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Esta fuente primaria de energía también se puede aprovechar para cargar las
baterías de una bici eléctrica o para cocinar un delicioso plato.
Aisa Mijeno, una inventora y emprendedora filipina, junto con su hermano Raphael
inventaron la SALt Lamp (por sus siglas en inglés Sustainable Alternative Lighting,
‘Iluminación Sustentable Alternativa’), una lámpara que funciona con dos
cucharadas de sal y un vaso de agua, y permite dotar de luz durante ocho horas.
La idea le surgió a Mijeno tras convivir una temporada con comunidades de bajos
recursos de Filipinas, que usaban luz a keroseno para iluminarse, pero con
preocupantes perjuicios en la salud y en la visión.
Este invento acerca una solución a las comunidades costeras, que cuentan con
abundante agua salada para poner en marcha el dispositivo.
Funciona con celdas galvánicas, pero los clásicos electrolitos se reemplazan por el
cloruro de sodio (NaCl, sal). Y esta energía no sólo sirve para emitir luz, sino que
también puede utilizarse como cargador de teléfonos móviles.
No es un aparato que esté a la venta, la idea de los Mijenos es que sea distribuido
por ONG’s y gobiernos a las comunidades necesitadas de energía.
Sus promotores aseguran que con esta fuente de energía pueden dar luz ocho
horas al día durante seis meses, que es el tiempo en el que hay que sustituir los
consumibles.
3º - El siguiente paso consiste en colocar los cables que hemos dejado sin
conectar en uno de sus extremos dentro del vaso donde vamos a poner el agua.
4º - Llenamos el vaso de agua. Si el agua está a 45-50 ºC veremos que, tanto la
bombilla, como el diodo se encienden atenuadamente y si se agita el agua un
poco con una cucharilla se puede ver que la intensidad de la bombilla (o diodo)
aumenta ligeramente.