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(Villa del Río, Córdoba, 1913 – Madrid, 2004) Locutor radiofónico y presentador televisivo
español. Matías Prats Cañete nació el 4 de diciembre de 1913 en la localidad cordobesa de
Villa del Río, en el seno de una familia modesta.
Siguió haciendo versos, pero en lugar de decantarse hacia la lírica del grupo Cántico (Pablo
García Baena, Ricardo Molina o Juan Bernier), lo haría hacia la épica de Radio Nacional de
España con Fernando Fernández de Córdoba, su maestro.
Matías Prats
Participó en la Guerra Civil y fue herido varias veces, una de ellas en los ojos (conoces la
guerra, la odias para siempre, diría en su vejez). Sufría por ello de fotofobia y se vio
obligado a llevar gafas de sol, aun en los partidos nocturnos. Esas gafas se convirtieron en uno
de sus signos de identidad.
Locutor radiofónico
En 1939 entró por oposición en Radio Nacional de Málaga, donde ya se dio a conocer porque
hizo de la crónica un auténtico encaje de bolillos. Su primer trabajo fue la retransmisión del
partido Málaga-Betis.
Como locutor del medio radiofónico oficial del régimen franquista, impuso un estilo singular
y un discurso con giros rocambolescos que hicieron las delicias de los oyentes, a quienes
proporcionaba una detallada composición del lugar y de las incidencias de los partidos de
fútbol en su programa Domingo Deportivo Español, o de las corridas de toros, como si los
acontecimientos fueran televisados.
Un periodista que se considera su discípulo, Benito de Salazar, lo plasmó con esta frase:
«Antes de existir la tele, veíamos los goles que nos cantaba. Su verbo fluido, rico en matices y
vocabulario, nos situaba sobre el terrenos de juego y nos hacía imaginar la posición del balón
y de los jugadores».
De Matías son numerosos giros y símiles, como la «serpiente multicolor». De hecho, inventó
un imaginario Diccionario Deportivo de la Real Academia de la Lengua, tanto de fútbol como
de toros o de otras disciplinas deportivas de la España en blanco y negro, a la que él puso
color. Buscaba siempre la frase ingeniosa, pero sin ofender. En un partido entre el Real
Madrid y el modestísimo Jeunesse de Luxemburgo sólo había un jugador de este equipo que
tocaba un poco la pelota. Era calvo como una bola de billar. Para referirse a él, dijo:
«Reconocerán a Peterson por ser el menos dotado de frondosidad pilosa».
Más tarde, en la final de la Copa de Europa de Naciones de 1964 ante la Unión Soviética,
tuvo el honor de cantar el gol de Marcelino, que le proporcionó a España su único título
continental. Le hizo también la última entrevista al popular torero Manolete, poco antes de
que el toro Islero acabara con su vida en la plaza de Linares. Matías Prats sabía de cada rincón
de todas las plazas, que modulaba en unas retransmisiones que jamás fueron aburridas por
rutinaria que fuera la corrida. Debutó en los toros con la retransmisión de la corrida que
toreaban en Málaga Nicanor Villalta, Vicente Barrera y Domingo Ortega.
Trabajó también en Televisión Española (TVE) desde los albores de un medio que fascinó a
los españoles de la época y del que Matías Prats se convirtió en uno de los rostros más
populares, tanto en las retransmisiones deportivas como en las taurinas. En 1974 dejó de
aparecer en pantalla al pasar a la asesoría técnica de la dirección general del medio, pero el
gusanillo de la radio lo impulsó a coger el micrófono para retransmitir algunos programas,
sobre todo los destinados a Hispanoamérica.
Con una personalidad singular y en el cenit de su popularidad, se atrevió a corregirle un
discurso al general Franco. «En aquella época todos éramos franquistas, al menos los que
trabajábamos en un medio oficial como RNE», recordó en una entrevista.
En ella afirmaba también, entre otras cosas: «Jamás me he creído mi triunfo personal, y más
bien me considero un fracasado, porque yo he desarrollado una vocación al margen del
reconocimiento del público [...]. Mis más íntimos objetivos eran no ser desagradable e
intolerante con mis deficiencias y con mi familia, algo que quizás no conseguí debido a la
potencia de mi voz y a mi verbo fácil, con los que me imponía a los demás, a pesar de que en
el fondo era un tímido. Quizás por ello gritaba más que mis interlocutores».
Reconocimientos
Casado con Emilia Luque Montejano, tuvo tres hijos, Matías, María del Carmen y Juan Jesús,
de los que se sentía orgulloso, pero en especial de Matías, quien siguió sus pasos y aprendió
mucho del oficio de su padre, cuyas principales virtudes eran la prudencia y el respeto hacia
los demás.
Matías Prats estaba en posesión de numerosos galardones y premios: Ondas (1955, 1965 y
1996); Periodista de Honor (1965), Micrófono de Oro (1989), Premio Víctor de la Serna por
la Asociación de Prensa de Madrid (1993), etc. En 1996 recibió el premio Ondas
extraordinario, y el 24 de noviembre de 2003, el premio Ondas de Oro, con motivo de la
celebración del cincuenta aniversario de este galardón, por «haber llevado a la radio la
máxima expresión narrativa y como voz que perdura en el recuerdo de varias generaciones».
Además, estaba en posesión de las cruces de Cisneros al mérito político y Alfonso X el Sabio
al mérito militar y de la Medalla de Oro al mérito en el trabajo.
Tras el velatorio en el tanatorio madrileño de La Paz, en Tres Cantos, su hijo Matías Prats
Luque comentó a la prensa: «Sabía que lo querían, pero no podía imaginar que lo admiraran
tanto». Por su parte, Jesús Álvarez, que lo tuvo como tutor y mentor tras el fallecimiento de
sus padres, definió a la perfección su figura: «Se nos ha ido el mito, pero ahora queda la
leyenda».