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Poemas de William Carlos Williams

RETRATO DE UNA DAMA. LA CARRETILLA ROJA

Tus muslos son manzanos cuánto depende

cuyas flores tocan el cielo. de una
¿ Qué cielo ? El cielo carretilla
donde Watteau colgó el escarpín roja
de una dama. Tus rodillas bruñida por el agua
son una brisa del Sud, o de la lluvia
una ráfaga de nieve. ¡ Ajá ! ¿ qué junto a los blancos
clase de hombre era Fragonard ? polluelos.
...como si eso respondiera
algo. Ah, sí : debajo LA ACACIA EN FLOR.
de las rodillas, puesto que de este modo
iniciamos la canción, es Entre
uno de esos blancos días de verano, la verde
la alta hierba de tus tobillos rígida
ondula sobre la playa. vieja
¿ Qué playa ? brillante
la arena se pega a mis labios quebrada
¿ Qué playa ? rama
¡ Ajá !, pétalos quizás. ¿ Cómo llega
podría saberlo ? el blanco
¿ Qué playa ? ¿ Qué playa ? suave
Dije pétalos de un manzano. mayo
nuevamente

LAMENTO LA CALLE SOLITARIA.

Me llaman y voy. La escuela ha terminado. Hace excesivo

Es un camino helado calor para vagabundear. Erran
después de medianoche, una nevisca en claros vestidos por las calles
atrapada para matar el tiempo.
en los tiesos carriles. Han crecido. Llevan
Se abre la puerta. llamas rosadas en la mano derecha.
Sonrío, entro y De blanco de la cabeza a los pies,
me sacudo el frío. con oblicuas, perezosas mioradas;
Hay una mujer corpulenta en amarillas, sueltas telas,

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de costado en la cama. cinturones y medias negras;

Está enferma, acariciando sus ávidas bocas
acaso vomitando, con palillos envueltos en azúcar rosada
acaso esforzándose _ cada una lo sostiene en la mano como un
para dar a luz clavel _
su décimo hijo. ¡Alegría ! ¡ Alegría ! suben por la calle solitaria.
¡ La noche es un cuarto
oscurecido para amantes,
a través de las persianas el sol
ha enviado una aguja dorada !
le aparto el pelo de los ojos
y contemplo su dolor
compadeciéndome.

CONSAGRACIÓN DE UN PEDAZO DE PARA DESPERTAR A UNA ANCIANA.

TIERRA. La vejez :
Este pedazo de tierra vuelo de pájaros
frente a las aguas de esta ensenada que pían
consagra la viviente presencia al rozar
de Emily Dickinson Wellcome pelados árboles
que nació en Inglaterra, se casó, sobre la nieve tersa.
perdió a su marido y con su hijo Los sacude
de cinco años se embarcó de aquí para allá
en un barco de dos mástiles, rumbo un viento oscuro__
a Nueva York, fue aventada hasta las ¿ Y qué ?
Azores, Sobre varas ásperas
encalló en los bancos de la Isla del Fuego, se posa la bandada,
en una casa de huéspedes de Brooklin la nieve
encontró a su segundo marido, se cubre de cáscaras
se fue con él a Puerto Rico, de semillas,
parió otros tres hijos, perdió un estridente
a su segundo marido, vivió gorjeo de hartazgo
trabajosamente ocho años serena el viento.
en Santo Tomás y en Santo Domingo,
siguió Que la serpiente espere
a su hijo mayor a Nueva York, perdió
" Que la serpiente espere bajo
a su hija, a su "nene",
su yerbal
recogió a los chicos del hijo mayor
y la escritura
de su segundo matrimonio, los crió
__ quedaron huérfanos__ peleó sea de palabras lentas y rápidas, pronta
por ellos con la otra abuela a morder, tranquilas en la espera,
insomnes,

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y las tías, los trajo aquí - por la máscara reconciliar

verano tras verano y aquí se defendió a la gente con las piedras.
contra pícaros, tormentas, sol, fuego, Compón. (No hay ideas
contra las moscas, contra sino en las cosas). ¡Inventa!
las muchachas que venían a husmear, Saxífraga es mi flor que parte
contra la sequía, la cizaña, las marejadas, las rocas... "
los vecinos, las comadrejas ladronas
de gallinas, contra Una mujer negra
la flaqueza de sus propias manos
llevando un ramo de clavelones
y la fuerza creciente
envueltos
de los muchachos, contra el viento,
en un viejo periódico:
las piedras, los intrusos, las grietas,
los lleva rectos,
contra su propia alma.
con la cabeza descubierta,
Desenyerbó esta tierra con sus manos,
el volumen
tiranizó desde esta parcela, puso
de sus muslos
como trapo al hijo mayor
haciéndola balancearse
hasta que no la compró, aquí
conforme avanza
vivió quince años, aquí
mirando
alcanzó la soledad final y __
la vitrina de una tienda
Si no puedes traer nada sino
que queda en su camino.
tu osamenta: quédate afuera.
Qué es ella
sino una embajadora
de otro mundo
un mundo de lindos clavelones
de dos tonos
que ella anuncia
sin saber lo que hace
más
que caminar por las calles
sosteniendo las flores rectas
como una antorcha
tan temprano en la mañana.

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