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Revista del Museo Nacional 4f


27-60, 1977

ALTO SALAVERRY: SITIO PRECERAMICO


DE LA COSTA PERUANA

SHELIA G. Pozonsxi/THOMAS G. Pozonsxr

Auro SALAvEnar es u-no de los dos sitios precerámicos con algodón hasta aho-
ra conocidos en el valle de Moche. El sitio se compone tanto de arquitec-
tura doméstica como no doméstica, tumbas y densa concentración de basu-
ra. Cada componente se estudió detalladamente, por lo que se ha lo-
grado mucha información respecto a todos los rasgos del sitio. La arqui-
tectura es muy variable y ofrece una información funcional así como evi- 'f\-2w¬:n-¬-.<~^.»†4r_-=. fr

dencia de una sociedad de jerarquía incipiente. Los patrones funerarios se


examinaron a partir de entierros ubicados fuera y dentro de los límites del l
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sitio. Los restos alimenticios señalan el predominio de una economía mari- i,

na, suplementada con' una gran variedad de plantas, varias de las cuales has-
ta entonces no se habian documentado para el Precerárnico con algodón.

El sitio y su ambiente tw
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Alto Salaverry, nombre que recibe por la pampa en que se encuentra, W


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se sitúa en el extremo sudeste del valle de Moche, sobre un morro desde ›
donde se domina el Océano Pacifico (figura 1). En términos generales, K

el sitio está a 1.5 km. respecto a la línea de playa, y hacia el sur a 3 km. de
la punta rocosa de Salaverry. La desembocadura del río Moche está a 6 s

km. hacia el norte del sitio.


I.

Elevación costeña
El morro en el que se encuentran los restos de Alto Salaveny se iden-
tifica como una terraza marina de casi 120 m.s.n.m. Las investigaciones en
curso en el valle de Moche revelan que la sobreelevación de esta terraza es un
fenómeno relativamente reciente, resultante de un generalizado levantamien- ¡I
to de la costa, probablemente correlacionado con la actividad tectónica.
Cuando tal levantamiento se produjo, la linea de playa existente se elevó
en unos 6 m. más, quedando al descubierto vastas áreas hasta entonces cu-
biertas por el mar.
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28 REVISTA DEL MUSEO NACIONAL- XLIII

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Fig. 1.

Sobre la base del registro arqueológico, parece que uno de los momen-
tos de substancial § ctónica ocurrió hacia los comienzos del perío- <

do Moche, en el Período Intermedio Temprano. Esta ubicación cronológica


se basa en dci tipos de evidencias: fechas de patrón de establecimiento y
cambios en la subsistencia. El reconocimiento hecho por los miembros del
Proyecto Chanchán-valle de Moche, dentro del valle de Moche, revela que ¬

todos los sitios de fecha Salinar o anteriores, incluyendo tanto ejemplos de


cerámica temprana (Período Inicial y Horizonte Temprano) como del Pre-
cerámico, se encuentran bastante retirados de la modema línea de playa y
sobre las más vastas y conspicuas terrazas marinas actuales. Sitios posteriores,
en los que se incluyen unos cuantos ejemplos Moche y muchos Chimú, se i
1
I
encuentran no sólo sobre el morro sino, lo que es más importante, debajo
de la gran terraza, próximos a las actuales playas, en áreas que antes estu-
vieron cubiertas por el mar. De tales sitios, los más notables son unos cuan-
tos y dispersos establecimientos Chimú, asociados con los cultivos en chacras
hundidas en esas áreas de elevada capa freática.
Para el Período Moche se han documentado muy tempranamente cam- l
bios sustanciales en el inventario de la subsistencia en sitios seleccionados
del valle de Moche (S. Pozorski 1976). En esa época desaparecieron virtual-
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ALTO SALAVERRY

mente varias especies de moluscos marinos que antes tuvieron un amplio


consumo. Como tales especies se recogían principalmente en una bahia de
la costa del valle de Moche, parecería que su súbita y casi total extinción
se relaciona con los cambios en el habitat de la línea de playa, como resul-
tado del levantamiento.
A1 observar, fuera del valle de Moche, una evidencia comparable, en
la forma de ubicaciones de sitios tempranos asociados con las terrazas altas, í \r
sugiere que el levantamiento de la costa pudo haber sido un fenómeno am- 4
plio que tal vez ocurrió a lo largo de gran parte de la costa peruana. Al
norte del valle de Moche, Pulpar y Huaca Prieta, sitios precerámicos con
algodón (Bird 1948a; 1948b), se encuentran sobre una terraza marina simi-
lar, y en las inmediaciones de Huaca Prieta hay dispersos unos cuantos ce-
menterios con cerámica, probablemente del Período Intermedio Tardío, ubi-
cados a lo largo de la playa, debajo del morro. En Moche, el Padre Abán,
sitio precerámico, Gramalote del Período Inicial y un asentamiento de la I
época Salinar correspondiente al Período Intermedio Temprano, todos próxi- i
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mos a Huanchaco, se encuentran sobre la terraza marina (figura 1). El pa-
trón de establecimiento coniinúa hacia el sur; siguen las terrazas marinas, -. 1
con diversas alturas, y los sitios tempranos en forma consistente se encuen- f,
tran atrás de la actual línea de playa y sobre la terraza. Los ejemplos visi-
tados por los autores incluyen sitios del Precerámico y Período Inicial en el
I
área de Guañape del valle de Virú (Willey 1953; Strong y Evans 1952);
Salinas, sitio Precerámico al sur del valle de Chao; San Diego, del Periodo s;
Inicial, cerca a Puerto Casma, del mismo valle; Las Haldas, sitio Precerá-
mico y del Período Inicial (Fung 1969, Engel 1970, Grieder 1975) y el sitio
,Precerámico Tortugas (Engel 1957a, b) entre los valles de Casma y Nepe-
ña; Culebras, sitio Precerámico (Lanning 1967) en la desembocadura del -_¬._
río de ese nombre; Bermejo, sitio del Período I-nicial en la parte norte del
valle de Pativilca (Silva 1975); Aspero, sitio Precerámico en el valle de Su- =:
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pe (Willey y Corbett 1954; Moseley y Willey 1973; Moseley 1975; Ro-
bert Feldma-n, comunicación personal), Bandurría, sitio Precerámico inmedia-
tamente al sur del valle de Huaura; Río Seco, sitio Precerámico entre los
valles de Huaura y Chancay (Wendt 1964). Referencias publicadas relati- 1

vas al levantamiento tectónico, en el sur hasta Otuma (Craig y Psuty 1971)


y en el norte hasta Talara (Richards 1963), sugieren que el fenómeno pudo
«afectar a toda la costa peruana.
Si nos limitamos al levantamiento en el valle de Moche es evidente
que los movimientos tectónícos asociados ocurrieron mucho después de que
el sitio Precerámico de Alto Salaverry se abandonó. Por consiguiente, este
estudio se relaciona preferentemente con los cambios ocurridos en la línea
de playa local, subsecuentes al levantamiento. 4

Un cambio en la elevación de 6 m. o más, que dejó libres áreas antes


cubiertas por el mar, aumentó la distancia entre el océano y las áreas de
tierra ya existentes. La antLguz¿ línea de playa habria retrocedido considera-

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30 REVISTA DEL MUSEO NACIONAL- XLIII

blemente, quedando ggmcr unag_1<2!L€1;f_Lt Si se toma en cuenta esta eviden-


cia, cuando, el sitio Alto Salaverry es-tuvo en uso se encontraba a sólo 400 m.
frente a la playa de arena y a 3 km. de la Punta de Salaverry.

El sitio
El habitat local de Alto Salaverry lo constituye un árido desierto de
arena regado de rocas y continuamente atravesado por dunas en actividad.
Cuando el sitio estuvo ocupado pudo haber una cierta vegetación: plantas
como el algarrobo (Prosopis chilensís) y la achupalla (Tillandsía, sp.) fue-
ron entonces mucho más comunes en el área. En la zona próxima al río la
vegetación se hacía más abundante. Tal vegetación pudo bastar para man-
tener muy pocos y pequeños animales salvajes y tal vez a un ocasional ve-
nado.
El sitio se encuentra sobre una serie de irregulares dunas estabilizadas.
La superficie está cubierta con piedras y guijarros angulares y subangulares,
salvo en áreas con mucha basura doméstica, en las que se encuentra-n hue-
sos, conchas, rocas con termofractura y, ocasionalmente, piedra trabajada. Dos
de las tres estructuras complejas se ubican sobre bajas elevaciones, proba-

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ALTO SALAVERRY 31

blemente antiguas dunas, artificialmente modificadas para que la superficie


fuera apta para la construcción (figura 2). La arquitectura doméstica y los
basurales asociados se concentran en las áreas bajas de la parte central y
sur del sitio. Son muy ligeras las indicaciones de la superficie respecto a
los componentes, por lo que se hicieron necesarias excavaciones extensivas
para explorar la arquitectura y' el basural.

Arquitectura
` A medida que se ponian al descubierto los elementos arquitectónicos,
se hacía evidente que las estructuras presentan una gran variedad en su dis-
tribución, técnicas de construcción y función. La distribución de las estruc-
turas no domésticas varía desde una red compleja de cuartos rectilíneos y
plataformas hasta un simple patrón circular, mientras que las unidades de
arquitectura doméstica son siempre pequeñas, formadas por habitaciones ais-
ladas o contiguas. En la construcción se usaron cantos rodados, guijarros y
adobes rectangulares. Una evaluación de la distribución, métodos de cons-
trucción y materiales y la de otras evidencias, tales como posición dentro
del sitio y asociación con el basural, sirve de base a distinciones funciona- L

les entre arquitectura doméstica y no doméstica.

Arquitectura doméstica
En la parte sudoeste del sitio se concentran numerosas estructuras do-
mésticas semisubterráneas, siendo el basural muy profundo. De los nueve
ejemplos excavados, dos estaban profundamente soterrados y particularmen-
te bien conservados, mientras que los siete restantes eran superficiales y con-
siderablemente húmedos. Todas se construyeron sobre el basural temprano.
Las unidades generalmente se componen de dos o más habitaciones con-
tiguas, rectangulares o semirrectangulares, cada una de 1.5 m. x 2 m. Las
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paredes son muy delgadas (de 10 a 25 cm. de espesor), construidas princi-
palmente con una sola capa de piedras y guijarros subangulares de basalto
oscuro y finas partículas gris mezcladas con arena fina y mortero de barro.
En cinco estructuras se presentan grandes adobes hechos a mano con arena
fina y barro, cuyo tamaño oscila entre 53 x 25 x 18 cm. y 37 x 21 x 18 cm.
Algunos conservan impresiones de, dedos.
Se presentan tanto entremezclados con guijarros y piedras o en hiladas
(hasta 7 en una linea), colocados a lo largo, pero nunca apilados uno enci-
ma de otro. Ocasionalmente, mezclados entre las piedras y adobes se en-
cuentra un tipo de concreción marina de colonias de polychaete, comúnmen-
te llamadas piedra pómez. Aunque la conservación de las paredes a veces
no excede un metro de alto, sirven todavia como base para estructuras pe-
recederas. La pared interior de las habitaciones y los pisos están enlucidos
y bien pulidos, mientras que las caras externas no presentan mayor acaba-
do. Las estructuras A y B (figura 2) son los mejores ejemplos de arquitec-
tura doméstica. La estructura A (figura 3, foto 1) consiste en dos cuartos i

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32 REVISTA DEL MUSEO NACIONAL- XLIII

completos y restos de un tercero. En contraste con el área que rodea el ba-


sural, los cuartos están rellenos con arena casi limpia y estéril. Cada habi-
tación contiene un pequeño fogón, de 10 cm. de profundidad y 15 cm. de
diámetro, cavado en el piso y delineado con arena y sílice enrojecido por el
uso. Sus bordes sobresalen ligeramente sobre el piso. El fogón del cuarto O
se encuentra en el centro de la habitación, mientras que el de la habita-
ción E lo tiene en su esquina NE (foto 2). La entrada al cuarto O se hace
por el N (figura 3) y la del cuarto E se hizo, tal vez, por la esquina NE,
donde la altura de la pared es sólo de 15 cm., aunque, curiosamente, tal
disposición puede verse obstaculizada si se tenía que evitar pasar sobre el
fogón. La pared medianera es de 60 cm. de alto, si la medida se toma des-
de el piso del cuarto E, mientras que sólo alcanza 35 cm. si se toma desde
el cuarto O. Sobre el piso del cuarto E se encontraron algunas conchas y
huesos de león marino, mientras que en el cuarto O, cerca al fogón, se en-
contró la mitad de una mano de moler, de 23 cm. de ancho por 18 cm. de
largo y 9 cm. de espesor (el largo total de esta mano se estima en 36 cm.).

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Fig. 3.

La estructura B (figura 2, foto 3) consiste en dos pequeños cuartos que


por el lado N se unen a dos o tres cuartos mediante un espeso muro. Hacia i
el lado S se excavaron totalmente dos cuartos. El más grande, ubicado ha- 5
i
cia el E, fue semejante a los dos cuartos de la estructura A, relleno con are-
na eólica limpia. Las paredes estaban bien conservadas, con una altura que
varía de 90 cm. a 105 cm. en la esquina NE. La cara intema de las paredes
tiene un revoque de arena fina y barro de 1 a 2 cm. de espesor. En las pa-
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Foto 1: Estructura A vista desde el N. li


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Foto 2: Fogón ubicado en la esquina NE del cuarto E de la estructura A.


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Foto 3: Estructura B vista desde el S.

Foto 4: Entrada al cuarto E de la estructura B, vista desde el interior del cuarto.

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Foto 5: Cuatro piems de madera ubicadas fuera de la entrada del cuarto


E de la estructura B.

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Foto 6: Estructura B vista desde el E mostrando la entrada Selladã al CUHFÍO dal 0-

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Foto 7: Fogón aislado al S0 de la eslruolura A-

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redes S, E y N, especialmente cerca a la esquina NE, se aprecian dos dife-


rentes capas de barro, que probablemente cumplieron un fin decorativo. En
los primeros 67 cm. sobre el piso, la pared estaba cubierta por una gruesa
y compacta capa de barro arcilloso, de color amarillento brilla-nte, que al
parecer recubrió parte de la cara intema de la pared; mientras que la parte
superior de la misma, de aproximadamente 30 cm. estuvo enlucida con un
revoque arcilloso de color gris. Estos revoques no se han conservado, aun-
que resulta evidente que alguna vez formaron dos masas de color sólido;
una estrecha banda gris sobre una amplia área amarilla. Al parecer las cua-
tro paredes tuvieron el mismo tipo de decoración.
El mortero de barro del piso tiene de 2 a 5 cms. de espesor. Próximo
I al centro de la habitación se encuentra un pequeño fogón de 10 om. de pro-
fundidad y 16 y 22 cm. de diámetro. Dentro de él se encontró un choro
(Choromytilus chorus) y dos barquíllos (Físsurella sp.) _ Entre el fogón y la
pared E, en un área de 50 cm. de diámetro, al excavar el piso se descubrie-
ron 11 piedras entre redondas y chatas, fracturadas por el calor y una piedra
pómez. El ingreso al cuarto (fotos 3 y 4) se hace por el N mediante un es-
calón con fino revoque, de 42 cm. de ancho y por lo menos 65 cm. de alto.
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La base de la puerta está a 33 cm. sobre el piso del cuarto. Inmediatamente
hacia el N frente a esta entrada se encontraron por lo menos 10 cantos ro-
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dados, algunos hasta de 70 cm. de diámetro, mezclados con basura oscura,
así como con cuatro piezas de madera (foto 5). Tres de las piezas de madera
son planas y no están trabajadas, son de aproximadamente 70 cm. de largo
por 5 a 9 cm. de ancho. Estas tienen todavía adherida parte de la corteza.
La cuarta pieza trabajada se describe después.
El cuarto E, el más pequeño de la estructura B (figura 2, fotos 3 y 6),
es diferente de los otros cuartos en buen estado de conservación de esta es-
tructura y de la A, pues estaba lleno de oscura basura cenicienta. Al igual
que el cuarto E, la cara interior de sus paredes tienen revoque, pero no la
exterior. Originalmente el cuarto se comunicaba con el cuarto E más am-
plio mediante un escalón en el vano, que mide 46 cm. de ancho por 39 cm.
de alto y con su parte inferior a 31 cm. desde el piso del cuarto E. En cierto
momento, esta puerta estuvo sellada con piedras y mortero, y enlucida para
igualar su superficie con el resto de la pared.
Durante las excavaciones se encontraron otros dos fogones enrojecidos por
la acción del calor. Uno próximo a la estructura C (figura 2), simple línea
de piedras que antes formó parte de una construcción mayor. El otro fo-
gón (foto 7) se encontró aislado a 6.5 m. O 15°S de la estructura A. Posi-
blemente estuvo dentro de una estructura hoy destruida, aunque también pu-
do ser un fogón exterior, que tal vez se protegía del viento con unas cua-ntas
rocas. Ambos fogones tienen 15 cm. de diámetro y 10 cm. de profundidad.
El fogón aislado y otro del cuarto E de la estructura A fueron llevados a
Inglaterra, en 1975, por la Expedición Arqueomagnética con el fin de fe-
charlos. Los resultados no han estado a nuestro alcance.
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34 REVISTA DEL MUSEO NACIONAL- XLIII

Arquitectura semidoméstica
En los lados E y O del sitio están presentes dos complejos rectangula-
res de baja elevación (figura 2, estructuras D y El término semidornés-
tico se aplica a estas estructuras porque la evidencia arquitectónica indica
que su función no fue exclusivamente doméstica.
La estructura D (figuras 2 y 4) mide 10 m. x 10 m. y se compone de
tres cuartos y tres plataformas construidos sobre un antiguo basural. Los tres
cuartos se alínean al lado E. El cuarto 1 (figura 4) está definido por 5
grandes cantos rodados y 4 guijarros en sus lados N, O y E, sin ninguna mez-
cla de mortero o relleno. La pared S consiste en 6 guijarros alineados frente
al N y que no están unidos con mortero sino con arena suelta. Hay dos ni-
veles de piso salitroso, enlucidos con un mortero de arena fina y barro con
grama salada. Cada enlucido tiene un espesor de 10 cm. y está separado
por un depósito de 40 cm. de espesor -del cual los 15 cm. superiores es
de basura sin ceniza y el resto una mezcla de arena estéril y grama salada.

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ALTO SALAVERRY 35

Ambos pisos estaban cortados en el centro del cuarto por un ancho pozo lle-
no con arena eólica limpia.
El cuarto 2 tiene tres lados --N, E y S- definidos por pequeñas piedras
y guijarros. La pared N es paralela a la S del cuarto 1 y la arena cubre el
espacio que las separa. La pared E está rellena. con arena fina y mortero
de barro, conserva las huellas de los adobes que una vez estuvieron allí co-
locados. La pared S está rellena con arena fina y barro con grama salada.
Una aparente pared exterior a la plataforma 5 (figura 4) proba.blemente es
un resto de otra plataforma, porque su cara enlucida y alineada mira hacia
el O y no hacia el E del cuarto. El piso del mismo es de barro, de 2 cm.
de espesor.
1 El cuarto 3 resulta ser el más interesante de los tres. Las paredes O
y N consisten en una doble hilera de piedras y guijarros rellenos con un
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mortero de barro mezclado con arena fina y grama salada. La pared S con-
siste de una doble hilera de piedras y adobes, rellenas con un mortero de
É basura oscura. El muro E es una simple línea de grandes guijarros. Las
cuatro paredes aparecen finamente enlucidas en su cara interior, de modo
similar a las estructuras domésticas A y B. La esquina NO y posiblemente
la NE son curvas, mientras que las del SO y SE son en ángulo. Casi todo
el material que llenaba el cuarto era arena eólica limpia, mezclada con al-
go de basura. El piso es similar al del cuarto 2. Al igual que en los cuar-
tos 1 y 2, las paredes generalmente están bien conservadas hasta una altura
de 20 a 30 cm.
Las tres plataformas de la estructura D (4, 5 y 6 en la figura 4) se
conservan hasta la altura de un metro. Las plataformas 4 y 5 están llenas
con una mezcla de arena fina, barro y grama salada, no contiene basura.
Los muros de contención O y N consisten de una simple línea de cantos
rodados y guijarros alineados y enlucidos en su cara externa. Los muros de
É contención S y E consisten de una doble hilera de piedras alineadas, sin
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r enlucir. Se encontró un entierro próximo a la pared E, que debió estar in-
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corporado en el relleno de la plataforma durante su construcción.
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La plataforma 6 es de naturaleza diferente, pues su relleno lo consti-
tuye íntegramente basura oscura con ceniza, parecida a la que rodea la es-
tructura D. Los muros de contención N, O y S son de cantos rodados y gui-
jarros, algunos hasta de 80 cm. de diámetro, sostenidos por un mortero de
barro mezclado con arena fina. Las superficies exteriores de estas paredes
están formadas por piedras bien alineadas que conservan huellas de fino
enlucido.
El examen de los detalles arquitectónicos de la estructura D revela la
secuencia de su construcción. La plataforma 4 y el cuarto 3 están juntos y
i
representan la primera fase de la construcción. Después se añadió la pla-
taforma 5 y posteriormente la plataforma 6. Los cuartos 1 y 2 se añadieron
E
1 después de la construcción de la plataforma 4 y cuarto 3.


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REVISTA DEL MUSEO NACIONAL- XLIII

La estructura E (figuras 2 y 5 ) es más grande que la estructura D. Sus


medidas son 30 m. x 20 m. La mayoría de las paredes consisten en una hi-
lera de adobes y grandes piedras, aunque ocasionalmente se usaron también
hiladas de adobes rectangulares (foto 8). Las paredes se asientan en arena
fina y tienen mortero de barro, con pequeños cantos rodados en los cimien-
tos. Todas las paredes son de una sola cara, y se identifican por el mismo
alineamiento de las piedras y una capa delgada de enlucido de barro. La
plataforma 8 está hecha con arena fina y barro mezclado con cantos rodados
y grama salada. No es una construcción de doble cara, pese a ser el resul-
tado de la expansión de la estructura E. Tanto los muros de contención de
sus lados S como O tienen un revoque exterior.
La distribución de las formas del basural oscuro muestran un patrón in-
teresante: los cuartos 1 a 7 y la plataforma 8 se construyeron sobre arena
limpia y no contienen basura. La estructura E, cuartos 9 a 16, se levanta
sobre el basural y hasta unos 50 cm. de profundidad los cuartos están relle-
nos con basura, la misma que ocasionalmente cubre parte de la arquitectu-
ra. Un cuidadoso examen de los detalles arquitectónicos, tales como los

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ALTO SA LAVERRY

enlucidos, remodelamientos, remates y cicatrices revelan un mínimo de cua-


tro fases de construcción: a. Los cuartos 1 a 5 se construyeron casi como
una unidad integrada, con la entrada hacia el lado S del cuarto 1; b. cuan-
do las paredes formaron los cuartos 6 y 7 la entrada principal se hizo en el
6, con frente al N; c. posteriormente se añadieron los cuartos 9 al 15, así
como la pared exterior y relleno de la plataforma 8; d. finalmente, se cons-
truyó la pared exterior del cuarto 16.
La presencia de basura asociada con las estructuras D y E evidencian
su función doméstica. Sin embargo, el tamaño y complejidad de la estruc-
tura E en particular sugiere funciones complementarias, relacionadas con la
jerarquía y status social. Ambos complejos representan un compromiso en-
1
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tre las limitaciones técnicas de construcción empleadas en Alto Salaverry y
É
el deseo de contar con una estructura monumental. Puesto que el asenta-
miento de las estructuras es húmedo, al ser esencialmente subterráneo, el
hecho que sólo se acabe finamente una cara no tiene mayor importancia
ya que únicamente es visible la interior. La construcción inicial sobre la
superficie natural requirió escoger si el acabado fino de las paredes se haría
interno o extemo. El examen de las estructuras D y E revela múltiples fa-
ses de construcción y, salvo muy pocas excepciones, únicamente las caras
externas se acabaron finamente. Esto sugiere que la apariencia externa de
las estructuras tuvo especial importancia, especialmente en la estructura E.
Por eso, por lo menos los ocupantes de la estructura E, al parecer de un
importante status social, aparecen como si hubieran sacrificado el refina-
miento interior con miras a lograr una fachada imponente en relación a la
de las otras estructuras del sitio.

Arquitectura no doméstica
La unidad arquitectónica no doméstica mejor definida corresponde a una
estructura circular subterránea ubicada en la parte N del sitio (figuras 2 y
6). No existe basura en sus inmediaciones y casi no se encontró artefactos
ni basura durante las excavaciones realizadas. La estructura comenzó como
un hueco de aproximadamente 9 m. de diámetro, excavada hasta 1.80 m.,
-.fsa-.1f. como medio de estabilizar la duna. El hueco se regularizó con piedras an-
gulares mantenidas in situ con un mortero de barro y arena, cuidadosamente
colocadas a fin de obtener una cara interior plana. Las piedras se colocaron
en hiladas irregulares, debido a la gran variación en su tamaño y porque
lo más importante parece que era lograr una cara interior plana. Un hoyo
en la base del foso revestido en su cara externa evidencia este procedimien-
ã
to de construcción. Vista desde fuera, la pared revestida tiene un declive
exterior y la cara externa no sólo es muy irregular sino que carece de aca-
bado. El piso estaba enlucido con pequeños guijarros cubiertos con un mor-
tero de arena fina y barro de hasta 5 cm. Hasta ahora se aprecian restos
de la capa final de este revoque adheridos a partes de la pared interior.

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Estructura circular
Fig. 6.
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ALTO SALAVERRY

A causa del rá P ido relleno de arena eólica, la estructura se conserva


casi intacta. En los lados opuestos hay dos aberturas con nn peldano que
conducen al interior de la estructura. El nivel más bajo de ambos pasos se
encuentra aproximadamente a 90 cm. sobre el piso, por lo que para el ac-
ceso era necesario el uso de escalones móviles. Un hueco revestido con pie-
dras, de 40 cm. de diámetro, situado en el centro de la habitación pudo ser-
vir de base para el soporte de un techo perecedero.
En el lado SE de la estructura hundida bay una pared baja, con una
o dos piedras de alto, que alguna vez ccrcó completamente la cima de la
duna. Dos escalones ascendentes próximos a su cima forman parte de esta
pared exterior. Tal cerco pudo servir para estabilizar la superficie de la duna.

Prácticas funerarias
Dentro de los límites del sitio sólo se han encontrado dos entierros,
aunque a 300 m. existe un cementerio precerámico asociado. Las mayores
evidencias de prácticas funerarias precerámicas locales provienen de los dos
entierros in situ, que fueron cuidadosamente excavados. Sin embargo, una
3 gran acción depredatoria en el cementerio cercano ha dejado expuestos nu-
merosos cuerpos y escasos adornos que tambien se examinaron.

.ã Entierros en el sitio
El entierro se encontró en la plataforma 4, estructura D, en un área
rellena artificialmente con barro amarillo y fibras de pla-ntas (figuras 2 y
7). Salvo por la decoloración del suelo en la vecindad inmediata del cuer-
po, no hay evidencias de un foso funerario. Ciertamente la inhumación se
hizo durante la construcción de la plataforma.

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Fig. 7. Entierro encontrado en la plataforma 4 de la estructura D.

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40 REVISTA DEL MUSEO NACIONAL- XLIII

Se encontraron restos de la envoltura del cuerpo. La cubierta exterior


era una estera de junco (Cyperus sp.), de tejido entrelazado, en muy mal
estado de conservación, que envolvía al cuerpo, y sujeta con una gruesa
cuerda de algodón. La envoltura interna consistía de varias capas de tejido
entrelazado de algodón, al parecer en contacto directo con el cuerpo. Cerca
del cráneo se encontraron los restos de una fina redecilla de algodón. Hay
dos fragmentos que posiblemente corresponden a una capa. El cuerpo apa-
rece ligeramente flexionado, descansando sobre su espalda y lado izquierdo.
El eje del cuerpo se orientaba de N a S, con la pelvis dirigida hacia el N
y la cabeza al S. Las piemas estaban cruzadas, una sobre otra. Los brazos
estaban amarrados con los puños cruzados, con las manos tocando la barbi-
lla. El examen del esqueleto indica que se trata de un hombre de estatura
medía y avanzada edad. Los dientes estaban mal conservados y la colum-
na vertebral presentaba evidencias de artritis.
Un segundo entierro se encontró dentro de la basura, a 115 cm. de pro-
fundidad, próximo a la arquitectura doméstica aunque sin ningún tipo de
asociación con ésta (figuras 2 y 8, fotos 9 y 10). El entierro estaba en el
estrato inferior de una excavación estratigráfíca controlada, dirigida a inves-
tigar la basura. Mediante los perfiles diseñados para registrar la estratigra-
fía resultó fácil ubicar el pozo del entierro. Aunque 150 cm. de basura cu-
brían el cuerpo, la fosa se excavó muy tempranamente cuando la acumula-
ción de basura era sólo de 35 cm. A partir de esta antigua superficie se ex-
cavó la fosa hasta alcanzar el suelo estéril. Al limpiar la arena para expo-
ner el entierro se encontraron dos pequeñas piedras (foto 9), apoyadas direc-
tamente sobre la parte central del cuerpo. Fueron colocadas sobre el envol-
torio funerario, antes de sellar la tumba. Una segunda estera entrelazada
de junco, colocada entre capas de tejido de algodón, y una fina redecilla
estaban en el envoltorio del cuerpo del segundo entierro.

lr! Junco entrelazado

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Textil entrelazado .I

/, D
III
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Fig. 8. Entierro encontrado en el basural.


...._.__- o. V

ALTO SALAVERRY 41

El cuerpo estaba ligeramente flexionado y se apoyaba en sn lado de-


recho (foto 10). La columna vertebral tenía una orientación NS con la ca-
beza hacia el S. Los pies estaban paralelos y amarrados, pero los brazos
estaban cruzados y amarrados debajo del mentón. Los restos corresponden
a un individuo joven, de 10 a 11 años, teniendo en cuenta la erupción den-
tal. Posteriores exámenes de los huesos revelaron que el individuo tenía
huesos patológicos, asociados con anemia, condición común a los pueblos
prehistóricos del Perú (Trinlcaus 1977).

El cementerio precerämico
Aproximadamente a 300 m. al NO de Alto Salaverry se encuentra un
cementerio precerámico con algodón, con muchos entíerros, asociados proba-
blemente con la ocupación del sitio. Conforme ha quedado en evidencia, a
partir de excavaciones clandestinas, el cementerio tiene la forma de un
ocho, con agrupamientos de tumbas en la parte alta y en la base de un pe-
queño promontorio. Dentro de un área de aproximadamente 20 m. x 40 m.
de modo visible se encuentran esparcidos fragmentos de huesos, que corres-
ponden a un promedio de 2:0 a 25 individuos adultos. Asociaciones ocasio-
1
nales de un individuo con una tumba saqueada sugieren que el patrón ge-
neral fue de entierros individuales.
Los escasos objetos del ajuar funerario dispersos en el sitio se encontra-
ban en pésimo estado de conservación e incluían tejidos entrelazados de al-
godón, esteras entrelazadas de totora y redes de algodón. Los tejidos de al-
godón estaban particularmente deteriorados, probablemente por su contacto
directo con el cuerpo del difunto. Las esteras corresponden a la cubierta
exterior del muerto. Por último, las redes constituían tal vez ofrendas fune-
rarias. Los rasgos comunes a los entierros en la plataforma asi como a los
I
si
del cementerio vecino indica-n un patrón común. Rasgos especiales, como la
ubicación de los entierros dentro del sitio e incluso en la arquitectura, así
como la colocación de piedras sobre el cadáver del infante reflejan una di-
versidad de prácticas sociales, y tal vez status.

Artefactos
Son cuatro los tipos básicos de artefactos recuperados en el sitio: madera,
cantos rodados trabajados y sin trabajar, piedras de moler y tejidos, todos
hallados tanto en el basural como asociados con la estructura E.

Artefactos de madera
Durante las excavaciones se encontraron seis objetos de madera trabaja-
da. Uno de ellos se halló fuera de la estructura B (figura 3, foto 11), tiene
la forma de una paleta ancha con un mango redondo; su longitud es de 45
cm.; el diámetro del mango 4 cm.; y la paleta de 6 cm. de ancho y 3 cm.
de espesor. El mango termina en una punta redondeada. Dos objetos simi-
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..

42 REVISTA DEL MUSEO NACIONAL-XLIII

lares, aunque más pequeños, se encontraron en los estratos del corte de la


estructura D. Otras tres estacas trabajadas se encontraron cerca al pe-
queño fogón asociado a la estructura C (figura 2). Una de éstas se asemeja
a la paleta, mientras que las otras dos son simples estacas aguzadas.
Artefactos de piedra
En la basura doméstica y en las estructuras se encuentran dispersos nu-
merosos cantos rodados que presentan una cara plana, sin trabajar, en su
mayoría con huellas de termofractura, tal como se les encuentra en la es-
tructura B. Sin embargo, en forma desusada, muchos proceden de un pe-
queño depósito de 22 cantos rodados, aplanados, sin huellas de termofrac-
tura, que se encontraban a lo largo de la pared N de la estructura E (figura
5a). Cada canto rodado es aproximadamente del mismo tamaño: 11 cm. de
diámetro y de color gris verdoso. Deliberadamente recogidos pudieron ha-
ber servido como piedras del homo para la cocción o bien como martillos.
En la estructura E, cerca a la esquina E de la plataforma 8 (figura 5b),
se encontró otro pequeño amontonamiento de guijarros chatos y redondos.
Iuntos se encontraron 37, de los cuales 32 presentan en su circunferencia
huellas de uso como martillos. Todos son de color -negro a gris y aproxima-
damente del mismo tamaño (6 cm. de diámetro). El patrón de uso varía
desde unos cuantos rebajos en los extremos hasta fuertes golpes en toda su
circunferencia. Varios tienen un pigmento rojo (probablemente hematita)
sobre o cerca a sus superficies de trabajo, lo que indicaría su posible uso en
pulverización de los pigmentos. Por otra parte algunos parecen haberse usa-
do para abrir conchas.
Unos cuantos ejemplos de otra clase de guijarros trabajados se encon-
traron en diversos sitios de la parte E. Estos guijarros tienen aproximadamente
el mismo tamaño de los no trabajados antes mencionados. El único signo
de alteración en cada una de las piedras es una estrecha escotadura dentada,
que se extiende parcial o completamente alrededor de la circunferencia. Pa-
recería que estos guijarros trabajados sirvieron como pesos de redes.
Se descubrieron unos cuantos artefactos para moler. Aparte del chungo
hallado en la estructura B, se encontraron tres más. Uno, a lo largo del la-
do S del cuarto 12 de la estructura E, mide 43 cm. x 23 cm. x 16 cm. Otro,
que mide 23 cm. x 18 cm. x 9 cm., se encontró en el cuarto 16 de la estruc-
tura E. El tercero, que mide 15 cm. x 15 cm. x 8 cm., aparentemente es-
taba asociado a una moledera de 40 cm. x 20 cm. x 15 cm. Ambos se en-
contraron en la parte exterior de la es-quina NE del cuarto 16. Una segunda
moledera (20 x 20 x 12 cm.) se encontró en la superficie, más o menos a
10 m. al SE de la estructura D.
Tejidos
Durante las excavaciones en Alto Salaverry se encontraron diversos 'ci-
pos de tejidos, siendo los más comunes los entrelazados de algodón y las re-
....-_..____-__..- ,, V _-_ _
fim

ALTO SALAVERRY

des de algodón. Todos los ejemplos dc tejidos entrelazados son de trama


cruzada, con las tramas de dos elementos, torsión S y retorsión en Z, mien-
tras que las urdimbres son iguales o de un solo elemento hilado en S. La
trama cruzada es en S. Generalmente hay de 6 a 10 urdimbres por centí-
metro, con espacios de 6 mm. a 1 cm. entre las tramas. Todos los casos de
trama cruzada, salvo una, están hechos con hilos dobles. La excepción es
de pares paralelos. El predominio de hilos dobles sugiere un Precerámico
tardío con algodón, según la secuencia establecida por Moseley y Barrett
(1969) para la costa central.
Fragmentos de redes de algodón, similares a los tejidos entrelazados, se
encontraron tanto en las excavaciones de prueba como en la arquitectura.
Todos tenían un pequeño rango de variación, de 5 a 20 mm. por lado. Los
elementos son usualmente dos, torsión S, retorsión Z.
Un especimen raro es un tipo de estera de junco, asociado a los dos en-
tierros del sitio. En cada caso la estera se hizo de juncos (Cyperus sp.),
usando los tallos como urdimbres y las fibras como tramas. Las tramas de
junco consisten en dos cabos con dos elementos c/u., con torsión S y retor-
sión Z, y nueva torsión en S. Los espacios entre tramas van de 6 a 9.5 cms.

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Artefactos adicionales
El menos frecuente es un pequeño pájaro envuelto en un tejido de fibra
r
vegetal abatanada, atado con un pequeño cordón de dos elementos, torsión
vw, S, retorsión Z. Se halló al limpiar el cuarto 1 de la estructura D. Una pe-
queña cantidad de pigmento de hematita se encontró esparcida en un tejido
entrelazado, ubicado en la parte exterior de la esquina SE del cuarto 9 de
la estructura E. Debe mencionarse también el hallazgo de dos huesos de
un.za
ballena en el cuarto 6 de la estructura E (figura Sc). Los dos huesos (foto
12) corresponden a un atlas, de 85 cm. de largo, y a la parte superior de
l
un cráneo, de 35 cm. de diámetro, posiblemente parte del occipital. Cerca
a estos huesos no se encontró artefacto alguno y los mismos no parecen co-
rresponder a restos alimenticios sino tener carácter ceremonial. '

Subsìstencìa
En la sección central y sur del sitio, cerca a las estructuras domésticas
se concentraba un suelo oscuro, formado principalmente por ceniza, rico en
restos vegetales y animales. En esta área se excavó un total de 30 pozos
de prueba a fin de conocer la extensión, profundidad y contenido de la ba-
sura, y seleccionar el mejor lugar para excavaciones estratigráficas controla-
das, destinadas a obtener datos relativos a las actividades de subsistencia. Se
seleccionaron dos sitios en áreas donde la basura era profunda y variada, sin
indicios de arquitectura subyacente.
En la parte central del basura] se hizo un corte de 1 m. x 2 m. (figura
2). Hasta una profundidad de 115 cm. se encontraron restos alimenticios y

_ .-
_ 1

44 REVISTA DEL MUSEO NACIONAL -XLIII

en la arena estéril, sobre la que descansaba la basura, el entierro de un ni-


ño. Un segundo corte, de 1 m. x 1.75 m. se hizo en la capa de basura pró-
xima a la estructura D. En ambos cortes se hizo un perfil completo para
facilitar la excavación por niveles naturales. El material se zarandeó usan-
do u-na malla con abertura de 6 mm. y se recogieron todos los restos de plan-
tas y animales.
En los cuadros 1 a 4 se ofrece una formación cuantitativa acerca de
las plantas y animales encontrados en Alto Salaverry. Las columnas 1, 2
y 3 ofrecen una simple información cuantitativa por especies. La prime-
ra columna registra el número de niveles en que aparece cada especie; la co-
lumna 2 registra la cantidad por especie; y la columna 3 el peso de los re-
siduos de plantas o animales recogidos. Por otra parte, las columnas 4 y 5
presentan la contribución dietética reconstruida por especies, primero en tér-
minos de valor absoluto, luego como porcentaje por volumen del total de
la dieta. Muchas reconstrucciones son dificiles de hacer a causa del gran
número de variables a considerar. La muestra y análisis del material de sub-
sistencia y, finalmente, la proporción de la dieta reconstruida se basan en
el supuesto de que los animales y vegetales que se dan en un determinado
volumen excavado son índice de su importancia para los ocupantes del sitio.
Con estas consideraciones en mente, se diseñó una metodología para eva-
luar estos restos hasta donde fuera posible, con prescindencia del volumen
de la muestra en términos de su contribución dietética.
Las especies animales y vegetales procedentes de Alto Salaverry son nu-
merosas y variadas. Como era de suponer, la mayoría de especies animales
indica su orientación marítima, debida a la proximidad del sitio respecto a
la antigua línea de playa. Sin embargo, es considerable también el porcen-
taje de plantas cultivadas, especialmente en un establecimiento permanente
con limitada extensión de tierra cultivable.

Restos animales

Los habitantes de Alto Salaverry al parecer dependieron completamente


del mar en lo que concierne a las proteínas animales (cuadros 1 y 3). La
ubicación del sitio refleja la importancia de los recursos marinos en su die-
ta y el inventario de la misma señala cuáles fueron los animales en que
se centró la explotación. Tanto la playa de arena frente al sitio, como el
promontorio rocoso de Punta Salaverry, al S del mismo, fueron fácilmënffi
accesibles. Como fuente de proteínas, las conchas ocuparon un segundo lu-
gar en relación a los peces. Las principales especies que figuran en la ba-
sura incluyen: muscélidos (Choromytilus chorus, Semímytilus alqosus, y
Brachídontes purpuratus), gasterópodos (Tegula atra, Turbo niger, Thais (le-
lessertirma y Thais chocolata), lapas (Fissurella honduranenxs-is, F. crassfl, Y
F. peruoiana), chitones (Mesotomura echinata y Enoplochiton niger) y un ti-
po de abalón (Concholepas concholepus). El habitat de estos tipos son las
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ALTO SALAVERRY

rocas, tales como las de Punta Salaverry (Keen 1971, Olsson 1971). Eviden-
temente, los habitantes de Puerto Salaverry también explotaron áreas más
distantes, correspondientes a la rica biomasa de las puntas rocosas de las ve-
cinas playas de arena.
Evidencias de cómo se abrían las conchas sugieren un procedimiento sis-
temático. Los muscélidos y buena parte de los gasterópodos se recogen fá-
cilmente en aguas poco profundas, al no estar fuertemente adheridos a las
rocas, pero los chitones, lapas y abalones ofrecen mayor resistencia. Con fre-
cuencia se observan astillamientos similares en varias especies de conchas.
En las lapas los astillamientos se dan a lo largo del borde final de la valva.
En los abalones las melladuras se encuentran consistentemente en la char-
nela de la valva. Estos datos reflejan un simple aunque sistemático proce-
dimiento y el uso de artefactos sencillos, tales como puntas aguzadas para
abrir ciertas especies. Las conchas grandes, especialmente los grandes cho-
ros o mejillones (Choromytilus chorus), ofrecen un consistente patrón de frac-
tura en ángulo recto, próximo a la chamela. Fragmentos de secciones del espi-
ral son propios de los gasterópodos. Ambos procedimientos sugieren activi-
dades standarizadas en el aprovechamiento de las conchas. Finalmente, un
determinado número de las valvas de los mejillones o choros, fragmentadas
¬ o semifragmentadas, presentan astillamientos en el borde posterior, caracte- 1

f
v
rística que sugiere su uso como raspadores.

a
Aproxiinadamente la mitad del total de proteínas animales consumidas
A
J.
en Alto Salaverxylflfuelprovistalïor peces_( cuadroïl y 3') yìos restos mate-
riales de actividades de pesca están entre los artefactos más numerosos. Las
variedades roncador (Paralonchorus peruanas) y lorna (Sciaena deliciosa) ade-
más de los tiburones (Mustelus sp.), rayas (Mylíobatis peruoianus) y lisas
*w1mvfliämfi
(Mugil cephalus) proveían gran parte de la dieta marina. Estas especies
se encuentran cerca a las orillas (Evermann y Radcliffe 1917, Hildebrand
1946). Fragmentos de redes y pesos de piedra para redes sugieren el uso
de la atarraya para pescar tiburones, rayas, pez guitarra y lisas, además de
otros peces roncadores. Algunos de estos grandes roncadores podían pescar-
se en Punta Salaverry, lugar de aguas profundas.
Los mamíferos marinos, especialmente el león marino (Otaria byro-
nia) contribuyeron de modo esencial al consumo de proteínas en Alto Sa-
laverry. Mientras la proporción de los animales en la dieta, aproximada-
mente 7% (cuadros 1 y 3), es menor que la de los moluscos y peces, basta
indicar que su caza era regular y no eventual. Los leones marinos es pro-
bable que frecuentaran la Punta Salaverry, desde donde se les cazaba
fácilmente. Además de los restos de león marino, aparecen en el sitio unos
cuantos huesos de ballena, probablemente de animales varados. Los únicos
otros restos de mamíferos fueron el esqueleto de una vizcacha (Lagiclíun pe-
ruanum) y una rata.
Cuadro 1
RESTOS ANIMALES DE ALTO SALAVERRY
Corte 1

Número de Número
°/o de
niveles en los mínimo Volumen
deindi- Pesoen de carne la dieta
que están
viduo S gramoS E n cm! de Cãffl B
Especies presentes

MOLUSCOS
6 2 + 4.0 +
Scutalus sp.
(caracol de tierra) + +
1 1 +
Drymaleus verlllìum
(caracol de tierra) 2100.0 17.8
14 54 942.5
Choromytilus chorus
(choro)
14 1120 945.0 1119.5 7.4
Semimytìlus algosus
(choro)
13 232 152.5 231.5 1.5
Brachidontes purpuratus
(choro) 5.0 10.0 +
9 1
Protothaca thaca
(almeja) 2.5 + +
4 1
Petricola rugosa
(almeja)
ll 12 35.0 30.0 +
Mesodesma donacium
(almeja) 477.5 197.0 1.3
. 14 394
Donax peruvlanus
(almeja)
14 30 162.5 300.0 2.0
Fissurella sp.
(barquillo)
14 58 255.0 53.0 +
Tegula atra
(caracol)
14 71 102.51 71.0 +
Turbo niger
(caracol) 5.0 20.0 +
10 16
Crepidula dilatata
4 3 + 1.5 +
Polìnices cf. cota
(caracol) 45.0 20.0 +
13 10
Thais chocolata
(caracol) 40.5 +
13 27 32.5
Thais delessertiana
(caracol) + +
10 14 10.0
Cantharus cf. inca
(caracol)
8 14 +
Nassarius gayi
(caracol) 77.5 100.0 +
10 2
Concholepas concholepas
(abalón) 140.0 140.0 +
14 14
Chitón (2 especies) 217.5
Concha no identificada 14
. ¿_....._._
-...__

Número de Número
niveles en los mínimo Volumen % de
que están de indi- Peso en de came la dieta
presentes viduos gramos en cmä de carne
Especies

CRUSTACEOS
14 52 215.0 1025.0 6.7
Platyanthus orbignìi
( cangrejo)
Balanus tintinnabulum 14 217 142.5 -
Uapa)
EQUINODERMOS
4 - + + +
Tetrapygus niger
(erizo)

PECES
' 11 l 2.5 704.0 4.6
Mustelus sp.
(tollo)
3 1 12.5 225.0 1.5
Rhinobatos planiceps
(guitarra)
6 S 1 2.5 248.5 1.6
Miliobatis peruvianus
(raya) 4.8
-»ws Paralonchurus peruanus 12 2 7.5 728.5
>.
f-:
(roncador)
14 21 45.0 3564.0 23.4
Scìaena deliciosa
(loma)
~¢å¶R"s¬\~.*(9;
1 1 + 106.5 +
Sarda chìlensls
(bonito)
Lepìsoma philippi 4 1 + 90.0 +

(trambollo)
Mugil cephalus 1 1 + 975 +
rmøes-.›-cf
(lisa)
14 - 90.0 2250.0 14.8
l
i'. Pez no identificado
i
AVES
1 - 2.5 35.0 +
Ave no identificada

MAMIFEROS
2 1 65.0 1086.8 7.1
Otarìa byronia
(lobo de mar)
Mamifero no identificado 3 - + + ' +

TOTAL 15204.8 94.5%


mi

5.5
100.0%
Valores combinados para porcentajes inferiores a 1%

+ Designa pesos inferiores a 2.5 grs. (columna 3), volúmenes no reconstruidos


(columna 4) y porcentajes inferiores a 1% (columna 5).
- Indica 'sin valor'.

.,..__¢,-
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_ 1 -_ ....4.-_......._........_-›-›..¬.¬......i................_._ _ _
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Cuadro 2
RESTOS DE VEGETALES DE ALTO SALAVERRY
Corte 1

Número de
niveles en los Número Alimento % de
que están de Pesoen volumen la dieta
Especies presentes semillas gramos en cm3 vegetal

CULTIVADAS
Phaseolus lunatus 5 6 + 7.3 +
(pallar)
Phaseolus vulgaris (?) 4 3 2.5 1 .0 +
(frejol)
Gossypium barbadense 13 22 50.0
(algodón)
Capslcum sp. 3 1 + 20.0 +
pedúnculo
(ají) 96.1
Cucurbita sp. 11 80 + 9000.0
(calabaza) 9
peaúnwios
Lagenaria siceraria 10 27 45.0
(mate)
Persea americana 2 1 2.5 62.5 +
(palta)
Bunchosia armeniaca 3 3 + 30.0 +
(cansaboca)
Psidium guajava 4 2 2 59.4 +
(guayaba)
Lucuma obovata 3 2 + 187.5 2.0
(lúcuma)
SILVESTRES
Cenchrus echinatus 5 8 +
(cola de caballo)
Panicum sp. 10 - 32.5
(grama)
Gynerìum sagittatmn 5 - 5.0
(caña brava)
Tillandsia sp. ll - 25.0
(achupalla)
Prosopis chilensis 5 11 +
(algarrobo)
Especies de fibras
mezcladas 1 14 - 312.5
Plantas no identificadas 12 - 30.0

TOTAL : 9367.7 98.1%

1.9
100.0%
Valores combinados para porcentajes inferiores a 1%

1. La categoria incluye una mezcla de especies tales como Panicum sp. Gynerium
sagittatum y Scirpus totora.

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Foto 8: Hilada de adobes rectangulares debajo de una de piedras, en la pared sur de


la plataforma 8 de la estructura E.

Foto 9: Entierro de niño en el basural, con dos pequeñas piedras en la ¡Darle S'-lPfl'¡°|`
del cuerpo.
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ALTO SALAVERRY

Restos vegetales
En Alto Salaverry las evidencias de alimentos vegetales, aparte de la
ubicación del sitio y recursos marinos, señalan que los cultígenos formaban
una parte sustancial de la dieta total. Puesto que muchas especies no tie-
nen arqueológícamente una representación consistente, en Alto Salaverry
las plantas pudieron haber sido más importantes de lo que sugieren las
evidencias.
Los cultígenos identificados en Alto Salaverry son variados y abundan-
tes. Representan un elevado promedio de especies en un contexto precerá-
mico con algodón. El algodón (Gossipium barbadense), calabaza (Lagarto-
ria siceraria), zapallo (Cucurbita sp.) son las especies más abundantes (cua-
dros 2 y 4). Otros cultivos especiales más abundantes incluyen ají (Capsí-
cum sp.), pallares (Phaseolus lunatus), frejoles (Phaseolus vulgaris), pacay
(Inga ƒeuilleí), lúcuma (Lucuma obooata), guayaba (Psídium guaƒaoa), palta
(Persea americana), cansaboca o ciruela de fraile (Bunchosia armeniaca)
(Towle 1961: 60-61). El algodón, calabazas, zapallos, frejoles y ají fue-
ron probablemente verdaderos cultivos, no así las frutas que simplemente se
recogían. La basura de Alto Salaverry ofrece la primera evidencia de pa-
cay y palta, y posiblemente del frejol en el Precerámico con algodón. To-
das las especies procedían de los valles, en los que es posible su cultivo y
donde la humedad era útil tanto a las plantas de riego como a las silvestres.
Además de las especies cultivadas se han identificado varias especies
silvestres. En Alto Salaverry se encontraron algunas leguminosas (Sagáste-
gui 1973, comunicación personal). En menor proporción Tillandsia sp., co-
la de caballo (Cenchrus echinatus) y algarrobo (Prosopis chílensis), siendo
escasa la caña (Gynerium sagittatum). Como la Tíllandsia sp. es una planta
epífita, que depende de la humedad ambiental, se encontraba localmente y
probablemente se usaba como combustible. El algarrobo crece también en 1

las áreas ma-rginales que reciben agua de modo eventual, mientras que la
caña debe haberse recogido en zonas próximas a la ribera del río Moche.
Son especialmente importantes dos aspectos del inventario de cultíge-
nos de Alto Salaverry. Primero, el predominio de las plantas industriales, al-
godón y calabaza, respecto a otros cultígenos es una sugerente actitud cos-
teña precerámica hacia el cultivo de plantas (S. Pozorski 1976). Para gente
sin cerámica y con un foco marino de subsistencia, los recipientes de cala-
baza -mates-, las embarcaciones y las redes y cuerdas de algodón deben
haber tenido gran importancia, mayor que la de las plantas alimenticias, pues-
to que sin mayor dificultad disponían de proteínas. En consecuencia, la gen-
te consideró inicialmente el cultivo de plantas como un medio para obtener
materias primas. Tal predisposición en favor del cultivo de plantas indus-
triales fácilmente pudo resultar en el descuido y limitada producción de gran
parte de las especies alimenticias.
Á
flm. '

Cuadro 3
RESTOS ANIMALES' DE ALTO SALAVERRY
Corte 2

Número de Número
niveles en los mínimo Volumen % de
que están de indi- Peso en de carne la dieta
Especies presentes viduos gramos en cm3 de carne

MOLUSCOS
Scutalus sp. 5 1 + 2.0 +
(caracol de tierra)
Choromytilus choms 19 81 1860.0 4050.0 18.1
(choro)
Semimytilus algosus 18 1093 1205.0 1093.0 4.9
i
(choro) l
Brachidontes purpuratus 19 340 162.5 340.0 1.5
(choro)
Protothaca thaca 13 1 2.5 + +
G
(almeja)
Eurhomalea rufa 5 1 25.0 + + «
(almeja) Í
Petricola rugosa 9 1 + + +
l
(almeja)
Mesodesma donacium 9 5 30.0 22.5 +
(almeja) '
Donax peruvlanus 19 288 312.5 144.0 +
(almeja)
Phola chiloensis 5 1 + + +
(almeja)
Fissurella sp. 15 40 277.5 400.0 1.8
(barquillo)
Tegula atra 18 27 125.0 27.0 +
(caracol)
Turbo niger 18 38 77.5 38.0 +
(caracol)
Crepldula dilatata 10 31 32.5 38.8 +

Polinices cf. cora 3 3 + 1.5 +


(caracol)
Thais chocolata 12 5 47.5 10.0 +
(caracol)
Thaïs delessertiana 13 14 15.0 21.0 +
(caracol)
Cantharus cf. inca 6 4 7.5 + +

(caracol)
Nassarius gayi 7 13 2.5
(caracol)
Mitra orientalis 2 1 + 0.5 +

(caracol)
1

-1
_.--..i.-.-...._ _ ,_ ..,.¬-¬ _

Número de Número
niveles en los mínimo Volumen % de
que están de índi- Peso en de carne la dieta
Especies presentes viduos gramos en cml de carne

Concholepas concholepas 9 4 325.0 200.0 +


(abalón)
Chitón (2 especies) 18 14 100.0 140.0 +
Concha no identificada 18 - 1092.5 -
CRUSTACEOS
Platyanthus orbignii 19 75 260.5 1500.0 6.7
(cangrejo)
Balanus tintinnabulum 17 216 185.0 -
(lava)
EQUINODERMOS
Tetrapygus niger 4 _ + + +
( erizo )
PECES
Mustelus sp. 7 1 + 792.0 3.5-
(tollo)
Myliobatls peruvianus 3 1 20.0 710.0 3.2
(raya)
Paralonchurus peruanus 12 2 10.0 744.0 3.3
(roncador)
Sciaena deliciosa 16 23 325 3069.0 13.7
(loma)
Xenoscarus denticulatus 1 1 2.5 120.0 +
(pococho)
Sarda chilensis 2 1 + 71.0 +
(bonito)
Lepisoma philippi 10 1 + 3450 1.5
(trambollo)
Genypterus maculatus 1 1 + 43.0 +
(congrio)
Mugil cephalus 11 2 5.0 1950.0 8.7
(lisa)
Pez no identificado 19 - 135.0 3375.0 15.1
AVES
Ave no identificada 3 - 12.5 175.0 +

MAMIFEROS
Otaria byronia 4 1 252.5 2898.0 12.9
(lobo de mar)
Mamífero no identificado 3 - 2.5 88.8 +
TOTAL : 22409.1 94.9%
Valores combinados para porcentajes inferiores a 1% 5.1
100.0°/o
Cuadro 4
RESTOS VEGETALES DE ALTO SALAVERRY
Corte 2

Número de
niveles en los Número Alimento % de
que están de Peso en volumen la dieta
Especies presentes semillas gramos en cm! vegetal

CULTIVADAS
Phaseolus lunatus ..5 4 + 5.3 +
( pallar)
Phaseolus vulgaris (?) 2 2 + 0.8 +
(frejol)
Gossypitun barbadense 16 44 17.5
(algodón)
Capslcum sp. 3 3 + 30.0 +
(ají)
Cucurbita sp. 15 61 2.5 4500.0 91.9
(calabaza) 5
pedúnculos

Lagenarla sicerarla 17 15 47.5


(mate)
Persea americana 5 2 2.5 250.0 5.1
(palta)
Inga Eeuillei 1 1 + 2.5 +
( pacay)
Bunchosia armeniaca 5 11 2.5 1 10.0 2.2
(cansaboca)
SILVESTRES
Cenchrus echinatus 5 7 +
(cola de caballo)
Panicum sp. 2 - 52.5
(grama)
Tillandsla sp. 13 - 37.5
( achupalla)
Prosopls chilensis 6 ll +
(algarrobo)
Especies fibrosas mezcladas 17 - 197.5
Plantas no identificadas 13 - 17.5
4898.6 99.2%
TOTAL :
0.8
Valores combinados para porcentajes inferiores a 1% 100-0°/0
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ALTO SALAVERRY 53

Sin embargo, el inventario de plantas de Alto Salaverry es notable a


causa de la variedad de especies presentes. El cuidado y planificación ne-
cesarios para tal gama de especies varía mucho. Cuando Alto Salaverry es-
tuvo ocupado, los agricultores cultivaban con éxito: a. plantas anuales, tales
como la calabaza, zapallo y frejoles; b. semiperennes, como el algodón y
ají que crecen rápidamente y continúan produciendo; y c. perennes, tales co-
mo la lúcuma y la palta que crecen lentamente, pero que producen casi to-
dos los años.
¿Cómo puede conciliarse la presencia y aparente cultivo de tantas es-
pecies útiles con el continuo énfasis en las plantas industriales, a expensas
de las especies alimenticias?
La limitada extensión de tierra con agua apta para el cultivo puede
ser la variable clave. Con escasa provisión de tierra cultivable y la limita-
da producción consiguiente, concentrada en las indispensables plantas indus-
triales, la producción de plantas alimenticias debió ser secundaria. El inven-
tario botánico de Alto Salaverry respalda esta interpretación.

Alto Salaverry visto en perspectiva


Alto Salaverry representa un pequeño ejemplo, cuidadosamente estu-
diado, de muchos sitios tempranos conocidos en la costa norte peruana. Es-
tos sitios comparten numerosas características, especialmente en lo que con-
cieme a los sistemas de subsistencia y patrones arquitectónicos. Los datos es-
pecíficos de que se dispone para Alto Salaverry se suman a la información
colectiva existente para los sitios tempranos, y permiten una mayor especu-
lación sobre las características intemas del sitio.
Subststencia
Sólo tres sitios Precerâmicos con algodón de la costa norte han sido des-
critos con todo detalle: Huaca Prieta, Huaca Negra y Las Haldas. Huaca
Prieta se ubica en la desembocadura del río Chicama, próxima a una en-
trante de la línea de playa que la protege ligeramente. Huaca Negra se
encuentra cerca a C-uañape, actual pueblo de pescadores, no lejos de la mar-
gen norte del río Virú. Las Haldas se sitúa al sur de la desembocadura del
río Casma, cerca a una bahía, con playas de arena y piedras.
Bird excavó Huaca Prieta en 1946, dentro del proyecto del valle Virú,
porque el sitio era el mejor conservado de los sitios tempranos del valle.
Dentro del basural, Bird observó un número considerable de rocas con ter-
mofractura, y recuperó gran cantidad de restos vegetales y animales al cri-
bar la basura excavada. La mayor parte de la proteína animal procedía
de peces, mariscos y aves, mientras que los huesos de león marino y mar-
sopa eran escasos. Bird menciona la estrella de mar, erizo de mar, cangre-
jos, almejas y grandes choros en el inventario de mariscos." Las excavacio-
nes revelaron también una red de arrastre casi completa con mates como
54 REVISTA DEL MUSEO NACIONAL - XLIII

flotadores, una plomada de pescar nueva y un solo fragmento de anzuelo


de concha (1948a: 302; 1948b: 22-25). Las especies de plantas cultivadas re-
cuperadas en Huaca Prieta incluyen: algodón, calabaza, zapallo, ají, frejoles
Canavalia y pallares. Los árboles cultivados eran lúcuma, cansaboca o cime-
la del fraile y guayaba. Aparentemente también se consumían las raíces sil-
vestres de la achira (Canna edulis), junco y espadaña (Bird 1948a: 302;
1948b: 24; Hutchinson 1959; Pickersgill 1969: 55-56; Sauer 1964; Stephens
1975; Towle 1961; Whitaker y Bird 1949). Pese a que no se cuantíficó nin-
guna de estas especies, la frecuencia de los tejidos entrelazados de algodón,
recipientes de calabaza y embarcaciones confirman la importancia de, por lo
menos, estos dos cultígenos.
En Huaca Negra, excavada. por Strong y Evans en 1946, se encontraron
muy pocos restos vegetales a causa de la humedad local. Las especies pre-
sentes incluían algodón, calabaza y caña, identificadas a partir de los arte-
factos. En los pozos de prueba se recogieron numerosos huesos y conchas;
y Strong y Evans mencionan almejas, caracoles de tierra, valvas de grandes
choros, huevos de aves, erizo de mar y espinas de peces, en su mayoría co-
rrespondientes a tiburones y rayas (1952: 17-23). Los artefactos vinculados
a la subsistencia incluyen fragmentos de redes, unos cuantos anzuelos de con-
cha, u-na piedra de moler y rocas con tennofractura.
En Las Haldas la parte precerámica está cubierta por un componente
mucho más amplio de cerámica temprana, que dificulta su evaluación. En
el basural, Engel (1970: 32) registró huesos de león marino y legumbres,
especialmente pallares. Fung (1969: 60-62) describe el basural más detalla-
damente. La matriz es cenicienta, con muchas rocas con termofractura, po-
cos moluscos marinos y casi ausentes los caracoles de tierra. Las especies
marinas identificadas incluyen almejas (Mesodesma donacium y Eurhoma-
lea ruƒa), choros (Aulocomya ater y Brachidontes purpuratus), gasterópo-
dos ( Tegula atra y Oliva sp.), barquíllos (Fissurella maxima, F. crassa y otras)
y Concholepas concholepas. También se registra la presencia de mamíferos,
aves, espinas de peces pequeños. Las únicas plantas registradas por Fung
son: calabaza, algodón y Tillandsia. Describe también una posible piedra
para moler.
La falta de información cuantitativa respecto a la subsistencia de otros
sitios p.recerámicos dificulta comparaciones directas con Alto Salaverry. Los
datos disponibles sugieren un patrón similar orientado a procurarse la sub-
sistencia en el mar. Todos los sitios estudiados en detalle, especialmente
Alto Salaverry y Las Haldas, así como la mayoría de los establecimientos
precerámicos costeños, se sitúan a distancia de las márgenes de los ríos, don-
de es posible el cultivo de regadío. Este énfasis en los recursos marinos, a
expensas de la agricultura, se ve reforzado tanto por el predominio de laS
plantas industriales útiles para la explotación marina como por el inventario
de la fauna de cada sitio. Aspectos tecnológicos comunes, tales como el 1150
ALTO SALAVERRY 55

de redes de arrastre para la pesca en las orillas y piedras calentadas para


la cocción, señalan procedimientos standard de explotación y procesamiento.
Sin embargo, a nivel estrictamente local, en cada sitio las diferencias en el
inventario de las especies revelan un grado de adaptación especializada a
específicas situaciones costeñas.

Arquitectura

La arquitectura doméstica precerámica es poco conocida arqueológica-


mente. Recientemente se ha manifestado un interés considerable por la tem-
rana ar uitectura no doméstica con el consi iente resultado de un ma or
I

número de datos sobre este aspecto de los establecimientos tempranos. Sin


embargo, en su mayor parte esta información proviene de reconocimientos
antes que de excavaciones.
En las excavaciones de Huaca Prieta, Bird encontró arquitectura domés-
tica precerámica, y Strong y Evans lo hicieron en Huaca Negra. Huaca Prieta
es un basural ovalado de 125 x 150 m. y de aproximadamente 12 m. de alto.
Dentro de la matriz de basura cenicienta, Bird encontró tanto paredes de
contención como una serie de estructuras subterráneas construidas con can-
tos rodados marinos (Bird 1948b: 22-23). El sitio de Huaca Negra es un
bajo montículo circular, de aproximadamente 300 m. de diámetro. Strong y
Evans (1952) dentro de la matriz del basural encontraron estructuras se-
misubterráneas con paredes enlucidas. Sobre la base de estas descripciones,
la arquitectura doméstica de Alto Salaverry parecería ser consistente con la
l
de los ejemplos conocidos en las cercanías.
Las estructuras semidomésticas de Alto Salaverry probablemente se com-
paran mejor con los montículos bajos de varios sitios precerámicos ubicados
al sur del valle de Moche. Casi a la vera de la carretera Panamericana,
cerca a Culebras, hay un montículo que también puede ser precerámico.
Está ligeramente aparte del cuerpo principal del basural. Más hacia el
sur, el sitio de Aspero, próximo a Supe, contiene una serie de 6 grandes mon-
tículos en asociación con áreas de basural muy profundas y considerable ar-
quitectura doméstica. Las excavaciones en varios montículos, realizadas
por Robert Feldman, revelaron combinaciones arquitectónicas de paredes y
plataformas reconstruidas varias veces (Feldman, comunicación personal; Mo-
seley 1975). Piedra Parada, también en Supe, sólo tiene un montículo (Feld-
man, comunicación personal; Moseley 1975). Bandurria, al sur del valle de
Huaura, consiste en varios montículos artificiales, asociados con un basural
profundo ubicado a cierta distancia. Río Seco, inmediatamente al norte del
valle de Chancay, se caracteriza por seis montículos, asociados con basura
(Wendt 1964). Las excavaciones en los montículos de Río Seco revelaron
igualmente arquitectura soterrada -paredes plataformas rellenas y, a menu-
do, basura asociada. Los montículos descritos para otros sitios costeños pre-
cerámicos y las estructuras complejas sobre el piso de Alto Salaverry son si-
Í _ _ _ _ _

56 REVISTA DEL MUSEO NACIONAL- XLIII

milares sólo de modo muy general. Los datos de las excavaciones de As-
pero y Río Seco revelan que los grandes montículos artificiales representan
una gran inversión de. trabajo y, desde el punto de vista tecnológico, elabo-
radas técnicas de construcción, superiores a las documentadas para Alto Sa-
laverry. Sin embargo, en Alto Salaverry el carácter público de las estructu-
ras D y E parece indicar que su función en el sitio fue análoga' a la de las
tempranas estructuras no domésticas y monumentales.
Formas arquitectónicas similares a la estructura circular no doméstica
0 ceremonial descubierta en Alto Salaverry se conocen sólo en dos sitios pre-
cerámicos, aunque la forma se halla ampliamente dispersa en sitios con ce-
rámica temprana. Varios ejemplos son visibles en las fotografías aéreas pu-
blicadas por Kosok (1985: 194, 2-23, 225), pero el primer estudio de la for-
ma arquitectónica se debe a Williams (1972). Se conocen dos ejemplos pre-
cerámicos al sur del valle de Moche. Recientemente, la Universidad Cató-
lica de Lima al explorar el valle de Chao descubrió un sitio precerámico
Idenominado Salinas, cerca a las antiguas minas de sal, al sur de Chao,
que presenta dos estructuras circulares hundidas. Bastante más al sur, cer-
ca a la desembocadura del río Supe, el sitio de Piedra Parada tiene una es-
tructura circular.
Las excavaciones en Salinas revelaron detalles arquitectónicos de las dos
estructuras circulares, que son similares a los rasgos del ejemplo de Alto
Salaverry. Aunque grande y muy elaborada respecto a las construcciones
de piedra, las estructuras circulares de Salinas son muy similares en planta,
teniendo cada una dos entradas con escaleras en los extremos opuestos, y
una de ellas un pozo en el centro de la planta circular. Sin embargo, tanto
en Salinas como en Piedra Parada la estructura circular hundida aparece aso-
ciada con la cara de un montículo próxima al círculo, rasgo que diferencia
a Alto Salaverry -de estos ejemplos.
Las plazas circulares hundidas son comunes en el Período de Cerámica
Inicial y todos los ejemplos conocidos se asocian también con montículos.
Estos incluyen un sitio cerca a Tanguche, en el valle de Santa (Kosok 1965:
194); Taucachi, Konkán y Sechín Alto en el valle de Casma; Bermejo, al nor-
te del valle de Pativilca (Silva 1975); numerosos sitios en el complejo Pati-
vilca-Fortaleza-Supe, tales como Chupa-cigarro Grande (Kosok 1965; 223-
225; Feldman, comunicación personal) y Garagay, al sur, en el valle del
Rímac (Ravines 1975: 197). En la sierra se conoce un ejemplo; Chavín de
Huántar (Lumbreras 1974).

Sumario y conclusiones
Alto Salaverry puede evaluarse en términos de su ubicación en la pre-
historia de la costa norte, en base tanto de los datos disponibles como de
las excavaciones en el sitio y las semejanzas encontradas con otros sitios de la
ALTO SALAVERRY

costa. Primero, examinando el sitio en detalle, se puede observar un sistema


de subsistencia y una elemental jerarquía en la estructura social. Los restos
de plantas y animales recogidos en Alto Salaverry documentan una definida
orientación a una subsistencia de base marina, acompañada por el conoci-
miento y uso de una gran variedad de especies vegetales. En base a los da-
tos disponibles, sus habitantes debieron ser agricultores adaptados al uso de
gran variedad de plantas cultivadas y de árboles permanentes, aunque cir-
cunscrita por límites reducidos de áreas irrigables. Consecuentemente, el fo-
co de subsistencia marina se correlaciona con la ubicación del sitio, y la res-
tricción de la tierra disponible debe verse como el conjunto de variables
que determinan que la producción de cultivos industriales sea alta a expen-
sas de las especies alimenticias.
Por otra parte, Alto Salaverry tiene ciertas características que ofrecen in-
formación sobre la estructura social local. En base del tamaño, técnicas de
construcción, configuración general y asociación con basura, los tipos de ar-
quitectura presentes en el sitio varían en un contínuum, desde la arquitectu-
ra puramente doméstica, pasando por la semidoméstica hasta la no domésti-
ca. Las dos estructuras designadas como arquitectura no doméstica ofrecen
las mayores evidencias de la elemental estratificación social vigente en el
sitio. En el caso de las estructuras D y E la asociación de basura con par-
tes de la estructura confirman un aspecto doméstico de la función de cada
cual. Adicionalmente, la mayor parte de cada complejo se compone de cuar-
tos y plataformas, sin basura, con una arquitectura exterior en la que se des-
taca su fino acabado y que sugiere una secundaria función pública o no do-
méstica. En oposición, las estructuras domésticas son pequeñas, simples v
definidamente asociadas con la parte central del basural. Estas diferencias
entre los complejos y las estructuras domésticas sugieren status desiguales ›

entre los ocupantes de cada tipo arquitectónico. El entierro de un adulto


incorporado en la arquitectura semidoméstica y de un infante dentro de la
parte central del basural, mientras otros adultos aparecen en un cemente-
rio cercano, puede correlacionarse con un diferente status individual. Cierta-
mente todas estas diferencias son ligeras y probablemente no reflejan sino
un simple nivel tribal de desarrollo.
Si se compara Alto Salaverry con otros sitios tempranos de la costa des-
tacan los aspectos especialmente significativos. Primero, respecto a las acti-
vidades generales de subsistencia y a las formas de arquitectura domés-
tica, Alto Salaverry se adecúa a los datos disponibles para la costa norte,
tanto al sur como al norte del sitio. Sin embargo, la presencia de arquitec-
tura semidoméstica y especialmente la estructura circular distinguen a Alto
Salaverry de los sitios de la vecindad inmediata y sugieren relaciones con
tipos de establecimientos conocidos únicamente al sur. Sobre esta base, Alto
Salaverry guarda mayor similitud con los sitios precerámicos del sur, carac-
terizados por montículos no domésticos y estructuras circulares, inconsisten-
58 REVISTA DEL MUSEO NACIONAL-XLIII

cia que podría ser resultado de la ubicación periférica del sitio. Este no re-
fleja las vinculaciones de una mayor complejidad social en épocas tan tem-
pranas como el Precerámico, sino que debe más bien entenderse como el
resultado de una gradual difusión de un sistema social o conjunto de pensa-
mientos que se manifiesta como un patrón reconocible en la arquitectura.

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RECONOCIMIENTOS

' i El sitio de Alto Salaverry fue descubierto y registrado en 1970


por Michael E. Moseley, dentro del reconocimiento del pa-
trón de establecimientos en el Proyecto Chanchán-valle de
Moche. El cementerio asociado, descubierto poco después, fue
descubierto y registrado en 1973 por Eric E. Deeds. Las ex-
cavaciones del sitio se realizaron en mayo de 1974 bajo la
supervisión de Thomas y Shelia Pozorski, autorizados por el
Instituto Nacional de Cultura y subvencionados por el Pro-
yecto Chanchán -valle de Moche. Los dibujos se deben a
Eduardo Martell. Los fondos fueron provistos por la National
Science Foundation, la National Geographic Society y el Ins-
titute of Latin American Studies of the University of Texas.
Muchas de las ideas preliminares sobre el levantamiento de la_
costa provienen de un estudio que desarrolla el geólogo Fred
Nials. Los autores expresan su especial reconocimiento a las
mencionadas personas e instituciones.

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