarta sinfonía.
Hacia finales de los años veinte Shostakóvich colaboró con el TRAM, un teatro juvenil proletario de Leningrado.
Aunque desarrolló poca actividad, el puesto lo protegió de ataques ideológicos. Durante este tiempo se dedicó
intensamente a componer su ópera Lady Macbeth de Mtsensk, que se estrenó en 1934 y tuvo un éxito
inmediato, aunque luego fue prohibida en su país durante veintiséis años.
En 1932 contrajo matrimonio con su primera esposa, Nina Varzar. Aunque las dificultades que tuvieron desde
el principio los llevaron al divorcio en 1935, la pareja se reconcilió poco tiempo después.
- Primera denuncia:
En 1936 terminó la dicha para Shostakóvich cuando Pravda publicó una serie de ataques contra su música.
En un famoso artículo titulado Caos en vez de música, cuya autoría ha sido atribuida a Stalin, se condenó a
Lady Macbeth en términos drásticos, acusándola de esnobismo antipopular, pornofonía y formalismo. Las
representaciones de la ópera, que estaban teniendo lugar simultaneamente en varios teatros, fueron
suspendidas y el compositor vio desplomarse sus ingresos y su prestigio, en un contexto en el que la represión
política estaba haciendo estragos. Era la época de las grandes purgas, en las que amigos y conocidos del
compositor fueron enviados a prisión o ejecutados. Su único consuelo en este periodo fue el nacimiento de su
hija Galina en 1936; su hijo Maxim nació dos años después.
Tras algunos ensayos en diciembre de 1936 Shostakovich retiró su Cuarta sinfonía, sin llegar a estrenarla,
probablemente por temor a la reacción que pudiera provocar. La sinfonía, una de las más trágicas de
Shostakovich, podría haber caído como una bomba en el clima de terror que las autoridades soviéticas
pretendían encubrir con obras de arte brillantes y optimistas. La obra, que exige una enorme orquesta, no fue
estrenada hasta 1961 y, lamentablemente, hasta hoy sigue siendo una de las sinfonías menos conocidas de
Shostakovich.
Su Quinta sinfonía, estrenada en 1937, es musicalmente conservadora. En ella la trágica emotividad de los
movimientos lentos se combina con un dinamismo electrizante. La apoteosis final de la obra ha sido
interpretada como optimista por unos, como burla a una alegría forzada por otros. Afortunadamente para
Shostakovich, el régimen entendió lo primero y ensalzó la obra, que fue un gran éxito en su país. Aunque recibió
críticas atroces en occidente, la sinfonia No. 5 sigue siendo una de las sinfonías más populares del siglo XX.
Fue en esa época cuando Shostakovich comenzó a escribir cuartetos para cuerdas. Sus trabajos de cámara le
permitieron experimentar y expresar ideas que hubieran sido inaceptables en sus piezas sinfónicas más
populares.
En septiembre de 1937, comenzó a enseñar composición en el conservatorio, lo cual le brindó cierta estabilidad
financiera pero a la vez interfirió con su propio trabajo creativo.
- La guerra:
Cuando Alemania atacó a Rusia en 1941, Shostakóvich permaneció inicialmente en Leningrado durante el
asedio y comenzó su Séptima sinfonía, conocida precisamente como Leningrado. En octubre de 1941, el
compositor y su familia fueron evacuados hacia Kúybishev (ahora Samara), donde terminó su trabajo, que fue
adoptado como símbolo de la resistencia rusa tanto en la URSS como en Occidente.
En la primavera de 1943 toda la familia se trasladó a Moscú. De esa época es la Octava Sinfonía, trabajo extenso
y oscuro que no fue aprobado por las autoridades. La obra fue muy poco interpretada, pese a su excepcional
calidad a juicio de gran parte de la crítica actual. De la Novena Sinfonía (1945) esperaban las autoridades una
música adecuada a las resonancias históricas del numero 9 en lo sinfónico y a la marcha victoriosa de la guerra
contra Alemania. Esas expectativas fueron frustradas por el compositor con una extraña sinfonía, con alusiones
a Rossini y momentos que parecen pura música circense. En 1948 Shostakovich y otros compositores fueron
condenados por formalismo zhdanovianas, sus composiciones fueron prohibidas y fueron retirados los
privilegios de los que gozaba la familia del compositor. Solo en 1958, tras la muerte de Stalin, el PCUS consideró
injustas las críticas y levantó las prohibiciones de las composiciones condenadas en las resoluciones de 1948.
Las restricciones impuestas a la música de Shostakóvich y sus condiciones de vida mejoraron en 1949, cuando
Shostakovich fue enviado con una delegación de personalidades soviéticas a Estados Unidos. Ese mismo año,
escribió su cantata Canción de los Bosques, la cual elogiaba a Stalin como el “Gran Jardinero”. En 1951 el
compositor se convirtió en diputado del Sóviet Supremo.
A la muerte de Stalin en 1953 siguió la Décima sinfonía, uno de sus composiciones más populares, a menudo
descrito como una tragedia optimista. La sinfonía contiene el famoso "tema Shostakóvich", que deriva de las
iniciales del nombre y apellido del compositor, transliteradas al idioma alemán, es decir "D. Sch.". En la notación
musical alemana, la serie D–Es–C–H representa los sonidos re natural, mi bemol, do natural, si natural. En el
tercer movimiento de su Décima sinfonía, Shostakóvich usa ese motivo DSCH junto con otro que representa el
nombre "Elmira", en homenaje a su alumna Elmira Nazírova. Siglos antes, Johann Sebastian Bach había usado
el mismo recurso con las letras B–A–C–H que, también en la notación alemana, representan los sonidos si
bemol, la natural, do natural, si natural.
Durante los años cuarenta y cincuenta, Shostakóvich tuvo una relación muy cercana con dos de sus alumnas:
Galina Ustvólskaya y la citada Elmira Nazírova. Ustvólskaya fue alumna del compositor entre 1937 a 1947. La
naturaleza de su relación no está clara: mientras que Rostropóvich la describe como “tierna”, Ustvólskaya dijo
en una entrevista en 1995 que había declinado una propuesta de matrimonio suya en los años cincuenta. La
relación con Nazírova parece haber sido unilateral, según las cartas que él le escribía, y se puede datar entre
1953 y 1956. En el trasfondo estaba el matrimonio abierto de Shostakovich con Nina Varzar,que murió en
1954. Shostakóvich contrajo matrimonio con su segunda esposa Margarita Kainova en 1956; tres años después
se divorciaron.
La Undécima sinfonía de 1956-1957 se titula 1905 en referencia explícita a los sucesos revolucionarios que
ocurrieron ese año en Rusia Revolución Rusa de 1905. Algunos han querido ver también en esta obra una
referencia a la Revolución Húngara.
Shostakóvich, que había sido un gran fumador, murió de cáncer de pulmón el 9 de agosto de 1975. Fue
enterrado en el cementerio de Novodévichy en Moscú, Rusia. Su hijo, el pianista y director Maxim Shostakóvich,
fue el dedicatario y primer intérprete de varios de sus trabajos.
* Su obra:
Entre sus trabajos más conocidos se encuentran las sinfonías Quinta y Décima, y los cuartetos Octavo y
Decimoquinto. Su música muestra la influencia que tuvieron varios de los compositores a los que más
admiraba: Johann Sebastian Bach en sus fugas y sus passacaglias; Beethoven en sus últimos cuartetos; Gustav
Mahler en sus sinfonías y Berg en el uso de códigos musicales y de citas. Sus trabajos son ampliamente tonales
dentro de la tradición romántica, pero con elementos de atonalidad, politonalidad y cromatismo. En algunos de
sus últimos trabajos (por ejemplo el Duodécimo cuarteto) utilizó series dodecafónicas. Muchos comentaristas
han notado una diferenciación entre sus trabajos antes de las críticas de 1936 y los trabajos subsiguientes más
conservadores.
Vólkov comentó que Shostakóvich adoptó el papel del yuródivy o iluminado. El yuródivy desempeña un papel
importante en la ópera de Músorgski, Borís Godunov, que Shostakóvich admiraba y de la que produjo una
nueva orquestación.
- Su carácter:
Shostakóvich era de varias formas un hombre obsesivo: de acuerdo con su hija, él estaba “obsesionado con la
limpieza” (Árdov p. 139); sincronizaba los relojes en su apartamento; regularmente se enviaba cartas a sí mismo
para probar cómo estaba funcionando el servicio postal. En el libro Shostakóvich: A Life Remembered de Wilson,
se listan 26 referencias a su nerviosismo. Yuri Lyubímov comenta que “el hecho de que él fuera más vulnerable
y receptivo que las demás personas era sin duda alguna un componente importante de su genialidad” (Wilson
p. 183). En sus últimos años de vida, Krzysztof Meyer recordó, “su cara era una bolsa de tics y gestos” (Wilson
p. 462).
Cuando estaba de buen humor, el deporte era una de sus principales distracciones, aunque prefería quedarse
como espectador o como árbitro para participar (era árbitro de fútbol calificado). También le gustaban los juegos
de cartas, particularmente el solitario, y el ajedrez.
Ambas caras, oscura y clara, de su personalidad se hacían evidentes por su afición por los escritores satíricos
como Gógol, Chéjov y Mijaíl Zóschenko (Wilson p. 41). La influencia de los anteriores se puede ver en sus cartas,
en las que hace parodias perversas de los funcionarios soviéticos.
Shostakóvich era tímido por naturaleza: Flora Litvínova dijo que “era incapaz de decir “no” a cualquier persona”
(Wilson p. 162). Esto significaba que era fácilmente persuadible para firmar comunicados oficiales, incluyendo
una denuncia pública de Andréi Sájarov en 1973.
- Ortodoxia y revisionismo:
La respuesta de Shostakóvich a las críticas oficiales es discutible. Está claro que aparentemente era parte del
Estado. Pronunció discursos, o los leyó al menos, y firmó artículos que expresaban la línea de pensamiento del
gobierno. También es generalmente aceptado que le disgustaba el régimen, punto de vista confirmado por su
familia, sus cartas a Isaak Glikman y la cantata satírica “Rayok”, que ridiculiza la campaña antiformalista y
que se mantuvo oculta incluso después de su muerte.
Lo que es incierto es hasta qué punto Shostakóvich trataba de mostrar su oposición al régimen a través de su
otra música. El punto de vista revisionista fue expuesto por Solomón Vólkov en su libro Testimonio en 1979,
que Volkov presentó com si fueran las memorias de Shostakóvich. El libro argumenta que varios de los trabajos
del compositor tienen mensajes en clave contra el gobierno. Que Shostakovich incorporaba citas y alusiones en
su trabajo es evidente, al igual que lo es su firma musical DSCH. Su colaborador por mucho tiempo, Yevgeny
Mravinsky, dijo que “Shostakóvich explicaba frecuentemente sus intenciones con imágenes y connotaciones”
(Wilson p. 139). La perspectiva revisionista ha sido apoyada por los hijos del compositor, Maxim y Galina, y por
varios músicos rusos. La viuda Irina en general apoya esta tesis, pero afirma que Testimonio es una falsificación
de Volkov. Un revisionista prominente fue el fallecido Ian MacDonald, experto en Los Beatles y en Shostakovich.
Su libro The New Shostakovich interpreta la música de Shostakovich en clave conspirativa, casi cada corchea
tiene un significado. Los antirevisionistas niegan la autenticidad de Testimonio y alegan que Vólkov hizo una
compilación de diversos artículos, chismes y posiblemente alguna información obtenida directamente del
compositor. Más en general, argumentan que la significación de Shostakóvich está más en su música que en
su vida, y que buscar mensajes políticos no mejora sino que va en detrimento del valor artístico de la música
del compositor. Entre los antirevisionistas destacan Laurel Fay y Richard Taruskin.