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UNIVERSIDAD NACIONAL MICAELA BASTIDAS DE APURÍMAC

INTRODUCCION
El término Geodesia, del griego γη ("tierra") y δαιζω ("dividir") fue usado
inicialmente por Aristóteles (384-322 a. C.) y puede significar, tanto "divisiones
geográficas de la tierra", como también el acto de "dividir la tierra", por ejemplo,
entre propietarios.

La Geodesia es, al mismo tiempo, una de las Ciencias de la Tierra y


una Ingeniería. Trata del levantamiento y de la representación de la forma y de la
superficie de la Tierra, global y parcial, con sus formas naturales y artificiales.

La Geodesia también es usada en matemáticas para la medición y el cálculo sobre


superficies curvas. Se usan métodos semejantes a aquellos usados en la
superficie curva de la Tierra.

¿Qué es la Geodesia?

La palabra Geodesia literalmente expresa división de la Tierra, sin embargo,


diversos autores notables establecen distintas definiciones de este concepto. Para
unos existe una clara diferencia entre la Geodesia Teórica y la Geodesia Práctica,
indicando que la primera estudia la forma y dimensiones de la Tierra, en cambio la
segunda establece los procedimientos para la medida de porciones terrestres.
Para otros autores esta diferencia no es tan clara, por ello se refieren a la
Geodesia como una ciencia cuyo objetivo es el de proporcionar un armazón o
estructura geométrica precisa para el apoyo de los levantamientos topográficos.

Actualmente la Geodesia se define brevemente como la ciencia que resuelve los


problemas relacionados con la figura y dimensiones de la Tierra, y como veremos
más adelante esta ciencia puede dividirse en varias disciplinas, atendiendo al
método seguido para llevar a cabo este objetivo.

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Podemos concluir este apartado diciendo que la Geodesia es una ciencia, que
desde la antigüedad, se ha dedicado al estudio de la medida y forma del globo
terráqueo, adatándose a las necesidades de la época para aplicarse a problemas
prácticos, como son básicamente la confección de mapas nacionales e
internacionales, así como la preparación de cartas para aplicaciones específicas
como las geológicas e hidrográficas, entre otras. Pudiendo afirmar que la
Geodesia se ha necesitado y seguirá siendo necesaria mientras se proyecten
obras humanas que requieran precisiones cada vez mayores

Problemas de la Geodesia

Sabiendo que la principal tarea científica de la Geodesia es el estudio de la


figura de la Tierra, podemos dividir los problemas científicos de la
Geodesia en:

• Determinación del tipo de superficie matemática que represente


suficientemente bien la figura de la Tierra en su totalidad. A este respecto se
considera como tal superficie la de un elipsoide de revolución ligeramente
aplanado, éste se denomina elipsoide terrestre.

• El estudio de la verdadera figura de la Tierra y su campo de gravedad,


entendiendo por verdadera figura de la Tierra, la superficie física de la misma.
El estudio de la verdadera figura de la Tierra consiste en determinar las
magnitudes geodésicas, que caracterizan las desviaciones de ésta con
respecto a la superficie establecida por el elipsoide terrestre. El estudio del
campo de gravedad terrestre es fundamental, debido tanto a su influencia en
la forma de la Tierra, como a la influencia que ejerce en las medidas que se
llevan a cabo de la misma (por ejemplo mediante satélites artificiales).

Los problemas científico-técnicos derivados de los anteriores son


múltiples, aquí citaremos sólo los más relevantes.

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• Medición de la aceleración de la gravedad

• Determinaciones astronómicas de las latitudes y longitudes terrestres.

• Observaciones de los satélites artificiales.

• Elaboración de modernos métodos e instrumentos para la ejecución de


mediciones y observaciones de alta precisión.

• Desarrollo de métodos topográficos con los que se estudia detalladamente la


forma de la superficie terrestre.

• Levantamiento cartográfico de grandes territorios, es decir, representación de


la superficie terrestre sobre un plano.

Interpretados a grandes rasgos, los problemas científicos y científico-


técnicos de la Geodesia, están recíprocamente enlazados, y por eso, la solución
de los problemas científico- técnicos exige el control de requisitos deducidos de
la solución de los problemas científicos. En el apartado siguiente veremos como
la búsqueda de soluciones a los problemas fundamentales de la Geodesia,
conduce a una división de la misma en tres ramas principales.

División de la Geodesia

De la definición de la Geodesia dada anteriormente, parece deducirse que


la misma se dedica sólo a la solución de problemas de tipo geométrico, pero no
debemos olvidar que para llegar a definir la forma de la Tierra, será preciso
considerar a nuestro planeta en un contexto más general.

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En efecto, dentro del marco de la Mecánica Clásica, la Tierra es un cuerpo


inmerso en el sistema solar, que se encuentra sometido a una rotación diaria y a
la atracción del Sol y de los demás cuerpos del sistema solar. En estas
condiciones la Tierra describe una órbita que compensa en cierto modo tales
atracciones, por ello, podemos considerar que un punto sobre la superficie
terrestre queda sometido, casi exclusivamente, a la atracción de nuestro planeta
y a la fuerza centrífuga derivada de su rotación. Así pues, idealizado el
problema y prescindiendo del movimiento orbital terrestre, vemos que tiene
sentido estudiar las figuras de equilibrio que adoptará una masa aislada,
cuyas partículas se atraen según la ley de gravitación universal de Newton.

En esta situación de aislamiento, sucede que la esfera es una figura de equilibrio


para una masa homogénea en reposo, siendo el único movimiento posible para
una masa homogénea que se mueve como un sólido, el de una rotación
uniforme alrededor de uno de sus ejes principales de inercia. Ambas
conclusiones, unidas al hecho de que una pequeña rotación produce un
achatamiento de la forma esférica, nos lleva a considerar que la Tierra tiene una
figura de equilibrio dada por un elipsoide de revolución, ligeramente achatado en
los polos, que gira alrededor de un eje que pasa aproximadamente por los polos.
Conviene sin embargo recordar, que la Tierra no es un cuerpo rígido y
homogéneo, por tanto este modelo teórico está muy simplificado. Otra
simplificación importante que se ha indicado consiste en ignorar los efectos
gravitatorios de los demás cuerpos del sistema solar, incluido el Sol, sobre la
superficie terrestre. Es un fenómeno bien conocido la existencia de mareas tanto
oceánicas como terrestres y atmosféricas, todas éstas son debidas a la atracción
gravitatoria que ejercen sobre la superficie terrestre, principalmente el Sol por su
gran masa y la Luna por su cercanía a la Tierra.

No obstante, en lo sucesivo vamos a considerar como superficie de


equilibrio o equipotencial la que determinan los océanos, prescindiendo del
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efecto perturbador de las mareas. Denominaremos entonces geoide a la


superficie dada por el nivel medio de los océanos, siendo esta superficie la que
utilizaremos como referencia para definir la altitud de un punto sobre la Tierra.
Sin duda, la introducción del geoide como superficie de nivel tiene un gran
sentido físico, aunque su determinación resulte ser uno de los problemas más
complejos de la Geodesia.

Nos encontramos así con dos superficies fundamentales de referencia, el


elipsoide y el geoide, las cuales provienen de dos concepciones distintas de la
Geodesia, determinando en consecuencia la división de la Geodesia en dos
ramas principales, Geodesia Geométrica o Elipsoidal y Geodesia Física o
Dinámica.

Además de estas ramas y debido al desarrollo de la interferometría láser,


las nuevas técnicas de radar y el lanzamiento de satélites artificiales, las cuales
hacen posible determinar la posición de un punto sobre la Tierra, de forma
independiente de cualquier modelo previo adoptado; nace una nueva rama de la
Geodesia que incluye procedimientos de medida tan diversos, ésta se llama
Geodesia Espacial o Geodesia por satélite.

Finalmente señalaremos, que atendiendo a su aspecto más operativo o


práctico, la
Geodesia puede dividirse en tres categorías:

• La Geodesia Global, que responde a la definición general citada al principio


de este capítulo, y que necesita para su desarrollo la cooperación
internacional.

• La Geodesia Regional, que es practicada por cada país con el fin de


resolver los problemas planteados por la Cartografía y la Geografía, entre
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otras.

• La Geodesia Topográfica, que trata de precisar detalles de una cierta


superficie de pequeñas dimensiones, para ello la considera una superficie
plana o esférica según sean sus dimensiones.

Datos históricos y técnicos. La red geodésica española

Llegados a este punto, hay que recordar que desde la antigüedad el


hombre se ha preocupado por la medida de la Tierra, pero es Aristóteles el
primer autor que nos habla de la medida de la misma, indicando que los
matemáticos de la época fijaron el perímetro de ésta en 400 000 estadios, siendo
un estadio aproximadamente 166 m.

Sin embargo, es Eratóstenes el primer geómetra cuyo procedimiento de medida es


conocido; su método, el cual es utilizado todavía en nuestra era, consiste en la
medida lineal y angular de un arco terrestre; la medida lineal se realizaba de forma
directa, a pasos, la medida angular se llevaba a cabo mediante métodos celestes.
El procedimiento que este geodesta llevó a cabo 2 siglos a. C. es como sigue.
Primero observó el día del año en que el Sol estaba en la vertical de la ciudad de
Siene (actual Assuán). Al año siguiente el mismo día y a la misma hora observo la
inclinación del Sol en Alejandría

APLICACIONES DE LA GEODESIA

Tenemos dos aplicaciones:

Aplicaciones de la Geodesia Geométrica


Resolución de pequeños triángulos

En las campañas geodésicas, como las mencionadas anteriormente,


se suelen determinar los ángulos sobre la superficie terrestre, tras lo cual el

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problema consiste en calcular las longitudes de los lados, para cada triángulo de
la red. Según este procedimiento, si conocemos un lado de la triangulación y
determinamos todos los ángulos existentes en dicha red, es posible hallar las
dimensiones de la red completa Por otra parte, la triangulación es también
necesaria en muchos casos, para pasar de una base medida a una base mayor
o ampliada, debido a las dificultades que puede presentar el terreno, para
efectuar medidas de distancias sobre el mismo, medidas que serían necesarias
para determinar la base ampliada directamente
En consecuencia, es necesario llevar a cabo algún procedimiento que nos
permita resolver los triángulos planteados en una red geodésica. Para ello,
existen diversos métodos de los cuales vamos a comentar los más relevantes,
como son el método de Legendre y el método de los aditamentos.
Comenzando por el primero, hay que decir que su nombre proviene del
teorema que se aplica, teorema de Legendre, este teorema permite asociar a
cada triángulo geodésico como el mostrado en la figura 2(a), un triángulo plano
como el mostrado en la figura 2(b), de tal forma que las distancias (a, b, c) en
ambos triángulos son las mismas

En consecuencia, nos planteamos el problema de calcular la diferencia


que existe entre los ángulos (A, B, C) del triángulo geodésico, y los ángulos del
triángulo plano asociado (A1, B1, C1), porque si conocemos estas diferencias,
podemos establecer una relación entre ambos triángulos, de tal forma, que es
posible aplicar las conocidas y sencillas fórmulas de trigonometría plana, a los
triángulos geodésicos de la red considerada.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que los triángulos de una red
geodésica, poseen unos lados cuyas longitudes rara vez superan los 100 km, en
este caso podemos considerar los triángulos geodésicos como triángulos
esféricos, para los cuales es válida la ley de los cosenos. Aplicando esta
ley al triángulo de la figura 2(a) tenemos

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donde R es el radio de la esfera sobre la que se construye el triángulo esférico.


Despejando en la fórmula anterior cos A, podemos escribir

si aplicamos ahora el desarrollo en serie de Taylor de las funciones


trigonométricas, que aparecen en esta expresión, se tiene

habiendo despreciado los términos de quinto grado y superiores, en las


cantidades Así, después de multiplicar y agrupar términos obtendremos

Ahora bien, para el triángulo plano de la figura 2(b), aplicando la ley de los
cosenos, podemos escribir

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Entonces, combinando las expresiones obtenidas, con la fórmula anteriormente


escrita para el cos A, deducimos que

dado que la cantidad A-A1 es muy pequeña comparada con A, podemos escribir
dentro de la precisión aceptada

concretamente, la diferencia de ángulos buscada A-A1 podrá escribirse como

recordando que el exceso esférico ε de un triángulo esférico, es precisamente el


área del triángulo dividida por R2, notamos que la corrección a considerar es la
tercera parte del exceso esférico. Análogamente, para los demás ángulos
podremos escribir expresiones similares, de tal forma que la corrección buscada
para los ángulos del triángulo de la figura 2(a), determinados sobre el terreno,
será en cada caso restar un tercio del exceso esférico, que como sabemos puede
calcularse mediante
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expresan el contenido del teorema de Legendre, para pequeños triángulos


geodésicos (cuyos lados no sobrepasen los 100 km).

No obstante, debemos notar que las ecuaciones anteriores, permiten


resolver triángulos geodésicos, es decir, calcular todas los lados de los triángulos
geodésicos que forman una red, aplicando correcciones a los ángulos
determinados sobre el terreno. Ésta es una forma válida de operar, pero también
es posible aplicar correcciones a los lados, de tal forma que el resultado sea,
directamente, las distancias buscadas, es decir, los lados del triángulo
geodésico. Este método operacional, recibe el nombre de método de los
aditamentos, siendo el objetivo final del mismo, determinar las correcciones o
aditamentos, que es necesario aplicar a los lados de un triángulo, cuyos ángulos
sean los determinados sobre el terreno (A, B, C), con el objeto de convertirlo en
un triángulo plano, al que podemos aplicar la trigonometría plana para determinar
sus lados.
Para desarrollar el método de los aditamentos partimos de la ley de los senos

donde aplicamos, como hicimos antes, los desarrollos en serie de


las funciones trigonométricas, considerando despreciables los términos de
grado cuarto y superiores, en las Y

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De esta forma, introducimos una cantidad As (donde s designa el lado


considerado), llamada aditamento del lado s. Notando que las expresiones
anteriores nos permiten escribir ahora

Estas expresiones constituyen la conocida ley de los senos, de la


trigonometría plana;
llevando nuestro problema, como consecuencia de ello, a la resolución de un
triángulo plano.

Para llevar a cabo la resolución de una red de triángulos, siguiendo el


método de los aditamentos, operamos como sigue:

1. Conocido un lado del mismo, por ejemplo el lado a, obtenemos

ya que, el aditamento Aa se puede obtener conocidos a y R.


2. Con el valor hallado a’ se calculan b’ y c’, empleando para ello la ley de los
senos.
3. Obteniéndose a continuación los aditamentos Ab y Ac. Para ello,
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introducimos en la expresión de los mismos, los valores b’ y c’, considerando


que

debido a que la diferencia b’ - b es muy pequeña frente a b.


4. Con los valores de los aditamentos obtenidos, podemos escribir finalmente los
valores de los lados buscados (b, c), en la forma

DETERMINACIÓN DE DISTANCIAS

En cualquier campaña de triangulación, como las mencionadas


anteriormente, se suelen medir bases sobre el terreno, siguiendo para ello, un
método que consiste en medir con precisión una pequeña distancia, y a
continuación, mediante una red de ampliación de base, se obtiene la distancia
entre los dos vértices correspondientes. Este procedimiento fue mencionado
en el apartado anterior, como una aplicación básica de la geodesia geométrica.
Llegados a este punto es conveniente especificar cómo es posible hallar una
distancia sobre la superficie de la Tierra, considerada en este caso como la
superficie del elipsoide de referencia utilizado durante esa campaña.

En primer lugar, hay que decir que la forma de llevar a cabo las medidas
directas que conlleva el cálculo de una base, ha cambiado mucho desde la
antigüedad hasta nuestros días. Esta evolución es continua, y por tanto, sigue
sucediendo en actualmente, de tal forma que los métodos a seguir estarán
siempre sujetos a una continua revisión, para incorporar los recientes avances
habidos en este tema.

Para ser conscientes de esta evolución, basta recordar que la medida de


bases con precisión no fue realizada hasta el siglo XIX, fecha en la que se
comenzaron a utilizar las reglas bimetálicas, que fueron inventadas por Borda

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en 1792. El método que se utilizaba con estas reglas, consistía en colocar


cada regla, una y otra vez, a continuación de la otra. De esta
forma, podían medirse distancias de 10 km, como mucho, con una precisión de
10-6. El problema de este método está en lo laborioso del mismo y en la
necesidad de conocer con
precisión la longitud de la regla empleada. Con respecto a esto último, la
precisión con la que
se conoce la longitud de la regla empleada y cómo cambia esta longitud
durante el proceso de medida de bases, hay que recordar que esta longitud
puede conocerse de forma precisa, gracias a que la regla bimetálica está
constituida por dos reglas de diferentes metales, sujetas por un extremo,
siendo el otro extremo libre. De esta forma, puede medirse el desplazamiento
relativo de una de ellas respecto de la otra, gracias a una regleta graduada
colocada en la regla inferior. Entonces, la alteración de las longitudes habidas
por la distinta dilatación térmica de estas reglas, puede medirse con precisión,
hallándose también la verdadera longitud de la regla bimetálica empleada
mediante la fórmula

donde A y B son constantes conocidas, b es la longitud de la regla bimetálica en


metros (aproximadamente 4 m) y δ es la lectura tomada en la regleta en mm.

En una versión posterior de este método, empleada por primera vez en 1885 por
el sueco Jáderin, las reglas bimetálicas fueron sustituidas por los hilos de invar,
estos hilos se colocan entre dos soportes y se tensan mediante dos pesas.
Los hilos de invar están compuestos de un material llamado invar, cuya
composición es 36 % de níquel y 64 % de acero; su longitud es de unos 24 m,
con una sección recta de 1.65 mm de diámetro. Debido a su composición, estos
hilos presentan la ventaja de variar muy poco de longitud por efecto de los
cambios de temperatura, así las correcciones a efectuar por este efecto son
siempre muy pequeñas. Otra ventaja que presenta el uso de estos hilos, reside

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en que con ellos medimos las distancias de 24 en 24 metros, mientras que con
las reglas bimetálicas las distancias se miden de 4 en 4 metros. Con todo, el
método sigue siendo muy laborioso, ya que, es necesario que no se produzca
una desalineación, cuando se coloca el patrón una y otra vez, delante de la
posición anterior. Esto ha hecho que estos métodos antiguos hayan sido
gradualmente descartados, en favor de métodos más modernos de medida
basados en la interferometría, o también en la medida de los tiempos de retraso
de una señal enviada y recibida por una misma estación de registro.

Actualmente, los teodolitos dotados de distanciómetros ópticos


(estaciones totales), son una herramienta muy útil para llevar a cabo las medidas
que conlleva una triangulación, ya que, con ellos pueden medirse tanto ángulos
como distancias, sin cambiar de instrumento, resultando cómodos y precisos.
Generalmente, son instrumentos fáciles de manejar para el técnico que debe
realizar las medidas, haciendo que una campaña de este tipo resulte menos
costosa, en tiempo y esfuerzo.

En consecuencia, con los instrumentos mencionados o utilizando un


distanciómetro, podemos calcular la distancia entre dos puntos en línea recta, a
esta distancia se le llama en geodesia la cuerda. Pero debemos notar que la
distancia buscada es la medida sobre la superficie de referencia, es decir, el
arco (utilizando la terminología de la geodesia). Por ello, es necesario relacionar
ambas, para obtener el arco a través de la medida directa de la cuerda.

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La figura 3(a) representa este problema, en ella vemos que para dos
puntos dados sobre la superficie de referencia, la cuerda es la línea
representada por un trazo recto discontinuo. En cambio, la verdadera
distancia entre tales puntos considerados, debe calcularse siguiendo la línea
geodésica (curva de mínima distancia entre dos puntos, medida sobre la
superficie) representada en la figura 3(b), como puede verse esta línea está
situada dentro de las secciones normales recíprocas, representadas por las
curvas AaB y BbA. La sección normal AaB es una curva que se define mediante
la intersección de la superficie de referencia considerada (un elipsoide de
revolución achatado por los polos), con el plano

definido por la dirección normal a dicha superficie de referencia en el


punto A (dirección na) y el punto B. Así, el corte de este plano y la superficie de
referencia, es la curva AaB. De forma similar definimos BbA intercambiando los
papeles que juegan los puntos A y B. Cuando consideramos distancias AB
menores de 500 km, podemos aceptar que la medida del arco sAB sobre la
línea geodésica, es aproximadamente igual a la media de las medidas sobre las
secciones normales recíprocas, es decir

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obteniendo las cantidades sA y sB mediante el desarrollo en serie (Cid y Ferrer,


1997)

donde c es la cuerda, s es la distancia sA o sB según se considere la sección


normal AaB o BbA,
κ es la curvatura y η es la torsión (que por tratarse de una curva plana es cero).
Los valores de
la curvatura y sus derivadas respecto del arco (denotadas con prima),
pueden hallarse
aplicando el teorema de Euler (Cid y Ferrer, 1997).

Así, realizadas todas las operaciones la expresión anterior nos dará


la distancia buscada. Debemos notar que cuando los puntos A y B sean muy
próximos, la cuerda y el arco serán prácticamente la misma cantidad. Esta
situación suele ser frecuente en la medida directa de bases sobre el terreno,
donde las distancias consideradas no superan los 15 o 20 km.

Determinación de ángulos

Tal como puede verse en la figura 3(a), cuando nos situamos con un
instrumento en el punto A, observando el punto B, o al contrario, cuando
observamos el punto A desde el B; estamos determinando secciones normales
recíprocas, de tal forma, que las medidas de los ángulos, llevadas a cabo en una
triangulación estarán falseadas en una cantidad δ, como la representada en la
figura 4, en la que podemos ver un triángulo geodésico ABC

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Para corregir estas medidas angulares se debe obtener, en primer lugar, el


ángulo que forman dos secciones normales recíprocas en un vértice, por
ejemplo, el ángulo que Forman las curvas AaB y BbA, en el punto A o en el B. En
segundo lugar, debemos relacionar este ángulo con la pequeña cantidad δ que
constituye la corrección.
Para hallar el ángulo ∆ tenemos en cuenta que éste será siempre una cantidad
muy pequeña, entonces, obteniendo su tangente mediante la expresión (Cid y
Ferrer, 1997)

Donde η denota en este caso la torsión geodésica (que es distinta de cero). De


esta fórmula y tras despreciar términos de grado s3 y superiores, podemos deducir
(Cid y Ferrer, 1997)

donde θ es la latitud del vértice para el que se calcula ∆, e es la excentricidad del


elipsoide de referencia, a es su semieje mayor y A es el acimut de la sección
normal directa.
Conocido ∆, obtendremos δ mediante la suma de una progresión geométrica cuyo

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valor es la tercera parte de ∆. Esta progresión geométrica, proviene de un


procedimiento matemático descrito con detalle por Zakatov (1981).

TRANSFORMACIÓN DE COORDENADAS Y CAMBIO DE DÁTUM

En algunas ocasiones podemos encontrarnos con la necesidad


de convertir coordenadas geodésicas medidas en distintos dátum, a un único
dátum para poder utilizar todas estas medidas conjuntamente. Este problema
puede surgir cuando recibimos mediciones realizadas por otros investigadores o
técnicos, que trabajan habitualmente en un sistema de referencia distinto al que
nosotros utilizamos. Para llevar a cabo esta transformación debemos tener en
cuenta que esos otros sistemas de referencia pueden no ser geocéntricos.
Esta situación está ilustrada en la figura 5(a), en la cual tenemos las
coordenadas cartesianas (x’, y’, z’) de un punto P (medidas en un sistema no
geocéntrico con origen O’), relacionadas con sus coordenadas cartesianas (x, y,
z) (medidas en un sistema geocéntrico con origen O), a través de la suma
vectorial

donde k es un factor de escala cuyo valor suele ser del orden de 10^(-6) y R es
la matriz de rotación que define la transformación de coordenadas que relaciona
ambos sistemas, dada por (Torge, 1991)

donde los ángulos (εx, εy, εz) expresan las rotaciones indicadas en la figura 5(a)
Estos ángulos suelen tener un valor muy pequeño, por eso se expresan
habitualmente en segundos de arco. Es importante notar que la ecuación (8.1)
expresa una relación entre coordenadas cartesianas. No obstante, en muchas
ocasiones no trabajamos con las coordenadas cartesianas (x, y, z) de un punto P,
sino con sus coordenadas geodésicas (θ, λ, h), donde θ es la latitud geodésico

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(medida en grados norte), λ es la longitud geodésica (medida en grados este) y h


es la altura elipsoidal (medida en metros) ilustrada en la figura 5(b)

Fig. 5. (a) Representación del sistema de referencia no geocéntrico xyz, con


respecto al sistema de referencia geocéntrico XYZ. (b) Posición de un punto P medida
sobre un sistema de coordenadas cartesiano y sobre el elipsoide de referencia.

Entonces, nos damos cuenta de que es necesario poder convertir las


coordenadas geodésicas (θ, λ, h) en coordenadas cartesianas (x, y, z) y
viceversa. Para ello, podemos recurrir de nuevo a una suma vectorial, como la
representada en la figura 5(b)

el valor del semieje menor b puede calcularse fácilmente, pues son siempre
conocidos los valores del semieje mayor a y del aplanamiento del elipsoide
de referencia f, teniendo entonces que

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En consecuencia, podemos escribir las ecuaciones (Hofmann-Wellenhof and


Lichtenegger,1994)

que nos permiten convertir las coordenadas geodésicas (θ, λ, h) en coordenadas


cartesianas
(x, y, z). Para realizar la transformación contraria, es decir, para convertir
coordenadas cartesianas (x, y, z) en coordenadas geodésicas (θ, λ, h), tenemos
que invertir la relación
(8.2). Esto puede hacerse de forma sencilla tal como indican Hofmann-
Wellenhof y Lichtenegger (1994), mediante un proceso analítico y numérico
que se puede realizar desde tu ardenador.
Llegados a este punto, tenemos ya las herramientas necesarias para
abordar el problema de transformación de coordenadas planteado al principio de
este apartado, así como, algunos otros problemas implicados en el mismo.
Entonces, dependiendo de los problemas de transformación de coordenadas que
tengamos planteados, podemos optar por aplicar una u otra fórmula, de las
anteriormente obtenidas. Concretamente, los problemas que podemos resolver
con las fórmulas (8.1), (8.2) o sus inversas; son los siguientes:
1) Transformación de coordenadas geodésicas (θ, λ, h) en coordenadas
cartesianas (x, y, z), dadas en el mismo dátum. Para resolver este problema
recurrimos a aplicar directamente la fórmula (8.2).
2) Transformación de coordenadas cartesianas (x, y, z) en coordenadas
geodésicas (θ, λ, h), dadas en el mismo dátum. Para resolver este problema
aplicamos la fórmula inversa de (8.2), que puede ser computada fácilmente de
forma analítica y numérica.

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3) Transformación de coordenadas cartesianas (x’, y’, z’) dadas en el dátum1 a


coordenadas cartesianas (x’, y’, z’) dadas en el dátum2. Para resolver este
problema operamos en distintas etapas:

a) Aplicamos la fórmula (8.1) para convertir coordenadas cartesianas (x’, y’, z’),
dadas en el dátum1, en coordenadas cartesianas geocéntricas (x, y, z).
Para ello, necesitamos
establecer los valores de los parámetros (k, xo, yo, zo, εx, εy, εz),
correspondientes al
datum1. Estos valores pueden obtenerse desde varias fuentes. Por ejemplo,
Torge (1991)
ha establecido los valores de estos parámetros, para transformar
coordenadas desde algunos de los dátum más utilizados al sistema geocéntrico
WGS84 (el que se utiliza con GPS).

b) Aplicamos la inversa de la fórmula (8.1) para convertir las coordenadas


cartesianas geocéntricas (x, y, z), obtenidas en el paso anterior, en las
coordenadas cartesianas (x’, y’, z’) dadas en el dátum2. Para ello, necesitamos
establecer los valores de los parámetros (k,
xo, yo, zo, εx, εy, εz), correspondientes ahora al datum2. La inversa de la fórmula
(8.1)
puede realizarse fácilmente, programando las ecuaciones (8.1) de forma matricial
en un
ordenador, en ese caso todo el problema se reduce a invertir una matriz. Este
problema de invertir una matriz es muy conocido y es fácil de resolver.

4) Transformación de coordenadas geodésicas (θ, λ, h) dadas en el dátum1 a


coordenadas geodésicas (θ, λ, h) dadas en el dátum2. Para resolver este
problema podemos dividirlo en

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tres problemas más simples que ya hemos resuelto antes:


a) Transformar primero las coordenadas geodésicas (θ, λ, h) en coordenadas
cartesianas (x’, y’, z’), para el dátum1 en el que están dadas. Para resolver este
problema aplicamos directamente la fórmula (8.2), tal como en el problema (1)
anteriormente resuelto.

b) Transformar las coordenadas cartesianas (x’, y’, z’), obtenidas en el paso


anterior, a coordenadas cartesianas (x’, y’, z’) dadas en el dátum2. Para resolver
este problema operamos como se ha indicado antes en el problema (3).

c) Finalmente, transformamos las coordenadas cartesianas (x’, y’, z’), obtenidas


en el paso anterior, en coordenadas geodésicas (θ, λ, h). Para resolver este
problema aplicamos la
fórmula inversa de (8.2), tal como se ha indicado en el problema (2)
anteriormente

Aplicaciones de la Geodesia Física

Relación entre los observables físicos y la Geodesia

Como ya se ha dicho antes, en las campañas geodésicas se llevan a cabo


medidas directas, tales como, determinación de distancias o de ángulos. Estas
medidas están referidas al horizonte local, cuya dirección perpendicular es la
línea de la plomada, es decir, la dirección del vector aceleración de la
gravedad, en el punto en el que se ubica el instrumento. Es obvio entonces, que
magnitudes físicas, como la masa y el campo de gravedad, juegan un papel
importante en la geodesia, ya que, cuando colocamos un instrumento sobre el
terreno no lo referimos a la dirección normal al elipsoide de referencia (que en
ese momento es desconocida para nosotros), sino a la línea de la plomada.

En este sentido, el importante papel que juega el campo de gravedad


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terrestre, queda todavía más claro, si tenemos en cuenta que cuando el


topógrafo representa la altura de un punto de la superficie de la Tierra, no son las
alturas referidas al elipsoide de referencia las que tienen sentido, sino las alturas
referidas al geoide (alturas ortométricas H). Así, el conocimiento de las alturas de
los puntos de la superficie terrestre, determina el relieve que el topógrafo debe
representar en los mapas topográficos. En consecuencia, altura ortométrica H de
los puntos de la superficie terrestre, es una de las coordenadas que determinan
la figura de la Tierra, junto con las coordenadas geodésicas latitud y longitud,
siendo esta altura H una cantidad que requiere el conocimiento del campo de
gravedad terrestre para su determinación.

Además, el valor preciso de las diferencias de alturas en los distintos


puntos de la superficie terrestre, es absolutamente necesario para proyectar y
construir diferentes instalaciones, así como, para la realización de cálculos en los
cuales hay que tomar en cuenta la posición de los puntos en el espacio. Por
ejemplo, cuando se desea diseñar correctamente grandes canales para la
distribución de agua, o para la retirada de aguas residuales, es necesario
saber dónde es mayor o menor el potencial de la gravedad terrestre. Para ello,
es necesario determinar con precisión las alturas respecto al geoide.

Como consecuencia de todo lo dicho, es necesario dedicar un tiempo


suficiente al estudio y comprensión, de todo lo relativo al campo de gravedad
terrestre y al geoide. Precisamente el estudio riguroso de estos temas es
competencia de la Geodesia Física, disciplina que comienza a desarrollarse en el
siglo XIX y que alcanza su máxima expansión con el lanzamiento de los
satélites artificiales en nuestro siglo, de cuyo seguimiento obtenemos la
información más precisa del campo de gravedad global creado por toda la masa
de la Tierra.

En este apartado dedicado a la Geodesia Física y sus aplicaciones, vamos a


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procurar sobre todo referirnos a las aplicaciones, concretamente, a las


topográficas y geodésicas, enviando al lector a referencias especializadas
(listadas al final de este tema) para obtener una descripción más completa de
aspectos más teóricos, relacionados con el campo de gravedad y su potencial
asociado

El campo de gravedad terrestre. Superficies de nivel. El geoide

El geoide como superficie de referencia fundamental, es una superficie


cuya forma refleja la distribución de masas en la Tierra. Por ello, debemos
empezar recordando cuál es la fuerza gravitatoria producida por una cierta
distribución de masa y su potencial asociado, para entender cómo surge de
estos conceptos y del concepto de superficie equipotencial, una definición de
superficie de referencia, tal como es la definición de geoide.

Así, debemos comenzar recordando que cuando consideramos dos masas


puntuales, separadas una distancia s, la fuerza con la que cada una atrae a la
otra es

donde hemos denotado con m la masa atrayente. La representación de


esta fuerza en un sistema de coordenadas cartesiano, es la que puede verse en
la figura 1(a). A la vista de esta figura es fácil notar que el vector F se puede
descomponer en la forma

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También debemos recordar que el campo gravitatorio es un campo conservativo,


por ello puede obtenerse a través del gradiente de un campo escalar, es decir.

donde V es su función potencial asociada, el potencial gravitatorio, que en


el caso de considerar una masa puntual adopta la forma.

Cuando consideramos una distribución de masas puntuales, la expresión


anterior se podrá generalizar mediante la aplicación del sumatorio

obviamente, para una distribución continua de masa M, el sumatorio debe ser


reemplazado por la integral, escribiendo
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donde ρ denota la densidad de masa y V denota el volumen del cuerpo


considerado. En el
caso de que este cuerpo sea la Tierra, debemos tener en cuenta que la misma
-4 -1
no está en reposo, sino rotando con una velocidad angular de 0.7297x10 seg .
En este caso para poder considerar que la Tierra está en reposo y aplicar la
ecuación anterior, debemos incluir una fuerza de inercia conocida como fuerza
centrífuga, de tal forma que para cualquier punto P sobre la superficie de la
Tierra debemos considerar una fuerza f, como la representada en la figura 1(b).
Dicha fuerza puede escribirse como

donde p es un vector distancia, paralelo al plano ecuatorial, que va desde el eje


de rotación de la Tierra hasta el punto P. Esto nos lleva a una definición de
potencial gravitatorio del tipo

suma del potencial gravitatorio terrestre V y el potencial centrífugo θ. A este


potencial obtenido como suma de los anteriores se le llama potencial de la
gravedad, siendo su fuerza asociada conocida con el nombre de gravedad. Ésta
puede ser obtenida mediante

El módulo de este vector, o magnitud de la gravedad, se suele expresar en gales


2
siendo 1 gal = 1 cm/seg . La magnitud de este vector se incrementa sobre la
superficie de la Tierra cuando vamos desde el ecuador hacia los polos,
debido a que disminuye la fuerza centrífuga.

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Concretamente, la gravedad en el ecuador es 978 gal y en los


polos 983 gal, aproximadamente.
En lo referente a W, el potencial de la gravedad, hay que recordar que la
superficie para la cual éste es constante, es decir, W(x, y, z) = W0, se denomina
superficie equipotencial o superficie de nivel, siendo el geoide la superficie de
equipotencial del campo de gravedad terrestre que coincide con el nivel medio de
los océanos. La figura 2(a) nos muestra la relación que existe entre las
superficies de nivel y la línea de la plomada, notando que estas superficies son
normales a la línea de la plomada

Las líneas de la plomada o normales a las superficies equipotenciales,


son curvas de radio de curvatura finito y torsión no nula. Estas curvas son muy
importantes en la geodesia, pues sirven para medir la altura de un punto P con
respecto al geoide, a esta altura se le llama altura ortométrica. Esta altura no
debe ser confundida con la altura sobre el nivel del mar, debido a que el geoide
no es una superficie de océano ideal. Por ello, el geoide no coincide
exactamente con el nivel del mar. En este sentido, uno de los objetivos de la
geodesia es encontrar la separación de la superficie del océano y el geoide.

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Centrándonos ahora en el concepto de altura ortométrica, podemos notar


que el desplazamiento elemental dr, será paralelo a la línea de la plomada, en
cada punto de la misma, por tanto

resultando obvio, que la gravedad no puede ser constante en la


misma superficie equipotencial, debido a que estas superficies no son ni
regulares ni concéntricas, con respecto al centro de masas de la Tierra. Esta
situación está bien ilustrada en la figura 2(b), en la que podemos observar que

También hay que notar que esta definición de altura, en la que la


superficie de referencia es el geoide, nos lleva a establecer un sistema de alturas
en el que obtenemos la altura de un punto P en la forma

Llegados a este punto cabe preguntarse qué relación existe entre este
sistema de alturas y las alturas determinadas sobre el elipsoide de referencia. La
respuesta a esta cuestión puede verse bien ilustrada en la figura 3(a), en la que
representamos para un punto P, sus alturas asociadas, tanto la elipsoidal h como
la ortométrica H, existiendo la sencilla relación
h=H+N
entre ambas alturas.

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En consecuencia, determinada h o H, obtener la otra altura es sencillo si


se conoce N, la ondulación del geoide. Éste es uno de los problemas principales
de la geodesia práctica o aplicada, la determinación de las alturas del geoide
sobre un elipsoide de referencia dado. Para resolver este problema hemos de
fijar, en primer lugar, un elipsoide de referencia que sea lo más cercano a la
figura de la Tierra, tomando por ello un elipsoide de revolución ligeramente
aplanado por los polos. Este elipsoide vendrá definido entonces por dos
parámetros, su semieje mayor a (aproximadamente el radio ecuatorial terrestre)
y su aplanamiento f definido por

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donde b es el semieje menor. La figura 3(b) muestra las coordenadas


elipsoidales de un punto P, sobre el elipsoide de referencia elegido. Estas
coordenadas (θ, λ, h) no son obviamente las coordenadas que determinamos
en una campaña geodésica. En una campaña geodésica realizada con
instrumentos tradicionales (es decir, sin GPS) determinamos las coordenadas
naturales (Φ, Λ, H). Esto es debido a que cuando situamos un instrumento sobre
el terreno, la vertical es para nosotros la dirección de la línea de la plomada, tal
como puede verse en la figura 4(a), siendo la latitud y longitud del lugar, la latitud
y longitud astronómicas. La separación que existe entre la línea de la plomada y
la normal al elipsoide de referencia en el punto P, punto en el que situamos el
instrumento, está representada en la figura 4(b). A partir de esta figura pueden
obtenerse las relaciones.

donde R es el radio de la esfera situada en el punto P, cuyo valor es la unidad.


Las cantidades (ξ, η) reciben el nombre de componentes de la desviación de la
vertical. Así, las medidas realizadas sobre el terreno en un vértice de una red
geodésica (ΦP, ΛP, HP), deben ser reducidas a las cantidades (θP, λP, hP),
medidas sobre el elipsoide de referencia utilizado en la campaña de
triangulación, mediante las fórmulas

donde si son conocidas la ondulación del geoide y las componentes de la


desviación de la vertical, será fácil pasar del sistema de referencia físico al
sistema de referencia matemático o viceversa.

A la vista de lo dicho en este apartado, el problema que queda planteado


es pues la determinación de las cantidades (N, ξ, η). Precisamente, éste va ser el
objetivo del siguiente apartado. En primer lugar abordaremos el problema de
calcular N, indicando a continuación como pueden calcularse (ξ, η). Estos

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aspectos se comentarán brevemente remitiendo al lector (como en otras


ocasiones) a unas referencias especializadas, para conseguir una descripción
más detallada de los métodos que se siguen en la obtención de las cantidades
mencionadas.
Ondulación del geoide y desviación de la vertical

Cuando observamos la figura 3(a), notamos que la cantidad N que hemos


definido como ondulación del geoide, puede obtenerse relacionando el elipsoide
de referencia y el geoide. Para relacionar ambas figuras de la Tierra, es
necesario notar que podemos escribir el potencial W en la forma

donde T se denomina potencial perturbador o potencial anómalo y U es la


función potencial normal, asociada a un elipsoide de revolución cuya ecuación es

Entonces, la pequeña separación que existe entre la superficies W(x, y, z) = W0


y U(x, y, z) = U0 (con U0 = W0), estará relacionada directamente con el término
T(x, y, z) mediante (Heiskanen y Moritz, 1985)

donde γ es denominada la gravedad normal. Este vector tendrá la dirección de la


normal al elipsoide de referencia, tal como se indica en las figuras 3(b) y 4(b),
siendo su diferencia con el vector gravedad denominada anomalía de la gravedad
∆g. Esta última cantidad definida nos permite obtener el potencial perturbador y
como consecuencia la ondulación del geoide, si llevamos a cabo un desarrollo en
armónicos en esféricos de este potencial perturbador T (Heiskanen y Moritz,
1985), teniendo como resultado final las importantes relaciones

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donde R es el radio medio terrestre (6371 km), G es el valor medio de la


gravedad sobre la Tierra (979.8 gales) y ζ es el área de la esfera unidad. Estando
por ello las integrales anteriores extendidas a toda la esfera unidad, tal como se
indica en la figura 5(a). En esta figura y en la figura 5(b), podemos ver que el
papel que juega el ángulo ψ.

La fórmula de Stokes publicada por él en 1849, es la expresión matemática más


importante de la Geodesia Física, debido a que hace posible conocer la figura de
la Tierra (es decir, la ondulación del geoide) a partir de datos gravimétricos.
Debemos notar también que la ecuación integral de Stokes es el vínculo
fundamental entre el campo de gravedad terrestre y la figura de la Tierra,
confirmando la afirmación realizada al principio de este capítulo, cuando se decía
que para avanzar hacia una figura de la Tierra más precisa que un elipsoide de
revolución, era necesario considerar el campo de gravedad que crea la masa de
la Tierra. Vemos ahora totalmente claro el papel tan importante que juega el
estudio y determinación del campo de gravedad terrestre, en la obtención
precisa de la figura de la Tierra, ya que, si disponemos una colección de datos
suficiente (consistente en anomalías de la gravedad determinadas por toda la
Tierra, entre otros datos) podemos obtener la ondulación del geoide, tal como se

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indica en las figuras 6(a) y 6(b).

No obstante, hay que señalar algunas limitaciones en la aplicación de la


fórmula de Stokes, debidas a las hipótesis realizadas para la obtención de la
misma. Concretamente, debemos notar que:

1. La fórmula presentada para la ondulación del geoide ha sido obtenida


considerando que el elipsoide de referencia (superficie U(x, y, z) = U0), tiene
el mismo potencial que el geoide (U0 = W0). Además, esta superficie debe
encerrar en su interior una masa que sea numéricamente igual a la de toda la
Tierra.

2. El elipsoide de referencia debe tener su centro en el centro


de la Tierra.

3. El potencial anómalo o potencial perturbador debe ser armónico fuera del


geoide, es decir, T(x, y, z) puede ser desarrollado en armónicos esféricos.
Esto significa que el efecto de las masas por encima del geoide, debe ser
eliminado aplicando adecuadas reducciones a los valores de la gravedad
determinados. De lo contrario, no será posible aplicar la expresión integral

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de Stokes.

En consecuencia, la determinación práctica del geoide, tal como se


muestra en la figura 6(a), requerirá modificar la fórmula de Stokes para poder
utilizar un elipsoide de referencia arbitrario. De tal forma que podamos emplear
en el cálculo del geoide, una superficie de referencia U(x, y, z) = U0 para la que
no se requiera que U0 = W0, condición que en la práctica puede ser muy difícil
de conseguir, limitando mucho los posibles elipsoides a emplear. Por otra parte,
el cálculo por este método gravimétrico de la ondulación del geoide, nos obligará
a eliminar el efecto de las masas por encima del geoide, adoptando para ello
diversas hipótesis que podemos encontrar desarrolladas con detalle en la
bibliografía más básica de la Geodesia Física (Heiskanen y Moritz, 1985;
Vanícek y Krakiwsky, 1986).

Llegados a este punto cabe preguntarse si existe alguna expresión


parecida a la fórmula de Stokes, que nos permita calcular la desviación de la
vertical en un punto P del geoide. La respuesta es afirmativa, existen unas
fórmulas parecidas a dicha fórmula que nos permiten hallar las componentes (ξ,
η) de la desviación de la vertical, a partir de un conjunto de anomalías de la
gravedad distribuidas por toda la Tierra. Estas fórmulas son debidas a Vening
Meinesz y fueron obtenidas por este geodesta en 1928, su expresión es
(Heiskanen y Moritz, 1985

donde α y ψ son las coordenadas polares sobre la esfera de radio unidad, tal
como se indica en la figura 5(b), siendo dζ = sen ψ dψ dα y S(ψ) la función de
Stokes, cuya expresión ha
sido dada anteriormente.
Ondulación del geoide y alturas ortométricas. Método GPS-Nivelación

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Después de todo lo dicho en el apartado anterior, cuando volvemos a la sencilla


fórmula
h=H+N

notamos que al obtener la cantidad N, tal como se ha indicado antes, siguiendo


el método gravimétrico, podemos escribir
H=h-N

de donde, conocida la altura elipsoidal h del punto P considerado y determinado


N mediante la integral de Stokes, puede hallarse la altura ortométrica H de ese
punto. Cabe ahora preguntarse si es posible determinar también H, mediante los
valores de la gravedad medida en la superficie de la Tierra, porque en caso
afirmativo podríamos calcular la altura del geoide en un punto P, sin necesidad
de recurrir a la integral de Stokes, la cual requiere para su solución una colección
suficiente de medidas de la gravedad distribuidas por toda la Tierra.

En efecto, puede hallarse con precisión la altura ortométrica H de un


punto sin tener conocimiento del geoide, o al menos sin un conocimiento
detallado o muy preciso del mismo. El procedimiento que se sigue para calcular
las alturas ortométricas directamente sobre el terreno se llama nivelación de
precisión. A continuación vamos a describir este proceso con cierto detalle.

En principio, el procedimiento de nivelación geométrica es bien conocido


por los topógrafos, consiste en medir la diferencia de altura entre dos puntos A y
B, como los representados en la figura 7(a), mediante la observación de la
diferencia de lecturas sobre dos miras verticales situadas en los puntos
considerados. La diferencia de altura entre los dos puntos resulta ser entonces,
la diferencia de las lecturas l1 y l2, observadas con el nivel (instrumento de
nivelación), es decir

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siendo δHAB la diferencia de altura geométrica entre los puntos A y B.


Cuando este procedimiento se repite una y otra vez, siguiendo un circuito de
nivelación, es decir, una línea de nivelación cerrada, la suma algebraica de los
incrementos de nivelación o diferencias de altitud medidas, no es exactamente
cero, como cabría esperar si realizamos estas medidas con gran precisión. Este
error, que se conoce como error de cierre de un circuito de nivelación, nos indica
que el procedimiento de nivelación exacto, es algo más complicado que la simple
determinación de las diferencias de altura.

Para entender lo que sucede basta considerar dos puntos A y B,


suficientemente alejados, de tal manera que el proceso mostrado en la figura
7(a), debe ser aplicado repetidas veces. Esta situación es la que está
representada en la figura 7(b), en esta figura la diferencia de altitud nivelada δn,
es distinta al incremento δHB en la línea de la plomada que pasa por B.
Ello es debido al no paralelismo de las superficies de nivel, tal como se ve en la
figura, en consecuencia, si designamos por δW el incremento del potencial de la
gravedad, tenemos

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donde g es la gravedad en la estación de nivelación y g’ es la gravedad sobre la


línea de la plomada de B en δHB. La relación anterior implica que

no habiendo relación geométrica directa entre el resultado de la nivelación


geométrica y la diferencia del alturas ortométrica. Esta consecuencia es
inmediata si notamos que la combinación de medidas geométricas con la
gravedad, nos proporciona la diferencia de potencial δW, de tal forma que

Así, la nivelación combinada con medidas de la gravedad nos proporciona


diferencias de potencial, esto es, cantidades físicas no geométricas con una
ventaja añadida, la diferencia de potencial entre dos puntos es independiente del
camino que se siga, obteniéndose el mismo resultado con independencia de los
itinerarios que se sigan, por ello, si medimos a lo largo de un circuito de
nivelación (seguimos un trayecto cerrado) sucede que

donde hemos cambiado el sumatorio por la integral por ser teóricamente más
riguroso. Este resultado es imposible, en general, si consideramos sólo medidas
geométricas, ya que, la suma de incrementos de nivelación depende de la
trayectoria, esto es

Cálculo gravimétrico del geoide

En el apartado 9 indicamos que los receptores GPS permiten calcular las alturas
elipsoidales, pero es necesario obtener las alturas respecto al nivel del mar
(alturas ortométricas), para muchos fines prácticos. Entonces, las alturas
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elipsoidales se deben convertir en alturas ortométricas restando la altura


del geoide. Para ello, es necesario computar las alturas del geoide, al menos
con la misma precisión que la altura elipsoidal, para la latitud y longitud del punto
considerado. En este aspecto se centra una de las principales aplicaciones de la
geodesia física, puesto que permite obtener la altura del geoide para cualquier
punto de la Tierra. Estas alturas del geoide se refieren, generalmente, al Sistema
Geodésico de Referencia de 1980 (GRS80).

Los modelos geopotenciales pueden servir para calcular la ondulación del


geoide. No obstante, las alturas del geoide provenientes de un modelo
geopotencial no son, en general, suficientemente precisas. Por ello, es necesario
determinar una corrección a las mismas. Esta corrección se determina a partir de
las anomalías de la gravedad medidas sobre el terreno, para computar así un
modelo de geoide más preciso. Debido a que las anomalías observadas sobre el
terreno, están dadas en un área limitada y no pueden por tanto utilizarse para
resolver la longitud de onda larga del campo de gravedad terrestre, es necesario
considerar un modelo geopotencial para la computación de tales longitudes de
onda. Como veremos a continuación, la contribución de esta longitud de onda
larga corresponde a una aproximación suave del geoide, para la región bajo
estudio.

El cálculo gravimétrico de una altura del geoide muy precisa, para una región
dada, tendrá una gran utilidad práctica directa e inmediata para toda la
comunidad de usuarios de GPS (Kaula, 1987). Estos resultados permitirán
incorporar modelos más realísticos a los algoritmos de cálculo de las alturas
ortométricas, reportando una mejora en la precisión de las alturas mencionadas,
lo que conllevará evidentes beneficios para la geo-referenciación, la
fotogrametría o el control geométrico de obras. En suma, serán
beneficiarios de tales resultados aquellos científicos y técnicos, interesados en
una localización más precisa sobre el terreno. Puesto que, usando medidas de

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posición con el sistema GPS obtendrán a la vez una precisión suficiente en


planimetría, junto con una altura ortométrica precisa, hallada a partir de un
modelo de geoide (cuya ondulación sea precisa) y la altura elipsoidal dada por
GPS, pudiendo realizar medidas precisas de alturas ortométricas sin nivelación
(Schwarz et al.,1987).

En relación con lo dicho en el párrafo anterior, algunas de las aplicaciones


concretas en las que se puede usar directamente un modelo de geoide local son:

Fotogrametría. Tener un modelo de geoide, supone poder tomar puntos de


apoyo sin necesidad de apoyarse en las redes geodésicas, que es lo que se
hace actualmente para calibrar la altura elipsoidal (la obtenida con GPS), a altura
ortométrica en la zona de trabajo (la que se necesita para la orientación absoluta
del modelo estereoscópico). Para ello, suponemos que elipsoide y geoide son
paralelos en esa zona, cosa que no es rigurosamente cierta. La limitación del
trabajo de apoyo en campo en Fotogrametría, ya sólo estaría limitada por la
capacidad de los equipos empleados y se elevaría el rendimiento de éstos,
puesto que no habría que inmovilizar equipos GPS para las calibraciones.
Además de lo mencionado anteriormente, si se dispusiese de un marco de
referencia común entre los puntos sobre el terreno y el centro de proyección de
las cámaras aéreas, se simplificaría todavía más el trabajo de apoyo de campo.

Topografía. Disponer de un modelo de geoide supondría poder realizar


topografía de obras con GPS, cosa que hasta ahora está limitada a control
planimétrico. Con GPS el control geométrico se abarata pues el número de
operarios mínimos necesarios se reduce a la mitad.
Caracterización agronómica y medioambiental. La posibilidad de determinar la
altitud sobre el nivel del mar de forma rápida y eficaz, permitiría añadir la altitud
como variable de estudio en los SIG (Sistemas de Información Geográfica),
para su inclusión en los posteriores análisis con las demás variables

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geográficas.

Control hidrográfico, aforo de cuencas y temas hidráulicos en general. Estos


temas se verían especialmente beneficiados, ya que, también se abarataría el
coste de estas actuaciones al poder ser realizadas con GPS, que de no disponer
de modelo de geoide no se podrían realizar. El agua circula en el sentido de los
potenciales gravitatorios decrecientes y el sentido de los potenciales gravitatorios
(altimetría obtenida por nivelación clásica) puede deducirse con el modelo de
geoide y la altura elipsoidal.

Vista la importancia que tiene usar un modelo de geoide preciso, vamos a ver
aquí cuál es el procedimiento operacional para obtenerlo. Para comenzar, hay
que decir que las técnicas que vamos a describir a continuación, se han
mostrado herramientas eficaces a la hora de indagar la ondulación del geoide,
en distintas regiones de la Tierra (Kearsley, 1988; Forsberg and Kearsley, 1989;
Torge et al., 1989; Yun, 1994). Estas técnicas pretenden evitar el problema que
conlleva la obtención de anomalías de la gravedad en un área limitada, puesto
que con estos datos no podemos resolver las largas longitudes de onda del
campo gravitatorio terrestre. Por ello, necesitamos considerar un modelo
geopotencial con el que podemos obtener estas longitudes de onda larga. Así,
en un paso previo de computación, obtendremos las anomalías aire-libre
referidas al modelo geopotencial, computando la diferencia con las anomalías
predichas por este modelo, estas diferencias serán usadas en un procedimiento
de integración con la FFT (Schwarz et al., 1990), para obtener finalmente la
ondulación del geoide, la cual en un proceso de computación posterior será
añadida a la ondulación del geoide predicha por el modelo geopotencial
considerado. En suma, el proceso a seguir consta de las etapas que a
continuación serán descritas (Corchete et al., 2005).

Interpolación de los datos de gravedad. En primer lugar, hay que saber que si

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queremos aplicar técnicas basadas en la Transformada de Fourier Rápida (FFT),


es necesario pasar de la distribución irregular de puntos, dada por la localización
geográfica de nuestras medidas de anomalías aire-libre de la gravedad, a una
distribución regular de puntos en forma de una rejilla de puntos equidistantes.
Como ejemplo, podemos ver en la figura 9(a) los datos de gravedad disponibles
para calcular un modelo de geoide para el área ibérica. A la vista de esta figura
notamos que estos puntos no están distribuidos de forma regular, hay
zonas con muchos puntos y otras áreas que tienen muy pocos. Con esta
distribución de valores no podemos aplicar las técnicas basadas en la FFT, pues
estas técnicas requieren una distribución regular de puntos en forma de una
rejilla de puntos equidistantes, como muestra la figura 9(b). Por otra parte, antes
del proceso de interpolación es necesario reducir los valores de estas anomalías
de la gravedad, con el objeto de trabajar con una colección de puntos cuyos
valores sean lo más parecidos entre ellos que sea posible, para facilitar el trabajo
de la interpolación y obtener entonces tras este proceso la mejor rejilla de
valores posible. Para ello, antes de la interpolación es muy conveniente eliminar
los efectos de corta longitud de onda debidos a la topografía y la batimetría.
Esta corrección se llama corrección RTM (Forsberg and Tscherning, 1997) y
nos permite obtener un campo de anomalías aire-libre suavizado, muy adecuado
para la interpolación a una rejilla regular. Esta corrección suele ser aplicada junto
con una corrección de onda larga, obtenida restando las anomalías de la
gravedad predichas por un modelo geopotencial, a los valores de las anomalías
aire-libre observadas. En suma, la corrección total que debemos aplicar a los
valores de anomalías aire-libre mostrados en la figura 9(a) está dada por

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1. LA GEODESIA, SU OBJETO:
La Geodesia es una de las Ciencias más antiguas cultivada por el hombre.
El objeto de la Geodesia es el estudio y determinación de la forma y
dimensiones de la Tierra, de su campo de gravedad, y sus variaciones
temporales; constituye un apartado especialmente importante la
determinación de posiciones de puntos de su superficie. Esta definición
incluye la orientación de la Tierra en el espacio.
Etimológicamente la palabra Geodesia, del griego γηδαιζω (divido la tierra),
significa la medida de las dimensiones de la Tierra, en su acepción
moderna también engloba el estudio del campo de gravedad.
La Geodesia es una ciencia básica, con unos fundamentos
fisicomatemáticos y con unas aplicaciones prácticas en amplías ramas del
saber, como en topografía, cartografía, fotogrametría, navegación e
ingenierías de todo tipo sin olvidar su interés para fines militares. Está
íntimamente relacionada con la astronomía y la geofísica, apoyándose
alternativamente unas Ciencias en otras en su desarrollo, en sus
métodos y en la consecución de sus fines.
Todo el proceso de determinación de posiciones geodésicas está
intrínsecamente ligado con la forma y dimensiones de la Tierra, por lo tanto
el problema de la determinación de la figura de la Tierra no es puramente
teórico sino que tiene una proyección práctica en lo referente al cálculo de
coordenadas de puntos y a la resolución de problemas geométricos sobre
su superficie.
La parte teórica del problema general de la figura de la Tierra consiste en el
estudio de las superficies de equilibrio de una hipotética masa fluida, so-
metida a las acciones gravitatorias y a un movimiento de rotación. Por una
parte habrá que efectuar numéricamente una comprobación de que las
formas teóricas que se establezcan sean compatibles con la realidad, y por
otra, a partir de la observación, habrá que calcular los parámetros que
definan su forma y sus dimensiones. Aquí los conceptos físicos y
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geométricos están interrelacionados; la teoría del potencial y las


ecuaciones integrodiferenciales juegan un papel principal.
En Geodesia la superficie matemática de la Tierra es el geoide, superficie
equipotencial en el campo de la gravedad terrestre que se toma como cota
cero en la determinación de altitudes ortométricas. La materialización
aproximada del geoide sería una superficie que envolviera la Tierra y que
resultase de la prolongación de la superficie media de los mares a través
de los continentes, siendo normal a todas las líneas de fuerza del campo
gravífico terrestre. La determinación del geoide se convierte así en uno de
los objetivos fundamentales de la Geodesia.
2. DIVISIONES DE LA GEODESIA:
Los objetivos de la Geodesia pueden alcanzarse siguiendo diversos
métodos de trabajo a partir de distintos tipos de datos obtenidos directa o
indirectamente, siendo así que atendiendo a ellos podemos distinguir tres
grandes ramas.
2.1. Astronomía Geodésica.- Es aquella parte de la Geodesia que con
métodos y observaciones astronómicas trata fundamentalmente de
obtener la dirección de la vertical; determina, pues, coordenadas
astronómicas, latitud F, longitud L (o el tiempo t) y acimutes
astronómicos a. Con los datos obtenidos trata de determinar el geoide
como figura de la Tierra por el método de nivelación astro geodésica, y
efectuar la reorientación de redes geodésicas en la compensación con
puntos Laplace. Las determinaciones astronómicas, tanto su teoría
como sus métodos son a veces incluidas dentro de la astronomía de
posición. Los métodos de pasos meridianos y de alturas iguales son los
más comúnmente empleados.
2.2. Geodesia Geométrica.- Es aquella rama de la Geodesia en la que los
datos de observación están constituidos por las medidas de ángulos y
distancias en la superficie terrestre. Estos datos son referidos a un
elipsoide de referencia para construir las triangulaciones en el caso de
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la Geodesia clásica bidimensional o bien estudiados en coordenadas


cartesianas en el caso de la Geodesia tridimensional. También son
necesarias las determinaciones de altitudes de puntos sobre una
superficie de cota cero. El conocimiento de la geometría del elipsoide
de revolución es fundamental
2.3. Geodesia Dinámica.- Es aquella rama de la Geodesia que basada en
la teoría del potencial, trata de las medidas de la gravedad, del estudio
del campo exterior y de la obtención de la forma de la Tierra; sus datos
fundamentales son las medidas de la gravedad efectuadas
generalmente en superficie, y las per- turbaciones observadas en el
movimiento de un satélite artificial. Está relacionada con la Geodesia
geométrica, con la geofísica, con la astronomía y con la mecánica
celeste. Suele subdividirse en gravimetría, teoría del campo y
consecuencias.
No obstante esta división, hoy día los métodos globales de la Geodesia
actúan en conjunto con datos geométricos y dinámicos a fin de
alcanzar sus objetivos de forma conjunta en la llamada geodesia
integrada.
Desde el punto de vista temático, la Geodesia puede dividirse en
diversas secciones o capítulos que, aunque relacionados unos con
otros, algunos de ellos han adquirido entidad propia. Así, entre otros,
tenemos.
 Teoría de la figura de la Tierra.- Constituida por los principios de
la teoría del potencial y teoría de figuras de equilibrio aplicados al
campo de gravedad terrestre.
 Teoría de redes geodésicas.- Incluye el estudio de las
triangulaciones y trilateraciones, el cálculo y compensación de
redes geodésicas y el cálculo de coordenadas, con el análisis
estadístico de los resultados.
 Nivelación.- Trata de todo lo referente a la medida de altitudes y
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establecimiento de redes altimétricas.


 Teoría de la rotación de la Tierra.- Estudia el movimiento de
rotación de la Tierra, en un sistema de referencia fijo en el espacio
(precesión y nutación) y en un sistema de referencia fijo al cuerpo
(velocidad de rotación y movimiento del polo) y está íntimamente
ligada a la astronomía en lo referente a los sistemas de tiempo y
nutación y a la geofísica con los modelos del interior de la Tierra.
Sus principales datos son las determinaciones astronómicas
clásicas, los resultados de la Geodesia Doppler, GPS, laser y VLBI.
 Gravimetría.- Trata de las determinaciones de la gravedad, sus
reducciones, cálculo de anomalías y establecimiento de redes
gravimétricas; sirve de base para aplicaciones geodésicas y
geofísicas.
 Geodesia Física.- Está constituida por aquellas teorías y métodos
encamina- dos a la determinación del geoide, con datos dinámicos
o gravimétricos, mediante un análisis del problema de contorno de
la teoría del potencial. Describe los modelos terrestres de
comparación para el establecimiento de la figura de la Tierra,
calcula y utiliza fundamentalmente las anomalías gravimétricas.
También estudia el campo exterior de la gravedad.
 Mareas terrestres.- Estudia las desviaciones periódicas de la
vertical debidas a las acciones gravitatorias del Sol y la Luna y sus
efectos sobre el geoide ydeformaciones de la Tierra, tanto desde
un punto de vista teórico como numé- rico y experimental.
 Geodesia tridimensional.- Trata el problema de la forma y
dimensiones de la Tierra en un sistema de referencia
tridimensional, aquí el elipsoide sólo será una superficie auxiliar de
la que puede prescindirse. Su evolución actual se dirige al estudio
de cuestiones de holonomía con sistemas de referencia móvi- les.
 Geodesia espacial.- Esta nueva rama de la Geodesia trata
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principalmente con satélites artificiales cuya observación resulta


más cómoda y precisa que la tradicional. Aplica técnicas
tridimensionales y resuelve todos los problemas de la Geodesia
tanto geométricos como dinámicos. En los cálculos emplea
frecuentemente técnicas de colocación por mínimos cuadrados.
Incluiremos también en la Geodesia espacial los métodos propios
de la VLBI.
Ya con entidad independiente, tenemos:
Cartografía.- Trata del establecimiento de cartas de todo tipo y engloba
todas las fases de trabajo, desde los primeros levantamientos hasta la
impresión final de los mapas. Se incluyen los Sistemas de Información
Geográfica.
Topografía.- Trata del estudio y aplicación de los métodos necesarios
para llegar a representar el terreno con todos sus detalles, naturales o no,
en él existentes, así como de los instrumentos utilizados.
Fotogrametría.- Técnica que trata de estudiar y definir con precisión las
formas, dimensiones y posiciones en el espacio, de un objeto cualquiera,
utilizando esencialmente una o varias fotografías del mismo, en nuestro
caso del terreno.

3. MÉTODOS GEODÉSICOS

Los métodos geodésicos no son otra cosa que la aplicación al estudio


de la Tierra de la metodología científica de "Observación, Cálculo y
Comprobación". Se observa un fenómeno, con teorías físicas y el uso de
la matemática se establece un modelo que lo represente y después se
comprueba lo cercano que este modelo y sus consecuencias están de la
realidad observada.
Como ya se ha dicho, la Geodesia pretende conocer la forma y
dimensiones de la Tierra y la representación de puntos de su superficie,

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interesa, pues, conocer para cada punto de la superficie terrestre unas


coordenadas que lo determinen que generalmente serán bien cartesianas
(x,y,z) o bien geográficas ( , ,h) en un cierto sistema de referencia bien
definido.
Para la determinación de las coordenadas geográficas puede pensarse
en principio en la observación astronómica, esto puede ser válido para
obtener
las coordenadas de puntos individuales en número reducido, pero es
evidente que pretender, por este procedimiento, asignar coordenadas a
todos los puntos de la superficie terrestre es prácticamente imposible.
Para subsanar este problema, la Geodesia clásica adopta una superficie
matemática como figura de la Tierra y recubre dicha superficie con una
red de triángulos de forma que conociendo las coordenadas de un vértice
puedan calcularse las de los demás utilizando para ello simples medidas
de ángulos o de distancias, o de ambas cosas.
Efectivamente, si suponemos por un momento la Tierra esférica, sea A
un punto de coordenadas (j,l) conocidas (por ejemplo por observación
astronómica); para calcular las coordenadas de otro punto B de la misma
superficie consideremos el triángulo de posición PAB que los puntos A y
B forman con el polo P de la esfera; si medimos la distancia AB entre
ambos puntos y el acimut en A de la dirección AB, respecto del polo P, en
el triángulo anterior conoceremos tres elementos: los lados AB, medido, y

PA = 90-j, dato, y el ángulo en A medido.

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Resolviendo entonces este triángulo con las fórmulas clásicas de la


trigonometría esférica, podremos conocer el lado PB que dará la latitud de
B y el ángulo en P que siendo la diferencia de longitudes nos dará la
longitud de B.
Con este sencillo procedimiento podrían determinarse las coordenadas
de más de un punto y tendríamos la base para efectuar una
representación cartográfica. Después de haber resuelto una red de
grandes triángulos o red de primer orden, se plantearía otra red de
triángulos más pequeños, denominada de segunda orden, apoyada en la
anterior y así sucesivamente con un tercer y un cuarto orden hasta llegar
a los trabajos de relleno propios de la Topografía. Esta es la teoría de
redes geodésicas con infinidad de aplicaciones.
Mención aparte debemos hacer de la altitud h, tanto en su definición
como en su determinación. Desde un punto de vista geométrico nos dará
idea de la distancia de dicho punto a una cierta superficie de referencia.
La elección de dicha superficie y de la línea sobre la que se toma dicha
distancia son otros tantos problemas que la Geodesia debe resolver,
debiendo dar, además, la definición precisa de altitud, concepto que
vendrá a relacionar los aspectos geométricos y dinámicos de la Geodesia.
Generalmente todo esto se conoce con el nombre de nivelación.
Evidentemente, las técnicas de cálculo no son tan sencillas como la ex-
puesta anteriormente para el modelo esférico, pero hoy día esto no es
problema: la matemática nos proporciona los métodos de cálculo (por
ejemplo sobre un elipsoide) y las computadoras lo ejecutan.
Al suponer los vértices de una red geodésica fijos, podemos obtener,
en la fase de observación, más datos de los estrictamente necesarios
para su cálculo, esta superabundancia de datos unido al hecho de que las
observaciones en esencia son magnitudes aleatorias, nos permitirá
aplicar técnicas estadísticas para obtener como resultado un conjunto
único y geométrico de valores de las coordenadas de los puntos y una

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estimación de la precisión alcanzada. Esta fase se conoce con el nombre


de compensación de la red.
La Geodesia clásica trata de resolver el problema de la figura de la
Tierra siguiendo el proceso siguiente:
a) Determinación de un elipsoide de revolución como figura
aproximada de la Tierra, b) Determinación del geoide sobre este
elipsoide dando sus ondulaciones o cotas del geoide sobre el elipsoide
y c) Determinación de las posiciones de puntos de la superficie
topográfica terrestre con relación a la superficie del geoide mediante
nivelación. En la determinación de este elipsoide que será el que mejor
se adapte a la forma de la Tierra, se utilizarán observaciones
astronómicas y geodésicas principalmente datos gravimétricos y de
satélites artificiales, siguiendo distintos métodos para la resolución del
problema. Se denominará elipsoide de referencia.
En todos sus aspectos la Geodesia clásica presupone, o bien el
conocimiento de la figura de la Tierra para la determinación de puntos de
sus superficie, o bien el conocimiento de dichos puntos para la
determinación de la forma. En este sentido, se entiende por forma de la
Tierra el geoide, que puede determinarse por diversos métodos y, si se
elige convenientemente el elipsoide de referencia, la experiencia
demuestra que las diferencias entre una y otra superficie son pequeñas
alcanzando raramente el centenar de metros.
Para la determinación del geoide y del campo de gravedad de la Tierra se
necesitan medidas de la gravedad, estas se obtienen con los
instrumentos y métodos propios de la gravimetría.
La metodología geodésica también incluye técnicas tridimensionales. El
cálculo riguroso de una triangulación en el espacio fue emprendido por
Bruns en 1856, pero es Martín Hotine quien en 1956 propone las bases
en las que se asentará la Geodesia tridimensional, plenamente realizada
mediante la Geodesia espacial con la utilización de satélites artificiales.

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Con los satélites se dis- pone en las cercanías de la Tierra de puntos de


observación y medida que podrán ser situados en aquellos lugares que
nos interese independientemente de la geografía de la zona.

Gravímetro

La Geodesia tridimensional persigue el estudio de la figura de la Tierra y


del potencial exterior sin hipótesis previas sobre su forma, es decir,
evitando la engorrosa utilización del elipsoide como figura aproximada. La
parte geo- métrica de esta rama de la Geodesia consiste en el
establecimiento de un in- menso poliedro cuyos vértices estén dados por
sus coordenadas cartesianas tridimensionales en un sistema de
referencia cuyo origen sea el centro de gravedad de la Tierra y cuyo eje
principal sea su eje de rotación convencional- mente establecido. La parte
dinámica de la Geodesia espacial consiste en el análisis de las
perturbaciones que en el movimiento de un satélite introduce la forma de
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la Tierra y conocidas aquellas determinar ésta.


La Geodesia clásica suponía en sus consideraciones teóricas que sus
objetivos, forma de la Tierra, posiciones de puntos de su superficie y
campo de gravedad no variaban con el tiempo salvo por el efecto
periódico de marea. Sin embargo, la Geodesia moderna ha llegado a un
estado de desarrollo tal que la precisión alcanzada nos dice que, como
indica la teoría, ya no pueden seguirse considerando invariables los
objetos de estudio. Por consiguiente, se hace necesario investigar a fondo
problemas geodinámicos y esto ya puede hacerse fundamentalmente por
dos razones: porque se dispone de potentes ordenadores electrónicos
que permiten tratar matemáticamente grandes series de datos y porque,
además, pueden utilizarse los satélites artificiales para la obtención de un
número prácticamente ilimitado de tales datos de observación.
En líneas generales habrá que establecer un sistema de referencia bien
definido, una red geodésica de puntos de referencia cuyo movimiento
pueda ser estudiado, conociendo para ello su posición en función del
tiempo. En esta red podremos obtener un conjunto de observables
básicos, tales como ángulos, distancias, diferencias de distancias,
velocidades, aceleraciones, etc., con los cuales podremos emprender el
estudio de una gran cantidad de problemas astronómicos, geodésicos y
geofísicos, entre los que podemos destacar la rotación de la Tierra y el
movimiento del polo junto con los mecanismos de excitación, la disipación
de energía y los posibles orígenes geofísicos de las irregularidades
observadas. También podremos estudiar los movimientos de la corteza
terrestre, tanto debidos a mareas como a la tectónica de placas,
incluyendo los movimientos sísmicos y sus efectos además de las
posibles interacciones entre las masas continentales, atmosféricas y
oceánicas.

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4. HISTORIA DE LA GEODESIA

El estudio y evolución de la Geodesia ha planteado grandes problemas


matemáticos en todas las épocas, y en la historia de esta ciencia
aparecen los más eminentes científicos de la Humanidad, quienes han
aportado sus cono- cimientos y contribuido a su desarrollo. Al mismo
tiempo, o quizá por ello, la Geodesia ha sufrido los avatares y
controversias del desarrollo cultural de los pueblos y en muchos casos la
influencia de ciertas filosofías e incluso de la propia teología, sobre todo
en la edad media, ha sido manifiestamente negativa.

Época remotísima.- No está admitida la existencia de civilizaciones


superdesarrolladas en tiempos remotos en pueblos antiguos del Asia
Central: chinos, sumerios, asirios, etc., que poseyeran una cultura más
vasta que la actual y que por lo tanto tuvieran grandes conocimientos
acerca de la figura de la Tierra así como del resto del Universo.
4.1. Grecia

Las primeras referencias griegas sobre la forma de la Tierra son más


poéticas que científicas, no hay más que leer los poemas de Homero (900
a.C.). En sus poemas heroicos resume todos los conocimientos
cosmográficos y geográficos de la época y del pueblo heleno, en gran
desarrollo, con una gran imaginación. Supone la Tierra plana y limitada en
todos sus sentidos por las aguas del océano, coloca en medio a Grecia y
en particular al monte Olimpo correspondiente a la Tessalia. En los
confines del horizonte supone misteriosas columnas que sirven de
sustentáculo a los cielos; bajo el suelo a gran profundidad sitúa a Tártaro
morada de los enemigos de los dioses y fuera de los confines misteriosos
de la Tierra el caos o la inmensidad. Esto no es ni más ni menos que la
interpretación de la naturaleza por un espíritu de imaginación brillante.
Tales de Mileto (639-546 a.C.) decía que la Tierra era un barco
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redondo flotando en un océano sin límites. Anaximandro de Mileto (610-


547 a.C.), discípulo de Tales, dice que es un cilindro que ocupa el centro
de todo lo creado, pero construye la primera carta geográfica conocida.
Para su discípulo Anaxímenes (550-480 a.C.) y para Anaxágoras de
Clazomene (500- 428), el Sol es un disco muy delgado y la Tierra es otro
disco o trapecio suspendido en el aire. Jenofantes de Colofón (540 a.C.)
suponía la Tierra plana e ilimitada.
Los filósofos griegos afirmaban que la Tierra era esférica 500 años a.
C. y
se apoyaban en que la forma geométrica más perfecta era la esfera.
Parménides (515-440 a.C.) y Empedocles (470 a.C.) emitieron por
primera vez la idea de la esfericidad de la Tierra y su aislamiento en el
espacio. Pitágoras de Samos (569-470 a. C.) llegó a decir que la Tierra no
podía tener otra forma y que además estaba aislada en el espacio e
inmóvil. Filolao (450 a.C.), de la escuela pitagórica, opina que la Tierra
gira alrededor de si misma produciendo los días y las noches y se
desplaza, como el Sol, la Luna, los planetas y a mayor distancia el cielo
con las estrellas fijas, alrededor del fuego central, alma del mundo;
también se desplaza el Antichton (hemisferio opuesto). Sin embargo,
Leucipio (460-370 a.C.) y Demócrito de Abdera (460-370 a.C.) suponían
otra vez que era un disco plano sostenido por el aire. Hicetas, Heráclides
(388-315 a.C.) y Efanto atribuían a la Tierra un movimiento de rotación y
pensaban que por lo menos la Tierra, Mercurio y Venus se movían
alrededor del Sol.
Platón (429-338 a.C.), que admite que la Tierra es redonda, la supone
aislada e inmóvil. Eudoxio de Gnido (409-356 a.C.), discípulo de Platón,
da la teoría de las esferas de cristal para explicar el movimiento de los
planetas y estrellas (supone veintiséis) con ejes en distintas direcciones y
movimientos diversos, Calipo llega a treinta y tres esferas y Aristóteles
(384-322 a.C.), a cincuenta y cinco. La teoría aristotélica sostiene: 1) La

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Tierra es esférica porque tal es la forma aparente de los demás astros, tal
es también la forma que toma un cuerpo, como una gota de agua,
sometido a la sola presencia de sus partes y tal es la forma que nos
revela la sombra terrestre en los eclipses de Luna. 2) Las dimensiones de
la Tierra no deben ser desmesuradas puesto que con el cambio de lugar
varían el aspecto y número de las estrellas visibles. 3) La Tierra no debe
moverse en el espacio, ya que su movilidad hipotética no se refleja en la
posición constante de los demás astros, la altura de un astro variaba de
igual forma a la misma hora en cualquier parte de la Tierra. Esta teoría
tuvo una vigencia de siglos dado que era utilizada por la mayor parte de
las religiones.
El geógrafo Dicearco (350-285 a.C.) supone la Tierra esférica y refiere
sus medidas al meridiano y al paralelo de Rodas introduciendo así las
coordenadas esféricas. El geómetra Euclides enuncia las leyes del
movimiento diurno y hace observar que entre las Osas hay una estrella
que no se mueve. Arquímedes (287-212 a.C.) da un gran impulso a las
matemáticas y evalúa la circunferencia terrestre.
En contra de las teorías aristotélicas aparecen las revolucionarias de
Aristarco de Samos (310-230 a.C.) que eliminó todas las esferas y
estableció el sistema heliocéntrico; la oposición de Aristóteles y Cleantes
(331-232 a.C.) silenciaron estas teorías hasta los tiempos de Copérnico.
Admitiendo la esfericidad de la Tierra, Eratóstenes de Cyrene, (276-
195 a.C.), bibliotecario de la Biblioteca de Alejandría fundada por el
rey de Egipto Ptolomeo Soter, fue el primero en determinar 240 años a.C.
el radio terrestre.
Midió la longitud del meridiano entre Siena (actual Asuan) y Alejandría,
obteniendo un valor de unos 39000 Km. para la longitud de la
circunferencia terrestre (unos 6207 Km. de radio). Eratóstenes se dio
cuenta de que en el solsticio de verano, el Sol iluminaba en Siena los
pozos hasta el fondo, por lo que en ese momento se encontraba en el

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cenit en su culminación. En ese mismo instante midió la altura del Sol en


Alejandría, que suponía estaba en el mismo meridiano que Siena. La
distancia cenital determinada no era otra cosa que el ángulo que en el
centro de la Tierra esférica sustendía el arco de meridiano Siena-
Alejandría (Fig. 5).

Fig. 5. Esquema del método de los arcos

También conocía Eratóstenes la distancia entre ambas ciudades, así


tenía todos los datos para determinar el radio de la Tierra. Las hipótesis y
medidas de Eratóstenes no eran exactas, por ejemplo entre Siena y
Alejandría hay una diferencia de longitudes de cerca de 3º, pero sí su
método, conocido como método de los arcos, que fue utilizado durante
muchos siglos.
Este método de los arcos fue aplicado por Posidonio, (135-51 a.C.) que
midió el arco entre Rodas y Alejandría, sustituyendo el Sol por la estrella
Canopus, pero obtuvo un valor de unos 29000 Km. para la circunferencia
(unos 4615 Km. de radio).
El gran astrónomo de esta época fue Hiparco de Nicea (190-120 a.C.)
que pensaba que la Tierra es esférica y que está inmóvil en el centro del
mundo, inventa la trigonometría, descubre la precesión de los
equinoccios, conoce el valor de la inclinación de la eclíptica y determina la
duración del año trópico, entre otros trabajos astronómicos.

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En tiempos de Julio Cesar (46 a.C.), que mandó hacer un


levantamiento cartográfico del Imperio Romano, son de destacar los
geógrafos Estrabón (55 a.C. – 25 d.C.) y Plinio el Viejo (23-79 d.C.) que
observa las mareas en Cádiz y que murió observando la erupción del
Vesubio en el año 79 d.C.
El mayor geógrafo y astrónomo de este tiempo fue Claudio Tolomeo (100-
170 d.C.), que admitió el valor del radio terrestre de Posidonio y además
lo trasmitió a su posteridad. Autor de los trece volúmenes del Almagesto
de cuyo original no se dispone pero si se tienen las traducciones hechas
al árabe por el sirio Hunaim Ibn Ishaq en el siglo IX y al latín por Gerardo
de Cremona en el siglo XII en Toledo. Ideó el sistema planetario
geocéntrico basado en sus observaciones desde el templo de Serapis.
Construyó un mapa del mundo y las posiciones terrestres las
representaba por la latitud y longitud, la autoridad de Tolomeo traspasó su
época. En la Figura 6 puede verse el mapa del mundo atribuido a
Tolomeo.

Fig. 6. Mapa del mundo de Tolomeo

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4.2. Edad media

Las ideas aristotélicas impregnaron la Edad Media en Europa, se


admitía la esfericidad de la Tierra, pero se explicaba muy mal. Se suponía
la Tierra cubierta de agua excepto la parte habitada (ecumene), en las
antípodas era imposible vivir “boca abajo”. La historia de esos siglos está
moteada por los avances y descubrimientos de matemáticos y
astrónomos que no dejan de considerar los problemas geodésicos en sus
trabajos; un resumen de los cono- cimientos matemáticos es realizado por
el geómetra Papus (400).
Es de destacar la medida del arco de meridiano realizada por el monje
budista chino I Hsing en el año 727.
Las aportaciones árabes a la Geodesia son muy reducidas, aunque
mere- cen destacarse las expediciones organizadas en las llanuras de
Palmira y Zin- jar, cerca de Bagdad y Al Raqqah por el califa Al-Mamún
(786-833), hijo del Haroun al-Raschid, (830) para determinar la longitud
del grado, y los trabajos del matemático Al-Khwarizmi que publicó un
mapa del mundo conocido y determinó el radio de la Tierra, además de
introducir en las matemáticas los numerales hindúes 1,2,... y de cuyo
nombre se tomó la palabra algoritmo tantas veces usada después.
El astrónomo Al-Battani (858-929) hacia el año 900 publica un tratado
de geografía dando las posiciones de las principales ciudades;
sirviéndose de la trigonometría publica tablas astronómicas de uso
común. Los astrónomos árabes Aboul Wefa y Ben Younis recalculan las
constantes astronómicas y Alhazen (966-1039) escribe un tratado de
óptica. En 1154, en Sicilia, aparece la gran compilación de Geografía
Universal de Idrisi (1098-1166).
Las primitivas enseñanzas griegas, de maestros de la categoría de
Pitágoras, Eudoxio, Aristóteles, Eratóstenes, Hiparco y Tolomeo, entre
otros, sobrevivieron gracias a la civilización árabe, y en el siglo XII, a

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través de España, llegaron a Europa en las traducciones al latín hechas


en el reinado de Alfonso X de Castilla.
Un caso digno de mención es el de Roger Bacon (1214-1294), creador
de la óptica, estudia la refracción, gran problema de las observaciones,
trata la astronomía y la geografía y considera las mareas terrestres como
el resultado de la atracción lunar.
4.3. Siglos XV y XVI
Pasado este tiempo, surge la época de las grandes exploraciones. En
primer lugar fue, posiblemente, el viaje de Marco Polo (1254-1324) de
1271 a 1295 el que sirvió a Toscanelli (1397-1482) para la confección de
un mapa que quizá influyó en la decisión de Cristóbal Colón (1492) de
cruzar el Atlántico navegando hacia el oeste

Pero Toscanelli, cometió un gran error pues tomaba como radio de la


Tierra el determinado por Posidonio y trasmitido por Ptolomeo y como en
sus mapas se apoyó Colón no es de extrañar que éste creyera que el
Cipango y el Catay estaban más cerca (1025 leguas) de lo que realmente
resultó (3150). Según relata en su tercer viaje, Colón se percató de que la
Tierra no era esférica, pero no supo explicarlo.
Después de Colón, Vasco de Gama (1469-1524) llega al sur de África y
Magallanes (1480-1521) y Elcano (1519-1522) dan la vuelta al mundo.

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Las necesidades de navegación, principalmente, hicieron que se


organizasen verdaderas escuelas de cartógrafos, quienes con los
conocimientos, muchas veces imprecisos, aportados por la Geodesia
confeccionaron gran cantidad de mapas, algunos de los cuales adquieren
gran renombre, como los del italiano Américo Vespucio (1415-1512) quien
obtuvo los primeros mapas de la costa oeste de América del norte y dio
nombre al continente. Sin embargo el cartógrafo por excelencia de esta
época, cuyos mapas satisfacían las necesidades de la navegación, fue el
flamenco Gerhard Kaufmann (1512-1594) más conocido por Mercator. En
la Figura 8 puede verse el mapa del mundo de Mercator.

Fig. 8. Mapa del mundo de


Mercator
Hasta finales del siglo XV no aparecen en Europa nuevas ideas en el
terreno de la Geodesia o de la astronomía. Quizá deba recordarse al
cardenal alemán Nicolás de Cusa (1401-1464) que se hizo famoso por su
idea del Universo infinito y que estudió el movimiento diurno de la Tierra.
Otros como Peurbach (1423-1461), Waltherus (1430-1504) y
Regiomontano (1436-1476) hicieron algunos intentos para evolucionar
las ideas, y Leonardo da Vinci (1452-1519), además de un artista
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confirmado, fue un buen científico, sugiriendo ya ideas sobre la isostasia y


las mareas terrestres.
El gran astrónomo de esta época es Nicolás Copérnico (1473-1543)
quien en su obra "De Revolutionibus Orbium Coelestium" de 1543 da la
teoría heliocéntrica del sistema solar, que vino a revolucionar el
pensamiento de la época anclado en las ideas aristotélicas; se entablaron
duras polémicas y se logró indirectamente que la atención de los
astrónomos y geodestas se dirigiese por este camino. Proliferaron las
observaciones, se construyeron observa- torios y en general la
astronomía tuvo el apoyo de gobiernos y particulares que de otra manera
difícilmente se hubiese logrado. Naturalmente, la Geodesia y la
navegación se beneficiaron enormemente de los resultados que se
estaban obteniendo, pues pronto dispusieron de un mejor conocimiento
de las posiciones de los cuerpos celestes indispensables para sus fines
de posicionamiento y orientación. La teoría heliocéntrica pronto fue
admitida por el mundo científico; la razón se imponía a la teología,
aunque no sin grandes sacrificios: el italiano Giordano Bruno (1548-1600)
fue ejecutado por hereje al admitir las ideas copernicanas y Galileo fue
obligado a retractarse de las mismas en uno de los procesos más
famosos de la historia.
El gran observador de esta época es Ticho Brahe (1546-1601) cuyas
observaciones del planeta Marte permitieron a Kepler (1571-1630)
enunciar sus dos primeras leyes sobre el movimiento de los planetas.
También Kepler propuso un método para determinar el radio terrestre,
consistía en medir la distancia entre dos puntos alejados sobre la
superficie de la Tierra y los ángulos formados por la recta que los une con
las verticales en ambos extremos. En los países católicos la Inquisición
incluye en el Index de libros proscritos las obras de Copérnico, Galileo y
Kepler, entre otros, y esta situación se mantiene nada menos que hasta
1822 en que intenta producirse una reconciliación entre la razón y la fe.

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Pero hubo de esperarse hasta octubre de 1992 cuando el Papa polaco


Juan Pablo II reconoció oficialmente que la Iglesia Católica de- jaba de
considerar hereje a Galileo.
Un invento matemático viene a ayudar de forma definitiva la realización
de cálculos geodésicos y astronómicos. Se trata de los logaritmos
inventados por Neper (1550-1617) en 1595, estos no eran ni decimales ni
neperianos. Las tablas de logaritmos decimales fueron publicadas por
Briggs en 1624 y los logaritmos neperianos fueron introducidos por Euler
en 1748.
En cuanto a las medidas del arco cabe destacar que el médico francés
Fernel (1485-1558) en 1525 midió la distancia entre París y Amiens
con un cuadrante y contando las vueltas que daban las ruedas de su
carruaje.

4.4. Siglo XVII

Las investigaciones y los trabajos geodésicos continúan, pero con unas


bases mucho más científicas que antes. Stevin (1548-1620) intuye la
grave- dad. Galileo Galilei (1564-1642) aplica el anteojo a las
observaciones astro- nómicas y enuncia las primeras leyes de la
mecánica con los importantes con- ceptos de velocidad y aceleración,
también establece las leyes de la caída de los graves. La refracción es
estudiada por los matemáticos Fermat (1601-1665) y Descartes (1596-
1650) quien en 1637 publica las leyes por las que se rige. También
Descartes presenta su teoría de los torbellinos para explicar el Universo.
Las medidas del arco continúan. En 1615 el holandés Snellius (1580-
1626) realizó la primera triangulación precisa y estudió la refracción; midió
un arco entre Bergen op Zoom y Alkmaar con una base cerca de Leyden.
Este método, cuyos principios fueron dados por Gemma Frisius en 1533,
perduró hasta el siglo XX con las mejoras aportadas por los instrumentos

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de observa- ción y medios de cálculo. También se efectúan mediciones


en Inglaterra por Norwood (1590-1675) que en 1633 mide el arco entre
Londres y York y en Italia por los jesuitas Riccioli (1598-1671) y Grimaldi
usando por primera vez ángulos cenitales recíprocos en 1645, aunque
tuvieron problemas con la refracción atmosférica. En España aparece, en
1615, un mapa de Aragón realizado por Juan Bautista de Labaña (1555-
1625) en el que se utilizan las triangulaciones para los levantamientos.
En 1670 en Francia, el abad Picard (1620-1683) mejora los
procedimientos de observación al aplicar a los instrumentos
goniométricos un anteojo provisto de retículo (Fig. 9) formado por dos
hilos en cruz. Midiendo por triangulación el arco de París entre Malvoisine
(al sur de París) y Sourdon (al sur de Amiens) determinó el radio terrestre
y su resultado (6275 Km. de radio) fue de trascendental importancia pues
sirvió a Newton (1642-1727) para calcular la distancia a la Luna, que
venía dada en unidades del radio terrestre, y comprobar su ley de
gravitación universal formulada en 1666 y publicada en 1687. Newton
suponía que la fuerza de atracción que mantiene la Luna en su órbita
alrededor de la Tierra es la misma que la fuerza que actúa sobre los
cuerpos de la superficie terrestre, entonces sólo tenía que comparar la
fuerzade atracción con la gravedad obtenida por Galileo. Los precursores
de la Ley de Newton parecen ser el italiano Borelli (1608-1679) y los
ingleses Horrox (1619-1641) y Robert Hooke (1635-1703) que dedicó
gran parte de su obra al estudio de la gravedad. También disponía
Newton de la matemática necesa- ria, puesta a punto por él mismo, por
Descartes y por Leibnitz (1646-1716) principalmente.
La aplicación de la Ley de Newton a la teoría de figuras de equilibrio
permitió concluir que la Tierra no era una esfera sino que debía ser un
elipsoide de revolución achatado por los polos del eje de rotación.
Fundamentalmente Newton trata el problema de la figura de la Tierra en
las proposiciones XVIII, XIX y XX de su obra “Philisophiae naturalis
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principia mathematica”, también en esta obra da la primera explicación


correcta del fenómeno de las mareas y efectuó cálculos precisos de las
mismas. Ya en 1672 Richer había observado que el péndulo astronómico
es más lento en Cayena que en París y Huygens, (1629-1695), el gran
experto en relojes, que utilizó el primer reloj de péndulo preciso, interpretó
estas variaciones diciendo que la gravedad aumenta del ecuador a los
polos porque la Tierra es aplanada. Esto se verifica para el elipsoide de
Newton

4.5. Época moderna

Una nueva era de la Geodesia comenzó en el año 1617, cuando


el holandés W. Snellius inventó la triangulación para el levantamiento de
áreas grandes como regiones o países. La primera aplicación de la
triangulación fue el levantamiento de Württemberg por Wilhelm Schickard.
En esta época, la Geodesia fue redefinida como "la ciencia y tecnología de
la medición y de la determinación de la figura terrestre". Jean
Picard realizó la primera medición de arco en el sur de París, cuyos
resultados iniciaron una disputa científica sobre la geometría de la figura
terrestre.

El elipsoide de rotación, achatado en los polos, fue definido por Isaac


Newton en 1687, con su hipótesis de gravitación, y de Christiaan
Huygens en 1690, con base en la teoríacartesiana del remolino. La forma
de un elipsoide combinó también con algunas observaciones antes
inexplicables, p.e. el atraso de un reloj pendular en Cayena, calibrado en
París, observado por J. Richter en 1672, o el hecho del péndulo del
segundo cuya longitud aumenta, aproximándose a la línea del ecuador.

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Mapa del Mundo realizado por Fra Mauro, año 1459.

La Académie des sciences de París mandó realizar mediciones de


arcos meridianos en dos diferentes altitudes del globo, una (1735-45 1751)
por Pierre Bouguer y Charles Marie de La Condamine en el Ecuador, y
otra 1736/37 en Finlandia, porPierre Louis Maupertuis, Alexis-Claude
Clairaut y Anders Celsius. Estas mediciones tenían como único objetivo la
confirmación de la tesis de Newton y Huygens, aplicando los últimos
conocimientos de la astronomía y los métodos más modernos de medición
y rectificación de la época, como constantes astronómicas perfeccionadas
(precesión, aberración de la luz, refracción atmosférica), nutación del eje
terrestre, medición de la constante de gravitación con péndulos y la
corrección del desvío de la vertical, 1738 observado por la primera vez por
P. Bouguer en las mediciones en el Chimborazo(Ecuador).

Juntamente con la re-medición del arco de París por César-François


Cassini de Thury y Nicolas Louis de Lacaille, la rectificación de las
observaciones confirmó el achatamiento del globo terráqueo y, con eso, el
elipsoide de rotación como figura matemática y primera aproximación en la
geometría de la Tierra. En 1743, Clairaut publicó los resultados en su obra

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clásica sobre la Geodesia. En los años siguientes, la base teórica de la


Geodesia fue perfeccionada, en primer lugar
pord'Alembert ("Determinación del Achatamiento de la Tierra a través de la
precesión y nutación") y también por Laplace, que determinó el
achatamiento únicamente a través de observaciones del movimiento de
la Luna, tomando en cuenta la variación de la densidad de la Tierra.

El desarrollo del Cálculo de Probabilidades (Laplace, 1818) y


del Método de los Mínimos Cuadrados (C. F. Gauss, 1809) perfeccionaron
la rectificación de observaciones y mejoraron los resultados de las
triangulaciones. El siglo XIX comenzó con el descubrimiento de Laplace,
que la figura física de la tierra es diferente del elipsoide de rotación,
comprobado por la observación de desvíos de la vertical como diferencias
entre latitudes astronómicas y geodésicas. En 1873 J. B. Listings usó, por
primera vez, el nombre geoide para la figura física de la Tierra. El final del
siglo fue marcado por los grandes trabajos de mediciones de arcos
meridianos de los geodesistas junto con los astrónomos, para determinar
los parámetros de aquel elipsoide que tiene la mejor aproximación con la
Tierra física. Los elipsoides más importantes eran los de Friedrich
Bessel (1841) y de Clarke (1886 1880).

4.6. La Geodesia en el Siglo XX

La Geodesia moderna comienza con los trabajos de Helmert, que usó el


método de superficies en lugar del método de 'medición de arcos' y
extendió el teorema de Claireau para elipsoides de rotación introduciendo

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el 'Esferoide Normal'. En 1909 Hayford aplicó este método para el territorio


entero de Estados Unidos.

En el siglo XX se formaron asociaciones para realizar proyectos de dimensión


global como la Association géodésique internationale (1886- 1917, Central en
Potzdam) o la L'Union géodésique et géophysique internationale (1919). La
Geodesia recibió nuevos empujes a través del vínculo con la computación, que
facilitó el ajuste de redes continentales de triangulación, y de los satélites
artificiales para la medición de redes globales de triangulación y para mejorar el
conocimiento sobre el geoide. H. Wolf describió la base teórica para un modelo
libre de hipótesis de una Geodesia tri-dimensional que, en forma del WGS84,
facilitó la definición de posiciones, midiendo las distancias espaciales entre varios
puntos vía a GPS, y vino el fin de la triangulación, y la fusión entre la Geodesia
Superior y la Geodesia Inferior (la topografía).

En la discusión para las tareas para el porvenir próximo de la Geodesia se


encuentra la determinación del geoide como superficie equipotencial arriba y abajo
de la superficie física de la tierra (W=0) y la Geodesia dinámica para determinar la
variación de la figura terrestre con el tiempo para fines teóricos (datos de
observación para la comprobación de la teoría de Wegener) y prácticos
(determinación de terremotos, etc.).

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