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A día de hoy está claro que el debate sobre el ser humano se mantiene abierto y las cuestiones sobre su naturaleza

y atributos no
están resueltas. Sabemos que el ser humano es un ser físico y biológico, social y cultural, racional a veces, irracional otras, libre
en algunos sentidos, sometido en otros. Un ser que, para algunos pensadores, es una unidad sustancial, y, para otros, una dualidad
cuerpo-alma. Veremos a continuación otro debate que está por resolver. Se trata de la relación entre los conceptos de "ser
humano" y "persona". ¿Son equivalentes? ¿puede haber personas que no seanhumanas? ¿Puede haber humanos que no
sean personas?

1. La naturaleza humana.

Antes de caracterizar qué se entiende por "persona" quizá convenga recordar qué somos los seres humanos, cuál es nuestra
naturaleza, al margen de las exageraciones de los existencialistas, empeñados en negar que el ser humano tenga una esencia
universal que permita definirnos e identificarnos.

Sabemos por la ciencia que todos los seres humanos compartimos la misma naturaleza. La naturaleza humana es el genoma
humano, idéntico en todos nosotros en el 99,9%. El uno por mil de diferencia genética nos distingue a unos de otros, y hace que
seamos hombres o mujeres, calvos o peludos, rápidos o lentos, etc. Esto no es una hipótesis, sino una verdad científica, y puede
aplicarse a todos los individuos de nuestra especie que han habitado en este planeta y a todos los que vengan después de nosotros,
mientras los cromosomas de sus células contengan la misma información genética que contienen los nuestros.

Hay otra manera de decirlo, quizá más intuitiva y directa, y consiste en afirmar que el ser humano es todo aquel individuo que ha
nacido de padres humanos. Todos nosotros hemos sido engendrados por una pareja de humanos, macho y hembra, y por esa
razón somos humanos, al margen de que seamos altos o bajos, más o menos sociables, inteligentes, bondadosos o malvados. Este
criterio nos permite distinguir a los seres humanos de otros animales que no lo son (desde las hormigas a los gorilas), y nos
diferencia de los robots y otras máquinas "inteligentes", así como de posibles criaturas extraterrestres, de los ángeles, los dioses,
o cualesquiera otros seres que pudiera haber y que presentaran características humanas sin serlo.

Así pues, el concepto de ser humano es un concepto biológico: somos humanos por una simple razón genética. Hemos nacido
humanos y eso nos constituye. Sin embargo, el criterio biológico resulta insuficiente para muchos pensadores, que ven en el ser
humano algo que trasciende la naturaleza, que va más allá del mundo natural. A diferencia del resto de seres naturales, el ser
humano puede tener conciencia de sí mismo, capacidad de pensar y actuar con libertad, sentido del bien y del mal. Este conjunto de
facultades son las que configuran a la persona como algo distinto de los animales y del resto de seres del mundo natural.

2. Seres humanos y personas.

A diferencia del concepto biológico de ser humano, el concepto de persona es un concepto cultural. Se nace humano y se llega a ser
persona. Por el camino, el individuo tendrá que adquirir las habilidades y comportamientos propios de la persona, que
fundamentalmente son: la conciencia de sí mismo, la racionalidad y el sentido del bien y del mal. La persona es, pues, un individuo
humano, pero considerado como sujeto autoconsciente, racional y moral, a la vez que único (diferente de todos los demás) y
uno (a través de toda sus modificaciones).

Cada uno de nosotros es una persona en construcción, ya que la condición de persona no se hereda, sino que se realiza a través de
la acción y el contacto con los demás. Somos personas, porque los otros nos reconocen como tales y, a la vez, nosotros les
reconocemos a ellos, a medida que vamos adoptando los comportamientos característicos de la persona. Desde este punto de vista,
la persona sería un producto social, resultado de la vida en común con los otros humanos, de la convivencia y el aprendizaje.

En nuestra cultura, la noción de persona arranca del filósofo Boecio (480-524) que, al inicio de a edad media, definió la persona
humana como sustancia individual de naturaleza racional. Pero debemos a Inmanuel Kant (siglo XVIII) el sentido filosófico
moderno del término "persona". Para Kant, la persona humana es un agente racional y moral, tal como escribe en su
"Fundamentación de la metafísica de las costumbres" (1785). Si Boecio destacaba la naturaleza racional e individual de la persona,
Kant subraya su capacidad moral y, por ende, su autonomía. Y la autonomía de un ser racional y moral es el fundamento de su
dignidad. La dignidad es el valor que tiene toda persona por el solo hecho de ser persona. Esto hace que el valor de toda
persona sea absoluto, esto es, un valor en sí mismo. Según Kant, la categoría de persona convierte al ser humano en un fin en sí
mismo, es decir, en alguien que no puede ser usado como medio para obtener otro fin, y que, por lo tanto, merece todo respeto y
reconocimiento.

Llegados aquí, la pregunta más interesante que podemos plantearnos es si todos los seres humanos son persona y si puede haber
personas que no sean seres humanos. La respuesta, como casi siempre en filosofía, depende de lo que entendamos por "persona".

3. Personas que no son humanos.


Si aceptamos la definición de "persona" que hemos dado, nos veremos obligados a admitir la posibilidad de la existencia de
personas no humanas: individuos racionales y morales que pertenezcan a otras especies o a otros géneros, como los dioses, los
ángeles, los espíritus descamados o los extraterrestres. Ninguno de ellos sería humano, pero podrían ser considerados personas si
mostraran conciencia de sí mismos, racionalidad y capacidad moral.

4. Humanos que no son personas (en sentido estricto).

Como los conceptos de "ser humano" y "persona" no son coextensivos (no se refieren al mismo conjunto de cosas), de la misma
manera que puede haber personas que no sean humanos (por ejemplo, si los hubiera, los dioses o los extraterrestres), también
existen humanos que no cumplen las condiciones para ser considerados personas. Los adultos dormidos, los locos, los fetos
humanos, los bebés y los humanos en coma o en estado vegetativo permanente no tienen conciencia de sí mismos, ni son capaces
de obrar con racionalidad y sentido moral. Para salvar la situación, hay quien dice que se trata de "personas en potencia", es decir,
de individuos humanos que en algún momento podrán ejercer como personas, actualizando sus potencialidades como hace cualquier
persona en plenitud. Pero eso no se cumple en todos los casos. Se cumple, por ejemplo, con los adultos dormidos que, si son adultos
normales, actuarán como personas cuando se despierten, y con los embriones, fetos y bebés que, si son normales, madurarán y se
convertirán en personas en el futuro.

5. ¿Seres humanos y personas merecen la misma consideración moral?

Que los conceptos de "ser humano" y "persona" no sean equivalentes, plantea algunos problemas éticos y jurídicos, como
determinar cuáles sean sus derechos y deberes, y el grado de respeto y protección jurídica que merezcan, respectivamente, un ser
humanos y una persona. Por lo que parece, sólo las personas en sentido estricto pueden tener derechos y deberes. Esto nos
compromete a tratar moral y jurídicamente como personas a aquellos seres no humanos que ostenten, ahora o en el futuro, las
características de una persona. Algunos posibles candidatos podrían ser los robots y eventuales extraterrestres.

Por otra parte, las comunidades humanas pueden otorgar el estatuto de "persona" y tratar moral y jurídicamente como tal a otros
seres humanos que no cumplan los requisitos de persona, como los niños pequeños, los locos, los disminuidos psíquicos, los
humanos en coma, etc. Dichos seres humanos pueden tener derechos, pero no deberes. Son "personas en sentido social" que, por
el hecho de pertenecer a la especie humana tienen la misma dignidad y derechos que el resto de personas. Así pues, se defendería
para ellas los mismos derechos que para las demás, aunque no cabría exigirles ninguna obligación. Algunos autores, como Jorge
Riechmann (1962), las denominan "cuasi personas", entendiendo que no son agentes morales ni pueden ser moralmente
responsables de sus actos, ni imputables en Derecho.

Esta denominación de "cuasi personas" se hace extensiva a determinados primates a los que se cree moralmente justificado
otorgar algunos derechos, ya que, por ejemplo, algunos gorilas y chimpancés, cuando se socializan entre humanos, alcanzan las
capacidades de los niños normales de tres o cuatro años de edad. Evidentemente, no todo el mundo piensa así y hay multitud de
filósofos y juristas que defienden la identificación entre los conceptos de "ser humano" y "persona", desoyendo las reflexiones
anteriores.

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