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Departamento de Derecho Romano

TERCER BLOQUE TEMÁTICO: FAMILIA Y HERENCIA

TEMA 12: LA FAMILIA

12.1. La familia romana.

Un conocido texto de Ulpiano nos describe a la familia, en sentido


estricto (proprio iure), cómo un núcleo o conjunto de personas que están
sometidas a la única potestad del paterfamilias por razones naturales o
jurídicas.

A esta concepción de la familia, en sentido propio, los juristas oponían


otra en sentido lato o impropio (familia communi iure), formada por todos los
que se encontraban bajo la potestad del anterior paterfamilias o jefe del grupo
familiar, antes de la muerte o capitis deminutio de éste.

Junto a esta concepción agnaticia de la familia, los juristas consideran


otra nueva, que tiene como base los vínculos naturales de parentesco
(cognatio).

La familia natural y cognaticia prevalece sobre la familia agnaticia,


durante la evolución histórica que va de la primitiva economía agrícola y
familiar a la economía de la expansión imperial y del comercio; aunque ambas
concepciones aparecen unidas en las ideas de Ulpiano.

12.2. Parentesco. Líneas y grados.

Para los efectos hereditarios, los juristas consideran necesario


determinar la proximidad del parentesco. Se distinguen las líneas de los
grados, y dentro de las líneas, la recta y la colateral.

La línea recta que une con los descendientes (hijos y nietos) se llama
descendente y la que une con los ascendientes (padres y abuelos) se llama
ascendente. La colateral es la que une a los parientes con un ascendiente
común, al que hay que remontarse para determinar el parentesco.

Los grados hacen referencia al número de generaciones o


engendramientos que existen entre dos personas de la misma familia.

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12.3. Las relaciones de potestad.

El paterfamilias tiene un poder pleno e ¡limitado sobre todos los


miembros de la familia que se manifiesta en formas diversas:

— El poder del padre sobre los hijos es la patria potestas.

— El poder sobre la mujer que entra en la familia es la manus.

— Sobre los esclavos es la dominica potestas.

La patria potestas comprende los siguientes derechos: lus vitae et necis,


lus noxae dandi y lus exponendi.

12.4. Adquisición de la patria potestad.

Existen varios modos o formas de adquirir la patria potestad regulados


por el ius civile:

— Por el nacimiento en justas nupcias: los hijos nacidos de justas


nupcias, con una ciudadana libre, entran bajo la potestad del padre de familia.

— Por arrogación (adrogatio): consistía en una antigua ceremonia


realizada con la finalidad de proporcionar una familia y una descendencia al
que carecía de ella. Consistía en un antiguo ritual realizado ante los comicios
curiados presididos por el pontífice máximo.

— Por adopción (adoptio): en virtud de las tres mancipaciones


sucesivas el hijo quedaba liberado de la potestad del padre y el adoptante
adquiría la patria potestad mediante un acto ante el magistrado que describe
Gayo.

El adoptado sale de su familia originaria y rompe todos los vínculos que


le unieron con ella. En cambio, adquiere la condición de hijo en la familia del
adoptante y tiene derecho al nombre familiar y gentilicio y a la herencia de éste.
La adopción fue utilizada sobre todo con fines hereditarios.

12.5. Extinción de la patria potestad y emancipación.

La emancipación es el acto solemne por el que el padre de familia libera


al hijo de su potestad para hacerle sui iuris. Para emancipar al hijo se utiliza
también el recurso de la triple venta, autorizada por las XII Tablas.

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12.6. Defensa procesal.

El padre de familia puede accionar contra un tercero que retiene al hijo,


mediante una vindicatio. La acción por el secuestro de los hijos tenía carácter
público.

12.7. La manus.

El paterfamilias tenía sobre la mujer una potestad marital denominada


manus.

La institución de la conventio in manum, es el acto por el que la mujer


entraba bajo la manus del marido, y podía ser realizada de tres formas:
confarreatio, coemptio y usus.

12.8. Los esclavos y la dominica potestas.

Desde el punto de vista del derecho civil y del derecho de familia, la


esclavitud tiene interés en atención a las siguientes consideraciones:

— El esclavo formaba parte de la familia y de las cosas en


propiedad (mancipia) y estaba sometido a la dominica potestas del padre de
familia.

— El esclavo, que no puede ser titular de derechos, interviene en


el ámbito negocial y realiza actos que revierten en el patrimonio de su dueño.

— En el derecho hereditario no puede desconocerse la atención


que se presta a los esclavos y libertos. Por estas consideraciones, incluimos en
la exposición sobre la familia las reglas más importantes que se refieren a los
esclavos.

Se consideraron causas de esclavitud las siguientes: la prisión de guerra


(captivitas), el nacimiento de madre esclava, y la condena a la pena de
esclavitud.

La legislación del Bajo Imperio, aunque mantiene en vigor los principios


de la incapacidad de los esclavos y su sumisión a la potestad dominical,
continúan las tendencias en favor de la libertad, inspiradas ahora en las ideas
cristianas de que todos los hombres son libres e iguales ante Dios.

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12.9 La manumisión y sus formas.

La manumisión es la concesión de la libertad al esclavo por su dueño. El


antiguo derecho conocía tres formas de manumisión:

— Manumissio vindicta: Consiste en un proceso ficticio de libertad,


en el que un ciudadano romano, provisto de la vindicta como símbolo de
potestad, hacía una declaración de libertad a favor del esclavo.

— Manumissio censu: Se efectuaba por la inscripción del esclavo


en el censo como ciudadano.

— Manumissio testamento: La manumisión, efectuada en el


testamento del dueño por el que autorizaba al esclavo a vivir como libre , no
producía sus efectos inmediatamente, ya que el esclavo sólo adquiría la
libertad cuando el heredero aceptaba la herencia.

12.10. Los libertos y el patrono.

El esclavo, una vez que ha sido manumitido, continúa vinculado a su


dueño en virtud del derecho de patronato.

Consiste en un deber de reverencia y asistencia al patrono que impone


determinadas obligaciones al liberto. Entre ellas, la prestación de determinadas
jomadas de trabajo (operae), asistencia al patrono en caso de enfermedad y
cuidado del sepulcro familiar, en el que los libertos podían ser enterrados. El
patrono tiene un derecho de sucesión de los bienes del liberto muerto sin hijos o
heredero testamentario.

12.11. Situación patrimonial de los hijos y esclavos. El peculio. '

Según el principio que se mantiene en el derecho clásico, los sometidos a


la potestad del padre (hijos e hijas, mujer in manu, esclavos y esclavas) no
pueden tener bienes propios y todas sus adquisiciones revierten al padre. La
regla general es que los sometidos pueden mejorar, pero no empeorar con sus
actos la situación del patrimonio paterno.

En la República, el pretor tutelaba una práctica social consistente en que


los alieni iuris podían disponer de determinados bienes dejados a su cuidado,
que se llamaba peculium. Este término latino se refiere, generalmente, a un
pequeño patrimonio admitido y gozado con independencia por su sujeto.

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En las concepciones jurisprudenciales, el peculio se considera como un


patrimonio autónomo y separado de los restantes bienes del paterfamilias
gozado o administrado por el esclavo o por el hijo de familia.

12.12. Las acciones adyecticias.

El pretor concedía en su edicto varias acciones, con las que se podía


demandar también al padre de familia por las deudas y negocios contraídos por
los sometidos. De esta manera éste no respondía en lugar del hijo o esclavo,
sino conjuntamente con el hijo o esclavo. Los glosadores llamaron a estas
acciones adyecticias, actiones adiecticiae qualitatis, «porque se acumulan las
acciones contra el hijo».

El padre de familia se obliga solidariamente (in solidum) y puede ser


demandado a causa de los negocios realizados por los sometidos con las
siguientes acciones:

— Actio quod iussu: cuando el padre notificó al que contrató con


el hijo o esclavo que éste estaba autorizado para celebrar negocios con él.

— Actio exercitoria: cuando el padre pone al frente de un negocio


marítimo o nave a un sometido a su potestad.

— Actio institoria: cuando el padre pone al frente de su negocio


terrestre a un sometido a su potestad.

— Actio de peculio: si el padre entrega un peculio al sometido,


responde de las obligaciones que contraiga en la medida del activo del peculio.

— Actio de in rem verso: por esta acción el padre responde lo que


ha conseguido, es decir, de lo que se ha enriquecido como consecuencia del
negocio realizado por el sometido.

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TEMA 13: EL MATRIMONIO ROMANO

13.1. La concepción clásica del matrimonio.

En las definiciones romanas "El matrimonio es la unión de hombre y


mujer en comunidad plena de vida".

La doctrina romanista distingue dos elementos en la concepción romana


del matrimonio:

— El elemento subjetivo o intencional (consensus o affectio).

— El objetivo y material, la convivencia (coniunctio, individuae


vitae consuetudo), reflejada en la consideración social de unión estable y
permanente (honor matrimonii).

En el derecho postclásico y justinianeo se operan profundos cambios en


el matrimonio. Aparece una nueva concepción basada en las ideas cristianas
de la indisolubilidad del vínculo matrimonial que atribuye valor definitivo al
consentimiento inicial, es decir, al que se intercambia entre los contrayentes al
celebrar su matrimonio; dando con ello un significado diverso a la máxima
jurisprudencial de consensus facit nuptias.

13.2. Los esponsales.

Los esponsales son petición y promesa de futuras nupcias. Se celebran


mediante dos estipulaciones (antiguamente sponsiones) convenidas entre el
pateríamilias de la desposada y el prometido o su paterfamilias.

Por ellas el primero se obligaba a entregar a la mujer y el segundo a


recibirla en matrimonio. La sanción contra el que incumplía el compromiso era
más moral y social que jurídica.

El que faltaba al compromiso se exponía a una posible condena por los


perjuicios sufridos, que se solicitaba mediante una acción ex sponsu.

13.3. Requisitos del matrimonio clásico.

Para que el matrimonio pueda considerarse conforme a derecho tienen


que darse determinados requisitos:

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— Los cónyuges tienen que haber llegado a la pubertad, es decir,


a la capacidad natural para las relaciones sexuales. Los juristas exigían la edad
de catorce años para el varón y doce para la mujer.

— El matrimonio debe celebrarse entre personas que tengan,


uno en relación con el otro, el derecho de conubium.

— Debe existir entre marido y mujer la reciproca voluntad de


permanecer unidos en matrimonio (affectio maritalis). Ésta perdura en tanto
subsiste el afecto entre los cónyuges.

13.4. Las disolución del matrimonio y el divorcio.

En el antiguo derecho quiritario, como consecuencia del régimen de la


manus y de las concepciones religiosas, el matrimonio se consideraba como un
vínculo estable y permanente. Para su disolución en vida de los cónyuges, se
requerían actos solemnes de forma y contenido contrarios a los de su
constitución.

En la concepción clásica del matrimonio, que depende exclusivamente


de la voluntad continuada de los cónyuges, la cesación de esa voluntad era
suficiente para la ruptura del vínculo matrimonial.

Justiniano dicta nuevas disposiciones contra el divorcio y distingue las


siguientes formas y causas:

— Divorcio con justas causas.

— Divorcio sin causa.

— Divorcio por el acuerdo de ambos cónyuges


(communi
consensu).

— Divorcio bona gratia. Fundado en una causa independiente de


la voluntad.

13.4. El concubinato.

La unión estable del hombre y la mujer sin la recíproca intención de estar


unidos en matrimonio, se considera por los juristas como concubinato.

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La concubina no participa como la mujer de la dignidad del marido ni


entra en su familia (honor matrimonii) y sus hijos no son legítimos.

En el deseo de favorecer a los hijos nacidos de concubinato, la


legislación del Bajo Imperio admite tres formas de legitimación de los hijos
naturales:

— Por subsiguiente matrimonio

— Por ofrecimiento de los hijos a la curia

— Por decisión imperial.

13.5 El matrimonio en derecho postclásico.

Las nuevas concepciones sociales sobre la familia, fundada en el parentesco


natural (cognatio), hacen que la institución matrimonial pase por profundas
reformas.

Ante todo, se atribuye al consentimiento (consensus o affectio) un nuevo


sentido. La recíproca voluntad de los cónyuges, que da vida al matrimonio, se
considera ahora como una voluntad inicial.

Los emperadores dictan disposiciones contra las uniones clandestinas y


a partir del siglo IV aparece el nuevo crimen de bigamia, en el que incurren
aquellas personas que sin haberse divorciado previamente se unen en un
nuevo vínculo conyugal.

La legislación de los emperadores asume una posición hostil frente a las


concepciones clásicas y se muestra contraria al divorcio y a las segundas
nupcias.

Constantino, en el año 331 d. C, intenta dar una nueva reglamentación


del divorcio especialmente del repudio o divorcio unilateral, limitándolo a tres
motivos o causas por parte del marido y de la mujer.

Justiniano dicta nuevas disposiciones contra el divorcio y distingue


distintas formas y causas, como ya hemos estudiado.

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TEMA 14: LAS RELACIONES PATRIMONIALES


ENTRE CÓNYUGES

14.1. Régimen tradicional del patrimonio familiar.

En el antiguo derecho romano, las relaciones entre cónyuges están


inspiradas por el principio de la unidad del patrimonio familiar, regido por la
suprema autoridad del paterfamilias.

Cuando la mujer entra en el domicilio del marido aporta un patrimonio


más o menos cuantioso, integrado por la dote, que en el supuesto más
frecuente, el paterfamilias de la mujer entregaba al nuevo cabeza de familia de
ella como aportación definitiva, o formado también por todos los bienes de la
mujer en el caso de que fuese sui iuris.

Una antigua costumbre hacía que el marido atendiese en su testamento


a su mujer, legándole la dote y el peculio

14.2 Régimen clásico de separación de bienes.

Cuando las nuevas circunstancias sociales de disolución de las antiguas


costumbres, con su frecuente secuela de divorcios, exigen medidas precisas
para proteger la situación de la mujer, se imponen normas especiales de
separación de bienes.

Las tradicionales normas sobre la situación de la mujer continúan


aplicándose, aun cuando con la generalización del régimen dotal encuentren
distintos fundamentos. Así, la dote se sigue considerando como una definitiva
aportación al marido, de la que él dispone como propietario. Este carácter no
se desvirtúa en toda la época clásica, pese a todas las limitaciones y garantías
de restitución.

Sigue siendo el marido el que atiende en su testamento a la subsistencia


de la viuda. Por ello le lega la dote, dispone a su favor de todos los bienes que le
destinó en vida y asegura la continuación de la viuda en la familia y en la
dirección del hogar por el legado de usufructo o el fideicomiso de herencia.

Todas estas normas especiales en favor de la mujer integran un


tradicional ius uxorium, como el estatuto propio de la uxor, que los juristas
Cascelio y Trebacio niegan que se pueda aplicar a la concubina.

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Distinguiremos las distintas clases de bienes que los juristas consideran


en el ámbito de las relaciones patrimoniales entre los cónyuges.

— Dote.

— Bienes extradotales.

— Donaciones nupciales.

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TEMA 15: TUTELA Y CURATELA

15.1. La tutela originaria.

En el derecho antiguo, se considera que existen personas que aunque


sean libres y sui iuris, necesitan estar protegidas en cuanto son titulares de un
patrimonio que no pueden gestionar por sí mismos.

Se consideran incapaces: los impúberes por razón de su edad, las


mujeres en razón de su sexo y los locos y pródigos por su incapacidad.

Mientras que el impúber y la mujer quedan sometidos a tutela al morir el


paterfamilias para suplir la potestad de éste, los locos y los pródigos, se
someten a curatela desde que se consideran incapaces.

La tutela originaria era consecuencia de la unidad del patrimonio familiar


bajo la suprema autoridad del paterfamilias. Originariamente, el patrimonio del
sometido a tutela permanecería en la familia y sería administrado como propio
por el tutor.

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15.2. Tutela de los impúberes.

Cuando una persona se hace libre de potestad paterna (sui iuris), sin
haber llegado a la pubertad, o capacidad natural para engendrar, es necesario
suplir la potestad del padre por la de otra persona, un tutor, que le asista en sus
actos de disposición para los que no tiene capacidad de obrar.

En los impúberes sometidos a tutela (pupilli) se distinguen dos clases:

— Los infantes que son los que no pueden hablar razonablemente


(menos de cinco o siete años), por lo que no pueden obligarse civilmente ni
tienen responsabilidad por los delitos que cometen; respecto a ellos el tutor
tenía una verdadera potestas para asistirles en una gestión total y completa.

— Los infantia maiores, que son responsables de los delitos y


pueden intervenir en actos jurídicos en los que el tutor les asiste mediante la
auctoritas.

Sucesivamente se admitieron varias clases de tutela: tutela legitima,


tutela testamentaria y tutela dativa.

15.3. Funciones y responsabilidades del tutor.

Las funciones del tutor en la tutela de los pupilos impúberes se


concretan en las dos más importantes: la gestión de los negocios del tutelado
(negotiorum gestio) y la asistencia a los actos del pupilo mediante la
interposición de su autoridad (auctoritatis interpositio).

15.4 Tutela de las mujeres.

Originariamente, la tutela mulieris respondía al carácter del primitivo


ordenamiento familiar, centrado sobre la autoridad del paterfamilias y
configurado en torno a la potestas, que éste ejercía sobre los miembros del
grupo.

A medida que la antigua comunidad familiar se disgrega y se produce


una paralela liberación de la mujer en todos los órdenes, el régimen de la tutela
mulieris pierde su razón de ser.

A través de sucesivas modificaciones que intentan adaptaría a las


condiciones sociales del momento, termina como un relicto histórico que es
abandonado pronto.

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15.5. La curatela.

La curatela consiste en un encargo de administración, tanto de bienes


públicos, con especiales competencias administrativas (curator viarum,
aquarum) como de bienes privados.

En relación con los incapaces, las formas más antiguas de curatela,


recordadas ya en la ley de las XII Tablas, son:

— Cura furiosi (curatela de los locos).

— Cura prodigi (curatela de los pródigos).

— A estas clases de curatela se añadió en derecho clásico la


llamada curatela de los menores (cura minorum)

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TEMA 16: LA HERENCIA

16.1. Sucesión «mortis causa» y herencia. Terminología.

. «La herencia no es más que la sucesión en todo el derecho que tenía el


difunto.»

La sucesión universal, o el traspaso de todo un patrimonio en bloque de


una persona a otra que comprende además de los créditos y las deudas, todos
los bienes y derechos que lo componen, se produce de dos formas:

— Sucesión inter vivos: cuando una persona ocupa el lugar y la


titularidad de los derechos de otra; según las reglas del ius civile, esta sucesión
entre vivos se produce cuando el paterfamilias adquiere la potestad sobre una
persona sui iuris y como consecuencia se transmiten en bloque sus bienes al
padre.

— Sucesión mortis causa: a la muerte de una persona el heredero


entra en la misma posición que aquélla tenía y se sitúa en su lugar,
considerándose que lo hace sin interrupción alguna.

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La consecuencia más importante es que la sucesión se produce tanto


sobre los créditos como sobre las deudas, es decir, en el activo y en el pasivo
patrimonial (commodum et incommodum). Si el pasivo es superior al activo, no
por ello deja de existir la herencia que en este caso se considera dañosa
(hereditas damnosa).

16.2. Las concepciones sobre la herencia en las diversas etapas históricas

Quizá desde el final de la época clásica, la herencia se considera como


una universitas, entidad propia independiente de las cosas que la componen.
Partiendo de esta concepción, los intérpretes consideran la herencia como
universitas iuris distinta de la universitas facti (complejo de cosas: un rebaño o
una nave) y de la universitas personarum (una corporación o un municipio).

En derecho postclásico y justinianeo se generalizan las expresiones de


omne ius, universum ius defuncti, universitas y se llega a la conclusión de que el
heredero continúa la personalidad del difunto, de tal forma que llegan a formar
una persona sola.

16.3. El objeto de la herencia

La herencia comprendía todas las relaciones jurídicas de que era titular el


«de cuius», salvo las de carácter personal o las que se extinguen con la muerte
del titular y no pueden transmitirse. No eran transferibles las facultades de la
patria potestad, la manus y la tutela.

En el ámbito de los derechos reales, éstos en general son transmisibles,


con excepción de aquéllos de carácter personal, como son el usufructo y el uso y
la habitación. En las obligaciones, es transmisible la stipulatio de dare, pero no la
de facere, aunque se podía extender a los herederos en el acto estipulatorio. En
general, son transmisibles los derechos y obligaciones derivados de los
contratos, excepto los que se realizan en consideración a una persona
determinada (intuitu personae) como la sociedad, el mandato y el arrendamiento
en determinados aspectos.

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16.4. «Hereditas» y «bonorum possessio»

El régimen hereditario del antiguo derecho civil estaba fundado sobre la


familia agnaticia y los vínculos de potestad.

En materia hereditaria se presenta la misma intervención del pretor, que


integra las normas del derecho pretorio u honorario, con la finalidad de
corroborar, suplir o corregir el derecho civil. La bonorum possessio tendría la
función originaria de regular y atribuir la posesión de los bienes, en el caso de un
litigio sobre la herencia.

Al final de la República, la posesión de los bienes tendría un sentido más


amplio de protección generalizada del bonorum possessor, para convertirse
durante el Principado en un verdadero sistema de sucesión hereditaria, legítima
y contra el testamento, junto a la herencia civil.

16.5. Presupuestos de la sucesión hereditaria.

— Muerte de una persona que pueda dejar herederos. No puede existir


herencia de una persona viva. Como los efectos de ésta dependen de la muerte,
el que es considerado beneficiario debe probar ese hecho.

— Llamada o delación hereditaria (deferre hereditatem o vocare ad


hereditatem): es necesario un ofrecimiento de la herencia o llamada para poder
hacerse cargo de ella.

16.6. La delación de la herencia

Existen las siguientes causas de la llamada o delación:

— Por el testamento (sucesión testamentaria): el causante designa


al futuro titular de su patrimonio para después de su muerte.

— Por la ley o falta de testamento (sucesión ab intestato): según el


precepto de las XII Tablas, si el causante moría intestado se llamaba a los hijos,
al agnado y a los gentiles.

La delación ab intestato suele denominarse también legítima, por estar


atribuida por la ley.

Las dos causas de delación son incompatibles, de forma que una persona
no puede morir intestada en una parte, y en otra con testamento (regla, nemo ex
parte testatus et ex parte intestatus decedere potest).

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16.7. Transmisión de la herencia.

La delación o llamada a la herencia tiene un carácter personal, al


hacerse a favor de determinadas personas. Por ello es intransmisible a los
herederos del llamado y, en principio, no puede tampoco enajenarse.

Sin embargo, en la sucesión intestada, antes de aceptar la herencia, el


agnado puede hacer una in iure cessio a favor de otra persona que en virtud
de la declaración (addicere) del magistrado se convierte en heredero.

El heredero testamentario no puede realizar esta cesión de sus


derechos antes de la aceptación de la herencia; sí podía realizarlo después
para transferir las particulares relaciones que la componen con excepción de
las que no podían transmitirse

16.8. Adquisición de la herencia.

A efectos de la adquisición de la herencia, el jurista Gayo (Gayo,


2.152-163) distingue tres categorías de herederos:

— Heredero necesario (heres necessarius): es el esclavo instituido


y libertado en el testamento al mismo tiempo; se llama así porque en el mismo
momento de morir el testador se hace libre y heredero. Esta consecuencia se
realiza con independencia de su voluntad, es decir, quiera o no quiera.

— Herederos suyos y necesarios (heredes sui et necessarii): son


los hijos o hijas o los descendientes que se encontraban bajo la potestad del
causante en el momento de su muerte.

— Herederos extraños (heredes extranei o voluntarii): son los


herederos que no estaban sometidos a la potestad del testador. Ellos adquieren
la herencia mediante la aceptación y tienen la facultad de deliberar (potestas
deliberandi) sobre si aceptan o renuncian.

16.9 Aceptación o adición de la herencia.

Según el jurista Gayo, el heredero extraño o voluntario podía aceptar la


herencia mediante tres formas:

— Declaración formal y solemne (cretio).

— Gestión de los bienes como heredero (pro herede gestio).


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— Simple voluntad de tomar la herencia (aditio nuda voluntate).

16.10 Herencia yacente.

Cuando los llamados a la herencia son herederos extraños o voluntarios


puede darse un espacio de tiempo entre la delación o llamada y la aceptación.

También se considera yacente la herencia en tanto no nace un heredero


«suyo» póstumo o no se cumple la condición impuesta al suus en el testamento.

16.11. «Usucapió pro herede»

Originariamente, en la Ley de las XII Tablas, los bienes hereditarios,


aunque se tratase de inmuebles, podían usucapirse por la posesión durante un
año. La especialidad de tan particular usucapio consistía en que era suficiente
poseer cosas u objetos hereditarios para extender la usucapión a toda la
herencia.

16.12. Confusión hereditaria y separación de bienes

La adquisición de la herencia tiene como efecto la transmisión en bloque


al heredero de todas las relaciones activas y pasivas que formaban el patrimonio
del difunto. Al hacerse el heredero titular y responsable del nuevo patrimonio, se
produce la llamada confusión hereditaria, porque a partir de la adquisición se
confunden los dos patrimonios: el propio del heredero y el del causante.

16.13. El beneficio de inventario

Entre los efectos de la adquisición de la herencia está la responsabilidad


ilimitada del heredero por las deudas del difunto y por los legados y cargas
impuestas por el testador. Para evitar estos inconvenientes, Justiniano, en una
constitución del año 531, concede el llamado beneficio de inventario (beneficium
inventarii); por éste, el heredero sólo responde en los límites del patrimonio
hereditario.

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TEMA 17: LA SUCESIÓN INTESTADA

17.1. La sucesión «ab intestato».

La sucesión ab intestato se abre en los siguientes casos:

— Si una persona ha muerto sin testamento.

— Si el testamento carecía de los requisitos exigidos o si se había


hecho nulo con posterioridad o era revocado.

— Si los herederos testamentarios no llegaban a adquirir la


herencia.

17.2. La sucesión intestada en el antiguo derecho civil.

Según un precepto de la ley decenviral, se llamaba a tres clases de


herederos:

— Herederos de derecho propio (sui): son los hijos que estaban


en potestad del difunto o todos aquéllos que estaban en lugar de hijos.

— Agnados (adgnati): son agnados, los que están unidos por


parentesco legítimo por línea de varón.

— Gentiles: los pertenecientes a la misma gens, constituidas por


las familias procedentes de un antecesor común, con el mismo apellido o
nombre gentilicio.

17.3. La sucesión intestada en el edicto del pretor.

En el sistema establecido en el Edicto Perpetuo, las categorías de


personas llamadas son las siguientes:

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— Los liberi: hijos y descendientes con independencia de que estén


o no sometidos a potestad.

— Los legítimos (legitimi): son los herederos llamados a suceder


por las XII Tablas.

— Los cognados (cognati): o parientes por consanguinidad. Se


comprenden en esta categoría los descendientes, los ascendientes y los
colaterales hasta el 6° grado. Los más próximos excluyen a los más remotos.
Los parientes del mismo grado heredan por cabezas.

— El marido o la mujer (vir et uxor).

El Edicto contemplaba un orden especial en la sucesión del liberto.

17.4. Reformas de la legislación imperial.

La reforma de la sucesión legítima iniciada en el edicto del pretor, es


continuada por la legislación del senado y de los emperadores para imponer la
prevalencia del parentesco natural sobre el agnaticio. Las reformas se realizan
en atención a particulares casos en que la conciencia social imponía unas
soluciones más claras y justas.

17.5. La sucesión intestada en el derecho de Justiniano.

En el nuevo orden de sucesión se admite la plena capacidad de los hijos y


de la mujer y se funden los dos sistemas de derecho pretorio y de derecho civil.
El orden de las llamadas es el de las cuatro clases siguientes:

— Los descendientes.

— Los ascendientes y los hermanos y hermanas de doble vínculo.

— Los hermanos y hermanas de un solo vínculo.

— Los otros colaterales, hasta el 6o y 7°grado como en el edicto


pretorio, los más próximos excluyen a los más remotos.

— El cónyuge viudo.

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TEMA 18: LA SUCESIÓN TESTAMENTARIA

18.1. Concepto y características.

El testamento es una declaración unilateral de voluntad, hecha


solemnemente ante testigos y revocable, que contiene disposiciones mortis
causa y esencialmente la institución de heredero.

El testamento tiene las siguientes características:

— Es un acto conforme al derecho civil y solemne.

— Es un acto unilateral que sólo necesita de la voluntad del


disponente y esencialmente revocable.

— Es un acto mortis causa, ya que sólo produce sus efectos


después de la muerte del causante.

18.2. Formas antiguas y clásicas.

Las formas más antiguas son dos: el testamento ante los comicios
curiados y ante el ejército:

— Testamento ante los comicios curiados (testamentum calatiis


comitis): se realizaba en tiempos de paz en las reuniones que los comicios
dedicaban dos veces al año a la confección de testamentos.

— Testamento en pie de guerra (in procinctu), es decir, cuando se


tomaban las armas para ir a la guerra.

Una vez desaparecidas estas antiguas formas testamentarias, la que


permanece durante la época clásica es el testamento oral o escrito por el bronce
y la balanza (testamentum per aes et libram)

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Este testamento se realizaba a través del acto solemne de la


mancipatio, por la que el disponente vendía sus bienes a una persona de
confianza (mancipatio familiae), en presencia del portador de la balanza
(libripens) y de cinco testigos. El accipiente (fiduciario) se comprometía a
entregarlos a quien había designado el disponente.

Las declaraciones del testador serían orales (nuncupatio), en una primera


etapa, después se escriben en las tablillas enceradas, que se presentan a los
testigos para que las autentiquen con sus sellos.

A pesar de la mayor difusión del testamento escrito, se sigue admitiendo


el testamento oral o nuncupativo hasta el punto de que coexiste con el escrito.

18.3. El testamento militar.

La especialidad de esta clase de testamento, consistía en que se admitía


que los soldados: «hagan sus testamentos como quieran y como puedan y basta
la simple voluntad del testador para la distribución de sus bienes.

18.4. El codicilo

Los codicilos contienen legados, manumisiones, nombramientos de


tutores o revocación de estas disposiciones. No pueden contener institución o
desheredación de heredero. Sin embargo, puede hacerse en el testamento la
declaración de que será válida la institución hecha en el codicilo.

18.5. Formas de testamento en derecho postclásico y justinianeo.

La distinción clásica entre testamento civil y testamento pretorio ahora se


mantiene referida a dos clases de testamento:

— Abierto, que se hace ante cinco testigos.

— Cerrado, que se presenta con la firma de siete.

Junto a estas formas, se introducen otras en las que participan jueces o


funcionarios públicos: el testamento apud acta, ante el juez o autoridad municipal y
el testamento depositado en el archivo imperial (testamentum principi oblatum).

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Se admiten para casos especiales otras formas que se consideran


extraordinarias:

— Testamento en tiempos de epidemia (testamentum pestis


conditum).

— Testamento que se hace en el campo (ruri conditum).

— Testamento del ciego.

— Testamento del analfabeto.

— Testamento en beneficio de la Iglesia o de obras pías.

Justiniano, además de estas innovaciones, volvió al régimen clásico al


exigir la forma de testamento con siete testigos, para poder instituir heredero.

18.6. Capacidad para testar («testamentifactio»).

Se exige que el testador sea libre, ciudadano romano y sui iuris. Los
sometidos a potestad o alieni iuris pueden disponer mortis causa sólo del
peculio castrense.

No tienen capacidad para testar los impúberes y el loco o furioso no


puede testar porque no tiene inteligencia.

Los sordos y los mudos no podían intervenir en el acto oral y cuando se


introduce el testamento escrito, los emperadores concedían caso por caso la
capacidad.

La mujer podía testar con la intervención del tutor.

El esclavo no puede hacer testamento, excepto si se trata de un servus


publicus, que puede disponer de la mitad de su peculio.

La capacidad se requiere tanto en el momento de testar como en el


tiempo de la muerte.

El testamento hecho por un incapaz no se convalida, aunque después


llegase a ser capaz.

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18.6. Capacidad para heredar.

La capacidad para recibir por testamento, llamada por los intérpretes


testamentifactio pasiva, requería la condición de ser ciudadano y libre, como en
general para heredar.

Se consideraban incapaces las personas inciertas y los hijos póstumos,


es decir, los que nacían después de la muerte del padre.

Sin embargo, se admitió la posibilidad de instituir y desheredar a los hijos


póstumos del testador, con tal de que hubiesen entrado bajo su potestad de
haber nacido en vida de éste (postumus suus).

Cuando el póstumo es ajeno, y ya está concebido, el pretor concede la


posesión de los bienes conforme al testamento. Justiniano generaliza los
principios clásicos y declara que el póstumo sea propio o ajeno puede ser
contemplado en testamento.

oOo

TEMA 19: CONTENIDO DEL TESTAMENTO. INSTITUCIÓN DE


HEREDERO

19.1. Disposiciones del testamento: la institución de heredero.

El testamento «toma su fuerza de la institución de heredero», que se


considera «como principio y fundamento de todo el testamento».

El patrimonio hereditario as, como la antigua moneda, se divide en doce


partes u onzas (unciae). A efectos de la distribución del as, se siguen reglas que
Justiniano modifica estas reglas al disponer que, si el testador supera al as en la
atribución de partes, no se disminuyen proporcionalmente las cuotas, sino que
se presume que el disponente ha querido disminuir las precedentes con la
sucesiva disposición.

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19.2. La institución bajo condición o término.

La institución de heredero podía someterse a una condición suspensiva,


pero no a una condición resolutoria o plazo suspensivo o resolutorio, ya que ésto
se oponía a la regla «una vez heredero siempre heredero» (semel heres semper
heres). Estas condiciones o plazos se consideran no escritas, igual que las
condiciones imposibles, ilícitas o inmorales.

En la doctrina científica se llama condición al hecho futuro e incierto del


que se hace depender el que una declaración o relación jurídica produzca sus
efectos.

A diferencia de la condición, el término (dies) es un hecho futuro y cierto


de cuya realización dependen los efectos del acto o relación jurídica.

19.3. Las sustituciones

El testador puede nombrar un sustituto (heres substitutus) para el


heredero en el caso de que éste no llegase a adquirir la herencia. Se trata, pues,
de una institución sometida a la condición de que el heredero no pudiese o no
quisiese aceptar. Esta es la llamada sustitución vulgar. Se pueden sustituir uno o
varios en lugar de uno, y viceversa, uno o varios en lugar de varios. También
pueden hacerse sustituciones recíprocas entre los instituidos.

Una nueva forma de sustitución es la llamada sustitución pupilar. El padre


de familia instituía heredero a su hijo impúber, o también lo desheredaba y le
nombraba un sustituto para el caso de que muriese antes de llegar a la pubertad.

Y por último, Justiniano admite otra modalidad de sustitución, la


denominada ejemplar. En virtud de la misma, el ascendiente de un loco
(furiosus), aunque no estuviera sometido a su potestad, puede nombrar en su
testamento un sustituto, descendiente del loco, del testador o de un extraño
(por este orden), para el caso de que el enfermo mental muera sin recobrar la
razón.

oOo

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TEMA 20: CONTENIDO DEL TESTAMENTO: LEGADOS Y


FIDEICOMISOS

20.1. Concepto de legado

El legado es una disposición contenida en el testamento, por la cual el


testador concede a una persona cosas determinadas o derechos, que segrega
de la herencia sin conferir a esa persona el título de heredero.

20.2. Clases de legados.

Hay cuatro clases de legados:

— Legado vindicatorio (legatum per vindicationem): se llama por


vindicación, porque tan pronto es aceptada la herencia la cosa se hace de la
propiedad civil del legatario. La cosa se hace del legatario sin intervención del
heredero, y aquél dispone de la acción reivindicatoría como propietario civil.

El testador sólo puede legar por vindicación lo que es de su propiedad


civil en el momento de hacer testamento y en el de su muerte.

— Legado damnatorio (legatum per damnationem): en esta clase


de legado, el heredero viene obligado a transmitir el legado al legatario, desde
que hubiera aceptado la herencia. El legatario podía ejercitar la actio ex
testamento, para reclamar al heredero el cumplimiento del legado.

En la clasificación gayana se incluyen otros dos tipos de legado:

— Legado de tolerancia o permisión (sinendi modo): la finalidad


de este tipo de legado era el respeto, impuesto por el testador al heredero, de
una situación de hecho establecida a favor del legatario.

— Legado de precepción (legatum per praeceptionem): la forma


es «apoderarse con preferencia» (praecipito), ejemplo: que Lucio tenga
preferencia para apoderarse de mi esclavo.

Los diversos tipos de legados tienden a unificarse en las dos formas


más importantes: con efectos reales, o legado vindicatorio, y con efectos
obligatorios, o damnatorio.

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20.3. Sujetos y objeto de los legados.

En el legado intervienen tres sujetos: el testador o el que lega, el heredero o


gravado, y el legatario o beneficiado con el legado. En el derecho clásico, el que
lega es el que hace el testamento; en derecho justinianeo, el legado puede
hacerse también en un codicilo, como consecuencia de su equiparación al
fideicomiso. Legatario es el que resulta beneficiado con el legado. En el caso de
legado indirecto, el legatario puede ser una persona distinta del mencionado por
el disponente.

Objeto del legado puede ser cualquier cosa, tanto cosas corporales como
incorporales o derechos. El legado puede consistir en creación de derechos a
favor del legatario o en modificación o extinción de relaciones ya existentes. El
objeto consiste en una atribución patrimonial lucrativa, en la que se puede
imponer al legatario una carga modal, como en la donación.

20.4. Adquisición del legado.

El legatario no puede hacer suyo el legado hasta que el heredero no


adquiera la herencia. Para evitar el riesgo de que el legatario muriese antes de
la aceptación del heredero voluntario, los juristas entendieron que, desde el
momento de la muerte del testador o de la apertura del testamento, el legatario
adquiere una expectativa, transmisible a los herederos.

20.5. Limitaciones legales de los legados.

La Ley Falcidia del 40 a. C, reservaba al heredero la cuarta parte de la


herencia, calculada sobre el valor que tenía en el momento de la muerte del
testador y una vez deducidas las deudas hereditaria.

Si los legados eran divisibles, quedaban reducidos en la proporción


necesaria para dejar la cuarta parte al heredero; si eran indivisibles, el heredero
no cumplía el legado y se oponía a la acción del legatario mediante la exceptio
doli, hasta que éste abonase el valor de lo que debía reducirse.

20.6. Fideicomisos. Concepto y evolución histórica.

Son disposiciones de última voluntad confiadas a la buena fe de una


persona (fiduciario), por las que se hacía una petición o encargo a favor de otra
persona (fideicomisario) para que las cumpla. Como resulta de su etimología:

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confíar en la fe (fideicommitere), se trataba de encargos de confianza para


disponer de todo o parte de la herencia.

El origen de los fideicomisos está en los recursos para hacer eficaces


disposiciones mortis causa a favor de los extranjeros (peregrini) o de otras
personas que carecían de testamentifactio pasiva. Después, se utilizaba para
burlar las leyes caducarías de Augusto y disponer en favor de los solteros o los
casados sin hijos.

20.7. Fideicomiso de herencia.

A partir del Principado el fideicommissum hereditatis (o universitatis) sirve


para transmitir la herencia en su totalidad o una parte de ella. El heredero
fiduciario recibía el encargo del testador de que transmitiese la herencia al
fideicomisario. El heredero podía transmitir las cosas hereditarias, pero no ceder
su cualidad de heredero, en virtud de la regla: «una vez heredero siempre
heredero». Para ello se servía de la venta ficticia de la herencia por una moneda
(venditio hereditatis nummo uno), y realizaría las estipulaciones de la herencia
comprada y vendida para la transferencia de los créditos y deudas al
fideicomisario.

20.8. Sustitución fideicomisaria.

Se puede supeditar el fideicomiso, y también el legado, a la no adquisición


por parte de otro fideicomisario (sustitución fideicomisaria directa o vulgar), o a la
muerte de otro adquirente, o a llamamientos sucesivos, que dependen
ordinariamente del día de la muerte del fideicomisario anterior, o supeditarlos a
condición o término.

20.9. Fideicomiso de familia y de residuo.

El fideicommissum famiiiae relictum es el encargo o disposición por la


que el testador pedía a su heredero que conservase el patrimonio hereditario, y
que a su muerte fuese transferido a personas pertenecientes a su familia, o que
tuviesen determinado grado de parentela, como el hijo primogénito. El
patrimonio podía vincularse en sucesivas generaciones.

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El fideicomiso llamado de residuo tiene como objeto «lo que queda de la


herencia» (quidquid de hereditate supererit). En estos supuestos el heredero
fiduciario puede disponer de la herencia y disminuirla según las exigencias de la
buena fe, e incluso sustituir los bienes hereditarios por otros.

20.10. Fideicomiso de libertad.

El testador podía rogar al heredero que manumitiese a un esclavo propio


o ajeno.

El esclavo no podía exigir su propia libertad por causas de capacidad,


pero se admitió que actuase en el procedimiento extraordinario, solicitando el
cumplimiento del fideicomiso. Varios senadoconsultos de la época imperial
hicieron obligatoria esta manumisión fideicomisaria.

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TEMA 21: INTERPRETACIÓN, INEFICACIA Y REVOCACIÓN DE LAS


DISPOSICIONES TESTAMENTARIAS.

21.1. Interpretación del testamento.

La eficacia del testamento tiene su fundamento en la voluntad del


disponente. Los juristas elaboran una serie de reglas sobre la interpretación de
las cláusulas testamentarias en las que debe prevalecer siempre la voluntad del
testador. Esta prevalencia de la voluntad perdura hasta Justiniano, el cual
reconoce que siempre seguimos los vestigios de la voluntad del testador.

21.2. El error en las disposiciones testamentarias.

En principio el error del testador causa la ineficacia de la disposición,


conforme al principio «es nula la voluntad del que yerra» (nulla voluntas
errantis).

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Los juristas tratan de salvar siempre que sea posible la voluntad del
testador que ha sufrido error, procurando que se cumpla lo que realmente
quiso.

21.3. Ineficacia del testamento.

A efectos de la invalidez del testamento hay que distinguir la ineficacia


inicial, es decir, el testamento que es nulo desde el momento de su confección,
por carecer de alguno de los requisitos exigidos, de la invalidez sobrevenida, es
decir, del testamento que después se hace ineficaz por alguna causa que
aparece con posterioridad.

En el régimen del derecho civil, la nulidad de la institución de heredero


supone la ineficacia de todo el testamento; en cambio, si otra disposición del
testamento fuese nula no influye sobre las restantes decisiones del testador.

21.4. Revocación del testamento.

El testamento es un acto esencialmente revocable, lo que equivale a decir


que el testador mientras viva puede hacer un nuevo testamento, que revoca al
anterior o a los anteriores.

La disposición testamentaria se revoca por otra posterior válida: «los


testamentos válidos pueden perder valor mediante una voluntad contraría».

21.5. Ineficacia y revocación de los legados.

La disposición sobre los bienes u objetos particulares de la herencia sigue


la suerte del testamento donde se contiene, de forma que cuando éste es
ineficaz el legado tampoco produce sus efectos.

En una primera etapa, el legado es nulo si no tiene lugar el nombramiento


y la aceptación del heredero. En una segunda fase, el legado se independiza dé
la institución de heredero de forma que puede ser válido aunque ésta sea nula.
Como en el testamento en general, se distingue la ineficacia o nulidad inicial de
la sobrevenida.

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TEMA 22: PLURALIDAD DE HEREDEROS Y LEGATARIO.

22.1. Derecho de acrecer

Cuando varias personas son llamadas a la misma herencia o al mismo


legado, en el caso de que alguna de ellas no llegue a adquirir, su parte pasa a los
coherederos o colegatarios por derecho de acrecer (ius adscrescendi).

22.2. Las colaciones.

Se trata de aportaciones de los bienes del heredero, para evitar situaciones


de manifiesta injusticia en relación con otros herederos en potestad o con otros
descendientes.

Los distintos casos examinados por los juristas se pueden agrupar en:
colación de los bienes, colación de la dote y colación de los descendientes. En los
dos primeros supuestos del derecho clásico, la colación se da en la sucesión
intestada y contra el testamento; sólo en el tercer supuesto Justiniano extiende el
deber de colación a la sucesión testamentaria.

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TEMA 23: SUCESIÓN CONTRA EL TESTAMENTO.

23.1. La sucesión contra el testamento en el derecho civil.

Bajo la expresión de sucesión o herencia contra el testamento, se


encuadran aquellos casos en que el derecho civil reconoce preferencia a
determinados descendientes, contra la voluntad testamentaria.

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Los intérpretes lo llaman también sucesión legítima, porque se establece


por la ley, y necesaria porque se da necesariamente por el hecho de existir los
descendientes.

Desde el antiguo derecho se estableció la plena libertad de disposición,


pero se consideró contrario al deber paterno el no mencionar en el testamento a
los hijos varones. Al tener los hijos la condición de herederos de derecho propio
(sui heredes), ellos deben en principio «ser instituidos herederos o
desheredados».

Para desheredar a un hijo suus había que hacerlo nominalmente, pero la


desheredación de los demás sui heredes podía hacerse con una disposición
conjunta.

23.2. Reformas pretorias.

Cuando el pretor llama a los emancipados a la posesión de los bienes, se


extiende a ellos el principio de derecho civil de que debían instituirse o
desheredarse igual que los sui heredes.

A los preteridos en el testamento, una vez incluidos los emancipados en


los hijos o liberi, concede la bonorum possessio contra tabulas o contra el
testamento, que era cum re, es decir, con prevalencia frente al heredero civil.

23.3. El testamento inoficioso y la legítima.

Las limitaciones impuestas a la libre disposición de la herencia eran


puramente formales, pues bastaba una expresa desheredación para que el
testador excluyese a los hijos y descendientes de la sucesión.

Sin embargo, un testamento que excluyese a los hijos del patrimonio


hereditario era considerado contrario al officium pietatis, es decir, al deber que el
padre tenía hacia sus hijos conforme a las concepciones sociales romanas. El
testamento en que no se cumplía este deber era considerado contrario al
officium (inofficiosum).

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23.4. Reformas de Justiniano

El emperador bizantino realiza importantes reformas tanto en el sistema


de desheredación de los hijos y parientes cercanos como en la nueva institución
de la legítima.

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TEMA 24: ACCIONES HEREDITARIAS.

24.1. Petición de herencia («hereditatis petitio»)

Además de las acciones que derivaban de las particulares relaciones de


la herencia, como la reivindicatoría o las procedentes de contratos o créditos, el
heredero disponía de una acción de aplicación general para reclamar la
herencia en su conjunto o universitas, que es la petición de herencia.

Demandante, o activamente legitimado, sería el heredero civil, legítimo o


testamentario.

La acción se extiende con el carácter de utilis al fideicomisario y al fisco


respecto a las partes o cuotas declaradas caducas. También puede ejercitarse
por el heredero pro parte, en relación con la cuota de la herencia que le
corresponde.

Sobre los demandados, o pasivamente legitimados, existió una compleja


evolución histórica, que presenta muchas oscuridades y dudas en su
reconstrucción. La petición de herencia se ejercita, primero, contra el que
posee la herencia pretendiendo ser heredero. Éste sería el caso del instituido
en un testamento que después se revoca. Posteriormente, puede ser
demandado el simple poseedor.

24.2. El interdicto «de cuyos bienes» («interdictum quorum bonorum»)

El heredero pretorio o bonorum possessor, para reclamar los bienes de


la herencia contra el que los poseía como heredero (possessor pro herede) o
como poseedor sin causa (possessor pro possessore), disponía del interdictum
quorum bonorum.

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Posteriormente, en una evolución paralela a la petición de herencia, se


concedió este interdicto contra los que dejaban dolosamente de poseer. Tenía
la finalidad de conseguir la restitución de la herencia e incluso podía ejercitarse
contra el que se había servido de la usucapio pro herede.

24.3. El interdicto lo que por legado («interdictum quod legatorum»)

Originariamente se concedía al bonorum possessor, instituido en un


testamento válido según el pretor, si el legatario o el poseedor como legatario
(possessor pro legato) se habían apoderado de las cosas legadas sin el
consentimiento del poseedor hereditario.

24.4. Acción de partición de herencia.

Cuando varios herederos son llamados a la herencia, mientras ésta no


se divide, existe entre ellos una comunidad de bienes, donde cada uno tiene un
derecho proporcional a su cuota, como en el condominio.

Esta comunidad podía cesar en cualquier momento por pacto entre los
coherederos o por el ejercicio de la acción de división de herencia (actio
familiae erciscundae).

Pueden demandar con esta acción los herederos que han aceptado la
herencia y que se reconozcan mutuamente como herederos.

La acción de división es doble en el sentido de que cada uno de los


herederos es al mismo tiempo demandante y demandado.
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TEMA 25: DONACIONES.

25.1. La donación.

La donación clásica no es un negocio típico, sino la causa de un acto de


atribución patrimonial, o causa lucrativa. Para que exista donación es
necesario el elemento objetivo de la gratuidad, que para los juristas romanos
supone la ausencia de contra prestación entendida como correlación jurídica.

La donación como liberalidad se contrapone al negoció: el que dona


quiere hacer una atribución gratuita a la que no está obligado. «Se entiende
como donado lo que se concede sin que el derecho obligue a hacerlo». Junto a
este elemento objetivo, existe el elemento subjetivo o voluntad dirigida a la
gratuidad.

25.2. La ley Cincia y los límites de las donaciones.

La lex Cincia de donis et muneribus, del año 204 a.C, cuyo texto no
conocemos, prohibió las donaciones que superasen un cierto límite (modus
donationis). Esta cantidad o límite nos es desconocido, pero puede pensarse
que sería bajo, en atención a las finalidades de la ley de impedir el
empobrecimiento general.

La medida se originó para evitar los daños o regalos abusivos, y la


superioridad económica y social de la nobleza gobernante sobre los ciudadanos
gobernados. Se pretendió proteger la libre voluntad del donante en los casos en
que, dada la personalidad del donatario, se podía presumir una posible coacción.

25.3. Régimen postclásico y justinianeo

Con la reforma de Constantino, la donación se transforma de causa de


adquisición en un negocio típico que asume la estructura jurídica del contrato
que implica la transferencia de la propiedad.

25.4. La donación modal

• Es aquella donación que impone al donatario la carga (modus) de realizar


una determinada prestación a favor del mismo donante o de un tercero. El
modus no constituye una contraprestación, ya que es esencial en la donación la
liberalidad del acto.

En el derecho justinianeo, la donación modal se configura como un


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contrato innominado.
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25.5. La donación «mortis causa»

«Hay donación a causa de muerte cuando el donante prefiere tener él a


que tenga el donatario, y que tenga su donatario a que tenga su heredero.» Por
tanto, era una donación con vistas a una muerte próxima o futura.

En derecho clásico se produce un proceso de acercamiento entre la


donación mortis causa y el legado, que culmina en el derecho justinianeo.

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