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El capitalismo industrial
La revolución industrial, que venía gestándose desde el siglo XVI, pero alcanzó su
plenitud hasta el siglo XVIII, transformó los procesos productivos, transfiriéndolos del
hogar o el taller artesano a la fábrica y convirtiendo el trabajo manual en mecánico, y
exigió la aportación laboral de un número cada vez más elevado de obreros. Este
capitalismo industrial inicial era altamente competitivo, porque las empresas, de
propiedad individual, eran pequeñas y numerosas en cada sector y, por tanto, ninguna de
ellas tenía por sí solo poder suficiente para intervenir decisivamente en el mercado. Sin
embargo, la rápida acumulación de capital, unida a los frutos inmediatos de la revolución
tecnológica que se había operado, hizo que el proceso de crecimiento de las unidades
económicas fuese cada vez más acelerado. La consiguiente concentración se tradujo en e
aumento tanto del tamaño de las empresas como de los capitales depositados en las
instituciones bancarias y en las grandes sociedades anónimas. La consecuencia fue una
sensible disminución del nivel de competencia y la aparición en distintos sectores de
mercados oligopolistas y monopolistas dominados por pocas empresas o por una sola, las
cuales podían de esta manera aumentar sus beneficios recurriendo a diversos métodos
como adopción y control de patentes, reparto de territorios en exclusiva fijación arbitraria
de precios, etc. En suma, todo cooperó a hacer que sufriera un gran bajón el nivel de
competencia típico del primitivo capitalismo industrial.
A fines del siglo XIX, las grandes potencias industriales, movidas por el deseo de
conquistar mercados y fuentes de primeras materias cada vez más amplios, se repartieron
los territorios de África, haciendo de este continente un sistema colonial. En esa misma
época fue también notoria la expansión de Gran Bretaña en Extremo y Medio Oriente y,
junto con Alemania, en China, Alemania por su parte, proyectó sus intereses sobre el Este
europeo, mientras que EUA prevalecía en Ibero América y en el pacífico. De esta manera
las grandes metrópolis llegaron a regir económica y aun políticamente la mayor parte del
mundo.
El capitalismo en el siglo XX
Las sucesivas crisis económicas del sistema capitalista, en lo particular de: “La Gran
Depresión” de los 30s, y las dos guerras mundiales de 1914-18 y 1939-45
comprometieron el desarrollo del capitalismo y contribuyeron a que el Estado fuera
aumentando cada vez más su intervención y sus mecanismos de control en la vida
económica de las grandes naciones capitalistas. Esto dio lugar, por un lado, a que ciertos
métodos, como la planificación que por limitar la autonomía de decisión de la empresa
privada parecían propios sólo del socialismo, fueran introducidos en muchos países
capitalistas, y, por otro lado, a que aparecieran en estos mismos países fenómenos de
vinculación y colusión entre la administración pública y los sectores dominantes del
capitalismo privado, característicos de lo que se ha dado en llamar capitalismo
monopolista de Estado, que a fines de la década de los 80s entró en crisis y acabó por
desaparecer en lo que constituía el bloque Soviético y por transformarse profundamente
en China.
El capitalismo industrial
El liberalismo económico fue teorizado por pensadores británicos a finales del siglo
XVIII, entre los que destacó Adam Smith. Sus bases son:
El motor de la economía es la búsqueda del máximo beneficio.
El mercado se equilibra en función de la relación entre la oferta y la demanda.
El Estado no debe intervenir en la economía.
El capitalismo industrial, que se formó a partir de esos principios, se estructura como un
sistema en el que un grupo social reducido, la burguesía, posee la propiedad de los bienes
de producción, mientras que los trabajadores, sin propiedad, se emplean a cambio de un
salario.
Tres elementos consolidaron decisivamente el capitalismo industrial: los bancos, las
sociedades anónimas y la bolsa de valores.
Durante el siglo XIX la industrialización se extendió a otros Estados de Europa y del
mundo. El proceso no fue regular y presentó grandes diferencias entre países y entre sus
respectivas regiones.
Capitalismo industrial
El capitalismo industrial es una nueva fase de este sistema económico, que llega en medio
de un proceso de las revoluciones políticas y tecnológicas en la segunda mitad del siglo
XVIII. Con esta nueva etapa se supera el capitalismo comercial, también conocido como
mercantilismo, que surgió a finales del siglo XIV y se prolongó hasta preceder al
capitalismo industrial. Muchos asuntos económicos, sociales y políticos han contribuido
al desarrollo de esta nueva forma de capitalismo. En economía, el impacto mayor fue
promovido por los cambios en las técnicas y en el modo de producción. Las máquinas
comenzaron a ser utilizadas en gran escala, haciendo que excedieran los métodos de
producción anterior, de carácter artesanal, más costosos y menos productivos. Este
proceso se conoce como la Revolución Industrial y comenzó en Inglaterra. Tanto desde
el punto de vista de la economía como de la política, otro cambio importante fue la
independencia de los Estados Unidos, a través de la Revolución Americana de 1776.
Dicha revolución fue la primera gran conmoción en los fundamentos del mercantilismo,
el sistema colonial, en el que las colonias americanas, africanas o asiáticas permanecieron
sumisas a los intereses de las metrópolis europeas.
Capitalismo mercantil
Si se acepta el sentido más amplio, se pueden distinguir diversas fases. Se llama
capitalismo mercantil al surgido en la edad media y capitalismo industrial al surgido tras
la industrialización. Lenin utilizó la palabra imperialismo para referirse a la fase
superior del capitalismo. Otros prefieren hablar de capitalismo financiero para referirse
al sistema económico dominante en los países de occidente durante la mayor parte del
siglo XX. Se llama capitalismo mercantil al surgido en la edad media y capitalismo
industrial al surgido tras la industrialización. Lenin utilizó la palabra imperialismo para
referirse a la fase superior del capitalismo. Otros prefieren hablar de capitalismo
financiero para referirse al sistema económico dominante en los países de occidente
durante la mayor parte del siglo. Sea cual sea el espacio temporal que se utilice para
definir el concepto de capitalismo una característica que la mayoría de las personas
consideran distintiva del sistema capitalista es el papel preponderante de la libre iniciativa
empresarial y de la libertad de contratación. Otra posible definición, por tanto, sería decir
que el capitalismo es el sistema económico en el que la economía delibre mercado es
dominante. Pero esa definición también puede ser muy insatisfactoria ya que entra en
contradicción con las que hemos ofrecido más arriba. Conforme va decayendo el
feudalismo a la vez va surgiendo el sistema capitalista desarrollado por la burguesía
dedicada a las actividades como las manufacturas y el comercio. Estos sistemas surgen
Europa específicamente en Italia del Norte y ha determinado muchos cambios que ahora
vemos como el apogeo de la Propiedad privada como parte esencial que facilita el
desarrollo social, la mayor importancia de las ciudades sobre las zonas rurales, etc. Todo
lo que se produce tiene un objetivo es generar ganancia es decir todo está mercantilizado
tiene precio, la honestidad, los valores, etc. Todos corrompe por dinero. El sistema
capitalista al concentrar la propiedad ha generado la abundancia y riqueza de pocos y la
miseria de muchos. En nuestro país son pocos los que tienen todo y mucho los que no
tienen nada, lo mismo pasa a nivel mundial con los estados son los que concentran todo
y más de 130 que carecen de muchas cosas. Desde el siglo XVI, algunos Estados
europeos, como Inglaterra y los Países Bajos, favorecieron el desarrollo de las actividades
comerciales con el fin de obtener mayores cantidades de metales preciosos (oro, plata),
pues se creía que la riqueza de las naciones dependía de acumulación de estos metales.
Eso que se denominó mercantilismo.
Esta actividad comercial, impulsada por los Estados, benefició a unos determinados
factores de la sociedad, comerciantes burgueses y banqueros, y produjo una importante
acumulación de capital. En el siglo XVIII este capital pudo invertirse en la creación de
las primeras industrias. Este sistema económico pre capitalista recibe el nombre de
capitalismo mercantil.
El capitalismo comercial comienza con las Grandes Navegaciones y comprende desde los
siglos XV al XVIII. En esta fase se produce la explotación de materias primas para su
transformación en productos acabados. Son valorados el oro, la plata, las piedras
preciosas y otros metales y minerales y, con el tiempo, otras materias primas son
privilegiadas: caña de azúcar, café, cacao o látex. En esa época las naciones dominantes
eran España, Portugal, Holanda, Francia e Inglaterra. El capitalismo industrial (siglo
XVIII) se inicia con la actividad industrial en Inglaterra, donde las máquinas empiezan a
hacer el trabajo humano. Era la Revolución Industrial. Las primeras ramas eran textil,
acero, ferrocarril y transporte marítimo, teniendo como principales naciones, además de
Inglaterra, a Francia, Holanda, España y Portugal. Se valieron del vapor de agua como
combustible que más tarde sería sustituido por el carbón. A continuación, en el siglo XIX
la Segunda Revolución Industrial tuvo su desarrollo en los Estados Unidos, Japón
Alemania e Italia; se mejoraron las técnicas y equipos respecto a la Primera RI y trajo
varios inventos consigo: la luz eléctrica, el telégrafo, el teléfono, entre otros.