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Discurso de Alberto Salas para seminario

“Mujer y Minería: El Desafío de Abrir Nuevos Espacios”


19 mayo de 2011

Buenos días. En nombre de la Sociedad Nacional de Minería, les doy la


más cordial bienvenida a este seminario “Mujer y Minería: El Desafío de Abrir
Nuevos Espacios”.

La minería es el sector productivo más importante de Chile. En las últimas


décadas ha experimentado un crecimiento sostenido y para los próximos siete
años se esperan inversiones por más de 60.000 millones de dólares. De ellos,
43.000 millones corresponden al sector privado y 17.000 millones a Codelco.

Es importante mencionar que en el período 2006-2010 este rubro


contribuyó con un 20 por ciento del PIB que registró el país, generó el 63 por
ciento de las exportaciones y aportó con el 25 por ciento de los ingresos fiscales,
que equivalen a 51.000 millones de dólares. Esto significa que de cada cuatro
pesos que recibió el Estado, uno fue de la minería.

Una vez que los proyectos se concreten, nuestro país incrementará su


producción de cobre desde los actuales 5,4 millones de toneladas a 8 millones de
toneladas en 2018. En el caso del oro, pasaremos de 40 a 120 toneladas.
Además, se registrarán aumentos significativos en la producción de plata, hierro,
litio, yodo y potasio.

Frente a estas cifras, podemos afirmar que la minería es el pilar del


desarrollo económico y social de Chile, además de ser la industria nacional más
competitiva a nivel internacional.

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Con una cartera de desarrollo tan intensa como la que enfrentamos, se
genera un enorme desafío para nuestra industria. Estamos conscientes también
de que las exigencias sobre la minería se han ido incrementando
progresivamente.

Se nos presentan medidas técnicas y medioambientales que complejizan la


ejecución de los proyectos, lo que nos llevará a tomar mayores precauciones en
los próximos años para poder entregar una oferta adecuada e informada de las
iniciativas del rubro.

Hoy, la minería está enfocada en tres importantes ejes estratégicos:


disponibilidad de recursos hídricos, de energía y capital humano.

Para enfrentar estos retos, hemos planteado la necesidad de contar con


claras y fundadas definiciones que permitan materializar estas cuantiosas
inversiones y contribuir así a que nuestro país alcance el pleno desarrollo hacia el
año 2018.

En materia energética se vuelve relevante estudiar y agotar esfuerzos en


función de diversificar esta matriz, sin descartar a priori ninguna alternativa.

Con respecto a los recursos hídricos, es esencial que haya un mejor


conocimiento de nuestras disponibilidades, un fácil acceso a la información pública
para conocer los precios, las transacciones del recurso, la identificación de los
propietarios de los derechos respectivos y el abaratamiento de los costos de
transacción

Para esto, hemos apoyado diversas iniciativas. Suscribimos el acuerdo


“Eficiencia hídrica en la minería” con los ministerios de Obras Públicas y Minería y
con la Dirección General de Agua, reflejando así la permanente disposición de

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nuestra industria hacia el desarrollo y promoción del uso eficiente del agua en el
sector.

Según un estudio reciente de Cochilco para el período 2006-2009, el sector


minero, con menos del 2 por ciento del consumo de agua a nivel nacional, mejoró
aún más sus indicadores de eficiencia en concentradoras y plantas de lixiviación.

Con esto, podemos decir responsablemente que la minería chilena se ha


esforzado en reducir el consumo de agua y mejorar su eficiencia en los distintos
procesos productivos.

Sobre el capital humano, que es el tema que nos reúne hoy, si tenemos a la
vista las inversiones mencionadas, es necesario que tengan presente que ellas
demandarán la incorporación de más de 60.000 nuevos trabajadores. Por lo tanto,
tenemos el doble desafío de incentivar a las nuevas generaciones a optar por la
minería en su desarrollo profesional y, adicionalmente, acelerar el proceso de
incorporación de la mujer a nuestro sector.

En este escenario, y con todos los antecedentes antes mencionados, como


SONAMI hemos llegado al convencimiento de que es indispensable abrir nuevos
espacios de trabajo en la industria para las mujeres.

Según datos oficiales, de los más de siete millones de empleos ocupados


actualmente en Chile, la minería captura un poco más de 220.000. De este
número, un 92 por ciento corresponde a empleos ejercidos por hombres y sólo un
8 por ciento por mujeres. Este porcentaje equivale a 16.800 puestos y contrasta
con los 204.000 que ocupan los hombres.

Lo anterior muestra que la participación femenina es todavía insuficiente,


por lo que nos hemos propuesto trabajar para cambiar esta realidad, mostrando

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los beneficios que la minería tiene preparados para las mujeres como, por
ejemplo, en términos de sus atractivos salarios.

Según cifras de la Superintendencia de Pensiones, las mujeres que


trabajan en la minería obtienen 2,14 veces el sueldo promedio de otros sectores
productivos en Chile. Es decir, mientras el promedio del sexo femenino en el país
es de 425.896 pesos, en la minería la media es de 909.368 pesos.

Cabe preguntarse cuales son las causas de la baja participación de la mujer


en la minería.

Sin duda ella se encuentra en ciertos factores culturales y algunas


creencias populares, como por ejemplo aquella que señalaba que la mujer trae
mala suerte en la minería. Incluso, debemos recordar que hasta el siglo XVI se
discutía si la mujer tenía alma.

Otro factor que explica la baja participación de la mujer radica en que el


trabajo en la minería requería mucho esfuerzo físico.

A este respecto es preciso indicar que hasta el año 1996, el Código del
Trabajo establecía que las mujeres no podrán ser ocupadas en labores mineras
subterráneas.

Sin embargo, hoy la situación es diferente, porque la minería no es solo un


trabajo de hombres.

Hoy día la minería del siglo XXI, como afirma el grupo AMSA en el
suplemento que tienen en sus manos, tiene rostro de mujer.

Deseo detenerme un momento para analizar los meritos de la mujer para su


inserción en el ámbito laboral.

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Compromiso: entendido como el fenómeno esencial para coordinar
acciones con otros. Es la base para producir cualquier tipo de cambio. Lo único
que puede producir cambios es una acción comprometida con un objetivo.

Flexibilidad: es decir, la capacidad que tienen las mujeres para adecuarse


a los cambios.

Disciplina: ello les permite actuar en forma ordenada y perseverante a fin


de alcanzar un objetivo.

Concentración: esto es, focalizan la atención en un solo objetivo hasta


alcanzarlo.

Dedicación: de la misma forma como destinan su tiempo al cuidado de sus


hijos, también tienen la capacidad de entregar todo el tiempo disponible al trabajo.

Autocuidado:

Tan importante como los factores descritos, podemos señalar a modo de


resumen, que los meritos de la mujer para insertarse en el campo laboral radica en
definitiva, en que generan ambientes de trabajo más gratos.

Esta industria es diferente a las otras actividades económicas y sus


trabajadores requieren ciertas competencias que son propias de este sector
productivo, entre las que se destacan: desempeñarse en la faena lejos de los
centros urbanos, laborar en sistema de turnos, trabajar en equipo, alto nivel de
tolerancia, y manejo del nivel de presión y estrés, entre otras competencias
relevantes.

Qué hacer entonces para atraer más mujeres a la minería. Aquí juega un rol
relevante el proceso de reclutamiento, ello implica buscar, promover, retener y
reconocer el talento, particularmente de la mujer. Al respecto, las compañías
mineras se han acercado a las universidades para atraer a los jóvenes dándoles a

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conocer las grandes potencialidades de desarrollo profesional que ofrece este
sector productivo.

A este respecto, quiero destacar el ejemplo del Departamento de Ingeniería


en Minas de la Universidad de Chile, que fue donde yo también estudié esa
carrera y por la cual siento un profundo afecto. Dicha escuela, ha sabido integrar
progresivamente a sus aulas y acoger las capacidades de muchas mujeres que no
han temido al reto de formarse como ingenieras en minas.

Prueba de ello es que en 2007, dicha escuela sólo contaba con alrededor
de un 5 por ciento de presencia femenina en la carrera mencionada. Hasta 2009,
la cifra había aumentado aproximadamente a un 20 por ciento y esperamos que lo
continúe haciendo en forma sostenida.

Siguiendo esta tendencia, la fundación SONAMI, que tiene como objetivo –


entre otros- el fomento, desarrollo y perfeccionamiento de la educación del país,
colaborando con el Estado y las instituciones docentes, ha decidido entregar a
partir de este año una beca para promover que más mujeres estudien Ingeniería
Civil de Minas en la Universidad de Chile.

En esta ocasión, ésta será otorgada a la estudiante Gabriela Bravo Arata


por todos los años que dure la carrera de Ingeniería de Minas. Así, mujeres que
puedan tener una situación económica vulnerable y destaquen por sus méritos
académicos y personales, tendrán otro incentivo para sentirse atraídas por esta
importante actividad productiva.

Quiero contarles que le proceso de la elección no fue fácil por cuanto


tuvimos tres finalistas de excelentes condiciones para obtener esta beca. No
obstante, advertimos en Gabriela Bravo particulares condiciones académicas,
personales y humanas, que la hacen merecedora de este beneficio de la
Fundación SONAMI.

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Como gremio que representa a la industria de la pequeña, mediana y gran
minería, en SONAMI estamos seguros de que el sexo femenino contribuirá a
asegurar nuestra competitividad y progreso, tanto a nivel nacional como de
nuestro sector.

En este sentido, estamos seguros de que todos nuestros asociados están


comprometidos con esta labor y trabajarán para ingresar a la mujer, quien hará un
aporte diferenciador y renovado a este mundo minero. Como SONAMI estamos
convencidos de que las capacidades no distinguen sexos.

Esperamos que este seminario contribuya a estimular el debate sobre


nuevas formas de incorporar a la mujer a la minería, tanto desde la perspectiva del
gobierno como del Poder Legislativo y, muy importante, de las empresas privadas
que ya han avanzado en este sentido.

Quiero terminar agradeciendo muy sinceramente la presencia de las


mujeres que se encuentran hoy presentes y de aquéllas que expondrán durante
esta mañana.

Ellas nos han demostrado que con profesionalismo se accede a importantes


cargos en todos los ámbitos. Ministras, Senadoras, presidentas y profesionales
que nos acompañan reflejan fielmente las potencialidades en sus distintos ámbitos
de trabajo.

Les doy la más cordial bienvenida a “Mujer y Minería: El Desafío de Abrir


Nuevos Espacios” y los invito a escucharlas y avanzar juntos en este camino que
hemos emprendido como representantes de la minería chilena.

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