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La otitis se define como una inflamación del canal auditivo; es una enfermedad común
en el perro. Para el tratamiento exitoso de la otitis, se debe intentar identificar los
factores desencadenantes y perpetuantes en cada caso.
Esta afección puede presentarse con o sin rotura de la membrana timpánica. Se debe
tener en cuenta que, durante el examen del oído, cuando esta membrana se encuentra
completamente sana aparece con un aspecto brillante, de color gris perla y es
translúcida, pero en ocasiones anormales puede aparecer inflamada, deformada, etc.
Existen numerosos tipos de otitis que pueden afectar a los perros, pero una de las más
frecuentes que se pueden encontrar, es la otitis por levaduras. Aunque las asociamos a
perros de orejas largas y caídas, como los basset hound, lo cierto es que pueden darse
en cualquier perro. A veces son difíciles de erradicar y necesitan mucha paciencia y
dedicación para controlarlas.
OBJETIVOS
2. FACTORES PERPETUANTES
Son los que agravan la otitis externa impidiendo su resolución. En los casos
crónicos suele haber más de un factor, de manera que su identificación es
necesaria para el correcto reconocimiento de la otitis externa.
Bacterias, tanto grampositivas como gramnegativas, se perpetúan en el
conducto auditivo externo complicando e impidiendo la curación. Las más
frecuentes, en perros, son Staphylococcus pseudintermedius (36-70%)
y Pseudomonas aeruginosa (3-18%) y, en menor medida, por debajo del 10%
cada una, Streptococcus spp, Proteus spp y E. coli.
Levaduras, principalmente Malassezia pachydermatis, la cual está
estrechamente relacionada con otitis ceruminosas secundarias a procesos
alérgicos, y en casos de tratamientos inadecuados con soluciones antibióticas.
Con menor frecuencia se aislan otros microorganismos
como Candida, Aspergillus, Trichophyton y Microsporum.
Las complicaciones derivadas de la cronicidad también pueden ser factores
perpetuantes de un cuadro de otitis. Algunas de estas alteraciones, como la
hiperplasia, hiperqueratosis y estenosis del conducto, calcificaciones del
cartílago, etc., pueden perpetuar una otitis aun cuando se haya identificado y
tratado la causa primaria y se haya identificado y tratado los agentes infecciosos
que están complicando el cuadro.
Cualquier anormalidad anatómica que asiente sobre las orejas y origine cambios
importantes en el microclima del conducto auditivo externo, predispone al
padecimiento de otitis externas. Así, las otitis externas son más frecuentes en animales
con orejas grandes y caídas, siendo más frecuente en razas como el cocker o el spaniel
bretón, debido a una escasa ventilación y al cúmulo de secreciones en la parte más
externa del conducto auditivo.
LEVADURAS IMPLICADAS EN OTITIS
Las levaduras son unos microorganismos que podríamos definir como un tipo concreto
de hongo, unicelular (formado por una sola célula). La principal implicada en la otitis por
levaduras en perros, es la Malassezia pachydermatis, que curiosamente vive de forma
natural en la piel de los perros. A esto se le denomina ser saprófita.
Se localiza sobre todo en la piel almohadillas, el mentón, los oídos, axilas e ingles,
aunque podemos hallarla repartida por todo el cuerpo. En condiciones normales, su
presencia es escasa y pasa totalmente desapercibida, estando su población controlada
por la flora normal de la piel del perro. Cuando las defensas naturales de la piel (lípidos,
ácidos grasos, bacterias de la flora normal...) se encuentran en equilibrio,
la Malassezia no puede ir más allá de una presencia testimonial.
Así, en el caso de que un perro tenga alergia ambiental al polen (por ejemplo, del ciprés),
al ácaro del polvo, o una reacción adversa a los alimentos, la piel se encuentra sin
centinelas y esta circunstancia es aprovechada por las levaduras para proliferar sin
control, dando lugar a las otitis por levaduras.
Como norma general, para terminar de complicar el cuadro, las levaduras no suelen ser
la únicas en crecer desaforadamente aprovechando la ocasión, también les acompañan
algunas bacterias como Staphylococcus spp. Por ello, podemos decir que las levaduras
son patógenos secundarios: aprovechan una brecha en las defensas normales de la piel
de un perro, para dar lugar a una otitis.
A veces, el uso de antibióticos para tratar alguna enfermedad en nuestro perro (aunque
no tenga que ver nada con la piel ) o un estrés prolongado, puede ser suficiente para
que las levaduras logren prosperar, sin nadie que regule su crecimiento. Cualquier
inmunosupresión, puede desencadenar estas otitis.
LEVADURAS IMPLICADAS EN OTITIS
Las levaduras son unos microorganismos que podríamos definir como un tipo concreto
de hongo, unicelular (formado por una sola célula). La principal implicada en la otitis por
levaduras en perros, es la Malassezia pachydermatis, que curiosamente vive de forma
natural en la piel de los perros. A esto se le denomina ser saprófita.
Se localiza sobre todo en la piel almohadillas, el mentón, los oídos, axilas e inglés,
aunque podemos hallarla repartida por todo el cuerpo. En condiciones normales, su
presencia es escasa y pasa totalmente desapercibida, estando su población controlada
por la flora normal de la piel del perro. Cuando las defensas naturales de la piel (lípidos,
ácidos grasos, bacterias de la flora normal...) se encuentran en equilibrio, la Malassezia
no puede ir más allá de una presencia testimonial.
SÍNTOMAS DE OTITIS POR LEVADURAS
Aunque no son exclusivos de otitis por levaduras, existen varios signos muy llamativos
que podemos encontrar en perros que sufren otitis:
Limpieza del canal auditivo con un limpiador con efecto secante a ser posible.
Existen productos que combinan ácido bórico y acético, algo irritantes, pero a
veces, necesarios. La limpieza previa de todas las secreciones de forma diaria es
básica para que el producto de tratamiento llegue adecuadamente. Si la
proliferación de levaduras es leve, este limpiador puede llegar a controlar él solo
el problema. Hay muchos otros limpiadores, a base de escualeno y otros aceites,
pero suelen resultar menos eficaces.
Tras masajear la oreja para que el limpiador penetre y esperar unos 20 minutos
a que todas las secreciones sean eliminadas, los restos se retiran con una gasa y
se aplica el tratamiento, que suele combinar un antifúngico (enilconazol,
miconazol, clotrimazol) con algún antibiótico de amplio espectro, ya que como
se indica, estas levaduras suelen proliferar acompañadas de bacterias. También
puede llevar un corticoide para desinflamar la zona.
El tiempo de tratamiento varía, entre 7 y 28 días, pudiendo ser preciso cambiar
a otro producto. Por lo general, necesitaremos tratar a nuestro perro dos veces
al día, pero pueden aconsejarnos cada 24 horas.
PROCEDIMIENTO
AISLAMIENTO DE LEVADURAS DEL CERUMEN DE UN CANINO
La muestra la tomamos con un hisopo previamente humedecido y la extendemos sobre
un portaobjetos.
Resultado