Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
4.'S,.'
\ Problemas de la historia
., de la
reCepCIOn
192
193
chin, la historia de la música del siglo XVIII podría haberse esto, la igualdad de derechos no partiría de una decisión
escrito sin Bach o dejándolo de lado, a pesar de su influencia axiológica, en la misma medida que la desigualdad. Desde un
sobre Carl Philipp Emanuel; pero no la del siglo XIX.
punto de vista estrictamente empírico, lo único comprobable es
La idea de un kairós o de un point de la perfeetion en la
que las opiniones se diferendan, primero, por la realidad que
historia del efecto de las obras musi~arés puede parecer una
especulación metafísica y, por lo dnto, desconcertar a los permiten reconocer; segundo, por el estrato que las sustenta, y
tercero, por su poder o su impotencia para imponerse. (Es
historiadores cuya conciencia se intranquiliza cuando se inten-
evidente que el poder es desparejo, y la tesis de que -a pesar
ta convencerlos de que abandonen por un momento el suelo del de eso- el derecho es igual tiene una clara connotación meta-
empirismo. Sin embargo, afirmar que en la década de 1920 físico-moral.)
culmina la historia de la recepción de las sinfonías de Bruckner
-y no sólo como culminación interna, expresada en comenta- En los principios que compiten entre sí por distinguir y
graduar las formas de recepción se reconocen algunas de las
rios y análisis, sino comoculminación externa, estadísticamente
máximas morales vigentes en la historia política de los últimos
comprobable- es aceptable tanto desde el punto de vista siglos (la vinculación no pretende ser una reducción: en el
normativo, como desde el punto de vista heurístico. Y ello no contexto interno de la ciencia histórica, el descubrimiento de
debe entenderse como el intento de dogmatizar una etapa
vinculaciones o correlaciones es más importante que la polémi-
específica de la interpretación de Bruckner, destacándola his- ca sobre las fundamentaciones, que generalmente está motiva-
tóricamente como una instancia a partir de la cual se emiten
da desde fuera). Entre las instancias que pueden legitimar un
juicios sobre otras épocas. Significa más bien que las percepcio- juicio histórico-estético acerca de lo adecuado o no adecuado de
nes de la década de 1920 representan un punto de partida
las recepciones, figuran (para resumirlo en una fórmula): pri-
favorable para estimar la evolución total y desplegarla de una
mero, el origen de una interpretación; segundo, lo que ésta
manera que resulte comprensible. Algunas décadas después, permite apreciar del fenómeno; tercero, la superioridad numé-
las percepciones de la década de 1920 seguían siendo compren- rica de los que comparten la convicción; cuarto, el ya menciona-
sibles y se reconocía su importancia, aunque ya no se las
pudiera concebir de la misma manera debido al cambio de la do principio de la igualdad de derechos de todas las interpreta-
ciones. (El hecho de que Vodicka haya pensado en interpre-
situación histórica. La pretensión normativa que parecería taciones de grupos y no de individuos disminuye el relativismo
albergar el empirismo riguroso puede suspenderse (por lo
al que conduce su tesis, pero no lo suprime. En el fondo, lo que
menos en forma transitoria), sin renunciar por ello a puntos de
decide el derecho a ser de una forma de recepción es su simple
referencia tales como las categorías y los enfoques surgidos del existencia.)
análisis de la etapa de recepción considerada como culmina-
Sin duda, quien se remite a la intención de un compositor
ción. Se podría afirmar, más bien, que constituyen la condición
o a la interpretación predominante en el público original de una
y el sostén para un estudio comparado de las demás etapas de obra, acepta el origen de una concepción como sello de autenti-
recepción. De esa manera, éstas se podrían describir, por fin, cidad, sin que por eso tenga que ser consciente de las afinidades
como etapas de una evolución coherente de la historia de la
recepción, y no comofunciones de las cambiantes condiciones de morales y políticas de su decisión de valores. Por pobre e
incompleta que le parezca al historiador la interpretación de
la historia de las ideas y de la historia social.
una obra musical por parte del compositor o de sus contempo-
La afirmación de que algunas recepciones de obras musi-
ráneos, no cambiará la concepción tradicional por la suya sin
cales son más acertadas que otras está expuesta a la suspicacia experimentar ciertos escrúpulos. Prefiere violentar su concien-
de los escépticos, que se sienten empíricos cuando otorgan "en cia estética antes que pasar por encima de su conciencia
principio, igual validez y poder de convicción" a toda interpre-
histórica. Se teme el arrogante anacronismo implícito en el
tación históricamente documentada (Félix V. Vodicka). Según menosprecio de losjuicios "auténticos" por parte de un historia-
194
195
dor perteneciente a generaciones posteriores. Se le teme como dor no puede engañarse acerca de su influencia ni ignorarla.
si se tratara de un pecado contra el espíritu de la conciencia y (Hasta los esotéricos tienden a difundir, si no el objeto mismo de
el métier históricos. (Las objeciones contra este principio de su interés, por lo menos los comentarios acerca de él.) De
autoridad -por así llamarlo- en la discusión hermenéutica cualquier manera, sólo se pueden emitir juicios sensatos sobre
las consecuencias que tienen para la historiografía los éxitos en
son tan conocidas que basta enumerflrlas sin comentarios.
Primero, aunque documente, directa o'indirectamente, la in- la práctica musical, cuando se distingue entre los éxitos de
tención del compositor, el acierto de los testimonios externos público, que son mensurables, y los éxitos en materia de
sobre una obra musical no está más allá de toda duda. Para prestigio, que no lo son. Sin tratar de reconstruir en detalle la
decirlo sin rodeos: un autor no necesita saber lo que hace. compleja interrelación de esas categorías (el prestigio puede ser
la sombra de un éxito de público olvidado -como el Paulus de
Segundo, faltan criterios para distinguir, con fundamento,
entre la intención del compositor -que sólo cuenta en la Mendelssohn-, puede afirmarse independientemente de los
medida en que ésta se concrete en la obra- y una interpreta- éxitos de presentación -como El arte de la fuga de Bach-,
ción compatible con el texto, propuesta por el historiador. puede superarlos -como Parsifal de Wagner- o precederlos,
Tercero, la afirmación de que el nexo común del espíritu de la como Les troyens de Berlioz), en términos generales, puede
época basta para privilegiar -desde el punto de vista de la afirmarse: primero, que la historiografía musical parte, en
filosofía de la historia-la interpretación de una obra musical principio, del prestigio de las obras y, a la vez, contribuye a su
por parte de su público original es una hipótesis metafísica afirmación; segundo, que la práctica musical debe su continui-
dad a la transmisión de algo aparentemente abstracto como es
dudosa. Considerados sin apasionamientos, los testimonios
sobre las reacciones de los contemporáneos, lo mismo que las el prestigio -que luego es actualizado, de vez en cuando, por las
explicaciones del compositor sobre sus intenciones, son, para el ejecuciones- y que esa continuidad no existiría si sólo depen-
historiador, solamente un material y no la instancia última de diera de los éxitos de presentación (de modo que lo abstracto es
la interpretación.) muy concreto en sus consecuencias); tercero, que casi siempre
La antítesis -que en cierta forma reemplaza al principio el prestigio de las piezas herméticas presupone un éxito de
de tradición o de autoridad, por el de rendimiento- consistiría públlico de otras obras del mismo compositor (el hecho de que
en afirmar que una interpretación que descubre y hace visible las obras atonales de Schonberg hayan sido tomadas his-
un mayor grado de diferenciación y, al mismo tiempo, de tóricamente en serio -aun por quienes no las aprobaban desde
integración y acuerdo en una obra -sin ejercer violencia sobre el punto de vista estético- se debe, en gran parte, al triunfo de
el texto- demuestra ser la interpretación más adecuada, sus Gurrelieder, que brindó una base probablemente insusti-
tuible).
independientemente de su origen y de la situación histórica que
Los métodos propuestos para la reconstrucción de la histo-
la hizo posible y que no tiene por qué coincidir con la de la obra.
ria del efecto de obras o grupos de obras musicales no se
Dicho en otras palabras: lo que determina el "verdadero" senti-
do de una obra musical no es el juicio del compositor ni el del diferencian tanto por el material al que se remiten (pues es casi
estrato social para el que fue concebida, sino la interpretación inevitable apelar a las publicaciones de los siglos XIX YXX), como
más acertada según los criterios estéticos de riqueza y coheren- por los objetivos de conocimiento que se f¡jan y por el acento que
cia interna que admite la obra. La legitimación histórico- imponen. (Hasta ahora no se sabe con certeza qué es la historia
tradicionalista es reemplazada por una legitimación estético- de la recepción. Sin embargo, se ha difundido la opinión de que
estructuralista. las descripciones yjuicios que se recogen -sin llegar jamás a un
La difusión exterior de una interpretación o de una forma final- pueden clasificarse en documentos esenciales y no
de recepción es un criterio que puede subestimar quien se esenciales. Para ello es preciso referirlos a las normas predomi-
atenga exclusivamente a un enfoque estético; pero un historia- nantes cuya validez queda determinada y limitada desde el
196 197
1
punto de vista temporal, social y regional o étnico, es decir, determinada porla existencia de arraigados tópoi, que reapare-
desde las "tres dimensiones de la historia".) cen una y otra vez, y que, por la relativa autonomía de su
Hasta ahora se ha aprovechado poco y nada la posibilidad existencia y su acción, pueden separarse del contexto de la
de observar, en fuentes periodísticas, la formación, solidificación historia de las ideas y de la historia social, para ser transforma-
y difusión de juicios y formas de recepcign luego canonizados dos, aisladamente, en objeto de investigaciones históricas
por la historiografía, la "crítica má1 elevada", como se la (Hans Heinrich Eggebrecht: Zur Geschichte der Beethoven-
denominaba en el siglo XIX. (Por lo visto, los historiadores de la Rezeption, 1972). La más superficial de las reflexiones demues-
música no recuerdan con gusto la prehistoria periodística de su tra, por cierto, que los tópoi ligados a importantes compositores,
propia labor y por eso evitan rozar el prejuicio de la inmediatez obras o grupos de obras, no sólo pueden distinguirse con toda
de la investigación histórica respecto de los procesos musicales claridad por los contenidos que transmiten, sino también por la
del pasado, eludiendo su tematización.) Si no reflexiona acer- manera en que cumplen su función de tópoi o estereotipos de
ca de los criterios de selección, la historia de la recepción está juicio. Como señaló Eggebrecht, en la recepción de Beethoven se
más condenada que otras disciplinas parciales de la historia a han repetido, indefectiblemente, determinadas fórmulas con
ahogarse en los escombros de la tradición. En caso de acen tuarse escasas modificaciones y sin que los juicios positivos se hayan
la formación de cánones, la medida patrón para una selección convertido en negativos: los per aspera ad astra, la procla-
de los documentos sería un testimonio de la aparición de lo que mación de contenidos utópicos y los símbolos de una cristolo-
luego se aceptaría como veredicto de "la historia" y que, de allí gía secularizada. En la crítica de Wagner del siglo XIX y comien-
en adelante, se seguiría copiando. Con esa meta, el problema zos del xx, en cambio, estaban contenidos los tópoi esenciales
principal a resolver por parte de los historiadores de la recep- -Wagner como demoledor de la ópera en tanto forma, como la
ción consistiría en la reconstrucción de las causas por las cuales heroica figura del fundador y como creador de una religión del
una de las opiniones en pugna terminó por imponerse y la otra arte-, pero no los juicios ligados a ellos. Si bien ningún crítico
no: por ejemplo las opiniones sobre los últimos cuartetos de negó seriamente el efecto decisivo de la obra de Wagner, se pudo
cuerda de Beethoven, los poemas sinfónicos de Liszt olas piezas juzgar -tal como surge de las investigaciones de Susanne
atonales para piano de Schonberg. Grossmann-Vendrey-la fundación de Bayreuth y su preten-
Si en lugar del reconocimiento de un canon -es decir, si en sión de representatividad nacional, como arrogancia; el mítico
lugar de pasar del periodismo a la historiografía- se intentara compromiso de la persona en El anillo del nibelungo, como
describir el panorama de las opiniones características de un desafío moral y político del liberalismo; la religión del arte de
período, el criterio de selección consistiría en establecer el peso Parsifal, como ofensa a un auténtico cristianismo, y la
que tuvo unjuicio publicado por un diario orevista, y el prestigio intelectualidad de la técnica de los leitmotive, comoviolación de
del crítico que lo emitió. (Los críticos de Hugo Wolf serían, pues, la estética clasicista, entre cuyas máximas figura que el arte
de poca importancia desde el punto de vista de la historia de la debe ocultarse para ser lo que es. Los tópoi permanecieron
recepción.) Y un historiador de la recepción que esbozara un invariables en su esencia, pero se presentaron -a diferencia de
panorama histórico del momento buscaría explicar los docu- lo ocurrido con la recepción de Beethoven- con tonalidades
mentos en los cuales se apoya por las tendencias, paralelas o extremadamente variables. En cuanto a la recepción de Mahler,
entrecruzadas, de la historia de las ideas y de la historia social. los juicios comparativos relacionados con los tópoi recurrentes
Pues esa maraña constituye lo que antes se calificaba de no sólo acentúan en forma positiva o negativa la significación
espíritu de una época (un espíritu cuya "unidad interna" no es moral, religiosa o estética de las sinfonías, sino que también
más que una ficción de los filósofos de la historia ávidos de rozan su rango histórico, algo de lo que jamás se atrevieron a
simplificaciones). dudar, en el caso de los dramas musicales de Wagner, ni
Una parte considerable de la historia de la recepción está siquiera detractores como Hanslick o Kalbeck. La combinación
198 199
de "estilo elevado" y "trivialidad" que forma parte de los inex- constituye un proceso de vaciamiento. En un himno nacional
tirpables tópoi de la crítica de Mahler se interpretó de diferen- que ya no despierta sentimientos ni ideas patrióticas, salvo
tes maneras. Con un enfoque polémico, comodiscrepancia entre como recuerdo, la música queda convertida en una cáscara
intención y realización; con un enfoque apologético, como indi- vaCÍacuya aplicación ritual ha perdido significado. El himno se
ferencia de la sustancia temática ante l~función formal que convierte en caput mortuum de sí mismo.
A veces se pierde tanto la primera comola segunda función
cumple, o bien como
"manifestación "salvación"
estética" de la rrúsica "común"
de una reconciliación y como
social. Además, y, sin embargo, la composición sigue siendo transmisible por-
las interpretaciones debían decidir si las sinfonías de Mahler que ha dado origen a otras funciones. Una sarabanda del siglo
estaban a la par o por encima de las de Bruckner, o si represen- XVI no se incluye en un concierto de música antigua como pieza
taban una "música de Kapellmeister", que intentaba superar, bailable ni se experimenta, al escuchada, el carácter origina-
por la fuerza, ese nivel. riamente lascivo típico del género (lo paradójico es que esa
La investigación de los tópoi -cuyo origen en los estudios provocativa danza se aproxima, por su ritmo lento, a la música
sobre la supervivencia de la Antigüedad clásica y del Medioevo sacra de esa época). La "música corriente", como diría Heinrich
latino en la literatura europea es innegable- pone el acento en Besseler, se ha convertido en "música de concierto" y el valor
los acervos tradicionales que se resisten al cambio del "espíritu simbólico que adquiere con su cambio de función se halla el
de la época". Por su parte, los intentos por exponer la historia concepto de música antigua, en el aura arcaica que constituye
de los efectos de la música desde el punto de vista del cambio de un atractivo estético. Si lo que fue la primera función se cambia
función, se empeñan en destacar las modificaciones, rupturas por otra, la segunda función se ve casi siempre afectada.
y reinterpretaciones a las cuales han estado sometidas las obras Utilizar un concierto para piano de Rachmaninov como música
musicales en una historia de la recepción que, a veces, se cinematográfica no deja de afectar las connotaciones de la
prolonga durante siglos. El cambio de función es el reverso de música e incluso los cambios o suplementos semánticos pueden
la tradición de los tópoi. quedar adheridos a la obra más allá de su aplicación al cine, es
El agrupamiento de los fenómenos que allanan el camino decir, al retornar a la sala de conciertos.
al análisis podría partir de una distinción propuesta por Umberto Además de la investigación de tópoi, que analiza testimo-
Eco en el esbozo de una estética de la arquitectura: la distinción nios literarios, y de una descripción del cambio de funciones,
entre primeras y segundas funciones (Introducción a la se- basada en datos de crónicas, se puede pensar en un método de
miótica, 1972,312). Eco denomina primera función al valor de recepción histórica que parta de fuentes musicales y abra, en
utilidad y segunda función al valor simbólico de una configura- cierta medida, el camino a la crítica filológica de textos en
ción. (Un trono es tanto un asiento como un signo de poder.) sentido inverso. Si el objetivo de la crítica musical de textos es
Señala también que una de las funciones suele modificarse abrirse paso a través de los escombros de la tradición para llegar
independientemente de la otra; el uso es variable, sin que eso a la versión auténtica de una obra, la historia de la recepción
afecte al sentido y viceversa. Para recurrir a un ejemplo musi- utiliza justamente los restos de lo no auténtico, dejados por la
cal: la función litúrgica de una cantata sacra se pierde en un filología, para forjarse una idea de cómo las generaciones
concierto; los significados alegórico-religiosos transmitidos por siguientes recompusieron -consciente o inconscientemente-
la música en relación con el texto se conservan, aunque algo se un texto en cuya versión original descubrieron rasgos descon-
pierda. De manera semejante, una marcha pierde su valor certantes.
práctico en un concierto de banda; pero las connotaciones Una crítica de textos que parta de la máxima de que un
militares y patrióticas propias de la música no se ven afectadas informe sobre las versiones que resultaron ser inauténticas es
por el cambio o la pérdida de función. El proceso inverso, por el totalmente superfluo porque no tienen importancia para la
cual el valor de uso sobrevive y el valor de símbolo se extingue, revisión del texto, ofrece poco material a la historia de la
200 201
recepción. La filología, que está obligada a investigar la totali-
dad del acervo tradicional, también podría describir, caracteri-
zándolas y documentándolas, aquellas versiones que no se
ajustan al concepto de autenticidad por el que se rige la crítica
de la tradición, y hacerlo en pro de la histq,ria de la recepción, es
decir por altruismo metodológico. Por ?tra parte, algunos histo-
riadores de la recepción muestran un fervor casi religioso por su
disciplina parcial e incurren en un abuso al no admitir la idea
de la versión auténtica -que coincide con la intención del Indice de nombres propios
autor- como instancia decisiva. En lugar de encontrar la
justificación en la intención del compositor, postulan una "legi-
timación histórica": la preferencia por la versión históricamen- Adler, G. 23 ss. Czerny, C. 55
te más eficaz y no por la versión original. Es verdad que no en Adorno, T. W. 40 ss., 77, 80, 96, 130,
todas las épocas y géneros musicales se puede apelar a la 139 s., 159 Danto, A. C. 20, 57
intención de los autores (en el caso de las canciones populares Ambros, A. W. 161 Debussy, C. 122
y, sobre todo, en el de la música utilitaria, adaptada a todas las Aristáteles 13, 53, 96, 163, 174 Dilthey, W. 75, 79, 100 s.
circunstancias, sin que la situación original para la cual estaba Donizetti, G. 29, 173
Bach,C.Ph.46,193 Droysen, J. G. 9,12,19,47,49,53,62,
destinada prime sobre las posteriores, el concepto de "versión Bach,J. S. 18,39,63,79,84,95, 115, 93, 100
auténtica" carece de sentido). Pero el legado musical de los 118, 120, 137, 193 s., 197 Dumas, A. 29
siglos en los cuales la teoría del arte partió de la idea de la Baur, F. C. 69
originalidad es el objeto legítimo de una filología que no puede Beethoven, L. van 17, 32, 42, 49, Eco, U. 200
ser reemplazada por la historia de la recepción. 52, 62 s., 84 ss., 115, 118, 123 s., Eggebrecht, H. H. 199
144 s., 147,171 s., 181, 187, 193, Eichenbaum, B. 154, 156
198s. Einstein, A. 18
Bekker, P. 32 Ellis, A. J. 72
Benjamin, W. 191 Engels, F. 133
Berlioz, H. .62 ss., 197
Bernhard, C. 31, 181 Fétis, F.-J. 72
Bernheim, E. 9 Fichte, J. G. 179
Besseler, H. 89, 133 S., 170,201 Fischer, J. C. F. 117
Bloch, E. 16, 138, 165 Forkel, J. N. 53, 179
Brahms,J. 16,43,63,86,126,193 Freyer, H. 72
Braudel, F. 173 s. Freytag, G. 170
Bruckner, A. 193 SS., 200
Burckhardt, J. 10, 16, 65 S., 99, 146 Gadamer, H. G. 74 SS., 80 S., 188
SS., 166 Glarean, H. 22, 134
Burke, E. 79 Gluck,C. W. 115, 118, 122, 141
Burney, Ch. 46, 53 Grell, E. 85
Busoni, F. 16 Griepenkerl, W. 193
Grossmann-Vendrey, S. 199
Chaikovsky, P. l. 139 Grout, D. J. 29
Chopin, F. 72
Collingwood, R. G. 188 Habermas, J. 71, 109, 135
202 203
Hiindel, G. F. 79, 115, 118 Monteverdi, C. 31, 129 8travinsky, 1. 32, 85 S., 115 126, 165, 181, 193, 197, 199
Haller, M. 85 Mozart, W. A. 84
Weber, C. M. von 53, 55, 72, 122
Handschin, J. 65, 193 s. Mussorgsky,M.72 Telemann, G. Ph. 193 Weber, M. 54, 102 s., 111 SS., 116,
Hanslick, E. 33, 152, 156, 178, 199 Tieck, L. 28, 179 148,166,173
Hauer, J. M. 124, 130 Nietzsche, F. 69, 71, 73,108,126,147 Troeltsch, E. 10 Webern, A. von 85, 124, ]:39
Hawkins, J. 53 Novalis 180
Weimann, R. 74
Haydn,J.87, 115, 118, 120, 141 ~ Uffenbach, J. F. von 116 Werckmeister, O. K. ;) 1
Hegel, G. E. F. 9, 22, 28, 53, 69, 99, Offenbach, J. 124, 173 Wesendonck,M.02
155 Verdi, G. 29 Wilamowitz, U. von 125
Heidegger, M. 74, 89 Palestrina, G. P. 61, 82, 84 ss., 118, Vicentino, N. 129 Winckelmann, J. J. 58
Helmholtz, H. von 72 129 s., 181 Vodicka, F. V. 187s., 190, 194 s. Windelband. W. 102
Herder, J. G. 58, 71 Pergolesi, G. B. 86 Wólffiin, H. 131
Heuss, A. 10 Pinder, W. 174 Wagner, R. 29, 32, 43, 63 s., 112, 115, Wolf, H. 198
Hoffmann,E.T.A.53,179 Platón 96, 105
Hornero 118 Pleyel, 1. 26
Huizinga, J. 160 Proust, M. 20, 60
Humboldt, W. von 98, 179 Pitágoras 105
204 ~~i)!l
CINE, MUSICA y TEKfRO
J OHN OSBORNE Cómo disfrutar de la ópera
~í
~
EUGENE V ALE Técnicas del guión para
cine y televisión
SIMÓN JFELDMAN El director de cine