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LA SEGURIDAD HUMANA EN BOLIVIA PERCEPCIONES POLITICAS, SOCIALES Y ECONOMICAS DE LOS BOLIVIANOS DE Hoy PRONAGOB ProGrama NACIONAL DE GOBERNABILIDAD -VICEPRESIDENCIA DE LA REPUBLICA PNUD PROGRAMA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DESARROLLO ILDIS INSTITUTO LATINOAMERICANO DE INVESTIGACIONES SOCIALES LA PAZ, 1996 020/96/005 Coordinaron y redactaron el conjunto del Informe: FERNANDO CALDERON CARLOS TORANZO El grupo de especialistas que realizé el presente estudio estuvo conformado por: MARIA TERESA AGUIRRE ORUAL ANDINA GERARDO BERTHIN CHRISTINE GAILLARD ROBERTO LASERNA JORGE LAZARTE FERNANDO MAYORGA FREDDY TERRAZAS Revisién General: José Luis Exeni R. Edicién: Roberto D. Calamita Cuadros, recuadros y graficos: Sergio Criales Aguirre Armado electr6nico: Dalia Nogales A. Asistencia: Gloria Suarez Cuadro de tapa: Ser Virtual II, de Fabricio Lara, 1995 Propiedad del Cuadro: Silvia Calderon Fotografia: Alicia Szmukler Las opiniones expresadas en el presente Informe se derivan del andlisis profesional ,abierto que de los datos recabados iealizaron los integrantes del grupo de especialistas participantes. Dichas opiniones no necesariamente reflejan las opiniones del PRONAGOB (Vicepresidencia de la Republica), ni del PNUD o del ILDIS. Depésito Legal: 4-1-643-96 Indice PRESENTACION 9 INTRODUCCION 1 LA SEGURIDAD HUMANA EN BOLIVIA. Percepciones Politicas, Sociales y Econémicas de los Bolivianos de Hoy. Sinopsis. 7 1. SEGURIDAD HUMANA Y GOBERNABILIDAD 29 2. POLITICA Y SEGURIDAD HUMANA 39 3. COTIDIANIDAD Y SEGURIDAD HUMANA 57 4, LASEGURIDAD ECONOMICA 81 5. MIGRACION Y SEGURIDAD HUMANA 95 6. SALUD Y ALIMENTOS EN LA SEGURIDAD HUMANA 105 7. ASPECTOS ECOLOGICOS DE LA SEGURIDAD HUMANA 113 HACIA UN SISTEMA DE ALERTA TEMPRANA. Conclusiones y acercamiento a problemas 121 ANEXOS: NOTAS METODOLOGICAS 143 CUADROS ESTADISTICOS 155, Presentacion Después de mas de una década de recuperacién democritica, Bolivia puede exhibir progresos importantes en la construccién de la democracia, Superando grandes dificultades, se ha conse- guido la estabilizacién de la economia y estd en marcha un decisivo proceso de reforma econémi- ca hacia un modelo competitivo, abierto e integrado en la economia internacional. La practica cada vez mas frecuente de pactos, acuerdos y coaliciones politicas ha permitido asegurar la vigen- cia del orden institucional y dar la necesaria sustentacién parlamentaria a la gestion de gobierno, encauzando la vida nacional dentro de los marcos del Estado de Derecho. Con todo, este proceso encuentra un obstaculo considerable en las carencias del aparato estatal y la baja legitimidad de las instituciones representativas. La débil capacidad administrativa del Estado, el ordenamiento juridico inadecuado, la inseguridad juridica, la corrupcién, los proble- mas de los partidos politicos, la escasa participacién social en los procesos decisionales y, muchas veces, la existencia de un ambiente politico adverso son factores que, ademas de interferir un mejor desempefio econémico y social, pueden comprometer el éxito de las reformas. Por ello resulta fundamental que la transformacién del Estado marche de forma paralela con los cambios econdémicos, sociales y politicos, de manera tal que exista una correspondencia positi- va y un soporte mutuo entre el cambio estructural y la reforma institucional. Con la participacién de otras instituciones estatales y el apoyo de la cooperacién internacional, la Vicepresidencia de la Republica ha coordinado la preparacién del Programa Nacional de Gobernabilidad (PRONAGOB) como una nueva herramienta para mejorar la capacidad ejecutora del sistema de gobierno y elevar sus niveles de legitimidad y soporte democratico. El sentido del Programa consiste, justamente, en impulsar la reforma del Estado y la modernizacién de las insti- tuciones politicas, para, de esta forma, ampliar y profundizar los cambios derivados de la reforma constitucional y del reordenamiento del aparato de Estado, emergentes del ajuste y de la reestruc- turacién de la economia. Este afto iniciamos la implementacién del PRONAGOB con tres subprogramas (Moderniza- cién del Congreso Nacional, Apoyo a la Descentralizacién Administrativa y Fortalecimiento del Sistema Electoral), y con acciones complementarias, respecto de otros temas y en otras ramas dela gestién publica, relacionadas con la problematica de la gobernabilidad. 10 LA SEGURIDAD HUMANA EN BOL!VIA SUNOPS{S —_— Un aspecto importante tiene que ver con la necesidad de desarrollar cierta capacidad institucional de anticipar conflictos y situaciones criticas que puedan atentar contra la gobernabilidad. Esta preocupacién plantea la urgencia de construir un Sistema de Alerta Tempra- na que permita a las instancias decisionales adoptar, oportunamente, medidas preventivas 0 correctivas de tales situaciones. Con esta finalidad, a través del Programa de Gobernabilidad, unimos nuestros esfuerzos al PNUD y el ILDIS para llevar adelante un estudio sobre el estado de la Seguridad Humana en Bolivia, encomendéndose a un grupo de especialistas la realizacién de una encuesta asi como la elaboracién de un informe sobre sus resultados. Desco también sefialar que contamos con la cola- boracién del INE en la realizacidn del trabajo de campo y la obtencién de la muestra estadistica. Agradezco a Walter Franco, Representante Residente del PNUD, y a Thomas Manz, Director del ILDIS, por el valioso aporte de sus instituciones. Asimismo, expreso mi reconocimiento a los profesionales que han participado con tanta buena voluntad en esta tarea. Ojala que este primer informe sobre Seguridad Humana en Bolivia sirva para ampliar el cono- cimiento de la situacién de vida de los bolivianos y que, en esa medida, ayude a orientar las acciones no sélo de las instituciones de gobierno sino de organizaciones privadas, organismos internacionales y otras entidades que trabajan en el campo del desarrollo humano y de la gobernabilidad Victor Huco CarpENas C. VICEPRESIDENTE DE LA REPUBLICA. PRESIDENTE NATO DEL H. CONGRESO NACIONAL LA SEGURIDAD HUMANA EN DOW A [_————— Introduccion Uno de los principales rasgos de la época mo- derna es el debilitamiento generalizado de la trama social. Este se manificsta en distintos aspectos de la vida cotidiana. Se halla implica- do enello tanto el crecimiento de la delincuen- cia, la descomposicién de familias nucleares y de diversos tipos de comunidades locales, la descomposicién y fraccionamiento de formas histéricas de organizacién y accidn sindical, como, también, el incremento del temor y de Ja inseguridad personal, el consumo de dro- gas, cl auge del terrorismo y del SIDA, y la con- taminacién del medio ambiente. Ademés, en paises como el nuestro, algunos de estos he- se vinculan con los problemas de la ex- n social, de la pobreza y del lento desa- trollo econdémico. En el mundo contemporanco, los conflic- tos entre las naciones estén siendo desplaza- dos por una mayor conflictividad en el inte- rior de ellas mismas. Gran parte de los conflic- tos se refieren a temas de inseguridad huma- na. La seguridad humana minima significa no tener hambre, ni miedo, y poder enfrentar la enfermedad, el delito y la violencia. Significa tolerancia y calidad de vida en la cotidianidad, es decir, en el hogar, en el lugar de trabajo, en la comunidad, en el medio ambiente y, desde luego, también significa empleo e ingresos dig- nos y suficientes. La seguridad humana se refiere a la construcci6n de la paz en las vidas cotidianas de las personas como tinica garantia de estabi- lidad y progreso. Se la concibe como el resul- tado de un desarrollo econémico socialmente integrador y politicamente participativo, en el que el hombre es el principal productor de su propia historia. La seguridad en la vida cotidiana es incon- cebible sin el desarrollo humano, pues éste es un proceso que confiere la més alta importan- cia a la reducci6n de la pobreza, asociada con la promoci6én del empleo productivo, la integracién social y la regencracién del medio ambiente. En este marco, la sociedad boliviana se destaca en el concierto internacional por la ca- lidad de sus lazos sociales a nivel comunita- rio, familiar y societal. Es un pais en el que las. relaciones de solidaridad y los valores prima- rios, en base a una suerte de conciencia colec- tiva propia, limitan los procesos de descom- posicién y Ie dan un continente mas humanoa la pobreza. INTRODUCCION Sin embargo, los procesos de moderniza- cién y cambio, y los altos costos sociales de la inflacién y del ajuste econémico, tienden a mi- nar las fortalezas del lazo social ya tornar cada vez menos sostenibles las condiciones sociales de la reproduccién de la poblacién. Sino se en- frentan seriamente los problemas de pobreza y de exclusion social —y si no se lo hace desde el desarrollo humano—, ese lazo habr de des- componerse, romperse, y resultar de ello un caos social generalizado. Es claro, entonces, por qué los problemas prioritarios de la sociedad boliviana son el de la exclusi6n social y el dela pobreza, y por qué es igualmente clara la ne- cesidad de vincular su solucién con un creci- miento econdémico sostenible. Resulta, pues, imprescindible potenciar y unificar al maximo las fuerzas mismas de la sociedad y empezar a resolver seriamente los problemas de exclusién social y de pobreza. Si esto no fuera posible, tampoco habré de serlo el pais. Este Informe sobre Seguridad Humana en Bolivia pretende realizar un anilisis de la cotidianidad de las personas. Se trata de una primera fotografia acerca de cémo perciben los bolivianos temas relativos a la seguridad hu- mana. Se analizé cual es la percepcién que tie- nen de la politica y de su seguridad econémi- ca, personal, comunitaria y familiar. También se atendié a cémo perciben su seguridad en salud, en alimentacion y en relacién con el medio ambiente. De este modo, el Informe as- pira a detectar las principales valoraciones que hace la sociedad sobre estos temas y sobre si misma. Sin embargo, este primer Informe sobre la subjetividad cotidiana de los bolivianos es como una fotografia borrosa y movida —simi- LA SEGURIDAD HUMANA EN BOLIVIA lar a aquéllas aparecidas a fines del siglo pasa- do— sin continuidad y sin rasgos claramente definidos. El Informe no es, pues, un reflejo vivo de nuestra realidad, que, como toda rea- lidad, es por definicién continua. Es tan sdlo una reproduccién discontinua, puntual y, ade- més, borrosa, de algunos aspectos importan- tes de la subjetividad nacional. Se da, por lo tanto, una distancia entre la realidad y el pre- sente Informe, realidad que es preciso no olvi- dar cuando han de deducirse conclusiones o han de formularse recomendaciones muy par- ticularizadas. Es posible detectar aqui trazos y tendencias generales y especificas sobre la situaci6n de la seguridad humana en Bolivia, en un momen- to histérico determinado, y hacerlo a partir de las percepciones mismas que tiene la poblacién. Sin embargo, es necesario advertir que tales tra- zos y tendencias no permiten captar plenamen- te el sentido sociocultural de las mismas; ha- cerlo implicaria estudios mucho mds comple- jos. No obstante, el Informe muestra, quizds por primera vez en el pais, una fotografia em- pirica mas o menos completa sobre la seguri- dad humana tal cual es percibida por la pobla- cion. Esto, aunque insuficiente, es realmente im- portante. Y lo es, puesto que permite detectar con claridad cuales son las valoraciones que la sociedad hace sobre si misma y sobre su entor- no, y posibilita, a su vez, detectar los principa- les problemas, demandas y conflictos que ella misma percibe en los distintos temas de la se- guridad humana. Asimismo, esta informacién posibilita empezar a elaborar un sistema de -procesamiento y prevencién de conflictos que sea util para la sociedad y para sus gobiernos. EI hecho mismo de hacer ptiblico este Infor- me, su metodologia y los datos que contiene, implica asumir una actitud democratica hacia toda informacién que, como ésta, tiene una estrecha relaci6n con el desarrollo humano. Un procesamiento y un debate ptiblico sobre los principales problemas de seguridad humana del pais posiblemente pueda contribuir a su re- solucién. Informe insuficiente también por las limita- ciones de cobertura poblacional, pues el estu- dio se realiz6 s6lo en cuatro Departamentos del pais: en La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Potosi. Asimismo, salvo en algunas situacio- nes muy especificas, los andlisis se realizaron anivel nacional y no departamental. Para com- pletar este andlisis resultaria importante reali- zar Informes Departamentales, estudios cuali- tativos complementarios, estudios focalizados en areas de alerta temprana, y una serie histé- rica de encuestas similares a la presente. El Informe se realizo a partir de una encues- ta sobre Seguridad Humana (ver Notas Metodo- Iégicas) que, adccuada a Bolivia, siguié las prin- cipales pautas conceptuales y metodolégicas del Informe que sobre Seguridad Humana patrociné el PNUD en 1994. La encuesta se aplicé entre junio y agosto de 1995 en los Departamentos de La Paz, Co- chabamba, Santa Cruz y Potosi, que en con- junto abarcan el 78 % de la poblacién bolivia- na. Se determiné como unidad de anilisis alos habitantes de hogares particulares en las areas turales y urbanas del pais con 15 y més afios de edad. Sobre un universo estimado en alre- dedor de 2.974.504 bolivianos, se obtuvo una muestra probabilistica multietapica de 4.250 casos, a los cuales se les aplicdé la encuesta (véa- se Notas Metodolégicas). INTRODUCCION Luego del procesamiento basico de la in- formacién, se procedié a un plan de andlisis bivariado que implicé estructurar el conjunto de las variables relativas a la seguridad huma- na en funcién de tres variables independien- tes (véase Notas Metodolégicas): * Estratificacién educativa, que ademas cons- tituye una interesante variable discriminante que informa sobre el status socioocupacional de Ia poblacién. * El sexo de los encuestados. * La edad de los mismos, vista desde la pers- pectiva de tres generaciones en la historia del pais. La que tiene 45 afios y ms, y que vivid sus afios basicos de formacién bajo la influen- cia de la revolucion de 1952; la que tiene entre 25 y 44 aiios, y que tuvo el influjo de los regi- menes autoritarios; y la que tiene entre 15 y 24 afios, y que viviG bajo la influencia de regime- nes democraticos. Si bien es cierto que, en tér- minos estrictamente etéreos, no es posible ha- cer una correlacién muy fina entre edad y ge- neracion, sin embargo, como luego se pudo ve- tificar en el andlisis de los datos, no caben du- das de que existen diferencias importantes en- tre una generacién y otra en la apreciacién de la seguridad humana en Bolivia. Adicionalmente se construy6 un Indice de Fatalismo, como un recurso para tener una es- cueta aproximaci6n sobre la vision de la vida que tenfa la poblaci6n. El fatalismo se utilizé para expresar la intensidad de algunos rasgos, tradicionales 0 modernos, que como valores de vida podria tener la poblaci6n. Se supone, por cierto de una manera muy mecdnica, que las personas mis fatalistas serdn las que tendran LA SEGURIDAD HUMANA EN BOLIVIA 13 14 INTRODUCCION apreciaciones mAs tradicionalescn su vi la vida y del futuro. Desde luego, la polaridad “tradicional-mo- derno” esté mediatizada por la experiencia his- t6rica de la sociedad nacional, que expresa mas bien un sincretismo secular que combina com- plejidades culturales diversas, como la andina y la "occidental". En realidad, se ausculté la percepcidn de la gente respecto de su relacién conel pasado y desu valoracién de la vida ac- tual. El resultado final fue la construccién de una escala de fatalismo, conforme a los grados de “alto”, “medio” y “bajo”. Como se podra apreciar en el capitulo Cotidianidad y seguridad humana, los resultados son mas ambiguos de lo esperado, pues parece que los bolivianos en general ya no son tradicionales, aunque tam- poco plenamente modernos. El Informe, organizado en relacién a los dis- tintos aspectos de la seguridad humana en Bo- livia, concluye con una propuesta preliminar para la generacidn de un Sistema de Alerta Temprana. No seria ocioso reiterar que los temas de analisis no se refieren, en general, a la situa- cién “material” propiamente dicha que ticne la poblaci6n, sino a las percepciones de la mis- ma —diferenciada por estratos educacionales, sexo y género— respecto de dichos temas. Como ya se sefialara en las reflexiones ini les, el material empirico que sirve para este ana- lisis es de cardcter eminentemente subjetivo. La encuesta recoge “percepciones” y, por tan- to, mas bien opiniones que datos verificables por otros medios. Asi, cuando los entrevista- dos dicen que algo “no esta bien” pucden es- tar relatando tanto un deterioro de ese algo (en relacién al pasado) como una expectativa (mi- rada al futuro) de que podria estar mejor, y, en LA SEGURIDAD HUMANA EN BOLIVIA ambos casos, independientemente de cémo ha evolucionado ese algo si se lo midiera por pro- cedimientos, digamos, objetivos. Por cello es necesario que cl lector sittie la informacién que aqui se presenta en un contexto mas amplio y tome en cuenta otras fuentes de informacién y analisis que, en este texto, por razones de es- pacio, no es posible resumir. A estas precau- ciones hay que aftadir la consideracién de que las percepciones no son hechos aislados unos de otros, sino que mas bien suponen un con- junto de relaciones interdependientes que ex- presan una sola totalidad subjetiva*. Precisa- mente, esa totalidad subjetiva es la que pre- tendemos captar en este Informe. El estudio fue realizado por un equipo de especialistas conformado por Fernando Mayor- ga, que trabajé el tema de la cotidianidad; Ro- berto Laserna, que claboré el tema de la segu- ridad econémica; Marfa Teresa Aguirre, que se encarg6 del tema “migraciones”; Gerardo Berthin, que claboré cl capitulo sobre salud y alimentos en la seguridad humana; y Christine Gaillard, que trabajé el capitulo sobre medio ambiente. Jorge Lazarte participé en el diseiio metodolégico del estudio, y trazé las conclu- siones. Orual Andina y Freddy Terrazas parti- ciparon en el diseiio metodolégico, en el dise- fio y obtencién de la muestra estadistica y en el trabajo de campo. Finalmente, Fernando Cal- derén y Carlos Toranzo, ademas de claborar los dos primeros capitulos, coordinaron y te- dactaron el conjunto del Informe. Colabor6 en la claboracién de los cuadros, recuadros y gra- * Para un andlisis sobre percepeién y subjetividad véa- se Jos Jaspars y Miles Hewstone, La teoria de Ia atribucién, en Serge Moscovici (1982)»Psicolog ia Social II, Paidés, Bar- celona 1982, pags. 415 ss. ficos Sergio Criales Aguirre, y realizé la edi- cin de los textos Roberto D. Calamita. Deseamos agradecer el apoyo y el didlogo constante que nos brindaron Henry Oporto, Cordinador del PRONAGOB de la Vicepresi- dencia de la Republica, Antonio Vigilante, Re- presentante Residente Adjunto del PNUD, y Thomas Manz, Director del ILDIS. Agradece- INTRODUCCION mos muy especialmente cl apoyo y la colabora- cion que Gloria Suarez nos brindé durante toda la claboracién del Informe. Fernando Calderén Carlos Toranzo La Paz, mayo de 1996 ns = LA SEGURIDAD HUMANA EN BOLIVIA 15 La Seguridad Humana en Bolivia Percepciones Politicas, Sociales y Economicas de los Bolivianos de Hoy Sinopsis* 1. Los procesos inflacionarios, de estabilizaci6n econémica y en general de modernizacién que vivid Bolivia en los ultimos anos, han tendido a debilitar la trama social nacional, haciendo cada vez mas dificil la sostenibilidad de los niveles de vida, ya precarios, de la poblacion. Tal debilitamiento se viene dando en varios planos de la vida cotidiana de la gente: en el de la familia y la comunidad, en el plano del trabajo y el medio ambiente, en el de la seguri- dad personal, en las calles, en la salud y Ia ali- mentacién ¢ incluso en el de la politica. Precisamente como parte de la busqueda de respuestas a estos urgentes problemas, la Vi- cepresidencia de la Republica y el Programa Nacional de Gobernabilidad que impulsa, ha promovido la realizacién de un Informe sobre Seguridad Humana en Bolivia. El Informe ha tomado como referencia conceptual y metodo- légica el enfoque de la seguridad humana que impuls6 el PNUD en 1994. * Sintesis realizada por los coordinadores del Informe, Fernando Calderén y Carlos Toranzo. Seguridad humana quiere decir no tener hambre ni miedo, poder enfrentar la enferme- dad, el delito y la violencia. Quiere decir tolerancia y calidad de vida en la cotidianidad de la poblacion, en sus hogares, en los lugares de trabajo, en el medio ambiente, y, sobre todo, enol empleo. Y también significa ingresos dig- nos y suficientes. La seguridad humana se re- fiere a las condiciones histéricas y culturales de reproduccién digna de la existencia de una sociedad determinada. Por esto resulta funda- mental concebirla como parte de un desarro- Ilo econémico socialmente integrador y politi- camente participativo. Si no se enfrentan seriamente y desde la perspectiva del desarrollo humano los proble- mas de inseguridad de la poblacién, especial- mente aquéllos vinculados a la exclusién so- cial y a la pobreza, la misma trama social se debilitara atin mas e, incluso, podré Hegar a romperse y provocar un caos social con serias consecuencias para el crecimiento econdmico y la estabilidad politica. Eneste ambito, cl objetivo fundamental del Informe fuc el de identificar los déficits del pais en seguridad humana y, a partir de tal identifi- caci6n, elaborar un Sistema de Alerta Tempra- 18 SINOPSIS| na de prevencidn y procesamiento de conflic- tos que incremente dicha seguridad. La identificacién de los déficits, problemas y conflictos de seguridad humana se realizé a partir de la propia percepcién que tenia la po- blacién y de la interpretacién de ésta por parte de analistas que, desde la perspectiva del de- sarrollo humano, bused interpretar las tenden- cias empiricas encontradas. El recurso metodolégico fundamental fue la realizacion de una encuesta estructurada en términos de los siguientes planos de la seguri- dad humana: politico, personal, familiar, comu- nitario, econémico, de salud, alimentacién y medio ambiente. La encuesta se realizé entre junio y agosto de 1995. Conté con 95 pregun- tas cerradas y se elaboraron, para el Informe, 150 cuadros a partir de cruces entre las varia- bles de seguridad humana sefialadas y cuatro variables transversales: origen, educacion, gé- nero y edad de los encuestados. Adicionalmen- te, se elaboré un indice de fatalismo. Este Indi- ce se utiliz6 para examinar la presencia de ras- gos tradicionales 9 modernos de Ia poblacién en funcién de sus visiones sobre la vida, el pa- sado, el presente y el futuro. La unidad de ana- lisis fueron los habitantes de hogares de 15 afios y mas. El universo alcanzé practicamente a3 millones de personas en los departamentos de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Potosi, y se obtuvo una muestra probabilistica multietapica de 4.250 casos, alos que se les aplicé la encues- la. Con estos antecedentes, se procedié al ana- lisis de la informacién cuyo resultado fue la elaboraci6n de un Informe en sicte capitulos. EI primero consiste en un andlisis conceptual que interrelaciona los conceptos de seguridad humana y de gobernabilidad democratica. El segundo trata los aspectos politicos de la se- guridad humana. El tercero se refiere a la cotidianidad y sociabilidad. El cuarto a la se- guridad econémica. Fl quinto a las migracio- nes. El sexto a la salud y alimentaci6n. Y el sép- timo al medio ambiente. El Informe culmina conconclusiones que se estructuran en funcién del disefio de un Sistema de Alerta Temprana. Se trata de una primera visi6n sobre la se- guridad humana en Bolivia, que necesariamen- te debe complementarse y enriquecerse con otros estudios, de manera de poder ir afinan- dose dicho Sistema. A continuacidn se presen- tan algunos hallazgos empiricos y algunas re- flexiones preliminares. 2. La seguridad humana en Bolivia se mani- fiesta, basicamente, en dos rasgos principales En primer lugar, predominan, de acuerdo a la metodologia del PNUD y de informes sobre Desarrollo Humano realizados en el pais, in- dices de desarrollo humano medios y bajos, al- tamente diferenciados segtin los grados de ur- banizacién, el géncro y los niveles de educa- cién. Asi, los indices masaltos se dan en luga- res donde los niveles de urbanizacién y edu- cacién son mis altosy entre los hombres, mien- tras que los indices menores se dan en las Areas turales, entre las personas que tienen menor educaci6n y entre las mujeres. Asimismo, existe una alta diferenciacién te- rritorial con tendencias crecientemente diver- gentes. Los departamentos mas polares son los de Santa Cruz y Potosi. Santa Cruz tiene un indice de 0.749 para 1992 y evolucionaria has- ta 0.939 en el aio 2002, mientras que Potosi, para entonces, pasara de 0.389 a 0.48. Finalmen- te, en el interior de cada departamento tam- LA SEGURIDAD HUMANA EN BOLV A = N00 bién se pueden encontrar altos niveles de dife- renciacién por provincia. En segundo lugar, como una amplia litera- tura socioantropolégica lo ha demostrado, exis- te un patron historico de larga duracién que combina una alta capacidad organizativa, con una fuerte cultura de solidaridad e intensos lazos sociales en las diferentes comunidades socioculturales del pais. Las familias extensi- vas constituyen la instancia mas importante. Ellas tienen un caracter transversal al conjun- to de las relaciones sociales existentes, y pue- den llegar a constituirse, como pasa en la re- gién de Cochabamba, en verdaderas econo- mias familiares diversificadas que trabajan en muiltiples pisos ecolégicos, incluyendo la ciu- dad de Buenos Aires. La fuerza del lazo social constituye el principal capital social del pais, y, Slo desde su presencia y funcionamiento, se puede comprender cémo los altos niveles de pobreza no entran en una fase de descom- posicién social y anomia cultural. Las tenden- cias empiricas que, en vistas de la elaboracién de un Sistema de Alerta Temprana, se presen- tan a continuacién se desarrollan dentro del marco sefialado. e Aunque la mayoria de las personas se autodefine como boliviana, no se debe des- cuidar el hecho de que el 29 % de la pdbla- cién tiene una fuerte identidad regional. Es necesario tomar previsiones para que eso no se transforme en un regionalismo exa- cerbado. El Estado cobija, ¢ incluso puede promover, la interculturalidad. No basta la descentralizacion y la participaci6n popu- lar para modificar esa percepcién. Ademas, la mezcla de ultrarregionalismo con pobre- Za es y puede ser un caldo de cultivo para violencias extremas. © Una percepcién inocul table es la consigna- percep da por el 79 % dela poblacién que entiende que el pais esta igual o peor que hace diez aftos. Esto indica que se esté generando un estado de disconformidad social creciente, que tiene que ver fundamentalmente con la situacién econdmica —o nivel de vida— de la gente en estos diez anos de ajuste es- tructural. No cabe duda de que es en cl sen- tido y en los resultados del modelo econé- mico, donde la poblacién encuentra moti- vos para una irritaci6n que puede ir en au- mento, si desde la economia no se atiende al estado de frustracién que la genera. La poblacién necesita percibir quesu situacion mejora y que ella misma es el principal ar- tifice de este cambio. En cuanto al empleo, el 89 % expresa que esta igual o peor que hace diez anos. En Bolivia, como en casi toda América Latina, y, claro esta, también en muchos paises eu- ropeos, el desempleo es un fenédmeno que va generando tempestades sociales y poli- ticas. Asi pues, es éste uno de los campos que puede tornarse demasiado conflictivo en el futuro, si desde ahora no se disefian soluciones para cl mismo. En la percepcién de la gente Ia idea de “esta- bilidad” no esté asociada sélo a la evolucién del indice de precios o del tipo de cambio, sino que se mide y evaltia mediante pardmetros referen- tes a la certidumbre o incertidumbre econdmi- cas. Sélo asi se explicarian estas respuestas de una forma consistente con las anteriores y con el discurso politico de la estabilidad, La infla- cidn fue evidentemente una fuente de ines- tabilidad (incertidumbre), y result6 exito- samente combatida por la Nueva Politica Econémica. Pero ese tiempo ya pasé. Pue- de admitirse que los cambios estructurales LA SEGURIDAD HUMANA EN BOLIVIA 19 20 SINOPSIS LA SEGURIDAD HUMANA EN BOLIVIA —como el requerido por la capitalizaci6én— constituyen hoy fuentes de incertidumbre (inestabilidad). E153 % de la poblacién expresa que para que el pais mejore se requiere que cambien los politicos. Durante 1995 y 1996, esa sensa- cién se ha profundizado. Persiste, asi, el mensaje claro que la poblacion le dirigea la clase politica para que ésta modifique su conducta. Cualquier esfuerzo de cambio del pais puede ser bloqueado por la forma en que opcran los politicos. Si éstos no atien- den al Hamado que su sociedad les hace, ésta podra tornarse mds agresiva con ellos ycon el propio sistema politico, con los con- siguientes costos que esto implicaré en tér- minos de estabilidad del sistema democra- tico. En materia de corrupcién, el 73 % manifies- ta que la situacién esta peor que hace diez afios. Uno de los fenémenos que més agre- dea la poblacién es el de la corrupcién, he- cho que puede generar deslegitimacién y desestabilizacién del sistema politico. Por lo tanto, si no se lo atiende y no se formu- lan marcos de acci6n para su control, la co- rrupeién puede convertirse en una realidad inmangjable. Al indagar sobre quiénes se estan benefi- ciando en el pais, el 92 % de la gente perci- be que son la élites. No siente que el pais actiie en favor de las mayorias, antes bien, y a pesar de todas las reformas que se vie- nen operando en estos afios, percibe que todo se concentra en favor de las élites, tan- to de la gente rica, como de los politicos. Esto esta expresando una sentida deman- da de equidad, que haria necesario prever que las asimetrias no crezcan hasta generar violencia contra ese estado de no equidad. Después de sefialar las conductas de los po- Ifticos como fuente de inestabilidad, un alto porcentaje de los encuestados piensa que los narcotraficantesy el narcotrdafico son fac- tores fundamentales de una probable des- estabilizacién democratica. Buena parte de la poblaci6n senalé a la jus- ticia y a la administraci6n de justicia como fuentes de generacidn de inestabilidad po- Iitica. En este terreno se deberd trabajar de modo tal que, en lugar de desestabilizar la politica, la justicia se convierta en otra fuen- te de legitimidad del sistema democratico. Una de las instituciones que menos peso tie- ne para la gente es el Congreso. Una verifi- cacién de este tipo plantea un gran proble- ma para el sistema politico, pues, como se sabe, es crucial el rol que juega en éste el Legislativo. Si cl Parlamento esta tan deva- luado y genera tan poca consideraci6n para Ja poblacién, es obvio el daiio sufrido por la democracia, ya que ésta no tiene en el Le- gislativo una fuente adicional de legitima- cidn, sino, por el contrario, de deterioro de si misma. En consecuencia, el bien de la democracia exige que este fendmeno se re- vierta cuanto antes. Casi el 70 % de la gente percibe que su opi- ni6n no es tenida en cuenta, y que no esta participando en el proceso politico que vive el pais. El peligro de esta percepcion es el de que cualquier intento de realizar refor- mas en cl pais sea visto como unacto unila- teral de sus élites. En consecuencia, es po- sible que, aunque haya intenciones de rea- lizar cambios positivos, éstos sean vistos como ilegitimos 0, incluso, puedan ser im- pedidos por una poblacién que no se siente participe de la transformacién. * La gente, al ser indagada sobre los proble- mas fundamentales que debe resolver el pais, menciona a la mala administracién como a uno de ellos. Mas alld de detenerse en esta particular coyuntura politica, es bueno sefialar que, muchas veces, por au- sencia de una administracién eficiente, se generan problemas de gobernabilidad que erosionan el sistema politico. De este modo, la tematica referida a una eficiente y mo- derna gerencia publica es vital para prever problemas de legitimidad institucional y, ante todo, para que los retos administrati- vos de la democracia se realicen con efecti- vidad y prontitud © De manera agregada se advierte, por la opi- nién de la poblaci6n, que las instituciones del sistema politico no poscen verosimili- tud. El desgaste o falta de legitimidad de los partidos politicos, del Congreso, de la Presidencia de la Republica o del Poder Ju- dicial esta minando la legitimidad global del sistema politico. Si este iltimo no lo es- cucha, y si en el futuro no realiza cambios que le generen mayor legitimidad, dificil- mente la democracia pueda evitar ponerse en entredicho. ° La gente tiene confianza —el 86 % asi lo expresa— en que una accién concertadora entre el Gobierno y el pueblo puede ser la fuente de las soluciones econédmicas que ne- cesita el pais. Siguiendo este razonamien- to, es bueno plantear de manera previsora su contrario, es decir, que si no se Hegara a dar esa concertacién, seria muy dificil ha- llar soluciones para una economia Ilena de problemas. De manera prospectiva, cabria anticipar que la falta de concertacién se podria convertir en un impedimento cre- SINOPSIS| ciente a posibles hallazgos de soluciones econdémicas viables para el pais. Al preguntarse en dénde la poblacién o las. Personas tienen mas confianza para expre- sarse, el 70 % manifiesta que ese lugar es el hogar. Esta respuesta se liga ala idea, igual- mente expresada, de que la familia sigue siendo el principal pilar de la sociedad. Sin embargo, una constataci6n paralela indica que las dificiles condiciones econémicas de la mayoria de la poblacién constituyen una invitaci6n a la disolucién del lazo familiar, con lo cual se atenta contra esa misma es- tructura protectora. Se percibe, a su vez, que, prospectivamente, es en el hogar don- de se habran de poner los remedios que impidan que se debilite o atrofie su funcién de seguridad y proteccién. Esto implica de- terminar y atacar los factores disolutorios de la unidad familiar. Asimismo, no mini- mizar el hecho de que los altos niveles de violencia en la familia, y especialmente de abuso de la mujer, son indicadores de una legitimidad familiar endeble, precisamen- te por los fuertes rasgos autoritarios que pretenden sustentarla. Dos factores que expresan preocupacién de los individuos son los relativosa la insegu- ridad fisica. Uno de ellos es, en los barrios, el temor generado por ladrones, pandillas y acciones del narcotrafico. Se suma a éste otro factor, que es el temor que se origina en la potencial agresién policial. No sélo en Bolivia, sino en varios lugares de América Latina, se estan incrementando estas fuen- tes de temores ¢ inseguridad. Hoy mismo, El Alto de La Paz se va convirtiendo, den- tro delos parametros bolivianos, en una ciu- dad inmanejable desde la perspectiva de la violencia cotidiana. No en vano, el 40 % de LA SEGURIDAD HUMANA EN BOLIVIA 21 22 SINOPSIS la poblacidn entiende que la situacién refe- rida a la seguridad personal esta peor que hace diez aiios. Sin embargo, al contrario de lo que generalmente se piensa, la ciu- dad de El Alto es una zona con una baja disponibilidad a la violencia. Probablemen- te el proceso de urbanizacién en curso tam- bién funcione como un mecanismo de inte- graciGn social. En todo caso, es un tema que requiere, sin duda, mayor investigaci6n. Un elemento de reflexién fundamental es el que se refiere al costo de los servicios de salud, que parece sobreponerse a la posibi- lidad de acceder a ellos y al nivel de cali- dad requerido de los mismos. Esto se con- firma cuando mas del 80 %, tanto en la zona urbana como en la rural, afirma que le da més seguridad, cuando se enferma, tener los recursos necesarios para pagar los ser- vicios médicos. La disparidad en el acceso a los servicios de salud, de acuerdo a la encuesta, se hace més visible en los sectores que cuentan con menores ingresos. De este modo, cuanto menores son éstos, menor es su posibilidad de acceder a los servicios médicos. Esta si- tuacién podria estar generando en la pobla- cién un alto potencial de agresividad laten- te contra el sistema politico y econémico, al no ofrecer, éstos, resultados u oportunida- des equitativas en materia tan importante y sensible para ella. Otro elemento significativo se observa en lo que respecta a la seguridad alimentaria, donde la disponibilidad de alimentos no es la tinica condicién necesaria de la misma. Enel caso boliviano, la seguridad alimenta- ria esta, al parecer, muy ligadaa la posibili- dad econémica de acceder a los alimentos. Es por esto que el alerta temprana al res- pecto resulta directamente ligada al empleo y alos ingresos. Esto implica, a su vez, que los conflictos que pudiera generar la falta de éstos también podrian tener un efecto negativo y devastador en lo que respecta a la seguridad alimentaria. A pesar de que la mayoria de la poblacién encuestada percibe la problematica de la de- gradaci6n del medio ambiente como un pe- ligro para toda la sociedad, esta percepcién esta focalizada en el Ambito urbano. Mas de dos tercios de la poblacién percibe una degradacién del medio ambiente por efec- tos de la polucién del aire, determinada por la accién de las industrias y del transporte. Sin embargo, la poblacién apenas si perci- be la gran amenaza que significa la desertifi- cacion. También existen discrepancias significativas entre el discurso general y paisajista sobre el medio ambiente y la escasa percepeién de los efectos directos de las degradaciones en los ambitos personales. Situacién simi- lar se produce entre una cierta percepcién genérica sobre la belleza de la naturaleza y su comprensién como base fundamental para cl desarrollo humano. A pesar de que el rol del medio ambiente constituye un concepto relativamente poco claro, si existe una actitud receptiva y posi- tiva hacia un manejo cuidadoso del mismo. La sociedad y el gobierno tendrian que pro- curar el autosostenimiento de una politica medioambiental que, a su vez, hiciera soste- nible la propia seguridad humana de las personas. Hay una tendencia a mirar todo con crista- les oscuros. Incluso cuestiones que deberian LA SEGURIDAD HUMANA EN BOLIVIA ——_—$—— _ motivar sonrisa y generar un impulso posi- tivo son captadas casi negativamente, y mu- cho mas por quienes poseen menores nive- les de instruccién o por quienes viven en regiones de poca 0 escasa actividad econd- mica. En relacién al indice de fatalismo, se detec- t6 que predomina en el pais un nivel me- dio. En los sectores de menor educacién predomina un fatalismo medio y alto. En los sectores de nivel educativo medio, pre- domina un fatalismo medio, y, en los secto- res de mayor educacidn, claramente predo- mina un fatalismo bajo. Otras preguntas de la encuesta refuerzan de manera mas inten- sa estas tendencias. Asi pues, aunque se apunte a reformas po- sitivas para la poblaci6n, si en ésta persis- ten tales percepciones fatalistas de la vida, sera poco el entusiasmo que le generen los cambios y sera poca su disposicion a im- pulsar transformaciones que la beneficien. No obstante, en la propia encuesta se vis- lumbran antidotos contra esa visién pesi- mista de la vida. Se advierte, en primer lu- gar, que el fatalismo se reduce cuando la gente accede a mayores niveles de instruc- cién. En segundo lugar, que la negatividad © sentimiento de pesimismo disminuye cuando se vive en regiones que tienen un desarrollo mas acelerado. Y, por ultimo, que, a pesar del fatalismo, la gente consi- dera que su opinién es importante para cambiar las cosas; la poblacién —y éste es un capital que no debe dilapidar el pafs— tiene todavfa sed de participacién politica, y no ha asumido atin una actitud de total indiferencia frente al curso de las cosas. Debido a ello se puede decir que, trabajan- do més activamente en la educacién, pen- SINOPSIS| sando mas en el desarrollo y no sdlo en la estabilidad, e impulsando més la participa- cidn social y politica, se podra combatir este sentimiento de fatalismo que posee buena parte de la poblacién boliviana. De igual modo, se podra evitar que el pesimismo acumulado desemboque en estallidos de violencia. 3. Con la perspectiva de empezar a compren- der sociolégicamente los fundamentos de la sociabilidad en la vida cotidiana de los boli- vianos, se han encontrado cinco tendencias cen- trales sobre las cuales se deberd prestar espe- cial atencién a la hora de definir politicas que incrementen la seguridad humana. © La primera tendencia se refiere al reconoci- miento por parte de la poblacién de esca- sos mecanismos de integracién social y a la persistencia de fuertes tendencias de exclu- sién de la poblacidn respecto de las dina- micas del desarrollo. Tales dinamicas afec- tan especialmente a los grupos mas vulne- rables y mas pobres del pais, especialmen- te las mujeres y los campesinos. Si las ten- dencias percibidas por la poblacién, que por lo demas, coinciden con las tendencias em- piricas de datos censales y diagnésticos socioeconémicos, no cambian, los efectos negativos seran muy perjudiciales tanto para cl logro de una gobernabilidad demo- cratica, como para el mantenimiento de los lazos sociales que existen en la sociedad bo- liviana. Este estudio, como otros que lo han prece- dido, insiste una vez mas en el crecimiento relativo de las desigualdades sociales y en las necesidades de la gente de ver mejoras, especialmente en el plano del empleo y de LA SEGURIDAD HUMANA EN BOLIVIA 23 24 SINOPSIS LA SEGURIDAD HUMANA EN BOLIVIA los ingresos, y de percibir que ella es parti- cipe de los cambios realizados. No basta, pues, realizar cambios que mejoren la cali- dad de vida de la poblacién; es ademas importante que esos cambios se vinculen con la participacién misma de la gente. Sin embargo, si se analizan estas tendencias desde el punto de vista de la propia dina- mica de la sociedad, la situacién se compli- ca. Asi, es posible sefialar que la conciencia de exclusion social que existe entre la ma- yoria de los pobres es importante, pero li- mitada para impulsar un desarrollo huma- no sostenible. Para ello es fundamental que tal conciencia se transforme en accién poli- tica, y esto supone que los valores de los sectores excluidos se inscriban, conflictiva- mente desde luego, en los valores genera- les que supone una estrategia colectiva de desarrollo humano. La conciencia de exclu- sidn es sobre todo una expresién de ruptu- ra con la dominacién, mds que un medio de transformacién de la sociedad misma. Para enfrentar seriamente la pobreza resul- ta, pues, fundamental que los pobres se transformen en actores que busquen mejo- rar su condicidn humana, es decir, que transformen sus necesidades en demandas politicas que se expresen en cl sistema po- litico institucional. La segunda tendencia es la de un fuerte pesi- mismo, arraigado en la mayoria de la po- blaci6n, acerca de las posibilidades indivi- duales y colectivas de mejorar su situacién en el futuro. Sobresale entre los bolivianos una visidn fatalista respecto de las posibili- dades de desarrollo e incremento de la se- guridad humana. La desconfianza es pro- funda y esta vinculada a una hipervalora- cidn de las relaciones cara a cara, especial- mente familiares. Da la impresién de que el mundo y sus cambios se les presentan como algo ajeno y amenazante. Quizds tam- bién por esto se refuerza una suerte de con- ciencia de comunidad aislada que descon- fia de todo lo distante y ajeno a ella. Cierta- mente tal arraigo comunitario fortalece el lazo social, pero, a la vez, limita el recono- cimiento de la diversidad y de “el otro” dis- tinto de “uno”, aspectos que constituyen los fundamentos basicos para la evolucién de- mocratica de un pais como Bolivia. Esto se hace mas evidente cuando “el otro” es la €lite: ricos, politicos o empresarios. Esta suerte de pesimismo duro afecta, sin lugar a dudas, las oportunidades de desa- rrollo humano y, desde luego, tiene efectos negativos sobre la legitimidad politica, no sdlo del actual, sino de todos los gobiernos. Una gobernabilidad democratica necesita disminuir estas percepciones, si lo que in- tenta es lograr una mayor confianza en la eficacia y legitimidad del régimen demo- cratico. Sin embargo, no siempre las falen- cias son percibidas como producto de las Glites; también existe entre la poblaci6n es- tudiada una importante autocritica respec- to de los temas sefialados. En realidad, como contrapartida de este pesimismo du- ro, se da un fuerte deseo de participar y de integrarse en las oportunidades del desa- rrollo. En Bolivia, a diferencia de buena parte del mundo moderno, la gente toda- via desea participar. La tercera tendencia se refiere al reconoci- miento de una ldgica cultural nacional res- tringida en cuanto a su capacidad para adaptarse al cambio maderno. Como se sabe, las necesidades de modemizaci6n es- tan referidas a una mayor consistencia en- tre la accién individual y la colectiva en varios planos: en ¢l de la relacién medios- fines, en el de la eficacia en el manejo del tiempo productivo, en el del cumplimiento de las leyes y del respeto de las institucio- nes, en el de la capacidad de adaptacién al cambio, y, muy especialmente, en el de la capacidad de enfrentar los cambios que pro- vienen desde afuera. En este Aambito, el he- cho que mas sobresale es la vinculacion con la educaci6n, el conocimiento y la gestion empresarial, que, por lo general, provienen de afuera. La riqueza econémica de las na- ciones ya no esta en los recursos naturales ni en la industria; estd en el conocimiento, la comunicacién y la informacin. Sin embargo, la existencia de identidades culturales, de lazos sociales fuertes y de su posible entronque con el cambio moderno, sin lugar a dudas le daria al pais una po- tencialidad inédita para un desarrollo hu- mano sostenible. Desde otra perspectiva, el pais tiene oportunidades de lograr una mo- dernidad modernizada. En definitiva, lo que esta en juego es la capacidad nacional para que, al mismo tiempo de reinterpretar y valorar criticamente la memoria histri- ca, se pueda enfrentar la novedad y la in- certidumbre que conllevan los cambios mo- dernos, y esto, como se verd al final, signi- fica un nuevo acuerdo sociocultural y poli- tico entre los bolivianos. * La cuarla tendencia que pretende ayudar a comprender los fundamentos de la sociabilidad cotidiana de los bolivianos se refiere a la creciente ilegitimidad de las ins- tituciones estatales y politicas del pais. En este Ambito, el fendmeno mas sobresa- liente es la ausencia de credibilidad de es- tas instituciones por razones morales. Pa- receria que el fundamento moral del orden institucional esta corroido y que existe en la sociedad una fuerte crisis de credibilidad en las instituciones del Estado y en las au- toridades politicas, independientemente de la orientacién ideolégica de las mismas 0 del perfil del liderazgo ejercido. Ademiés, esto constituye una tendencia que sugiere la necesidad de una maxima alerta temprana en el plano de la gobernabilidad. Sila gobernabilidad democratica no descan- sa en la confianza moral que suponen las decisiones institucionales, se deteriora no s6lo el régimen democratico en su conjun- to, sino también el sistema de toma de de- cisiones en todas las esferas de la vida so- cial y econémica. En el corazén de todos estos problemas anida una profunda des- confianza respecto de la politica y de su capacidad de accidn para resolver proble- mas de la poblacién. Tal desconfianza, con gradaciones por cierto, tiende, ademas, a afectar al conjunto de las otras esferas institucionales de la vida nacional. Quizas también por esto, el conjunto de las institu- ciones de nivel intermedio o dela sociedad civil, como sindicatos y medios de comuni- caci6n, empresarios e incluso iglesias, ten- gan, en definitiva, una valoracién represen- tativa baja. Es decir, la crisis de credibilidad en la politica parece tener efectos sistémicos hacia el conjunto de las instituciones publi- casy privadas del pais. No es éste, sin duda, simplemente un problema de coyuntura; es ‘un problema que se remonta a arcanos me- canismos de vinculaciones entre el poder institucional y la sociedad. LA SEGURIDAD HUMANA EN BOLIVIA 25 26 SINOPSIS Con el objetivo de aumentar los niveles de gobernabilidad y de seguridad humana la cuestién seria la de cémo transformar estas percepciones privadas acerca de las insti- tuciones ptiblicas. Al respecto dos necesi- dades se manifiestan como sobresalientes. En primer lugar, la necesidad de que los propios politicos se renueven y amplien y/ © construyan una agenda sobre el hombre ptiblico y sobre la politica de lo piiblico. Este es un pais de enormes susceptibilidades so- bre la légica privada del poder. Es clave re- cordar que la poblacién ve cotidianamente alos politicos, y que esa mirada es de des- confianza. La apertura hacia lo piiblico es probablemente una de las mas importan- tes vias para la reconstitucion de la legiti- midad moral de las instituciones. Pero ello significa, como se verd mas adelante, brin- darle informacién al publico, ampliarle el acceso a la informacion, y, esto, como una manera de aumentar su seguridad y su con- trol sobre las decisiones. Tal agenda tam- bién significa que el sistema de partidos, sin dejar de lado sus diferencias y la normal alternancia en el gobierno, ha de generar relaciones cooperativas que disminuyan las dindmicas de la competencia electoral, de modo de darle una continuidad al mejora- miento de los niveles de seguridad huma- na y lograr, asi, una gobernabilidad mas estable para el pais. En segundo lugar, la necesidad de que la sociedad misma cambie en su vinculacién personalizada y dependiente respecto de las instituciones publicas y privadas. Algunos avances relevantes que, en este sentido, mas se deberian promover son, por ejemplo, el de una autocritica de la sociedad respecto de la situacién actual del pais, de sus de- seos de participar, desu relativa valoracién de la democracia independientemente de los partidos y de las personas; y, también, el de una autocritica relativa alos mecanis- mos clientelares a los cuales la sociedad misma se somete y de los cuales es parte. Ambas necesidades sefialadas desde las percepciones de los encuestados —las refe- rentesa los politicos y a la sociedad—relati- vizan las actitudes de exculparse mediante la proyecci6n de la culpa hacia otros, y son, ala vez, indicadores, todavia débiles, de una sociedad que comienza a percibirse auto- noma. La quinta tendencia se refiere a la existencia de canales insuficientes de comunicacién e informacién entre el Estado y la sociedad, yen la sociedad misma. Tales limites distor- sionan el alcance de las politicas, los diag- nésticos y las opciones que plantea el Esta- do y los actores sociales y politicos. El re- sultado mas pernicioso para la gobernabi- lidad y la seguridad humana, es una tre- menda distorsién de los intereses y conflic- tos en juego. En gran medida, los actores actiian 0 se construyen imagenes en base a prejuicios sobre el comportamiento de los dems, y se elabora, asi, una legitimacién perversa del otro. En este 4mbito también resulta fundamen- talampliar la nocién de lo puiblico, de modo que la informacién pueda fluir lo mas de- mocraticamente posible, y, ademas, se pue- dan crear mecanismos de intercomunica- cién entre los actores; es decir, didlogo y dis- cusién sobre las caracteristicas y consecuen- cias de las diversas opciones politicas y cul- turales del desarrollo. LA SEGURIDAD HUMANA EN BOLIVIA eS El conjunto de estas tendencias reafirma uno de los requisitos basicos del desarrollo y de la seguridad humana: cl compromiso entre actores con posibilidades de autodetermina- cién, de representacién de intereses y deman- das, y en pleno ejercicio de sus derechos y de- beres juridicamente reconocidos. Estas tendencias también reclaman recono- cer la dinémica cultural del compromiso, que supone una solidaridad en los procedimientos. Esto, en la cultura politica boliviana, quiere significar que los procedimientos son tan im- portantes como los acuerdos alcanzados. Asi- mismo, los acuerdos no deberian restringirse ala “clase politica”, sino al conjunto de los acto- res macro y micro de la sociedad, y deberian tener como objeto los mas diversos planos del desarrollo. LA SEGURIDAD HUMANA EN BOLIVIA 27

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