Vous êtes sur la page 1sur 7

CUADERNILLO

Sesión No. 3

SUFRIR PARA CRECER

“SOLO SANAMOS DE UN DOLOR CUANDO LO PADECEMOS PLENAMENTE”


MARCEL PROUST

Materiales: Cirio, cerillos, mesa, globos, plumones, velas para los que no traigan, CD,
flechas de fomi con palabras positivas, plastipega, figura de barro.

Con anticipación pegar en una pared flechas enlazando un mensaje con palabras positivas
para la dinámica final.

Inicio
¿Qué es lo que Dios les regaló esta semana?
¿A dónde colocaron su corazón?
¿Quién se ha atrevido a decirle palabras dulces o de aliento a su corazón?

Monitoreo
Repartirles un globo, inflarlo, hacer un nudo tenue, e ir anotando las respuestas sobre el
globo.
¿Si estuviera él/ella aquí que le dirías?...
¿Qué es lo que realmente perdiste?...
¿Esta pérdida como la puedes transformar para obtener una ganancia?...
¿Qué vas a hacer con esos sueños que no se pudieron realizar?...

Dinámica: “Obstáculos”.
Pedir a todos/as los/las integrantes que se pongan de pie con un globo en las manos, siendo
el momento indicado para que los monitores(as) pongan las sillas como obstáculo y al son
de la música jugar y bailar con el globo y al apagar la música sentarse en el lugar más
cercano.

¿Qué les dice esta dinámica?


Con estas pérdidas también podemos jugar, no importan los obstáculos que se nos
presenten como las sillas que nos limitaban.

Es cierto perdimos, pero también ganamos. Ahora debemos acercarnos a Jesús para
conocerlo y ayudarle a cargar esa cruz y esa corona de espinas, iniciando por un camino tal
vez cansado pero con grandes resultados.

1
Elegir acciones de las flechas para trabajarlas durante la semana, que nos permitan hacer
retos para alcanzar nuestras metas propuestas y anotémoslas en nuestra libreta para
recordarlas.

Regresar a su lugar poniendo las sillas en semicírculo pegadas a la pared, apagar celulares,
colocar sobre la silla solo la vela, guardando debajo de la silla todo lo que traigamos.
Sensibilización
Hagamos tres respiraciones.
El reconocer frente a ésta luz divina que nosotros/as también fallamos (cirio).
Mostrar una figura de barro de una casa o un sol.

Tal vez vivimos en un hogar o tan solo en una casa donde la llenamos de ilusión, sueños y
fantasías, que no llegaron a cumplirse pero reconozcamos juntos/as esos errores:
Nos dedicamos a dar sin cuidar nuestro interior.
Nos desgastamos trabajando tiempo extra sin delegar obligaciones.
¿Qué más errores cometimos? (involucrar a los integrantes que aporten diversas opiniones).
Idolatramos a nuestro/a esposo/a casi como un “dios”, gran error de nuestra parte.
De repente ese matrimonio empezó a temblar, todo se terminó y se quebró (lanzar el objeto
de barro al suelo).
Aquí ya no hay matrimonio, solo una familia desquebrajada, donde cada quien por su lado
pide auxilio. Viviendo una verdadera oscuridad (apagar las luces).
Claro, en esta terrible oscuridad no sabemos a dónde ir pues solo sentimos: soledad,
tristeza, ansiedad, desesperación, ira, coraje, desamor, desasosiego, etc.
SEÑOR JESÚS, TU QUE VERDADERAMENTE SUFRISTE AYUDANOS POR FAVOR.
SOMOS HOMBRES (MUJERES) QUE TENEMOS EL CORAZÓN DESTROZADO,
HEMOS SUFRIDO Y TENEMOS DOLOR, DINOS QUE PODEMOS HACER.

(Prender solo el cirio)

Aquí está la respuesta, esta pequeña lucecita nos va a salvar. Invito a todos (as) ustedes a
que encendamos nuestra vela, cada uno (a) en completo silencio.

Oración
Cantemos juntos/as lo más fuerte posible
Karaoke “ALFARERO”.

Compromiso
Durante la semana hagamos oración todos los días con esa luz prendida que sin duda nos
conducirá hacia Dios, leamos las lecturas correspondientes a ésta sesión, subrayando lo que
más nos llama la atención, y haciendo anotaciones.
Recordar que debemos esforzarnos para realizar acciones que permitan alcanzar la meta de
la flecha.

2
REFLEXIONES

¿CUÁNTO TIEMPO DURA EL DUELO? (Monbourquette, p. 42,43)

He aquí una pregunta sin respuesta precisa, pues el tiempo durante el que ha de guardarse el
duelo depende de cada individuo y de un conjunto de factores que las preguntas siguientes
nos ayudarán a identificar:

¿A quién perdiste? ¿Un pariente, tu cónyuge, un hijo, un amigo…?


(Se ha observad que el duelo por un niño es el más doloroso y el más largo.)
¿Cómo tuvo lugar la separación? ¿Una larga enfermedad, un accidente, un suicidio, un
divorcio inesperado, una traición, una infidelidad, una separación negociada…?
¿Te preparaste o no? Sí lo hiciste, ¿Cómo fue dicha preparación?
¿Cómo aprendiste a llevar los lutos en tu familia?
¿Qué relación tenías con la persona desaparecida en el momento de la ruptura?
Además de la pérdida que acabas de sufrir, ¿tienes otras pérdidas o preocupaciones que
agoten tus energías?
¿Dispones de tiempo libre y suficiente para poder comenzar a guardar el duelo?
¿De quién recibes apoyo y compañía durante los momentos más difíciles? ¿De amigos,
parientes, profesionales, de una comunidad, de un grupo de ayuda mutua?

Desde luego, el tiempo atenúa el sufrimiento. Algunos dirán que nunca concluye el duelo
por un ser muy querido. En las sociedades tradicionales se habla de nueve meses, el tiempo
de una gestación. Yo creo que el duelo serio se ha de guardar al menos durante dos años.

La duración del duelo es importante, pero más importante aún es la utilización apropiada y
eficaz de dicho tiempo.

LAS ETAPAS EN LA OBSERVANCIA DE UN DUELO (Monbourquette, p. 44, 45)

Solo muy recientemente, los que se preocupan por el alma humana han empezado a mostrar
interés por el desarrollo el duelo, vieja palabra que significa “dolor”, “pena”. Algunas
civilizaciones antiguas ya lo hacían a su modo. Inventaron rituales que permitían vivir
sanamente una separación o una pérdida afectiva. En nuestras sociedades modernas, nos
hace falta redescubrir la manera de vivir un duelo y de superarlo.

3
Es lo que los profesionales del duelo han empezado ya a hacer. Ofrecen diversos modelos
para superar un duelo. Por mi parte, tanto mi experiencia clínica cómo mis investigaciones
me han llevado a construir mi propio modelo en ocho etapas, que les presento a
continuación cómo diferentes puntos de referencia que me permiten seguir la evolución de
un duelo.

Primera etapa: EL SHOCK (la conmoción).


Segunda etapa: LA NEGACIÓN.
Tercera etapa: LA EXPRESIÓN DE LAS EMOCIONES.
Cuarta etapa: LA REALIZACIÓN DE LAS TAREAS RELATIVAS AL DUELO.
Quinta etapa: EL DESCUBRIMIENTO DE UN SENTIDO A LA PÉRDIDA.
Sexta etapa: EL INTERCAMBIO DE PERDONES.
Séptima etapa: LA HERENCIA.
Octava etapa: LA CELEBRACIÓN DEL FINAL DEL DUELO Y LA VIDA NUEVA.

MI LIBERACIÓN SE ENCUENTRA EN LO QUE MÁS TEMO (Monbourquette, p. 84)

Para no sufrir más,


mi cuerpo se ha vuelto tenso y rígido.
No quería ya ver ni oír.
Quise dormir, estar inconsciente, descansar.
Pero creo que este estado de letargo
me ha causado más miedo que la pérdida misma.
¿Qué debo hacer?
No conozco otra solución que la de acoger a este
visitante siempre inoportuno,
el sufrimiento.

REANUDA EL DIALOGO CON EL NIÑO HERIDO QUE HAY EN TI (Monbourquette,


p. 94, 95)

Acabamos de constatar hasta qué punto las partes divididas de ti mismo pueden discutir
entre sí y alterarse después de una desdicha.

Necesitarás comenzar ahora a cambiar las palabras de acusación en palabras de


consolación. Aunque ocasionalmente algún confidente comprensivo te ayudará a
entenderte, solo tú puedes aprender a “vivir suavemente” contigo mismo. Así pues, te
sugiero el siguiente ejercicio de diálogo con el niño herido en ti.

4
En la intimidad de tu cuarto, aprieta una almohada contra tu vientre, y si sientes la
necesidad, comienza a mecerte como lo hacen los niños.

 Di a tu niño interior que estás dispuesto a escucharlo.


 Déjalo que se exprese, que llore, que chille como quiera.
 Repítele lo que has comprendido de su pena y de sus emociones.
 Recuérdale que quieres acogerlo tal como es sin censurarlo.
 Tranquilízalo asegurándole tu constante presencia.
 Permanece en compañía del “pequeño” en tu interior. Posiblemente tendrás que
dirigirle la palabra varias veces, antes de que pueda confiar en ti y entregarse a
fondo.
 Una vez establecido el vínculo de confianza, sentirás un gran alivio.
 Simpatía tuya para ti mismo.
 Presencia tuya reconfortante para ti mismo.

LOS ALTIBAJOS DE LA CURACIÓN (Monbourquette, p. 98)

Estás sobre el camino de la curación. El avance hacia la completa curación no ocurrirá


según una progresión continua sino discontinua.

Me siento bien

Me siento mal

La curación evoluciona cómo esta línea quebrada en zigzags variados e imprevisibles.

Me siento bien

Me siento mal

Si constatas una regresión, no te desanimes, pues un nuevo impulso hacia la salud está a
punto de empezar. Poco a poco constatarás que los bajos se hacen menos profundos y
menos frecuentes.

5
La angustia afloja ya el nudo alrededor de tu nuca y de tu vientre. Respiras cada vez mejor.
¡Uf! Hace bien.

SANAR (Monbourquette, p. 124)

Es recordar haber amado


sin recibir un gran golpe en el estómago.

Es respirar sin las tensiones


de los sollozos reprimidos.

Es tener la garganta liberada


de un gran nudo de tristeza.

Es salir, de la larga incubación


del sufrimiento.

Es nacer a un mundo nuevo


insospechado hasta ahora.

Es ser capaz
de vivir solo sin sentirse aislado.

UN SUFRIMIENTO INTERMITENTE (Monbourquette, p. 125)

Por cierto tiempo todavía, puedes esperar tener altibajos en tu vida emocional.

Vivirás periodos de calma; lograrás olvidar manteniéndote ocupado. A veces tendrás la


impresión de que tu duelo llega a su término. Después de una manera súbita e inesperada, la
angustia y la pena saldrán a la superficie y se apoderarán de ti con su cortejo de
cavilaciones y de recuerdos desdichados.

Los fines de semana, los cumpleaños, los días de fiesta, un paisaje, un lugar, un
acontecimiento, una melodía, y ya estás de nuevo sumido en la aflicción. Si te sientes capaz
de ello, sería saludable permanecer en estos estados de ánimo, por más dolorosos que sean,
para dejarlos que desaparezcan poco a poco. Si no sientes tener la fuerza, pon los medios
para dejarte invadir y agobiar inútilmente. Una buena manera sería que buscaras distraerte,
pues es a veces prudente tomar un descanso de duelo.

MI BARCO A LA DERIVA (Monbourquette, p. 137)

6
Mi barco avanzaba en aguas tranquilas,
navegaba a la buena de Dios sin problemas.
De repente, es sorprendido por una
borrasca imprevista,
que cambia de curso y amenaza con volcarlo.
Las velas se defienden desesperadamente,
los obenques vibran con riesgo de reventarse;
el casco se inclina peligrosamente
sobre las aguas:
he perdido el control de mi barco.
Ya no soy el capitán de abordo.
Mi barco ya no responde a mis maniobras.
Ebrio bajo la ola sin rumbo.
mi barco rueda, titubea, anda a la deriva;
salta sin horizonte preciso.
Desesperado, lucho por no soltar el timón;
Después de unos momentos de angustia,
el viento se deja domar;
ése mismo que quería arrojarme al mar
hincha ahora las velas y me conduce
al tranquilo puerto.

Vous aimerez peut-être aussi