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Estos niños tienen una mayor capacidad para percibir y procesar información, lo que implica que sus
maestros (tantos los padres como los educadores), debenaprender a manejar y canalizar estas habilidades.
Los educadores especializados han notado que, sin duda, estos niños actúan de manera diferente, lo que
representa un reto en el mundo de laeducación . Requieren, entre otros, que el sistema educativo se
interrogue sobre alternativas de disciplina, sobre cómo crear una atmósfera diferente en las aulas, cómo
desarrollar actitudes positivas, cómo cambiar los sistemas de toma de decisiones en lasescuelas , cómo
implementar un sistema para manejar clases heterogéneas con alumnos que presentan diferentes intereses y
velocidades de aprendizaje.
El supuesto Déficit de estos chicos puede en realidad -en el caso de los índigo- ser una “sobre atención
selectiva creadora” y/o el resultado de su gran velocidad paraaprender las cosas, por lo tanto se aburren y
prestan atención a otras cosas.
La supuesta hiperactividad de ellos puede ser también simplemente la energía “normal” de los niños en una
sociedad cansada y estresada que no soporta las actividades de los niños, sobre todo en un contexto urbano,
donde los chicos tienen poco espacios verdes para “desahogarse”.
Hasta ahora los investigadores en pedagogía (Howard Hardner, 1995 y Thomas Armstrong, 1993) afirman
que los niños tienen por lo menos nueve inteligencias, es decir, maneras de aprender (la lingüística, la lógica
matemática, la espacial, la kinética, la intrapersonal, la interpersonal, la musical, la naturista, la
trascendente).
Los índigo muy a menudo utilizan todas las inteligencias, y especialmente la intrapersonal, naturista,
espacial y musical.
Es una tarea de todos, aprender a entenderlos, tanto padres y educadores debemos descubrir las mejores
estrategias que puedan permitir un desarrollo armónico de sus inteligencias multiples.
Thomas Szasz
Médico Psiquiatra
Nació en Budapest el 15 de abril de 1920 a los dieciocho años emigró a los Estados Unidos huyendo de la
persecución nazi, donde fue admitido en la Universidad de Cincinati.
Profesor Emérito de Psiquiatría en la Universidad de New York, Health Science Center en Siracusa,
New York., se ha destacado por sus trabajos sobre ética y filosofía.
El Premio Thomas S. Szasz Award for Outstanding Contributions to the Cause of Civil Liberties es
otorgado cada año por The Independent Institute a una persona u organización, estadounidense o extranjera,
en virtud de haber contribuido de manera descollante a la causa de la libertad civil.
El galardón fue establecido en honor de la distinguida trayectoria del Dr. Thomas Szasz y su larga batalla
por las libertades civiles, los derechos de propiedad, y los límites al poder gubernamental.
En los últimos veinte años Szasz extendió el campo de su cruzada a las drogas.
Szasz es un crítico de los fundamentos morales y científicos de la psiquiatría y es uno de los referentes de la
antipsiquiatría.
Es muy conocido por sus libros El Mito de la Enfermedad Mental y La Fabricación de la Locura: un
estudio comparativo de la Inquisición con el Movimiento de Salud Mental, en los que planteó sus principales
argumentos con los que se le asocia.
El mito de la enfermedad mental: Es una metáfora médica para describir un trastorno de la conducta,
tal como la esquizofrenia, como si fuera una "enfermedad". Aunque la gente se comporte de manera
perturbada, no significa que tengan una enfermedad. Para que exista una verdadera enfermedad, la
entidad debe ser capaz de medirse o probada de manera científica. Según Szasz, una enfermedad
debe detectarse en una autopsia y cumplir con las definiciones de patología en lugar de ser decretada
por votos por los miembros de la Asociación Psiquiátrica Americana. Las enfermedades mentales no
son enfermedades reales, arguye Szasz, quien las coloca en la categoría de lenguaje metafórico. La
psiquiatría, afirma Szasz, es una seudociencia que parodia la medicina al usar terminología que suena
a medicina: terminología que ha sido inventada los últimos cien años. Además de seudociencia, la
psiquiatría es un sistema de control social, no una rama de la medicina de acuerdo a Szasz. La noción
que la psiquiatría bioloía es una verdadera ciencia ha sido cuestionada también por otros críticos.
Separación de la psiquiatría del Estado: Si aceptamos que la 'enfermedad mental' no es una entidad
bio-médica, alega Szasz, el Estado no tiene derecho a forzar ‘tratamientos’ físicos en quienes la
padecen.
Derecho a morir: En una analogía del derecho a la vida, Szasz arguye que el individuo debe ser libre
de escoger cuándo morir sin interferencia de la institución médica o el Estado. Szasz cree que el
suicidio es uno de los derechos más fundamentales.
Abolición de la hospitalización involuntaria: Nadie debe ser privado de su libertad a menos que haya
sido encontrado culpable de una ofensa criminal. Según Szasz, privar a una persona de su libertad
‘por su propio bien’ es inmoral.
Szasz es a veces identificado con el movimiento antipsiquiátrico. Para Szasz la hospitalización involuntaria
es un crimen contra la humanidad que, si continúa indisputada, crecerá hasta convertirse en una distopía
orwelliana.
Cuando mi madre me dio a luz, ella sintió mucho dolor. Su dolor era tan intenso, que los doctores decidieron
hacerle un ecosonograma para averiguar el por qué de ese dolor. En la sala donde se llevaba a cabo el
examen, se encontraba también una joven indígena quien miró a mi madre y le dijo: “Su bebé no es común y
corriente; es más curiosa de lo normal… pero no quiere nacer. Mi madre supo así, desde mi nacimiento, que
la niña que ella esperaba sería, de alguna manera, diferente.
Mi niñez
Cuando apenas era una bebé en mi cuna, solía hacer que mis peluches flotaran hacia el otro
extremo de la habitación con mi pensamiento. O bien, “agarraba” mis juguetes y los tiraba al suelo con mis
ojos. Al ver esto, mi madre supo que, en verdad, yo no era una bebé ordinaria y, desde un principio, empezó
a protegerme. Recuerdo cómo le gustaba a mi padre fumar cigarros y cómo yo, cuando era pequeña, lo
molestaba levantando su caja de cigarros de la mesa en una posición vertical -era muy divertido-.
Al crecer, mi madre solía hacerme trenzas porque le gustaba ese peinado, pero a mí no me gustaban las
trenzas, así que tan pronto como acababa de peinarme, las trenzas se deshacían de manera espectacular. Mi
madre casi no podía creer lo que sucedía. Poco importaba cuán apretadas hacía ella las trenzas, siempre se
deshacían inmediatamente. Yo no lo hacía a propósito, pero sí estaba consciente de lo que estaba haciendo.
¿Era rara?
Algunas veces, cuando estaba triste o deprimida, solía jugar de varias maneras con mis habilidades
psíquicas. Eso me animaba, me hacía sentir feliz, segura y llena de alegría. En el colegio, siempre estaba en
otro mundo; cuando levantaba la vista, desde mis ensueños, mis profesores me preguntaban si tenía algún
problema. En ocasiones yo peleaba con gremlins que, insistían mis profesores “No estaban allí!”. ¿Entonces,
por qué terminaba yo con magulladuras en mi cuerpo? Mis profesores hablaron muchas veces con mis
padres sobre mis llamados estados imaginarios, y sobre el porqué actuaba yo de una manera en la que
evidentemente los otros niños no actuaban.
También me encantaba conversar con árboles y plantas e, inclusive, conmigo misma. Cuando los adultos me
preguntaban con quién hablaba, yo se los decía, pero ellos parecían no entender. Eventualmente, descubrí
que no me gustaba estar con otras personas; sencillamente me sentía mucho mejor cuando estaba sola.
No ha sido fácil
Así que no tuve muchos amigos durante mi niñez, y nunca pude entender lo que estaba pasando a mi
alrededor, ya que siempre estaba con mi mente en otro lugar, haciendo cosas que, al parecer, eran inusuales.
Sé lo muy difícil que era esto para los demás, pero también lo era para mí. Gracias a Dios, mis padres
siempre comprendieron lo que sucedía y tuve su total apoyo; también mis abuelos apoyaron mi manera de
ser. Como para mí era tan difícil crecer, empecé a sentir miedo de mis habilidades psíquicas, a prestar
mayor atención a los sucesos psíquicos a mi alrededor y a lo que significaban. Siempre creí que debía haber
algo más allá de este mundo material. Por ejemplo, siempre podía saber lo que iba a ocurrir en el futuro,
tenía que haber otros mundos, otras dimensiones, otra clase de gente, no era posible que esto fuera todo lo
que existía. Recientemente, cuando mi madre, Emma, vio la película “El 13vo piso”, me dijo: “Esta es mi
hija, ésta eres tú”.
Ayuda profesional
A pesar de que se ejercía una presión muy fuerte sobre mí para que fuera normal y dejara de utilizar mis
habilidades psíquicas, definitivamente yo no me rendí; parecían demasiado importantes para ceder tan
fácilmente. Finalmente, encontré a un profesor que me ayudó, su nombre es Memo y vive en México. Había
estudiado con un profesor Indostano desde los trece años y sus enseñanzas me ayudaron a entender lo que
me estaba sucediendo. Fue Memo quien me enseñó a mirar con mis manos y pies (ha enseñado a miles de
niños a mirar de ese modo), nos tapaba los ojos para que no pudiera llegarnos luz alguna, y luego nos hacía
ver una pantalla de televisión dentro de nuestras mentes, que nos permitía ver cualquier cosa que
necesitáramos ver. Si algún nuevo estudiante no podía ver la pantalla después de un par de semanas, lo
mandaba de regreso a casa. Después de un tiempo, nos hacía ver pequeñas pantallas alrededor del borde
exterior, con la pantalla más grande en la mitad. Esas pequeñas pantallas nos proporcionaban información
más detallada. Después de hacer esto durante varios años, he descubierto que ya casi nunca necesito usar las
pantallas.
Y hay muchos, muchos niños como yo que están naciendo en la actualidad. Así que, si sus propios hijos
están comportándose de manera similar a la que yo he experimentado, no tengan miedo ni se preocupen por
su comportamiento. Ellos están bien: solamente tienen que amarlos y apoyarlos. Háganles saber que son
diferentes y honren esa diferencia. Esa diferencia es la razón por la que estamos aquí. Esa diferencia es la
que trae nueva vida y esperanza a este viejo y cansado mundo.