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Juan Sebastian ew De Reparto a Capitalizacién: La experiencia chilena* IParte Gumucio R. ido. Prof. Universitari Nota: Debido a la extensién de este trabajo ec Publica la Primera parte en esta edicion y la ‘Segunda, en Ia Revista de Noviembre 96. Een ta potemica sobre el tema del futuro de las Pensiones, surge como tema recurrente la expetioncia chilena, A partir do 1981, se sustituys en Chile un conjunto de rogimenes de pensiones financiatos bajo la modalidad de reparto', por uno de capitalizacin individual. Los resultados que eo ‘exhiben de dicha experiencia pretenden pesar en favor de la tesis de quienes postulan el agotamiento de las modalidades de roparto y la necesidad de importar para sus paises reformas analogas a la chitena. Las caracteristicas de la reforma introducida on Chile ponen en entredicho diversos postulados y prineipios que se estiman inherentes al grado de desarrollo alcanzado por la seguridad social desde mediados de este siglo. Se propone la capitalizacién individual, se prevé privatizar la gestion del regimen, ‘se concibe explicitamente el lucro en la referida gestién, se omite la contribucién financiera del Patrono y del Estado, elementos que pugnan con principios y recomendaciones que privilegian los mocaniemos solidarios, la participacién en la gestion, la ausencia de fin de lucto, etc. El tema de las pensiones os tremendamente arduo, Existo cierta tentacién de parte de los economistas. para reservarselo en exclusividad. Sin embargo, no hay que olvidar que las decisiones en materia de “Curse de Verano: “El futuro de fas pansiones”. Universidad Complutense, Mackid. Julio de 1996 seguridad social son esencialmente politicas y eben considerar una variedad de dpticas cuya Tiqueza depende precisamente de su origen ‘muttidisciplinatio Il Marco de evaluacién de la experiencia chilena y algunas limitaciones El régimen de capitalizacion incividual recién ha completado quince afios de funcionamiento, Se trata de una experiencia ain inmadura. Las ‘administradoras de fondos de pensiones -AFP- habian otorgado a diciembre de 1995 solo 216.476 pensiones®. La carga administrativa de las AFP es, Por tanto, incomparablemente menor que la de las ‘cajas de prevision tradicionales. Por otra parte, lae pensiones otorgadas por las AFP, salvo las de invalidez y sobrevivencia de trabajadores afectos al seguro respective, estan substancialmente influidas por el bono de reconocimiento que es propio de la transicién y que es expresién del siatema de roparto, Dosde cl punto de vista de las rontabilidades obtenidas por los fondos de pensiones, también es un hecho conocido que las etapas iniciales de funcionamiento de regimenes de capitalizacién determinan, particularmente en paises en vias de desarrollo, resultados positivos que no son proyectables hacia el futuro. Estos elementos, entre otras, deben relativizar una evaluacion definitiva do la experiencia chilona. LCémo evalvar este experimento? Quiones predican las bondades do la roforma chilena tienen la marcada tendencia a destacar los méritos de la capitalizacién individual a partir de contrastar los resultados del nuevo sistema con los del antiguo sistema de reparto vigente en Chile hasta fines de los aos setenta. Esta actitud es consecuente con olra constante que se observa on los partidarios de la experiencia. Segun ellos, todos quienes en Chile plantean criticas u observaciones al nuevo sistema ‘son encasillados inmediatamente como partidarios acértimos del antiguo sistema. Este maniqueismo Persigue, por cierto, marginar del debate la opeién de quienes sostenian que consetvando una modalidad de reparto solidaria existian otras variantes reformistas absolutamente viables para ‘superar los defectos del sistema tradicional ? Este sistema de evaluacién nos parece limitado desde un doble punto de vista. Por una parte, es injusto confrontar en la comparacién un sistema ‘tradicional que fue duramente alterado durante ol Gobiemo Militar‘. De otra parte, ai bien tal tipo de ‘comparacién puede establecer mejorias -0 rettocesos- relativos, fo cierto es que el verdadero ppadrér de mediacién to constituye el deber ser de ia ‘seguridad social, que no es otro que el que fluye de {os principios que informan esta disciplina. : El conjunto de principios que fluye del derecho supranacional, de fa legielacién comparada, y, muy particularmente, de la otaboracién de la doctrina nacional y universal, fja ol debor ser de un sistema de seguridad social, conforme a los padrones ‘comiinmente aceptados. Y son éstos, por lo mismo, elementos valiosos de enjuiciamiento de una nomnativa especifica. ‘Se habla de fa irrupcién en el mundo de una fase Que pone en crisis los sistemas de seguridad social® Y surgen nuevas experioncias que se apartan de las ‘orientaciones propias de la seguridad social, 2Perderan vigencia los principlos hasta hoy reconocidos? ¢Los nuevos elementos informadores: hharan emorger una disciplina diversa?. La experiencia chilena es precisamente cuestionadora de diversos postulados que se entendian inamovibles. Concordamos con quienes asignan un cierto relativismo a los principios de esta disciplina, pues 8 claro que no existe un modelo tnico, un tipo invariable de seguridad social, Fronte a las téoricas ‘do seguridad social no se puede adoptar un criterio dogmatico. Pero este relativismo y esta apertura hacia la experimentacién de diversas técnicas no puede soslayar una cuestién fundamental: el modelo concrete que se construye de acuerdo a las ‘caracterfsticas propias do cada realidad debe ‘cumplir con algunos imporativos que lo transformen ‘en medio idéneo para satisfacer la necesidad de proteccién social det conglomerado humano, y en {al sentido os principios esenciales de la disciplina siguen siendo validas orientaciones. En otro orden de ideas, debe advertirse desde ya que la extrapolacién de la experiencia chilena a tealidades diversas debe observarse con prudencia. No se requiere sor economista para reparar en of hecho que es muy distinta la inyeccién de recursos: derivados de la capitalizacion individual en un pais en vias de desarrollo, con un mercado de capitalos incipionte, con un gran margen de crecimiento, que lo que seria de repetir la misma experiencia en un pale desarrollado de condiciones muy diferentes. Finalmente, debe tenerse muy en cuenta otro grave defecto que presenta el analisis de esta exporioncia. ‘Sus partidarios suelen considerar el sistema de capitalizacién como un fenémeno aistado, olvidando que integra e interactéa en la economia nacional. Asi, por ejemplo, veremos que la logica del sistema ‘puede llegar a contrariar el interés nacional. Observaremos también como algunos éxitos ‘contables del sistema ocultan otras contrapartidas negativas que se manifiestan en otros ambitos de la ‘economia nacional * I- Evolucién del sistema de seguridad social chileno Para analizar la experiencia chilena de instauracion de un régimen de pensiones de capitalizacién individual a partir de una experiencia anterior de reparto, nos parece previo proporcionar brovernente ‘algunos antecedentes otientadores sobre la ‘evolucién del sistema de seguridad social chileno ara conocer el contexto en que se produjo la teforma. E| sistema chilono, prescindiendo de esfuerzos islados anteriores, comienza a desarrollarse a partir de los afios veinte, siguiendo el criterio de profesionalidad propiciado por ol esquema Bismarkiano. Su desarrollo es explosivo y desordenado. En una primera etapa que finaliza a comienzos de la década dol 50, 50 logra afar a la mayor parte do los trabajadoros dependientes a ‘cajas do provision de cardcter semiptiblico que cubren una gama cada vez mas amplia de prestaciones. Junto a cuatro cajas de previsi6n principales -obreros, empleados particulares, ‘empleados piiblicos civiles y tuncionarios de! ‘orden castrense- se crea un importante niimoro do ‘cajas para atendet a pequorios soctores con mayor oder de presién auc logra cuadros de beneficios relativamente mejores a los de su profesién de origen. Asimismo, en las cajas principales se crean Paralelamente a los regimenes generales, subregimenes preferentes para algunos eoctores, Al término de los afios sesenta, el sistema chileno contaba con 36 cajas de previcién, 150 regimenes previsionales distintos. La normativa aplicable estaba dispersa en mas de 600 cuerpos. legates. En materia de ponsiones existian 31 regimenes diferentes de pensiones de vejez, 30 de pensionos de invalidez o igual nimoro de pensiones por antigiedad.’ En este laberinto, justo es decir que sélo tres cajas 4as que agrupaban a obreros, empleados particulares y empleados poblicos- coneentraban a 94% de los afliados del orden civil, fen tanto que on ol otro extreme trece cajas contaban con menos de 1.000 contribuyentes cada una. El sistema tuvo, en cuanto a cobertura, una répida expansi6n legando a comprender casi al 80% do la fuerza de trabajo (1974). El erocimionto do la masa de pensionados también tuvo un ritmo acelerado, llogando a superar el mllén en 1979, En lo financiero, los regimenes optan on un inicio por formas de capitalizacion individual. El proceso inflacionario y la inversion do los fondos acumulados en obras de interés social -construccién de viviendas, prestamos hipotecarios, ete. determinan una reduccién importante de recursos, a la cual se atribuye la cuantia desmedrada de las Pensiones. En 1952 se modifica substancialmente ef sistema, modificandose la modalidad de capitalizacién por la de reparto*y produciéndose un sustancial mejoramiento on el cuadro de prestaciones, En estas reformas no estuvo ajena la orientacién que surgfa en la posguerra desde Inglaterra y la tendencia mundial que desengafiada Por fos malos resultados de las experiencias de ‘aapitalizacion emprendidas en sus origenes por los seguros sociales comenzaban a adoptar la formula de teparto. Siguiendo estas mismas orientaciones a fines de los aftos 50 y a comienzos de los 60, se tealizan los primeros esfuerzos serios de diagnéstico para armonizar el sisterna en ‘consonancia con las orientaciones de seguridad social.” Los Gobiemos de Jorge Alessandii (58-64) Eduardo Frei Montalva (64-70)'y de Salvador ‘Allende (70-73) encaminan sus esfuerzos hacia la aprobacién do reformas tondiontes a universalizar ol sistema de seguridad eocial, a uniformar la ‘mulliplicidad de regimenes que lo integraban, eliminando sus distorsiones y privilegios, y a sanear los problemas financieros que lo aquejaban. El éxito ‘obtenido sélo fue parcial. En materia de pensiones. ni Frei ni Allende lograron el consenso necesario pata omprender el duro saneamiento que so equeria para ordenar una multiplicidad de regimenes anarquicos, muchos de ellos excesivos."* Durante la primera etapa de la Dictadura Militar (1973-75), la tendencia reformista continéia, Gon un ‘sello ahora autortario, y con la ventaja de no tener ‘contrapeso, se aprucban importantes reformas, tales como regimenes inicos de prestaciones familiares, subsidios de cesantia, asignaciones por muerte y pensiones asistenciales. ‘Seguia pendiente la tarea de desatar el nudo ‘gordiano que amenazaba do asfixia al sistoma: ol ‘saneamiento de los regimenes de pensiones. Desde los albores del Régimen Militar, los sectores: neoliberales propiciaron férmulas de reemplazo del régimen de reparto sustentadas en la capitalizacion or sectores que al interior de! Gobierno Militar postulaban concepciones mas ortodoxas de ‘seguridad social."* A partir de 1977, el predominio de los sectores nooliberales ee absoluto. En Febrero de 1979, 06 da un golpe detinitivo a los regimenes de pensiones: se suprimen los regimenes de pensiones por afios de servicio, salvo para el ‘sector castrense. A pari de entonces y salvo la aplicacién de normas de transicién poco generosas, se establoce que, aparte de las pensiones de invalidez y de sobrevivencia, s6lo se podra jubllar por vojez a los 68 afios, los hombres y a los 60 afios, las mujeres, ambos con un minimo de diez afios de cotizaciones. Esta roforma s6lo hizo mis cexigente el acceso a las jubilaciones, sin alterarlas miltiples deficiencias y distorsiones que Mahi icabit ttt it AN presentaban los diversos regimenes de pensiones. Ast por ejemplo, se mantuvieron las tasas de cotizacion, los sistemas de calculo de pensiones, etc"? Resultaba obvio que esta roforma era preparatoria de una mas trascendental y que su objetivo era debilitar el sistema de reparto, climninando ol atractivo de las pensiones por afios de servicios, al tiempo que se generaba un importante ahorro de recursos en la modida que se diferia la entrada a la etapa pasiva de importantes sectores, los cuales, al mismo tiempo, por pensionarse a ‘edad mas avanzada genoratfan una carga por ‘menor tiempo atendida su menor expectativa de vida. decreto ley N® 8.500 que establece un sistema de Pensiones financiado por capitalizacién individual y ‘adminiatrado por entes privados. Asi so genera un drastico cambio que modifica el sistema de seguridad social chileno introduciendo elementos que repugnaban a todos los principios y avances que habia ido exporimontando esta disciplina a lo largo del siglo. Simultaneamente 9e reforman los. programas de salud, creandose instituciones Privadas de salud que aglutinan a los trabajadores ‘de mejores ingresos y que compiten con un sector Pblico afectado por miltiples restrieciones. Para sustentar la reforma del sistema de pensiones, ‘1 Ministro Piriera y su equipo sostuvioron un dlagnéstico del sistema de reparto chileno que, entre otras consideraciones, sostenia lo siguiente: 1) El sistema tradicional de reparto estaba en quiebra, esto es, sus activos eran del todo insuficientes para responder al pago de las pensiones olorgadas o que se concedicran en ol futuro. 2) El Fisco chileno estaba cada vez més comprometide con el financiamiento de! sister: 9) La administracién publica del sistema era ineficiente y de alto costo, 4) Los cuadros de prestaciones eran regresivos @ injustos; se favorecia en mayor medida alas personas de mayor nivel de ingreso en desmedro de los mas pobres. ‘Sin 61 4nimo de defender ol sistema antiguo, que, por ciorto, ora merecedor de diversas y fundadas. criticas, el discurso de los reformistas de 1980 _amerita algunas observaciones. 1) Resulta conceptualmente inexplicable que se hhable de quiebra de un sistema de reparto. Es valido sostener que éste presente déficit quo obliguon a recurrir a resorvas, a alevar fac cotizaciones, a requerir de financiamicnto estatal, 0 a reducir prestaciones. Lo que no puede hacerse 2 criticar a un sistema de reparto por la carencia de capitales que respalden el pago de Pensiones presentes y futuras, porque eso es no entender que el reparto precisamente no Persigue acumular capitales de representativos del costo de las pensiones. 2) Respecto del deficit fiscal es efectivo que en Chile ese fenémono era notorio. Antes de la telorma, los aportes del Estado equivalian aproximadamente al 30% de los ingresos del sistema." Sin embargo. el deficit en parte tenia un origen meramente contable: el Fisco no cotizaba f otro empleador para los ‘Otra explicacién det cesfucrzo fiscal era el caracter prematuro de las pensiones de las cajas del sector pilblico y el nivel nototiamonte mas alto de las prestaciones de ese sector, ello particulatmente en lo que atafie al sector castrense."* Finalmente, el Estado contibuia firmemente al financiamiento de los programas de ‘salud y pensiones para el sector obrero, y a st interior, para apoyar a los sectores mas desvalidos. Las reformas del Gobiomo Militar, a pesar de sus fundamentos, presentan en este punto rasgos contradictotios can aquellos: ‘3e mantuvo incélume la prevision castrense, Ainica que mantiene prestaciones por afios de servicio y que es la que otorga prestacionos mis caras. La juventud de los pasivos castrense y el mayor costo relativo de las pensiones de ese sector hhacon de este item de gastos el mas alto y explosive. ‘El Estado asumié el financiamiento directo de prestaciones que antes se financiaban con Ey cotizaciones, tales como asignaciones familiares y eubsidios de ceeantia. + Eltransito de reparto a capitalizacién ha significado y signitieara por afios un alto costo para el Fisco. + En suma, puede decirse que desde el punto de vista de ios compromisos del Fieco la ha agravado al ‘menos durante el largo poriodo de Ia transicién, 9) En cuanto a la administracién la crtica era ajustada. La gestion del sistema tradicional era ‘compleja e ineficiente. Veremos que, sin embargo, las administradoras de fondos de pensiones -AFP- a pesar de manejar un sistoma uniforme de pocas ‘complejidades, con todo el apoyo del avance de la informatica, no han estado a la altura de las ‘expectativas. Demora en ol otorgamiento de prestaciones, importantes suas derivadas de ‘cotizaciones que deben mantenerse on rezago por 1no poder identificarse a sus destinatarios. Ello es grave si se tiene prosento que las AFP estan en los “afios folices" de todo régimen de pensién, aquellos fen que abundan los cotizantes y hay escasos beneficiarios de pensién. Y todo ello a un altisimo costo, 4) Finalmente, en cuanto a la regresividad del sistema tradicional, estudios” més acabados demuestran que en términos globales éste ‘generaba una transferencia positiva de recursos hhacia los mas pobres. Asi, por citar algunos ejemplos, las obreras, los trabajadores agricolas y sectores modostos de trabajadores independientos resultaron claramente subsidiados. Sin embargo, al interior de algunos subsistemas si existian graves: distorsiones que ameritaban una pronta politica de uuniformidad. Pata atender todos estos males, el Gobiemo Militar, sin la mas minima consulta previa, impone un sistema que basicamente presenta las siguientes caracteristicas: 8) En lo administrativo, la gestion se privatiza correspondiéndole a sociedades anénimas de giro ‘exclusivo que explicitamente funcionan para la ‘obtencién de lucro y cuyo tol es recaudar cotizaciones, invert los recursos recaudados en tetminos de obtener, en las mejores condiciones de ‘seguridad, la mayor rentabilidad, y otorgar pensiones y otras prestaciones accesorias. b) Eno financiero, el sistema se apoya en la capitalizacion individual, la cual es complementada por un sistema de seguro para las contingoncias do invalidez y mucrte del trabajador activo. ©) El sistema contempla una reduccién importante de tasas de cotizacién, que se hacen de cargo exclusive de los trabajadores. 4) La incorporacién de los trabajadores que se iniciaron en la actividad a partir del 1® de Enero de 1983 se hace ubtigatoria. Para les que iniciaron sus labores antes se hace optativa. IV.- Trénsito desde el reparto ala capitalizacién individual Las bondades y defectos det reparto y de la capitalizacién, sea individual, sea colectiva, han ‘dado lugar a una antigua polémica que no ¢s del ‘caso ropotir. Tal vez aélo apuntar que se trata de instrumentos que deben estar al servicio de los fines de la seguridad social y es esa la perspectiva que nos parece mas idénea para juzgar sus métitos y carencias. Asi, si se estima que la seguridad ‘social debe soportarse en una concepcion ‘solidaria que determine la redistribucién de ingresos hacia los més necesitados, ee privilegiaran la capitalizacién colectiva 0 el Feparto por sobre las formas de ahorro individual por tratarse de instrumentos que a diferencia del Gitimo, habilitan el flujo solidario de recursos Pero mas allé de ta polémica lo que es evidente os ‘que el paso desde un régimen de reparto maduro a Uuno de capitalizacién genera especiales y evidentes diffcultades que no pueden desatenderse a la hora de considerar tna reforma en tal direccién. El despoblainiento drastico de la masa de cotizantes que sustenta el sistema de reparto -que es lo que sucedié en Chile" determina que el Estado deba cubrir hasta su extincion ol fotal det ‘gasto en pensiones del sistema antiguo, a la ver ‘que doba financiar ol costo representative de las cotizaciones ofectuadas por quienes se trasladan desde el sistema de reparto hacia el sistema de capitalizacion. La experiencia chilena en esta materia presenta las siguientes caractoristicas: a) El trastado de cotizantes desde el sistema antiguo al nuevo fue masivo e inmediato. Esté no 8 debe necesariamente al atractivo del nuevo- sistema 0 al rechazo del antiguo, sino que fundamentalmente al hecho de que las cotizaciones del sistoma antiguo 86 mantuvieron - indebidamente™- en un nivel més alto que las que 8e fijaron para el nuevo sistema, lo que determind para quienes se trasladaron un aumonto del ingreso liquide importante @ irresistiblo (sobre todos en esos afios de profunda crisis econémica). El aumento del Ingreso IIquido obtenido por quienes se trasladaron al sistema de AFP super6 el 11%. En otras ‘xperiencias andlogas -como la Argentina en que ho se ha creado un estimulo semejante, el traspaso al nuevo sistora ha sido manifiestamente mas débil En los casos de competencia mas equitativa entte el sistema tradicional de repario y capitalizacién individual, con ausencia de estimulos de mayor ingreso como en Chile, y en un escenario democrético, se han producido resultados que desmienten el éxito que se atribuye al sistema chileno por haber captado tan rapido la poblacion ‘del sistema tradicional. b) El Estado se comprometié a financiar el costo de las cotizaciones enteradas en el sistema antiguo por los trabajadores traspasados a las AFP con un bono de reconocimiento expresado en valor reajustable, ‘que devenga un interés anual de 4%, capitalizable aio. afo, y que se hace exigible al momento de ppensionarse su titular. En la modalidad chilena, sin ‘explicacién valida, el Estado se comprometié a ‘pagar el bono al contado anticipando el costo que le implicaba -bajo la modalidad de reparto- pagar mes a mes las pensiones que estaban on cureo de adquisicion?, ‘Ambos hechos, sumados al altisimo costo de la provision castrense y ala absorcion de otras responsabilidades en materia de seguridad social, implican un altisimo costo para el Estado chileno ‘que se proyecta hasta mas allé del afio 2015. Este deficit se puede financiar con mayores impuestos, ‘con menores gastos o con endeudamiento. Es claro que en el caso chileno una de las fuentes de {inanciamiento es el endeudamiento piiblica interno asumido por el Estado con el sistema de AFP. El Estado debe al conjunto de las AFP casi el 40% del valor de los fondos de pensiones. Cuando habla de la acumulacién de ahorros que implica el sistema de AFP se suele omitir este aspecto, como si tal sistema no estuviese integrado al conjunto de la economia nacional, EI deficit previsional derivado de la reforma abarca un periodo superior a cuarenta afios. El Fisco ha debido comprometer recursos equivalentes anualmente a alrededor del 5% del Producto Geogréfico Bruto para atender of déticit operacional derivado del gasto en pensiones que quedara desfinanciado debido al despoblamiento de los contrizuyentas del sistema de reparto, del pago de ‘bonos de reconocimiento de quienes se trasladaron ‘al nuevo sistema y de pensiones minimas y asistenciales. Este déficit que alcanzara su apogeo a fines de siglo seguiré pesando en forma importante durante las primeras décadas det préximo siglo. Para ol afio 2015 ol deficit se calcula ‘ercano al 2% del Producto Geografico Bruto Pero cualquiera que sea ta modalidad que se asuma para financiar el déficit lo innegabie es que las actuales goneraciones son las llamada a sustentarfo, sea pagando mas impuestos, sea recibiendo menos servicios del Estado. ‘Ante esta realidad de duro sactificio para las generaciones que soportan la transicién, la pregunta quo cabe formularso os si ge trata de una ‘experiencia que valga la pena tanto esfuerzo. Notas "En “Andsle del sotea de frdos de pnsiones: perspecvas interegantea” Edt surion de Cie 1996, les ingeniores comerolos Eduardo Mranda Sage y Eduardo Rodriguez Siva caraceizan come de caitalzacion colecva la modafdod fnansera que anos aoe cncuontasustayere las pimiivas expands de captalizeclén evil. No btn, can ot come el orp los ragiones do pensiones, por rela general, presentaban ages propos de la modalidad do roparo 2£! sistema traiional,on tanto, gestiona el pago de ims den min de pansiones contitutvasy cere de 300.000 pensiones asistencaies *No pine oviderse qu la reforma de 1901 s8mpuso nol cortexto de un rgimen mar autora, sin a postidad dl mde min debate. “EID L. 2448, do 1979, climiné ls ponsionas por aos dd servicios, salvo para ls miembros dels fuer 53 BL eo armadas y de orden, beneficios que establecian un pardmetro de comparacién dfel para al sistema de AFP. Porotra parte la politica de reajustes de pensiones. aplicada por ol Gobierno Militar deterioré sensiblemente ol rival de las prestaciones. Martinez Vivot, op. cit. sostione que la seguridad social se encontraria en una fase de crisis que pondria en ‘cuestion tas concopciones de seguridad eecialsurgidas en la postguerra, en raz6n del ervajecimiento do la poblacién, los costos de los programas, y clr factores. En of miemo ontido, os interesante ol estutlo scbre *La seguridad. social en la perspectiva dol ao 2000* de un grupo de ‘expertos, publicado por OFT, on al que 2e reivinica la vigencia de los principios y modalidades de seguridad social surgidas a partir de Baveridge, “Como ejemplo de lo primero apuntamos que la necesidad de exportar capitales para obtener ‘entablidades adecuadas para el sistema do capltalizacién ‘80 pono an entredicho con la neceeidad de un pais en desarrollo de obtoner capitales extemos. En cuanto a lo segundo, los partidarios dal sistema exhibon eon ergulo ‘gran volumen de recursos acumulados an los fondos di Pnsiones, pero omiten decir, por ejemplo, que cerca del 40% de ellos constituye deuda pablica intema motivada or of transit de roparto a capitalizacién, **Rotormae @ la seguridad Social en Chile” Mario Marcel y Alberto Arenas, Serie de Monogratiae NES, Banco Intoramericano de Oasarrollo. *Véaso nota 1 Misién Kloin Sack 1957, Comision presidida por don Jorge Prat 1983. ‘come logros de este periodo puede nombrarse la cereacién de un fondo comin para revalorizar las pensiones Y para financiar pensiones minimas (ley 15.386 de 1963), la extensién de los beneficos de la medicina curativa para los ompioados -los obreres ya lo tenfar- por lay 16,781 de 1967, la inetauracién de un seguro social universal de accidentes del trabajo y enformedades profesionales (ley 16.744 do 1967) y la creacion de un seguro social para loe {rabajadores indopenctonies (ley 17.502 de 1972). "Producto de esta colisién de concepciones surge en 1975 un interesante proyecto de reforma que propane un ‘eequema modemo y universal de seguridad social estionado directamenta por los trabajadores y que, an Punto a pensiones combina la medalidad de raparto con la ‘de capitaizacién individual. Esta iniciatva tracasa ‘absolutamente bajo ol fuego cruzaco del movimiento sindicaly de los sectores neoliberales; riantrae toe primeros se alarmaron por la introduccién del elemento de ‘capitalizacién individual, los segundos quedaron siecontormes con la muy timida aplicacion de esa smodaldad. ‘EI caso mas oxtromo 02 ol deloe obreras, Los vvarones 89 ponsionaban por vojez con 65 afios de edad, un tiampo de imposiciones minimo de 800 semanae y una densidad de cotizacionos on ol lapse de aliiacién de-0,S y ‘mantuvieron tales exigencias por més qua fuasen ‘supariores a las gonorales. Las obroras, on tanto, jubilaban con 55 affos de edad y 500 semanas y vieron ‘levada la edad para jubiar. En “Quince afios después: una mirada al sistema privado de pensiones", CEP Chile, 1995, Luis Larrain A. reconoce la viabiidad de superar a partir de la reforma del docroto ley 2.448 de 1979 los regimenes de pensiones corrigiendo todas sus aberraciones, sin modiicar su sistema financiero. Sin embargo, plantea que se desaché fea posiblidad peneando que en 20 afoe maa 20 repatira Un cuadro de déficit, No se conece de estudios serios que, dosarrallen la hipétesis de un sistema saneado de Pensiones financiado bajo la modalidad da reparto on su proyeccicn en ol tiempo. ‘Arellano, José Pablo, op. cit. ‘Arellano calc’ que si el Estado hubiera aportado como cualquier otro empleador, sus aportes al sistema se habrian redueido on cael un 25%, ‘Bor ojomplo, en 1980, la peneién promedio del sector cbrero ora 7,6 veces menor que la pensién promedto do {uerzas armadas y carabineros, 3,21 veces menor al promedio de los pasivos del sector pablica civil y 1,67 veces menor que el promedio de las pensions de ios empleados particulares. “Arellano, op. cit, observa que a fines de los aflos ‘soconta ol 30% més pobre del pals aportaba el 0,4% de los ingroscs del sistoma de soguridad social y recibia el 14,9% da sus beneficios. Esta relacion se invarta an ol doficiencias @ iniquidades, el sistema, era, pues, progresivo y no regresivo, “En los primeros meses de funcionamiento del ‘Sistema ¢e traspasé una masa superior al rillén de afladoe. “Decimos que indebidamente por cuanto el DL. 2.448, do 1978, postergé en términos acentuados la exad de Jubilacién al cuprimir on la mayoria do los regimence lac Ppensiones por afos de sorvici, De aste modo las taeas do ‘otizacién calculadas para financiar pensiones promaturas doborfan haberse ajustado a la nueva realldad, reduciéndose signiicativamente. En las exporiancias de capitalizacién individual do Colombia, Pert y Atgentina no se establacieron “incentivoe" tan iesistibles come el que se ide on Chile, Et resultado ha sido ol traslado muy débil deede ol roparto ‘capitalizacion. Ver Rad Bustos C. "Reforma a los sistemas de pensiones: peligros de los programas ‘opcionalas an América Latina", “Quince afios después: una ‘mirada al sistema privado de pensiones* Cep, Chile 1995. En Argentina no se sigui6 la misma linea, El Estado financia en compensacién por las contrbuciones all ragimen de roparto un complemento de pensién, con fo ‘cual los egresos ce hacon en forma paulatina y no a! contado come dadivceamonte #0 hizo en Chi Sobre osta materia véase "Dsict provisional: recuento y proyecciones", Pablo Ortdzar A., “Sistema Privado de Pensionos on Chile", Cep Chile 1988.

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