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Reflexiones

ISSN: 1021-1209
reflexiones.fcs@ucr.ac.cr
Universidad de Costa Rica
Costa Rica

Durán Segura, Luis Armando


Miradas urbanas sobre el espacio público: el flâneur, la deriva y la etnografía de lo urbano
Reflexiones, vol. 90, núm. 2, 2011, pp. 137-144
Universidad de Costa Rica
San José, Costa Rica

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=72922586010

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Rev. Reflexiones 90 (2): 137-144, ISSN: 1021-1209 / 2011

MIRADAS URBANAS SOBRE EL ESPACIO PÚBLICO: EL FLÂNEUR,


LA DERIVA Y LA ETNOGRAFÍA DE LO URBANO

URBAN VIEWS ON PUBLIC SPACE: THE FLÂNUER, THE DÉRIVE


AND URBAN ETHNOGRAPHY

Luis Armando Durán Segura*


luarduse@yahoo.es

Atravesar un territorio, abrir un sendero, reconocer un lugar, comprender valores


simbólicos, inventar una geografía, recorrer un mapa, percibir sonidos, guiarse por los
olores, acceder a un continente, encontrar un archipiélago, albergar una aventura, medir
una descarga, captar otros lugares, construir relaciones, saltar un muro, indagar un
recinto, dejarse llevar por un instinto, abandonar un andén, no dejar huellas.
Francesco Careri.

Fecha de recepción: 26 noviembre 2010 - Fecha de aceptación: 21 febrero 2011

Resumen

Este artículo se pregunta sobre las contribuciones que tienen la flânerie, la deriva y la etnografía de lo
urbano como prácticas metodológicas para el conocimiento y la comprensión de los espacios públicos.
Estas “miradas urbanas” constituyen significativas herramientas de investigación por tratarse de prác-
ticas espaciales que plantean una mirada crítica a la ciudad moderna, y a la vez, conceden un carácter
integral que invita al investigador a ser parte del espacio público, practicarlo, vivirlo y recorrerlo.
Palabras Clave: Ciudad, Espacio Público, Etnografía, Flâneur, Deriva, Metodología.

Abstract

This article examines the contributions of the flânerie, the dérive and the urban ethnography as meth-
odological practices for knowledge and understanding of public spaces. These “urban views” are sig-
nificant research tools because they are spatial practices that pose a critical look at the modern city,
established an integral character that invites the researcher to be part of the public space.
Key words: City, Public Space, Ethnography, Flâneur, Dérive, Methodology.

* Especialista en Gestión de Proyectos Culturales en


Medio Urbano de la Universidad para la Cooperación
Internacional
138 Rev. Reflexiones 90 (2): 137-144, ISSN: 1021-1209 / 2011 Luis Armando Durán Segura

El gusto entra por la vista: presentación y o instrumentos, sino una combinación crítica, con
advertencias el fin de esclarecer algunos tópicos sombríos del
conocimiento urbano examinando desde la densi-
Este escrito expone algunas de las múlti- dad de lo concreto.
ples posibilidades metodológicas del empleo de El itinerario del presente texto comienza
las miradas del flâneur, la deriva y la etnografía con la exposición de los conceptos de ciudad,
urbana como recursos heurísticos para la com- lo urbano y el espacio público; luego reflexiona
prensión de la ciudad y especialmente la vida sobre las especificidades de las miradas urbanas
urbana de los espacios públicos. Se exploran bre- en cuestión; y concluye en la presentación de una
vemente en este trabajo cómo las ideas de Walter síntesis que recoge aportes y que pretende incitar
Benjamín (Berlín, 1892 – Portbou, 1940) sobre el la búsqueda de nuevas rutas de investigación.
flâneur, la propuesta de Guy Debord (Paris, 1931
– Paris, 1994) sobre la deriva, y la etnografía En un abrir y cerrar de ojos: la ciudad, lo
de lo urbano desarrollada por Manuel Delgado urbano y el espacio público
(Barcelona, 1956), enriquecen la experiencia del
trabajo de campo en las ciudades. La ciudad, decía Robert Ezra Park (1999),
La revaloración de estas miradas urbanas es algo más que una conglomeración de indivi-
es bastante acertada en la investigación empírica duos, servicios colectivos y que el simple agru-
de la ciudad y de sus practicantes, ya que estas pamiento de aparatos administrativos. Es sobre
figuras metodológicas privilegian mediante sus
todo una forma de “cultura” -concepto bastante
sentidos la contemplación de lo ordinario, descri-
“antropologizado” por aquel entonces- compuesta
biendo profundamente la vida urbana mediante
por un conjunto de actitudes organizadas y de
su deambular en las calles. Consecuentemente, se
sentimientos inherentes a las costumbres, que se
parte de la comprensión de nuestras urbes a par-
transmiten mediante la tradición. En otras pala-
tir lo cotidiano, lo sutil, lo minúsculo y aquellas
bras, la ciudad implica la totalidad de procesos
“otras” esas referencias empíricas que no serían
vitales que la conforman como producto de la
dignas de presentarse en ningún libro de “histo-
naturaleza humana.
ria oficial”. Por lo tanto, se trata de aprovechar
creativamente la riqueza del dato urbano extraído Así, se podría avistar una primera distin-
de la vida sociocultural de los espacios públicos. ción, aquella que establecemos entre la ciudad y
Se pretende provocar la reflexión desde lo urbano y que nos servirá para aclarar prema-
una manera alternativa de registrar la ciudad, en turamente algunas cuestiones sobre las caracte-
momentos donde la teoría social, cultural y urba- rísticas de la ciudad coetánea. Esta distinción fue
na predominantemente se enfoca en las estruc- desarrollada profusamente por el francés Henri
turas sólidas, estables y pesadas. Pese a esto, se Lefebvre a finales de la década de los sesentas,
persigue otra tradición más silenciosa, subrepti- para explicar los cambios suscitados por los
cia y esquiva -inaugurada por los abordajes de procesos de industrialización. Este marxista revi-
Gabriel Tarde- que busca lo efímero, lo inestable, sionista -como se hacía llamar- manifiesta que
la sociedad en constante cambio. la ciudad es un objeto que ocupa un lugar y una
Esta reflexión nace de las promesas meto- situación (un espacio-tiempo), una obra que no
dológicas de los Estudios Culturales; precisamen- está únicamente organizada e instituida, sino que
te se pretende hacer uso de metodologías y técni- también está modelada, configurada por grupos
cas de investigación nacidas en diferentes disci- de acuerdo con sus exigencias e ideologías. Por
plinas, para ensamblarlas creativa y flexiblemente otro lado, lo urbano no se trata de una esencia,
con otras, en lo que bien puede denominarse un ni de una sustancia, es más bien una forma y un
“eclecticismo estratégico” o “pluralismo metodo- proceso inestable, la del encuentro y de la reunión
lógico” (Restrepo 2009 y 2010). Este acople no es de todos los elementos que constituyen la vida
simplemente la presencia de varias metodologías social y cultural de la ciudad (Lefebvre, 1976).
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Sobre esta corriente, se puede profundizar No hay peor ciego que el que no quiere
aun más esta distinción. La ciudad aparece- ver: especificidades de las miradas
ría como una composición espacial/morfológica urbanas
definida, que posee una alta densidad pobla-
cional, en este sentido se opone al campo y a En este momento, es preciso realizar el
lo rural, espacios en que tales criterios no se repaso por las especificidades -que no constitu-
encuentran. Por otra parte, lo urbano es un estilo yen características absolutas- de estas tres mira-
de vida patente en la proliferación de urdimbres das urbanas, en donde la problematización central
relacionales, deslocalizadas y fugaces. Su propia es la esfera de lo urbano.
inestabilidad se convierte contradictoriamente en
un instrumento de estructuración, lo que determi- La etnografía de lo urbano
na a su vez un conjunto de usos, apropiaciones y
representaciones singulares de un espacio nunca El desarrollo de la etnografía urbana breve-
territorializado completamente. mente esquematizada y en una de sus genealogías
La diferencia entre ambas esferas, evidente más consideras, tiene sus primeras reflexiones en
desde este punto de vista, no oculta el ímpetu los trabajos del filósofo alemán Georg Simmel a
y la multiplicidad de las relaciones y tensiones finales de Siglo XIX. Simmel (1986) concibió lo
entre ambos conceptos. Ahora bien, la etnografía urbano primordialmente en el orden de la inte-
urbana, la deriva y la flanerie se basan primor- racción social de la acrecentada vida nerviosa,
dialmente en la exploración de lo urbano, eso que inaugurando de este modo, la curiosidad por lo
actualmente se articula en sociedades movedizas. momentáneo, por lo inconsistente, por la veloci-
Todo esto encuentra su sitio (desbordado dad, por lo efímero y lo ligero como elementos
frecuentemente) en calles, plazas, museos, esta- específicos de la sociedad urbana.
Posteriormente, la Escuela de Chicago en
ciones, transportes públicos, centros comerciales,
autores como Ernest Burgess, Robert Erza Park
estadio; allí donde todo está aún por ver y proble-
y Louis Wirth en las décadas de 1920 y 1930
matizarse. Por lo tanto, la posibilidad heurística
estudiaron la ciudad mediante aproximaciones
de comprender la ciudad basada esencialmente en
cualitativas y comparativas basadas en la Ecolo-
la presencia del investigador y la observación pro-
gía Humana. Para dar cuenta de lo que ocurría en
funda, se exhibe como casi todo lo que tenemos
la ciudad, su laboratorio social, esta escuela tenía
para enfrentarnos al orden de lo público.
como premisa metodológica la realización de
De manera tal que lo urbano, en buena
entrevistas informales y la observación de fenó-
parte, se recrea y desenvuelve en estos espacios.
menos sociales en su nicho o ambiente natural.
Para establecer un marco general, los espa- Lo que Simmel formuló como un estado
cios públicos urbanos -partiendo de una defi- de “agitación perpetua” y “crisis crónica”, es
nición básica y operativa- son lugares donde recogido por Park, así se perpetúa un interés
históricamente se evidencian en tres ámbitos por la inestabilidad y la exalta como esencia de
interrelacionados: 1) La visibilidad concerniente lo urbano. Del mismo modo, Park examina la
a los conflictos y negociaciones en el encuentro cuestión de la superficialidad del vínculo urbano,
con la diferencia y la alteridad. 2) La accesibili- ahora de forma precaria pero predominante de
dad como la apertura de lo público haciéndose enlace social de los espacios públicos.
posible a todas y todos. 3) La colectividad que Esta línea de pensamiento desemboca
conforma la reunión de individuos que están actualmente en las propuestas naturalistas de
juntos asumiendo su copresencia y coproducción. Manuel Delgado (1999, 2003, 2007), quien ha
Así, el espacio público expone, formula y insistido en el hecho de que una antropología de
construye de cierta manera lo urbano, contribu- lo situacional, lo concreto y lo inestable mantiene
yendo a que esas estructuras líquidas establezcan el esquema básico de la investigación antro-
situaciones, ritmos, confluencias y fluctuaciones pológica “clásica” (Delgado 2003). Rescatando
trascendentales en la cotidianidad moderna. a antropólogos de la Escuela Británica como
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Radcliffe-Brown y Bronislaw Malinowski por En suma, queda esta reflexión para esta-
ejemplo, el autor dice que tal objeto de estudio blecer las bases de una etnografía de los espacios
es, en efecto, la vida social, entendida ésta no públicos como esferas urbanas que requieren una
como una entidad sino como un proceso, como revisión profunda de la tradición metodológica de
un inmenso tejido de acciones e interacciones de la Antropología Social, que parece ser adecuada
seres humanos. para explorar los mundos contemporáneos ates-
Por lo tanto, el objeto de la aproximación tados de sentido social, ésos mundos de los que
a la ciudad y no en la ciudad como simple esce- hablaban Marc Augé, Paul Rabinow y Gerard
nario, sería la sociedad urbana haciéndose a sí Althabe. Así, desde una breve lectura que ini-
misma, sobre el camino. Promulgando un retorno cia en Tarde, pasa por Simmel y desemboca en
al estudio de ésos pequeños acontecimientos ruti- Delgado, se reconoce la necesidad de restaurar
narios, ese flujo cultural, esos detalles que com- la predisposición naturalista en el trabajo de
ponen, amarran y le dan sentido a nuestras urbes. campo etnográfico gratificando sus instrumen-
La exaltación de lo trivial -si se quiere tos de registro y descripción in situ. De manera
llamar de esta forma- requiere una postura natu- que se trate la ciudad no como una esencia, sino
ralista. La realidad existe en el mundo empírico y como un proceso en la cual se desarrolla la coti-
no en los métodos utilizados; por lo tanto y desde dianeidad, las agencias, expresiones, acciones y
las premisas de Blummer (1981) su compresión performatividades, además de la reproducción
demanda el examen directo de ese mundo. Así económica y cultural.
el naturalismo no pretendería mucho más que
dar cuenta de estos imponderables con la mayor La flaneire
riqueza posible, promoviendo que el investigador
experimente esta realidad flexible. A esta altura, hay que retomar la segunda
El intento de descripción naturalista no se mirada propuesta en este ensayo. Esta es la figura
presenta justificado por ningún propósito que no formulada por Walter Benjamín (1972, 1997): el
sea el reflejo fisiológico de los hechos y sus acto- flâneur, que se basada en la poesía en prosa de
res (como en la flaneire y la deriva), incluso de Charles Baudelaire (1996 y 1998) y los relatos
las más irrelevantes imágenes, discursos, situa- cortos de Edgar Allan Poe (1969). El flâneur
ciones y prácticas. Se procura así, comprender con su infancia eterna vigoriza el espíritu de la
los “datos infuncionales, detalles inútiles, desper- curiosidad, lo que lo hace un agudo observador
dicios de lo social en los que el buen observador de las manifestaciones de lo urbano. Privile-
sabría descubrir una luminosidad especial. Los giando mediante sus sentidos, la contemplación
pequeños gestos, los ademanes apenas percepti- de lo ordinario de la ciudad y sus practicantes
bles, las palabras filtradas por entre las rendijas comunes.
de lo explícito, lo insinuado, lo que tiene o ha Se rescata de esta figura, cómo por medio
tenido lugar” (Delgado 2003). de un ambulantaje por las calles se puede des-
Es aquí donde metodológicamente la cribir profundamente la vida urbana. Ella o él
“observación etnográfica” resulta más útil. Los transitan en medio de la multitud impulsados por
espacios públicos y ciudades contemporáneas son su merodeo intelectual; deliberadamente toman
territorios de flujo, por eso existe una necesidad la decisión de conocer, escogiendo los caminos
de crear nuevas herramientas igualmente dúctiles para aprehender como una “máquina fotográfi-
para captar ese vaivén de información transcen- ca”, los pequeños detalles de la vida cotidiana.
dental. La observación flotante, consiste precisa- Este recurso, podría utilizarse como lo proponen
mente en mantenerse “vacilante y disponible, sin Renato Ortiz (2000) y Walter Imilan (2006), el
fijar la atención en un objeto preciso sino deján- flâneur como actitud del etnógrafo; es decir, evo-
dola “flotar” para que las informaciones penetren cando su función principal: mirar y describir lo
sin filtro, sin aprioris, hasta que hagan su apari- urbano. Asimismo, el arte de la flânerie revela lo
ción puntos de referencia” (Delgado, 1999: 50). que se escondía en las situaciones aparentemente
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simples, deviniendo en un conocimiento antropo- día. Una suerte de investigador perdido entre la
lógico de la ciudad. multitud, que adquiere una reflexión profunda,
En la actitud del flâneur, en discrepancia antes que un simple voyerismo del que sólo mira
con la del etnógrafo clásico, lo que importa es la sin profundizar la imagen que percibe o los men-
movilidad en el espacio y no el anclaje al terreno; sajes de los “otros”.
interesa así, el flujo y circulación de los datos y
su transformación en reflexión. De esta manera, La deriva
el espacio público aparece como un mundo por
descubrir, que incita a realizar una profunda La ciudad se presenta hoy más que nunca
“botánica del asfalto” (Benjamín 1972), fisiolo- como un gran laberinto, espacio lleno de sorpre-
gías de todo tipo que pretenden maravillarse de lo sas y escondites, que invita a recorrer y observar
cotidiano y encontrar lo inesperado de la ciudad. incesantemente lo común de la calle. Sin embar-
Dice Benjamín sobre su función: “reconstruir go, las mismas ciudades dirigen nuestros pasos,
topográficamente la ciudad, diez, cien veces, nos controlan y encauzan, al estilo foucaultiano
a través de los pasajes y de las puertas (...) los de una disciplina urbana. Se es prisionero de un
rostros más secretos de la ciudad se sitúan en su orden (pre)escrito, que sentencia a ver/conocer
parte más recóndita (1972:130). solamente algunas fracciones -y de estas las más
El extrañamiento antropológico en la flâ- normalizadas- de las urbes y sus gentes. Aparece
nerie no sólo se produce por el viaje en la ciudad, así la noción de la deriva como una herramienta
sino por el arte de habitar lo indeterminado central para lograr un análisis profundo e integral
(Benjamin, 1997), debe extrañarse sin salir de su de la ciudad “oculta” y la ciudad “no oficial”.
lugar, por eso para él/ella la ciudad es “morada y La deriva como concepto científico es
paisaje” (Imilan, 2006). Para entender su propia una propuesta primordialmente del situacionismo
urbe, necesita de un alejamiento de lo normal- francés. La palabra dérive significa tomar una
mente conocido, desligándose del sentido común; caminata usualmente en una ciudad, recorrido
precisamente el flâneur anuncia a la figura del que sigue la llamada del momento, sin obje-
científico de lo urbano. tivo específico; empero, no es que lo carezca,
Se podría decir por lo tanto, que la flâne- sino que prefiere transitar a la expectativa de ir
rie es propicia para la exploración urbana, en el encontrando objetivos nuevos a su paso. Su prin-
caso de los espacios públicos modernos, donde cipal expositor, el filósofo Guy Debord (1999a y
la circulación y la oscilación son una constante. 1999b), pretendió establecer una reflexión relativa
Desde esta circulación permanente, ese ir y venir, a las formas de ver y experimentar la vida urbana
es posible comenzar a reconocer tramos conexos dentro de un ofrecimiento más extenso como el
y la forma de los recorridos de los individuos y/o de la Psicogeografía.
grupos que transitan el lugar. Hay que recordar Podríamos avanzar diciendo que el/la
que una mirada consecuente con la del flâneur, investigador(a) en lugar de ser cautivo de una
expresaría una crítica a la vida y estética urbana rutina diaria o de una ordenanza establecida, se
del capitalismo moderno, así como Marx lo había plantea seguir las emociones y mirar a las situa-
realizado desde la filosofía y la economía (Ber- ciones urbanas de una forma nueva y radical. Es
man, 1991). decir, el investigador realiza un recorrido no-
Desde esta acuciosa mirada del flâneur disciplinado, que le permitiría acceder a otro tipo
se es concurrente de lo cotidiano, se converge de experiencias no-normadas. Como lo plantea
en conocimiento “visual” del desarrollo urbano. Guy Debord:
Al emplear esta mirada, se practica la ciudad,
maniobrar con movilizaciones por carreteras y “Entre los diversos procedimientos situacionistas, la deriva
se presenta como una técnica de paso ininterrumpido a
esquinas, como los lugares más frecuentes de su
través de ambientes diversos. El concepto de deriva está
desplazamiento. Mirar, ver, observar, contemplar ligado indisolublemente al reconocimiento de efectos de
lo que otros no ven por ser demasiado común, y naturaleza psicogeográfica, y a la afirmación de un com-
lo que no necesariamente ellos mismos ven cada portamiento lúdico-constructivo, lo que la opone en todos
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los aspectos a las nociones clásicas de viaje y de paseo” recorrer la ciudad posibilita realizar una “carto-
(Debord, 1991b: 1). grafía influencial” e intentar recuperar el carácter
lúdico constructivo de la ciudad, haciendo énfasis
Entre los procedimientos situacionistas, en las emociones y el comportamiento de los
esta “teoría de la deriva” es un una técnica que individuos y colectivos que lo utilizan.
premia un paso perpetuo a través de distintos y
desiguales lugares, sería lo que Michel de Certeau Ojos que no ven, corazón que no siente:
(2007) llama artes de hacer, prácticas que adquie-
clausuras y aperturas
ren un carácter antidisciplinario. Su empleo
consiste en el desplazamiento de una o varias
Lo que determina la ciudad actual es su
personas, durante un tiempo más o menos largo,
profunda heterogeneidad y complejidad, en parte,
dejándose llevar por las solicitaciones del lugar y
consecuencia de un proceso histórico de origen y
por los encuentros que en él le acontecían. Así, el
desarrollo anclado en la pluralidad. Sin embargo,
azar tomaría parte importante en esta actuación,
no es que la ciudad tolere la diversidad, más bien
pero sería menos determinante de lo que parece,
la alienta y la premia. Por lo tanto, repensar las
pues desde el punto de vista de la deriva, existe
aproximaciones metodológicas, expresa Galindo
en las ciudades un “relieve psicogeográfico”, con
(1998), es hoy más complejo y más profundo que
recorridos constantes y puntos fijos.
Se trata por lo tanto del rastreo de las antes, pero a la vez más diverso, intenso y lúdico.
diferentes unidades “ambientales” en la ciudad Esta creatividad reflexiva se presenta como un
y del deambular metódico en búsqueda de focos reto básico, en tanto la creación es el sentido del
de irradiación de emociones para su localización oficio del investigador.
y descripción. De la misma forma, el principio A partir de estos tres autores que exploran
de desorientación incita el encuentro de caminos lo denominado como urbano, se rescata una posi-
desconocidos, donde el investigador se hallará bilidad ágil, útil y necesaria de exploración de la
en permanente “extravío”, como un extraño (re) ciudad, en donde se comprende –por medio de
descubriendo y (re)conociendo sus propia ciudad, etnografías, derivas y flâneries, todas entreteji-
sin prisas de tiempo o espacio, dibujando las car- das– lo que subyace a lo visible, de manera que un
tografías de su vida y de los “otros”. observador atento puede inferirlas o imaginarlas.
Este modo de comportamiento experimen- Desde esta “mirada” no se tendría pasos
tal ligado a las condiciones de la sociedad urbana establecidos, ni reglas fijas para conocer lo urba-
procuró la creación de “geografías alternativas”, no, sino una actitud crítica que presente el mundo
el trazo de figuras que visibilizarán las emocio- empírico en primer plano, haciendo que la inves-
nes motivadas en los distintos tejidos urbanos. tigación dependa de él y no viceversa. Esto sin
Justamente, al conformar un mapa desde el dejar de lado las reflexividades del investigador
situacionismo se estaría distante de las fronteras en tanto investigador y miembro de la sociedad.
y murallas administrativas de las ciudades que La pluralidad de medios para obtener la
homogenizan el espacio público, esto sería posi- información enriquecería el análisis, recordan-
ble al realizar una narración emocional del espa- do que tal pluralidad y flexibilidad no elogian
cio. De este modo, un mapa estaría compuesto una ausencia de criterio, sino que demanda de
por fragmentos de ciudades que se relacionan de una revisión íntegra. Esta diversidad en cuanto
forma aleatoria, no por su funcionalidad sino por a sus disímiles naturalezas, formas, orígenes y
su carácter emocional. cualidades, permitiría un examen más holista
Retomar la deriva es pensar en el plano de la realidad social, con la finalidad de recrear
emocional, ya que éste no se detiene y nunca se una suerte de “diálogo”, elemento necesario en la
termina de solidificar. Lo emocional desborda y reconstrucción de la naturaleza de los espacios
emerge su molde físico-morfológico e ideológico públicos.
de la ciudad de control panóptico, lo rebasa y Por otra parte, la propuesta que aquí se
fluye, se disemina y pulula. Esta forma de ver/ retoma revisa tradiciones de la etnografía clásica
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y posturas literarias y artísticas, pero que adquie- Baudelaire, C. (1998). El spleen de Paris. Madrid:
ren un compromiso sensible sobre la investiga- Editorial Visor.
ción, con miras a trabajar de forma naturalista.
Lo que Georg Lukács reprocha de esta actitud, Benjamin, W. (1972). Iluminaciones II: Poesía
dice Delgado (2003), es precisamente lo que aquí y Capitalismo. Madrid: Editorial Taurus.
merece un cumplido: no aspira a probar nada;
muestra, pero no demuestra; describe, pero no
Benjamin, W. (1997). El retorno del «flânuer».
prescribe; trata incesantemente de ver y relatar
lo que sucede. En: F, Hessel. Paseos por Berlín. Madrid:
El acercarse a lo urbano, desde la etno- Editorial Tecnos.
grafía, la flânerie, y la deriva representa una
manera de vivir la experiencia de la ciudad y Berman, M. (1991). Todo lo solido se desvanece
que aparte de ser una alternativa metodológica y en el aire. La experiencia de la moderni-
herramientas de investigación, también deberían dad. Madrid: Siglo Veintiuno Editores.
de ser consideradas como prácticas mismas de la
ciudad. Desde sus especificidades metodológicas, Blumer, H. (1981). El Interaccionismo Simbólico.
esta mirada pretende captar lo sutil de la creación Barcelona: Editorial Hora.
humana, lo líquido de la ciudad y las acciones de
sus practicantes comunes. Retomar la invitación
De Certeau, M. (2007). La invención de lo Coti-
de Michel de Certeau (2007), dejarse llevar por la
diano I. Las artes de hacer. México DF:
ciudad a ras de suelo, pasar del espacio concebido
por los urbanistas al espacio practicado por los Instituto Tecnológico y de Estudios Supe-
urbanitas. riores de Occidente.
Esta “mirada” -al igual que cualquier
otro tipo de aproximación basada en la eviden- Delgado, M. (1999). El Animal Público: Hacia
cia- debe de implementar un compromiso con el una Antropología de los Espacios Urba-
pensamiento complejo, transdisciplinario, anti- nos. Barcelona: Anagrama.
esencialista y antireduccionista del fenómeno
urbano. Dicho esto, más que enumerar limitantes Delgado, M. (2003). Naturalismo y realismo en
podría pensarse en el establecimiento de redes y
etnografía urbana. Cuestiones metodoló-
“la búsqueda de nuevos caminos”, para esquivar
gicas para una antropología de las calles.
toda visión unidimensional y parcial, de ahí la
necesidad de repensar estas miradas como enfo- Revista Colombiana de Antropología. 39
ques contextualistas. (2): 7-39.
A modo de invitación, se trata de expan-
dir los “cotos de caza” -aquellos discutidos por Delgado, M. (2007). Sociedades Movedizas.
Wallerstein- que se protegen a muerte por algu- Pasos Hacia una antropología de las
nos; consecuentemente, estas miradas urbanas calles. Barcelona: Editorial Anagrama.,
intentan tan siquiera quebrantar ese statu quo dis-
ciplinario que se ha instaurado sobre las Ciencias Debord, G. (1999 a). La sociedad del espectáculo.
Sociales interesadas en eso que llamamos ciudad. Internacional Situacionista. Madrid: Lite-
En fin, tal vez estas tres perspectivas alternas
ratura Gris, 2009. http://sindominio.net/
sirvan para develar y conocer un poco más los
mapas ocultos de nuestras ciudades. ash/espect1.htm

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