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Reseña sobre “Apunte gótico” de Inés Arredondo.

Introducción
Quiero comenzar diciendo que al encontrarme con los cuentos de Inés
Arredondo me he convertido en, si pudiese decirlo de alguna manera, un seguidor
de sus finas y sutiles palabras. Realizar un análisis de alguna de sus obras me
pondría en una posición incómoda, debido sobre todo a lo que conlleva poder
“exprimir” cada palabra. Por lo que quizá, tendré que conformarme con presentar
un esbozo de cada parte de este cuento titulado, “Apunte gótico”; que, a manera
de comentario general, y muy personal ha llegado a impresionarme y deleitar mi
sensibilidad, tratándose de un tema de lo más horrible como lo es el incesto.
Sobre Inés
Hablar de Arredondo significa decir, como lo ha dicho Eloy Urroz, un novelista
y ensayista neoyorquino, “la mejor cuentista de su generación y una de las
mejores cuentistas latinoamericanas del siglo XX”.1 Hablar en general de la obra
de Arredondo es delicado y es necesario andarse con mucha precaución de lo
contrario sería traicionar el rigor que le es propio. Justamente en este sentido
Urroz pone al comienzo de su ensayo una frase de Xavier Villaurrutia. “El rigor es
el ascetismo de la forma”.2
El ensayo de Urroz comienza abordando el tema de la belleza, utilizando de
base el texto crítico que Kundera hace de la obra musical de Igor Stravinski y que
compara a éste con Arredondo en cuanto a la forma de expresar el horror y la
barbarie. “En concreto: es la forma lo que importa en Arredondo y Stravinski y no
el mal o la barbarie en sí mismas”.3 Si Arredondo denunciara explícitamente los
horrores que narra, traicionaría el estilo bello con el que lo hace, sin embargo esto
no quiere decir que significa una especie de omisión del mal, al contrario se vuelve
una especie de ironía; pues porque es bellamente narrado es que atrapa al lector
y dichos horrores terminan deleitándole, haciendo de ello aún más horroroso
dichos hechos, pudiese decirse que con sus cuentos Arredondo evidencia la
propia barbarie del lector.
Apunte gótico
Pero no es hablando del autor como puede llegar a conocérsele sino yendo a la
obra misma, así es que, para ello se ha elegido la obra de “Apunte gótico”, obra
que está dedicada a Juan Vicente Melo, contemporáneo suyo, escritor, médico y
crítico musical.
Ya desde el íncipit se muestra el tono de ambigüedad que tendrá todo el
cuento y que en la mayoría de sus cuentos maneja, “Cuando abrí los ojos vi que

1
Eloy URROZ, Forma, Belleza y Barbarie en los cuentos de Inés Arredondo, en: Revuelta, n.4 (2006), 45 p.
2
Ibid.
3
Ídem, 46 p.
tenía los suyos fijos en mí”. 4 Aquí no se define quién es el que tiene los ojos
puestos en el narrador, así mismo no se define quién es el narrador ni su género.
En el párrafo segundo contiene elementos góticos como la sábana y la vela.
También se describe un cuerpo desnudo, sus cabellos y el género del personaje
pues se menciona a un “él”. “La vela permanecía encendida encima de la mesita
de noche del lado donde él estaba…”5, y nuevamente aparece el campo
semántico del inicio, “…pero a pesar de la sombra sus ojos resplandecían en la
cara”.6
El siguiente párrafo comienza con una oración igual de ambigua pero que en el
contexto nos da ya un elemento importante. “La tormenta había pasado”. 7 Esto se
podría interpretar en la línea de un cuerpo desnudo y teniendo en cuenta que el
narrador del cuento está en la misma cama que aquel del cuerpo desnudo, como
un acto sexual en que está implicado el narrador del cuento. El cuento prosigue
con, “Él hubiera podido apagar la vela y enviarme a dormir en mi cama, pero no lo
hacía. No se movió. […] mirándome, reteniéndome”.8 El elemento gótico de la vela
vuelve a aparecer y el campo semántico referente a los ojos también, pero nos da
una característica de esta mirada, la “retención”, que puede significar que ella no
quiere irse o ¿será que también él no le permite irse y entonces se ve forzada a
estar allí, a manera de violación?
Hasta este momento la identidad del narrador y el otro personaje no ha sido
revelada, pero a continuación el párrafo que le sigue inicia mencionando a la
madre del narrador. Otro elemento gótico nos es dado, las habitaciones
abismales. Se refiere nuevamente al personaje secundario “…él tenía una mujer,
otra, eso era lo cierto. Era la causa de que mi madre hubiera enloquecido. Yo
nunca la he visto”.9 Nuevamente Arredondo nos sumerge a este lago de
ambigüedad, pero poniendo en evidencia algunas otras características, ¿podrá ser
el narrador, “la otra mujer”? ¿y la causa de la locura de la madre será que, “él” es
su marido, quien comete el crimen del incesto con su hija? Si damos por ciertas
estas cuestiones se evidencia la manera tan sutil en la narración de Arredondo
para involucrar gradualmente al lector en el cuento y la forma tan bella de narrar
los hechos horribles y del mismo modo el uso de la ficción que envuelve al texto
en una atmosfera de realidad ficticia, muy interesantes.
El cuento se vuelve en un tono de erotismo en el par de párrafos posteriores,
elementos como la lengua, la piel, los ojos, los cuerpos de ambos involucrados en

4
Inés ARREDONDO (1976), Apunte gótico, en: Río Subterráneo, México, Joaquín Mortiz, 36.
5
Ibid.
6
Ibid.
7
Ibid.
8
Ibid.
9
Ídem, 37.
un juego de atracción y evasión. También la muerte se presenta aquí como
liberación del terrible pecado.
Entonces casi al finalizar, aparece el elemento de la rata, que se le puede dar
el significa de lo asqueroso de lo repugnante, pero que sobre todo podemos inferir
que se refiere a ella misma, o será al incesto, “Con sus ojos hirsutos y su gran
boca llena de grandes dientes, prieta, mugrosa, costrosa, Adelina, la hija de la
fregona, se trepa con gestos astutos y ojos rojos fijos en los míos”. 10 Y otra
característica, “Tiene siete años, pero acaba de salir del caño…” 11 Este elemento
puede significar el tiempo que lleva efectuándose el incesto.
Al final del cuento se revela por fin de manera explícita la identidad del
personaje de la cama, “Ahora sí creo que mi padre está muerto. Pero no, en este
preciso instante, dulcemente, sonríe complacido.” Juega nuevamente con los
contrarios, muerte y complacencia, por un lado, la acción liberadora de la muerte y
por otro la atadura que en este caso significa la complacencia.
Puedo concluir diciendo que el simple hecho de encontrarse con un cuento tan
breve como lo es éste, nos da recursos para entender la rigurosidad con la que
Arredondo describe estos hechos, convirtiéndolos en verdaderas obras maestras
de arte y belleza.

Antonio de Jesús Gutiérrez Sierra

10
Ibid.
11
Ibid.

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