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Hermenéutica

práctica
ISBN T í7 fl-T 7 V 2 (]-4

789978 979204

entro Bíblico
Verbo Divino
J. Severino Croatto

HERMENÉUTICA
PRÁCTICA
Los principios de la
herm en éutica bíblica
en ejem plos

Quito 2002
A MODO DE INTRODUCCIÓN

Hace muchos años que el tema de la hermenéutica


interesa y preocupa a los biblistas latinoamericanos, y
por extensión a los pastores y a los cristianos en general
que buscan leer la Biblia en el horizonte de su propia
realidad.
Esta problemática se hizo más explícita desde la dé­
cada de los 70, cuando la teología de la liberación esta­
ba ganando un amplio terreno en América Latina, con
rápidas resonancias en otras regiones.
Como biblista identificado con la teología de la libera­
ción, observaba el desconcierto de muchos teólogos y
cristianos comprometidos desde la fe con la realidad de
un mundo injusto y conflictivo. Tal desconcierto se ma­
nifestaba como una sensación de que la Biblia era un li­
bro alejado de nuestra realidad, sin respuesta a muchas
preguntas del presente.
E s propiedad del Centro Bíblico Verbo Divino, Padre
Sentí entonces la necesidad de trabajar la cuestión
Damián N30-71 y Obispo Díaz de la Madrid (Barrio Las
hermenéutica, y ofrecer un instrumento para aproximar
Casas Altas), Telf: (02) 256.93.18, Fax: (02) 256.61.50, E-
mail: ventas@verbodivino-ecu.org, Apdo.: 17-03-252, la Biblia a nuestra realidad como voz pertinente y eficaz.
Quito-Ecuador, http://www.verbodivino-ecu.org Esto no es “actualización” -frecuente en las versiones
populares- del lenguaje transcultural de la Biblia. La
Primera edición pertinencia y eficacia de la lectura del texto sagrado de­
be resultar de un proceso inverso: la Biblia es leída des­
© Centro Bíblico Verbo Divino, Quito (Ecuador), 2002. de la vida de las personas, comunidades cristianas o de
© Severino Croatto, 2002. la sociedad entera, en un horizonte histórico determina­
do.
ISBN-9978-979-20-4 Dicha forma de leer la Biblia va a la par de la teología
de la liberación, que instituye el discurso de la fe desde
Diseño y Diagramación: Ximena Luna Terán
la praxis de esa misma fe.
Impreso en Gráficas Iberia, Quito-Ecuador. Ahora bien, como la teología de la liberación tomaba
como uno de sus ejes temáticos el éxodo o liberación de
Hermenéutica Práctica A modo de introducción 7
6

la esclavitud de Israel en Egipto, me surgió la idea de tra­ ejemplificando cada uno de ellos con textos bíblicos, pri­
bajar ese mismo motivo en el interior de la Biblia -mos­ vilegiando esta vez los proféticos, dada su inmensa carga
trando cómo era releído y recreado en nuevas situacio­ hermenéutica, y con pasajes de los evangelios, que se
nes históricas-, lo que significaba el descubrimiento de caracterizan por esa misma dimensión recreativa. En
un principio hermenéutico básico que permitía conti­ ambos casos, se trata de textos muy usados en la litur­
nuar el proceso de las relecturas en la situación presen­ gia, en la reflexión teológica, en la lecturas de las comu­
nidades. Con esto, el texto de la Biblia se ofrece a su re­
te. Desde entonces, la lectura de la Biblia no era una re­
lectura actual, ya que se lo lee desde la realidad. Por su­
petición sino una recreación del sentido y del mensaje.
puesto que, en una escala menor, también se usarán
Su lectura aparecía por ello como una relectura creativa
ejemplos de otros bloques de la Biblia.
y sin fin. En esa línea fue escrito Liberación y libertad.
De modo que la finalidad de este librito es presentar
Pautas hermenéuticasl.
la hermenéutica bíblica desde un nuevo ángulo, eminen­
En los años siguientes fui elaborando el mismo pro­
temente práctico, para una afirmación del fenómeno
blema hermenéutico, pero de una forma más teórica,
hermenéutico instalado en el corazón de la misma Biblia
porque era necesario legitimar las nuevas lecturas de la
y para enriquecer la lectura de tantos textos evangélicos
Biblia frente a las acusaciones de subjetividad o de poco
y proféticos cargados de significación.
valor exegético. De allí surgió un segundo librito, Herme­ En última instancia, el intento es ayudar a generar,
néutica bíblica: para una teoría de la lectura como produc­ legitimar y fecundar la capacidad hermenéutica de nues­
ción de sentido2. El camino, en este caso, era inverso al tra lectura de la Biblia en el horizonte actual en el que
de Liberación y libertad en vez de trabajar un solo tema estamos situados.
bíblico, destacando los principios hermenéuticos, se
construía una teoría de los procesos hermenéuticos, con
ejemplos dispares de toda la Biblia, pero privilegiando el
del Siervo sufriente de Isaías 53. De esa forma, los dos
ensayos se hacían complementarios.
Pasados los años, me pareció útil hacer un tercer pa­
so, de la siguiente índole: reunir de una manera lógica y
organizada todos los principios de la hermenéutica, pero
Buenos Aires, 15 de agosto del 2001
1 Liberación y libertad. Pautas hermenéuticas, Buenos Aires, Mundo
Nuevo, 1973; Lima, CEP, 1978 y 1980. Traducciones: Exodus: A
Hermeneutic o f Freedom, Nueva York, Orbis Books, 1981; Exodo.
Urna hermenéutica da líberdade, Sao Paulo, Paulinas, 1983.
2 Hermenéutica Bíblica: para una teoría de la lectura como producción
de sentido, Buenos Aires, La Aurora, 1984; ed. revisada: Buenos
Aires, Lumen, 1994 y 2000. Traducciones: Hermenéutica bíblica,
Sao Leopoldo-Sáo Paulo, Sinodal-Paulinas, 1986; Bíblical Herme-
neutics. Toward A Theory o f Reading as the Production o f Meaning,
Nueva York, Orbis Books, 1987,31995; 41999; Die Bibelgehórt den
Armen. Perspektiven einer befreiungstheologischen Hermeneutik,
Munich, Chr. Kaiser Verlag, 1989.
Primera Parte

Principios
teológicos y lingüísticos
de la práctica
hermenéutica
Principios
teológicos
para la
lectura
hermenéutica
de la Biblia
PRINCIPIOS TEOLÓGICOS
PARA LA LECTURA
HERMENÉUTICA DE LA BIBLIA

Antes de considerar los principios de la hermenéutica


en la perspectiva del lenguaje -qué es lo que hace posible
que un texto “diga más” de lo que dijo en su momento de
producción- es necesario tener presentes otros princi­
pios, teológicos esta vez, que ayudan a entender tanto el
actuar de Dios en nuestra historia como el lenguaje o dis­
curso de la fe. En este nivel hubo más bloqueos, o al me­
nos más serios, que en el siguiente, referido a los princi­
pios de la hermenéutica en la perspectiva del lenguaje.
Aquellos bloqueos provenían, y todavía provienen, de
una teología tradicional pero no originaria, que por lo de­
más se reproduce con la asistencia de un sistema teoló­
gico persistente que siempre entendió que las verdades
venían de arriba sin otra mediación que “palabras”, y pa­
labras comprendidas como “historia” (Dios mismo narra
la historia), y además conservadas en un “depósito de la
fe” estático, inmutable, exclusivo del pasado.
En este modo de entender la revelación, el lenguaje
simbólico casi no es considerado, cuando debería reco­
nocerse que es la matriz de todo lenguaje religioso, de to­
da expresión de la fe. No importa de cual religión. Ahora
bien, el lenguaje de los símbolos se enraíza en las cosas
de este mundo, cómo son y cómo se manifiestan. De ahí
surge su trans- significación simbólica, que remite a lo
trascendente en forma analógica pero eminente3.

3 Para una definición y un análisis de la densidad significativa del sím­


bolo religioso, cf. nuestro estudio de fenomenología de la religión, Los
lenguajes de la experiencia religiosa, Buenos Aires, Docencia, 1994,
texto reelaborado y aumentado en Experiencia de lo sagrado y tradi­
ciones religiosas, Estella, Verbo Divino, 2002, en preparación.
14 Hermenéutica Práctica Principios teológicos 15

Es necesario por eso de-construir este sistema teoló­ sucristo, con el último apóstol o con el último libro del
gico, para ver detrás de él lo que la Biblia misma nos re­ Nuevo Testamento (las tres formas reconocidas del teo-
fiere sobre cómo Dios se mostró en el pasado, y poder así logúmeno de la revelación terminada) es verdadero
ver cómo se manifiesta también ahora, en nuestras vi­ mientras se reconozca que es un hablar simbólico, cuyo
das, en nuestras comunidades de fe, en los procesos his­ sentido es fortalecer la idea de acontecimientos, figuras
tóricos en los que estamos inmersos. o textos fundantes, como los hay en todas las religiones5.

1 2
La revelación no terminada El lenguaje de la experiencia salvífica

El gran principio -oscurecido por la teología tradicio­ La manifestación de Dios en los hechos humanos,
nal- es que Dios se revela en los acontecimientos, antes captada por la fe, es expresada luego por una pluralidad
que en palabras. El Dios bíblico es el Dios de la historia. de lenguajes, y de esa manera se convierte en palabra.
Aquellos lenguajes no son solo literarios sino también
Revelarse no significa hacer milagros portentosos sino
gestuales (danza, fiesta, ofrenda, peregrinación, descan­
“dar sentido” a los sucesos, sentido que no es el que cap­
so-memoria [el sábado según Deuteronomio 5,15], etc.),
ta un historiador por el método inductivo de efecto-cau­
o las dos cosas al mismo tiempo, como en el canto (se
sa, sino el cristiano por el lente de la fe.
puede ejemplificar con el cántico de Miryam, Éxodo
Es lo que significa la expresión “historia de salva­
15, Ib -18, cf. los w . 20-21, luego atribuido a Moisés, v. 1).
ción”. “Historia sagrada” es otra que hay que entender
Si tales lenguajes son literarios, son numerosos y dife­
correctamente. No se trata de una “historia de hechos
rentes entre sí: historia, anales, autobiografía, testamen­
milagrosos” sino de una historia en la que se muestra lo
to, oráculo, sentencias sapienciales, mito, leyenda, alego­
sagrado, el Dios de la vida.
ría, fábula, novela, contrato, leyes, canto, oración, etc6.
Ahora bien, si Dios se revela en los acontecimientos,
Uno de los grandes obstáculos para la lectura correc­
no se ve la razón por la que lo haya hecho solo en un
ta de la Biblia ha sido la confusión de todo texto como
tiempo privilegiado (el tiempo bíblico, podríamos decir) y
narración de un acontecimiento sucedido. Sin embargo,
no antes ni después. ¿Por qué no podría revelarse en
hay “acontecimientos” puramente literarios, que nunca
nuestro tiempo como se manifestó en aquellos tiempos?
sucedieron -como el mito de Adán y Eva- y que por eso
¿Por qué vamos a bloquearle a Dios la ruta de su mos­ mismo tienen sentido, en cuanto son interpretación de
tración salvífica continuada si ese es su modo de ser? realidades o situaciones concretas de la vida (ver más
Por eso, repetir que la revelación está cerrada es un abajo, parágrafo 5).
contrasentido teológico4. En realidad, es encerrar a Dios
mismo. Afirmar que la revelación está terminada con Je- 5 Sobre estos puntos, ver un desarrollo extenso en la obra anuncia­
da (cf. la rxota 3), caps. 6-7.
4 Ver un desarrollo de esta ¡dea en “Historicidad de la revelación 6 Para una definición y un conjunto de ejemplos, ver René Krüger-J.
y hermenéutica bíblica en América Latina”, Medeüín 86 (1996) Severino Croatto-Néstor Míguez, Métodos exegéticos, Buenos Aires,
121-137. ISEDET, 21996, 125-137 (NT) y 163-187.
16 Hermenéutica Práctica Principios teológicos 17

La confusión entre realidad interpretada (que a menudo 4


no aparece “dicha” en el texto, como en el mito de Adán) y
El lenguaje simbólico
el lenguaje de esta interpretación -el texto que la expresa-
ha llevado a lecturas fundamentalistas, como en el caso tí­
pico de los relatos de Génesis 1-11 o de la revelación del Si-
El lenguaje de la fe es esencialmente simbólico. Lo
naí. Con ese enfoque se pierde todo, ya que se asume co­
totalmente Otro solo puede ser expresado a través del
mo sucedido lo narrado (nunca sucedido) y se diluye el sen­
lenguaje de nuestra experiencia. No hay otra manera.
tido teológico y el mensaje del texto-interpretación. Dicho
El símbolo es una mediación. Cuando experimentamos
sentido es transportado por el suceso narrado (por lo que
o tenemos una vivencia de lo divino, ésta es solo frag­
dice y cómo lo dice), y este acontecimiento narrado no es
mentaria, y para expresarla usamos las cosas de nues­
igual al acontecimiento real sino su interpretación. Para ser
tro entorno. Si tengo una vivencia de lo sagrado como
interpretación y no copia, necesariamente debe ser “otro”
algo que me transmuta, que me reorienta, que me
(imaginado, pero de tal manera que revele un sentido).
cambia de nivel y me da claridad, digo que eso es “luz”
o que Dios es luz. ¿Por qué? Porque la luz, como es, co­
mo se manifiesta y como incide en mí, me permite re­
3
ferirme analógicamente a lo que lo totalmente Otro es­
La palabra que actúa hoy
tá obrando en mí.
De allí que un objeto de mi mundo natural, profano,
se carga de algo así como una sacralidad, y se convierte
Ahora bien, la palabra -que había interpretado un
en símbolo para hablar de Dios.
acontecimiento- no queda estática en un libro, ni como un
Por eso, hay que aceptar que el lenguaje de la reli­
depósito, sino que se abre7 a nuestras propias experien­
gión, y por lo mismo el de la Biblia, es simbólico. Es un
cias, proporcionando una clave de interpretación. Dicho de
prejuicio inexplicable entender lo simbólico como no
otra manera, la Biblia en cuanto palabra ya no habla solo
real. Tiene lugar cuando se confunde el objeto conver­
del pasado sino que es una voz presente. Por eso la llama­
tido en símbolo con aquello a lo que ese mismo objeto
mos mensaje o querigma, y no (solo) “historia sagrada”.
remite y que pertenece a un ámbito transfenoménico,
Pero no es una palabra presente simplemente porque
inalcanzable si no se revela de alguna manera en el ser
la leamos ahora, en nuestro contexto, sino sobre todo
porque es arquetípica y paradigmática y como tal sirve de humano.
Si se mira bien, esta condición simbólica del lengua­
modelo para interpretar nuestra propia realidad. En ese
je religioso rompe con la univocidad o uniformidad de los
sentido decimos que actúa hoy.
lenguajes impuestos dogmáticamente. A nuevas expe­
Es evidente, por otra parte, que esta fuerza de la Pa­
riencias de Dios, corresponden nuevos símbolos y un
labra le viene de la atribución a ella de una cualidad di­
nuevo discurso de la fe y de la teología, del querigma o
vina que le es otorgada desde la experiencia de fe de mu­
chas generaciones de oyentes o lectores. proclamación. Si no se generan nuevos símbolos y un
nuevo discurso, es señal de que Dios está oculto porque
7 En lenguaje semiótico, se hace polisémica. Cf. Hermenéutica bíbli­ no hay una fe viviente que lo descubra y exprese con
ca, 66:74-77.
nuevos lenguajes.
18 Hermenéutica Práctica Principios teológicos 19

5 De la misma manera la “historia” es, en cuanto len­


guaje religioso, interpretación de determinados sucesos
Del símbolo al mito y otros
asumidos como significativos por alguna razón. Es el ca­
relatos de trans-significación
so de los evangelios, que no son biografías del Jesús his­
tórico sino la trans-significación de sus actos y dichos a
la luz de la experiencia pascual, de la vida de las prime­
El símbolo, dijimos, es la raíz y el elemento definitorio ras comunidades cristianas y de la relectura de las Es­
de todo lenguaje religioso. Pero el lenguaje simbólico pue­
crituras.
de revestirse de muchas formas, como el relato de apa­ Estos diferentes aspectos del lenguaje religioso están
riencia histórica o de base histórica, el mito, la leyenda, íntimamente relacionados con el fenómeno de la herme­
etc., ya señalados al hablar de los géneros literarios diver­ néutica.
sificados. Una leyenda sobre Abrahán, como la del sacri­
ficio de Isaac (Génesis 22) es mucho más significativa co­
mo leyenda que como narración de algo que hubiera su­
cedido. Como leyenda, es una interpretación narrativa de
la fe que se mantiene intacta hasta un límite inconcebible.
Que Abrahán crea en la promesa de la descendencia
a pesar del pedido divino de ofrendar su único hijo lo so-
bredetermina simbólicamente como modelo de fe para el
lector u oyente del relato. Éste muestra la concepción
profunda de la fe que transmite el narrador o la tradición
que lo genera y mantiene a lo largo de generaciones8.
De la misma manera, Génesis 1 no es “palabra de
Dios” en cuanto descripción de un acto real sino en
cuanto interpretación del mundo, del ser humano en él, y
del descanso humano. En la manera como Dios es mos­
trado en la cosmogonía el oyente atento del texto entien­
de quién y qué es él, qué sentido tiene el mundo tal co­
mo lo experimentamos, la creación de los seres humanos
a su imagen y el trabajo humano “completado” con el
descanso (ver Génesis 2,2)9.

Para conocer la diversidad de lecturas de este relato cf. Fr. Bovon


(ed.J, Exégesis. Problemas de método y ejercicios de lectura, Buenos
Aires. La Aurora, 1975.
Es un detalle significativo por demás que el séptimo día sea al mis­
mo tiempo el de la compleción de las obras de la creación y el del
descanso de Dios. El texto quiere expresar que trabajo y descanso
se donan mutuamente sentido. Se descansa del trabajo; éste, a su
vez, culmina en el descanso merecido y restaurador.
Los primeros
principios
de la
hermeneútica,
desde el
punto de
vista del
lenguaje
LOS PRIMEROS PRINCIPIOS DE LA
HERMENÉUTICA, DESDE EL PUNTO
DE VISTA DEL LENGUAJE

Ante todo, hay que tener en cuenta, desde ahora, lo


que la hermenéutica bíblica no es:
1. El conjunto de reglas de interpretación, como sue­
le entenderse y se expresa hasta en títulos de libros.
Perspectiva que es frecuente entre los europeos10. Estas
“reglas” abarcan mucho más, desde la crítica textual, pa­
sando por los llamados hoy “métodos histórico-críticos”
(crítica literaria, de las formas y géneros, de la tradición,
de la redacción) hasta el análisis socio-político y la críti­
ca histórica. Veremos que la hermenéutica es otra cosa,
pero que tiene en cüenta los métodos histórico-críticos.
2. O se entiende por hermenéutica la interpretación
como método inductivo aplicado directamente al texto
leído en forma literal o historicista. Error común entre
los conservadores, especialmente protestantes.
3. También se toma la hermenéutica como la aplica­
ción directa del texto, sin pasar por la exégesis. Deficien­
cia que puede darse en la lectura popular cuando toma
el texto bíblico por fuera, buscando una especie de sin­
tonía concordista entre una situación presente y el texto
como suena o con poco análisis. Aquí, sin embargo, ya
hay elementos propiamente hermenéuticos, por cuanto
se llega al texto desde la vida.
Lo que la hermenéutica -en su significación más au­
téntica- implica para su correcta comprensión, es lo que
se desarrollará en los puntos siguientes.

10 Cf., por ejemplo, J. M. Sánchez Caro, “Hermenéutica bíblica y meto­


dología exegética”, en A. M. Artola-J. M. Sánchez Caro, Introducción
al estudio de la Biblia, II, Estella, Verbo Divino, 1990, 241-435.
24 Hermenéutica Práctica Los primeros principios de la hermenéutica 25

1 el horizonte del intérprete o lector. Es lo que permite “de­


El acto de seleccionar un cir algo” sobre uno y otro, y no solo repetirlos en su ex­
acontecimiento o texto terioridad fáctica. El hecho pasado, como tal, o el texto
antiguo en su primer sentido solamente, interesan al
historiógrafo o al historiador exegético, no al homo reli-
El primer paso en el proceso de interpretación de un giosus. Éste vuelve a ellos para alimentar su espíritu o
acontecimiento o texto, es la selección. Pueden pasar mu­ para orientarse en su vida concreta. Por eso explora esa
chas cosas en mi país, en mi comunidad, en mi entorno reserva-de-sentido o “plus” de significación11.
familiar, en mí mismo, pero me fijo en tal o cual suceso o Dicho de otra manera, no es lo mismo representar
situación. Ello implica que se dejan de lado muchos exactamente un suceso, como si hubiera sido filmado,
otros, que caducan sin una “memoria” que los recolecte. que reubicarlo desde el horizonte de comprensión del
¿Por qué acontece esta selección -que la podemos que lo narra; y no es lo mismo “leer” a secas un texto pa­
constatar todos los días cuando escuchamos un noticie­ ra recuperar un pasado en realidad irrecuperable, que
ro o leemos el diario- que destaca un hecho sobre otros releerlo desde el mundo del lector. Uno “cree” recuperar­
muchos? Porque quien prepara o compone dicha infor­ lo, pero de hecho lo está interpretando.
mación, o la sociedad misma en la que está inmerso, es­
tán situados en un lugar determinado desde el cual
“leen” los acontecimientos. O porque tienen intereses 3
propios que conducen a aquella selección. La lectura como relectura
Ahora bien, en el momento de la selección se genera
el proceso de una exploración de la reserva-de-sentido
Toda lectura de un acontecimiento o de un texto es su
del acontecimiento en cuestión (ver el 2° principio).
relectura. Hoy está incorporada esta palabra en el dis­
Lo mismo pasa cuando leemos un texto de lá Biblia.
curso teológico y bíblico. No lo era hace veinticinco años.
Hacemos una selección -o personal o a través de los lec-
La relectura es, en realidad, un nuevo texto. O un su-
cionarios transmitidos- dentro de una gran variedad de
pertexto. No importa la forma que tenga, si oral o escri­
opciones posibles. Con esto dejamos fuera de considera­
ta, ni el género en que se enuncie. Cuando encontramos
ción una infinidad de textos. El texto elegido resulta re­
en los evangelios sinópticos un mismo suceso de la vida
levante en la situación de lectura y búsqueda de su men­
de Jesús narrado de forma diferente por cada autor, se
saje. En otro momento puede no ser ya tan relevante y
trata de relecturas que terminaron siendo textos diferen­
entonces otra selección textual se hace necesaria.
tes. No es lo mismo leer un episodio en Marcos, en Ma­
teo o en Lucas. Cada uno es una reinterpretación de un
2 episodio ya transmitido por la tradición, que a su vez ya
La reserva-de-sentido ha operado un acto de interpretación.
Por otra parte, se da también una relectura cuando
un suceso (inmediato o ya interpretado en un texto) es
Todo acontecimiento seleccionado, y luego todo texto reinterpretado en un nuevo género literario. En tal caso
que recoge su significación, tienen una reserva-de-senti­
do inagotable, que es explorada -y captada- solo desde 1' Ver Hermenéutica bíblica, 62.106s. 123s.
26 Hermenéutica Práctica Los primeros principios de la hermenéutica 27

es más visible su condición de relectura y de nuevo tex­ grupo social o religioso. Es una de las maneras como se
to12. Tal sucede con la mayoría de los libros bíblicos en inician o consolidan las tradiciones, que después se ha­
su redacción final. La memoria del éxodo y del desierto cen patrimonio del grupo total y más tarde se sacralizan
es celebrativa de por sí; pero en el género profético pue­ como revelación14.
de re-significar una queja de ingratitud (Jeremías 2,1-3 Sea con diferentes géneros literarios, o con uno solo
con los w.4-6) o una amenaza de retorno de Israel a la (por ejemplo, el histórico), el sentido de un acontecimien­
opresión, como la de Egipto, cuando Yavé le quite la tie­ to o texto nunca se repite. Cada lectura es una re-lectu­
rra (Oseas 2,5s.l4). En este caso, equivale a un contra­ ra. Y esto tiene que ver con lo que llamaremos “acumu­
éxodo 13 (léanse los ejemplos señalados). lación de sentido” (n° 4).
Este fenómeno tiene lugar porque ciertos aconteci­
mientos, ya narrados y por tanto interpretados, se cons­
4
tituyen en fundantes, y consecuentemente su gran per­
La acumulación de sentido
manencia les da ocasión para ser expresados por dife­
rentes géneros literarios, lo que implica nuevos matices
de sentido que hacen a la relectura. Interpretar un texto es acumular sentido15. Ningún
Cuando la relectura-hecha-texto no puede reempla­ texto es un depósito cerrado; menos la Palabra de Dios.
zar al primer texto (por causa del canon, por ejemplo, o En ningún texto de ninguna cultura el sentido está “ter­
de una sacralización previa) queda en su fase oral, fugaz minado”. ¿Por qué?
por cierto (como en un sermón), o también escrita (un Al interpretar desde el lugar de uno, se abre el acon­
comentario bíblico), con una vigencia relativa en el tiem­ tecimiento o el texto a dimensiones que antes no eran
po. De ahí que no tiene mucho valor lo que en otros tiem­ manifiestas, pero que se “ven” ahora, precisamente por­
pos se hacía, a saber, coleccionar los sermones de un que el “lente” de la realidad genera una pista de entrada
personaje importante. Tales sermones eran interpreta­ diferente.
ción de textos desde la realidad de aquel momento. Pero Es otra manera de ver la reserva-de-sentido. En cada
puede darse el caso de que tales interpretaciones colec­ lectura, la interpretación descubre aspectos nuevos. Ve­
cionadas asuman para un grupo determinado un valor remos esto con claridad en el interior de este estudio.
especial (es lo que se llama “pertinencia”), constituyén­
dose en textos fundantes.
5
Tal cosa ha pasado con la mayoría de los textos bíbli­
cos que fueron conservados porque interesaron a un Del autor al texto

12 Es lo que se quiso demostrar con el tema del éxodo en Liberación y El texto es más importante que su autor. Cuando lee­
libertad. Pautas hermenéuticas. Se vio allí cómo el acontecimiento
de la liberación de Egipto era reflejado o explorado en nuevas pers­
mos, leemos un texto y no un autor. Éste está mediado
pectivas, dentro de los géneros literarios mítico (Génesis 1-2), pro­ por su propio producto, en el cual queda grabado en par­
fético, evangélico o en la especulación paulina.
13 El tema del contra-éxodo ha sido bien elaborado por A. Spreafico, 14 Sobre este proceso hermenéutico hemos escrito extensamente en
Esodo: memoria e promessa. Interpretazioni profetiche, Bolonia, Experiencia de lo sagrado y tradiciones religiosas, caps. 13 a 15.
EDB, 1985. 15 Ver Hermenéutica bíblica, 118s.
Los primeros principios de la hermenéutica 29
28 Hermenéutica Práctica
lee. El que habla (que ahora es el texto), quien lee y el ho­
te. Aunque se identifique al autor (que no es el caso de rizonte vivencial han cambiado. Por eso el texto tiene que
los textos bíblicos, fuera de una parte de la literatura ser releído desde el nuevo lugar del lector u oyente.
paulina) y se lo conozca por otros caminos (por ejemplo
La segunda distancia se produce entre el texto
a Pablo por los Hechos), un texto dice lo que dice por su
transmitido y su relectura en el presente. Es el caso,
estructura lingüística.
por ejemplo, de la distancia entre una proclamación del
El autor está como subsumido en su propio texto, pe­
Jesús histórico y su relectura en cada uno de los cua­
ro este último es comprendido como texto y no como es­
crito por tal persona. Es un porcentaje mínimo lo que tro evangelios. Si una tradición es viviente y no un fó­
aporta el conocimiento de su autor, caso normalmente sil endurecido, necesariamente sufre modificaciones en
esporádico en los textos religiosos de todas las culturas. su trasmisión.
Incluso la atribución, frecuente en algunas cosmovisio- Los discursos de Jesús en el cuarto evangelio son un
nes, de un texto a tal o cual figura conocida por otros buen ejemplo para entender esta distancia enriquecedo-
textos, es un hecho hermenéutico, del orden de las sig­ ra y fecunda que transforma lo recibido para que lo fun­
nificaciones y no de la realidad histórica. Los procesos dacional sea operante y actual.
hermenéuticos pasan por el texto y no por su autor.

8
6
El círculo hermenéutico
El referente del texto

Todo texto tiene dos componentes de significado: por Cuando se entra en el texto bíblico desde la vida, se
un lado lo que dice, en cuanto es un tejido de signos lin­ explora su reserva-de-sentido (ver el Principio n° 2), y se
güísticos; y por el otro aquello a lo que se refiere. Lo pri­ vuelve a la propia situación con la palabra-mensaje, se
mero es el sentido, y es inherente al texto, ya que es su produce lo que se llama el “círculo hermenéutico”. De
propia voz; lo segundo es el referente, que es exterior al hecho, toda lectura de la Biblia realizada en un contexto
texto: es la realidad sobre la que se está hablando. concreto, con una percepción clara de la realidad vivida,
Como veremos en el desarrollo de este principio (cap. 8)
ya es hermenéutica en el mejor sentido del término, aun­
el referente puede estar denotado explícitamente en el tex­
que se “estudie” el texto con la ayuda de los métodos his-
to, o no. En el segundo caso, su intercambio hermenéuti­
tórico-críticos. En efecto, ya hay un “lente” que dirige la
co por otro es más sencillo y puede pasar desapercibido.
mirada hacia una profundidad a veces desconocida por
otros accesos.
7 Es frecuente observar que la ciencia académica, con
La doble distanciación toda la enorme ayuda que significa, a veces no “ve” lí­
neas de pensamiento o un mensaje muy claro. La dimen­
sión política y económica de muchos textos, relevante en
Entre el acto de hablar o escuchar y el de leer se pro­ nuestras vidas reales, se “descubre” -¡no debería ser
duce una distancia que favorece la apertura de lo que se
30 Hermenéutica Práctica Los primeros principios de la hermenéutica 31

así!16- porque se los relee desde situaciones actuales. A 9


menudo, también, son textos que no conocemos o no Recursos literarios para las relecturas
usamos, porque se ha impuesto en la tradición una vi­
sión espiritualista del querigma bíblico. Es el caso de nu­
merosos pasajes proféticos que conciernen vividamente Una relectura puede significar que el texto simple­
la realidad económica y el abuso del poder político por mente es comprendido desde un nuevo lugar de com­
los sectores de privilegio o por los monarcas imperiales17. prensión, que ya no es el del autor.
La norma, por lo tanto, es ir al texto desde las situa­ Pero dentro de la Biblia suceden varios fenómenos si­
ciones vividas, para volver a la vida desde el texto, aho­ multáneos:
ra releído creativamente. 1) Un texto o dicho es reinterpretado y enriquecido
Este principio de la circularidad hermenéutica, si se para que sea mensaje en una nueva situación (tal el ca­
observa correctamente, resume los demás. Todos, en so de los discursos del Jesús joáneo). Veremos varios
efecto, tienen que ver con ese movimiento que va desde ejemplos.
la realidad a los textos y luego desde éstos a la vida. 2) Pero sucede también, y con extrema frecuencia en
La relectura desde las situaciones reales y concretas los libros proféticos, que la proclamación original (o que
redimensiona el texto. Viceversa, el retorno desde el tex­ parece tal) es conservada, pero se le adosa su relectura.
to -comprendido de la mejor manera posible- bloquea la Otras veces, la relectura es insertada en el centro del
superficialidad de una imposición al texto de lo que éste texto total, como en Isaías 1,18b (blanqueo de los peca­
no dice para nada. Eso no es reserva-de-sentido, porque
dos) o en Ezequiel 28,24-26 (una promesa de salvación
no se saca para nada del texto, que por lo demás se ha­
de Israel en el centro de los oráculos contra las nacio­
ce innecesario. nes).
En cualquiera de estos casos, el texto antiguo perma­
nece como “memoria”, porque se lo percibe como todavía
actualizáble, pero el nuevo mensaje que surge de una
nueva situación ocupa un lugar destacado, sobre todo en
el centro y especialmente al final (lo último es lo más nue­
16 No debería serlo, porque la ciencia exegética ofrece los instru­ vo)18. O si no en forma rotativa, como aparece en la redac­
mentos para reconocer dicha dimensión; el problema está en el ción final del libro de Miqueas, en el que se puede apre­
horizonte de comprensión del propio exégeta que no “ve” lo que ciar la alternancia entre bloques -más que oráculos- de
está de hecho fuera de su propio horizonte. Un ejemplo es el de
la estructura del Pentateuco que configura un texto de por sí
juicio (de signo negativo) y otros de salvación (de signo
elocuente como querigma de liberación, desfigurado por la hipó­ positivo): 1,2-3,12 (-); 4,1-5,14 (+); 6,1-7,6 (-) y 7,7-20 (+).
tesis innecesaria de un Hexateuco, según hemos destacado en El final siempre es positivo, por el contexto de sufri­
“El propósito querigmático de la redacción del Pentateuco. Re­
miento en que se terminan de recopilar los textos profé­
flexiones sobre su estructura y teología”, RIBLA, 23 (1996:1) 9-
16; en forma más detallada, “Éxodo 1-15; Algunas claves litera­ ticos.
rias y teológicas para entender el Pentateuco”: Estudios Bíblicos
52 (1994) 167-194. 18 Esta forma de actualización la hemos desarrollado en “La estruc­
17 Ver sobre esta aproximación el n.° 30 de RIBLA (Economía y vida tura de los libros proféticos (las relecturas en el interior del Corpus
plena). profético)": RIBLA n" 35-36 (2000:1-2) 7-25.
Hermenéutica Práctica Los primeros principios de la hermenéutica 33
32

De esa manera queda abierta la puerta de la esperan­ 10


za. Acontecimientos y textos “fundantes”
Esto permite afirmar que toda la Biblia es el resulta­
do de un gran proceso hermenéutico. Dicho de otra ma­
nera, todos los textos bíblicos interpretan otros textos o Tanto los acontecimientos como los textos pueden
tradiciones anteriores, pero desde nuevas situaciones. constituirse en fundantes. ¿Qué significa esto? Cuando
Tal proceso es rotativo y se agranda a medida que llega­ son releídos, una y otra vez, desde nuevas situaciones,
mos a los textos más recientes, que reflejan el enriqueci­ crece su volumen de significación (cf. arriba sobre la
miento de sentido que se fue acumulando a lo largo de “acumulación de sentido”, n° 4). Entonces funcionan en
una extensa tradición interpretativa. Si en las últimas dos direcciones: por un lado, desde la experiencia se va
páginas del Apocalipsis (22,2.14) encontramos la “me­ a ellos para inspirarse; pero viceversa, desde ellos se ilu­
moria” de Génesis 2,9b y 3,22-24, no se trata simple­ mina la realidad vivida.
mente de una cita de este libro (que seguramente lo es) Es lo que ha pasado con el tema del éxodo, o con el
sino de una cita que hace eco de muchas experiencias vi­ de la pascua, o con la “imaginación profética” sobre la li­
vidas por Israel (cf. ya la relectura de Ezequiel 47,12 re­ beración futura19. Este fenómeno es una forma de circu-
flejada en el Apocalipsis) y la comunidad cristiana. laridad hermenéutica (cf. n° 8).
Dicho de forma diferente: no es lo mismo leer los pa­
sajes de Génesis mencionados en Apocalipsis 22 como
textos del Génesis que como textos del Apocalipsis. Por 11
ejemplo, el árbol de la vida -vedado e inaccesible a la hu­ Sentido alegórico y relectura
manidad según Génesis 3,22-24- es ofrecido a los justos
y mártires en Apocalipsis 22:2.14:
A una y otra margen del río hay árboles de Vida, que Desde la tradición patrística se ha hablado mucho de
dan fruto doce veces... (v.2) la interpretación alegórica del texto bíblico. La alegoría,
en realidad, no surge de la reserva-de-sentido del texto,
Dichosos los que laven sus vestiduras, así podrán
disponer del árbol de la Vida, y entrarán por las puer­ sino que le es “inyectada” desde un conocimiento previo
tas en la ciudad (v.14). que tiene el autor o intérprete. Es una especie de “mon­
taje” sobre el sentido literal; éste es la verdadera reserva
En los dos casos se trabaja con el tema de Ezequiel
de nuevas significaciones hermenéuticas. La lectura ale­
47,1-12, pero telescópicamente es Génesis 2,9b y 3,22-
górica es hermenéutica, pero agotada en sí misma20. So­
24 el texto fundante de toda aquella tradición, enrique­
lo si se convierte en texto, como hay muchos casos en el
cida por sucesivas relecturas, especialmente en contex­
tos de sufrimiento y esperanza, como son las citas de
Ezequiel y del Apocalipsis. 19 Para un caso de grandes dimensiones como es el texto del Tercer
Isaías, ver nuestro comentario, Imaginar elfuturo. Estructura retóri­
ca y querigma del Tercer Isaías, Buenos Aires, Lumen, 2001 (la idea
vale sobre todo para los bloques de 60-62 y 65-66).
20 Para un análisis más detallado de la alegoría y su diferenciación
tanto del símbolo como del signo y de la metáfora, cf. Experiencia
de lo sagrado y tradiciones religiosas, cap. 3, parágr. 3.
34 Hermenéutica Práctica Los primeros principios de la hermenéutica 35

interior de la Biblia, adquiere su propio sentido literal y 12


se hace susceptible de una relectura normal. Conclusión
La exégesis tipológica, por otra parte, es en realidad
otra forma de alegorización. Se da cuando se pone en pa­
ralelo una figura, un acontecimiento u otra realidad del Como resumen de este conjunto de principios puede
Antiguo Testamento con “equivalentes” de la experiencia valer el diagrama en la página siguiente.
cristiana (Isaac y Jesús, Adán y Cristo, antigua alianza y Vemos que la “palabra” que interpreta el aconteci­
nueva alianza, etc.)21. Estos paralelos, que justamente miento (línea horizontal, central en la significación) tiene
llamamos tipológicos, surgen también del texto del Anti­ una vertiente lingüística (línea vertical de arriba hacia
guo Testamento, pero tomado alegóricamente. Lo que abajo) que va de la lengua como sistema al habla como
nosotros estamos elaborando es un mensaje que surge su actualización, que a sus vez se expresa como palabra
del sentido literal del texto transmitido, lo cual supone interpretativa.
un esfuerzo por reconocerlo en su propio horizonte de Esta vertiente es instrumental. Más relevante es la
producción. otra, que llamamos práxica por su referencia a las prác­
Tanto el sentido literal de un texto en su relectura, co­ ticas sociales reflexionadas. Cuando las dos se encuen­
mo el alegórico “inyectado” en el texto, responden a un tran, justamente en la palabra-interpretación, se desa­
acto hermenéutico de desimplicación de una reserva-de- rrollan en la forma de tradición, canon, nuevas lecturas,
sentido. Pero la alegoría (que sin duda es hermenéutica) y así sucesivamente.
equivale a una traducción y queda inmóvil -además de Las flechas de abajo hacia arriba indican que el nivel
“vaciar” el sentido original del texto- mientras que la re­ de las prácticas es el que determina y clausura una y
lectura se alimenta una y otra vez en el texto, cuya capa­ otra vez la lectura, convertida en relectura. Esto implica
cidad de donar sentido es inagotable. que la relectura creativa de la Biblia debe estar acompa­
ñada de una reflexión de la fe desde la vida misma.
El “acontecimiento” es el origen y el punto central del
proceso hermenéutico. Es recogido en la palabra-tradi­
ción, por un lado, funda nuevos acontecimientos, por el
otro, y en tercer lugar define, por su continuidad signifi­
cativa en éstos, la recreación de la palabra-tradición en
un largo itinerario que llega hasta la constitución del ca­
non y sus propias relecturas que acompañan los proce­
sos vitales de las comunidades de fe.

21 Para este vocablo, cf. 1 Corintios 10,6.11: al aludir a varios epi­


sodios de la tradición del desierto (de Éxodo y Números), Pablo
les dice a sus destinatarios que “estas cosas llegaron a ser para­
digmas (túpoi) de nosotros” (v.6, mejor que “sucedieron para
ejemplo nuestro”) y que “estas cosas les sucedieron paradigmá­
ticamente (tupikós) a aquéllos" (v. 11). Para otros pasajes, cf. Ro­
manos 5:14 (Adán como tipo, figura o paradigma -tu p o s - del que
había de venir).
36 Hermenéutica Práctica

Segunda Parte

Desarrollo y aplicación
D iag i
La selección de
lo que se lee o
interpreta

(Principio rt 1)
LA SELECCIÓN DE LO gUE SE
LEE O INTERPRETA
(Principio n° 1)

Los textos de la Biblia que leemos en la liturgia, en las


comunidades, en los estudios dominicales, en los cursos
de teología, o en la lectura privada, suelen ser una selec­
ción dentro de una infinidad de otros textos. De alguna
manera, somos “dirigidos” al texto elegido, sea por la si­
tuación que vivimos, sea porque alguien nos orienta. Eso
es leer “desde el lugar de uno”, y es lo correcto. Las lec­
turas prescritas, en cambio, ayudan a quien no conoce
suficientemente la Biblia, pero pueden ser forzadas y no
estar a la medida de las circunstancias vividas por la lec­
tora o el lector.
Cuando se fórmaron las grandes tradiciones de Israel
y de la primera comunidad cristiana, los acontecimientos
-y después los textos- interpretados eran “seleccionados”
desde algún lugar vivencial. ¿Por qué el éxodo llegó a te­
ner tanta preeminencia como acontecimiento paradigmá­
tico, dejando en el olvido a tantos otros? Porque las nue­
vas experiencias de opresión reclamaban explorar su re-
servá-de-sentido22. ¿Por qué las tradiciones proféticas
crecieron y se prolongaron en el tiempo hasta formar un
corpus especial? Porque las prácticas religiosas y sociales
de Israel no correspondían al proyecto originario de una
sociedad liberada, o porque en situaciones de sufrimien­
to había que esperar una voz de esperanza y de salva­
ción. ¿Por qué los autores de los evangelios seleccionaron

Es lo que tratamos de mostrar en Liberación y libertad. Pautas her­


menéuticas.

I
42 Hermenéutica Práctica
La selección de lo que se lee o interpreta 43
determinados hechos de la vida de Jesús -salta a la vis­ 6Estos que han revolucionado todo el mundo se han
ta este fenómeno comparando los relatos del cuarto presentado también aquí...
evangelio con los de los sinópticos—y desecharon tantos 7Además, todos ellos actúan contra los decretos del
otros? Porque la situación en la vida”23 reclamaba recu­ César, afirmando que hay otro rey, Jesús.
perar el sentido actual de tales hechos más que de otros.
Este fenómeno tiene lugar en todas las tradiciones re- La bienaventuranza de Jesús lo hace presente en
ligiosas, en especial en aquellas que constituyeron un esas situaciones de conflicto y rechazo. De ahí su rele­
corpus de Escrituras sagradas. vancia. Por el hecho de colocar este dicho en el primer
discurso de Jesús, los dos evangelistas le dan un valor
programático. Y es la bienaventuranza que debemos re­
1 cuperar cuando nos encontramos en situaciones de re­
chazo o repudio por seguir la ética de Jesús.
Ejemplo de los evangelios
Ahora bien, ni Mateo ni Lucas sabían cómo se había
expresado Jesús tantos años antes de que ellos escribie­
ran sus evangelios. Dependen, además, en este caso pre­
La bienaventuranza sobre la persecución (Mateo 5 11-
12; Lucas 6,22-23) ciso, de una tradición escrita que llamamos “Fuente” o
“Q”24. ¿Cómo formulan entonces su mensaje? Seleccio­
En primer lugar, la tradición evangélica “elige” esta nan, si ya no lo había hecho la “Fuente”, en el gran de­
bienaventuranza (y Lucas añade la malaventuranza co­ pósito de las Escrituras un texto equivalente, generado
rrespondiente, 6,26) entre otras que Jesús pudo haber en situaciones parecidas. Así Lucas, por ejemplo, en­
dicho. ¿Por qué? Porque las primeras comunidades cris­ cuentra en Isaías 65,13-14 la manera de “decir” las bie­
tianas crecieron en medio de dos frentes adversos: el de naventuranzas y las malaventuranzas de Jesús. Se pue­
muchos judíos que no aceptaban la interpretación cris­ den comparar los dos textos:
tiana de las Escrituras y de la persona de Jesús, y el del
mundo gentil, sobre todo el de las estructuras del impe­ Así dice el señor Yavé:
He aquí que mis siervos comerán,
rio romano que no podía entender ni aceptar una reli­
pero vosotros tendréis hambre;
gión que negaba la cualidad divina del emperador. Esto
he aquí que mis siervos beberán,
puede ejemplificarse con el pasaje de Hechos 17,6b-7 en pero vosotros tendréis sed;
que Pablo y Bernabé son acusados de desestabilizar las he aquí que mis siervos se alegrarán,
costumbres del imperio por el hecho de confesar a Jesús pero vosotros os avergonzaréis;
como Mesías:
he aquí que mis siervos gritarán con corazón dicho­
so, pero vosotros clamaréis con corazón dolido, y con
Esta expresión traduce la fórmula alemana Sttz im Leben de la exé-
espíritu quebrantado gemiréis (Isaías 65,13-14).
gesis clásica, que significa el contexto cultural, social o cúltico en
el que surgen, se alimentan y se formalizan las tradiciones. Por
ejemplo, los seis “discursos querigmáticos” del libro de los Hechos Bienaventurados los pobres,
2 14-39; 3,12-26; 4,8-12; 5,29-32; 10,34-43, atribuidos a Pedro, y
13,16-41, puesto en boca de Pablo) tienen su Sitz im Leben o "si­
2,1 Del alemán Quelle, “fuente”. Decir “Fuente Q" es una redundancia.
tuación en la vida" en el marco de la predicación misionera de la
primera Iglesia cristiana. Mejor es hablar simplemente de la “Fuente” o “Fuente de los di­
chos” (de Jesús).
44 Hermenéutica Práctica
La selección de lo que se lee o interpreta 45

porque vuestro es el reino de Dios;


tir de una nueva situación, negativa (de sufrimiento) o
bienaventurados los que tenéis hambre ahora, positiva (de bienestar).
porque seréis saciados;
El tema del éxodo, por ejemplo, es seleccionado en el
bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis; interior del libro de Isaías para dos contextos equivalen­
tes, que se inscriben en la isotopía26 de opresión-libera­
bienaventurados cuando os odien los seres humanos
ción en un momento de dominación imperial extranjera,
(y cuando os expulsen, os injurien y proscriban vues­
tro nombre como malo a causa de el Hijo del Hom­ el exilio y la diáspora:
bre; alegraos en aquel día y saltad de gozo...), pues
según estas cosas hacían a los profetas vuestros pa­
dres (Lucas 6,22-23). 2.1
Isaías 48,20-21
La tradición profética conoce del sufrimiento del pue­
blo y sabe imaginar un futuro de bienandanza y una in­ Tenemos allí una exhortación a salir de Babilonia
versión de situaciones. Jesús (visto e interpretado por (exilio), pero el profeta acopla de inmediato (v.21) la me­
Lucas) se inspira en esta gran tradición, prolongando a moria del éxodo desde Egipto y de la marcha por el de­
su momento histórico el mensaje de esperanza procla­ sierto, convertidos ya, por efecto de las relecturas, en pa­
mado en tiempos anteriores25. De esta manera, partien­ radigmas de nuevas liberaciones:
do de una selección dentro del corpus de las Escrituras,
se llega a producir un mensaje pertinente. No tuvieron sed en los sequedales
por donde pasaron;
agua de la roca hizo brotar para ellos;
hendió la roca y manó el agua.
2
Ejemplo del corpus profético Los verbos en pasadp se refieren a las experiencias de
las antiguas generaciones, guardadas en la memoria co­
lectiva de Israel. Como entre Babilonia y Canaán o Israel
El nuevo éxodo de la diáspora (Isaías 11,10-16; 48,20- hay un gran desierto, el profeta pudo “imaginar”, a la luz
49,14). del paradigma, una nueva liberación seguida por una
marcha por el desierto para retomar a la tierra propia. Las
Debemos recordar aquella afirmación de que toda la condiciones históricas podrán cambiar en muchos aspec­
Biblia es el resultado de un gran proceso hermenéutico, tos, pero la equivalencia de situaciones fusiona los dos ho­
o sea de relecturas de tradiciones anteriores, que son re- rizontes de comprensión, permitiendo la descripción del
formuladas desde un nuevo horizonte de comprensión. acontecimiento esperado con el lenguaje del ya experi­
Pero toda vez que se procede a estas relecturas, es a par- mentado. Eso le permite seleccionar, dentro de la rica tra­
dición, aquella referencia a la travesía por el desierto.
25 Un estudio más detallado en J. Severino Croatto, "El origen isaiano
26 Isotopía (lit. “lugar igual”) es el nivel común en el que se ubican di­
de las bienaventuranzas de Lucas (Exégesis de Isaías 65:11-14)":
versas significaciones. Por ejemplo, términos tan diferentes como
Revista Bíblica 59:1 n.65(1997) 1-16, o en el comentario del Tercer
“agua/vino/pan/polenta/sopa" se inscriben en la misma isotopía
Isaías, Imaginar el futuro. Estructura retórica y querigma del Tercer
de la alimentación.
Isaías 56-66, Buenos Aires, Lumen, 2001, 410-425.
46 Hermenéutica Práctica La selección de lo que se lee o interpreta 47

2.2 mar una esperanza de liberación de la diáspora en el fu­


Isaías 49,9b-12 turo.
Que se trate de la diáspora se deduce claramente del
Pero esto no es todo. La tradición isaiana se prolonga texto mismo (el v.12 habla de los dispersos por el mun­
en nuevas exploraciones de sentido. Cuando se redacta do en las tres direcciones no aplicables a Babilonia,
el libro presente de “Isaías” en la época persa27, ya no es puesto que ya no es el caso). El profeta adapta (¡relee!) la
el exilio el lugar del sufrimiento, sino la situación de tradición y el texto. Sabe que no se repetirán los hechos
diáspora que vive la mayor parte del pueblo de la anti­ de antaño; éstos sin embargo sirven de paradigma para
gua Judá, convertida ahora en la minúscula provincia “imaginar” el futuro.
persa de Yehüd. El autor, que proclama la esperanza de
liberación de la diáspora en ese contexto, selecciona nue­
vamente el motivo del éxodo / desierto para alimentar 2.3
aquella esperanza. ¿Y cómo lo hace? Retoma lo que ya Isaías 11,10-16
estaba dicho por el profeta del exilio (48,20-21), pero lo
refiere alfuturo, con una simple inversión de los tiempos, Este pasaje, cuya redacción pertenece al tiempo de la
en 49,9b-12: formación final del libro de “Isaías”28, retoma también, y
brillantemente, la tradición del éxodo, que es releída en
9bJunto a los caminos pastarán, y en todas las cum­ función de afirmar la seguridad de una liberación futura
bres peladas estarán sus pastizales:
de la diáspora.
10no pasarán hambre ni sed, ni los golpeará el bo­
chorno o el sol, porque el que los compadece los con­ Los lugares principales para nuestro propósito son
ducirá, y junto a manantiales de agua los guiará. los siguientes:
11Haré de todas mis montañas un camino y mis ru­ 11Aquel día volverá el Señor a mostrar su mano por
tas se elevarán. segunda vez para recobrar el resto de su pueblo que
12He aquí que éstos de lejos vienen,
haya quedado de Asur y de Egipto, de Patrós, de
y he aquí que estos otros del norte y del oeste, y aqué­
Kush, de Elam, de Senaar, de Jamat y de las islas del
llos de la tierra de Asuán.
mar.
15Secará Yavé el golfo del mar de Egipto y agitará su
Se entiende fácilmente que esta promesa no se refie­
mano contra el Río. Con la violencia de su soplo lo
re ni al tiempo del éxodo desde Egipto ni al del exilio en
partirá en siete arroyos, y hará posible pasarlo en
Babilonia (pasado) sino a un acontecimiento imaginado,
sandalias;
no realizado todavía. 16habrá un camino real para el resto de su pueblo
De nuevo, el autor del texto selecciona aquella tradi­ que haya sobrevivido de Asur, como lo hubo para Is­
ción, configurada ya en el texto del 2Isaías, para procla­ rael, cuando subió del país de Egipto.

27 Esta época corre del 539 {fecha de la caída de Babilonia) a c.330, Esto resulta claro por el tema y el contexto que supone. Además,
con la llegada de los griegos, pero la redacción del libro de “Isaías” hay que recordar que el 1= Isaías no desarrolla nunca el motivo del
debe ubicarse en torno del 400, si no después. Para mayores deta­ nuevo éxodo, simplemente porque no es el caso, ya que su perspec­
lles, cf. nuestro artículo, “Composición y querigma del libro de tiva es de juicio y condenación. En el horizonte del 2^ Isaías, en
Isaías”: RIBLA 35-36 (2000:1-2) 39-70. cambio, es pertinente.
Hermenéutica Práctica La selección de lo que se lee o interpreta 49
48

El paradigma del éxodo se reconoce en los temas, mo­ En síntesis, estamos observando dos fenómenos her-
tivos e imágenes que se usan (v. 15), todo lo cual recuer­ menéuticos. Por un lado, este desarrollo en las relectu­
da el relato matriz de Éxodo 14. Pero el v. 11 ya nos sitúa ras del éxodo supone una selección originaria del acon­
claramente en el nuevo contexto de las diásporas disemi­ tecimiento, y luego del relato, del éxodo como más perti­
nadas por todo el mundo (Mesopotamia y Elam, Egipto y nente a la situación (Principio n° 1). Por el otro, aquel
otros países de África, Siria y las islas del Mediterráneo). mismo acontecimiento y su correlato textual quedan
La expresión “los cuatro puntos cardinales” del v,12b lo constituidos en paradigmas para pensar e imaginar
ratifica. La extensión no podría ser más grande. nuevamente cualquier otra esperanza de liberación. Re­
El traslado de escenario, por otra parte, está indicado presentan una reserva-de-sentido (Principio n° 2) y se
por las variaciones en las imágenes (algunas son nuevas, convierten en fundantes (Principio n° 10). De esta mane­
como la del soplo). Ahora se trata del Río, o sea el Éufra- ra, la relectura del éxodo originario se convierte en texto.
tes, ese gran torrente que divide a Mesopotamia de Siria- El atribuirlo a "Isaías" constituye otro grado de interpre­
Palestina a lo largo de unos dos mil kilómetros. La pola­ tación, por la que el designio salvífico de Yavé se proyec­
rización Asur-Egipto, sin embargo, no solo señala dos ta a un largo plazo, pasando más allá del juicio y de la
imperios que oprimieron a Israel e incluyen a todo otro destrucción, conocidos para el destinatario del texto fi­
dominador (Babilonia, ahora Persia, y sus continuadores nal.
de todos los tiempos) sino que también consolida la equi­
valencia del éxodo desde Egipto con la reunión de las
diásporas, que es el anuncio que importa en la relectura
presente.
En la instancia ideológica, nuestro pasaje destaca el
dominio universal de Yavé, quien puede sacar a las diás­
poras de cualquier dominio político extranjero. En la ins­
tancia socio-política, a su vez, indica la cesación de un es­
tado de opresión y de desintegración (la imagen de los
“desparramados”29, tal vez mejor que “dispersos”, del
v.l2b lo expresa claramente). Yavé “recogerá” y “reunirá”
a estas comunidades o personas en estado de desintegra­
ción (v.12).
El programa es extraordinario. Al menos hay que
“imaginarlo”, porque de esa manera la esperanza es ali­
mentada y sostenida en medio de la adversidad.

29 El verbo hebreo usado (n’Jusót, de püs, “desparramar”, la semilla,


por ejemplo) es el mismo que describe en otros textos la situación
de la diáspora (ver Jeremías 9,15; 18,17; 40,15; 52,8 o Ezequiel
11,17; 20,34.41; 28,25; 29,13; 34,5.6.12), y que también aparece
en el relato de la torre de Babel (Génesis 11,1-9), donde prefigura
la inversión de situaciones: a Babilonia le pasará lo que ella misma
hizo con Judá.
La
exploración
de la
reserva
-de-sentido

(Principio n“ 2)
LA EXPLORACIÓN DE LA
RESERVA-DE-SENTIDO
(Principio n° 2)

Como se señaló al enunciar inicialmente este princi­


pio (cap. 2, n° 2), todo suceso significativo, ahora recogi­
do en un texto, y en adelante este mismo texto, desplie­
gan un “plus” de sentido que llamamos reserva-de-sen-
tido.
Esta reserva no es algo objetivo que está expresado en
el acontecimiento o dicho en el texto sino que es capta­
da por quien retoma uno u otro desde su propio horizon­
te. Como si todavía no hubieran manifestado toda su sig­
nificación. La particularidad vivencial del intérprete
clausura la multiplicidad significativa30 que tienen tanto
el acontecimiento como el texto.
Al historiador le interesan los acontecimientos tal co­
mo sucedieron, sus causas y efectos, o sus repercusio­
nes en el contexto inmediato o lejano. Pero tales aconte­
cimientos ya están desvanecidos; no existen en algún lu­
gar donde verlos o de donde reproducirlos. Solo se recu­
peran a través de los testimonios que han dejado sus pri­
meros intérpretes. Ahora bien, éstos ya han realizado
una selección, no solo de tal acontecimiento en lugar de
otros, sino de una determinada significación, que queda
plasmada en el texto oral o escrito.
Para el hermeneuta, en cambio, el acontecimiento no
importa tanto por su facticidad histórica precisa (el cómo
sucedió) cuanto por su donación de sentido para la situa­
ción de lectura. Para decirlo brevemente, y refiriéndonos a
la Biblia, todos los acontecimientos narrados ya están co-

30 “Polisemia”, en el lenguaje de la semiótica. Cf. Hermenéutica bíbli­


ca, 29.
54 Hermenéutica Práctica La exploración de la -reserva-de-sentido 55

ijados en los textos que los interpretaron, una o muchas En la tradición de Lucas, por el contrario, le oímos de­
veces sucesivas, recargándose cada vez de nuevos senti­ cir “Padre” con más frecuencia. Así en las tres oraciones
dos. Es lo mismo que afirmar que su reserva-de-sentido de Jesús durante su pasión (Le 22,42 -la misma fuente
fue explorada una y otra vez, aumentando su volumen de Mateo 26,39- y especialmente en las dos propias de
Acontece un fenómeno notable. La interpretación po- Lucas: 23,34 [“Padre, perdónales...”] y 23,46 [“Padre, en
e de relieve una reserva-de-sentido, pero ésta se con- tus manos entrego mi espíritu”]).
erte en texto (lo que implica modificar el acontecimien- Jesús puede estar usando una tradición, tenue por
o o el texto anteriores), y así sucesivamente. Veamos al­ cierto, que viene de su propia formación judía33, pero en­
gunos ejemplos. cuentra en ella una reserva-de-sentido que él redimen-
1. Cuando el autor del libro de Josué describe el pa­ siona: si él mismo llama a Dios “Padre”, se constituye en
so del Jordán (3-4) lo entiende como una reedición del modelo para sus seguidores, para que hagan lo mismo.
paso del mar con Moisés a la salida de Egipto (Éxodo 14) Ahora bien, esto lo afirma Jesús cuando nos enseña
o que implica hacerlos equivalentes, por la fecha, por ei a orar. Esta enseñanza la encontramos en dos de los
secado de las aguas, por la celebración de la pascua, etc evangelios sinópticos (Mateo 6,9-13 [v.13, “Padre nues­
2. Luego, cuando los sinópticos relatan el bautismo tro...”] y Le 11,2-4 [v.2, “Padre”]).
e Jesús en el Jordán vuelven a explorar la reserva-de- Miremos ahora el conjunto de cada versión. ¿Qué ha­
sentido tanto del éxodo como del cruce del Jordán, pero cen los autores de ambos relatos? ¿Repiten exactamente
desde la perspectiva de Jesús como conductor y guía del lo que Jesús enseñó? De ninguna manera, pues las dos
nuevo pueblo de Dios (Marcos 1,9 - 11; Mateo 3,13-17- versiones son diferentes, y muy diferentes entre sí.
Lucas 3.21-22)31. ’

1.1
1 El Padrenuestro de Mateo (Mateo 6,9-13)
Ejemplo de los evangelios
Es la oración que conocemos y usamos los cristianos.
Tiene siete peticiones, tres referidas a Dios (santificación
de su Nombre, venida de su reino, realización de su vo­
11 ^ raCt0n queJesús ™ s enseñó (Mateo 6,9-13; Lucas
luntad) y cuatro a su acción sobre nosotros (darnos el
pan, perdonar nuestras deudas, no introducirnos en la
n , JQef ÚS’ e.n la A d ic ió n de Mateo, llama comúnmente a prueba y liberarnos del mal).
ios vuestro Padre (5,16, etc., hasta 10,29 y 13 43 ) Esto en cuanto al contenido. Al ser incluidas en la
vanas veces “mi Padre” (7,21; 18,19- 11 25s 27- i ^ i í- oración maestra, aquellas siete peticiones son considera­
18,35, 20,23; 25,34; 26,29; 26,53), y una sola vez se di­ das relevantes por el autor del primer evangelio.
rige a el como “Padre mío” (26,39)33.
33 En el Antiguo Testamento, o en el judaismo del tiempo de Jesús,
Historia de saluadón, Estella, Verbo Di- no es frecuente Invocar a Dios como “Padre” en la oración. Pero es­
tán los testimonios de Isaías 63,16 (2 veces); 64,7 y Sirac 23,1.4
(“¡Oh Señor, padre y dueño de mi vida!”); 51,10 (hebreo: “yo procla­
M Í S n ee s p S t0 ^ ^ PaSÍÓn' Mat6° depende más bien ^ una tra-
mé: ‘¡Yavé, mi padre eres tú!’...”).
56 Hermenéutica Práctica La exploración de la -reserva-de-sentido 57

En cuanto al contexto, se observa que es esencial, en Tenemos ahora cinco peticiones: dos (o mejor una) re­
la perspectiva de este evangelio, el modo como se ora (6,1). ferida a Dios mismo en su historia salvífica, y tres (me­
No es el de los fariseos, que dan limosna (6,2-4), rezan (w. jor, cuatro) a nuestras necesidades y seguridad.
5-15) y ajaman (w. 16-18) en las plazas para ser vistos. ¿Qué hizo Lucas con la tradición que conocía? Tam­
Esta preocupación por hacer las cosas en relación a bién él incorpora los temas que le importan.
ese Dios “Padre” que todo lo ve distingue a Mateo, quien En primer lugar, Dios ya no es “Padre nuestro” sino
afirma una ética “diferente”, no ostentosa. Con esto se simplemente “Padre”, como para marcar la intimidad
opone a una praxis religiosa superficializada. En la ora­ personal del cristiano, hecho “hijo” por el bautismo, con
ción de Jesús mismo, y en su enseñanza, el redactor del Dios.
evangelio ve una reserva-de-sentido que la convierte en En segundo lugar, la petición del Espíritu Santo -pro­
texto precisamente en la forma como pone en boca de bablemente más original que la del reino de Dios- es un
Jesús nuestra oración.
tema muy lucano (ver, en Hechos, la oración de la comu­
nidad perseguida, 4,24-30, esp. el v.31). A partir de esta
1.2 petición se entiende como esperada, en el relato que si­
El “Padre” de Lucas (Lucas 11,2-4) gue, la referencia al Espíritu Santo en el v.13.
En tercer lugar, los verbos de las peticiones sobre el
Tanto el contenido de la oración como su contexto li­ pan y el perdón están en imperativo presente36, como pa­
terario son diferentes. Ante todo, los temas recogidos en ra indicar que una y otra vez hay que pedir que el “Pa­
la misma son los siguientes: dre” los conceda, porque el tiempo de la comunidad es
largo (Mateo, en cambio, los pone en imperativo aoristo,
Padre: que indica una acción puntual, como diciendo “danos
Santificado sea tu Nombre. ahora”, pues después ya viene el reino, cuya llegada es
Venga tu reino34
inminente).
[mejor: Venga sobre nosotros
En cuarto lugar, Lucas omite el ruego por la libera­
tu espíritu santo y nos purifique)35.
Y perdónanos nuestro pecados, ción del mal, para dejar como conclusión el pedido de no
Nuestro pan cotidiano danos cada día. ser llevados a ninguna prueba. No se trata de “tentacio­
pues nosotros mismos perdonamos nes” en el sentido tradicional, referido lastimosamente a
a todo el que nos debe. cualquier cosa sexual, sino de situaciones en que peligra
Y no nos introduzcas en la prueba. la fidelidad en la fe, como son las persecuciones o la ata­
dura a las riquezas (lo expresa tanto la parábola de la
34 Esta petición no se corresponde fácilmente con el evangelio lucano,
en que se destaca que el reino de Dios ya éstá “en medio de voso­
buena tierra37, 8,13, como el ejemplo del mismo Jesús en
tros” (17,21), aunque también está por venir (17,20; 19,11; su prueba final en el huerto de los olivos, 22,42-46).
22,16.18). Ver la nota siguiente.
35 En algunos manuscritos aparece esta petición en lugar de la que 36 En griego, el tiempo presente tiene un carácter durativo y repetiti­
se ha aceptado en la tradición y que probablemente fue introduci­ vo, mientras que el tiempo aoristo indica una acción puntual y ter­
da para armonizar con el texto de Mateo, una vez que se adoptó és­ minada.
te como oración típica. La petición del Espíritu Santo y de la puri­ « Y no del sembrador, como se titula tradicionalmente esta parábola.
ficación coinciden mucho más con la teología lucana, tanto del ter­ El tema central es el de los distintos tipos de tierra que reciben la
cer evangelio como de los Hechos. semilla, no de quien la siembra.
58 Hermenéutica Práctica La exploración de la -reserva-de-sentido 59

En lo que se refiere al contexto de la enseñanza de Je­ 2. La segunda cuestión se refiere a las “deudas”.
sús, la diferencia respecto de Mateo es notable. El Jesús Mateo habla claramente de deudas. Si están referidas
de Lucas no enseña cómo orar, sino simplemente un mo­ a Dios, pueden entenderse como “pecados”, pero res­
delo de oración, ya que todo maestro transmite a sus dis­ pecto de la segunda parte (“así como nosotros perdo­
cípulos una forma de dirigirse a Dios (Lucas 11,1). Es namos a nuestros deudores”) nada obliga a pensar que
una manera de condensar los puntos esenciales de una se trata de “ofensas” del prójimo que hemos perdona­
doctrina. En el caso lucano, el “Padre (nuestro)” equiva­ do ya (en Mateo) o que perdonamos una y otra vez (Lu­
le a un breve credo o confesión de fe. cas). Como Lucas se refiere, en la primera parte (“per­
Es importante ver las diferencias en textos parecidos. dónanos nuestros pecados”), a nuestras ofensas hacia
Nosotros solemos preocuparnos por la coincidencia del Dios -que Mateo expresaba con el vocablo “deudas”-
texto que leemos con su origen (queremos llegar al mis­ se ha querido desvanecer toda referencia a las deudas
mo Jesús histórico), mientras que los evangelios hicieron económicas y financieras, un tema realmente actual y
al revés al prolongar la reserva-de-sentido de un dicho que debe incorporarse en nuestra oración: el equiva­
de Jesús hasta su propio contexto. Un proceso de veni­ lente de lo que pedimos a Dios (que perdone nuestras
da, no de regreso hacia atrás. La oración enseñada por ofensas a él) es que ya hemos perdonado las deudas de
Jesús tenía un sentido en el contexto en que él hablaba, los que son nuestros deudores aquí en la tierra38.
pero debía ser “dicha de nuevo” (re-leída y luego re-escri­ Si respetamos el texto, tenemos allí una gran reser-
ta) por Mateo o por Lucas en función de su nuevo mar­ va-de-sentido para comprometernos, en nuestro pro­
co referencia!. pio caso, a un gesto infinitamente valioso, que tal vez
pueda resonar en los oídos de los grandes acreedores
internacionales que nos agobian con la deuda externa.
1.3 Cabe observar, por lo demás, que en Mateo el térmi­
Nuestra lectura del “Padre (nuestro)” no “deudas” es multívoco (polisémico): si significa deu­
das reales, es lenguaje directo; si se refiere a ofensas,
1. Ante todo, nos hemos acostumbrado tanto a la el lenguaje es metafórico. Cuando cambiamos el térmi­
formulación de Mateo, que tal vez ni recordemos que no (como en el uso reciente de la Iglesia católica) per­
demos la posibilidad de entender la petición también
existe otra versión. De una enseñanza básica de Je­
en la instancia económica. Si mantenemos el texto
sús, los dos evangelistas mencionados exploran la re­
transmitido, tenemos la posibilidad de releerlo desde
serva-de-sentido desde la situación de la comunidad
nuestras situaciones, sean económicas, sean espiri­
para la que escribe cada uno, y recrean la oración pa­
ra que resulte de ella un mensaje apropiado y preciso. tuales.
El Espíritu como fuerza y purificación, y la solicitud
de no ser llevados a una situación riesgosa para la fe,
lo mismo que el pedir día a día aquello de que carece­
mos, caracterizan la forma lucana de la oración cris­
tiana. 38 El cambio en la formulación inducido por la Iglesia católica no tie­
ne base segura en el texto, y además aparece a contrapelo de la
Por eso, ¿por qué no usamos esta forma en situacio­ realidad. Gracias a Dios, las iglesias evangélicas mantienen en su
nes en que es más oportuna y realista? propio lenguaje el texto transmitido.
La exploración de la -reserva-de-sentido 61
60 Hermenéutica Práctica

Ahora bien, como el final del oráculo ya mencionado


2
de 6,11.13 terminaba con el símbolo de una encina o ro­
Ejemplo de los libros proféticos ble talados -para indicar la destrucción- ahora, el autor
que en otras partes del libro de “Isaías” proclama la libe­
El relato de la vocación profética de Isaías (Isaías 6,1- ración, aprovecha para hacer una relectura en el relato
13) mismo de vocación del profeta, convirtiendo la imagen
Luego del escenario de la visión de Yavé como rey del tocón en símbolo de renacimiento y restauración
(w. 1-4) está la escena de la vocación profética de Isaías (v.13 final, “semilla santa será su tocón”).
(w.5-8), a quien se le encomienda proclamar un mensaje Es un caso típico de relectura que no deja de lado un
harto negativo, que muestra que la voz del profeta desen­ texto anterior sino que lo prolonga, modificando el senti­
mascara la cerrazón de ojos y oídos y la dureza de cora­ do único que tenía, para inflexionar hacia otra dirección,
zón ya existentes en sus destinatarios y oyentes. El pro­ en este caso en una perspectiva de salvación futura. La
feta, por ende, es en este caso un anunciador del juicio y relectura no es del Isaías histórico, por supuesto, sino de
condenación de Judá por sus pecados. No hay salvación un redactor tardío que quiere transmitir un mensaje de
en este horizonte. Por el contrario, cuando Isaías pregun­ salvación a la nueva generación.
ta a Yavé “¿hasta cuándo, Señor?” (v.l la), él le responde:

UbHasta que se vacíen las ciudades


y queden sin habitantes,
las casas sin personas,
el campo [...] una desolación,
'2y haya alejado Yavé a las personas,
y grande sea el abandono dentro del país.
13Aun si queda en ella un décimo,
volverá a ser incendiado,
como la encina o el roble,
en cuya tala queda un tocón en ellos.

1. Éste es el contexto de la predicación del Isaías his­


tórico de fines del siglo VIII a.C. Sus grandes oráculos
son de condenación. La motivación fundamental está
bien marcada en la predicación que se recoge en el capí­
tulo introductorio (l,2-18a.29-31) y en el conjunto de
2,6-4,1), así como en tantos otros oráculos de acusación
y amenaza.
2. Algunos siglos más tarde, sin embargo, cuando el
país ya estaba arruinado y la gente en el exilio o en la
diáspora, las antiguas palabras de Isaías servían todavía
de advertencia, pero había que decir algo nuevo, una pa­
labra de esperanza.
Sobre las
relecturas

(Principio nQ3)
SOBRE LAS RELECTURAS
(Principio n° 3)

Recordemos el enunciado ya desarrollado: Toda lectu­


ra de un acontecimiento o de un texto es su relectura.
Este aspecto de la hermenéutica es significativo. Por
suerte, la Palabra de Dios recogida en la Biblia no es un
“depósito” en el sentido que a veces se le da39. No es algo
cerrado, definitivo, terminado. Es una palabra viviente.
Los seres vivos crecen, cambian, se transforman, y por
eso “viven”. Un depósito es algo inerte, fijo, y por tanto
va quedando atrás en el tiempo. Siempre igual, no res­
ponde ya a las circunstancias del momento. Peor aun, al
no armonizar con la vida, puede ser un contramensaje.

1
Ejemplo de los evangelios

Lucas 22,28-34

Tenemos en este pasaje una tradición propia de Lu­


cas, con elementos de la sinóptica (v.30, sobre el juicio a
las doce tribus de Israel [cf. Mateo 19,28], y w.33-34 so­
bre la negación de Pedro [Marcos 14,30]). El tema luca­
no importante está en los w . 28 y 31-32:

39 Se ha tomado esta expresión de l “ Timoteo 6,20; 2 Timoteo 1,14.


Estos pasajes no se refieren a un texto bíblico aún no constituido
-no estaba todavía fijado el canon-, sino a la temprana tradición
cristiana, en la que se incluye la lectura que el propio autor hace
de la misma. Si se observa bien, el "depósito” es finalmente la re­
lectura que el autor está haciendo, lo que indica que no es algo fi­
jo y definitivo, sino vivo y enriquecido en cada lectura.
66 Hermenéutica Práctica
Sobre los relecturas 67
^Vosotros sois los que habéis permanecido
conmigo en mis pruebas; te. No es la facticidad histórica la que preocupa, sino el
31¡Simón, Simón! He aqui que Satanás os ha busca­ sentido -ahora nuevo sentido- de un acontecimiento,
do para cribaros como el trigo, texto o tradición.
32pero yo he rogado por ti para que tu fe no
decline, y tú, cuando hayas vuelto, confirma
a tus hermanos.
2
Lucas desconoce la parte de la tradición que relata la Ejemplos de los libros proféticos
huida de los discípulos durante la pasión de Jesús. Por
otro lado, Jesús recomienda a Pedro afirmar en la fe a
sus hermanos. ¿Por qué Lucas transforma la tradición 2.1
recibida hasta ese momento, practicando una profunda La esperanza de la resurrección
relectura de la misma? (Isaías 26,14.19)
Porque en su proyecto teológico, la comunidad misio­
nera que describirá en los Hechos está anticipada ejem­ 1. Si tomamos el bloque donde están insertos estos
plarmente en la vida del mismo Jesús. Esta etapa es el dos versículos (26,7-27,1), comprobaremos en primer lu­
paradigma de aquélla. Ahora bien, en Hechos Pedro es el gar la presencia de una larga oración de un grupo depri­
primer intérprete de los nuevos acontecimientos de la mido por la desgracia ocasionada por enemigos invaso­
donación del Espíritu (2,14-36), de la curación del tulli­ res (26,7-18). En ese marco, se reconoce el castigo de Ya­
do (3,12-26) y del anuncio de la buena noticia a los gen­ vé (w .l6s), y se recuerda que los que han caído no vol­
tiles (10,34-43; 15,7b-ll). Por otra parte, su constancia verán:
en la fe durante las persecuciones es presentada como
ejemplar por Lucas (Hechos 4,8-12; 5,29-32.41-42; Los muertos no vivirán, las sombras no se levanta­
12,1-19). Eso explica la frase de Lucas 22,32: Jesús mis­ rán; en verdad, visitaste y los exterminaste y has bo­
mo había fortalecido esa fe sólida, capaz de confirmar a rrado todo recuerdo de ellos (v.14).
los hermanos. Recordemos, por otra parte, que "Pedro"
El texto expresa la creencia tradicional de que los
representa a toda la comunidad y no a una persona his­
tórica concreta. muertos no regresan a la vida. Como en la tradición me­
sopotamia, el lugar de los muertos es un “país o lugar
Por lo tanto, Lucas no podía incorporar el episodio de
sin retorno”. Para más, hasta el recuerdo de los muertos
la huida de los discípulos de Jesús durante su pasión.
Le venía mal, como decimos. Por el contrario, relee esta se ha desvanecido. La imagen -como la que sigue sobre
tradición desde la situación de la comunidad para la que los dolores de parto (w. 17-18)- indica la profundidad del
escribe. El vocabulario de la “constancia” (hupomoné) y sufrimiento.
de las “pruebas” (peirasmoi) en 22,28 es digno de aten­ 2. Más adelante, empero, cuando Israel se abre a la
ción. Es afín al de la última petición del “Padre (nuestro)” esperanza de una resurrección de los muertos, reclama­
lucano en 11,4 (ver capítulo anterior). da por lo demás por la desaparición injusta de personas
Toda relectura es creativa. Las tradiciones se enrique ­ en las persecuciones, aquella afirmación lapidaria es re­
cen al ser transformadas desde el horizonte del intérpre­ leída en el sentido opuesto, en la respuesta salvífíca de
Yavé en los w . 19-21:
68 Hermenéutica Práctica
Sobre las relecturas 69
Revivirán tus muertos, los cadáveres se levantarán;
despertarán y darán gritos de júbilo los habitantes lia “corona de arrogancia”. La comparación con las bre­
del polvo. vas (v.4b) indica también la rapidez de su desaparición.
Porque rocío luminoso es tu rocío, y la tierra echará El tema central, por tanto, es el juicio contra Samaria.
las sombras (v.19). 2. Pero el texto cambia luego súbitamente desde el
v.5, que hace de punto de inflexión que marca la entra­
Con un léxico de a momentos parecido (revivir/muer­
da de la relectura. Ahora se introducen otras imágenes,
tos/levantarse/sombras) ahora se dice lo contrario del
que hablan de salvación y protección. La fórmula de in­
v. 14. Es una relectura que, sin borrar la idea anterior
greso “aquel día” supone que “Isaías habla a mucha dis­
(ahora parte de un texto muy firme y elaborado) la deja
tancia de una situación futura, que para el autor real del
atrás mediante la afirmación rotunda de la resurrección.
texto y para los destinatarios es justamente la que están
El bloque de los w . 19-21 expresa ahora una esperanza
viviendo.
no solo de liberación por la actuación de Yavé contra los
Las promesas hermosas que se enuncian significan
enemigos sino también de retorno a la vida de quienes ya
también una inversión de situaciones respecto de lo di­
murieron. El oráculo se cierra en 27,1 utilizando las
cho de Samaria en los w . 1-4. El “resto de su pueblo” (fi­
imágenes de la mitología cananea sobre la victoria de
nal del v.5) indica la situación de desintegro que permi­
Dios contra los monstruos del mar.
te generar la esperanza en la liberación.
En el v. 14 no había una reserva-de-sentido; por eso
hubo que crear un texto desde una idea nueva. La relec­
tura es creativa, transformadora.

2.2
Otro ejemplo: Isaías 28,1-6

Hay en esta selección dos oráculos, puestos uno a


continuación del otro. Pero no son idénticos.
1. El primero critica el orgullo de Efraín (reino del
norte). Para destacar la actitud de sus gobernantes (nó­
tense los símbolos de realeza y el contexto de derroche)
el oráculo inicial se dirige directamente a la “corona de
arrogancia” y a las flores que la adornan. Tal vez sea una
alusión a las guirnaldas o diademas floreadas usadas en
las fiestas. La descripción de los w . Ib y 4a alude a la si­
tuación elevada y circular del monte de Samaria, con su
dominio sobre el valle circundante.
El orgullo de Samaria es efímero, puesto que Yavé en­
cargará a “uno fuerte y robusto” (seguramente Asiría)
aplastar como un torrente y como una granizada a aque-
Interpretar un
texto es
acumular
sentido

(Principio n? 4)
INTERPRETAR UN TEXTO ES
ACUMULAR SENTIDO
(Principio n° 4)

Cuando se entiende correctamente el fenómeno de la


hermenéutica -que implica la lectura de los aconteci­
mientos y de los textos desde la situación del lector- se
puede también captar este principio. Un acontecimiento,
en efecto, tiene lugar en un tiempo que no se repite. Un
texto es formado, expresando generalmente un acto de
interpretación, en un horizonte determinado que se difu-
mina luego. En ese horizonte, expresa ideas que están
condicionadas por la cultura, por la cosmovisión, de ese
momento.
El intérprete presente que retoma aquel aconteci­
miento o aquel texto, se encuentra en otro horizonte cul­
tural. Las preguntas (no necesariamente todas) que se
elevan desde este horizonte son diferentes, nuevas. Pero
puede haber mucho en común. ¿Qué sucede en ese ca­
so? Si el texto marca una idea central (por ejemplo la li­
beración de un estado de opresión o injusticia) pero con-
textualizada en una instancia determinada -pongamos,
la opresión social y política- la relectura desde un nuevo
lugar permitirá ampliar esas instancias (por ejemplo, a
las de orden religioso, cultural o económico) como parte
del sentido del acontecimiento o texto que está siendo in­
terpretado.
Esta afirmación es esencial, y tiene que ver -en el re­
gistro teológico (cf. capítulo 1, n° 1)- con el principio de
que la revelación de Dios no está terminada. Pero vale a
su vez para cualquier lectura de acontecimientos o tex­
tos. Éstos tuvieron un horizonte específico, y por ende li­
mitado. En la Biblia, por ejemplo, no vamos a encontrar
74 Hermenéutica Práctica Interpretar un texto es acumular sentido 75

textos que hablen de la opresión cultural como la enten­ acuerdo con modelos de otros siglos o continentes, etc.,
demos hoy. Pero si uno es sagaz, descubre de hecho que en todos esos casos, y otros que podemos recordar, se
hay textos para esa instancia. Así en 1 Macabeos 1 se dan los equivalentes de antiguas formas de opresión re­
describe la invasión helenística en términos no solo po­ ligiosa indicadas en la Biblia40. Esta equivalencia permi­
líticos sino también culturales, en referencia al ethos ju ­ te introducir una nueva experiencia histórica en la signi­
dío conculcado y violado por costumbres ajenas, acepta­ ficación de un texto bíblico de otra época.
das por un grupo: Es legítimo, en estos casos, encontrar en la Biblia la
respuesta liberadora de tales situaciones. Leídos desde
Algunos del pueblo, más decididos, acudieron al rey estos horizontes, textos como los citados o aquellos que
y obtuvieron de él autorización para seguir las cos­
hablan de otras formas de opresión, están respondiendo
tumbres de los gentiles (v.13).
a nuestras preguntas de hoy, aunque con términos dife­
El rey publicó un edicto en todo su reino ordenando
que todos formaran un único pueblo y abandonaran rentes. La coincidencia es a un nivel profundo, no en la
para ello sus peculiares costumbres (w.41-42a). exterioridad cultural en que se manifiestan las prácticas.
Interpretar, entonces, es acumular sentido.
Pero aun con esta referencia tan clara, la expresión Por eso, más veces es releído un texto y convertido en
de esta opresión cultural no es la que podemos esperar un nuevo texto, más rico es.
hoy. A pesar de ello, lo que hoy experimentamos como Y aquí cabe una observación. Cuando un texto bíbli­
dominación y alienación cultural en las prácticas socia­ co portador de un mensaje es retomado y enriquecido
les lo inscribimos en el registro bíblico o, dicho de otra hermenéuticamente por otro texto, no caduca el sentido
manera, lo leemos dentro de un texto bíblico, porque per­ primero. Parece una obviedad, pero la teología incidió no
tenece a una misma instancia fundamental. Si pudiéra­ pocas veces en ese error de perspectiva. Por ejemplo,
mos re-escribir el texto, incluiríamos tales manifestacio­ cuando Pablo relee el motivo de la liberación (el éxodo)
nes actuales de la dominación cultural. para aplicarlo a la Ley, al pecado y a la muerte, está pre­
Lo mismo vale para la dominación religiosa. Es el ca­ cisamente acurrailcuvdo sentido y no despojando a la figu­
so de Antíoco IV, en la época de la gran helenización del ra del éxodo de su significado arquetípico de liberación
siglo II a.C. que abarcaba a Judea. Al creerse Dios, este política y social41. No es correcto decir que Pablo “espiri­
emperador seléucida despreció al Dios de los hebreos e tualizó” ,el Antiguo Testamento. Más bien, hizo múltiples
impuso el culto de la imagen de sus Dioses nada menos relecturas, explorando su reserva-de-sentido para nue­
que en el lugar más sagrado del templo de Jerusalén. vas situaciones. Eso es creatividad, no despojo.
Consta, como relato histórico, en 1 Macabeos 1,54, y en Cuando en los evangelios sinópticos constatamos va­
el libro apocalíptico de Daniel (9,27; 1.1,31). riaciones en los relatos de milagros y sucesos, o en las
Hoy, empero, experimentamos la opresión religiosa palabras de Jesús, significa simplemente que cada autor
en otros ámbitos, incluso desde dentro mismo de la reli­
gión. Cuando se unifican las prácticas rituales en todo el 10 Para un estudio de los “equivalentes” hermenéutlcos de Romanos
mundo en desmedro de las costumbres autóctonas, se l,18ss, ver J. Severino Croatto, "Conocimiento y salvación en Ro­
manos 1,18-3,20. Intento de relectura" (Festschrift Rodolfo Ober-
avasallan los ritos o los mitos de los pueblos originarios,
müller, 1975) Revista Bíblica. 171-172 (1979), 39-55.
se imponen en continentes lejanos las formas del cristia­ 41 Hemos desarrollado este tema paulino en Liberación y libertad.
nismo de Europa, o la vida religiosa es pautada de Pautas hermenéuticas, cap. VI, 117-145.
Interpretar un texto es acumular sentido 77
76 Hermenéutica Práctica

ha interpretado lo transmitido, de acuerdo con la sitúa- La expresión “comer y beber” funciona como metáfora
ción y las necesidades de su propia comunidad. Pero en por “modo de vivir/prácticas sociales y culturales”. Una
todos los casos, el que obra o habla en el texto (no ya en de estas prácticas, no metafórica por cierto, era que Je­
la realidad) es el Jesús histórico. sús aceptaba a los publícanos (cobradores de impuestos)
En otras palabras, la relectura del Jesús real se hace y a los pecadores.
espontáneamente “Jesús histórico”: la reinterpretación Cobradores de impuestos los tenemos hoy también,
de su figura se hace su propia figura. no ambulantes sino incorporados a un sistema. Pecado­
Esto es lo que significa la reserva-de-sentido, de un res también los hay. Pero el texto del evangelio lucano
suceso, un personaje o un texto. Lo que se ve después, nos permite trasladar el sentido fundamental -Jesús
desde otro contexto, es entendido como de antes, origi­ niega las marginaciones de todo tipo- también a otras
nal. Observaremos este fenómeno más de una vez. instancias que hoy son más visibles: las mujeres, los ne­
Así es el proceso hermenéutico de crecimiento del sen­ gros, los débiles, los que no tienen poder económico ni
tido. político, los que no tienen “amigos” en el poder, y otros
Es esencial tener en cuenta esta condición del acto tantos. Son los excluidos del sistema. Todos estos secto­
hermenéutico, que es su propia riqueza. res sociales están incluidos en los “publícanos y pecado­
res” de aquel tiempo.
Leído de esta manera el pasaje, resulta enriquecido
1 con un mensaje que sí está en él, porque es percibido
Ejemplo de los evangelios desde situaciones reales y equivalentes.
De ahí entonces que nuestra relectura del texto evan­
gélico es una acumulación de sentido. El texto dice más
Lucas 7,33-34
de lo que dijo, sin necesidad de ser cambiado.
33Ha venido Juan el que bautiza, que no comía pan ni
bebía vino, y decís: “Demonio tiene”.
34Ha venido el Hijo del Hombre, que come y bebe, y 2
decís: “He aquí a un hombre comilón y bebedor de vi­ Ejemplo de los libros proféticos
no, amigo de publícanos y pecadores”.

Texto tal vez muy conocido, pero útil para ilustrar


nuestro punto. Es el final de un pasaje mayor sobre la fi­ Isaías 62,8-9; 65,20-23; 10,5-19; 14,3b-21; 37,22b-29
gura profética de Juan como nuevo Elías-precursor y Je­ Cuando se leen los profetas desde la realidad política,
sús como nuevo Elías-sanador (w.18-35). Jesús critica a económica y social que nos toca vivir hoy, se descubre su
sus contemporáneos porque no entendieron ni al prime­ preocupación por esas mismas instancias que nos pare­
ro ni al segundo. El final del relato es lo que está citado42.
cían ajenas a su pensamiento religioso. Todo lo contra­
43 Queda la frase final, en principio oscura: “Y la Sabiduría se ha rio, pues los profetas son portavoces de un Dios que se
acreditado por todos sus hijos”. Tal vez, por el contexto de critica, manifiesta en la historia real, que de una u otra manera
habría que traducir: “Y la sabiduría fue juzgada por todos sus (pro­ expresa aquellas mismas instancias de manifestación.
pios) hijos”. El verbo griego krínó permite este deslizamiento del
sentido (observación de Cristina Conti).
Cuando la destrucción, el quebranto, la desolación y la
78 Hermenéutica Práctica Interpretar un texto es acum ular sentido 79

angustia son realidades vividas, surge la luz de la espe­ to de 40 sidos de plata como contribución “por el pan y
ranza sobre tiempos mejores. En este marcó hay que leer el vino” para la mesa del gobernador, delegado del rey
varios pasajes del corpus profético que tocan al orden persa.
económico. Veamos, a modo de ejemplo, algunos pasajes En oposición a la situación presente de pillaje y des­
del libro de Isaías que aluden a la Jerusalén liberada del pojo, en el futuro los que produzcan los cereales los co­
futuro, símbolo de la liberación de todo el pueblo. merán, y quienes produzcan el vino, beberán de él. La fi­
gura que se usa es la de la “recolección/acopio”, que no
1. En Isaías 62,8-9: (un gran oráculo sobre la Jerusa­ representa ni el inicio ni el final de la cadena de la pro­
lén futura43) leemos: ducción alimenticia, sino un momento medial. Es el final
de la producción de la materia prima (lo que implica ha­
8Ha jurado Yavé con su diestra y con su fuerte brazo: ber salvado la cosecha) y la condición para su elabora­
“¡No entregaré nunca más tu grano como comida
ción en alimentos. No se come el grano que se recoge (co­
para tus enemigos,
ni beberán hijos de extranjero tu vino,
mo se expresa el texto) sino el pan que luego es fabrica­
por el cual te fatigaste! do; y del mismo modo, o viceversa, no se acopia el vino
9Sino que sus recolectores lo comerán, (como dice el texto) sino la uva, de la cual se elabora
alabando a Yavé, aquél. Por eso mismo, la imagen de la recolección es elo­
y sus acopladores lo beberán en mis atrios sagrados”. cuente.
¿Cómo podemos usar éste texto hoy en nuevas situa­
El contenido del juramento de Yavé es una promesa, ciones de despojo? ¿Cuáles serían los equivalentes del
expresada en la instancia económica del trabajo y de la grano y del vino mencionados en el oráculo? ¿Cuántos
producción. No hay que descuidar algunos matices de productos, en la época industrializada, son elaborados
sentido, bien marcados en el texto. Uno de ellos es el ca­ por manos esclavas que no retienen nada de lo que pro­
lificativo del grano como “tuyo”: significa tanto que es el ducen, que es para los dominadores, patrones o expor­
producto del trabajo propio, cuanto que su usufructo co­ tadores? En nuestra lectura del texto profético surgen
mo comida es propio. Cuando no es propio, es para infinidad de casos que se pueden “acumular” analógica­
“otro”. La definición de éste como “tus enemigos” tiene mente sobre “el grano y el vino” del texto.
una clara connotación política, corroborada por el para­
lelo con “hijos de extranjero” que sigue. 2. Isaías 65,20-23. El profeta transmite una palabra
Esta referencia al contexto histórico de las invasiones de seguridad personal y económica:
militares (conquistas, ocupación de tierras, exilio, diás-
20No habrá más, (que sea llevado) de allí,
pora) en la figura de los “hijos de extranjero”, había sido ningún niño de días, o viejo que no llene sus días,
hecha en 60,10 y 61,5. El grano y el vino que se produ­ porque el joven a los cien años morirá,
cen, ¡y con qué esfuerzo! (v.8bj?) representan también los y el que yerra los cien años será (como) maldito.
gravosos tributos que los países sometidos deben pagar 2lEdiíicarán casas y residirán:
a los dominantes. En Nehemías 5,15 se registra un mon­ plantarán viñas y comerán de sus frutos;
22no edificarán para que otro resida,
Para todo el capitulo, ver el comentario al 3“ Isaías, Imaginar e lju - ni plantarán para que otro coma,
turo. Estructura retórica y querigma del Tercer Isaías, Buenos Aires porque como los días del árbol los días de mi pueblo,
Lumen, 2001, cap. 9, y la hechura de sus manos gastarán mis elegidos.
80 Hermenéutica Práctica Interpretar un texto es acumular sentido 81

23No se fatigarán en vano, ran ya hablando de nuestra realidad. De esa manera,


ni darán a luz para el espanto,
también, se constituyen en textos fundantes (ver n° 10).
porque descendencia bendita de Yavé son ellos,
Lástima que suelen ser olvidados o desconocidos.
lo mismo que sus retoños con ellos.
Conviene hacer un recorrido por los pasajes arriba se­
Ni mortandad infantil ni muerte prematura para los ñalados.
adultos, diríamos hoy. En aquellos tiempos esas muer­ a) Isaías 10,5-19. Este gran oráculo sobre Asiria -po­
tes se debían al subdesarrollo científico (medicina, ali­ der imperial durante toda la duración de los reinos de Is­
mentación, cuidados especiales). Hoy se repiten, en ple­ rael y de Judá- supone una previa lectura interpretativa
na era tecnológica, pero porque los bienes de producción de sus invasiones como instrumento de Yavé para casti­
y de consumo están en las manos de unos pocos. gar a su pueblo (w.5-6). Es un ejemplo de teología co-
Ni edificar para otros, ni producir sin usufructuar de yuntural.
lo producido. Hoy los obreros de la construcción edifi­ Más adelante, no ya el profeta Isaías sino otro poste­
can, por un salario mínimo, mansiones para otros, Peo­ rior, retoma aquella visión pero la relee en sentido con­
nes trabajan en las estancias con un sueldo miserable, trario: Asiria se sobrepasó (v.7) y demostró su ferocidad
sin tal vez poder comer de lo que producen. Obreros en en las invasiones con objetivos económicos. Eso está
las fábricas producen lo que nunca verán como propio. bien señalado en los w.7b-9.13-15 (+ 16-19)44.
Un texto como el citado del libro de Isaías permite b) Isaías 14,3-21 (+ 22-23). Esta vez, el oráculo es
acumular en él sentidos que no están explícitos pero sí contra el rey de Babilonia. Está escrito en la forma lite­
connotados y que la relectura desde nuestra realidad los raria de una lamentación fúnebre; su efecto es el de una
“saca” de su inmanencia en él. burla llena de ironía^ Los muertos que ya están en el
shfol reciben con desprecio al tirano muerto. Hasta los
3. Isaías 10,5-19; 14,3b-21 (+22-23); 37,22b-29. árboles del Líbano, tantas veces despojados por las inva­
siones de Mesopotamia, aplauden la muerte del tirano.
Tema: el despojo imperial de las riquezas de las na­ Hay que leer todo el texto, y luego demorarse, para la re­
ciones.
flexión, en los w.4b-9 y 16-17. Sobre el tema del endio­
Estos pasajes del libro de Isaías, poco usados o prác­ samiento del rey, vale la pena considerar los w . 12-15. Se
ticamente desconocidos, son tremendamente actuales. puede observar de qué manera se manifestaba la desme­
El lector o la comunidad que los lee desde las experien­ sura imperial en aquel tiempo, y cuáles son las expresio­
cias modernas de despojo de las riquezas de los países nes de los imperios actuales. Hay equivalentes. Las nue­
menos poderosos por parte de los imperios o de las mul­ vas prácticas que hoy reconocemos se suman -acumu­
tinacionales, toma conciencia no solo de que hay prácti­ lando sentido- a las de entonces.
cas de dominación que son constantes, sino también de Es evidente, por otra parte, que “Babilonia” es un pa­
que las que se encuentran tematizadas en la Biblia son radigma por todo imperio de turno. En el momento en
un paradigma de las actuales. que se redacta este texto largo Babilonia ya había pasa­
Visto lo mismo al revés, los textos bíblicos son enri­ do; su lugar había sido ocupado por Persia. Dicho de
quecidos cuando son leídos desde nuestra realidad. Sig­
44 Los w.10-12 son una adición con otro contenido. Ver, para todo el
nifica, por tanto, que en la lectura/relectura se acumu­
oráculo, nuestro comentario al 1“ Isaías: Isaías 1-39, Buenos Aires,
la el sentido, como si aquellos mismos pasajes estuvie­ La Aurora, 1989, 78-84.
82 Hermenéutica Práctica

otra forma: Persia se identifica ahora con Babilonia. Se


acumula sentido sobre el vocablo Babilonia y sus prácti­
cas de terror imperial. Hoy podemos acumular sobre Ba­
bilonia, como ya lo hizo el autor del Apocalipsis, otros
nombres de ciudades o imperios (cf. Apocalipsis 18).
c) Isaías 37,24-25. Se aplica a Senaquerib, rey de Asi­
ria, un oráculo-lamentación cuyo origen no conocemos
(w.22b-29). Dentro del oráculo escuchamos una vez
más la expresión enfática de la desmesura de un monar­
ca absoluto, invasor y destructor de reinos. Hay que de­
tenerse en los w .24 y 25:
24por medio de tus servidores injuriaste al Señor y di­
jiste: “Con mis muchos carros yo mismo subí a la
cumbre de las montañas, los extremos del Líbano, y
cortaré la copa de sus cedros, lo selecto de sus cipre-
ses, y entraré en la altura de su refugio, su jardín del
bosque.
25Yo he cavado y bebido agua45;
y secaré (’a/ríb)46bajo la planta de mis pies todos los
El texto
Nilos de Egipto”. es más
El v.24 alude a las campañas militares a la región me­
diterránea con el objetivo de llevarse madera de cedro del importante
Líbano (en Mesopotamia no hay árboles de gran porte
útiles para la construcción). El v.25, de orden simbólico, que su autor
expresa una pretendida capacidad sobrehumana del ti­
rano.
Es notable comprobar que, a lo largo de la historia
humana, los tiranos o dictadores se han atribuido cuali­
dades casi divinas (para el caso de Antíoco IV, ver Daniel (Principio nü 5)
7,25; 11,25; 1 Macabeos 1,24.41). Hay ejemplos actua­
les.

45 Que es escasa, aparte de que no es normal cavar pozos en una


montaña.
46 Este vocablo hebreo produce una asonancia intencional con el
nombre del monarca asirio Senaquerib, en hebreo Sanjerib, como
manera de identificar el gesto de desmesura con su propia perso­
nalidad.
EL TEXTO ES MÁS IMPORTANTE
QUE SU AUTOR
(Principio n° 5)

Los métodos históricos-críticos nos ayudan magnífi­


camente a situar el texto en el contexto histórico y cul­
tural de su producción. Pero leemos el texto como produc­
to, con el cual (y no con su autor) nos enfrentamos. De­
cir que leemos a tal autor, es un modo de hablar. En rea­
lidad, lo que dirige la búsqueda del sentido, es el texto
mismo.
Por otra parte, por sus mismas condiciones lingüísti­
cas (ver los n° 6 y 7), todo texto queda abierto a muchas
lecturas, ninguna de las cuales es repetición de la otra.
De estar atados al pensamiento “del autor”, solo podría­
mos deducir un único sentido. Pero esta pretensión es
inviable.
Puede haber cierta resistencia a aceptar este hecho
fundamental, constitutivo especialmente de los textos
religiosos.
Por empezar, los textos sagrados o los relatos míticos
suelen ser anónimos. No solo por ser generalmente crea­
ción progresiva de una comunidad cultural, sino sobre
todo porque tienen significación por lo que dicen más
que por quién lo dice (ver n° 6, siguiente). Parece que su
carga de sentido es más densa cuanto menos se sabe so­
bre sus autores.
Así, para el caso de la Biblia, no tenemos noticia de
ningún autor de los libros del Antiguo o Primer Testa­
mento, y de pocos del Nuevo (Segundo). Más bien es pro­
pia (pero no exclusiva) de los textos religiosos su "atribu­
ción" a una figura determinada, porque tal personaje es
significativo por alguna otra razón.
86 Hermenéutica Práctica El texto es más importante que su autor 87

Es la explicación de que todos los Salmos se atribu­ origen judío, reutilizado por un autor cristiano. Pero
yeran a David47, el Pentateuco a Moisés, los sapienciales aunque fuera de origen cristiano, o sí no, en su relectu­
a Salomón, algunas epístolas del Nuevo Testamento a ra cristiana, está señalando que la condición del cristia­
Pablo (como las pastorales), otras a Pedro o a Santiago, nismo naciente disperso por todo el mundo es equivalen­
sin que ellos las hubiesen escrito, etc. te a la diáspora judía. En ese contexto, el “Santiago” de
Se trata de un hecho hermenéutico que hay que reco­ la carta interpreta situaciones concretas de las comuni­
nocer. dades cristianas de inicios del siglo II.
Al leer la carta de Santiago que no fue escrita por el Por ello, la cuestión del autor no es lo que dirige la lec­
hermano de Jesús, es evidente que el conocimiento del tura. Ésta parte ahora del texto mismo.
Santiago "histórico" no contribuye a la comprensión del Sucede igual con las epístolas déutero-paulinas (1-2
texto (sí a una actitud frente a este mismo texto). ¿Có­ Timoteo, Tito) y probablemente con Efesios y Colosenses.
mo? Al ser en realidad un escrito del siglo II temprano48, El autor puede ser seudónimo (“nombre falso”), pero es el
adquiere una autoridad especial cuando es leído como texto el que nos da las claves de su propia comprensión.
de la autoría de Santiago apóstol. No solo por ser él una Además, supongamos que es real el autor de un tex­
persona ligada al Jesús histórico, sino también por des­ to bíblico, como puede serlo para una obra actual. Aun
cribir e interpretar los conflictos de una comunidad leja­ así, no es el sustento de la lectura. No comprendemos
na como ya previstos. mucho más la carta a los Romanos porque sepamos que
Esa transferencia autoral, sin embargo, es externa al fue escrita por Pablo. Más nos ayudan, en todo caso, los
texto mismo. No ayuda a comprender a este último, que métodos histórico-críticos que nos devuelven el entorno
sus primeros destinatarios entendían porque se refería a cultural, social, económico y religioso sobre el que se
ellos mismos. Nosotros somos destinatarios desplazados, despliega el texto.
en cuyas manos no nos queda más que el texto mismo. Se puede comprobar también otro fenómeno ligado a
Por esta razón, y por la preocupación por el autor “San­ la hermenéutica. En un texto de tal autor -real o no- las
tiago”, se nos pasa por alto el propio inicio mismo del men­ relecturas no aparecen como tales al lector, sino que son
saje. La carta comienza con estas sugestivas palabras: camufladas en la persona misma del autor de la forma
originaria. Pongamos algunos ejemplos: lo que la ciencia
Jacob, siervo de Dios y del Señor Jesús el Cristo,
a las doce tribus que están en la diáspora,
bíblica llama el “Segundo Isaías” o el ‘Tercero” , no apa­
[alegría! (1,1). rece así en el texto, en el que todo es “de Isaías”, se en*
tiende que del profeta del siglo VIII a.C. Otras relecturas,
El texto se presenta como un testamento imaginario insertadas ahora en el cuerpo de los capítulos 1-39, tam­
del patriarca Jacob a sus doce hijos (como en Génesis bién áparecen como del mismo Isaías histórico. ¿Por qué
49), que ahora representan a toda la diáspora, la situa­ este fenómeno, que nos hace pensar en una pseudoni-
ción real del pueblo de Israel después de la ruina del rei­ mia? Simplemente por esto: el que escribe la relectura
no en el 586 a.C. El escrito, por lo tanto, podría ser de responde a una situación de su propia realidad, y al pre­
sentar el mensaje como del antiguo Isaías, el texto apun­
Aunque las inscripciones de la mayoría de los Salmos nieguen es­ ta a un cumplimiento actual de lo anunciado otrora por
ta misma atribución, ya que anotan la pertenencia a tal o cual fi­
gura, como Asaf, Coré, etc.
el profeta. Así su palabra (del profeta en el texto, pero del
48 Ver el n" 31 de RIBLA (1998:3) dedicado a esta epístola. autor actual en la realidad) es legitimada por los hechos.
88 Hermenéutica Práctica El texto es más importante que su autor 89

1 mo suele interpretarse. Al contrario, citar el comienzo del


Ejemplos de los evangelios salmo es atribuir a Jesús el contenido de todo él, que es
de confianza (ver los w.5-6.20-22.25.31-32) y despliega
los temas del Siervo sufriente de Isaías 53.
1.1 De modo que hay mucha teología en este recurso de
Los relatos sobre la muerte de Jesús en la cruz acercar un texto eminente del Antiguo Testamento. Es
(Mateo 27,50; Marcos 15,37; un caso claro de relectura.
Lucas 23,46; Juan 19,30b) En su parquedad, Marcos pone el relieve en tres da­
tos posteriores a la muerte de Jesús: la ruptura del velo
En general, un texto habla por sus propias reglas lin­ del santuario, el testimonio del centurión (el que está
güísticas. Tales reglas son usadas por su autor, pero és­ cerca) -que dice: “verdaderamente, este hombre era hijo
te ya no está presente ni podemos pedirle explicaciones, de Dios” (v.39)- y la presencia (distante esta vez) de nu­
que tampoco servirían para una re-lectura desde un nue­ merosas mujeres, seguidoras, servidoras o simplemente
vo horizonte de comprensión. Lo que el autor aporta, sin acompañantes en la subida a Jerusalén (w.40-41).
duda, es la “clausura” del texto en la forma que él esco­ 2. Mateo se separa ahora de su fuente marcana. La
gió darle. Esa misma intención, no obstante, está conver­ lista de mujeres es diferente, pero sobre todo desarrolla
tida en texto. los fenómenos que acompañaron la expiración de Jesús
Cuando los evangelios narran el instante de la muer­ (27,52-53), lo que lo lleva a modificar el sentido del tes­
te de Jesús están indicando su propia teología: la del au­ timonio del centurión (y de sus acompañantes), origina­
tor. Pero para percibir primero -y luego comprender- su do esta vez en el miedo (v.54b).
intención, hay que navegar por el texto entero de cada En resumen, estos dos evangelios destacan los efec­
evangelio. Porque en definitiva es el texto el que nos guía. tos de la muerte de Jesús, la que no obstante describen
Las cuatro representaciones de esa muerte son las si­ con términos normales.
guientes: 3. ¿Qué hace Lucas? Empieza siguiendo su fuente
(23,44-45 [oscuridad y escisión del velo]), que abandona
1. Habiendo gritado con fuerte voz, abandonó su es­
píritu (afeken to pneüma)-Mateo 27,50
luego para detenerse en la muerte de Jesús precedida
2. Lanzando una fuerte voz, expiró (exépneusen)- por una oración. Sin ésta, el texto es igual al de Marcos
Marcos 15,37 y Mateo. Significa que para Lucas es de especial relevan­
3. “Padre, en tus manos pongo (parattthemai) mi es­ cia lo que añade. Jesús asume con sentido su propia
píritu”. Y al decir esto, expiró (exépneusen)-Lucas muerte. El autor se inspira en el Salmo 31,6. Todo este
23,46 salmo es un pedido de ayuda a Dios en un momento de
4. Habiendo inclinado la cabeza, entregó (parédóken) prueba. Lucas, además, quiere transmitir otra idea. La
el espíritu-Juan 19,30b. muerte de Jesús no es una simple desaparición. Él “en­
1. Marcos, el más antiguo de los evangelios, seguido trega” (lit. “coloca”) su espíritu en las manos de su Padre.
por Mateo, señala el hecho escueto de la expiración. Am­ Lucas está preparando telescópicamente la escena de
bos habían puesto en boca de Jesús el comienzo del sal­ Pentecostés, cuando la comunidad orante recibirá el es­
mo 22 (v.2=Marcos 15,34-36/Mateo 27,46-49). La cita píritu de Jesús resucitado.
no es para indicar la soledad y abandono de Jesús, co­ La muerte de Jesús es por eso una muerte especial.
90 Hermenéutica Práctica El texto es más importante que su autor 91

Resulta claro que Lucas ve una reserva-de-sentido en Sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido (tetéles-
tai)50, para que se cumpla (teleióthé) la Escritura, di­
la tradición de la muerte de Jesús, la explora y la expo­
ce: “tengo sed”.
ne a sus lectores.
Además, el testimonio del centurión está presentado Cuando se le ofrece la esponja con vinagre -detalle
con variantes (alaba a Dios, y a Jesús le atribuye otro tí­ también inspirado en un Salmo (69,22)- Jesús dice: “Es­
tulo tradicional, el de “justo”, v.47, título muy relevante tá cumplido” (tetélestai). ¿Qué es lo que está cumplido?
en Hechos49). Y sobre todo, el texto lucano se demora ex­ La aplicación del Salmo 69, un himno de queja pero tam­
trañamente en la descripción de un doble espectáculo, el bién de esperanza como el 22, hace nuevamente de Je­
de una muchedumbre que viene a “ver” y se va golpeán­ sús un modelo que sufre injustamente pero está lleno de
dose el pecho (v.48), y el de las mujeres y conocidos que confianza en Dios.
“se quedan”, también a “ver” (v.49). ¿Por qué el texto lu­ Después de la muerte hay otros dos “cumplimientos”
cano insiste en el “espectáculo”? de la Escritura (hína he grqfe pléróthé, v.36a): el de los
Este texto lucano es en realidad un intertexto. Quiere huesos no fracturados (cita del Salmo 34,21) y el de la
decir que quien lo lee tiene en cuenta otros textos. En es­ mirada hacia el perforado, “mirarán al traspasado”, fra­
te caso, es la tradición de la serpiente levantada en alto, se tomada de Zacarías 12,1051. Es probable que en esta
cuya “mirada” producía la sanación de los espectadores última búsqueda de significación en las Escrituras, Juan
(Números 21,4-9). Recordemos que también Juan usa retome el motivo de la mirada sanadora a Jesús crucifi­
esta tradición en 3,14-15 y 12,32 para aplicarla a la “su­ cado (véase el “espectáculo” de Lucas 23,49), adelantado
bida” de Jesús a la cruz y a la gloria. en las referencias “anunciadoras” al motivo de la ser­
4. En el evangelio de Juan tenemos una descripción de piente levantada en alto en el desierto. Es otro contacto
la muerte de Jesús parecida a la del relato lucano. Fuera diferenciado con Lucas.
del detalle de la inclinación de la cabeza, el autor expre­ En estas cuatro representaciones del momento de
sa que Jesús “entregó el espíritu” (19,30b). En la manera la muerte de Jesús hemos puesto de relieve una in ­
de decirlo, sugiere una idea ya trabajada en los discursos tención teológica en cada autor de los evangelios. Pa­
de la última cena, a saber, que en el momento de la muer­ rece que estamos negando el principio mismo que
te Jesús entrega el espíritu prometido reiteradamente a desarrollamos en el presente parágrafo. Y en parte es
los suyos (14,17.26; 15,26; 16,13; ya antes, 7,39). El te­ así, porque los autores han construido cada uno un
ma es parecido al de Lucas, pero también diferente, ya texto en base a intertextos, que se supone sus lecto­
que el cuarto evangelio no tiene relato de la efusión de­ res conocían.
morada del Espíritu, a los cincuenta días. Juan la reco­ Pero lo que estamos afirmando como principio es que
noce en el mismo día de la resurrección, cuando Jesús se esta “interlectura”, ahora, la hacemos sobre la base de
aparece a los suyos y les entrega el Espíritu (20,22). cada uno de los textos transmitidos, sin que sepamos
La significación de la muerte de Jesús, así descrita, mucho o poco sobre los autores, mayormente encripta-
está aumentada por varias frases de cumplimiento que dos en nombres de la tradición.
rodean la escena. El tema de la esponja con vinagre es 50 Lit. “había llegado a su fin/meta” (télos).
central: 51 Personaje difícil de identificar como “referente”, pero que estructu­
ralmente se corresponde con el pastor herido de 13,7. Su indeter­
49 Ver Hechos 3,14; 7,52; 22,14. minación textual abre más fácilmente la puerta a las relecturas.
Principios teológicos 93
92 Hermenéutica Práctica

Tal presencia ausente de los autores reales de los tex­ Esto mismo sucede con el fragmento apocalíptico in­
tos evangélicos nos permite, en nuestra propia relectura, corporado en Marcos 13 (w.5b-37). El Jesús que habla
explorar la reserva-de-sentido de estos mismos textos es, en realidad, el autor del evangelio. El poner en boca
cuando los leemos desde nuestras situaciones de sufri­ de Jesús una situación de persecución como la de los
miento y quebranto. ¿No son, por ejemplo las represen­ w.9-10.11-13.14-20 (la mayor parte del discurso) es un
recurso usual en el género apocalíptico para afirmar la
taciones de Lucas y Juan, potentes reflectores que nos
fe de los destinatarios del texto, quienes ven como ya
permiten reelaborar con esperanza y confianza las situa­
realizado todo lo que el personaje está diciendo.
ciones de abandono, de pena y hasta de muerte? Los
evangelios no solo “narran” la muerte de Jesús, sino que
también la re-significan para nosotros. Y nosotros no la
leemos simplemente como un hecho pasado, sino que la
2
re-leemos desde nuestras vidas y nuestros sufrimientos. Ejemplo de los libros proféticos
Desde entonces, el suceso de la resurrección aparecerá
como el momento de transfiguración en la esperanza. No
podemos cortar la lectura en el episodio de la muerte de La promesa del retomo de la diáspora en Jeremías
Jesús; el texto nos lleva hasta el relato de la resurrec­ 30-31
ción, de las apariciones, de los encargos del resucitado52.
Estos dos capítulos del libro de Jeremías son especia­
Descubrir todo esto es una aventura con el texto, no les, y se les ha prestado mucha atención. El problema
con sus autores.
reside en que la exégesis tradicional los marca como “au­
ténticos” de Jeremías. Puesto por ende el acento sobre
1.2 su autor, el Jeremías histórico, se deducen conclusiones
El tema de las persecuciones en Marcos 13 tales como ésta, a saber, que Jeremías habla de un re­
torno del exilio del norte (provocado por la destrucción
Pero hay más^ Sucede, con algunos géneros literarios, de Samaria en el 722).
que el autor del texto se identifica con el autor de un dis­ Leído sin embargo el texto en sus relaciones intertex­
curso dentro de su propio texto, como en el género apo­ tuales (por ejemplo en paralelo con el 2^ Isaías) se com­
calíptico. El autor de Daniel 7-12 se hace pasar por “Da­ prueba que el texto, cuyo autor ya no conocemos, se
niel” (personaje ficticio situado durante el inicio del exi­ mueve en un horizonte mucho más tardío, de la época
lio en Babilonia, ver l,lss), quien parece dirigir el relato persa, y está anunciando el retorno de la diáspora judea,
(ver 7,2ss), cuando en realidad es el autor del texto el la misma que preocupa a todos los libros proféticos en
que pasa como autor del discurso. su forma redaccional transmitida. Ver 30,3.18-21; 31,7-
14.23b53.
52 Es una mala praxis cúltica realizar el Via Crucis como se hace, has­
Nos encontramos de esta manera con una problemá­
ta una 14a estación que es la sepultura del cuerpo de Jesús. Falta
la estación culminante y resignificadora de todo el rito, que es la re­ tica actual en aquel momento, y cuya, reserva-de-sentido
surrección. El origen de este desvío radica en que el Via Crucis es­ nos apela a nosotros mismos en la actualidad. La situa­
tá sacado de su contexto litúrgico real, la Semana Santa. El rito se ción de diáspora, como la de exilio, lleva a la desintegra­
hace el viernes, día de la muerte y sepultura de Jesús, pero se es­
pera el día de la resurrección.
ción cultural, a la pérdida de la propia identidad, y como
94 Hermenéutica Práctica

tal reclama su inversión. El profeta “imagina” creativa­


mente un tiempo en que todos volverán a su tierra y po­
drán disfrutar de un bienestar pleno.

Lo que el
texto dice y
su referente
exterior

(Principio ns 6)

53 Detalles en: “De la alianza rota (Sinaí) a la alianza nueva y eterna


(Jeremías 11-20 + 30-33)”: RIBLA, 35-36 (,22000), 91-101.
LO gUEEL TEXTO DICE Y
SU REFERENTE EXTERIOR
(Principio n° 6)

Cuando hablamos o escribimos, nos referimos a la


realidad, al mundo que vivimos o experimentamos. El
discurso es el canal por el cual comunicamos lo que in­
terpretamos de las cosas. Nuestro discurso, empero,
puede asumir muchas formas literarias. Es lo que luego
el oyente o lector retoma para volver a esa realidad inter­
pretada. Ésta es exterior al lenguaje, es aquello acerca de
lo cual habla el texto. Se lo llama el referente.
Esta distinción es esencial e importante. Desconocer­
la, ha llevado a lecturas de la Biblia inviables y distorsio­
nadas. Por ejemplo, el mito de la transgresión en Géne­
sis 3 habla en términos simbólicos y míticos sobre un
“acontecimiento” que es puramente textual. Lo que el
texto dice no es la realidad que interpreta. Ésta (el refe­
rente), a la que dicho texto se refiere, no está descrita si­
no solo “interpretada” con un lenguaje determinado. Los
destinatarios originales del relato sabían a qué se refería.
A nosotros nos exige un trabajo de interpretación ulte­
rior para llegar a una posible comprensión del mismo.
De no hacerlo, caemos fácilmente en la alegoresis, que es
la imposición al texto de un sentido previamente conoci­
do (así funciona la alegoría) y que descuida el sentido li­
teral normal.
Un ejemplo fácil para comprender la distinción entre
lo que el texto dice y su referente real es el episodio del
eunuco en Hechos 8,26-40. El ministro real -segura­
mente un judío de la diáspora en peregrinación a Jeru-
salén y no un gentil- está leyendo un pasaje del libro de
Isaías, del llamado “cántico” del Siervo sufriente:

I
98 Hermenéutica Práctica Lo que el texto dice y su referente exterior 99

32Fue llevado como una oveja al matadero, muían en él relecturas midrásicas54 de la tradición del
y como cordero, mudo delante del que lo trasquila, éxodo y del desierto55:
así él no abre la boca.
33En su humillación le fue negada la justicia; 1. Travesía del lago (v.l);
¿quién podrá contar su descendencia? 2. Enseñanza en un monte (w.2-5);
Porque su vida fue arrancada de la tierra” (Hechos 3. La multiplicación de los panes y peces (w.6-13),
8,32-33=Isaías 53,7-8).
relato modelado sobre el episodio del maná en Nú­
Este es el texto. El funcionario comprende lo que dice meros 11;
en lenguaje tan llano. Pero no entiende cuál es su refe­ 4. La orden de recoger los sobrantes “para que no se
rente en la realidad: pierdan” (v .l2-13), como Moisés ordena recoger
una medida del mana sobrante (Éxodo 16,32-34)
El eunuco preguntó a Felipe: “Te ruego me Higas de “para que se conservara” (v.34b);
quién (peri tinos) dice esto el profeta (= el texto, para 5. La proclamación de Jesús como “el profeta que de­
nosotros): ¿de sí mismo o de otro?". Felipe entonces, bía venir al mundo” (v. 14), lo que evidentemente es
partiendo de este texto de la Escritura, se puso a
una referencia al profeta “como Moisés” prometido
anunciarle la buena nueva de Jesús (w.34-35).
en Deuteronomio 18,15.18;
Comprendía el sentido del texto, de las palabras, pe­ 6. La búsqueda por los transjordanos del Jesús desa­
ro no entendía sobre quién estaba hablando dicho texto. parecido (w .22-26), como los israelitas buscaban
Buscaba el referente histórico, que luego le es enseñado a Moisés desaparecido en el monte Sinaí (Éxodo
por Felipe. Ahora bien, ¿qué hace Felipe, ya que el texto 32,1-2);
de Isaías no habla directamente de Jesús? No está ha­ 7. Aquí introduce Juan el discurso de Jesús sobre el
ciendo otra cosa que un ejemplar ejercicio hermenéutico maná (w.32-40), precedido por un planteo de la
de exploración de la reserva-de-sentido del texto proféti- gente (v.31);
co desde el acontecimiento de Jesús. Encuentra en el pa­ 8. Jesús reclama la fe en él como el enviado del Pa­
saje leído un “plus” de sentido que expone a los oídos del dre (v.29), de la manera como los israelitas, al
peregrino a Jerusalén. cruzar el Mar: “viendo Israel... creyeron en Yavé
Este episodio nos muestra claramente la distinción y en Moisés, su siervo” (Éxodo 14,31); ver (los
entre lo que un texto dice y su referente en la realidad, signos) y creer van unidos (v.30) como en la cita
aquello sobre lo cual quiere hablar. del Éxodo. Él esquema se repite en la conclusión
(v.40).

1 Del discurso de Jesús hay que destacar la frase ini­


Ejemplo de los evangelios cial (w.32-33), que es una clave hermenéutica central:

54 El midrás es una forma de relectura de un texto, acontecimiento o


figura existentes en la tradición.
El discurso de Jesús sobre el maná (Juan 6,32-40) 55 Para un estudio previo, cf. J. Severino Croatto, “Jesús a la luz de
las tradiciones del éxodo. La oposición Moisés/Jesús en Jn. 6”: RI­
El capítulo 6 de Juan es una joya teológica. Se acu- BLA, 17 ( 1994:1), 35-45.
100 Hermenéutica Práctica
Principios teológicos 101
32En verdad, en verdad, os digo:
quien bajó del cielo como “Palabra” (1,14). Es la palabra
Moisés no os dio (dédóken) el pan del cielo56;
es mi Padre el que os da (dídósin) el que reemplaza a la de Moisés expuesta en la Torá.
verdadero pan del cielo, Vemos por tanto que el texto de Juan 6 habla del ma­
“ porque el pan de Dios ná, pero el referente, tanto en la tradición rabínica como
es el que baja del cielo en la juanina, es la palabra de Dios. El texto, empero,
y da vida al mundo. crea una oposición. El enviado de Yavé (Moisés) había
dado la Torá en el pasado (según la tradición rabínica),
ad,eIante « “ a1* que el pan -que bala del pero el enviado presente del Padre da ahora su palabra
de vida, que es la que hay que escuchar59. Palabra encar­
£ £ 2 7 ° ,vv'35' "yo soy el pan de ^ y 38'
nada, es también cuerpo y sangre (Juan 6,51.53-58), co­
Podemos detenernos aquí para hacer algunas refle- mo el maná = Torá que se mezclaba en los cuerpos de los
t T• ón e que
o , ! esta
r St Thablando
í ? Un ^el Jesús
¿Per° que lo comían60.
delCUál
textoeS su referei>-
joáneo? ¿Por Descubierto el referente, el texto de Juan 6 amplifica
tencia en el m aná’ y en hacer un a clara su propia reserva-de-sentido, retomando la tradición
dre-? 6 aqUCl 31111161110 y el que ahora da el Pa- desde su cristología.

est° hay que recordar que existía en


aquel momento una importante tradición rabínica en
2
orma de midras, que releía la figura del m aná como una
Ejemplo de los libros proféticos
to d ^ J n p 3 " A<3UÍ eStó d punto esencial- El tex­
t o d e J u a n 6 pone en boca de Jesús un a inversión del
Mrrf ? mlC°- E1 ^ n° 68 el dío (en pasado) El oráculo del Enmanuel (Isaías 7,14)
Moisés otrora -e s decir, la T o ra- sino el que el Padre da
( ótese el presente) en este momento. E l maná es Jesús, Es conocida esta promesa del Enmanuel61. En la tra­
dición cristiana ha prevalecido su interpretación mesiá-
l ^ dd de,° les di° a « W . cita del nica, ya adelantada en los círculos rabínicos. Lo que ha
condicionado esta lectura es la propia re-lectura hecha
* de l0S üemP°s verbales en el v.32 arriba citado
Cf. la Mekilta sobre el libro del Éxodo 1H 17 H uQ= por Mateo 1,23, que cita al profeta en relación con el na­
. hacerte, M e a , p0r « d , s « „ “ ^ e c cimiento de Jesús. Mateo pone un referente nuevo al tex­

E SpH B H
to isaiano.
darte la T o ri i r f r IT ™ deSierto' ^uiere decir para Este pasaje, sin embargo, no habla del Mesías, ni

59 Se puede decir que el referente de nuestro pasaje se deduce por el


rodeo de los métodos histórico-críticos, por el recurso a la tradición
judía (crítica histórica). Esto ayuda a entender mejor de qué está
hablando el texto.
T o r a d a te o fa n ía ^ ^ l ^ i ' n ^ y la s ^ M d u ^ í a ^ J u ^ 'g 's l - S ^ s ^ g u e ^ á s 60 “El pan que yo daré es mi carne” (6,51).
61 Esta es la forma correcta de escribir el nombre ("Emmanuel” es ex­
(i'i-i8) donde ia misma *
tranjerizante).
102 Hermenéutica Práctica

puede hablar de Jesús a esa distancia, lo que no signifi­


caría nada (se trataba de un signo, Isaías 7,14a) para los
oyentes de aquel tiempo. Lo que pasaba con la figura del
Siervo de Isaías 53 (=el Israel del exilio) -releída con el re­
ferente Jesús en la tradición cristiana- acontece también
con la del Enmanuel. En el libro de Isaías el Enmanuel
que está por nacer no debe ser otro, en la mente del au­
tor, que Ezequías, hijo del propio Ajaz pero de una tra­
yectoria muy diferente, tanto que la tradición reflejada
en 2 Reyes 18,7 dice de él que “Yavé estaba con él”
(YHWH 'immoj, equivalente de Enmanuel (‘irnmariü-’el,
“Dios con nosotros”).
Jesús, por lo tanto, no es el referente del texto profé-
tico, pero la relectura cristiana encontró allí una reser-
va-de-sentido que ahora, en Mateo 1,23, se convierte en
nuevo texto, ofrecido a nuestra propia relectura.

La distancia
entre el texto
y su relectura

(Principio ns 7)
LA DISTANCIA ENTRE EL TEXTO
Y SU RELECTURA
(Principio n° 7)

Entre el acto de hablar/escuchar y el de leer se pro­


duce una distancia que favorece la apertura del texto
que se lee.
Es común en lingüística hacer una distinción entre
lengua (langue/language) y habla (parole/speech). Aqué­
lla es el sistema de signos y de leyes que regulan la gra­
mática y la sintaxis; una especie de "canon" que estable­
ce las pautas del sentido. Su base es la estructura, que
supone diferencias, oposiciones y relaciones cerradas
dentro de cada idioma, y que funciona sincrónicamente,
más en el nivel inconsciente que en el reflexivo.
La gramática es un conjunto de reglas, un sistema; y
el diccionario es un depósito de lexemas, cuyo significa­
do es "potencial" (por eso se indican todas las acepciones
posibles).
En el acto de hablar, sin embargo, los vocablos dejan
de ser polisémicos o abiertos, para significar únicamen­
te una cosa, y la frase no es tan solo una estructura lin­
güística sino que dice algo sobre algo.
En el acto de hablar entran tres elementos que cola­
boran para la clausura del sentido:
1. La presencia del emisor (locutor/orador/intérprete)
que selecciona los signos, las palabras o las frases que
convienen para transmitir su mensaje;
2. Un receptor o interlocutor concreto a quien se diri­
ge el mensaje codificado en determinada forma y que sa­
be descifrar, operación instantánea que es una de las
maravillas del lenguaje humano. Cuando escuchamos a
alguien no pensamos en la gramática sino en el sentido
de lo que expresa.
106 Hermenéutica Práctica La distancia entre el texto y su relectura 107

3. Un contexto u horizonte de comprensión común al llegar a ellos62, cuando es leído por otros se genera una
emisor y al receptor, que permite coincidir en la referen­ "distancia" que deja al texto abierto, para ser clausurado
cia o denotación, aquello sobre lo cual versa el mensaje. en las nuevas lecturas. Así sucedió seguramente con las
Sin ese entorno común (lingüístico, cultural, social, geo­ cartas de Pablo, dirigidas a comunidades concretas y pa­
gráfico, y de tantas otras dimensiones como tiene la rea­ ra hablar de sus problemas o preguntas. Al ser recibidas
lidad humana) -que aquí llamamos contexto o realidad- luego por otras iglesias, el texto tuvo que ser "reapropia-
el lenguaje seguiría siendo polisémico y confuso. No se do" por un nuevo acto de interpretación.
entendería de qué se está hablando. 3. Pero lo que sobre todo se modifica es el contexto, o
Por lo tanto, en el acto del discurso -del hablar- tiene "el mundo del texto", como se dice. Cada nuevo lector de
que haber clausura actual de la polisemia potencial de un texto, lo recibe como dirigido a él, y lo interpreta des­
las palabras o de la frase. De lo contrario, sería imposi­ de su propio horizonte de comprensión. Todo texto se lee
ble hablar o “decir algo sobre algo”. desde un lugar, que es este lugar (el de cada uno)63.
Con todo, cuando el discurso cristaliza en un "texto" Los textos de la Biblia participan de estas condiciones.
transmitido se produce un efecto nuevo, esencial para Cuando la leemos o escuchamos, no estamos escuchando
entender lo que es el proceso hermenéutico. Entende­ a los autores, que ya no están y en la mayoría de los ca­
mos el vocablo "texto" en su significado amplio, ya que sos no pueden ser conocidos, sino un texto, en cuya pro­
también puede ser oral. Un mito, por ejemplo, o una ducción ya se operó una distancia entre el locutor o escri­
canción, suelen pasarse de generación en generación por tor originario y su propio producto textual. El emisor, el
vía oral, antes de fijarse como escritura, si alguna vez lo destinatario y el contexto de la producción del discurso o
hacen. texto no están más, y solo podemos partir del texto.
Pues bien, los tres componentes señalados (emisor,
receptor, contexto) se modifican sustancialmente:
1
1. El emisor (= autor) no está presente cuando uno
Ejemplo de los evangelios
lee un texto; no se le puede preguntar qué quiso decir
(eso es posible en la instancia del "habla"). Por más
rasgos de su personalidad que aparezcan en el texto, Los discursos de Jesús en el evangelio de Juan (Juan
por más que el estilo revele su carácter, el escritor ya 13,33-17,26)
no condiciona la interpretación de lo que produjo como
texto. Entre la palabra viviente de Jesús -su proclamación
Por ello, como señalamos en el cap. 7 (principio n° profética en su propio mundo- y los primeros intentos de
5), en el acto de leer leemos un texto y no un autor, y escribirla para las generaciones siguientes, ya se produ­
dicho texto produce sentido por lo que es como estruc­ cía esa distanciación de la que hablábamos hace un mo-
tura lingüística. Lo que el autor quiso decir es dicho por 62 Es lo que se llama la pragmática del discurso. Para un estudio del
el texto. relato de la torre de Babel desde este punto de vista, ver U. Ber-
2. El receptor, o destinatario original del texto también ges, “Lectura pragmática del Pentateuco: Babel o el fin de la comu­
ha desparecido. Su lugar es ocupado por infinitos desti­ nicación”: Estudios Bíblicos, 52 (1994), 63-94.
63 Ver la propuesta de lectura de la Biblia en esta perspectiva en la
natarios nuevos. Si el texto fue construido en función de obra colectiva, F. F. Segovia - Maiy Ann Tolbert (eds.), Reading
destinatarios concretos y con el lenguaje apropiado para From This Place I-II (Fortress Press, Minneapolis 1995).
108 Hermenéutica Práctica La distancia entre el texto y su relectura 109

mentó. La misma se prolonga luego en sucesivas redac­ (3,9-10), al sacerdocio de Betel (7,10-17), a los ricos, a
ciones aumentadas o seleccionadas de aquellos docu­ las mujeres de los hacendados (4,1-3, sobre las “vacas
mentos nacientes. Nuestros cuatro evangelios no son de Basán”), por explotar a los pobres y desvalidos (2,6-
biografías de Jesús sino obras teológicas que exploran, a 8). Había criticado a los jueces venales (5,7.12b. 15; 6,12)
veces ya a mucha distancia, la reserva-de-sentido de las y a quienes reprimían a los profetas como él (2,lia . 12b;
prácticas y de las palabras del Jesús histórico. 7,10-13). Iniquidades todas manifestadas en las instan­
Para dar un ejemplo notable, nos dirigimos a los dis­ cias social, económica e ideológica.
cursos de Jesús en su última cena con sus discípulos. Lo que sabemos de la historia de Samaria, y lo que las
Tales discursos son inimaginables como emitidos por el excavaciones arqueológicas nos testimonian, es que esta
mismo Jesús, en su momento histórico, al grupo de dis­ ciudad capital era próspera y disfrutaba de bastante lu­
cípulos reclutados de un ambiente rural o de pequeños jo, lo que solo era posible para los sectores de poder.
comerciantes o empleados públicos. Suponen un altísi­ Esta tónica de acusación, juicio y amenazas de casti­
mo grado de preparación religiosa y de cultura, que se go recorre casi todo el libro, desde 1,2 hasta 9,10 (el li­
corresponde más bien a un horizonte muy posterior, tal bro se extiende hasta 9,15). Dado que Samaria fue des­
vez de inicios del siglo II d.C. El autor produjo un texto truida para siempre en el 722, fecha en que termina
que fuera una interpretación del misterio del Resucitado, también el reino del norte como reino independiente, no
dador de vida y centro de verdad, para una comunidad hay motivo para dudar de la historicidad global de la
especial ya contactada con el gran movimiento gnóstico predicación de Amós, lo que no implica que los oráculos
que comenzaba a propagarse. se hayan conservado como las ipsissima verba de este
De esta manera, mediante una profunda y osada ex­ profeta. No es el caso de discutir esto ahora.
ploración de la reserva-de-sentido de la tradición jesuá- 2.2 Es importante destacar que estas colecciones de
nica, el autor construye estos discursos de Jesús -por­ oráculos de juicio fueron transmitidas de una manera u
que así deben aparecer a sus lectores- que son interpre­ otra, probablemente no en la forma redaccional que lee­
tación de la realidad vivida, con sus conflictos pero tam­ mos ahora. Por otra parte, no sabemos de qué modo ta­
bién sus esperanzas. El misterio de Cristo es así enten­ les colecciones se conservaron en el sur, o sea en el rei­
dido “a distancia’’ respecto del Jesús histórico, pero “en no de Judá. ¿Tal vez por haber sido Amós un profeta su­
presencia” respecto del momento vivido. reño?
Lo cierto es que, en su etapa de transmisión en el rei­
no de Judá, o incluso después de la ruina del mismo en
2 el 586, el texto recibió adiciones que implicaban a este
Ejemplo de los libros proféticos reino. Tal es el caso, por ejemplo, del oráculo de 2,4-5,
que no armoniza temáticamente con los siete restantes,
dirigidos contra varias naciones vecinas y que culminan
La doble distanciación en el libro de Amós con un fuerte y extenso oráculo contra Israel (2,6-16).
Ahora, en cambio, se critica a Judá por transgresiones a
2.1 El profeta Amós había predicado en el reino del la Ley y por andar detrás de otros Dioses, identificados
norte o Israel a mediados del siglo VIII a.C. Había denun­ como “mentiras” (v.4b). Todos los oráculos contra las na­
ciado los pecados de las clases dirigentes de Samaria ciones vecinas las acusan de crímenes de guerra o con­
110 Hermenéutica Práctica La distancia entre el texto y su relectura 111

tra el derecho de gentes, y el dirigido a Israel enfatiza los 13He aquí que vienen días -oráculo de Yavé-
pecados de opresión social y la represión a los profetas. en que el arador empalmará con el segador
La diferencia es perceptible y clara. y el pisador de la uva con el sembrador;
destilarán mosto los montes
El inicio de 6,1 (“¡Ay de aquellos que se sienten segu­
y todas las colinas se derretirán.
ros en Sión”) puede obedecer al mismo criterio de am­ 14Entonces haré volver a los deportados de mi pueblo
pliación a Judá de la crítica a Samaria que sigue. Israel;
Tenemos por tanto una primera distanciación, que reconstruirán sus ciudades devastadas, y habitarán
encuentra en la antigua palabra del profeta Amós una en ellas,
reserva-de-sentido extensible a Judá (los textos indica­ plantarán viñas y beberán su vino,
dos). harán huertas y comerán sus frutos.
Hasta este momento, el texto global de 1,2 a 9,10 con­ 15Yo los plantaré en el suelo,
y no serán arrancados nunca más
tiene solamente acusaciones, amenazas de juicio, inver­
del suelo que yo les di,
sión de situaciones y exilio. Todo es negativo y condena­
dice Yavé, tu Dios.
torio. Judá queda asociada a Israel en el pecado y en la
iniquidad. Lo que era una acusación genérica en 2,4 La primera de estas dos magníficas promesas se re­
(transgresión de la Ley y afición a las “mentiras") se ha­ fiere a la restauración de Judá, devastada territorial­
ce concreto a través de la aplicación a Judá de los peca­ mente por Edón y otras naciones. La segunda concierne
dos y crímenes específicos dichos de Israel. Judá es aho­ a la recuperación fantástica de la economía (v. 13) y el re­
ra destinataria del texto al igual que Israel. torno de las diásporas que disfrutarán de esa tierra re­
2.3 Una segunda distanciación se produce cuando, florecida en su producción agraria. En los textos proféti­
mucho tiempo después, destruido ya el reino de Judá, cos tardíos, de la época de las diásporas, “Israel” (v. 14a)
desintegrado el país entero, desperdigado entre las na­ ya no es el reino del norte sino una apelación al antiguo
ciones, y con una economía desastrosa en los territorios Israel total, ahora desintegrado por el destierro y la dis­
conquistados, otro autor enuncia dos oráculos de salva­ persión.
ción, sea en forma independiente y luego incorporados al De modo que este cierre del libro de Amós “imagina”
texto transmitido de Amós, sea como compuestos direc­ un futuro venturoso de restauración total.
tamente para terminarlo en forma positiva, como sucede Con esta segunda distanciación, el texto final de
con la mayoría de los libros proféticos64. Amós equilibra las acusaciones (como “memoria” pasa­
Los dos anuncios son los siguientes: da) con la esperanza para sus destinatarios.
Se comprueba de esta manera que:
11El día aquel yo levantaré la cabaña de David ruinosa, 1) Mayor es la distancia respecto del autor, mayor di­
repararé sus brechas y restauraré sus ruinas,
mensión adquiere la relectura de un texto.
12para que hereden lo que queda de Edón
2) Inversamente, cuanto mayor es la riqueza semán­
y de todas las naciones sobre las que se ha invocado
mi Nombre, tica de un texto, más alejado queda su autor de la men­
oráculo de Yavé, que así lo hará. te del intérprete.
Un resumen de lo expresado en este parágrafo puede
64 Ver el artículo ya citado sobre “La estructura de los libros proféti­ verse en el diagrama siguiente:
cos (las relecturas en el interior del corpus profético)”: RIBLA n° 35-
36 (2000:1-2) 7-25.
112 Hermenéutica Práctica
La distancia entre el texto y su relectura 113

Nótese la alternancia entre polisemia y clausura del


sentido. La clausura se da precisamente en las dos ins­
tancias de la comunicación concreta, la del que emite un
mensaje (el "habla") y la del texto-mensaje en su prime­
ra emisión. En esta última hay una exploración-del-sen-
tido, ya que en la lectura de un texto suele haber un plus
de significación que sobrepasa lo que el locutor origina­
rio, o el mismo autor, quiso decir.
Este fenómeno de la relectura no implica tergiversar
el mensaje originario de los textos bíblicos, sino verlos
desde otra perspectiva. Para "enfocar" correctamente
su sentido es imprescindible estudiarlos como textos
que son, para lo cual es inestimable la contribución de
los métodos histórico-críticos, del análisis socio-histó­
rico, de la semiótica y de las ciencias del lenguaje en
general. Pero queda en ellos un "delante", una invita­
ción a ser leídos de nuevo, creativamente, desde la vi­
da. Allí está el aporte hermenéutico, de la realidad al
texto.
Es muy frecuente, además, encontrar con sorpresa
que la nueva lectura de ciertos textos que se hace con
una preocupación vital redescubre el sentido en la línea
que lo hace también un buen análisis exegético con una
aproximación socio-analítica.
Esto sucede especialmente en la perspectiva de lectu­
ra latinoamericana, o de los pueblos más pobres, o de los
pobres dentro de los países ricos. La razón está en que
el “horizonte de comprensión” es equivalente en ambos
casos. Tanto la producción final de los textos bíblicos
cuanto la experiencia de su lectura en los pueblos más
Diag

pobres, excluidos o sometidos, se ubican en un marco de


la realidad parecido. La sintonía, por lo tanto, resulta
comprensible, además de ser fecunda.
Por esta misma razón, también, hay que reconocer la
existencia, dentro de la Biblia, de pasajes o textos ente­
ros que reproducen los intereses de las clases dominan­
tes, como la sacerdotal. Tal es el caso del “proyecto del
templo” del sector sadoquita de la época persa y de la he­
114 Hermenéutica Práctica

lenística inicial65. Pero aun estos textos contienen la otra


referencia al contexto global de dominación imperial. Por
eso no es extraño encontrar en ellos la “memoria de la li­
beración” que caracteriza al conjunto de la Biblia.

Sobre el
círculo
hermenéutico

(principio n* 8)
Conviene tener en cuenta diversos trabajos de Sandro Gallazzi so­
bre esta temática: “De nada vale la grasa de los holocaustos. Una
crítica al sacrificio del segundo templo”: RIBLA, 10 (1991), 55-69;
“El proyecto sadocita del segundo templo. Éxodo 24-40”: RIBLA, 23
(1996), 118-126; “Aspectos de la economía del segundo templo. No
abandonaremos más la casa de nuestro Dios (Ne 10,40)”; RIBLA,
30 (1998), 55-72; “Jubileo; ¡Aquí y ahora!”; RIBLA, 33 (1999), 61-
75; “Filhos de Israel na Lei e nos Profetas”, en G. Hansen (ed.), Los
caminos inexhauribles de la Palabra (Las relecturas creativas en la
Biblia y de la Biblia). Homenaje aJ. Severino Croatto, Buenos Aires,
Lumen, 2000, 207-240.
Sobre el circulo hermenéutico
(Principio n° 8)

Los textos bíblicos no contienen un "depósito" cerra­


do, ni se agotan con el sentido pretendido por sus auto­
res, quienes escribieron en situaciones históricas muy
definidas, que no son las nuestras.
Por el contrario, son abiertos, polisémicos, y reclaman
una nueva "clausura" que tiene lugar en toda lectura que
parte de la vida. Entrar en el texto (eis-égesis) desde lo
que somos ahora, en nuestro contexto socio-histórico,
para salir de él enriquecidos con un mensaje pertinente,
es describir una especie de "círculo hermenéutico" com­
pleto (ver el cap. 2, parágr. 8).
Conviene hacer dos precisiones para entender correc­
tamente el “círculo hermenéutico”:
1. Partir solo del texto (ex-égesis), en base a los méto­
dos histórico-críticos (lo que es importante de cualquier
manera) o repitiendo lo que otros escribieron, o conten­
tándose con la lectura hecha tradicional, significa dejar de
lado la propia experiencia humana como entrada al texto,
cuyo aprovechamiento se reduce entonces más a una
aplicación que a un redescubrimiento de su pertinencia.
2. Tampoco se cierra el círculo hermenéutico cuando
la lectura tradicional se asume como final y normativa,
o cuando se practica una “aproximación” superficial -y
no una entrada propiamente dicha, que supone estudio-
ai texto bíblico con la pretensión de estar realizando un
acto hermenéutico. En la lectura popular de la Biblia
puede darse este debilitamiento en el acceso al texto. En
cambio, cuando se busca una auténtica llegada herme­
néutica al texto, se reclama el estudio o el asesoramien-
to para explorar su querigma en profundidad.
118 Hermenéutica Práctica Sobre el circulo hermenéutico 119

Para comprender en general las exigencias de un emigraciones, búsqueda de la tierra, salida de la opre­
circulo hermenéutico” integral, veamos un ejemplo sión en tierra extranjera. En especial, desde la salida de
general. El Pentateuco es el libro fundamental de Is­ Egipto (Éxodo 12,37) los hijos de Israel recorren un iti­
rael, asumido com o tal también por la tradición cris­ nerario larguísimo que, si nos fijamos bien, no termina
tiana, tanto en su teología textual como mediante las en la tierra de la promesa sino frente a ella, en las este­
relecturas tipológicas66(Adán, Isaac, Moisés como ti­ pas de Moab (Números 22,1, que describe el punto final).
pos de Cristo, etc.). Para el judaismo es fundamental­ ¿Por qué es así?
mente una Torá, un estatuto que regula las institucio­ b) Desde la primera parte, las tradiciones de los pa­
nes religiosas y sociales de Israel. Los trabajos críti­ triarcas, Yavé promete una y otra vez la tierra para su
cos, por su parte, han dado mayor relieve al hecho descendencia. Ahora-bien, cuando se termina de leer el
Pentateuco no hay todavía nada de su cumplimiento. To­
claramente comprobable, de que las leyes son dadas
siempre en contextos vitales e históricos concretos. El do es “todavía no”. ¿Por qué es así?
La explicación es simple. El Pentateuco fue cerrado,
entateuco no es un código de leyes sino una historia
como lo leemos ahora, en la época persa tardía, en ple­
salutis o “historia salvífica” en la que Yavé establece
na situación de diáspora, de desintegración del antiguo
de a poco las normas para formar una comunidad es­
pecial. Israel, de úna tierra reducida al mínimo y como provin­
cia imperial persa (la provincia de Y'hüd). ¿Como, en ta­
Pareciera, con todo, que el esfuerzo por comprender
les condiciones, se podía contar una historia de libera­
el Pentateuco se detiene allí. Si ingresamos a su lectu­
ción y del don de la tierra, de una tierra que ya no se tie­
ra atenta desde, por ejemplo, las situaciones de exilio
ne más. ¡Y una liberación del dominio de las naciones
o dispersión, sufrimiento y desintegración, tan fre­
que ua no era realidad!
cuentes en los países pobres o subdesarrollados se Narrar así una historia pasada era de mucho nesgo.
establece una nueva circularidad hermenéutica con el Significaba que Yavé había abandonado a su pueblo,
texto. Se vuelve a su lectura, y se descubren cosas no­
aunque fuera por sus culpas67.
tables, que no están escondidas sino a la vista Por En tales circunstancias, pues, los redactores del Pen­
ejemplo:
tateuco supieron dejar abiertas las promesas como pa­
a) Dentro del Pentateuco tienen gran incidencia lite­ ra que los lectores entendieran que, al ser todavía futu­
raria y teologica los viajes, peregrinaciones, marchas, ras, se cumplirían en su propia historia.
Leído de esta manera, el Pentateuco deja de ser pura
t t CtU? üpológica establece una correspondencia entre dos acon­ historia + leyes, para convertirse en querigma, o sea en
tecimientos, personajes o representaciones, para señalar que la pri­
mera realización era solo una prefiguración de la segunda. Así, el se­ mensaje de esperanza.
gundo Adán es mas significativo que el primero. El Nuevo Testamen-
ttadSST* mnumerDa® fg uras tipológicas. El principio mismo de la
1° ,eXpresa Pabl° en la Corintios 10:11 con estas palabras
- No hay que sobredimensionar esta cuestión del castigo que de­
bió ser más consciente -al menos en la lectura profetica- para
refendas a los acontecimientos de la travesía por el desierto: generación que vivió los sucesos del 586 y de los anos s ^ e ^ e s .
Par a l as generaciones más distanciadas, la cuestión se P» b a
Típicamente (tupikós) [o “en figura”) les sucedió (esto) en otro nivel, el del interés y presencia de Yave. Por eso el 2
a aquellos, pero fue escrito para nuestra corrección. Isaías no critica a sus destinatarios por pecados de injusticia e
Sfquldad S » por su falta de fe en Yaué y !a fascinación por los
lo’ Parf (nos° trosl" es lo más relevante. Sobre esto ver
lo ya anotado en el cap. 2, parágr. 11 . “otros" Dioses.
120 Hermenéutica Práctica
Sobre el circulo hermenéutico 121
Con un a nueva vuelta hermenéutica, nosotros mis­
que se trata de la idea que sigue, a saber que el Mesías
mos lo leemos en sintonía con esta perspectiva que co­
-según los profetas, por supuesto- debía70 padecer pa­
mo señalamos, está en la obra y no es rebuscada68.
ra así ser glorificado. Tal afirmación, sin embargo, no
se encuentra en ningún escrito profético. Ni Zacarías
1 12,10 (“mirarán al que traspasaron”, citado en Juan
Ejemplo de los evangelios 19,37b) se refiere al Mesías en ese libro71. Se puede in­
tuir con todo una referencia al cuarto “cántico” del
Siervo de Yavé en Isaías (52,13-53,12), figura que re­
presenta en el Nuevo Testamento la gran clave herme­
2A E\3- 35) ° lUCan° ^ ^ dÍSCÍpuloS * Emaüs ^ucas néutica para comprender la muerte-resurrección de
Jesús. No que el texto isaiano se refiera a un Mesías
Esta historia ha ejercido siempre una gran fascina­ muerto y resucitado o glorificado, sino que la interpre­
ción, por lo emotiva, por su significación teológica, y has­ tación cristiana -más que del mismo Jesús- ya había
ta por su construcción literaria69. Vamos a tomar, para encontrado en aquel relato una reserva-de-sentido
nuestro proposito, la interpelación de Jesús a Cleofás v cristológica. La reserva-de-sentido explorada, a su vez,
a su compañero o tal vez compañera, consternados am­ se convierte en texto (oral, al menos, antes de su pues­
bos por las cosas que habían pasado con él (w 18-24) ta por escrito).
Les dice: ’’
De modo que -para decirlo en otras palabras- la re­
lectura ahora es texto virtual para la interpretación cris­
¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer acerca
de todo lo que dijeron los profetas! tiana de Isaías. Por eso Lucas puede no solo poner en bo­
¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entra­ ca de Jesús, por anticipado, aquella interpretación “je-
ra asi en su gloria? suánica” del texto profético, sino también dar por enten­
Y empezando por Moisés y continuando por todos los dido que dicha lectura es normativa en los ambientes
profetas, les interpretó (dierméneusen) a través de to­ cristianos para los que escribe.
das las Escrituras lo que había sobre él (w.25-27). Tenemos aquí un excelente ejemplo -y se podría aña­
dir que también un paradigma- de "circularidad herme-
incE1 pla? teo inicial es la recepción por la fe de lo que
los profetas dijeron. ¿Pero qué dijeron? Se entiende
70 El verbo “deber/ser necesario” es particularmente preferido por Lu­
cas, quien le da una fuerza especial, como si se tratara de cosas de­
estud.i0 máf completo, ver J. Severino Croatto, "Éxodo I-
5. Algunas claves literarias y teológicas para entender el Pentn finidas desde los misterios de Dios (cf. Lucas 2,49, “debo estar en las

nfrtf 52 ,Madrid Í994J167-194. -The Functioñ cosas de mi Padre”; 4,43, “debo evangelizar...”; 12,12; 13,14.16.33;
15,32; 18,1, “sobre que es necesario orar siempre”; 22,7; 22,37, “lo
escrito debe ser consumado en mi”, y 24,44). Lo mismo en los He­
[ír fT S l “ >« OPPreased People)-, en Ingrid R oa, KItzbem r
chos: 1,16.21; 3,21; 4,12; (5,29; 9,6); 9,16 (“cuanto debe él padecer
ge IM S M 5 l " Londres. Ftoutled- por el Nombre”), 14,22; 16,30; (18,21); 19,21.36, etc.
71 El contexto tiene que ver con la liberación de Jerusalén frente a las
naciones. Siete veces se repite en el capítulo 12 la fórmula “aquel
día”, que indica un estadio tardío en la composición. Atribuido el
contenido a Zacarías, “aquel día” se proyecta intencionalmente al
horizonte de la producción del texto.
122 Hermenéutica Práctica Sobre el círculo hermenéutica 123

néutica”. Del acontecimiento de Jesús (su muerte y glo­ 2.1


rificación) se explora un “plus” de significación en el tex­ Hay que ir al texto de Jeremías para ubicarse
to isaiano sobre el Siervo sufriente. Esta relectura, lue­ en la perspectiva de la oración de Daniel72
go, aparece como la del texto.
La relectura se hace texto, como fue señalado más Pues bien, la referencia del capítulo 25 está en el cen­
arriba. tro estructural del libro73y la de 29,10 está en la carta a
Así se entiende la segunda parte de la interpelación los cautivos en Babilonia (29,1-23), en una sección que
de Jesús, sobre el “era necesario” que el Mesías padecie­ rodea el centro textual señalado74. En los dos casos el Je­
ra para de esta manera entrar en su gloria (v.26). La lec­ remías histórico -en la medida en que podemos afirmar­
tura de Isaías hecha relectura en su circularidad herme­ lo en general- indica que Nabucodonosor es el instru­
néutica permitía desprender esta deducción. mento de Yavé para castigar los pecados persistentes de
También se comprende la conclusión que hace Lucas su pueblo mediante la destrucción de Judá. Esta persis-
en el v.27 sobre la catequesis del mismo Jesús. Él apa­ tenciay obcecación aparece enfáticamente marcada en el
rece de este modo como el exégeta, o mejor, el hermeneu- gran oráculo central que inicia el capítulo 25:
ta de sí mismo, sobrepasando inclusive a los mismos
Desde el año trece de Josías... hasta este día, veinti­
profetas para remontarse al Pentateuco (Moisés) y “a to­
trés años hace que me es dirigida la palabra de Yavé
das las Escrituras”. La expresión final “sobre él” es el
y os la he comunicado puntualmente, pero no habéis
efecto especular de la exploración de la reserva-de-senti­
escuchado... (v.3).
do de las Escrituras leídas en forma circular desde el
acontecimiento mismo de Jesús. El “no habéis escuchado” suena como un estribillo re­
petido (w.4b.7a.8b). El juicio contra la nación pecadora,
por lo tanto, es esperado, y se formula en lenguaje polí­
2 tico.
Ejemplo de los libros proféticos La predicación de Jeremías, oral o escrita, toda de él
o de sus discípulos, es recogida y elaborada por la tradi­
ción. Se hace texto que se transmite.
La profecía de las 70 semanas en Daniel 9 (w.2 + 2 lb-
27, desde “cuando Gabriel...”).

En el v.2 del cap. 9 se plantea el caso. Daniel se pone


en oración para entender la profecía de Jeremías 25,12
y 29,10 sobre la duración de la cautividad en Babilonia.
72 Suponemos que el lector sabe que el “Daniel” de la época del exilio
El texto actual de Daniel 9 está recargado de una “con­ es una figura literaria. El real autor del texto se mueve en el hori­
fesión de los pecados” (w .3-2la ) de estilo deuteronomis- zonte del siglo II, en plena persecución de Antíoco IV, monarca se-
ta que se sale desde todo punto de vista de los moldes léucida opresor.
73 Ver el trabajo de Jorge Torreblanca, "Jeremías: Una lectura estruc­
del género apocalíptico. Por eso nos quedamos con el
tural”: RIBLA 35-36 (2000:1-2) 68-82, (pág. 73-74).
texto indicado arriba en el título. 74 Ibid., 80-81.
124 Hermenéutica Práctica
Sobre el círculo hermenéutico 125
2.2
mías histórico, sino en el horizonte de la caída de Babi­
¿Qué pasaría algún tiempo, o algunos siglos, des­
lonia por la entrada en escena de Ciro el persa. Hasta se
pués del Jeremías histórico?
puede deducir que el número 70 -evidentemente simbó­
lico- guarda una relación posible y global con la dura­
Su palabra, válida para aquel tiempo, requería una
ción de la crisis desde el oráculo contra Joaquín76 en su
prolongación en una dirección nueva. Se necesitaba una
cuarto año (605/604) según 25,1 hasta la llegada de Ci­
voz de esperanza y optimismo en el seno mismo de la
ro (539). Es posible. Lo importante es que la relectura se
desgracia ya vivida durante largos años. Dicha voz pro-
hace texto de Jeremías. Entonces la promesa se lee des­
fética y terrible ya no era actual para las generaciones
nuevas. de Jeremías, desde la distancia de su predicación. De
En tal situación no se pierde la palabra de Jeremías, esa manera, esta palabra de esperanza no queda aislada
pero se explora su reserva-de-sentido en la línea de pro­ sino que se inscribe en un plan de Yavé a larga distan­
fundizar el plan divino hacia Israel. Yavé no destruye pa­ cia.
ra aniquilar del todo sino para purificar y reiniciar su En los términos de nuestro estudio, es otro caso cla­
proyecto salvífico en la justicia y el bien. Y esto no es po­ ro y coherente de primera “distanciación” (retomar la in­
sible quedándose en la postración indefinida. troducción al cap. 9).
De ahí la profunda relectura de los dos oráculos de
Jeremías. Se adosa la misma inmediatamente después 2.3
del texto transmitido: La segunda “distanciación”
Luego, cumpliéndose los setenta años, visitará al rey
Se produce mucho tiempo después, cuando aquella
de Babilonia y a dicha gente por su delito -oráculo de
Yavé- y a la tierra de los caldeos, trocándola en rui­ palabra-de-la-relectura (la profecía de los setenta años
nas eternas (25,12). de Babilonia) es prolongada una vez más mediante una
Al filo de cumplírsele a Babilonia setenta años, yo os nueva extensión, para que la “promesa” alcance a los
visitaré y confirmaré sobre vosotros mi favorable pro­ destinatarios del libro de Daniel como todavía no cumpli­
mesa de volveros a este lugar (29,10). da pero realizable en el corto plazo. Es el mismo esque­
En la primera cita se añade el anuncio de una inver­ ma que en el caso analizado más arriba sobre la compo­
sión de situaciones, que consiste en descargar sobre Ba­ sición del Pentateuco.
bilonia nada menos qué las amenazas anunciadas con­ Por eso, conviene considerar algunos elementos sig­
tra Judá y Jerusalén, “todo lo que está escrito en este li­ nificativos de la gran relectura apocalíptica encriptada
bro” (25,13)75. En la segunda, un oráculo dirigido perso­ en Daniel 9,21b-27. El principal de ellos es la transpo­
nalmente a los desterrados, se les promete claramente la sición de los setenta años a setenta semanas de años.
vuelta de la cautividad (29,10b). Con esto, se desplaza el horizonte de la relectura sobre
Estos anuncios tienen sentido, no en boca del Jere- la caída de Babilonia (2.2) y resulta un lapso temporal
de 490 (= 500) años. De esa manera, se produce un efec-
75 El 3“ Isaías es el bloque profético que más destaca el motivo de la to-de-sentido especial, ya que ahora se reconecta la an­
inversión de situaciones. Cf. nuestro comentario, Imaginar el futu ­
ro. Estructura retórica y querigma del Tercer Isaías. Isaías, 56-66,
76 Es el Joaquín padre (en hebreo, y'hóyaqim), antecesor de su hijo
Buenos Aires, Lumen, 2001 (pág. 535 del índice temático).
Joaquín (hebreo, y'hóyakin).
126 Hermenéutica Práctica Sobre el círculo hermenéutico 127

tigua profecía de Jeremías con el momento histórico que sencia del opresor Antíoco IV. La descripción del prínci­
vive el autor del texto y sus destinatarios. Estamos así en pe recuerda otros pasajes del libro: “concertará con mu­
el siglo II a.C., durante la crisis de la helenización en Ju- chos una firme alianza (cf. 11,30.32; 1 Macabeos 1,11)
dea. El tiempo de las “setenta semanas de años” -una ci­ durante una semana; a la mitad de la semana hará cesar
fra que sigue siendo simbólica y no exacta- sobrepasa el el sacrificio y la oblación, y en el ala77estará la abomina­
momento preciso de la crisis para anunciar el de la libe­ ción de la desolación78” (v.27, y cf. 11,31: 12,11 con Ma­
ración, que debe ser después. El lenguaje del v.24 se re­ teo 24,15).
fiere al tiempo final de la salvación: Es el momento de la máxima persecución contra el
pueblo judío, especialmente en Jerusalén. La última se­
Setenta semanas están fijadas sobre tu pueblo y tu mana -el tiempo de la gran crisis o angustia- se divide
ciudad santa
en dos, para señalar que el momento más crítico está en
para poner fin a la rebeldía,
la mitad. Con este recurso, la segunda mitad es la que
para grabar el sello a los pecados,
para expiar la iniquidad, permite entrever la esperanza de la liberación.
para instaurar justicia eterna, Este tiempo de la liberación, anunciado anticipada­
para sellar visión y profecía, mente en el v.26 final y retomado en el v.27 final, se de­
para ungir el santo de los santos. nomina “el fin” (ver también 10,14; 11,27.35.40).
Hemos recorrido de esta manera el proceso de relec­
El objetivo final será la reconsagración del santuario turas sucesivas de un anuncio original contra Jerusalén,
profanado por Antíoco IV. Será el tiempo de la interven­ una de ellas de corto plazo (setenta años) contra Babilo­
ción definitiva de Dios (de la “justicia [= liberación] eter­ nia y la otra de largo plazo (setenta semanas de años)
na”). contra el imperio seléucida representado en Antíoco IV.
Con una preocupación típica de la apocalíptica, que El texto primitivo de Jeremías nunca fue borrado. De
gusta periodizar la historia, el espacio de las setenta se­ esta manera se logran dos resultados: por un lado, el
manas de años se subdivide en cuatro tramos: mismo permanece como “memoria” que explica el casti­
- Siete semanas “desde el instante en que salió la or­ go; por el otro, aparece con mayor relieve la relectura
den de construir Jerusalén hasta un príncipe ungido” misma, que no surge del vacío sino que se desprende de
(v.25a), alusión probable al advenimiento de Ciro, el per­ un texto transmitido por la tradición.
sa. 2.4 Esta cadena de relecturas sucesivas que fueron
- Sesenta y dos semanas para que “plaza y foso sean configurando un “círculo hermenéutico” desde la reali­
reconstruidos, pero en la angustia de los tiempos” dad al texto y de éste a la vida, se continúa naturalmen­
(v.25b). Tal vez el largo tiempo de la presencia persa, fa­ te en las relecturas actuales. Un defecto de éstas, a ve-
vorable a la reconstrucción del templo.
11 Del templo, se entiende.
- Luego de estas sesenta y nueve semanas “será su­ 78 Alusión a la instalación de la estatua de Zeus en el santuario de Je­
primido un ungido y... no será de él” (v.26a, referencia rusalén. La expresión “abominación de la desolación” es una fór­
posible al martirio del sumo sacerdote Onías en el 171, mula críptica: en hebreo shiqcfusún ( abominaciones ) está en lugar
cf. 2 Macabeos 4,30-38). Pero sobre todo “destruirá la del nombre del Dios ajeno (Baal / Zeus, etc.) y rrfshomem es una
aliteración de shamem (“cielos”). El conjunto de la fórmula se refie­
ciudad y el santuario el pueblo de un príncipe que ven­ re al Dios Baal Shamem o "Baal de los cielos”, reemplazado en es­
drá (v.26b). No es difícil entender este oráculo de la pre­ te caso por su equivalente griego Zeus.
128 Hermenéutica Práctica

ces, consiste en depender de una interpretación literal y


cerrada del texto de Daniel 9, sacándolo de su propio
contexto de producción, que es negado79.
Pero es legítimo extender su “sentido”, no su literali­
dad, al momento de la lectura. Ésta, ahora hecha relec­
tura, es en realidad un nuevo texto. Y hay que admitir
que esta relectura-nuevo texto no es el texto de Daniel, y
que puede desvanecerse cuando aparezca una nueva re­
lectura en un nuevo contexto histórico.

Recursos
literarios
retóricos para
las lecturas

79 Se toma el relato y la figura de Daniel como históricos, sin enten­


der que aquél es un relato del siglo II a.C., horizonte en el cual es­
tá situado el referente histórico del texto del cual éste surge como
mensaje concreto de esperanza en ese contexto.
RECURSOS LITERARIOS RETÓRICOS
PARA LAS RELECTURAS

Toda relectura, si no reemplaza al texto anterior, de­


be adosarse al mismo, de varias formas:
Dado que siempre se lee desde un lugar (el contexto
de lectura), los textos van perdiendo su propio referen­
te80, sobre todo cuando no está explícito en él. Pero inclu­
so cuando lo está, se desfigura y pierde realidad históri­
ca concreta. El lector inquiere por un nuevo referente. La
sintonía entre el texto y la realidad contextual permite
que aquél sea un mensaje con significación real. Si ya no
hay sintonía, el texto es transformado. Es lo que ya he­
mos llamado una relectura hecha texto.
Ahora bien, hay recursos variados para expresar es­
tas relecturas. Las mismas se acomodan dentro de un
texto de varias formas, retóricas las más de las veces.
Retóricas, porque ayudan a una comunicación expresiva
y reforzada del mensaje propuesto con las palabras. En
concreto, las relecturas tienen cada vez un lugar oportu­
no dentro del texto que se va configurando.

1
Ejemplos de los evangelios

1. El viaje de Jesús aJerusalén (Lucas 9,51-19,44).


2. El Jesús lucano que ora (Lucas 3,21; 6,12; 9,28;
10,21-22; 11,1; 22,41-45; 23,34.46).
Tomamos dos temas del evangelio de Lucas para ilus-

80 Recordar el Principio n° 6 (cap. 2), y el desarrollo del cap. 8.


132 Recursos literarios retóricos para las relecturas 133
Hermenéutica Práctica

miento, anticipado al lector para que mida la significa­


trar el proceso hermenéutico de enriquecimiento de una
tradición por medio de su misma modificación, como for­ ción de lo que está leyendo. El segundo no es puramen­
ma de actualizarla para una nueva situación. te topográfico sino teológico. Esa asunción es la subi­
da a Jerusalén, pero simultáneamente a la gloria. Vuel­
ve a aparecer en el relato de la ascensión en Hechos
1.1
El viaje de Jesús a Jerusalén (Lucas 9,51-19,44) 1,11, donde se aclara que es “al cielo”.
Con otro vocabulario, no menos significativo, y en un
contexto de glorificación, Lucas refiere en su relato de la
El evangelio de Lucas es el único que ignora los varios
transfiguración, a poca distancia del unció del viaje a Je­
viajes o peregrinaciones de Jesús a Jerusalén, para las
rusalén (9,28-36), que Moisés y Elias, al aparecer en glo­
fiestas o con otro motivo. Organiza los episodios de su
ria conversando con Jesús transfigurado hablaban de
narración en tres fases temporales y tres ámbitos geo­
su éxodo, que estaba por cumplir en Jerusalén (v.31).
gráficos: Galilea (2,39-9,50), un único viaje a Jerusalén
Éxodo o asunción en Jerusalén es la muerte en la cruz
pasando por Samaría (9,51-19,44), y la actividad en la
seguida de la glorificación.
propia ciudad santa (19,45-24,53).
Pues bien, este suceso eminente y salvífico empieza a
¿Por qué esta variación?
desplegarse en 9,51 con la iniciación del gran viaje a la
Para el tercer evangelio Jerusalén es el epicentro de la ciudad de Jerusalén, santa pero represora de los profetas.
salvación. Nótese que la obra empieza con una escena en ¿Qué es lo que ha hecho Lucas? ¿Ha manipulado sus
Jerusalén (en el templo, cf. 1,5-25), contiene al lado del fuentes, tergiversando los hechos de la tradición? En un
centro estructural (13,31-33) una referencia de Jesús a la texto religioso la facticidad histórica es apreciada si al
ciudad (13,34-35) y el último episodio es la vuelta de sus mismo tiempo manifiesta una reserva-de-sentido. De otra
discípulos a Jerusalén (al templo, cf. 24,52-53). Pero la manera, esta reseiva es buscada y luego expresada con
ciudad es también “la que mata a los profetas” (13,34). la re-escritura del acontecimiento.
Lucas, por lo tanto, quiere demostrar que el viaje de Es lo que pasa con nuestro gran relato del viaje de Je­
Jesús a Jerusalén es la marcha de un profeta al lugar sús a Jerusalén. Como lo leemos en Lucas, la subida de
crítico por excelencia -el lugar del poder y de las institu­ Jesús ya no es una ida común a Jerusalén sino un acon­
ciones- donde encontrará la muerte. Su peregrinación, tecimiento de consecuencias trascendentales81. Lo mis-
por ende, tiene una significación precisa. Este profeta
sube a Jerusalén con una misión definida, y no puede 81 El uso del topónimo Ierousalém en los w.51.53, y en general en la
doble obra lucana, es un indicio más. La designación común, pu­
retroceder ( se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén”,
ramente topográfica, de la ciudad es Ierosóluma, como en 2,23 y
lit. “puso dura su cara para ir a Jerusalén”, 9,51b). 23,7. En la carta a los Gálatas Pablo usa esta última forma cuan­
Pero además, la solemnidad del viaje está marcada do habla de su viaje a Jerusalén {1,17-18; 2,1), pero la primera en
por esta descripción, más teológica que histórica: 4 25-26, cuando hace la tipología (“alegoría”, según el v.24) entre la
Jerusalén “de ahora” y la “de arriba”). Los LXX emplean normal­
Sucedió empero que al llenarse (en tó sumpléroüsthai) mente la forma Ierousalém. Por eso algunos intérpretes senalan
los días de su asunción (tés analémpseós autoú), él mis­ que esta designación era la normal en el judaismo de la diaspora y
que no habría que darle un contenido teológico especial (J.
mo se afirmó para marchar hacia Jerusalén (9,51a).
Murnhv-O’Connor, “Ierosoluma/Ierousalém in Galatians”: Zeitsch-
Los dos términos destacados tienen una particular riftjü rd ie neutestamentliche Wissenschaft 90 11999) 280-281), pe­
significación. El primero alude a un tiempo de cumpli­ ro no discute el uso lucano.
134 Recursos literarios retóricos para las relecturas 135
Hermenéutica Práctica

Bautizado Jesús, al punto subió del agua, y he aquí


mo es dicho en una forma casi sacral en 18,31, cerca ya
que se abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios
de Jerusalén. Jesús convoca a los doce y les dice:
descendiendo... (Mateo 3,16).
He aquí que estamos subiendo a Jerusalén, y serán Fue bautizado en el Jordán por Juan, y de inmedia­
consumadas (telesthésontai, lit. “habrán llegado a su to subiendo del agua vio los cielos rasgados y al Es­
fin”) todas las cosas escritas por medio de los profe­ píritu descendiendo... (Marcos l,9b-10).
tas sobre el Hijo del Hombre.
¿Por qué Lucas marca tan enfáticamente el gesto de
Lucas, en su forma de relatar este acontecimiento del Jesús de orar, incluso de pernoctar en oración, diferen­
viaje y subida a Jerusalén, nos “interpreta” lo que pudo ciándose de tal manera en forma muy marcada de la tra­
ser un viaje común, pero desde una perspectiva cristia­ dición que recibe? No hay dudas que el texto mismo nos
na que ya ha elaborado una cristología soteriológica. está revelando una teología de la oración. Puesta ésta en
momentos esenciales del relato, les da significación y al
1.2 mismo tiempo los constituye en paradigmáticos para los
El Jesús lucano que ora (Lucas 3,21; 6,12; destinatarios del mismo.
9,18.28; 10,21-22; 11,1; 22,32.41-45; 23,34.46) Lo último es visible en la obra paralela de los Hechos,
en la que el autor señala repetidas veces el contexto de
Lo mismo pasa con el tema de la oración de Jesús. oración en que se producen acontecimientos altamente
relevantes, como el reemplazo de Judas (Hechos 1,24), la
Los pasajes arriba indicados son los siguientes: el bau­
primera efusión del Espíritu santo (indirectamente en
tismo en el Jordán (3,21), la elección de los doce apósto­
2,1), o cuando la primera fuerte persecución (4,24-30),
les (6,12), la pregunta sobre su identidad (9,18), la trans­
luego en 12,5.12, en ocasión del encarcelamiento de Pe­
figuración (9,28), la bendición al Padre (10,21-22, para­
dro en Jerusalén. Lo es también en el interior del mismo
lela a Mateo 11,25-27), la enseñanza sobre la oración
evangelio, si se compara 22,41-45 (oración de Jesús en
(11,1), la confirmación de la fe de Pedro (22,32), la esce­
Getsemaní) con el v.46 (“orad para que no entréis en la
na de la agonía en Getsemaní (22,41-45), y finalmente prueba”) y cuando el Maestro insiste en la eficacia de la
las dos oraciones en la cruz (23,34.46). Escenas todas
oración (11,9-13 con 18, l)82.
ellas muy significativas en la tradición cristiana. Lucas escribe a comunidades cristianas sometidas a
Ahora bien, mientras los otros dos sinópticos relatan conflictos y persecuciones, de modo que trata de explo­
los episodios con sus detalles conocidos, solamente Lu­ rar la reserva-de-sentido que encuentra en los relatos
cas anota que Jesús se prepara para hacer algo, o lo ha­ transmitidos. Dicha reserva-de-sentido se convierte en
ce, en un contexto de oración. Anotemos el primer ejem­ nuevo texto en sus escritos.
plo, para simplificar:

Sucedió que, al ser bauüzado todo el pueblo y bauti­


zado Jesús (verbo en pasado), y estando en oración
(nótese el tiempo verbal presente), se abrió el cielo y
descendió el Espíritu santo... (3,21-22).
82 Un desarrollo mayor en Historia de salvación. Estella, Verbo Divi­
Mientras que en Mateo y Marcos leemos: no, 2001, 361-364.
136 Hermenéutica Práctica Recursos literarios retóricos para las relecturas 137

2 Esta frase es una segunda relectura, que textualiza la


Ejemplo de los libros proféticos esperanza del retorno de las diásporas.
De modo que, para resumir, la primera parte del poe­
2.1 La lamentación sobre Jerusalén (Isaías 1,21-26) ma se inscribe en el horizonte del Isaías histórico y críti­
co de Judá; la segunda es una anticipación del progra­
El capítulo 1 del libro de Isaías es considerado como
ma del 2^^138. Finalmente, el agregado del v.27 expre­
una introducción tanto al bloque de los caps. 1-12 co­
sa una última etapa redaccional, muy coincidente con
mo a la totalidad redaccional de los caps. 1-66. Es un lu­
gar común afirmar que el contenido del mismo es mayor­ las propuestas del 3“ Isaías83.
mente negativo, con una secuencia de oráculos de juicio
y condenación. En esa hipótesis, sin embargo, la “intro­
ducción” valdría solamente para la predicación del Isaías
histórico, que fue un profeta de juicio y amenazas. Dado
A 21 ¡Cómo se ha hecho adúltera la Villa Leal!
que el “libro” de Isaías contiene otro material posterior de
signo positivo, con promesas de restauración y libera­ B Llena estaba de equidad (mishpat), justicia
(s'daqá) se albergaba en ella, pero ahora, asesinos.
ción (véase más arriba), se esperaría que en el capítulo
inicial se develara de alguna manera esa perspectiva. C 22Tu plata se ha hecho escoria. Tu bebida se
Pues bien, aparte del v. 18b que consideraremos en el ha aguado.
parágrafo siguiente, tenemos casi en el centro la célebre 23Tus jefes, revoltosos y aliados con
lamentación sobre la ciudad de la justicia convertida en bandidos.
D ' Cada cual ama el soborno y va tras los
una concentración de asesinos e inicuos. El poema está
regalos. Al huérfano no hacen justicia,
estructurado en su forma literaria, como puede verse en y el pleito de la viuda no llega hasta ellos.
la página siguiente.
X Por lo tanto -oráculo del Señor,
Para lo que estamos estudiando aquí basta señalar Yavé Seba’ót, el Fuerte de Israel-:
que en la primera parte se acusa a Jerusalén por su per­
versión (A-B-D), dicha también en forma metafórica (C), D' ¡Ay! Voy a desquitarme de mis
contrarios, voy a vengarme de mis
mientras que en la segunda parte se retoma la descrip­
enemigos.
ción de la injusticia (D), y también la metáfora (C), cuyo
sentido sin embargo queda invertido en signo de purifi­ C’ Voy a volver mi mano contra ti, y purificaré
al crisol tu escoria y retiraré toda tu ganga.
cación y no de destrucción, para terminar en promesas
de restauración de la justicia y de la política (B) y una ca­ B’ Voy a volver a tus jueces como eran al
principio y a tus consejeros como antaño.
lificación de Jerusalén con nombres simbólicos altamen­
te valorativos (A). A’ Tras lo cual sé te llamará "Ciudad de la justicia”,
Tal es el movimiento o itinerario del texto, con su cul­ “Villa Leal”.
minación positiva acerca de un futuro de recuperación
de la justicia y del derecho.
Como remate, un redactor añadió en algún momento
83 Ver ahora, sobre el programa para las diásporas en el 3“ Isaías (y,
la afirmación esencial de que Sión por la equidad (mish- redaccionalmente, en todo el libro). Imaginar eljuturo. Estructura
pat) será rescatada, y sus cautivos por la justicia (seda- retórica y querigma del Tercer Isaías. Isaías 56-66. Buenos Aires,
qá) (v.27). Lumen, 2001.
138 Hermenéutica Práctica Recursos literarios retóricos para las relecturas 139

2.2 Según se señaló en la exposición de nuestro princi­ Tanto si se lee linealmente el bloque de 2-5 (lectura
pio n° 9 corrida) como si se lo observa desde arriba, como una es­
tructura concéntrica, produce el mismo efecto: la espe­
Algunas relecturas no eliminan ni reemplazan el tex­
ranza y la restauración adquieren un relieve especial, y
to anterior que quieren modificar sino que se adosan, 1)
suenan como “lo último” del proyecto de Yavé.
sea en el centro, 2) o en los dos extremos, 3) o solamen­
3. Poner en último lugar la relectura que invierte el
te en el último, para terminar en positivo.
sentido de un juicio negativo anterior es el recuso más
1. Para el primer caso, volvamos al capítulo 1 de
frecuente. Ha sido mencionado más de una vez. Pode­
Isaías. En el v. 18b, casi sin solución de continuidad con
mos ejemplificarlo con dos grandes oráculos de acusa­
las acusaciones que preceden, leemos un oráculo de sal­
vación: ción del libro de Ezequiel, los capítulos 16 y 20. En am­
bos pasajes, largos y detallados, hay una extensa acusa­
Aunque fueren vuestros pecados como la grana, ción sobre los pecados de la Jerusalén-mujer (16,1-58 y
cual la nieve blanquearán; 20,1-39), pero súbitamente, en 16,59 y 20,40 hay un
si fueren rojos como el carmesí, deslizamiento, de signo contrario, a promesas, breves es­
cual la lana serán (1,18b). ta vez, de restauración y bienestar (16,59-63; 20,40-44).
¿Cómo puede prometer Yavé esta purificación, ape­ Por ejemplo:
nas hecha la crítica por tamañas infidelidades como las “ Pero yo me acordaré de la alianza que pacté contigo
señaladas en los w . 10-17, y de la convocación ajuicio en los días de tu juventud y estableceré en tu favor
en 18a? una alianza eterna.
La explicación, con todo, es sencilla. Se trata de una “Yo mismo restableceré la alianza contigo, y sabrás
glosa posterior, cuando el libro de Isaías iba tomando su que yo soy Yavé, “ para que te acuerdes y avergüen­
figura presente a través de sucesivas redacciones. El ces y no oses más abrir la boca de vergüenza, cuan­
contenido del v.l8 b es una anticipación del oráculo-pro­ do yo te haya perdonado todo lo que has hecho, orá­
mesa de 40,2. Puesto casi en el centro del capítulo, re­ culo del Señor Yavé.
sulta una afirmación significativa y de peso. En todos los casos, las relecturas se originan en una
2. A veces la exposición de los oráculos de salvación diferente situación histórica, desde la cual la antigua
está en los extremos, sobre todo cuando se trata de con­ predicación de juicio reclama ser actualizada y reelabo-
juntos. Tal el caso de los caps. 2-4 de Isaías, que forman
rada. Lo notable, y tal vez desconcertante, es que se pa­
una unidad estructurada84. Desde 2,6 hasta 4,1 se des­
sa de lo negativo a lo positivo. Parecería más evidente
criben y evalúan en términos muy duros los pecados de
una relectura de positivo a positivo, o de negativo a ne­
Judá, pero en los dos conjuntos de 2,2-5 (un oráculo) y
gativo, ya que entonces se trata de la “extensión” de un
4,2-6 (dos oráculos) se promete un futuro venturoso, con
texto en otro equivalente.
el retorno de las diásporas, en el primero, y la restaura­
Hay que tener en cuenta, no obstante, en los ejemplos
ción de Jerusalén y la purificación de sus habitantes en
que estamos analizando, que entre una fase y la otra
los dos últimos.
puede haber un largo tiempo cronológico, con modifica­
84 Ver nuestro comentarlo, Isaías 1-39, Comentario Bíblico Ecuméni­ ciones sustanciales en las condiciones de los destinata­
co; Buenos Aires, La Aurora, 1989, 38-48. rios de los textos. Las antiguas acusaciones mantienen
140 Hermenéutica Práctica

una función disuasiva para la no reincidencia en el pe­


cado. Siguen teniendo, por ende, una reserva-de-sentido
que se manifiesta como mensaje aparentemente contra­
dictorio85.

De la
relectura al
hecho o al
texto
fundantes

Más información sobre estos tipos de relecturas, en J. Severino


Croatto, “La estructura de los libros proféticos (las relecturas en el
interior del corpus profético)”: RIBLA 35-36 (l :¡2000), 7-25.
DE LA RELECTURA AL HECHO
O AL TEXTO FUNDANTES

Podemos aseverar, de alguna manera, que la Biblia es


un texto fundante. Es la base para comprender nuestra
realidad y nuestra cosmovisión. Pero es fundante no por
alguna declaración oficial o magisterial sino por su pro­
pio proceso hermenéutico de crecimiento constante des­
de la vida. Hecha una selección originaria (ver el Princi­
pio n° 1) -que puede deberse a criterios diversos, con fac­
tores de poder claramente expresados o camuflados- un
acontecimiento, y luego un texto que lo ha interpretado,
o una figura convertida en símbolo de algo, revelan pro­
gresivamente una gran reserva-de-sentido que termina
cualificándolos de hechos/textos/figuras fundantes.
Porque “fundan” lecturas y prácticas ulteriores, o por­
que, al revés, las nuevas experiencias de vida reclaman
un punto de referencia como foco orientador.
Cuando las relecturas continuas y recreadoras van
otorgando un carácter fundante a algunos sucesos o tex­
tos, en un movimiento hacia atrás, es porque la dinámi­
ca dp significación, atribuida a tales sucesos o textos, es­
tá en verdad en las prácticas o experiencias que generan
las relecturas. En otras palabras, la vida, la realidad des­
de la cual se lee el texto bíblico, están en primer plano
como generadoras de sentido.

1
Ejemplo de los evangelios

El bautismo de Jesús en el Jordán (Marcos 1,9-11;


Mateo 3,13-17; Lucas 3,21-22; [Juan 1,32-34])
Hermenéutica Práctica De la relectura al hecho o al texto fundantes 145
144

En todas las experiencias religiosas existen prácticas Pero el bautismo de Jesús en el Jordán estuvo asocia­
sociales, ritos y leyes que regulan la vida de una comu­ do con otros elementos, como la recepción del Espíritu
nidad de adherentes. Estas instituciones son tan signifi­ divino y la teofanía que lo proclamara “hijo” (Lucas 3,22)
cativas que de una forma u otra son “interpretadas” con o “siervo” de Dios (Marcos 1,11; Mateo 3,17). Cuando
el lenguaje simbólico o mítico, si no hay elementos his­ concluye el episodio de la teofanía que sigue al bautismo,
tóricos directos. Se supone que en Israel, como en todas la tradición evangélica describe a Jesús como proclama-
las naciones de la antigüedad, los reyes promulgaban las dor de buenas nuevas y como sanador de enfermedades
leyes, pero en la Biblia no hay ningún caso de legislación de toda clase. Esta doble dimensión está relacionada con
atribuida a uno de los reyes conocidos. Tales hechos per­ la posesión del Espíritu.
tenecen al orden humano. En cambio, cuando la exis­ Es probable que la pérdida de conexión entre el rito
tencia de tales leyes es “interpretada”, hay que conectar­ cristiano del bautismo y el suceso de Jesús en el Jordán
las con el mundo de lo sagrado. De ahí surge alguna for­ se deba a una pérdida previa de la misión profética y
ma de mito que atribuye la instauración de las leyes a anunciadora de la Iglesia o de muchos cristianos. En ese
una divinidad, en el caso de Israel, a Yavé. caso ya no hacía falta referirse al bautismo en el Jordán
Así también con las prácticas sociales, como las nor­ como acontecimiento fundante de toda consagración
mas que se refieren al prójimo, a la justicia o a la mise­ profética por la recepción del Espíritu en el bautismo. En
ricordia. Y lo mismo acontece con los ritos. Éstos, no im- su reemplazo se introdujo la teología del pecado original
--porta cual sea su origen histórico y cultural, deben apa­ que sería borrado en el bautismo como rito de iniciación.
recer y ser presentados como de institución divina. Se trata evidentemente de una relectura que modifica el
Ahora bien, el bautismo es un rito de pasaje (para en­ sentido de un primer acontecimiento. Pero los textos son
trar en una comunidad de fe) y es también un rito de claros y están ahí, para ser recuperados y explorados en
consagración profética, como resulta de una correcta vi­ toda su reserva-de-sentido todavía latente86.
sión bíblica. Tan significativo es, que necesita un funda­ El suceso fundante del bautismo cristiano es prime­
mento en el nivel de lo sagrado. ramente el del bautismo de Jesús en el Jordán.
La teología cristiana suele relacionar el bautismo con
un arquetipo intra-eclesial, a saber el suceso de Pente­
costés con la efusión del Espíritu. El arquetipo es correc­ 2
to, sin duda. Pero no es radical. Los mismos textos del Ejemplo de los libros proféticos
Nuevo Testamento se encargan de advertirnos que el
bautismo en el Espíritu tiene su antecedente en un bau­ El credo de las diásporas (Jeremías 16,14-15; 23,7-8)
tismo de agua (Lucas 3,16 con Hechos 1,5). Por algo se
mantiene el uso del agua, a pesar de que el Espíritu es No hace falta destacar que el éxodo ha funcionado, y
el elemento trascendente explícito. El bautismo en el funciona, dentro de la Biblia, como un hecho fundante
agua era el de Juan, y Jesús fue bautizado con el mismo para interpretar muchos procesos de opresión y libera-
rito. Esta conexión es esencial, por cuanto el rito del 86 Para un desarrollo detallado de la pobreza teológica en tomo al
agua es simbólico de otra cosa, de una purificación y re­ bautismo, cf. nuestro ensayo, “Una mirada exegétíca: Un ejercicio
novación. Simbolismo radical, si se quiere. Y es esencial de hermenéutica bíblica sobre el bautismo”, Alternativas, 11-12
también porque el bautismo de Jesús fue en el agua. (1999) 15-36.
146 Hermenéutica Práctica

ción. Su relevancia se ha demostrado en infinidad de re­


lecturas creativas durante los procesos intra-bíblicos y
en una larga tradición judía y cristiana.
La dificultad empieza cuando diferentes procesos de
liberación, inspirados en aquel suceso fundante y pode­
roso, terminan una y otra vez en nuevas situaciones de
opresión. Como decíamos más arriba (al inicio del cap.
10), promesas cumplidas pero ya sin vigencia por un re­
torno a las condiciones previas de opresión, quedan en
simple referencia del pasado. Lo que pasa con las prome­
sas, puede suceder incluso con los hechos, y hechos ya
elaborados como paradigmas firmes y estables.
¿Cuál es, en tal caso, otro recurso del ser humano en
busca de seguridad y bienestar? Tiene que “imaginar”
acontecimientos juturos con resultados permanentes.
Ahora bien, en la época de las diásporas, después de la
cautividad babilónica, había que elaborar un nuevo pa­
radigma definitivo. La gran esperanza de la reunión de
los dispersos, reiterada en la mayoría de los textos profé-
ticos en su etapa redaccional, generó en un “intérprete”
o re-lector del Jeremías histórico la osadía de imaginar
ese nuevo paradigma, definido nada menos que como
“credo” para las generaciones futuras que vivirían la libe­
ración tan tematizada en múltiples proclamas proféticas.
Veamos como se expresan los dos pasajes insertados
en el “libro” de Jeremías, pero muy posteriores a él:
Conclusiones
Por tanto, he aquí que vienen días -oráculo de Yavé-
en que no se dirá más: “viva Yavé que hizo subir a los
hijos de Israel del país de Egipto”, sino: “viva Yavé
que hizo subir a los hijos de Israel del país del norte
y de todos los países a donde los arrojara”, pues los
devolveré a su suelo, el que había dado a sus padres
(Jeremías 16,14-15).

Con una breve ampliación, este credo futuro es repe­


tido en la colección de promesas de 23,1-8 (w.7-8).
La propuesta es interesante, y nos desafia a crear
nuestros propios credos a partir de nuestras experien­
cias de Dios, acontecidas o esperadas.
CONCLUSIONES

Hemos hecho un largo camino exponiendo los proce­


sos hermenéuticos que se reflejan en la Biblia, el texto
que nosotros retomamos, del cual nos apropiamos al re­
leerlo, y del que extraemos un mensaje pertinente desde,
y para, nuestras situaciones.
Queda confirmada aquella idea señalada más de una
vez: que la Biblia es el resultado de un largo y fecundo
proceso hermenéutico. Nada allí fue estático y definitivo
antes del advenimiento del canon. Y después del canon,
sigue mostrando nuevas reservas-de-sentido que se ex­
presan de múltiples maneras, aunque ya no queden fija­
das como texto sagrado. Como palabra viva que es, de­
bía y debe ser recreada continuamente.
Hemos comprobado que la Biblia fue terminada en
una época de sufrimientos profundos, de desintegra­
ción del territorio y del pueblo. La destrucción del 586
con el advenimiento de administraciones imperiales
(caldea y persa), y la realidad de las diásporas en me­
dio de todas las naciones, son los grandes indicadores
de aquella desintegración y pérdida de identidad. Esta
última se manifiesta en niveles culturales, sociales y
religiosos.
Por otra parte, lo que se había salvado -la diminuta
provincia persa de Y'hüd- tenía como centro ideológico el
sacerdocio teocrático de Jerusalén, con sus característi­
cas de exclusivismo y marginación de otros sectores de
la sociedad. ¿Cuál era, en tales circunstancias,“el Israel
del antiguo programa de Yavé? La historia pasada debía
ser recogida y transmitida, es verdad, con la lectura teo­
lógica apropiada.
Pero había algo más que hacer.
150 Hermenéutica Práctica

Las crisis pueden generar esperanzas87. Y éstas sur­


gen cuando la historia pasada es releída creativamente y
expuesta en nuevos textos que dan “forma” literaria a ta­ ÍNDICE t e m á tic o
les expectativas. Por eso encontramos este fenómeno tan
característico de la literatura bíblica, a saber, que todas
las obras terminan expresando la esperanza, porque las A c u m u la c ió n de sentido 27, ^
promesas antiguas aun no están cumplidas (caso de la Alegoría/ alegoresis ...... 2|j |27
nueva lectura del Pentateuco88) o porque se formulan
Antíoco IV 32
otras nuevas, cuyo lenguaje revela la situación que se
está viviendo (el caso ya destacado de la redacción de los Árbol de la vida ov 28 81-91 102
A u to r/ te x to 27-28,81 91, iu ^
libros proféticos). Bautismo de Jesús » » - — -■- „
También la apocalíptica, a veces mal interpretada co­ Círculo hermenéutico 29-30, ^
mo visión negativa de la historia, apunta a mantener la
C lausura .................... -...;... 7................i nR , n7
fe y alimenta la esperanza en los peores momentos de Contexto del texto / de la lectura 106-107
crisis (Daniel y Apocalipsis89). Credo de las diásporas .
De esta manera, lo que no encontraremos en la Biblia Cumplimiento de las Escrituras ^
es la afirmación de una permanencia en el quebranto y
Deudas ........................•••;............................ 05
la desilusión. Cuando están presentes, lo que en la rea­ “Depósito” de la revelación 1 1 1-112
lidad es frecuente, se da un desdoblamiento hacia la es­
Diagram a .............................................. 44.4g
peranza de una liberación futura. Y los textos bíblicos lo D iáspora...................................................
señalan de innumerables maneras.
Distancia 102-114, 125-128
Es allí donde se muestra su creatividad hermenéutica. hermeneutica 28-29, 1U
E m isor/receptor lü b ' iU/
Equivalencia de g() g2
situaciones 149
E sp e ra n za .................... ;............................ gg
87 Hemos señalado más arriba el desenfoque de la práctica cúltica del
Espíritu (muerte de Jesús) 2g
Via Crucis (capitulo 7, nota 32). Podemos recordar también aquel
ejemplo que da Eduardo Galeano en Las venas abiertas de Améri­ Éxodo / contra-éxodo
ca Latina, de una comunidad guatemalteca que celebra (o celebra­
ba, ¡ojalá!) la Semana Santa solo hasta el Viernes Santo, como ma­ S ^ T t e x t o s ) 15. 26-27, 32. 78-79, 139-145
nera de identificarse con el Cristo crucificado. La resurrección no
entraba en su práctica litúrgica porque no tenía equivalencia en la Géneros literarios ^
realidad vivida. En los dos casos, incluir la resurrección alimenta Historia salutis ............ .....;■... ....................
la esperanza en la vida y puede generar procesos activos de libera­ Interpretación de acontecimientos 1 5 .1 6
ción.
88 Ver las reflexiones asentadas en el capítulo 10, bajo 1. o textos ................... qq qq_q 1
89 Ver RIBLA, 7 (1990), número dedicado a la cosmovisión y al géne­ Intertexto / interlectura..................... y2H
ro apocalípticos, y el comentario exegético, en clave sociológica, de Inversión de situaciones ^3 1 .1 3 4
Pablo Richard, Apocalipsis. Reconstrucción de la esperanza, San Jerusalén ...................-.........................
José, DEI, 19993.
152 Hermenéutica Práctica

Jesús histórico y Jesús releído ................. 29


Maná ................................................... 98-101
Mesías sufriente .............................. 121-122
Midrás .................................................99-100 In d ic e b íb lic o
Mito / lenguaje m ítico............................18-19
Muerte de J esú s...................................... 88-92
Mundo del texto................................... 106-107
Nuevo éxodo ........................................... 46-49 _. . , ......... 18
Oración ................................................ . 54-58 Génesis 1 .......................................
Oración de J esú s.............................. 134-135 Génesis 3 ................................................... _
Padrenuestro .........................................55-59 Génesis 3,22-24 ......................................... ™
Palabra del acontecimiento ....................... 16 Génesis 22 ................................................. _
Palabra arquetípica / paradigmática ..........16 Génesis 49 .................................................
Pentateuco / Hexateuco ............................ 30 Éxodo 12,37 ...........................................
Pentateuco (forma y querigma) ..................118 Éxodo 14 ...................................................
Persecuciones ..............................................92
Números 22,1 ........................................... ^
Plenificación / consumación ............ 132-134
Polisemia ........................................... 112-113 Josué 3-4 ............................................... qo
1 Macabeos 1,13.41-42 >
Principios lingüísticos de la
hermenéutica b íb lica .............................. 23-36 Salmo 22 ........ ...........................................q .
Principios teológicos ............................13-19 Salmo 34,21 ..............................................
Profeta ................................................... 77-79
Promesas no cumplidas... ................... 117 123 ........ .................. «1. 1S6-13*
Isfll^ s l , l o U ............... "too 107
Pseudonimia .........................................85-87 Isaías 1.21-26
Receptor / emisor .............................. 105-107 Isaías 1,27 ...................... .........
Referente de un texto .......................28 93-102
Relectura 25, 60-69, 73, 119, 121-122 Isaías 6 ,1^3 Z 7 o i- l< »
125-128, 136-137 Isaías 7,14 .................................
Relecturas Isaías 10,5-19 ........ ..............................
(formas de expresión) ............ 31-32, 127-137 Isaías 11,10-16...................................... a,
Reserva-de-sentido..........24-25, 74-76, 97, 108 Isaías 14,3-21 (+ 22-23) —
132-134 Isaías 26.14.19 ''
Resurrección de los m uertos..................67-69 Isaías 28.1-6 ......................................... 68' ^
Revelación terminada/continua... ... 14, 73-76 Isaías 37.24-25...........................................
Selección de acontecimientos/textos 24, 41-49 Isaías 48.20-22 ....................................... ”
Senaquerib ................................................ 82 Isaías 49.9b-14 '
Simbólico (lenguaje) ....................... 15, 17-19
Texto (la relectura como) ............................25 Isaías 53 102’
Texto y referente ............................28, 97-102 Isaías 53.7-8 ...........................................
Tipológico (sentido) ....................................34 Isaías 62,8-9 ........................................... Rn
Tribulaciones .........................................66-69 Isaías 65:20-23 ...................................... ' ™
“Ver” soteriológico ...................................... 90 Jeremías 2,2-6
154 Hermenéutica Práctica Hermenéutica Práctica 155

Jeremías 16,14-15 145-146 Hechos 8,26-40 97-98


Jeremías 23,7-8 ................................. 145-146 1 Corintios 10,6.11 ............................ 34
Jeremías 25,12 ....................................123-125 Santiago 1,1.................................................86
Jeremías 29,10 ................................. 123-125 Apocalipsis 22 .............................................. 32
Jeremías 30-31 ........................................... 93
Ezequiel 16 .........................................139-140
Ezequiel 2 0 ......................................... 139-140
Ezequiel 28,24-2.6.........................................31 ÍNDICE ANALÍTICO
Ezequiel 47,1-12 .........................................32
Daniel 9,2.2lb-27 ....................... 122 125-128
Oseas 2 ,5 s .l4 .............................................. 26 A modo de introducción .............................. 5
Amós 1,2-9,10...................................... 109-112
Amós 9,11-15...................................... U0-111
Primera Parte
Zacarías 12,10...................................... 91, 121
Principios teológicos y lingüísticos
Miqueas 1 -8 ................................................ 31
de la práctica hermenéutica ......................... 9
Mateo 1,23 ......................................... 101-102
Mateo 3,13-17 ....................................143-145
Capítulo 1
Mateo 5,11-12.........................................42-44
Principios teológicos para la lectura
Mateo 6,9-13 ........................................ 54-56
hermenéutica de la Biblia ............................11
Mateo 27,50 ................................................ 88
Marcos 1,9-11 .............................. 54, 143-145
Marcos 13 .................. ............... ............92-93 Capítulo 2
Marcos 15,37 .........................................88-89 Los primeros principios de la hermenéutica,
Lucas 3,21-22 .................................... 143-145 desde el punto de vista del lenguaje ............ 21
Lucas 3,21... (oración) ...................... 134-135
Lucas 6,22-23.........................................42-44 Segunda Parte
Lucas 7,33-34 .........................................76-77 Desarrollo y aplicación .............................. 37
Lucas 9,51-19,44 .............................. 131-134
Lucas 11,2-4 ......................................... 56-58 Capítulo 3
Lucas 22,28-34......................................65-67 La selección de lo que se lee o interpreta
Lucas 22,42-46 ........................................... 55 (Principio n° 1) ....................... ....................39
Lucas 23,46...................................... 88, 89-90
Lucas 24:13-35 ................ ................ 120-122 Capítulo 4
Juan 1,32-34 .................................... 143-145 La exploración de la reserva-de-sentido
Juan 6,32-40 ...................................... 98-101 (Principio n° 2 ) .............................................. 51
Juan 13:33-17:26 ............................. 107-108
Juan 19 ,30 b ......................................... 88, 90 Capítulo 5
Hechos 4,24-31 .......... .............................. 57 Sobre las relecturas (Principio n° 3) ..... 63
Hermenéutica Práctica

Capítulo 6
Interpretar un texto es acumular sentido
(Principio n° 4)..............................................71

Capítulo 7
El texto es más importante que su autor
(Principio n° 5)..............................................83

Capítulo 8
Lo que el texto dice y su referente
exterior (Principio n° 6 ) ...................... ........ 95

Capitulo 9
La distancia entre el texto y su relectura
(Principio n° 7 )........................................... 103

Capítulo 10
Sobre el círculo hermenéutico
(Principio n° 8) .........................................115

Capítulo 11
Recursos literarios retóricos
para las relecturas ....................................129

Capítulo 12
De la relectura al hecho
o al texto fundantes ................................. 141

Capítulo 13
Conclusiones ........................................... 147

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