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Gerente Coach es un término que surgió en un debate empresarial en los Estados Unidos.
El modelo de gestión que perduró durante todo el siglo XX era un modelo basado en la
contribución que hizo Frederick Taylor para incrementar la productividad del trabajo manual,
y tiene como figura central la persona que tenía la responsabilidad de garantizar una alta
productividad en los trabajadores manuales.
Sin embargo el carácter del trabajo cambió sustancialmente y surgió un tipo de trabajador
muy diferente al trabajador manual, algunos lo llamaban trabajadores de conocimiento, con
poder transformador sobre la realidad a través de su poder de evolución.
Los empleados de esta época requieren estar innovando, creando, demandan estar generando
oportunidades de negocio distintas, donde por lo menos el “gerente obrero” hace un buen uso
para incrementar el desempeño de elementos asociados a la emocionalidad del miedo por las
consecuencias que tienen no cumplir ciertos objetivos.
El miedo para este nuevo tipo de trabajador coach es un factor de congelamiento, se requiere
una relación basada en confianza, se requiere saber trabajar con gente que en sus áreas de
especialidad saben mucho más que sus jefes y en donde la orden del jefe no es la mejor forma
para hacerlos rendir al máximo de su potencial.
En torno a este concepto el “gerente obrero” ha muerto, y el nuevo gerente que surgió es el
Gerente Coach, un gerente que tiene básicamente las idoneidades conversacionales, ese es el
núcleo de competencias que están en el centro de ese tipo de desempeño de carácter
radicalmente distinto al que hacía el operario de fábrica en el siglo XX.
Las organizaciones no son solo estructuras donde se llevan a cabo unos procesos previamente
planificados para que produzcan unos resultados, son eminentemente entes de convivencia
humana con una cultura que las distingue unas de otras y las caracteriza hasta el punto que
podemos decir que algunas de ellas poseen “personalidad”, es decir son seres vivos.
Estos “seres vivos” que son las organizaciones, necesitan gestionarse con mayor eficiencia y
eficacia, con la conciencia de que a mayor conocimiento, mayor efectividad. Y ese
conocimiento abarca las diferentes estrategias, métodos y técnicas que pudiesen actuar como
aliados en el desarrollo de la experiencia diaria de mantenerlas saludables y sustentables en
el tiempo.
Una de esas estrategias es el coaching. La gerencia de las organizaciones la adopta como una
alternativa muy atractiva con unas perspectivas de aplicación muy amplias. Vale decir que
para Fremicourt citado por Caby (2004:21), desde el ámbito gerencial, consiste en:”ayudar a
un individuo o a un grupo a integrarse en el marco de un objetivo empresarial”.
Y es que, en todas partes del mundo, el coaching está siendo aplicado cada vez más en
empresas u organizaciones de cualquier tipo, ya sean de carácter público o privado, grandes
o pequeñas, con o sin fines de lucro.
Existen varias características distintivas del coaching gerencial entre las que se
encuentran:
• Se centra en objetivos: busca claridad en cómo, cuándo y porqué alcanzar los resultados de
la organización.
• Es flexible: brinda opciones para, dentro de un espacio donde se promueva la creatividad,
se busquen múltiples y variadas maneras para llegar a los resultados de negocio.
• Potenciador del cambio: brinda herramientas a los gerentes para propiciar el cambio a través
de la invitación y no la imposición, creando un ambiente de convicción para llevarlo a cabo.
Cuando nos topamos con situaciones emocionales pico, las escuchamos empáticamente, las
contenemos, ayudamos al cliente para qué se de cuenta de cómo esta situación le afecta en
sus diferentes contextos de vida y lo invitamos a que tome la decisión de trabajarla fuera de
la organización con un terapeuta especializado. ¡El contexto organizacional no es un contexto
adecuado para hacer psicopetrapia!
Es necesario que quede claro que la principal función del coach gerencial es colaborar con
los gerentes o personas clave de la organización a alcanzar los objetivos del negocio. Para
ello, contará con herramientas de propulsión como las propuestas por Dilts (2004) entre las
que se encuentran la formulación de objetivos bien formados, la psicogeografia, el
cartografiado experiencial, la intervisión y el análisis por contraste.
Y tal como lo sugiere el ya mencionado Hoffmann (2007) todas las estrategias y las acciones
del desarrollo deben estar orientadas a propiciar tres tipos de aprendizaje: aprender a
aprender, capacidad para reflexionar y capacidad para actuar.
Bibliografía
Dilts, Robert. Coaching, herramientas para el cambio. Ediciones Urano. Barcelona. 2004.
Hoffmann, Wolfgang. Manual del Coach Profesional. Grupo Editorial Norma. Bogotá. 2007.