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Bloque temático 1º

GRAMÁTICA DEL SISTEMA Y GRAMÁTICA DE LA NORMA

1. Introducción general

El estudio del lenguaje ha experimentado cambios muy notables a lo largo de su


historia. Así, en un primer momento aparece lo que se dio a conocer con el nombre de
gramática tradicional, caracterizada por dos rasgos:

a) En primer lugar, no se limita a la descripción de los hechos lingüísticos, sino que


se sirve del criterio de autoridad para señalar qué producciones lingüísticas son
correctas y cuáles no: gramática normativa y gramática prescriptiva.
b) El segundo rasgo característico es que su postura, además de normativa es
lógica: las categorías lógicas o del pensamiento encuentran un reflejo en las
categorías gramaticales.
En ambos rasgos, se parte de conceptos extralingüísticos, totalmente ajenos a la
lengua, para dar cuenta de los fenómenos lingüísticos.

Más adelante, con el descubrimiento de lenguas como el sánscrito, sobreviene la


llamada gramática histórica en cuyo seno las lenguas se definen como productos del
espíritu colectivo de un pueblo y los hechos de lengua se explican recurriendo a factores
psicológicos, sociales o culturales. Por tanto, al igual que en la gramática tradicional, se
recurre a lo no lingüístico, para dar cuenta de lo puramente lingüístico.

Otra vez, estamos en condiciones de afirmar, que las dos corrientes (tradicional e
histórica) parten de postulados ajenos y externos a la propia lengua y que no logran
definirla. Esto se debe a que no la consideran como un fin en sí misma, sino como un
simple medio para llegar a alcanzar otras realidades de tipo psicológico o cultural.

Hemos de esperar al pasado S. XX y a la ciencia lingüística para que se comience a


considerar la lengua desde una perspectiva inmanentista. De este modo, y gracias a
Ferdinand de Saussure, se empieza a plantear la necesidad de ver los hechos lingüísticos
desde dentro de la propia lengua, y no desde campos, aunque relacionados, externos a
ella: la lengua deja de ser vista como un medio para convertirse en objeto de
estudio interesante en sí misma.

Será Saussure quien en su Curso de lingüística general exprese la necesidad de un


estudio de la lengua desde un punto de vista exclusivamente lingüístico. Saussure define
la lengua como un sistema de signos (unión de significado y significante).

La otra cuestión clave que se nos plantea es qué significa que la lengua sea un
sistema. Un sistema es un conjunto de unidades interdependientes (los signos
lingüísticos) que se relacionan entre sí. Para Saussure los elementos lingüísticos
mantienen un equilibrio parecido al que mantienen las piezas en el juego del ajedrez en
un momento de la partida, de tal modo, que si se cambia de lugar una pieza, o si
desaparece una nueva, el equilibrio se modifica, se pasa de un estado a otro diferente.
Todas estas cuestiones iniciadas por Saussure y matizadas por otros lingüistas, dan
lugar a la lingüística estructural. Trabajos posteriores permitieron a los lingüistas
estructurales precisar las nociones de estructura y signo lingüístico. En especial, los
miembros de la escuela de Praga, y después la teoría glosemática de Hjelmsev y el
Distribucionismo americano, llegaron a realizar un método para el análisis de la
estructura de la lengua, de aplicación tanto al eje sintagmático como al paradigmático.

No obstante, a pesar de las escuelas de base estructuralista, los lingüistas no se


ponen de acuerdo en definir, concretar, conceptos abstractos que mediatizan y
condicionan cuestiones de tal envergadura como la lengua en que nos comunicamos y
vivimos. Una de esas cuestiones vidriosas y sumamente delicadas es la de la NORMA,
que es una abstracción conformada a partir de un amplio conjunto de variedades
lingüísticas, diatópicas (geográficas), diastráticas (sociales o sociolectos) y diafásicas
(uso individual de cada hablante).

Y si además queremos responder, tras fijar los conceptos oportunos, a preguntas tan
complicadas como ¿para qué sirven las normas? o ¿qué norma —y en qué norma—
debe utilizarse para enseñar la lengua materna o alguna segunda lengua?, la
dificultad llega a límites realmente extremos.

No obstante, este es el objetivo que nos proponemos ver y estudiar en esta


asignatura: precisar qué norma o normas lingüísticas deben aplicarse en la
enseñanza de la lengua, como primera o segunda materia, o en la traducción o
interpretación de un hecho comunicativo y precisar sus límites.

[Debate: ¿Gramática descriptiva o gramática prescriptiva? Lectura (Lyons).

2. Concepto de norma.

2.1 Definiciones teóricas

Veamos brevísimamente, las diversas concepciones existentes de «norma lingüística»


—al menos las más notables— para poder acordar de qué hablamos al tratar estas
cuestiones.

D.R.A.E., 2001
4. Ling. Conjunto de criterios lingüísticos que regulan el uso considerado correcto.
5. Variante lingüística que se considera preferible por ser más culta.

Theodor Lewandowski, Diccionario de lingüística, 1982


1. El sistema de reglas de una lengua, obtenible a partir de las expresiones de que
disponen los miembros de una comunidad lingüística.
2. El uso general de medios lingüísticos, el conjunto de reglas, reglamentaciones,
prescripciones, modelos supraindividuales que organizan de forma obligatoria el uso
individual.
Dubois et alii, Diccionario de Lingüística, 1998
1. Sistema de reglas que definen lo que se debe elegir entre los usos de una lengua
determinada si se quiere estar de acuerdo con cierto ideal estético o sociocultural. La
norma, que implica la existencia de usos proscritos, es el objeto de la gramática
normativa.
2. Todo lo que es uso común y corriente en una comunidad lingüística.

Lázaro Carreter, Diccionario de términos filológicos, 1968


Conjunto de caracteres lingüísticos a los que se ajusta la corrección gramatical, en
general o en un punto concreto.

Coseriu, “Sistema, norma y habla”, Teoría del lenguaje y lingüística general,


Madrid, Gredos, 11-113.
“Realización colectiva del sistema” o como aquello que contiene todo lo que “en el
habla correspondiente a una lengua funcional, es tradicional, común y constante,
aunque no necesariamente funcional” (Coseriu, 1962: 11-113, y 1981a: 321).

Alvar, M., 1982, “La norma lingüística”, La lengua como libertad (y otros estudios).
Definición sociológica de la norma: ‘conjunto de posibilidades de realización en la que
participa un número variable de individuos’.

2.2 Norma descriptiva y prescriptiva. La Supernorma

Entre todas las definiciones y estudios sobre la norma lingüística, podemos hacer dos
grandes grupos:

- la postura descriptiva
- la postura y prescriptiva.

Las del primer grupo, las descriptivas están relacionadas con el conjunto de
variedades lingüísticas realizadas diatópica (geografía), diastrática (nivel sociocultural)
o diafásicamente (registros lingüísticos).

Pero existen, por otra parte, acepciones de larga tradición que interpretan la
norma como modelo ejemplar, que propugnan la imposición de unos modelos de
corrección, de un uso como el más adecuado y de prestigio. Son las que llamamos
normas prescriptivas. Los que mantienen estas actitudes normativas prescriptivas
adoptan una norma como modelo y tratan de imponerla a toda la comunidad lingüística,
rechazando y aun despreciando las otras variedades. Con frecuencia, la norma impuesta
coincide con un «dialecto literario», denominador común de una supuesta lengua culta,
que trata de imponerse como único uso correcto a partir de unos preceptos, reforzados
por una valoración del tipo correcto / incorrecto, bueno / malo… Estas normas se
manifiestan en distintos niveles: así hay normas ortoépicas o de pronunciación,
ortográficas, gramaticales, léxicas, pragmáticas, retóricas y estilísticas. Y no se puede
negar cierta utilidad de algunas de ellas en la enseñanza de la lengua, al menos en unos
niveles iniciales de conocimientos. Pero estas normas deben adaptarse y reformularse
debidamente. Este tipo de normas han sido rechazadas por los lingüistas, por
considerarlas ajenas a la objetividad exigida en el estudio científico. En todo caso, las
normas se imponen a la comunidad hablante. El uso de unas u otras responde no solo a
factores esencialmente lingüísticos, sino también a otros situacionales, circunstanciales,
del ámbito en que se utilizan y aun de las diferentes funciones sociocomunicativas que
desempeñan.

Debido a toda esta variedad de criterios, opiniones y condicionamientos


diversos, es preferible hablar de normas lingüísticas, en plural, mejor que de una sola
norma. Las normas lingüísticas se consideran como conjuntos de realizaciones regulares
de la lengua, que no pueden ser incorrectas si son generales, si no rompen el sistema ni
se desvían fundamentalmente de él. Y precisamente, la pluralidad de normas diatópicas
y diastráticas en una lengua es muestra de su gran vitalidad.

Por encima de las variedades y de las normas diversas está la norma general, la
SUPERNORMA que denominó Müller, Bodo, (Le français d’aujour d’hui, Paris,
Klincksiek, 1985), un hecho sociolingüístico que afecta a la vida de toda la comunidad
que habla una lengua. Ella es la que sirve de koiné a todos los hablantes y coincide con
lo que hoy se llama lengua o norma estándar, de la que hablaremos enseguida.

Así, por ejemplo, sobre las variedades lingüísticas que dependen del nivel
sociocultural de los hablantes, del lugar, de la ocasión comunicativa, o del momento de
la interlocución, existe la norma general común, con mínimas variaciones
superficiales (fonéticas y léxicas), que nos permite entendernos y que, a fin de cuentas,
garantiza la unidad y existencia de una lengua.

2.3 Concepto de lengua o norma estándar

[Debate introductorio]

 ¿Existe una única norma?

 ¿Quién y cómo se mide la estandarización de una lengua?

 ¿Por qué es necesaria la gramática normativa?

Discusión de casos reales

Lectura breve 2:

K. Rotaetxe (1988): Sociolingüística, Madrid: Síntesis: 151-169

[Textos complementarios]

 El galicismo se enseñorea hoy en España, como un usurpador innoble que se


complace en desfigurar los monumentos y en envilecer las glorias del pueblo
sometido. J.J. de Mora “Del prurito de innovación y de mudanza en el lenguaje”
Discurso de recepción en la RAE (1848) en Discursos leídos en la Academia
Española I, Madrid, 1860: 137-158

 Una nación que mira con indiferencia por el porvenir de su idioma, renuncia a
la mejor parte de su independencia y testifica que se resigna a morir. L. Alfonso
“Tendencias actuales del español en la Argentina” en Presente y futuro de la
lengua española, Madrid, 1964, I: 7-14

 Creo, de verdad, que todos tenemos el deber de convertirnos en guardajurados


del idioma y tratar de cuidarlo y preservarlo como el césped de los jardines,
porque, al fin y al cabo, el lenguaje es nuestro máximo bien; es nuestra arma
más segura de expansión y lo que justifica y enaltece nuestro país y lo
diferencia de los otros, respecto de los cuales nuestra superioridad consiste
esencialmente en eso, en ser crisol de una de las lenguas de más compartida
universalidad J. Calvo Sotelo La bolsa de las palabras, Madrid, 1975

 La lengua es el común patrimonio de toda una raza J. Casares Crítica profana,


Madrid: 1916

 Cada generación lleva sobre su lengua la responsabilidad de transmitir a la


siguiente tan inestimable tesoro sin despreciarlo ni mancillarlo S. De Madariaga
“Vamos a Kahlahtahyood?”, RO, 1966, 12: 365-373.

Una vez vistas las definiciones y los diferentes conceptos y variables que
debemos tener en cuenta a la hora de buscar una definición de norma estándar, podemos
optar por las siguientes definiciones.

Normas lingüísticas: conjunto de realizaciones regulares (normales, habituales) de la


lengua, que no pueden ser incorrectas si son generales (normales, habituales), si no
rompen el sistema ni se desvían fundamentalmente (en lo esencial) de él.

Norma estándar: el hecho sociolingüístico que afecta a toda una comunidad lingüística
que habla una lengua, con mínimas variaciones superficiales, que sirve de koiné a todos
los hablantes, para que podamos entendernos y para garantizar la unidad y existencia de
una lengua.

2.3.1 Principios de autoridad

Veamos los principios de autoridad, es decir, en qué modelos se fija una lengua o qué
parámetros deben tenerse en cuenta para que sea denominada como lengua estándar.

Literatura

La aportación más sólida y fructífera sobre este punto nos la han legado los
lingüistas de la Escuela de Praga. Para ellos, la norma de la lengua estándar debe
basarse en el uso de los buenos escritores contemporáneos, incluyéndose entre tales a
los de los últimos cincuenta años.

- El escritor es considerado como modelo de inspiración permanente.


- La obra literaria es vista como objeto artístico que facilita su percepción como
modelo normativo y estímulo de actuación.
- El uso literario posee un criterio unificador cuando coexisten diversas normas
(regionales, sociales, etc.).
- Se presenta particularizada en reglas, como punto de partida y confirmación de
un uso idiomático recto y cohesionador.

Es decir, que la lengua estándar coincidiría con la lengua literaria. Pero esto es
cuestionable: las diferencias entre los estilos de unos y otros escritores son manifiestas
y, a veces, abismales. Además, el hablante mal podría conocer cuál es el modelo
estándar si no llega a conocer a los grandes maestros de la literatura contemporánea y
porque, a nuestro entender, la lengua poética literaria sobrepasa con creces y depura la
llamada lengua estándar.

[Debate]

¿Qué escritores?

clásicos/modernos (concepción temporal), procedencia geográfica (concepción


espacial)

¿Qué literatura? (momento histórico, estilo)

¿Es la literatura paradigma de lo escrito?

El uso

El uso de una lengua es, junto al literario, uno de los principios de autoridad idiomática
más arraigado porque
a. es fuente de la que se extraen reglas gramaticales,
b. es modelo idiomático expuesto al hablante,
c. es referencia de corrección.
Pero, ¿quién o qué determina el uso?
a. En primer lugar, puede considerarse el parámetro cuantitativo: la frecuencia de
empleo. Cuanto más frecuente, más natural y, por tanto, más recomendable su
uso
b. En segundo lugar, podemos tener en cuenta el parámetro cualitativo: importa el
prestigio social de quién emplea la forma lingüística. Tradicionalmente, fuertes
imbricaciones con los modelos literarios
c. Y, por último, la Real Academia de la Lengua Española, en el caso del español.
[Discusión]

¿Cuáles son los modelos lingüísticos cualitativos selectos en la sociedad del siglo XXI?
El buen gusto

 Sigue un criterio muy cercano a los dos anteriores

 Es algo intangible, pero de presencia continua en el hecho idiomático selecto.

 Parece un parámetro subjetivo y, como poco, manipulable.

 Práctica: texto neutro

Discusión:

¿Existe una intuición idiomática compartida sobre el buen gusto?

El criterio geográfico

 Se plantea como patrón lingüístico la modalidad empleada en un determinado


ámbito geográfico (y dentro de este, la propia de una clase social definida)

 Conflictos de normas y de clases

 Problema del déficit lingüístico

Norma y escuela

 La escuela es uno de los organismos sociales más poderosos para imponer un


ideal de lengua

 La escuela asume con frecuencia de manera natural actitudes y planteamientos


lingüísticos normativos

 En este sentido, cae sobre el enseñante la responsabilidad de seleccionar los


mejores modelos lingüísticos para sus alumnos

 Normalmente, las herramientas al servicio del enseñante suelen provenir de


fuentes solventes: gramáticas doctrinales promovidas por órganos rectores como
la RAE en el caso del español

 Práctica: texto estudiante de español

Principios esenciales en la formación del enseñante:

a. Conciencia sociolingüística para evitar consideraciones subjetivas o


impresionistas sobre las variedades lingüísticas

b. Formación sólida para huir de patriotismos o exaltaciones negativas

Deberes
a. Conocimiento de la realidad lingüística del contexto social del alumno. El
alumno no es un receptor pasivo de un dogma normativo: es un usuario
competente lingüísticamente y posee un conocimiento implícito de su lengua
b. b. Formar lingüísticamente a sus alumnos en el conocimiento y el respeto hacia
la diversidad lingüística: fomentar el aprendizaje lingüístico
c. c. Hacer distinguir a los alumnos entre hechos variacionistas y simples
vulgarismos
d. d. Hacer notar a sus alumnos la necesidad de relacionar ‘modos lingüísticos’ y
funciones.

El lenguaje de las nuevas tecnologías y su ámbito de aplicación y uso. Estudio de un


caso práctico

Buenas noches Salvador! Mire, le quería preguntar que hasta que fecha tenemos para
entregar el trabajo y si puediera ser, nos dejara hasta el día 17 hasta las 00:00 porque
nos queda montarlo, y con el exámen de lingüística, no hemos tenido tiempo para
quedar las compañeras.

Un saludo XXX XXX XXX XXX :)

Otra cosa, no me puedo descargar el AFI, ¿usted me podría decir algún otro sitio web
donde pueda mirarlo? Gracias!

Los medios de comunicación

Quizás sea el instrumento de difusión más poderoso del siglo XXI por

a. la facilidad de acceso (omnipresencia)

b. la poderosa atracción (atracción)

c. la rapidez de difusión y propagación (vigor)

Actúan como generadores y como transmisores de una determinada norma lingüística.

Características.

a. Exposición permanente

b. El uso de la repetición como refuerzo

c. La fuerte vitalidad del medio

d. La exposición sin defensa del hablante ante los medios de comunicación hablados.

Peligros.
a. Hablantes cuyo único modelo lingüístico es la radio o la televisión, en
detrimento de la lectura.

b. Falso prestigio otorgado a personajes incompetentes.

Los medios de comunicación escritos: prensa

a. Se ha convertido en paradigma de modelo escrito (sustituyendo a la literatura).

b. Sin embargo, el estilo periodístico suele estar muy próximo al código hablado
(en su origen, motivado por la precipitación que define la naturaleza del trabajo
en estos medios).

c. Suelen ser transmisores de elementos lingüísticos novedosos: (nuevas voces,


construcciones y formas) que, en sí no es un hecho bueno ni malo. Sin embargo,
con frecuencia existe una falta de planificación y rigor que llegan a confundir
más que a orientar. ¡Ojo! Excepciones: Manuales de estilo (El País, ABC,
Agencia EFE, entre otros).

d. En consecuencia, suelen presentar posturas contrarias a la norma tradicional,


pero de fuerte arraigo social.

e. Los medios de comunicación se convierten, además, en transmisores de usos


lingüísticos restringidos (jergas) propios de ámbitos administrativos y políticos:
ambigüedad, imprecisión, altisonancia, tecnificación excesiva, construcciones
enmarañadas, oscuridad expresiva que pretende profundidad de pensamiento,
etc.

2.3.2 Características de una norma o lengua estándar

Los caracteres o propiedades distintivas de la lengua estándar son, por un lado,


la intelectualización o capacidad de adaptarse a todo tipo de enunciados precisos,
abstractos, técnicos y rigurosos, capaces de expresar la gran complejidad del
pensamiento; y, por otro, la estabilidad flexible, mediante la cual la lengua estándar es
capaz de adaptarse a las necesidades comunicativas más diversas. Esta flexibilidad ha
de ser «controlada, estabilizada por una codificación apropiada».

A estas dos propiedades podemos añadir, otras dos características específicas de


la lengua estándar: la de arraigo o inserción en una tradición cultural viva en uno o
varios entornos sociales por voluntad de los hablantes, y la urbanización o
disponibilidad, que tiene que ver con la calidad y extensión de la lengua estándar en la
comunidad que la habla. Ésta no se limita a la lengua hablada por las élites culturales o
de cualquier otro tipo, como veremos, lo que supondría de algún modo una cierta
uniformidad y se opondría a la flexibilidad ya comentada; por el contrario, presenta una
total disponibilidad para cualquier oyente en cualquier situación comunicativa.

Entre otras misiones que posee la lengua estándar, importantísimas son la de ser
marco de referencia o eje en el que confluyen o del que emanan todas las variedades
del idioma, y la de ejercer una función unificadora a la par que separadora; es decir,
que por ella los hablantes de una lengua mantienen y potencian su identidad como
grupo y se distinguen de otros. De ahí que con frecuencia estas funciones de la lengua
provoquen una actitud de lealtad lingüística, de solidaridad social entre sus hablantes,
que llegan a adquirir la identidad de grupo unido, diferenciado de los demás por su
lengua.

La lengua estándar se caracteriza asimismo por el rasgo de prestigio sobre las


restantes variedades entre los que la hablan, lo que queda manifiesto al ser la norma que
se impone en la escuela, en la prensa, en los tribunales, en la investigación, en la
administración, en las transacciones comerciales, en la liturgia, en la prosa científica, en
los manuales de estudio y libros de alta divulgación, etc.

Una lengua estándar llega a ser, de alguna manera, lengua internacional y de


intercambio. Muy especialmente eso ocurrió en el caso del español que pasó de dialecto
marginal a ser el principal de la península, para convertirse pronto en lengua nacional y
después en una lengua internacional de las más habladas en el mundo.

2.3.3 Relaciones entre la lengua estándar y el conjunto de variedades que


componen la totalidad de una lengua.

Hay una serie de factores, ajenos a la propia lengua, que condicionan esas
relaciones y que cooperan con el fin de potenciar la estandarización de una norma
común, válida para un gran número de situaciones comunicativas: por un lado, la
industrialización, poderoso factor creador de la ciudad moderna, de estructura social y
sociocultural muy peculiar y diferente a la de tiempo atrás; por otro, las diversas
actividades urbanas y cuanto contribuye a lo que M. Alvar16 ha llamado certeramente
«el proceso integrador lingüístico de la ciudad».

Todo este proceso, unido a la fuerte migración del campo a la ciudad, ha


provocado un desajuste sociolingüístico en casi todas las ciudades, que se han
convertido, desde un punto de vista lingüístico, en un mosaico de hablas diversas, donde
se cruzan, se superponen y se neutralizan variedades y registros muy distintos.
Consecuencias directas de este fenómeno son la acusada neutralización de la diferencia
entre habla urbana y habla rural, y la uniformidad progresiva de la norma media
popular, aun cuando en ella se perciban particularidades y variantes.

Añadamos a todo esto la gran labor que desempeñan en este proceso los medios
de comunicación de masas, la progresiva, aunque lenta, nivelación sociocultural de
ciertos grupos de población y la creciente movilidad social de unos y otros sectores, e
iremos comprendiendo el porqué de esa notable tendencia a la homogeneidad relativa de
las variedades lingüísticas.

Asimismo, se ha producido una indiferenciación entre el habla de mujeres y de


hombres y, excepto en el léxico y en algunas formas estereotipadas de moda, creemos
que existe también un creciente acercamiento entre los usos lingüísticos de diferentes
generaciones.
Consecuentemente, vemos que en la comunidad hispanohablante existe una
tendencia a adoptar y potenciar lo que llamamos lengua estándar o español estándar,
con relativa uniformidad pero sin rigidez ni unidad forzada.

Pero la norma estándar ni se crea de repente ni se improvisa, no se puede


imponer a los hablantes, sino que se conforma e implanta lentamente, y el pueblo
hablante la va adoptando y aceptando cuando la juzga útil, rentable, rica y beneficiosa.

Los procesos de estandarización de una lengua llevan consigo la creación de una


koiné, de una lengua común.

Junto a esta norma general hay en nuestra lengua, como en todas, unas
variedades minoritarias, de mayor o menor extensión y difusión. La pluralidad de
normas, de variedades geográficas, sociales y aun particulares en la lengua ha sido una
constante durante toda su historia.

Desde un punto de vista puramente lingüístico, podemos concebir la lengua


como conjunto de dialectos geográficos y sociales, que responden a un sistema común,
que es lo que da fundamento y estructuración a esa lengua.

Mas es digno de mención el hecho de que la conciencia de norma como uso de


prestigio, para la realización escrita de la lengua, tenga mayor fuerza y presencia que en
la lengua hablada y predomine, así mismo, el criterio de corrección basado en unos
supuestos modelos cultos.

3. Conclusiones

Sentados los principios anteriores, pareciera que las cosas son claras y las
opiniones unánimes. Mas al llevarlo a la práctica, surgen algunas discrepancias y
dificultades.

Concebir, en teoría, que la lengua estándar es un conjunto de sistemas diversos


utilizados por grupos (geográficos, culturales, sociales, generacionales y de sexo)
diversos integrados entre sí, puede llevarnos a distintos pareceres, aun aceptando que es
en esas realizaciones en las que se realiza la lengua.

¿Habrá, pues, un solo español estándar? ¿O habrá tantos como variedades


hispánicas hay?

Queda claro que nosotros nos inclinamos por aceptar y potenciar una norma
lingüística estándar panhispánica; pero, respetando, como veremos, todas las variedades
y peculiaridades. Mas no todos opinan igual.

Un problema serio que se nos presenta con frecuencia: ¿qué lengua enseñar y en
qué lengua?
Opiniones sobre esta cuestión las hay para todos los gustos; pero desde la
lingüística debe prevalecer la ponderación y los intereses de una mejor y mayor
interacción comunicativa entre los hablantes de una misma lengua.

En una mesa redonda celebrada en el II Simposio de la Lengua Española, en Las


Palmas (1984), quedó claro —tras diversas intervenciones y algunas críticas a posturas
que habían propuesto la norma coloquial vulgar, o la dialectal o regional— que había
que enseñar la lengua culta estándar. Pero esto aún necesita ciertas precisiones. La
primera es que no sólo se ha de enseñar esa norma, sino que se debe enseñar en esa
norma culta.

Creemos que es una lengua estándar, coincidente con la culta, aunque con un
grado mayor de flexibilidad, la que debe enseñarse y en la que debe enseñarse.

Hay que lograr que todo hispanohablante, al terminar sus estudios obligatorios,
sepa expresarse con fluidez, precisión y agilidad en la lengua estándar. Ésta, a fin de
cuentas, es un instrumento poderoso de la sociedad. El dominio de la lengua protege al
hablante extraordinariamente, le da un espíritu crítico, le permite entender y distinguir
los intentos manipuladores de otros a través de la lengua, le facilita una poderosa arma
dialéctica y de persuasión. Estamos en un mundo de signos, que se vierten en lenguaje.
Si queremos dominar ese mundo, habremos de proveernos del instrumento de la lengua
con la mayor perfección. Es fundamental enseñar a escuchar, a leer con mente abierta y
a expresarse con riqueza y precisión.

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