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BLOG CIENTÍFICO
Publicado el 14 de October de 2015 por María Martinón
Homo sapiens al Este del Edén
El descubrimiento de hasta 47 dientes de morfología inequívocamente moderna en una
cueva del sur de China apunta a que nuestra especie, Homo sapiens, estuvo presente en
Asia mucho antes de lo podíamos imaginar. Datados entre 80 y 120 mil años, los restos
encontrados en la cueva de Fuyan (Daoxian) representarían los fósiles con
morfología “totalmente moderna” más antiguos que se conocen fuera de África.
Hoy por hoy, la evidencia más clara de la presencia de H. sapiens al este de la península
arábiga se encuentra en Tianyuan Cave (norte de China), en Niah Cave (Borneo) y en
Lake Mungo (Australia) con dataciones entre los 40.000 y los 50.000 años. En el Levante
contamos con los fósiles de los yacimientos de Skhul y Qafzeh, datados entre 80.000-
100.000 años, y que han sido definidos como “anatómicamente modernos”, matizando con
ello que están en la raíz de nuestro linaje, pero presentan todavía algunos caracteres
primitivos que los diferencian de las poblaciones actuales. En la misma línea, el
paleoantropólogo Tim White utilizó la expresión “al borde de la modernidad” (on the verge
of the anatomical modernity but not yet fully modern) para referirse al cráneo hallado en
Herto (Etiopía), que se tiene como uno de los fósiles más antiguos conocidos de nuestra
especie, con unos 160.000 años de antigüedad. Así, los fósiles de Skhul y Qafzeh han sido
interpretados por algunos investigadores como evidencia de una “dispersión fallida”, un
amago de Out of Africa que apenas habría traspasado las fronteras del continente. En este
contexto, el grueso de la comunidad científica coincide en apoyar que el verdadero Out of
Africa no triunfó hasta hace 50-60.000 años, cuando finalmente las poblaciones
completamente modernas habrían sido capaces de dispersarse por el resto del mundo,
llegar a Australia (Borneo) y arrebatar, entre otros, el imperio europeo de los
neandertales.
Quizá el ejemplo más emblemático de estos reparos sea la mandíbula de Zhiren, hallada
también en el sur de China y datada (no sin controversia) en unos 100.000 años. Según
los investigadores responsables de su estudio, la mandíbula de Zhiren representa un
ejemplar de la especie H. sapiens pero la expresión de algunos rasgos arcaicos ha llevado
a interpretaciones diversas. Algunos expertos piensan que la mandíbula de Zhiren
perteneció a un híbrido del cruzamiento de H. sapiens con una población primitiva,
mientras que otros consideran que se trata de un H. erectus grácil que habría sobrevivido
hasta el Pleistoceno superior.
El hallazgo de H. sapiens al Este del Edén, donde por primera vez se encontró a la
Eva mitocondrial, abre un abanico fascinante de hipótesis y escenarios que
investigar.
3) Plantea también cuestiones sobre quiénes son los ancestros inmediatos de las
poblaciones actuales. Si bien la evidencia fósil sigue apuntando a África como cuna de
los humanos anatómicamente modernos, todavía tenemos que comprender qué sucedió
con cada una de estas dispersiones. En otras palabras, ¿es posible que algunos de
los H. sapiens actuales sean descendientes de estas primeras migraciones? ¿O
somos todos básicamente descendientes de una salida posterior a través del
corredor Levantino? ¿Quizá las dos hipótesis pueden ser complementarias y no
mutuamente excluyentes? Aun cuando la historia de H. sapienshaya despegado de un
aeropuerto africano, puede ser que su largo viaje hacia todo el planeta hiciera algo más
que una escala en Asia antes de llegar a nuestros días. La evidencia genética se ha
considerado siempre el argumento más robusto para defender un origen africano reciente
para todas las poblaciones de H. sapiens. Sin embargo, como sugieren Huw S. Groucutt y
su equipo (Evolutionary Anthropology 24, 2015) parece que existen al menos dos
escenarios donde la evidencia genética sería compatible con una salida temprana de
África –e incluso una “vuelta a África”- a través de un flujo genético intenso entre los H.
sapiens africanos y no africanos. Estas hipótesis, aunque atractivas, plantean escenarios
filo-geográficos complejos que son menos parsimoniosos a la hora de casarlos con la
evidencia genética disponible. Aun así, la propia evidencia molecular ha ido cambiando
nuestra perspectiva evolutiva llevándonos a considerar escenarios como el de la
hibridación entre H. sapiens y H. neanderthalensis, que eran casi “impensables” hace
algunos años, sobre todo por parte de los propios genetistas. Así que quizá sea el
momento de abandonar la zona de confort y explorar alternativas menos convencionales
que quizá estén equivocadas… o quizá no. Personalmente, aplaudo la valentía a la hora
de pensar, ya que es el único modo de descubrir algo nuevo.
María Martinón-Torres
UCL Anthropology
Wu Liu*, María Martinón-Torres*, Yan-jun Cai, Song Xing, Hao-wen Tong, Shu-wen Pei,
Mark Jan Sier, Xiao-hong Wu, R. Lawrence Edwards, Hai Cheng, Yi-yuan Li, Xiong-xin
Yang, José María Bermúdez de Castro & Xiu-jie Wu (2015). The earliest unequivocally
modern human in South China. Nature
http://dx.doi.org/10.1038/nature15696
For an English version, please visit the link at The Leakey Foundation
blog:http://www.leakeyfoundation.org/blog/2015journal-article-homo-sapiens-to-the-
east-of-eden
EL PAIS
La versión neandertal de los hechos
La antropóloga española María Martinón-Torres cuenta en primera persona el hallazgo de 47
humanos en una cueva china que acaba de publicar en 'Nature'
El sueco que persiguió hasta cazarlo al Hombre de Neanderthal
MARÍA MARTINÓN-TORRES 15 OCT 2015 - 12:53 CEST
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Hombre de Neandertal
Evolución humana
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Asia
Ciencia
Los investigadores María Martinón-Torres, José María Bermúdez de Castro, Liu Wu y Wu Xiujie. / IVPP
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Ser la única especie humana sobre la faz de la Tierra nos provoca sin quererlo un
sentimiento inconsciente de superioridad. Dejamos tras nosotros una larga estela
de especies humanas que se extinguieron y no fueron capaces de llegar a nuestros
días. Nuestros hermanos neandertales desaparecieron de Europa hace solo 40.000
años, coincidiendo con la invasión H. sapiens, una oleada de humanos tropicales y
esbeltos que le arrebataron las tierras del norte y los empujaron a la extinción. Pero
la historia la cuenta siempre el superviviente y sin quererlo la reconstrucción de los
hechos puede estar sesgada. El descubrimiento de que a los humanos modernos les
llevó el doble de tiempo entrar en Europa de lo que les costó expandirse por Asia
nos obliga sin embargo a replantearnos el mito de nuestra superioridad.
Desde que salimos de la cueva de Fuyan hasta que regresamos a España, los
recuerdos del viaje me llegan como en nebulosa, mareada por la sorpresa, la
excitación y la euforia a la que sin duda ayudaron el espléndido agasajo de comida y
abundante bebida con que los amables habitantes de Daoxian querían agradecer
el honor de nuestra visita. Creo que no eran conscientes de que quienes en verdad
tenían que agradecer el honor de haber pisado la cueva con los restos humanos
más modernos y a la vez más antiguos fuera de África que se conocen hasta el
momento, éramos nosotros.
También pensé entonces que la mejor forma de corresponderles era intentar contar
esta historia donde se tenía que contar, en una revista científica de prestigio donde
la versión neandertal de los hechos fuera escuchada por todo el mundo. Asia tiene
todavía mucho que contar no solo sobre lo que ha pasado allí, sino sobre asuntos
que nos interesan para comprender mejor a humanos actuales y neandertales.
Veremos sin duda en los próximos años el advenimiento de una nueva R-Evolución
china.
Quizá H. sapiens no entró en Europa hasta tan tarde porque simplemente no pudo,
porque los neandertales eran una barrera difícil de franquear y Europa un territorio
demasiado pequeño para ambos. Tras miles de años de aislamiento y castigados por
los fríos glaciares, los neandertales ya no son quienes eran y H. sapiens, quien
tampoco es el mismo de hace 100.000 años, ve ahora su momento para entrar. La
extinción neandertal ya había comenzado sin nosotros, y lo único que hizo H.
sapiens, agazapado a las puertas de Europa durante más de 50.000 años fue
aprovechar, al fin, su oportunidad.
AGORA
Durante las últimas décadas, uno de los mayores misterios del registro fósil era la ausencia de
restos de humanos modernos (Homo sapiens) de más de 45 000 años en el extremo oriental
de Asia, donde sí son frecuentes otros fósiles. Como consecuencia de esta falta de pruebas, en
la comunidad científica se había impuesto la hipótesis de que los humanos modernos
salieron en una gran oleada de África hace 50 000 años y de ahí llegaron a Europa, donde
terminaron presionando a los neandertales hasta su desaparición.
Pero el trabajo publicado este miércoles en la revista Nature por un grupo internacional de
investigadores puede cambiarlo todo. El equipo de Wu Liu, Xu-jie Wu y la española María
Martinón presenta las primeras pruebas de que hubo humanos modernos en el lejano oriente
hace entre 80 000 y 120 000 años, lo que significa que pudieron llegar a esta zona mucho
antes que a Europa, algo que se desconocía hasta el momento y que supone un auténtico
bombazo en paleoantropología. En el trabajo ha sido clave el análisis realizado por Martinón de
las 47 piezas dentales halladas recientemente en la cueva de Fuyan, en Daoxian, en el
sudeste de China, cuyos resultados indican que se trata de dientes de humanos
anatómicamente modernos, más pequeños que los de especímenes del Pleistoceno tardío
en Asia y África y muy parecidos a los de los humanos actuales.
“Estamos hablando de dientes de humanos modernos y que están entre 80 y 120 000 años, en
el sur de China, mucho antes de lo esperado”, explica Martinón a Next. Esto significa que los
primeros Homo sapienspudieron poblar las regiones más extremas de Asia entre 30.000 y
70.000 años antes que el Mediterráneo oriental y Europa, un dato que sacude lo que se
pensaba hasta ahora sobre la expansión del género humano desde su salida de África. “La
idea clásica es los sapiens que encontramos en Europa son descendientes de una oleada de
humanos modernos que salieron hace 50.000 años de África”, indica Martinón. “Hasta ahora no
había ningún yacimiento convincente de que hubieran salido antes, pero éste lo es”. Los únicos
fósiles que planteaban alguna duda, matiza, corresponden a los yacimientos de Skhul y
Qafzeh, en Oriente Medio, con una antigüedad de unos 90.000 años. “La diferencia es que
aquellos son más arcaicos y se dice que están ‘en el borde de la modernidad’, mientras que lo
que hemos encontrado ahora son completamente modernos, se parecen a poblaciones
más tardías del Pleistoceno e incluso a los humanos actuales”.