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mente separados entre sí. Por otro lado, faltando una intervención
directa y por ende un control del juez sobre el desarrollo del proceso,
las partes vinieron a ser prácticamente los árbitros del mismo, f'Iimi~
tados" por los términos legales, provocándose abusos entre las partes
valiéndose de los medios legales para dilatar el curso del proceso,
El fenómeno anterior se vio agravado por la introducción del princi.
pio que permitla la impugnación inmediata de toda providencia judi.
cial; de instrucción, interlocutoria y parcial con suspensión del proceso
principal, lo que retardaba todavía más el en sí largo proceso judicial.
Por último, un elemento que rige hasta nuestros días y que desde
aquella época dejaba entrever sus perjudiciales consecuencias. a la vez
de limitar la capacidad de juzgamiento del órgano jurisdiccional, fue
la instauración del sistema legal de valoración de la prueba.
Mediante éste, se establedan una serie de reglas en cuanto a la admi·
sión, rechazo y desahogo de los medios probatorios que las partes pre·
sentaban, además de extender al unísono los términos para tal efecto.
Estas normas propiciaban además, la falta de relación directa entre el
juzgador, las partes, los comparecientes y las personas que deponían
el medio de prueba. Por ejemplo, los testigos eran examinados en se·
creta por notarios o secretarios, originando que el juez desconociera
dichos medios de prueba propuestos.
Por otro lado, se limitaba igualmente la valoración que el juez pu·
diera hacer con respecto a las probanzas ofrecidas y desahogadas, ya
que tenía que sujetarse a las normas establecidas por el sistema tasado
o legal.
Este tortuoso e injusto procedimiento, imperó durante buena parte
de la Edad Media, pero su complejidad, duración y limitantes, eran
obstáculos que debían superarse. .
El movimiento que histórica y jurídicamente impulsó a la oralidad,
fue sin duda la Revolución Francesa, en el que mediante el cambio de
las estructuras jurídicas, basadas en las brillantes concepciones de Mon-
tesquieu, Rousseau, Voltaire y demás pensadores, desencadenó el dina·
mismo de la oralidad.
En primer lugar, se abolió el carácter privado del proceso jurisdic.
cional, dando cabida a un proceso completamente público. Posterior~
mente el pensamiento en torno a la oralidad se plasmó las obras legis.
lativas francesas, en las que se escindió la rama sustantiva de la adje-
tiva, imperando en esta última los procedimientos de carácter oral, por
lo que se considera a Francia como la nación vanguardista de la orali~
dad, introduciendo el predominio de la palabra hablada, la concentra·
ción y la valoración judicial de las pruebas.
En época posterior surgen dos códigos alemanes que regularon en
forma pormenorizada el sistema de la oralidad. Uno de ellos fue eICó·
digo de Hanover de 1850, precedente del Código de Procedimientos
El. PRINCIPIO DE ORALIDAD EN EL PRO(;ESO 117
Toda vez que los principios más destacados de la oralidad han sido
expuestos, creemos que existe una adecuada base de sustentación que
nos permitirá vislumbrar una óptica genérica acerca del sistema de la
oralidad, anotando sus ventajas y desventajas en relación a la escritura
así como su situación particular en diversos paises y la opinión de SO~
bresalientes procesalistas respecto del referido sistema_
De conformidad con la opinión de Chiovenda, en tanto que el proce-
dimiento oral tiende a concretarse en una o pocas audiencias próximas
entre sí, el procedimiento escrito se desarrolla en una serie indefinida
de fases o etapas procesales así como de términos, pudiendo estar ale-
jadas entre sí las audiencias respectivas, resaltando como importante,
que exista constancia por escrito de las actuaciones judiciales "sobre
las cuales el Juez deberá juzgar en un lejano día"_"
Para Goldschmidt "en aquello en que rige el principio de la oralidad,
todo y sólo lo oralmente expuesto constituye el fundamento de la sen-
tencia; el último debate oral es el que regula lo que ha de tenerse por
válido de lo aportado oralmente; esto significa que los acontecimientos
del último debate oral pueden precar de valor o los anteriormente co-
nocidos en el proceso".7