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ANTECEDENTES HISTORICOS

Durante el reinado de Isabel II (1833-1868) se desarrolló el proceso histórico de


construcción del Estado liberal español, en su día abordado por las efímeras Cortes de
Cádiz, que paulatinamente fue destruyendo para siempre todas las estructuras políticas,
económicas y sociales del Antiguo Régimen.

El reinado propiamente dicho no se inicia hasta 1843, decretándose su mayoría de


edad con 13 años. Desde 1833 hasta 1840, el trono será regentado por su madre María
Cristina de Borbón y dos Sicilias, viviendo España durante estos siete años una cruenta
guerra civil (150.000 a 200.000 víctimas) la primera Guerra Carlista, entre los defensores
del derecho a la corona de la hija de Fernando VII, los isabelinos y los de los de su
hermano, tío de Isabel, Carlos María Isidro, los carlistas.

Posteriormente regentó el trono tres años, desde 1840 a 1843 el general Espartero,
que tras bombardear Barcelona a consecuencia de las revueltas antiproteccionistas de su
industria textil perdió su popularidad, cayendo derrotado por el general Narváez y
exiliándose a Londres.

En 1844 se inicia la “Década moderada” , tras nombrar la reina (influenciada por


sus camarillas conservadoras, pues con 13 años no tenía ninguna experiencia de gobierno)
al general Narváez, líder los liberales moderados que gobernará el país hasta 1854,
autoritariamente:

- restringiendo muchos derechos individuales (libertad de expresión; libertad religiosa:


sólo se admite la católica en España; libertad de voto: muy limitado el número de
votantes, prácticamente los representantes de las oligarquías, etc),

- centralizando muchas instituciones (Ayuntamientos y Diputaciones sometidos al


poder central de la corona);

- Aparte, funda la Guardia Civil, firma el Concordato con la Santa Sede (Roma), etc.

EL MANIFIESTO DE ARANJUEZ

Tras diez años de poder de Narváez y los liberales moderados, el descontento


popular era muy grande, entre otros graves motivos por la corrupción interna del
gobierno, la subida de precios de los alimentos (trigo) y el intento de controlar la prensa,
provocando que se sublevara en Vicálvaro (Madrid) parte del ejército liderado por el
general O´Donnell.
Este motín, se vio reforzado por el “Manifiesto de Manzanares” del malagueño
Antonio Cánovas del Castillo, joven político moderado pero que en este manifiesto
incorporaba demandas progresistas como la autonomía de los municipios (muy
centralizada), el restablecimiento de la Milicia Nacional (suprimida por Narváez), y una
nueva ley electoral (que aceptara mayor número de votantes, no sólo los oligarcas),
aspirando a suprimir las camarillas reales y que decidieran unas Cortes verdaderas. Todas
estas reformas deberían ser amparadas en una nueva Constitución que avanzara en la
regeneración liberal de España, paralizada con el gobierno del general Narváez.

CONSECUENCIAS HISTORICAS:

El Manifiesto tuvo un tremendo apoyo popular y permitió triunfar al golpe militar


del general O´Donell, acabando con la “Década Moderada” del general Narváez y dando
lugar a una nueva y corta etapa, denominada el “Bienio Liberal” (1855-1856) gobernado
por otro general, ¡cómo no!, el general Espartero, líder de los liberales progresistas.
(Mientras, el general O´Donell, creará un nuevo partido, la Unión Liberal, puente entre
las dos facciones liberales, los liberales moderados y los liberales progresistas).

Durante el corto gobierno liberal progresista se redactó la Constitución que pedía


Cánovas en su histórico Manifiesto pero no dio tiempo que entrara en vigor (Constitución
“non nata”, o sea, no nacida).

Las principales medidas modernizadoras del bienio, en su breve mandato, fueron:

 La Desamortización General de Madoz de 1855, que afectó esta vez más


a los bienes de los municipios que a los de la Iglesia, recaudando el doble
que la anterior de Mendizabal..
 La Ley General de Ferrocarriles de 1855, que fue importante para el
posterior desarrollo económico.
 La Ley de Sociedades Anónimas, que dio lugar al Banco de España.

Ninguna de estas medidas benefició al pueblo en general y junto a una racha de malas
cosechas y hambrunas hizo aumentar su descontento creando un grave conflicto social
que obligó a Isabel II a relevar a Espartero y ponerse en manos de O´Donell que de
inmediato volvió a llamar a Narváez y a su gobierno anterior liberal moderado. Se volvía
de nuevo a la Constitución de 1845, aplazándose una vez más en la historia de España
el avance liberal progresista.

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