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Pérdidas y porrazos.

Daniela E. Améstica C.
8vo Básico.

Recuerdo aquella noche antes del paseo, estaba tan emocionada.


Quería que la noche pasara volando para poder subirme a ese bus y
viajar con mis compañeros. Esa noche fue eterna. Al día siguiente
me levante más temprano de lo normal para preparar mis cosas y dar
tan ansiado viaje. Me fui al colegio y vi a mis compañeros muy felices
por el día que se nos venía. Durante el viaje cantábamos, nos
reíamos y conversábamos hasta que por fin llegamos a nuestro
destino “El laberinto”. Nos bajamos del bus y el profe Mauri nos dio
tiempo para recorrer el laberinto en grupo, en donde corríamos por
las matas jugando, escalábamos los montones de tierra y más de
alguna vez nos caímos, éramos tan unidos .A la hora de volver en
donde el profesor se encontraba, esperamos a que se juntara todo el
curso pero alguien no volvió. Pasamos al museo en donde había
cosas muy llamativas y todos observaban. De repente una
compañera recibió una llamada muy misteriosa ella quedo un poco
impactada pero no le tomo importancia. Al rato después me encontré
con la sorpresa de que nuestro compañero Pedro se encontraba
perdido en el laberinto, todos muy asustados fuimos a buscarlo por
todas partes con la esperanza de que este apareciera, pero esto no
fue así. Después de varios minutos de haber buscado a lo lejos se
escuchaban unos gritos diciendo “se acerca, se cerca, ahí vienen los
rescatistas”. Mis compañeros lo fueron a buscar estos se guiaban a
través de los gritos que Pedro daba y por la ramita que movía de lado
a lado. Cuando lo pillaron, lo trajeron al grupo donde estábamos
todos esperando a que Pedro apareciera, llego todo sucio y con
tierra, daba la impresión de que este se hubiese caído de un barranco
abajo. Al enterarse el profe Mauri de que Pedro había aparecido este
estaba tan preocupado y enfurecido como nunca. Pero a pesar de
aquel mal momento que vivimos nos dieron el día para seguir
recorriendo aquel parque. Pasaron muchas cosas durante el día. Yo
y un grupo de compañeros pillamos una bajada muy empinada,
donde varios cayeron pero yo no me atreví a bajar .Al final del día
teníamos que volver a nuestro tan ansiado hogar. Así que todos nos
subimos al bus y nos pasó la lista para que no fuera a ocurrir lo mismo
y que otro no se perdiera. Llegamos al colegio y nos fuimos
directamente para nuestras casas. Yo llegue a mi casa agotada.
Pasaron días donde teníamos clases normalmente los días de la
semana. Cuando me pille con la grata sorpresa de que la profe Hilda
se encontraba con muletas, resulta que en aquel viaje esta se había
caído y había quedado así. Aun así, me causo mucha risa su
situación.

Fin

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