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Los actores coinciden en demandar parcialmente el artículo 9 por considerar que este
desampara a quienes reúnen los requisitos para acceder a una pensión, pues pueden
ser separados de sus cargos sin tener la posibilidad de incrementar su pensión con
mayores aportes. Además, la desvinculación provocaría que el trabajador quedara sin
ningún ingreso estable mientras le cancelan su primera mesada. Todo ello menoscaba
la dignidad humana de estos trabajadores. De otro lado, consideran los demandantes
que esta norma viola el derecho a la igualdad de las personas mayores, así como su
intimidad por facultar al empleador para que pida la pensión del trabajador, pues sólo a
este último le interesa hacer pública su nueva situación. Los ciudadanos también
consideran que esta disposición vulnera el derecho al libre desarrollo de la personalidad
del empleado pues sólo a él le corresponde decidir su edad de retiro. Por tanto, este
fragmento niega la participación del ciudadano en las decisiones que le afectan, niega la
dignidad del trabajo y la protección al mismo. Finalmente, en cuanto a este cargo, la
demanda solicita integrar unidad normativa con el artículo 62 del Código Sustantivo del
Trabajo que en su numeral 14 establece como justa causa para dar por terminado el
contrato de trabajo por parte del patrono el reconocimiento de la pensión de jubilación.
Por su parte, el cargo dirigido contra el artículo 7 se basa en la supuesta violación de los
artículos 2, 4, 5, 13, 14, 25, 29, 48, 53, 113 y 366 de la Carta. La argumentación del
actor gira en torno a la disparidad entre los ingresos reales percibidos y los cargos
equivalentes de la planta interna en el Ministerio de Relaciones Exteriores, pues estos
últimos son inferiores a los de planta externa. Con todo, aclara el demandante que los
empleados de la carrera diplomática están obligados a prestar servicios en la planta
externa y por tanto verían reducidos sus ingresos si la pensión es calculada con base en
los cargos equivalentes de la planta interna.
ONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS
Competencia
Asunto previo. Cosa juzgada en relación con el parágrafo 3º del artículo 9 de la ley
797 de 2003.
3.- Antes de hacer el análisis de los artículos acusados, hay que advertir que la Corte
estudió en la sentencia C-1037 de 2003 el parágrafo 3º del artículo 9 de la ley 797 de
2003. Así, en tal pronunciamiento este Tribunal decidió lo siguiente
En consecuencia, existe cosa juzgada constitucional, toda vez que el aparte demandado
ya fue estudiado por esta Corporación y declarado exequible en los términos del mismo
fallo. Por tanto, la Corte habrá de estarse a lo resuelto en aquella ocasión respecto de
este punto.
Problema Jurídico
De conformidad con lo anterior, debe la Corte establecer si la expresión "para los cargos
equivalentes de la planta interna" contenida en el artículo 7 de la Ley 797 de 2003 viola
la Constitución, y en especial los derechos a la pensión y a la igualdad. Estos asuntos
surgen debido a que la norma establece como base de cotización y liquidación de la
pensión de los funcionarios que han prestado en el exterior sus servicios para el
Ministerio de Relaciones Exteriores, la asignación básica mensual y los factores
salariales establecidos para los cargos equivalentes en la planta interna, según los
topes que les sean aplicables. De acuerdo con ello no tiene en cuenta lo efectivamente
devengado por el funcionario durante la prestación de servicios en la planta externa.
Para responder a ese interrogante, la Corte iniciará con el recuento de las normas
referidas a la naturaleza de las funciones de los empleados del Ministerio de Relaciones
Exteriores en la planta externa, para luego analizar el problema específico planteado por
este caso referido a un supuesto trato desigual entre estos funcionarios y otros
funcionarios públicos al momento de calcular el monto de la pensión. En este último
punto esta Corporación recordará la jurisprudencia que ha mantenido respecto a la
liquidación de pensiones de funcionarios que se han desempeñado en la planta externa
del Ministerio de Relaciones Exteriores.
6.- El Decreto 274 de 2000 "Por el cual se regula el Servicio Exterior de la República y
la Carrera Diplomática y Consular" determina la naturaleza de este servicio y establece
que el servicio exterior es la actividad administrada por el Misterio de Relaciones
Exteriores a fin de representar los intereses del Estado dentro o fuera de su territorio.
Así, no interesa en qué territorio sean prestadas las funciones, la actividad está regida
por los mismos principios y normas. De allí que entre los cargos sean establecidas
equivalencias, pues estas disposiciones intentan proteger a los funcionarios y evitar que
su situación sea desmejorada cuando el lugar donde desempeñan sus funciones
cambia. Estas equivalencias pretenden entonces amparar al trabajador y evitar el
deterioro de su situación laboral, tanto en términos del cargo que ocupa como en
términos salariales. Como se verá más adelante, este principio de protección tendrá
importantes consecuencias en la interpretación de todas las normas que hagan alusión
a la equivalencia.
8- Los anteriores criterios son establecidos teniendo en cuenta que estos funcionarios
reciben una asignación distinta dependiendo del país donde presten sus funciones
debido a las exigencias propias de estos cargos. Toda esta especial regulación en
materia de seguridad social se desprende de la naturaleza particular del servicio que
prestan los funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores, que pertenecen a la
carrera diplomática y consular, quienes en virtud del principio de alternación deben
viajar a otros territorios a representar los intereses del Estado, proteger y asistir a sus
nacionales en el exterior, lo cual obviamente les impone cargas que tratan de ser
compensadas a través de una remuneración que se encuentre acorde con la situación.
9- Este mismo decreto establece otras condiciones laborales especiales. Así, el artículo
62 determina algunos beneficios especiales para los funcionarios que deban
desplazarse al exterior, como pasajes, viáticos, prima de instalación cuando se presente
un desplazamiento del exterior al país, transporte de menaje doméstico por
desplazamiento al exterior y por desplazamiento al país y vivienda para embajadores.
10- De acuerdo con lo visto anteriormente, la carrera diplomática y consular reúne una
serie de particularidades que se derivan de su naturaleza, pues los servicios de los
funcionarios que a ella pertenecen son requeridos dentro y fuera del territorio del
Estado. Por tanto tienen varios beneficios que se corresponden con las cargas que
deben soportar por esos traslados, entre ellos se encuentra un salario mayor cuando se
encuentran en el exterior. En este caso lo que se debate es la supuesta violación del
derecho a la igualdad de estos funcionarios, pues la norma parcialmente acusada
establece que para efectos del cálculo del ingreso base de cotización de los
funcionarios que prestan sus servicios en la planta externa del Ministerio de Relaciones
exteriores, se tomará como base la asignación básica mensual y los factores salariales
establecidos en las normas vigentes para los cargos equivalentes de la planta interna,
factor que es el mismo utilizado en la liquidación de la pensión y en el cálculo de todas
las prestaciones sociales. Para determinar si existe o no esa violación de la igualdad, la
Corte precisará el alcance de la norma acusada para luego analizar la jurisprudencia
existente en la materia y, finalmente, examinar específicamente la regulación acusada.
RESUELVE
Hechos
1. Manifiesta que el 2 de febrero de 1993 fue víctima de una mina antipersonal, que le
causó la avulsión del ojo derecho, trauma en el ojo izquierdo por esquirlas con deterioro
progresivo y la amputación de ambas manos por encima de la muñeca.
2. Luego de realizar los trámites respectivos, el 12 de diciembre de 2012[1], Colpensiones
dictaminó que su pérdida de capacidad laboral ascendía a 79.95%, a causa de accidente,
con fecha de estructuración de 2 de febrero de 1993.
3. Actualmente se encuentra afiliado al Fondo de Solidaridad Pensional y cuenta con 523
semanas cotizadas al Sistema General de Seguridad Social.
4. El 15 de mayo de 2013 presentó ante la entidad administradora solicitud de
reconocimiento de su prestación pensional, la cual, por error involuntario, denominó
“pensión de vejez por incapacidad”[2].
5. Mediante resolución del 20 de mayo de 2013 Colpensiones decidió negar el
reconocimiento de la pensión solicitada por el actor, por cuanto no cumplía con los
requisitos exigidos para la pensión de vejez anticipada, es decir 1.000 semanas
cotizadas en cualquier tiempo y 55 años de edad.[3]
6. Inconforme con la decisión, el 23 de mayo de 2013 interpuso recurso de reposición y
solicitó a la entidad administradora el reconocimiento y pago de la misma prestación.
En dicha oportunidad procesal el actor reiteró su estado de indefensión.
7. A través de oficio del 9 de diciembre del mismo año, Colpensiones confirmó lo
decidido, bajo el fundamento de que el actor no cumple con los requisitos legales para
acceder a la pensión de vejez anticipada.
8. En virtud de lo anterior, presentó mecanismo de amparo al considerar que la actuación
de Colpensiones de tramitar su solicitud como pensión anticipada de vejez vulneró sus
derechos fundamentales a la seguridad social, al mínimo vital, a la vida digna, a la
igualdad y al debido proceso, pues considera que de las circunstancias particulares de su
requerimiento se concluye que la pretensión requerida es la pensión de invalidez de las
víctimas del conflicto armado.
9. En consecuencia, solicita a la entidad accionada, que proceda conforme con el artículo
18 de la Ley 782 de 2002, que modificó el artículo 46 de la Ley 418 de 1997, por tener
una pérdida de capacidad laboral del 79.95% y ser víctima del conflicto armado.
El demandante, presentó acción de tutela para que le sean amparados sus derechos
fundamentales a la seguridad social, al mínimo vital, a la vida digna, a la igualdad y al debido
proceso y, en consecuencia, solicitó que se ordene a Colpensiones el reconocimiento y pago de
la pensión de invalidez para víctimas de la violencia, señalada en el artículo 46 de la Ley 418
de 1997, con efectos retroactivos desde la fecha de la solicitud de la prestación social.
Registro Civil de Nacimiento del señor Heriberto Prada Ardila (folio 21, cuaderno 2).
Cédula de ciudadanía del señor Heriberto Prada Ardila (folio 22, cuaderno 2).
Escrito de petición fechado del 1º de noviembre de 2012, en el que el señor Prada
Ardila solicita que se le realice una nueva valoración de pérdida de capacidad laboral
para el trámite de reconocimiento de pensión de invalidez (folio 23, cuaderno 2).
Copia del dictamen de pérdida de capacidad laboral No. 201201399BC, proferido por
Colpensiones, del 12 de diciembre de 2012 en el que se determina el 79.95 % de
invalidez, con fecha de estructuración del 2 de febrero de 1993, por amputación de
ambas manos, avulsión del ojo y secuelas de traumatismo del ojo y de la órbita (folios
36 y 367, cuaderno 2).
Oficio No. BZ2012_541350-0220580 del 1º de noviembre de 2012 de Colpensiones en
el que se le informa al señor Heriberto Prada Ardila el trámite para determinar su
pérdida de capacidad laboral (folio 27, cuaderno 2).
Oficio No. BZ2013_3251448-0958604 del 15 de mayo de 2013 en el cual
Colpensiones, informa el trámite para el reconocimiento de pensión especial de vejez
anticipada por invalidez (folio 34, cuaderno 2).
Resolución No. GNR 103190 del 20 de mayo de 2013 de Colpensiones, en el que se
niega el reconocimiento y pago de la prestación, al no cumplir con el número de
semanas cotizadas requeridas (folios 29 y 30, cuaderno 2).
Copia simple del formulario de peticiones, quejas y reclamos del 5 de noviembre de
2013, mediante el cual el demandante solicita que se resuelva el recurso de reposición
elevado el 24 de mayo de 2013 (folio 24, cuaderno 2).
Oficio No. BZ2013_7935185-2347292 del 5 de noviembre de 2013, emitido por
Colpensiones, en el que se informa que el su recurso sería resuelto el 27 de noviembre
del mismo año (folio 28, cuaderno 2).
Copia de notificación personal de acto administrativo proferido por Colpensiones que
resuelve el recurso de reposición presentado por el demandante el 4 de diciembre de
2013 (folio 25, cuaderno 2).
Comunicación de Colpensiones sobre el dictamen de calificación de pérdida de
capacidad laboral del 27 de febrero de 2013, en el que le determina al actor un
porcentaje de invalidez 79.95%, y fecha de estructuración del 2 de febrero de 1993
(folio 26, cuaderno 2).
Resolución No. GNR 347046 del 9 de diciembre de 2013, proferida por Colpensiones,
en la que se resuelve de fondo el recurso de reposición interpuesto por el señor Prada
Ardila, confirmando que no cumple con los requisitos establecidos por ley para el
reconocimiento de la prestación (folios 31 a 33, cuaderno 2).
Problema jurídico
Para resolver el presente asunto, resulta necesario hacer un análisis jurisprudencial de los
siguientes temas: (i) Procedibilidad de la acción de tutela para solicitar el reconocimiento y
pago de la pensión de invalidez; (ii) la especial protección constitucional para las víctimas del
conflicto armado que han adquirido la condición de personas en situación de
discapacidad; (iii) la vigencia de la pensión de invalidez para víctimas de la violencia
dispuesta en el artículo 46 de la Ley 418 de 1997; (iv) requisitos para acceder a la pensión de
invalidez para víctimas de la violencia; (v) autoridades encargadas de efectuar el
reconocimiento y pago de la pensión para víctimas de la violencia; (vi) y, caso concreto.
En esta dirección, ha dicho este Tribunal que factores como la edad, el estado de salud, las
condiciones económicas y la forma en que está integrado el grupo familiar de quién reclama el
amparo constitucional son algunos de los aspectos que deben valorarse para establecer si la
pretensión puede ser resuelta a través de los mecanismos ordinarios o si, en realidad, las
dilaciones y complejidades que caracterizan esos procesos judiciales podrían conducir a que la
amenaza o la vulneración iusfundamental denunciada se prolongue de manera injustificada y
resulte en un perjuicio irremediable. En relación con este tema, en la sentencia T-063 de
2009[7], se expresó:
Bajo esa consideración, el exigir idénticas cargas procesales a personas que soportan
diferencias materiales relevantes, frente a quienes no se encuentran en estado de
vulnerabilidad alguno, puede resultar discriminatorio y comportar una infracción
constitucional al acceso a la administración de justicia en igualdad de condiciones. Sobre este
aspecto la sentencia T-456 de 2004 M.P. Jaime Araujo Rentería, manifestó lo siguiente:
Así las cosas, cuando la reclamación pensional consiste en el reconocimiento de una pensión
por invalidez, la jurisprudencia constitucional ha considerado que, en estos casos, por tratarse
de un derecho fundamental per se, es susceptible la protección por vía de la acción de tutela,
particularmente por que coinciden dos elementos fundamentales: (i) la calidad del sujeto de
especial protección que la reclama, pues las circunstancias de vulnerabilidad y de debilidad
manifiesta en que se encuentra ya sea por sus condiciones físicas o mentales, hace necesaria la
inmediata protección del derecho a la pensión de invalidez, asegurando con este
reconocimiento, el amparo de los derechos fundamentales como la vida, la dignidad, la
integridad física y el mínimo vital entre otros y, (ii) porque la importancia de su
reconocimiento radica en el hecho de que en la gran mayoría de los casos esta prestación se
constituye en el único sustento económico con el que contaría la persona inválida y su grupo
familiar[10].
Así pues, la Corte ha considerado que por tratarse de personas que, debido a la pérdida de su
capacidad laboral, no pueden acceder a un trabajo quedando en una situación de indefensión y
vulnerabilidad, la pensión de invalidez constituye la única fuente de ingresos con la que
cuentan para satisfacer sus necesidades y las de su núcleo familiar[11]. Por lo anterior, es que
la Corte ha reconocido la pensión de invalidez a varias personas a través de la acción de tutela,
y para ello ha optado incluso por la inaplicación de algunas disposiciones legales que
contemplaban exigencias normativas que se apreciaban como excepcionalmente
inconstitucionales, vistas las circunstancias de cada caso en concreto[12].
3.6 La especial protección constitucional para las víctimas del conflicto armado que han
adquirido la condición de personas en situación de discapacidad. Reiteración de
jurisprudencia
Ahora bien, el artículo 13 de la Ley 1448 de 2011 consignó las medidas de enfoque diferencial
para las víctimas del conflicto armado, expresando: “hay poblaciones con características
particulares en razón de su edad, género, orientación sexual y situación de discapacidad. Por
tal razón, las medidas de ayuda humanitaria, atención, asistencia y reparación integral que
se establecen en la presente ley, contarán con dicho enfoque.”[13](Subrayado por fuera del
texto)
En consonancia con tal mandato, el segundo inciso de la norma dispone que: “el Estado
ofrecerá especiales garantías y medidas de protección a los grupos expuestos a mayor riesgo
de las violaciones contempladas en el artículo 3° de la presente Ley tales como mujeres,
jóvenes, niños y niñas, adultos mayores, personas en situación de discapacidad, campesinos,
líderes sociales, miembros de organizaciones sindicales, defensores de Derechos Humanos y
víctimas de desplazamiento forzado.”
Con fundamento en el principio de enfoque diferencial, la Ley 1448 de 2011 ha ordenado que
dentro de las medidas de rehabilitación en favor de las víctimas debe formularse un programa
que involucre la promoción de “acciones de discriminación positiva a favor de mujeres,
niños, niñas, adultos mayores y discapacitados debido a su alta vulnerabilidad y los riesgos a
los que se ven expuestos.” [14]
En efecto, mediante los Autos de seguimiento de la Sentencia T-025 de 2004, 006 de 2009 y
173 de 2014, la Corte Constitucional advirtió al Estado sobre la situación de abandono,
discriminación, aislamiento y exclusión de la población discapacitada en el conflicto.
Mediante Auto 173 de 2014 el Tribunal Constitucional enfatizó en la necesidad de emprender
acciones afirmativas en relación con esta población que presenta una especial vulnerabilidad:
“Así las cosas, la Corte reitera que las causas de la discapacidad son
preponderantemente sociales y en esta medida, la vulneración del derecho
fundamental a la igualdad de esta población se origina no solo por acción
sino por la omisión de tomar acciones afirmativas que contrarresten las
barreras impuestas por las estructuras sociales que obstaculizan el goce pleno
de sus derechos. Por lo tanto, la aplicación del enfoque de discapacidad de
forma transversal a la política pública sobre desplazamiento forzado así como
en la política de atención, asistencia y reparación a las víctimas, se constituye
en una medida necesaria para identificar las barreras que aún persisten para
esta población y para realizar los ajustes razonables idóneos para garantizar
el goce pleno de sus derechos.”[16]
La jurisprudencia constitucional ha establecido cuatro (4) requisitos[24] para que una persona
pueda acceder a la pensión para víctimas de la violencia contemplada en artículo 46 de la Ley
418 de 1997. Estos son: i) la calidad de víctima”[25]; ii) haber sufrido una pérdida de más del
50% de la capacidad laboral a causa de acciones u omisiones de actores armados que
constituyan infracciones al Derecho Internacional Humanitario o violaciones graves y
manifiestas a las normas internacionales de Derechos Humanos[26]; iii) carecer de otras
posibilidades pensionales y, iv) carecer de otras posibilidades de atención en salud.
En esa medida, si una persona es beneficiaria de esta pensión especial y, por algún motivo,
accede a una prestación de carácter pensional, verbigracia una pensión de sobreviviente o
algún beneficio estatal que le permita garantizar su mínimo vital, las entidades encargadas del
reconocimiento y pago de la prestación excepcional podrán suspender legítimamente dicho
pago, al entenderse superados los supuestos fácticos que dieron origen al mencionado
reconocimiento.
Por tanto, la entidad encargada de su reconocimiento, no puede afirmar que es una pensión
ordinaria de invalidez ni tampoco exigir requisito de cotización y tiempos de servicio
establecidos para las pensiones del régimen contributivo. De esta manera, este Tribunal
Constitucional expresó:
“Por ende, una prestación económica a cargo del Estado con estas características
en modo alguno puede comprenderse como una pensión. Esto conlleva, además,
dos consecuencias importantes […] no resultaría pertinente la acusación señalada
por algunos de los intervinientes, en el sentido que la norma demandada sería
inexequible al contravenir la prohibición de constituir regímenes pensionales
especiales ni exceptuados, prevista en el artículo 1º del Acto Legislativo 1 de 2005,
que adicionó el artículo 48 de la Constitución. Ello debido a que, se insiste, el
estímulo analizado no tiene naturaleza pensional, pues recae en la categoría de
subsidio o incentivo.”
En este orden de ideas, la pensión de invalidez para víctimas del conflicto armado interno
recae en la categoría de subsidio, con el fin de mitigar los impactos producidos en el
marco del conflicto armado interno. Por lo anterior, la entidad encargada del
reconocimiento de esta pensión especial solo deberá verificar que cumpla con los
requisitos señalados en el artículo 46 de la Ley 418 de 1997.
Caso concreto
Delimitado el contexto en el que esta Sala de Revisión debe intervenir en la presente causa, se
advierte que la acción de tutela se presenta con el fin de obtener el amparo los derechos
fundamentales a la seguridad social, al mínimo vital, a la vida digna, a la igualdad y al debido
proceso del señor Heriberto Prada Ardila, quien ostenta una doble condición de
vulnerabilidad, la de víctima del conflicto y de persona en situación de discapacidad.
Inconforme con el juicio realizado por Colpensiones, el accionante elevó acción de tutela con
el fin de que la entidad proceda a efectuar el reconocimiento y pago de la pensión de invalidez
para víctimas de la violencia, estipulada en el artículo 46 de la Ley 418 de 1997, teniendo en
cuenta que fue víctima de un acto violento a causa del conflicto armado con el cual vio
disminuida su capacidad laboral en un porcentaje que no puede desarrollar tareas para su
congrua subsistencia.
Conforme con los lineamientos expuestos, esta Sala de Revisión procederá a analizar la
situación fáctica y jurídica del caso subexamine, con el fin de determinar si las entidades
demandadas vulneraron los derechos fundamentales del accionante.
RESUELVE
PRIMERO.- REVOCAR el fallo proferido el 14 de mayo de 2014, por la Sala Laboral del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bucaramanga, y el dictado el 31 de marzo de 2014
por el Juzgado Quinto Laboral del Circuito de Oralidad en Bucaramanga, en el trámite de la
acción de tutela presentada por el ciudadano Heriberto Prada Ardila contra Colpensiones, y, en
consecuencia, CONCEDER el amparo de los derechos fundamentales a la seguridad social, al
mínimo vital, a la vida digna, a la igualdad y al debido proceso.
SEXTO.- ORDENAR al Ministerio de Educación Nacional que, por medio del Instituto
Nacional para Ciegos –INCI-, reproduzca, para el señor Heriberto Prada Ardila, en braille,
audiodescripción, lectura fácil y demás materiales accesibles, el contenido de la presente
providencia, en un término no mayor a dos (2) meses, contados a partir de la notificación de
esta providencia.
SÉPTIMO.- EXHORTAR al Congreso de la República para que legisle sobre los aspectos
financieros y demás aspectos de la pensión especial de víctimas del conflicto armado, respecto
de las cuales no exista claridad a partir de la sentencia C-767 de 2014.
OCTAVO.- LÍBRENSE las comunicaciones de que trata el artículo 36 del Decreto 2591 de
1991, para los efectos allí contemplados.
UNIVERSIDAD LIBRE – SECCIONAL PEREIRA Curso de
FACULTAD DE DERECHO Investigación
Referencia
Sentencia T 469 de 2013, del 23 de julio de 2013.
APA
RESUMEN
Hechos
1.2 El ciudadano Arbeláez Insuasti trabajaba realizando oficios varios, en las fincas
cercanas de la vereda San Pedro Guadalupe, con lo cual proveía el único sustento para su
hogar compuesto por su compañera permanente y sus tres hijos menores de edad. Debido a la
ocurrencia del siniestro no pudo volver a trabajar, en razón de las condiciones geográficas de
la zona demandan que los trabajadores tengan que caminar largas distancias para revisar los
sistemas de riego, recoger las cosechas y solucionar las dificultades que se presenten en las
fincas.
1.3 La Junta Regional de Calificación de Invalidez del Departamento del Huila, le efectuó
un examen para determinar su porcentaje de pérdida de capacidad laboral (en adelante P.C.L),
el cual analizó los factores de deficiencia, discapacidad y minusvalía. Así, en concepto del 13
de diciembre de 2010 dictaminó que su P.C.L. ascendía a 56.15% (cuaderno principal de la
demanda, folios 9º al 12).
1.6 Por medio de oficio No. 12310-126676 del 9 de mayo de 2011, la Directora General de
Seguridad Económica y Pensiones del Ministerio de la Protección Social, mediante oficio No.
12310-126676, puso en conocimiento de la Gerencia Nacional de Atención al Pensionado del
Instituto de Seguros Sociales, el derecho de petición instaurado el ciudadano Arbeláez
Insuasti. El 22 de agosto de 2011, esa oficina se pronunció sobre el asunto en referencia,
realizando las siguientes observaciones:
a. Que el artículo 52 de la Ley 100 de 1993, indicó que el Instituto de Seguros Sociales
continuaría con el reconocimiento y pago de las prestaciones, como entidad
administradora del Régimen Solidario de Prima Media con Prestación Definida, el cual
se encuentra previsto entre los artículos el 31 al 58 de esa disposición legal.
b. Que el artículo 31 de la Ley 100 de 1993, indicó que las personas afiliadas al
Régimen Solidario de Prima Media con Prestación Definida “…obtienen una pensión
de vejez, invalidez o de sobrevivientes, o una indemnización, previamente definidas, de
acuerdo con lo previsto en el presente título”.
e. Que con base en las anteriores consideraciones, se deduce que la Ley 797 de 2003,
proscribió y derogó cualquier posibilidad de convalidar semanas no cotizadas con otros
requisitos. De esta manera, quien no reúna los requisitos de tiempo de servicios y/o
semanas cotizadas en los plazos establecidos para ello, no puede pretender el
reconocimiento de una pensión, sean cualquiera las circunstancias que se aleguen para
ello.
Aunado a lo expuesto, concluyó que si bien la Ley 1106 de 2006 extendió los efectos de
algunos de los artículos de la Ley 782 de 2002[3], no hizo lo propio con relación al artículo
18, el cual consagraba la Pensión por Invalidez para las víctimas de la violencia, razón por la
cual no era procedente reconocer la prestación solicitada.
2. De la acción de tutela
2.1 Fundamentos y pretensiones
A fin de sustentar su solicitud, argumentó el desconocimiento de los artículos 1°, 11, 48, y 49
de la Constitución Política, al igual que jurisprudencia de esta Corporación que reconoce el
derecho fundamental a la seguridad social y a la vida en condiciones dignas. Además aportó
material probatorio con el propósito de respaldar las afirmaciones realizadas en la acción de
tutela, como su historia clínica, resumen de epicrisis, certificación expedida por la personería
del municipio de Mocoa y concepto emitido por la Junta Regional de Calificación de
Invalidez del Departamento del Huila.
De conformidad con los hechos acreditados en este proceso, el ciudadano Fernando Gilberto
Arbeláez Insuasti, tiene un porcentaje de Pérdida de Capacidad Laboral (P.C.L.) del 56.15%,
con una fecha de estructuración del 31 de mayo de 2010. Su discapacidad se produjo como
consecuencia de una mina antipersona atribuida al grupo Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia (en adelante FARC), con ocasión al conflicto armado interno, como fue
acreditado en su momento por las respectivas autoridades civiles del municipio de Mocoa.
Ante la falta de recursos económicos para proveer su subsistencia y la de sus tres hijas
menores, el accionante solicitó al ISS el reconocimiento de la pensión para víctimas de la
violencia dispuesta en la Ley 418 de 1997. Las entidades accionadas, con excepción del ISS,
negaron el reconocimiento de la prestación reclamada, argumentando que el marco legal que
la sustentaba no se encontraba vigente, puesto que la Ley 797 de 2003, el Acto Legislativo 01
de 2005 y la Ley 1106 de 2006, derogaron ese beneficio (Ver capítulo de antecedentes, Supra
1.5 y 1.6, Pág. 2 -3).
También expusieron que, la Ley 797 de 2003, dispuso que en ningún caso podían sustituirse
cotizaciones o tiempos de servicio con el cumplimiento de otros requisitos, para acceder al
reconocimiento de pensiones. En el mismo sentido, afirmaron que el Acto Legislativo 01 de
2005, eliminó los regímenes especiales en materia pensional, y que la Ley 1106 de 2006, no
prorrogó el artículo 18 de la Ley 782 de 2002, razón que impide la aplicación de esa norma en
virtud a que el tiempo establecido para la vigencia de la misma se cumplió. Así, concluyeron
que no existe marco legal vigente para reconocer y pagar la pensión para víctimas de la
violencia, que exige el accionante.
Aunado a ello, la Sala deberá determinar si las condiciones de orden público, que motivaron
la creación de la pensión por invalidez para víctimas de la violencia, fueron superadas o, si
contrario a ello, persisten y producen consecuencias actuales. En ese sentido, se analizará si
las actuaciones desplegadas por las entidades accionadas y aun por el Congreso de la
República, vulneraron los derechos fundamentales al mínimo vital, a la seguridad social, a la
vida en condiciones dignas, a la especial protección constitucional a las personas en situación
de debilidad manifiesta y la prohibición de regresividad en materia de derechos sociales, del
ciudadano Fernando Gilberto Arbeláez Insuasti.
A partir del recrudecimiento de la violencia en 1992, con ocasión al conflicto armado interno,
el Gobierno Nacional emprendió la búsqueda de mecanismos legales que permitieran la
disposición de ayudas económicas a la ciudadanía afectada por las acciones de grupos
armados ilegales. El 8 de noviembre de 1992, por medio del Decreto 1793, declaró el estado
de conmoción interior; mecanismo con el cual se pretendía contrarrestar las acciones de los
grupos de delincuencia organizada, puesto que éstos persistían en sus prácticas de violencia
contra el Estado y la población civil.
Durante la vigencia del mismo, el Gobierno Nacional decretó medidas encaminadas garantizar
la atención integral de las víctimas de atentados terroristas dentro del marco del conflicto
armado. Por medio del Decreto 263 de 1993, subrogado por el Decreto 444 de 1993, dictó
medidas con el objetivo de garantizar la atención hospitalaria, asistencia humanitaria, médica,
quirúrgica y hospitalaria, así como a brindarles apoyo económico para la reparación de los
daños causados por tales acciones. También presentó el Proyecto de Ley No. 40 de 1993[9],
con el objetivo de que las medidas expuestas tuvieran carácter permanente.[10]
El referido proyecto fue aprobado y se expidió la Ley 104 de 1993, la cual desarrolló algunos
mecanismos encaminados a fortalecer la convivencia ciudadana y restablecimiento del orden
público[11], con el propósito de contrarrestar algunos de los factores que generaban violencia
en el país.[12]
Entre los mecanismos propuestos para mitigar el impacto generado por la violencia en la
población civil, se instituyó una prestación para personas, que con ocasión al conflicto interno,
presentaren P.C.L., y no tuvieren ningún otro tipo de ingreso para enfrentar las consecuencias
económicas derivadas del desempleo. Así, el artículo 45 de la Ley 104 de 1993, dispuso
que “Las víctimas de los atentados que sufrieren una disminución de su capacidad física
desde un 66% calificada por el Fondo de Solidaridad Pensional, tendrán derecho a una
pensión mínima legal vigente siempre y cuando carezca de otras posibilidades pensionales y
de atención en salud.”
De esta manera, la disposición legal expuesta recoge el contenido básico del Decreto 443 de
1993 y regula diversos mecanismos a través de los cuales se materializan dichos principios y
propósitos de apoyo y atención integral, especialmente en los campos de asistencia de salud,
vivienda, educación, crédito a víctimas de atentados de las acciones terroristas. A partir de esa
norma se diseñó un modelo institucional, que en un primer momento asumió el Fondo de
Solidaridad y Emergencia Social de la Presidencia de la República[13], para coordinar la
financiación y cofinanciación de los diferentes programas de atención a víctimas, entre los
cuales asumir el costo de la pensión para los civiles víctimas del conflicto armado del país que
carezcan de otra posibilidad pensional y que hayan sufrido una disminución de su capacidad
laboral igual o superior al 66%.
En relación con la pensión por invalidez para víctimas de la violencia, el artículo 15 de la ley
241 de 1995, modificó el inciso 2, del artículo 45 de la Ley 104 de 1993, al establecer lo
siguiente: “Las víctimas que sufrieren una pérdida del 50% o más de su capacidad laboral
calificada con base en el Manual Único para la Calificación de Invalidez expedido por el
Gobierno Nacional, tendrán derecho a una pensión mínima legal vigente, de acuerdo con lo
contemplado en el Régimen General de Pensiones de la Ley 100 de 1993, siempre y cuando
carezcan de otras posibilidades pensiónales y de atención en salud.”
Así las cosas, la Ley 241 de 1995 aumentó el grado de la protección a la ciudadanía víctima de
la violencia, puesto que se exigió 50% de pérdida de capacidad laboral, y no un 66% como se
estipuló en la ley precedente. En ese sentido, se concluye que hubo un avance significativo en
seguridad social, de carácter progresivo y con vocación de permanencia, esto es, hasta el
momento en que se superaran las condiciones de orden público que dieron origen a dicha
prestación.
Esta ley derogó de manera expresa a la Ley 104 de 1993. No obstante, por iniciativa del
Gobierno Nacional y ante la pérdida de vigencia de la Ley 241 de 1995, se propuso al
Congreso de la República una serie de ajustes para mejorar la eficacia material de la ley
derogada. De conformidad con la exposición de motivos del Proyecto de Ley 75 de 1997
(Senado de la República) y 92 de 1997 (Cámara de Representantes), se manifestó que las
condiciones de orden público y las causas concretas que justificaran la expedición de la Ley
104 de 1993, habían variado y adquirido otra connotación[14], sin que ello implicara que esos
presupuestos habían sido superados.[15]
En conclusión, la disposición legal expuesta definió de manera clara y precisa los requisitos
para acceder a la pensión por invalidez para víctimas de la violencia, es decir: i) la condición
de víctima con ocasión al conflicto armado interno; ii) acreditar un porcentaje de pérdida de
capacidad laboral igual o superior al 50%; y iii) que el beneficiario de la prestación carezca de
cualquier otra posibilidad para acceder a una pensión. También, identificó la entidad
responsable de cubrir los gastos en que se incurra por ese concepto, el obligado a reconocerla
y la institución encargada de efectuar los pagos periódicos. Hechas estas precisiones, la Sala
entrará a revisar la vigencia de la norma, a partir de sus respectivas prórrogas, con el propósito
de determinar cuál es el estado actual de la prestación.
RESUELVE
SEGUNDO.- REVOCAR, el fallo proferido por el Juzgado Segundo Penal del Circuito
Especializado de Bogotá,por medio de sentencia proferida el 13 de enero de 2012, en primera
y única instancia, en el trámite de la acción de tutela interpuesta por el ciudadano Fernando
Gilberto Arbeláez Insuasti contra el Instituto de Seguros Sociales (ahora Colpensiones) y, en
consecuencia CONCEDER el amparo de sus derechos fundamentales al mínimo vital, el
debido proceso, la seguridad social y, a la vida en condiciones dignas.
UNDÉCIMO: LÍBRENSE las comunicaciones de que trata el artículo 36 del Decreto 2591
de 1991, para los efectos allí contemplados.
UNIVERSIDAD LIBRE – SECCIONAL PEREIRA Curso de
FACULTAD DE DERECHO Investigación
Demandado
Demanda de inconstitucionalidad contra el artículo 1 de la Ley 1106 de 2006 y 1
de la Ley 1421 de 2010
Referencia
Sentencia C-767 de 2014, del 16 de octubre de 2014
APA
RESUMEN
ANTECEDENTES
Mediante Auto del cuatro (4) de abril de dos mil catorce (2014), se admitió la demanda
interpuesta y se consideró pertinente poner en conocimiento a la Secretaría Jurídica de la
Presidencia de la República, al Ministerio del Trabajo, al Ministerio de Hacienda y Crédito
Público, al Departamento de Planeación Nacional, al Departamento Administrativo de la
Función Pública, al Presidente del Congreso de la República, a la Contraloría General de la
República, a la Administradora Colombiana de Pensiones -Colpensiones-, a la Unidad de
Gestión Pensional y Parafiscales -UGPP-, a la Organización Iberoamericana de la Seguridad
Social (Centro Regional en Colombia), a la Consultoría para los Derechos Humanos y el
Desplazamiento (CODHES), a la Corporación Viva la Ciudadanía, a la Casa de la Mujer, al
CINEP- Programa por la Paz, al Secretariado Nacional de Pastoral Social, al Centro
Internacional para la Justicia Transicional (ICTJ), a Asofondos, a la Central Unitaria de
Trabajadores -CUT-, a la Confederación General de Trabajadores, a la Fiduprevisora, así como
al Centro de Investigaciones para el Desarrollo de la Universidad Nacional de Colombia –
Facultad de Ciencias Económicas-, a la Directora de la Especialización de Derecho a la
Seguridad Social y a la Clínica Jurídica de Víctimas, doctor Roberto Vidal, de la Universidad
Javeriana, al Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Desarrollo -Cider- Universidad de los
Andes, al Centro de Estudios Sobre Desarrollo Económico de la Universidad de los Andes, al
Programa de Justicia Global y Derechos Humanos de la Universidad de los Andes, al Grupo de
Investigación en Derechos Humanos de la Universidad del Rosario, al Grupo de Investigación
de Justicia Transicional de la Universidad del Rosario, a la Universidad Sergio Arboleda, a la
Comisión Colombiana de Juristas y al Centro de Estudios de Derechos, Justicia y Sociedad
-DeJusticia-,
1.2.1. Antecedentes:
La Ley 104 de 1993 creó, como parte de los mecanismos de mitigación de la violencia
causada por el conflicto armado en el país, una prestación económica consistente en un
salario mínimo para aquellas personas que a raíz del conflicto sufrieran una disminución
de su capacidad laboral desde un 66% y que no tuvieran otra posibilidad de obtener
ingresos económicos. Posteriormente, la Ley 241 de 1995 aumentó la protección a las
personas con discapacidad, al reducir al 50% el porcentaje de pérdida de capacidad que
se debía acreditar para acceder a dicha pensión de invalidez.
En 1997, la Ley 418 derogó la Ley 104 de 1993, pero consagró nuevamente la pensión
de incapacidad como consecuencia del conflicto armado con tres condiciones
específicas para su acceso: i) la condición de ser víctima del conflicto armado interno,
ii) demostrar un porcentaje de pérdida de capacidad laboral igual o superior al 50%, y
iii) que el beneficiario carezca de otros medios para acceder a una pensión. En ese
momento, la Ley consagró una vigencia concreta de dos años para el artículo 131, tal
cual como había ocurrido con las leyes 104 de 1993 y 241 de 1995. Esta vigencia
temporal fue prorrogada por medio de la ley 548 de 1999.
Posteriormente, las leyes 782 de 2002 y 1106 de 2006, fueron las encargadas de
extender en el tiempo los efectos de las disposiciones de la Ley 418 de 1997. Sin
embargo, estas leyes no se refirieron al artículo que consagraba la pensión por
incapacidad a consecuencia del conflicto armado, por lo que a partir del 2002 la
prestación dejó de ser reconocida a las personas que presentaban su reclamación con
base en dos razones principales: en primer lugar porque la norma que establecía la
prestación no tenía vigencia, y en segundo lugar, porque a partir de 2005 con el Acto
Legislativo 01, se estableció la desaparición de los regímenes especiales, por lo que se
estableció como condición de posibilidad para acceder a pensión cumplir con los
requisitos de tiempo y edad que contempla la ley.
PROBLEMA JURÍDICO Y APTITUD DE LA DEMANDA
Jorge Amando Otálora, ciudadano y Defensor del Pueblo considera que a partir de la
promulgación de la Ley 1106 de 2006, la prestación económica para personas víctimas
de la violencia que cumplieran las condiciones consagradas en el la Ley dejó de ser
reconocida, lo que implica una trasgresión a la prohibición de regresividad de los
derechos económicos, sociales y culturales. Ello se traduce en un desmejoramiento del
mínimo vital y de la calidad de vida de las personas en condición de discapacidad que
han sido víctimas del conflicto armado interno y que gozan de una especial protección
constitucional (artículo 13 C.P). De igual manera, implica una suspensión abrupta y
sorpresiva de una prestación social sin que el legislador hubiese sustentado ni
demostrado las razones que lo justificaran.
Finalmente, otras intervenciones (entre las que se encuentra el concepto del Ministerio
Público) solicitan a la Corte que se declare INHIBIDA de proferir un fallo de fondo en
el presente asunto. Por una parte, afirman que existe una ausencia de claridad en los
cargos formulados pues no argumentan por qué los apartes acusados vulneran la Carta.
Por otra, se afirma que la prestación económica cuya derogatoria se debate se encuentra
plenamente vigente, razón por la cual la Corte Constitucional no podría examinar la
constitucionalidad de una norma que nunca se retiró del ordenamiento. Otros
ciudadanos afirman que existe carencia absoluta de objeto toda vez que las normas que
se pretenden estudiar ya han sido derogadas y han perdido sus efectos.
En relación con este último punto, considera la Sala que no asiste la razón a algunos de
los intervinientes que solicitan la inhibición, por cuanto los cargos presentados por el
Defensor del Pueblo, cumplen con las exigencias establecidas en el Decreto 2067 de
1991 y la jurisprudencia constitucional, y los cargos se encuentran dirigidos a (i)
demostrar el carácter regresivo de la supuesta derogatoria de la prestación contenida en
el artículo 46 de la Ley 418 de 1996 y (ii) el desconocimiento de la especial protección
que el Estado debe brindar a la población en situación de discapacidad en especial en
materia de seguridad social al no haberse prorrogado dicha prestación.
En tal sentido, la Corte ha establecido en forma reiterada que las personas en situación
de discapacidad se encuentran amparadas por dicha protección especial constitucional,
prevista, por una parte, por el artículo 13 de la Carta que en su inciso tercero ordena la
protección que deben recibir los grupos que se encuentren en condiciones de debilidad
manifiesta.[17]
3.3.2 Por otra parte, en el Sistema Interamericano de Derecho Humanos, la OEA adoptó
la Convención Interamericana para la Eliminación de todas las formas de
Discriminación de las Personas con Discapacidad, que reiteró el compromiso
internacional de los Estados parte en garantizar la adopción de las medidas de carácter
legislativo, social, educativo, laboral o de cualquier otra índole, para eliminar
plenamente cualquier forma de discriminación contra las personas con discapacidad.
De acuerdo con dicho modelo, la discapacidad se genera por las barreras propias del
contexto en donde se desenvuelve la persona, por lo que resulta necesario asegurar
adecuadamente sus necesidades dentro de la organización social. Así, pretende aminorar
dichos límites sociales de modo que se puedan prestar servicios apropiados que
aseguren que las necesidades de las personas con discapacidad sean tomadas en
consideración[21].
En tal sentido, su artículo 3º señala los principios rectores de la materia: (i) el respeto de
la dignidad inherente, la autonomía individual, incluida la libertad de tomar las propias
decisiones, y la independencia de las personas; (ii) la no discriminación; (iii) la
participación e inclusión plenas y efectivas en la sociedad; (iv) el respeto por la
diferencia y la aceptación de las personas con discapacidad como parte de la diversidad
y la condición humanas; (v) la igualdad de oportunidades; (vi) la accesibilidad; (vii) la
igualdad entre el hombre y la mujer; y (viii) el respeto a la evolución de las facultades
de los niños y las niñas con discapacidad y de su derecho a preservar su identidad.
Por esa misma época, el legislador expidió la Ley 1346 de 2009, mediante la cual
aprobó la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, adoptada
por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 13 de diciembre de 2006.
3.3.4 En el tema de la protección de víctimas del conflicto armado que además han adquirido
la condición de personas en condición de discapacidad, tanto la Corte Constitucional
como el legislador se han referido a la protección especial de la cual son merecedoras,
estableciendo la necesidad de acciones estatales efectivas que promuevan y protejan los
derechos de este grupo poblacional.
Así en el ámbito legislativo, la Ley 1448 de 2011, llamada ley de víctimas, es uno de los
instrumentos normativos de mayor importancia en relación con los derechos de las
víctimas del conflicto armado, pues tiene como propósito implementar medidas de
atención, asistencia y reparación integral a las personas que han sufrido las
consecuencias de hechos violentos en el país.
En consonancia con tal mandato, el segundo inciso de la norma dispone que: “el Estado
ofrecerá especiales garantías y medidas de protección a los grupos expuestos a mayor
riesgo de las violaciones contempladas en el artículo 3° de la presente Ley tales como
mujeres, jóvenes, niños y niñas, adultos mayores, personas en situación de
discapacidad, campesinos, líderes sociales, miembros de organizaciones sindicales,
defensores de Derechos Humanos y víctimas de desplazamiento forzado.” (Subrayado y
negrillas por fuera del texto original)
En tal sentido, este precepto normativo toma en cuenta dos aspectos con respecto a las
medidas de atención, asistencia y reparación. En primer lugar, la ejecución y adopción de
tales políticas deben “adoptarse criterios diferenciales que respondan a las
particularidades y grado de vulnerabilidad de cada uno de estos grupos
poblacionales.”[26] Así mismo, la ejecución de tales medidas “debe dirigirse a la
eliminación de los esquemas de discriminación y marginación que pudieron ser la causa
de los hechos victimizantes.”[27]
RESUELVE
SEGUNDO.- Declararse INHIBIDA para decidir de fondo, en relación con el artículo 131,
parcial, de la Ley 418 de 1997, artículo 1 de la Ley 548 de 1999 y el artículo 1 de la Ley 782
de 2002, por ineptitud sustantiva de la demanda.
UNIVERSIDAD LIBRE – SECCIONAL PEREIRA Curso de
FACULTAD DE DERECHO Investigación
Demandado Colpensiones
Referencia
Sentencia de Segunda Instancia, jueves 21 de julio de 2016
APA
RESUMEN
Pensión Especial de Invalidez a víctimas del conflicto armado. Finalidad. Tal prestación se consagró con el fin de proteger a
quienes sufrieron en su parte psicofísica una merma o reducción en su capacidad laboral superior al 50%, como consecuencia del
conflicto bélico que padece el país. Con la misma, además, se buscó amparar al núcleo familiar de las víctimas directas, pues se
quiso entregar una fuente de ingresos para que tanto aquel como estos cubrieran sus necesidades básicas. Pensión Especial de
Invalidez a víctimas del conflicto armado. Forma parte del Sistema General de Pensiones. En el inciso segundo de esta
norma, se consagra que la prestación de invalidez a las víctimas del conflicto, si bien tiene un origen especial y permite su acceso
indistintamente del cumplimiento de los requisitos señalados en la legislación, se regula y se concede de acuerdo a lo contemplado
en el Régimen General de Pensiones contenido en la Ley 100 de 1993 y las normas que la modifiquen, lo que la integra a dicha
legislación y la vuelve, por tanto, susceptible de sustitución en caso de muerte. Tal conclusión no varía, porque en la legislación que
regula el tema no se consagre de manera expresa la sustitución pensional, dado que se tornaba innecesaria norma expresa al
decirse que se concedía y por ende regulaba, de conformidad con el sistema general de pensiones. Víctimas del conflicto
armado. Concepto. Es que no puede perderse de vista que son víctimas del conflicto armado, además del que directamente sufrió
la lesión de su patrimonio moral o material, su cónyuge o compañero permanente y sus hijos, condición que el mismo legislador les
otorgó en el artículo 3º de la Ley 1448 de 2011. Sustitución pensional de la pensión especial de invalidez para víctimas de
conflicto armado. Ahora, para aplicar debidamente la finalidad protectora pretendida con la norma que concede la pensión
especial de invalidez, encuentra esta Sala que no puede limitarse únicamente a amparar la invalidez de la persona y dejar, una vez
fallezca esta, a sus causahabientes sin tal protección, sino que es indispensable extender el beneficio, por medio de la sustitución
pensional, a los beneficiarios que acrediten los presupuestos establecidos por el legislador para acceder a la pensión de
sobrevivientes. Es este el real sentido y alcance que estima la Corporación debe dársele a la norma para cumplir, adecuadamente,
con su finalidad.
SENTENCIA
¿Es posible que se conceda una pensión de sobrevivientes de una pensión especial de
invalidez concedida a una víctima del conflicto armado?
De esta norma se deriva sin ambages, que únicamente las pensiones de vejez y de
invalidez de origen común, pueden ser sustituidas. Pero en este punto, es donde debe verificarse, si
la prestación concedida al señor Mazabel Trujillo se encuadra dentro de las pensiones de invalidez
de origen común que, conforme a la cita normativa, puede sustituirse.
FALLA
Referencia
Sentencia Su 587 de 2016, del 27 de octubre de 2016
APA
RESUMEN
Hechos
1. El 29 de mayo de 2002, el señor José Ferney González Pérez fue víctima de una mina
antipersonal en la vereda El Herrero ubicada en el corregimiento Las Coles del municipio de
Pácora, departamento de Caldas. Como consecuencia de la explosión, resultó herido en su
ojo y oído izquierdo y se le diagnosticó “secuelas IEC (alteraciones funciones complejas e
integradas del cerebro). Con posterioridad, el 10 de agosto de 2004 fue calificado con una
pérdida de capacidad laboral del 59.45%, con fecha de estructuración coincidente con el día
en que ocurrió el hecho victimizante.
2. Una vez acaecido lo anterior, el 10 de agosto de 2015 el accionante radicó solicitud de
reconocimiento de pensión especial de invalidez para víctimas del conflicto armado ante
COLPENSIONES, en virtud de lo previsto en la Ley 418 de 1997, sin que hasta la fecha de
presentación de la acción de tutela se le haya otorgado una respuesta de fondo.
De admitirse que la protección se circunscribe a la obtención de una respuesta por parte de la
entidad demandada, en este caso, COLPENSIONES, en principio podría considerarse
superada la controversia constitucional, en el momento en el que se profirió la Resolución GNR
416728 del 23 de diciembre de 2015, entendiendo que se está en presencia de un hecho
superado. No obstante, en la medida en que el amparo se promueve con miras a obtener la
salvaguarda del derecho de petición, es necesario entrar a verificar si el contenido de la
respuesta satisface los elementos que integran su núcleo esencial, esto es, si la solicitud fue
resuelta de fondo, de manera clara, efectiva, suficiente y congruente con lo pedido. Por lo
demás, el reconocimiento de la prestación que aquí se solicita guarda estrecha relación con la
protección de las víctimas del conflicto armado, como sujetos que se hallan en una situación de
gravedad extrema y urgencia, por lo que el examen de la respuesta que fue otorgada apunta
directamente a la realización de otros derechos fundamentales como el mínimo vital y la vida
digna.
En este orden de ideas, es preciso advertir que en el contenido de la citada resolución, se
verificó que el accionante cumplía con todos los requisitos legales para ser beneficiario del
auxilio económico reclamado. Sin embargo, se decidió no reconocer el derecho y, por el
contrario, dejarlo en suspenso, con fundamento en que el Fondo de Solidaridad Pensional se
está negando a reembolsar los recursos destinados por COLPENSIONES para el pago de
dicha prestación y ello está generando riesgos en la sostenibilidad financiera del Sistema
General de Pensiones. Con la problemática adicional, derivada de los múltiples oficios que
fueron enviados a este Tribunal, conforme a la cual no pueden utilizarse los recursos de la
citada Administradora de Pensiones, ni del Fondo en cuestión, ya que se trata de rentas
parafiscales cuya destinación no puede afectarse, así sea temporalmente.
En este escenario, la respuesta que en la actualidad brinda el Estado frente al otorgamiento de
la pensión especial de invalidez para víctimas del conflicto, es que no cabe proceder a su
reconocimiento, financiación y pago, hasta tanto no se resuelva el asunto de la parafiscalidad y
de la posible afectación de las rentas de COLPENSIONES, en términos de sostenibilidad.
Visto lo anterior, es claro que la relevancia constitucional del caso ya no se encuentra en la falta
de respuesta en término a la solicitud del actor, sino en verificar si la respuesta otorgada por
COLPENSIONES, a través de la cual dejó en suspenso el derecho a la pensión especial de
invalidez del señor González Pérez, cumplió con los supuestos jurisprudenciales que demandan
la protección del derecho de petición.
Evolución normativa de la pensión especial de invalidez a favor de las víctimas de la
violencia.
La existencia de un conflicto armado interno en Colombia ha impulsado una serie de
actuaciones tendientes a asegurar la vigencia del Estado social de derecho y la garantía de los
derechos constitucionales, entre otras, a través de la consagración de instrumentos para la
búsqueda de la convivencia y la eficacia de la justicia. Justamente, con ese propósito, se
profirieron en su momento las Leyes 104 de 1993, 241 de 1995, 418 de 1997, 548 de 1999, 782
de 2002, 1106 de 2006 y 1421 de 2010. A través de tales leyes se ha buscado la protección de
la población víctima de la violencia, brindándoles una atención oportuna para la satisfacción de
sus necesidades básicas, especialmente aquellas generadas como consecuencia del conflicto.
El Ministerio del Trabajo presentó una solicitud de aclaración con el fin de que se determinaran
e identificaran los recursos económicos encaminados al cubrimiento de la pensión especial de
invalidez para víctimas. Como justificación de su solicitud, se dispuso que este beneficio se
encuentra excluido del Sistema de Seguridad Social y que, por esa razón, no podía ser
financiado a través del Fondo de Solidaridad Pensional, ya que los recursos de este último
tienen destinación específica para el cubrimiento de las contingencias amparadas por la Ley
100 de 1993, de conformidad con el artículo 48 de la Constitución Política.
Naturaleza de la pensión especial de invalidez para las víctimas del conflicto armado
interno.
A la luz de lo expuesto, esta Sala advierte que con la Sentencia C-767 de 2014 se alcanzó la plena
reafirmación de la pensión especial de invalidez a favor de las víctimas del conflicto armado, en los
términos en que se encuentra regulada en el artículo 46 de la Ley 418 de 1997 y reformada por el
artículo 18 de la Ley 782 de 2002. Esto significa que los elementos básicos que identifican su
esencia se derivan del contenido normativo de las normas en cita, las cuales disponen que:
“(…) Las víctimas que sufrieren una pérdida del 50% o más de su capacidad laboral
calificada con base en el Manual Único para la Calificación de Invalidez, expedido por el
Gobierno Nacional, tendrán derecho a una pensión mínima legal vigente, de acuerdo con
lo contemplado en el Régimen General de Pensiones de la Ley 100 de 1993, siempre y
cuando carezcan de otras posibilidades pensionales y de atención en salud, la que será
cubierta por el Fondo de Solidaridad Pensional a que se refiere el artículo 25 de la Ley 100
de 1993 y reconocida por el Instituto de Seguros Sociales, o la entidad de naturaleza
oficial señalada por el Gobierno Nacional (…)”.
Ahora bien, esta Corporación ha encontrado consenso en que la pensión especial de invalidez para
víctimas, aun cuando la ley la denominó como “pensión”, no hace parte del Sistema General de
Pensiones, en cuanto, como ya se dijo, tiene una naturaleza particular y específica que la justifica.
Por ello, los requisitos que se exigen para ser beneficiario de este auxilio económico no son ni
remotamente similares a los que se consagran en el sistema tradicional de pensiones, para el
reconocimiento y pago de las prestaciones que amparan las contingencias de dicho régimen. En
este sentido, mientras las prestaciones del Sistema General de Pensiones están sujetas a la
realización de algún tipo de cotización previa, el beneficio concebido por el artículo 46 de la Ley
418 de 1997 es ajeno a esa exigencia, por cuanto se sustenta en el cumplimiento de un deber de
protección constitucional.
Hechas las anteriores precisiones, resulta evidente que la prestación examinada no ha sido
derogada ni por la Ley 797 de 2003, ni por el Acto Legislativo No. 01 de 2005, pues no se trata de
un beneficio económico que esté sujeto al deber de cotización, ni tampoco su exigibilidad supone la
consagración de un régimen pensional especial contrario a la prohibición del artículo 48 de la
Carta, conforme a la cual: “no habrá regímenes especiales ni exceptuados, sin perjuicio del
aplicable a la fuerza pública, al Presidente de la República y a lo establecido en los parágrafos del
presente artículo”. Dada esta contextualización también resulta indiscutible que en los casos en los
que se reclame el reconocimiento y pago de este beneficio económico, no se está en presencia de
un litigio vinculado con la posible vulneración o amenaza del derecho a la seguridad social.
Requisitos para acceder a la pensión o al auxilio especial de invalidez.
1. tener acreditada la condición de víctima.
2. Haber sido calificada con una PCL igual o superior al 50%, con base en el Manual Único
para la Calificación de Invalidez expedido por el Gobierno Nacional.
3. Que el potencial beneficiario no tenga la posibilidad de acceder a otro tipo de pensión
otorgada en el Sistema General de Pensiones (vejez, invalidez o sobrevivientes).
4. Que carezca de atención en salud.
En este orden de ideas, la citada institución estaba obligada (i) a reconocer la pensión especial de
invalidez, (ii) a realizar trámites correspondientes para asegurar su pago periódico y (iii) a solicitar
formalmente al Fondo de Solidaridad Pensional el reembolso de los recursos utilizados para tal
efecto, conforme se ha explicado en esta providencia.
Por lo anterior, la Corte advierte que la respuesta dada por COLPENSIONES no fue suficiente,
efectiva, ni congruente con el requerimiento realizado por el tutelante, ya que materialmente no dio
una solución a la pretensión planteada y tampoco resolvió las cuestiones de las cuales dependía la
efectividad del auxilio reclamado, sino que concluyó su examen con cuestiones accidentales y
ajenas a la situación particular del accionante, como condicionantes de lo solicitado. De ahí que,
para la Sala Plena, se configuró una clara violación del derecho de petición del accionante.
Particularmente, la cadena de omisiones inicia con la negativa del Fondo de Solidaridad Pensional
de proceder con su obligación legal de financiar o cubrir las rentas destinadas para el pago de
la pensión especial de invalidez, a partir de las órdenes de reembolso adoptadas por esta
Corporación en sede de revisión, a manera de precedente reiterado, cuyo sustento se encuentra
en la imperiosa necesidad de lograr la materialización de un derecho, de acuerdo con los principios
constitucionales de celeridad, economía y eficacia (CP art. 209). Como ya se expuso, una lectura
razonable de la forma como debe operativizarse la labor de financiación otorgada al citado Fondo,
a partir de la armonización que se exige entre el artículo 46 de la Ley 418 de 1997 y el artículo 25
de la Ley 100 de 1993, es la de entender que las sumas que se destinen para cubrir la pensión
objeto de este pronunciamiento, en principio, podrían manejarse a través de una fiducia,
independiente y distinta, de aquella que tiene a su cargo la administración de las rentas que
componen las subcuentas de solidaridad y subsistencia. En todo caso, ello no obsta para que el
Ministerio del Trabajo promueva otra modalidad que considere apropiada para que el Fondo de
Solidaridad Pensional pueda cumplir efectivamente con su obligación de financiación, de
conformidad con lo expuesto en la presente providencia.
En consecuencia, esta Corporación encuentra que no existe razón alguna para que
COLPENSIONES haya omitido el reconocimiento y pago de la pensión especial de
invalidez requerida por el señor José Ferney González Pérez. En tal virtud, se otorgará el amparo
concedido respecto de los derechos de petición, mínimo vital y vida digna, ordenando que se
levante la decisión de dejar en suspenso el reconocimiento y pago de la citada prestación,
conforme se dispuso en la Resolución GNR 416728 del 23 de diciembre de 2015. Por lo demás, en
relación con los valores que COLPENSIONES destine para la cancelación del beneficio en
comento, se autoriza su derecho a repetir contra el Fondo de Solidaridad Pensional.
RESUELVE
Tercero.- ORDENAR al Ministerio del Trabajo, como entidad a la cual se encuentra adscrita el
Fondo de Solidaridad Pensional, que en el término no mayor a un mes contado a partir de la
notificación de esta sentencia, proceda a constituir una nueva fiducia, o la modalidad operativa
alternativa que se estime adecuada, la cual, mientras no se defina una fuente distinta, deberá
conformarse con recursos del Presupuesto General de la Nación, cuya identificación y desembolso
se hará por el Ministerio de Hacienda y Crédito Público, de conformidad con las normas
presupuestales aplicables, con el fin de asegurar la existencia de un capital que permita cubrir el
pago de las pensiones especiales de invalidez a favor de las víctimas que sean reconocidas por
COLPENSIONES y que, por ende, excluya el uso de los recursos parafiscales de las subcuentas
de solidaridad y subsistencia de dicho Fondo.
Sexto.- ORDENAR al Ministerio del Trabajo que supervise el cumplimiento de las obligaciones de
reconocimiento, pago y financiación que realicen las autoridades competentes en relación con la
garantía de la pensión especial de invalidez a favor de las víctimas del conflicto armado interno,
con miras a procurar la satisfacción de las necesidades básicas de dicho grupo de especial
protección constitucional.
Octavo.- ACLARAR que las decisiones que aquí se adoptan no excluye la potestad que se otorga
en el artículo 46 de la Ley 418 de 1997, para que el Gobierno Nacional designe una entidad de
naturaleza oficial distinta para reconocer la pensión especial de invalidez, para disponer de las
fuentes de financiación destinadas a su cobertura o para asignar a una nueva autoridad la labor de
pago periódico, siempre que dicha designación garantice criterios de oportunidad, celeridad y
eficacia que demandan la cancelación completa e integral de este beneficio legal.
Noveno.- Esta sentencia tiene efectos inter comunis, por lo que las órdenes aquí adoptadas se
extenderán a todas las personas víctimas del conflicto armado a quienes se les hubiere dejado en
suspenso o negado su derecho a la pensión especial de invalidez consagrada en el artículo 46 de
la Ley 418 de 1997, , invocando razones de sostenibilidad o de protección a los recursos
parafiscales de la seguridad social, siempre que COLPENSIONES haya verificado el cumplimiento
de los requisitos legales para ser beneficiarios de dicha prestación.
Referencia
Sentencia T 009 de 2015, del 16 de enero de 2015.
APA
RESUMEN
Hechos
2. El 20 de enero de 2001, en la Vereda Cuatro Bocas de dicha zona rural, fue víctima de la
explosión de una mina anti-personal como consecuencia de la cual le fue amputada su
pierna derecha, y no pudo volver a trabajar en razón a que su labor le exigía desplazarse
diariamente a través de largas distancias.
3. Señala que con el transcurso del tiempo, su condición se ha hecho aún más deplorable en
cuanto ha ido desarrollando patologías como “gonartrosis de rodilla, escoliosis de columna y
un aumento de lordosis fisiológica” en virtud de las cuales fue dictaminado, el 31 de marzo
de 2014, con una pérdida de capacidad laboral del 51,85% y fecha de estructuración del 10
de marzo del 2014.
4. Tras conocer el resultado del dictamen anteriormente enunciado, el actor radicó ante
Colpensiones los documentos requeridos a efectos de solicitar el reconocimiento del
derecho a la pensión de invalidez al que estima tener derecho en virtud de su condición de
víctima del conflicto armado (en aplicación de lo dispuesto en el artículo 46 de la Ley 418 de
1997).
5. Informa que el mismo día en el que radicó la anterior solicitud, Colpensiones, mediante oficio
identificado con el radicado No. 2014_3190444, le respondió que su pretensión no era viable
en cuanto su solicitud no había pasado las validaciones del SABASS y ASOFONDOS .
6. Inconforme con la respuesta anterior, el día dos (2) de mayo de dos mil catorce (2014),
radicó una segunda solicitud en la que solicitó nuevamente el reconocimiento del derecho
pensional al que estima ser acreedor, así como el retroactivo y demás prestaciones
económicas que de él se derivan, solicitud que hasta el momento de interposición de la
demanda no había sido resuelta.
7. Afirma que actualmente se encuentra viviendo con su compañera permanente y dos hijos,
por lo que la falta de medios de subsistencia no solo afecta sus derechos fundamentales,
sino también los de su núcleo familiar.
El ciudadano David Puerta de la Hoz acude a este excepcional mecanismo de protección con el
objeto de obtener la efectiva garantía de sus derechos fundamentales al mínimo vital, petición y
vida digna, pues considera que el accionar de Colpensiones, al no dar contestación a su segunda
solicitud que realizó a efectos de obtener el reconocimiento del derecho a la pensión especial de
invalidez, le impide adquirir certeza en relación con la titularidad de los derechos que reclama. En
adición a lo anterior, en relación con la omisión de estudiar el fondo de su solicitud, estima que ésta
se constituye en una barrera infranqueable para la efectiva materialización de su derecho a la
pensión de invalidez por ser víctima del conflicto armado y, en consecuencia, de sus demás
derechos fundamentales.
A pesar de haber sido efectivamente notificada del trámite de la presente acción, Colpensiones
omitió realizar pronunciamiento alguno en relación con los hechos y pretensiones expuestas.
A continuación, se plantea la situación jurídica del ciudadano David Puerta de la Hoz, quien, como
consecuencia de la explosión de una mina anti-personal sufrió la pérdida de una de sus piernas y
el desarrollo de diversas afecciones en salud que en la actualidad han disminuido su capacidad
laboral en un porcentaje superior al 50%, ostenta la condición de víctima del conflicto armado.
Afirma haber solicitado el reconocimiento de la pensión especial de invalidez contemplada en el
artículo 46 de la Ley 418 de 1997, pero que su requerimiento fue rechazado de plano, sin ningún
estudio de fondo que determinara o no su titularidad, en cuanto se consideró por parte de la
accionada que el actor no “pasó las validaciones SABASS y ASOFONDOS”.
Con el objetivo de resolver la situación fáctica planteada, esta Corporación deberá dar respuesta al
siguiente problema jurídico: ¿se vulneran los derechos fundamentales del actor al negársele el
derecho a la pensión especial de invalidez por ser víctima del conflicto armado, con fundamento en
exigencias no contempladas en la Constitución, ni en la ley para hacerse acreedor a dicha
prestación?
Para dar solución a esta interrogante, la Sala procederá a realizar un análisis de la jurisprudencia
constitucional sobre: (i) el régimen legal de la pensión especial de invalidez para víctimas de
conflicto armado, vigencia, requisitos y elementos; y (ii) la procedencia excepcional de la acción de
tutela cuando existen mecanismos ordinarios de protección, para así entrar a resolver el caso en
concreto.
Lo primero que se debe señalar en relación con la prestación en comento, es que el texto del
artículo 46 de la Ley 418 de 1997 establece una serie de requisitos que deben materializarse a
efectos de que una persona pueda hacerse acreedora a este especial derecho. Al respecto, esta
Corte en sentencia T-463 de 2012 hizo una somera compilación de estos, los cuales identificó de la
siguiente manera:
“i) que la persona que pretende beneficiarse de la pensión mínima especial de invalidez
haya perdido el 50% o más de la capacidad laboral con ocasión de un acto que se perpetre
en el marco del conflicto interno (atentado terrorista), ii) que sea valorada por la Junta
Regional de Invalidez competente, según las pautas fijadas en el manual único de
calificación expedido por el gobierno nacional; iii) la pensión especial de invalidez será
equivalente a un salario mínimo legal mensual vigente, toda vez que en Colombia no se
pueden reconocer prestaciones por debajo de este monto, salvo disposición legal en
contrario; iv) que el beneficiario carezca de otras posibilidades de adquirir una pensión y la
consecuente atención en salud; v) dicha prestación será cubierta por el Fondo de
Solidaridad Pensional, creado en el artículo 25 de la Ley 100 de 1993, y reconocida por el
Instituto del Seguro Social o por la entidad oficial que señale el gobierno nacional”.
Ahora bien, esta Corporación en sentencias T-463 de 2012, T-469 de 2013 y más recientemente en
la C-767 de 2014, se estudió la vigencia actual de la Ley anteriormente referenciada y concluyó
que a pesar de que ésta tan solo fue prorrogada expresamente hasta el año 2006 y que si bien
hasta el momento se había interpretado que la Ley 797 de 2003, al establecer en su artículo
segundo que en ningún caso sería posible sustituir el requisito de semanas cotizadas o tiempo de
servicios, con el cumplimiento de otros distintos a cotizaciones efectivamente realizadas, había
derogado tácitamente la prestación en comento, era necesario entender que la pensión especial
para víctimas del conflicto armado sigue vigente a la fecha.
En primer lugar, la Corte consideró que no resulta admisible establecer, que ante la falta de
prórroga expresa por parte de la Ley 1106 de 2006 del artículo que contemplaba dicha prestación,
la conclusión necesaria sea que, a pesar de que no han cesado las causas que dieron origen a
esta medida y en contravención flagrante del principio de progresividad y la prohibición de
regresividad de los derechos sociales, la medida allí contemplada ha perdido vigencia y
actualmente es inaplicable.
En segundo lugar, observó que el hecho de que la prestación objeto de estudio haya sido
prorrogada de manera sucesiva en numerosas disposiciones legales sobre la base según la cual,
las causas que le dieron origen no pudieron superarse, hace necesario concluir que el legislador,
en su libertad de configuración para regular los derechos sociales, se encuentra limitado tanto en la
imposibilidad de desconocer los derechos previamente adquiridos, como por el principio de
progresividad. Principio que, a la luz de lo allí memorado, permite presumir la inconstitucionalidad
de toda norma que lo desconozca a menos de que se evidencien los siguientes elementos: “(i)que
la medida se encuentra justificada y ajustada al principio de proporcionalidad; (ii) que la medida no
desconoce situaciones particulares y concretas consolidadas bajo la legislación anterior, por lo que
se muestra respetuosa de los derechos adquiridos”.
RESUELVE:
TERCERO.- RECONOCER que Colpensiones tiene derecho a repetir en contra del Fondo de
Solidaridad Pensional a través de su administrador, el Consorcio Prosperar, para recuperar las
sumas de dinero que deba gastar por concepto del reconocimiento y pago de la pensión por
invalidez para víctimas del conflicto armado, de conformidad con el artículo 45 de la Ley 418 de
1997.
CUARTO.- Por Secretaría General de esta Corporación, LÍBRENSE las comunicaciones de que
trata el artículo 36 del Decreto 2591 de 1991, para los efectos allí contemplados.
Referencia
Sentencia t 463 de 2012, del 21 de julio de 2012
APA
RESUMEN
HECHOS:
1. Manifiesta que el ocho (8) de abril de 1996, fue víctima de un atentado terrorista con artefacto
explosivo, que le ocasionó múltiples heridas y politraumatismos que dejaron en su humanidad
secuelas graves e irreversibles a pesar de los extensos tratamientos médicos que se le han
practicado a través de ortopedia, cirugía plástica y demás procedimientos quirúrgicos.
2. Señala que es ajeno a las causas del atentado, toda vez que los hechos ocurrieron cuando
tranquilamente se dirigía a su sitio de trabajo, donde desempeñaba oficios varios como albañil.
3. Precisa que dentro de las secuelas más sobresalientes se encuentra cicatriz en la región de la
mejilla izquierda visible e irregular que compromete FX del pómulo y maxilar superior izquierdo, tic
nervioso, deformidad de párpado superior ojo derecho, epifora en ojo izquierdo y disminución de la
agudeza visual en ojo derecho 20/40, secuelas post-fractura a nivel de cuello de pie izquierdo con
anquilosis a diez grados en dorsiflexión y anquilosis de pantiflexión pie izquierdo, parestesia y
causalgias persistentes post-trauma por lesión de nervio peroneo superficial, amputación de dedo
grueso artejo pie derecho.
4. Arguye que pese a todos los tratamientos médicos a que se ha visto sometido, las lesiones
sufridas fueron de tal magnitud que le produjeron una pérdida de capacidad laboral del 51.44%, tal
como lo determinó la Junta Regional de Invalidez del Cesar, según dictamen que data del 14 de
diciembre de 2004.
6. Manifiesta que las entidades accionadas se han negado paulatinamente a reconocer el derecho
a la pensión solicitada, argumentado trabas jurídicas que lo único que hacen es agravar más su
estado de salud, vulnerando de paso sus derechos fundamentales a la seguridad social y al
mínimo vital.
Solicitud de tutela.
En consonancia con lo anterior, el accionante solicitó que le fueran amparados los derechos
fundamentales al trabajo, a la vida digna, a la seguridad social y al mínimo vital; para el efecto,
pretende que le sea reconocida la pensión de invalidez de que tratan las leyes 418 de 1997, 782 de
2002 y 1106 de 2006, por parte del Ministerio de Protección Social –FIDUFOSYGA- a través del
Instituto del Seguro Social, toda vez que considera que no puede quedar desprovisto de los medios
económicos para su congrua subsistencia y la de su familia, teniendo en cuenta que la pérdida de
su capacidad laboral se originó como consecuencia de la situación de orden público que vive el
país y no por una razón atribuible a la víctima.
En el caso bajo estudio se solicita el reconocimiento de una pensión mínima especial de invalidez
reconocida por primera vez en Colombia en el artículo 46 de la Ley 418 de 1996. Dicha norma trajo
al mundo jurídico la posibilidad de que una persona que hubiese perdido el 50% o más de su
pérdida de capacidad laboral con ocasión de un atentado terrorista, sin que goce de la posibilidad
de acceder a otros beneficios prestacionales, tendrá derecho a que por intermedio del Ministerio de
Protección Social –Fondo de Solidaridad Pensional- se cubra el valor de la pensión la cual será
reconocida por el Instituto del Seguro Social o por la entidad de naturaleza oficial señalada por el
gobierno.
Con base en los elementos fácticos descritos, encuentra la Sala que el problema jurídico que ante
ella se plantea consiste en determinar si el Ministerio de la Protección Social y El Instituto del
Seguro Social, vulneraron los derechos fundamentales al trabajo, a la vida digna, a la seguridad
social y a la salud de un ciudadano que perdió el 51.44% de su capacidad laboral con ocasión de
un atentado terrorista, y que fue valorado por la Junta Regional de Calificación de Invalidez del
Cesar, según los requerimientos exigidos por las normas vigentes, al negarle el reconocimiento y
pago de la pensión especial de invalidez de que trata el artículo 48 de la Ley 418 de 1997,
modificado por el artículo 18 de la Ley 782 de 2002.
De la evolución y vigencia del régimen legal que consagró el derecho a la pensión especial
de invalidez para las víctimas de atentados terroristas.
Desde el año de 1997 el legislador siendo consciente de las afecciones que el conflicto armado
causa en la integridad física y psicológica de las víctimas de atentados terroristas, promulgó la Ley
418 de 1997, publicada en el Diario Oficial Núm. 43.201 del 26 de diciembre del mismo año, por
medio de la cual se consagran unos instrumentos para la búsqueda de la convivencia, la eficacia
de la justicia y se dictan otras disposiciones.
La norma en comento consagró específicamente la posibilidad de que las personas que hubieren
perdido el 50% o más de su capacidad laboral con ocasión de atentados terroristas y que fueran
calificados por las juntas regionales de calificación de invalidez, según las instrucciones del
gobierno, tendrían la posibilidad de acceder a una pensión mínima especial de invalidez, la cual
sería cubierta por el Fondo de Solidaridad Pensional y reconocida por el Instituto del Seguro Social
o por la entidad oficial que designe el gobierno nacional. El contenido del mencionado artículo es el
siguiente:
Ley 418 de 1997. “ARTÍCULO 46. <Artículo modificado por el artículo 18 de la Ley 782 de
2002. El nuevo texto es el siguiente:> En cumplimiento de su objeto y en desarrollo de sus
facultades, la Red de Solidaridad Social atenderá gratuitamente y sin intermediarios a las
víctimas de actos a que se refiere el artículo 15, en los términos previstos en los
artículos 20 y 23 de la presente ley, los gastos funerarios de las mismas, para proteger a los
habitantes contra las consecuencias de actos que se susciten en el marco del conflicto
armado interno, subsidiará las líneas de crédito a que se refiere el presente título, de
conformidad con las reglamentaciones que adopte su Junta Directiva. Igualmente, podrá
cofinanciar los programas que adelanten entidades sin ánimo de lucro, celebrando para este
último efecto los contratos a que se refiere el artículo 355 de la Constitución Política y las
normas que lo reglamentan, todo en función de la protección y ayuda a los damnificados.
Las víctimas que sufrieren una pérdida del 50% o más de su capacidad laboral calificada
con base en el Manual Único para la calificación de invalidez, expedido por el Gobierno
Nacional, tendrán derecho a una pensión mínima legal vigente, de acuerdo con lo
contemplado en el Régimen General de Pensiones de la Ley 100 de 1993, siempre y cuando
carezcan de otras posibilidades pensionales y de atención en salud, la que será cubierta por
el Fondo de Solidaridad Pensional a que se refiere el artículo 25 de la Ley 100 de 1993 y
reconocida por el Instituto de Seguros Sociales, o la entidad de naturaleza oficial señalada
por el Gobierno Nacional.
Los pagos que deban hacerse por razón de los seguros que se contraten se harán con
cargo a los recursos de la Red de Solidaridad Social.”
Esta norma, que fue creada con una vigencia transitoria, fue a su vez prorrogada por las continuas
modificaciones de que fue objeto, terminando su vigencia en el año dos mil seis, como a
continuación se expondrá.
Desde un inicio a la Ley 418 de 1997 se le dio una vigencia de dos años a partir de su
promulgación; quiere decir lo anterior, que la misma dejaría de existir a partir de las 24 horas del 25
de diciembre de 1999.
No obstante, el legislador reprodujo su contenido con la expedición de la Ley 548 del 23 de
diciembre de 1999, en esta ocasión la vigencia de la norma fue prorrogada por tres (3) años,
contados a partir de su sanción, publicada en el Diario Oficial Núm. 43.827 del 23 de diciembre de
1999.
Posteriormente, la norma en cita y que reconoce la pensión de invalidez a las personas víctimas de
atentados terroristas, fue nuevamente modificada por el artículo 18 de la Ley 782 de 2002,
publicada en el Diario Oficial Núm. 45.043 de 23 de diciembre de 2002. Esta ley le incorpora una
vigencia de cuatro (4) años a partir de la fecha de su promulgación.
Quiere decir lo anterior que la garantía de la pensión especial mínima de invalidez reconocida
desde la Ley 418 de 1997, produjo sus efectos jurídicos hasta el 22 de diciembre de 2006. Ello en
razón de que la Ley 1106, publicada en el Diario Oficial Núm. 46.490 de 22 de diciembre del mismo
año, no prorrogó la vigencia del artículo 18 de la Ley 782 de 2002.
Lo primero que se debe señalar es que el texto del artículo 46 de la Ley 418 de 1997, crea una
prestación especial que requiere para su materialización la concurrencia de los siguientes
requisitos: i) que la persona que pretende beneficiarse de la pensión mínima especial de invalidez
haya perdido el 50% o más de la capacidad laboral con ocasión de un acto que se perpetre en el
marco del conflicto interno (atentado terrorista), ii) que sea valorada por la Junta Regional de
invalidez competente, según las pautas fijadas en el manual único de calificación expedido por el
gobierno nacional; iii) la pensión especial de invalidez será equivalente a un salario mínimo legal
mensual vigente, toda vez que en Colombia no se pueden reconocer prestaciones por debajo de
este monto, salvo disposición legal en contrario; iv) que el beneficiario carezca de otras
posibilidades de adquirir una pensión y la consecuente atención en salud; v) dicha prestación será
cubierta por el Fondo de Solidaridad Pensional, creado en el artículo 25 de la Ley 100 de 1993, y
reconocida por el Instituto del seguro Social o por la entidad oficial que señale el gobierno nacional.
De otro lado se debe precisar que la pensión mínima especial creada mediante la Ley 418 de 1997,
artículo 46, no se debe enmarcar dentro de las prestaciones generales reconocidas por el régimen de
seguridad social integral consagrado en la Ley 100 de 1993. Ello atendiendo a que cada una las
prestaciones reconocidas en la ley de seguridad social exigen como requisito previo la realización de
aportes al sistema de salud, riesgos profesionales y pensión, situación que difiere ampliamente de
los requisitos exigidos en el artículo 46 de la primera ley mencionada.
Queda claro entonces que los requisitos que debe probar quien pretenda la asignación de la
pensión especial mínima reconocida en la Ley 418 de 1997, modificada por la Ley 782 de 2002,
difieren ampliamente de los exigidos por el régimen general de seguridad social integral de la Ley
100 de 1993, y en esa medida, de haberse causado la prestación durante la vigencia de las dos
primeras normas mencionadas, cumpliendo a cabalidad los requisitos enumerados en el acápite
4.1 de la parte considerativa de esta providencia, el ciudadano que solicite el reconocimiento y
pago de la prestación, tendrá inexorablemente el derecho a que le sea asignada .
RESUELVE:
TERCERO.- ORDENAR al Instituto de Seguro Social que dentro del término de un mes, reconozca y
pague la pensión mínima especial de invalidez al señor Ballesteros Melo.
CUARTO.- LÍBRESE por Secretaría la comunicación prevista en el artículo 36 del Decreto 2591 de
1991, para los efectos allí contemplados.