Recuerdo aquella noche antes del paseo, estaba tan emocionada.
Quería que la noche pasara volando para poder subirme a ese bus y viajar con mis compañeros. Esa noche fue eterna. Al día siguiente me levante más temprano de lo normal para preparar mis cosas y dar tan ansiado viaje. Me fui al colegio y vi a mis compañeros muy felices por el día que se nos venía. Durante el viaje cantábamos, nos reíamos y conversábamos hasta que por fin llegamos a nuestro destino “El laberinto”. Nos bajamos del bus y el profe Mauri nos dio tiempo para recorrer el laberinto en grupo, en donde corríamos por las matas jugando, escalábamos los montones de tierra y más de alguna vez nos caímos, éramos tan unidos .A la hora de volver en donde el profesor se encontraba, esperamos a que se juntara todo el curso pero alguien no volvió. Pasamos al museo en donde había cosas muy llamativas y todos observaban. De repente una compañera recibió una llamada muy misteriosa ella quedo un poco impactada pero no le tomo importancia. Al rato después me encontré con la sorpresa de que nuestro compañero Pedro se encontraba perdido en el laberinto, todos muy asustados fuimos a buscarlo por todas partes con la esperanza de que este apareciera, pero esto no fue así. Después de varios minutos de haber buscado a lo lejos se escuchaban unos gritos diciendo “se acerca, se cerca, ahí vienen los rescatistas”. Mis compañeros lo fueron a buscar estos se guiaban a través de los gritos que Pedro daba y por la ramita que movía de lado a lado. Cuando lo pillaron, lo trajeron al grupo donde estábamos todos esperando a que Pedro apareciera, llego todo sucio y con tierra, daba la impresión de que este se hubiese caído de un barranco abajo. Al enterarse el profe Mauri de que Pedro había aparecido este estaba tan preocupado y enfurecido como nunca. Pero a pesar de aquel mal momento que vivimos nos dieron el día para seguir recorriendo aquel parque. Pasaron muchas cosas durante el día. Yo y un grupo de compañeros pillamos una bajada muy empinada, donde varios cayeron pero yo no me atreví a bajar .Al final del día teníamos que volver a nuestro tan ansiado hogar. Así que todos nos subimos al bus y nos pasó la lista para que no fuera a ocurrir lo mismo y que otro no se perdiera. Llegamos al colegio y nos fuimos directamente para nuestras casas. Yo llegue a mi casa agotada. Pasaron días donde teníamos clases normalmente los días de la semana. Cuando me pille con la grata sorpresa de que la profe Hilda se encontraba con muletas, resulta que en aquel viaje esta se había caído y había quedado así. Aun así, me causo mucha risa su situación.