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Desarrollo y Formación de Líderes

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Perfil Humano del Líder

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Pbro. Francisco Javier Albores Teco

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INTRODUCCIÓN
Debemos empezar afirmando que “todos llevamos un líder dentro”. Cuentan que un día, cuando
Miguel Ángel Buonaroti esculpía en su taller una de las estatuas por las que ha pasado a la
historia, el Moisés, el hijo de un vecino suyo espiaba por la puerta semi abierta cómo golpeaba sin
piedad el mármol sobre el que trabajaba. Envalentonado, el pequeño entró y encaró al artista:
- Señor Miguel Ángel, ¿por qué golpea usted con tanta crueldad y tan despiadadamente ese
mármol? ¿No ve que le duele?
- Mira hijo –le respondió paternalmente el maestro-, debajo de este mármol hay un ángel y
yo le estoy ayudando a salir, a dejarlo volar.

Detrás, debajo de cada persona hay una buena persona, un gran líder. Todos llevamos un líder
dentro. Pero hay que ayudarle a salir. Ésta es la tarea de la formación, de la educación: dejar volar
a la buena persona que llevas dentro. No es gratis: es el resultado de mucho cincel, martillo y
esmeril e, incluso, hasta taladro. Y durante años.

El liderazgo no es instantáneo. No tiene fórmulas mágicas ni secretas. Es un proceso de


formación. A las personas hay que enseñarles cómo ser líder desde la gestación.

Los buenos líderes no nacen: llegan a serlo mediante su esfuerzo personal; a través de un largo
proceso de formación en el que van adquiriendo un conjunto de cualidades y atributos, no sólo
para ejercer la autoridad o el poder, sino para motivar, entusiasmar y dirigir a la gente, como son la
fina sensibilidad y el equilibrio emocional, la riqueza intelectual y la fortaleza de voluntad, el sentido
ético y la capacidad para actuar por motivos trascendentes.

El liderazgo no es exclusivo de unos cuantos carismáticos. No es privilegio de los de arriba, de


quienes detentan el poder político o económico, de los de la cúspide de la pirámide social u
organizacional. Es una posibilidad de todos. Todos podemos asumir un papel de liderazgo.

En la actualidad nos hemos dado cuenta de que el liderazgo es un proceso, una tarea que todos
podemos aprender y no una herencia congénita con la que se nace. No hay genes especiales para
ser líder.

Nuestro liderazgo está determinado por las circunstancias, pero sobre todo, por nuestro grado de
educación y formación. En concreto, por la educación y formación de la persona. Porque, ¿qué es
un líder? Una persona que guía y arrastra, dirige y convence a otras personas. La persona es,
pues el fundamento de nuestro liderazgo.

La formación de la persona es, por tanto, el fundamento de todo lo demás. Ésta es la salvación, la
única solución. La calidad de un líder está en proporción directa con la calidad de su educación
como persona.

Sin personas bien formadas, no puede haber buenas organizaciones, porque “es imposible que
una institución quiera volar como águila, si trabaja con guajolotes, con gente que piensa, habla y
actúa como guajolote”.

El liderazgo es resultado del sistema educativo. Puede aprenderse y también enseñarse. Lo


enseña el sistema de formación de una familia y de un país, la sociedad misma y desde luego los
líderes que ya fungen como tales. En efecto, el verdadero líder guía, pero sobre todo faculta,
enseña, motiva, libera la energía volcánica y la creatividad que hay en la gente. Forma a otros
líderes, alienta su autonomía, proporciona dirección y da apoyo. Ser líder es liberar todo el
potencial de la gente, porque antes se ha liberado el propio.

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No olvidemos que estamos hablando de educación del líder, no de adiestramiento o simplemente
capacitación, ya que solo estaríamos formando técnicos, aquí se trata de ser una persona íntegra,
integrada e integral.

Educar –educare-, es ayudar a sacar lo mejor de uno mismo que todos llevamos dentro. Es llevar
al individuo hacia la plenitud, a la felicidad, a la verdad, a los valores… Es sacar fuera lo que está
dentro.

La educación tiene que ver con la escuela, con la carrera, pero es mucho más que eso: es
aprender a organizar y vivir la vida. Es la conjunción del saber ser con el saber hacer; con el saber
poder, tener, presumir, y hasta con el consumir y aparentar. Aprender todo esto es lo que hace
que la formación sea un éxito y no un mero entrenamiento o capacitación. Es preciso formar a las
personas, no sólo para saber hacer, tener o poder, sino también para saber ser.

La ética también es un componente fundamental de la educación. Pero hoy no basta con que el
líder sea intachablemente ético; es necesario que comprenda los problemas éticos con los que se
va a enfrentar y se convierta él mismo en una escuela o universidad ética y moral. Porque también
es forjador de criterios y líder de opinión.

No debemos pensar que con la sola escuela o la posterior lectura de un libro o con un curso de 20-
30 horas convertirás a la gente ya en líder. Se necesita tiempo, método, sistema, entrenamiento.

El liderazgo compete a todo el mundo. Todos podemos ser líderes, todos valemos la pena, todos
podemos hacer algo por los demás. Todos podemos hacer que las cosas mejoren en al menos
una parte de la sociedad.

Algunos ante la palabra “liderazgo”, corren despavoridos y se sacuden el epíteto como si se tratara
de una acusación o si se tratara de un desprestigio. Y es porque en muchas ocasiones el término
se ha identificado mucho con el de manipulador, interesado, aprovechado de los demás. Sin
embargo debemos afirmar que de hecho hay quienes se aprovechan de esta posición para hacer
de las suyas en la esencia del liderazgo es positiva. Un auténtico líder siempre es
transformadoramente positivo.

Nuestro mundo está hambriento de auténticos líderes, de verdadero liderazgo. La gente quiere ser
inspirada, motivada, dirigida y llevada a los ideales a los que tiene que ser llevada, pero ella no es
capaz de verlos o seguirlos. El líder satisface las necesidades, resuelve los problemas de sus
seguidores pero, además, transforma y da significado existencial y trascendente a sus acciones y
a las de sus seguidores.

Los líderes más inteligentes saben que la inversión más importante que pueden hacer en su
institución es en la gente, sobre todo en período de crisis, cuando resulta tentador reducir costos y
presupuestos de formación.

El líder no sólo se forja a sí mismo: invierte también en su gente, no la considera como fuerza
laboral o recurso humano prescindible, sino como personas. Y cuando invierte en su gente, invierte
en la organización e invierte en su liderazgo.

El propósito de esta síntesis del curso de Desarrollo y formación de Líderes del autor Francisco
Sánchez Fuentes, es desarrollar y formar líderes. Y ayudar a hacerlo en la familia, en la escuela,
en la organización, en la sociedad, en las comunidades y en la Iglesia. Se trata de enriquecer
nuestro liderazgo propio y de descubrir o potenciar el de aquellos que tenemos a nuestro cargo. Se
trata de ser mejores de lo que ya somos. Se trata de hacer mejor aquello que ya hacemos bien.
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¡Deja salir a la buena persona que llevas dentro! ¡Ayuda a salir al líder que cada persona esconde
bajo su ropaje! porque el líder no nace; se hace.

“El Señor te bendiga y te proteja”

Pbro. Fco. Javier Albores Teco


Enero de 2011

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DEFINICIÓN DE LÍDER
Como pasa con muchos de nuestros términos, la palabra líder tiene múltiples acepciones en el
lenguaje coloquial. Cuando hablamos de líder, seguro que cuando menos nos referiremos a alguna
de estas definiciones:

a) Etimológica: la palabra sajona proveniente del verbo “to lead: guiar, dirigir”. De aquí se
deriva “leader: el que dirige”, y “leadership: liderazgo”.
b) En una organización: es la persona más influyente dentro de los procesos de una empresa
(planeación, producción, supervisión, control…), para conseguir los mejores resultados para los
dueños o accionistas, mediante el servicio o producto que ofrece.
c) Desde el punto de vista humano: es una persona que convence y arrastra, guía y dirige a
las demás personas por “algo especial” que tiene.

En nuestra sociedad, en el lenguaje corriente, por “líder” generalmente se entiende el sentido


etimológico (“dirigente o clase dirigente en turno) o, a lo sumo, se llega a una interpretación
organizacional de ella (“el jefe de proyecto”). Nosotros nos vamos a referir a un enfoque
esencialmente humano: a la persona que convence y arrastra, guía y dirige; y más concretamente
para nosotros al líder cristiano.

Este algo especial del líder le llamamos carisma. ¿Cuál es la base sobre la que se asienta este
“carisma” o la “fuerza” de una persona para que “otros hagan lo que ella desea”? sin el afán de
agotar el tema, lo podemos cifrar en algo:

- Circunstancial o situacional (tenemos así al líder situacional): logra su influencia mediante


un acto de autoridad que se deriva de un nombramiento, sin importar si tiene talento y capacidad,
o de un accidente o casualidad de la vida: las circunstancias lo ponen en esa situación.
- Aprendido (líder tecnócrata): cualquier persona puede aprender a ser líder en sentido
etimológico u organizacional, mediante el entrenamiento, la formación, técnicas o hábitos que le
permitan influir en los demás. También, aunque resulta más arduo y difícil, cualquier persona
puede ser formada para ser líder humano.
- Heredado de sus padres o de lo antecedentes de su familia (líder heredado o tradicional).
Es el caso de los reyes, de los herederos de grandes fortunas o emporios y hasta el de los notarios
en muchos lugares.
- Natural, carismático, personal (líder natural): es el que conquista fácilmente la voluntad y
simpatía de las personas, por su talento y capacidad, por sus aptitudes y actitudes.

No todos los grandes líderes han sido desde el inicio carismáticos o líderes naturales por su don
de gentes y de conquista, o por otro sinfín de cualidades. La mayoría ha pasado por un largo
proceso de formación.

Carisma viene del griego karisma, que significa “don gratuito que Dios concede a algunas
personas en beneficio de la comunidad, y no en beneficio personal”. Es el don, talento, fuerza,
recursos (belleza, oratoria…) que tienen algunas personas para atraer o seducir con su presencia
o palabras. Este carisma, ese algo que arrastra y convence puede surgir de varias fuentes, como
el:

- Ser inteligente, mejor, íntegro, capaz, competente, fuerte, guapo, con una fuerte
personalidad, revestida de cualidades físicas o intelectuales superiores como belleza, estatura,
agudeza intelectual, bondad ética, responsabilidad, fiabilidad, don de mando y capacidad de
servicio…
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- Tener dinero, relaciones, contactos, títulos, puestos de preeminencia, experiencia…
- Poder, autoridad, jerarquía, mando…
- Hacer cosas, proyectos, empresas, innovaciones…
- Saber más que los demás, por formación esmerada, preparación privilegiada o
investigación durante mucho tiempo…
- Castigar, por contar con poder de sancionar, amenazar o corregir…
- Recompensar: ascendiente al descubrir una ventaja que puede ser compartida por los
demás y ambos salir beneficiados.
- Presumir, aparentar más que los demás, basándose en su tener, hacer o saber.
- Ambicionar: ansia y ambición de imponerse y sobresalir por encima de los demás.
- Trascender, perdurar en el tiempo con los hechos y obras. Es muy fácil reconocer a un
buen líder una vez que ha desaparecido. Todo el mundo lo extraña. Trasciende su fama y en sus
hechos.

El liderazgo es el carisma de una persona que impulsa a otras personas a hacer ciertas cosas que
convienen; a hacerlas de forma más o menos atractiva y, sobre todo, a conseguir que actúen por
valores y motivación trascendente.

En resumen, además de formación y desarrollo, el líder tiene algo indefinible, sí, pero que brota de
su alma, de su filosofía de la vida, de una visión, de su enfoque básico hacia la vida y los demás
seres humanos. Y esto es el carisma. Este componente no puede comprarse, venderse o
construirse dentro de un individuo. Si lo tiene, sólo puede ser nutrido y cultivado. Si no lo tiene,
todos los cursos de entrenamiento, formación de liderazgo existentes en el mundo no podrán
hacer de él un líder hasta que él, y sólo él lo descubra. Y aun teniendo este componente místico o
carismático, si no hay una buena armonía entre sus talentos y las circunstancias o situaciones,
este líder fracasará o nunca llegará a serlo.

¿Cuál es la visión actual de liderazgo?


Sufrimos una esquizofrenia: por un lado reconocemos y aplaudimos a quienes han mejorado la
civilización del ser, pero, por otro, en la vida práctica nos absorbe y encandila el tener, poder,
hacer, presumir, consumir y hasta aparentar. Pensemos un momento en lo que nos ofrecen los
medios de comunicación social, quiénes son los ídolos del momento y nos daremos cuenta que
muchos de ellos no favorecen el ser.

En muchos manuales de liderazgo, hoy se subrayan demasiado las técnicas para dirigir, las
habilidades y los talentos para manejar el poder, el tener y el hacer, en lugar de desarrollar más
bien el ser. En la mayoría son meras técnicas comunicativas o directivas; puras propuestas para
planear, delegar, facultar o cultivar fructíferas relaciones interpersonales. No podemos negar que
son importantes pero no podemos absolutizarlas. Son medios, no fines. Recordemos que los
líderes que han aportado más beneficio a la sociedad han tocado el corazón de su ser; no se han
quedado en la cáscara.

El verdadero líder, el perdurable, se impone fundamentalmente por su ser, por su prestigio basado
en la riqueza de una personalidad armónica, por la coherencia de su vida, por su veracidad e
integridad, y por la calidad de sus frutos. “Por sus frutos los conoceréis”.

Formas de ejercer el liderazgo


Independientemente del origen del liderazgo y del carisma que lo sustente, éste se puede ejercer
de diversas formas. Tenemos así al líder:

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- Anárquico: típico de las primeras tribus, pueblos salvajes y grupos débiles. Se dio en los
primeros siglos antes de Cristo, pero sigue persistiendo hoy en naciones débiles y desorganizadas,
y en empresas familiares y públicas que no tienen rumbo ni dirección.
- Autocrático rígido: fue característico de los gobernantes todopoderosos, reyes y
emperadores absolutistas, además de las dictaduras militares. Hoy persiste en la institución
llamada ejército y en algunas empresas. Sólo se interesa por el trabajo, la tarea y los resultados.
- Autocrático paternalista: propio de las colonias imperiales. Es característico también de
algunas instituciones religiosas y empresas estatales, paraestatales y familiares.
- Autocrático incompetente: es específico de los príncipes herederos. Lo encarnan también
los empresarios heredados y los funcionarios asignados por dedazo, enchufe o compadrazgo.
- Tecnocrático: está presente en las naciones más desarrolladas de hoy, así como en las
sociedades anónimas y empresas transnacionales.
- Responsable o democrático: es el propio de los gobiernos representativos actuales. Así
funcionan también la mayoría de las multinacionales de hoy: fijan los objetivos, forman y facultan a
la gente, y le conceden libertad y responsabilidad para conseguirlos de acuerdo con su propia
creatividad.

Independientemente de la fuente de tu liderazgo, de la forma en que lo ejerzas, del estilo de


dirección de personas o gestión de responsabilidades que tengas, recuerda que se puede formar.
Conócelo y enriquécelo.

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EL LÍDER: ANTE TODO, UNA PERSONA

Importancia del conocimiento de la persona


El líder es en primer lugar persona y, después, profesional, político, dirigente, directivo, jefe.

No se puede separa lo que es la persona de lo que es el líder. No se puede aislar el estilo de


motivar, dirigir, guiar, convencer, arrastrar a los demás de la forma que uno ha aprendido desde la
infancia a percibir, imaginar, reaccionar, reflexionar, decidir, ser ético, trascendente, a relacionarse
con los demás y con el entorno.

El liderazgo se desarrolla a partir del estilo personal de ser persona. Toda persona que quiere se
líder, cualquiera que sea su posición, piensa, siente y actúa en primer lugar como persona. Y para
que sea líder integral, antes tiene que ser y operar como persona íntegra, integrada e integral.

Un buen líder sabe que el talento humano es el más importante en sus colaboradores; es el
recurso más indispensable. El líder exitoso es el que desarrolla y aprovecha más a su gente, sin
importar su sexo, etnia o estilo personal. Sabe que en cada ser humano hay grandeza, mucha
grandeza; que cada persona puede hacer contribuciones especiales a toda la sociedad.

Cuando los seguidores se sienten tratados por su líder como su recurso más precioso, como
personas, se comprometen mucho más con él y con su misión. Empiezan a pensar y a actuar
como creadores o propietarios de las metas y objetivos de su líder.

En la medida en que los líderes de una organización mejoren a sí mismos y a los demás, esta
institución tendrá más posibilidades de sobresalir por su liderazgo. Con mejores personas, mejores
organizaciones, mejor producto o servicio y mejores resultados.

El líder no trata a sus colaboradores como máquinas, como objetos, como mercancía, como mero
recurso. Debe tratar a cada uno de forma especial, porque cada ser humano es especial,
irrepetible, con una dignidad sublime e insubordinable.

Para que un líder sea completamente persona, necesita cuatro actos conscientes y muy humanos:
conocerse con lealtad; aceptarse con generosidad; estimarse con modestia; mejorarse con
valentía.

¡Conócete, acéptate, estímate y mejórate! Haz esto por ti mismo. El verdadero éxito, es el éxito
que se obtiene con uno mismo. No consiste en tener, hacer o poder hacer cosas, sino en la victoria
y enriquecimiento de sí mismo; en ser todo lo que puedes y estás llamado a ser. Y cuando lo
hayas logrado, tienes la mejor plataforma para conocer y dirigir a los demás: para liderar.

Se debe iniciar por el conocimiento y definición de ti mismo ¿Quién eres? ¿Qué eres? ¿Qué es
persona? ¿Qué significa para ti eso de ser persona? Por la complejidad de sentimientos, ideas y
experiencias, a veces incluso hasta contradictorias, la persona es difícil de definir, pero no puedes
claudicar. Está en juego, no sólo tu liderazgo, sino tu misma vida, tu proyecto de vida.

Descripción de persona
Entendemos como persona integral al ser humano que tiene una dimensión físico-biológica, una
psíquico-emocional, una intelectivo-volitiva, una ético-moral, una social, una religiosa y una más

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histórico-trascendente. Un pastel con, al menos, siete raciones. Es la síntesis de materia y forma.
Un mar con superficie y profundidad.

Gracias a esta visión, cada uno de nosotros somos un ser único e irrepetible, con una dignidad
absoluta. El líder es irrepetible e invaluable, y está consciente de que sus seguidores también lo
son: porque son personas.

El verdadero líder es una persona por antonomasia, que ha forjado y desarrollado más que los
demás todas estas siete dimensiones de su vida, y lo manifiesta en todas las áreas. Si olvida o
desprecia alguno de ellos, será un ser desequilibrado, desintegrado; en síntesis, un monstruo. Si
privilegio uno sobre los demás, será una abominación de la naturaleza, como ya ha ocurrido en la
historia.

La vida como proyecto


“Somos, no estamos hechos”. Todavía nos falta mucho por lograr. Y ésta es la tarea de la vida:
llegar a ser todo lo que podemos ser; alcanzar todo lo que estamos llamados a ser. Por eso la vida
se nos presenta como proyecto.

La persona recibe la vida como don pero también como tarea. Por eso la vida es un proceso, no
una ubicación definitiva. La realización de este proyecto, de esta vida, es el deber fundamental de
toda persona. No puedes eludir la obligación de vivir la vida. No te puedes escapar de la necesidad
de proyectar y realizar la vida.

En necesario que sepamos qué es lo verdaderamente importante. El mayor logro de una persona
es hacerse a sí misma, crearse a sí misma, antes de poder crear cualquier otra cosa.

Ser líder integro, integrado e integral significa forjarse en todos los calores, revestirse de todas las
cualidades que mejoran cada una de las siete dimensiones de la persona. Y Esta tarea es tuya,
exclusivamente tuya. No es congénita. Tampoco compartida.

En el siguiente recuadro tienes una síntesis de valores y antivalores, para que hagas tu propio
diagnóstico:

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ÁREA VALORES ANTIVALORES
1. Físico-biológica Alimentación sana, higiene, Enfermedad, desnutrición,
salud, vestido digno, casa gula, ebriedad, adicciones,
digna, deporte y ejercicio, drogadicción, culto al
descanso, sueño, cuerpo, a la belleza, al
moderación en la comida y vestido, al vientre. Exponer
en la bebida, templanza, la salud temerariamente
orden, cuidado de la (coche, excesivo trabajo,
ecología y del entorno. riesgos innecesarios,
imprudencias…).
Destrucción de la ecología,
cultura de muerte.
2. Psíquico-emocional Educación de las Mal carácter. Ser
sensaciones, pasiones, temperamental, pasional,
emociones, sentimientos, emocional- Acomplejado.
complejos, afectividad, Afectividad inmadura,
carácter, subconsciente… descontrolada. Descontrol
Sana autoestima. Equilibrio emocional.
emocional y salud mental.
3. Social Saber escuchar, hablar, Egoísmo, aislamiento,
conversar, discutir. individualismo,
Solidaridad, compañerismo, egocentrismo. No saber
amistad, sensibilidad ante el escuchar, conversar,
sufrimiento y necesidades dialogar, discutir. Falta de
de los demás. Trabajo en solidaridad. Rudeza,
equipo. Relaciones terquedad. Intolerancia,
humanas. Gratitud, incomprensión.
generosidad, bondad. Disgregación familiar.
Delicadeza, finura, Anarquía política. Envidia,
caballerosidad. crítica.
4. Intelectivo-volitiva Educación y cultura, hábito Engaño, mentira, fraude,
de lectura, formación manipulación. Incoherencia,
permanente. Prudencia y incongruencia. Falta de
saber pensar y reflexionar. rigor intelectual.
Libertad, capacidad de Imprudencia,
decidir y responsabilidad. superficialidad. No saber
Amor y entrega, ideal y pensar. Irreflexión.
fuerza de voluntad. Libertinaje, anarquía, sin
Constancia, audacia, ideal ni metas. Rencor,
dominio de sí, recelo. Ser veleta, sin
voluntad no constancia.
5. Ético-moral Saber distinguir entre el Ignorancia moral.
bien y el mal. Conocer las Deformación de la
normas y principios éticos. conciencia. Deshonestidad,
Tener sensibilizada la hipocresía.
conciencia. Conocer las Irresponsabilidad.
propias obligaciones. Infidelidad. Agresión,
Honestidad, honradez. invasión. Aniquilación del
Fidelidad, coherencia, otro.
congruencia.
Responsabilidad, respeto.
6. Religiosa Sentido trascendente de la Indiferencia, materialismo.

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vida. Superación del Agnosticismo, ateísmo.
materialismo. Amor y temor Eclecticismo, frivolidad.
de Dios. Sentido de la Folclore y vida social.
dependencia. Oración y Hipocresía. Fanatismo,
contemplación. Interioridad. superchería, superstición.
Culto y devoción con Dogmatismo e intolerancia.
sentido.
7. Histórico-trascendente Conciencia de la propia Soberbia. No se sabe
finitud. Humildad. Saber crecer, madurar, envejecer,
crecer, madurar, envejecer. ser sustituido.
Responsabilidad histórica. Irresponsabilidad histórica.
Aprovechamiento de la vida Inmanentismo.
y del tiempo. Sentido de la
trascendencia. Cultivo de
valores espirituales.

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DESARROLLO Y FORMACIÓN FÍSICO-BIOLÓGICA

¿Somos o tenemos un cuerpo?


La persona no sólo es un cuerpo, sino que está encarnada en una dimensión físico-biológica.

Si se descuida o deteriora el cuerpo y la vida biológica, será difícil, si no imposible, esperar una
vida psíquico.-emocional equilibrada, un ejercicio coherente de la inteligencia, un firme uso de la
voluntad, una congruente y ejemplar vida ética y moral.

Sin un cuerpo saludable no se puede tener la mente en paz y a tope. Por tanto, el líder debe estar
en buena condición física, lleno de vigor y salud. Se requiere mucha energía y muy buena salud
para ser líder.

¿Qué es la vida?
La vida va más allá de la capacidad interna que tienen los seres vivos de brotar, crecer, moverse,
multiplicarse –autorreproducción-, organizarse a sí misma –autoorganización-, conservarse –
autoconservación-, progresar. La vida es una fuerza misteriosa y creadora, que supera la materia y
las fuerzas del azar o del acontecer en su creación. Es un misterio. La persona no tramó la red de
la vida. Es sólo un hilillo de ella, y lo que le hace a la vida, se lo hace a ella.

Se nos presenta como un devenir, un desplegarse de dentro hacia afuera de forma inagotable y
multiforme. Por eso está organizada en etapas: niñez, juventud, adultez, vejez, que debemos
aprender a vivir y enseñar a vivir. La juventud no es sólo una etapa biológica. Tampoco la vejez.
Son maneras diferentes de enfrentarse a la vida. La vejez mental comienza cuando uno ya no se
interesa ni se entusiasma por lo que le pasa.

Uno mismo decide ponerle años a su vida y dejar que se acumulen en nuestra mente. El líder le
pone vida a los años. No hace al revés: ponerle años a la vida. Por eso no le pesa. Por eso la
disfruta y aprovecha. Los años pueden arrugarle la piel, pero nunca renuncia a la ilusión, a la lucha
por un ideal. Correría el riesgo de que le salieran arrugas al alma.

Cómo mejorar la calidad de vida


El deporte, la alimentación sana, el cuidado de la salud, la ausencia de vicios pueden mejorar tu
calidad de vida y evitar enfermedades.

A continuación te presentamos algunas sugerencias para mejorar tu calidad de vida:

a) Cuidado de la salud

El destino de toda una institución, y hasta de todo un país, a veces depende la salud de un líder.
Por tanto, debes gozar de buena salud física para transmitir toda la energía y el entusiasmo que
requiere tu responsabilidad. La educación para la salud evita gastos institucionales, y el desgaste
físico y psicológico que se da en el individuo y en sus familiares.

b) Adicciones

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Las adicciones de todo tipo generalmente quieren tapar la falta de recursos interiores a la hora de
tomar las riendas de la propia vida.

Un líder adicto es un pobre líder. Pronto arrastrará su vida en medio del deprecio o del olvido de
sus seguidores.

c) Sana alimentación

Vivimos en una sociedad de prisas y precipitaciones. A pesar de que hoy contamos con medios
que nos facilitan y abrevian las tareas (coche, horno de microondas…), sin embargo, no tenemos
tiempo ni para comer; mucho menos para comer de forma balanceada.

Cuando la cultura del fast food se ha impuesto por necesidad, haz un alto en tu camino. ¿Te
alimentas tres veces al día, como mínimo? ¿Tienes una dieta balanceada según todos los cánones
de la nutrición?

d) Descanso-sueño

Todos tenemos la capacidad de proporcionarnos la cantidad de sueño y descanso que


necesitamos, Es cuestión de ordenar la vida y de contar con la colaboración de aquellos con los
que convivimos. No des malas noticias a última hora, Es altamente injusto organizar disgustos
nocturnos. Tampoco las permitas, por el bien de tu sueño y de tu vida.

e) Deporte-ejercicio

El deporte además de mantener en forma al cuerpo y más fortalecida la salud, relajan tensiones,
sanan heridas del alma, desahogan presiones, suavizan el estrés y las angustias internas.
Mediante el deporte siempre estás a tiempo de mejorar tu calidad de vida.

f) Vida digna, calidad de vida

Es imposible superar el nivel de las necesidades físico-biológicas si no se cuenta con un salario


digno, si se tiene que sacrificar lo fundamental para la sobrevivencia, si no se tienen los recursos
para llevar una vida digna.

g) Casa digna

Un líder que lucha porque sus seguidores tengan casa digna, ya tiene la mitad del camino bien
andado. Pero difícilmente llegara a esta noble tarea si él es el que anda preocupado por ella, bien
porque no la tiene o es una pocilga.

h) Vestido, aseo personal, de la ropa, calzado…

El ropaje desvela la personalidad interna. Y lo hace frente a los demás, es verdad, pero ante todo y
fundamentalmente ante uno mismo. El vestido levanta la autoestima o la hunde. Por eso no
descuides tu apariencia externa. Por ti, no sólo por los demás. Y acostumbra a tu gente a hacer lo
mismo. Recuerda el viejo adagio: “no te vistas de acuerdo con tu puesto, sino de acuerdo con el
puesto al que aspiras”. Tendrás mucho más éxito.

i) Orden en la casa, escritorio, documentos, libreros…

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Los romanos lo sintetizaban así: “serva ordinem et ordo servabit te”: conserva el orden y el orden
te conservará. Esto se reduce a tener un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio; un tiempo
para cada actividad y una actividad para cada tiempo.

Si no existe orden tarde o temprano aparecerá la fatiga.

j) Higiene, limpieza

La pobreza y la miseria son dos cosas distintas. La pobreza se puede llevar con dignidad y
limpieza. La miseria es el abandono material y mental a la vez. La miseria y la degradación
ambiental son dos caras de la misma moneda. Es fuente de innumerables enfermedades y
epidemias, además del atraso mental y del desarrollo.

k) Cuidado de la ecología y del entorno

El líder que desprecia la ecología sufre el rechazo y hasta el boicot de la opinión pública.

El valor de la vida
La vida es una y sólo se vive una vez. Tenemos la obligación de vivirla y hacerlo bien. Se trata de
valorar la vida y cuidar la dimensión físico-biológica, porque es la plataforma esencial para
desarrollar las otras seis dimensiones.

La vida es el bien fundamental de toda persona. Si esto es así, el líder tiene que aprender a vivirla
con plenitud, a respetarla con sagrada inviolabilidad. Su ejemplo debe ser testimonio de esta
visión, pero, además, un activo promotor del respeto a la vida en medio de una cultura que rinde
culto a la muerte, y que lo practica a diario de múltiples formas (asesinatos, crímenes, suicidios,
terrorismo, guerra, hambre, manipulación genética, imprudencia y temeridad…).

La vida es el valor prioritario de la persona. Tiene la primacía incondicional sobre los demás
valores. Sobre ella se asientan todos los demás. Es su soporte.

Los líderes que debilitan o desprecian su vida, la salud de su cuerpo, poco o nada pueden hacer
por los demás. Los líderes que matan, que desprecian la vida de los demás, pronto arruinan su
liderazgo.

Sé un promotor de la vida, y vive la tuya con calidad.

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DESARROLLO Y FORMACIÓN PSÍQUICO-EMOCIONAL
Sólo se puede ser líder constructivo si se tiene una rica y sana salud mental. Por ello, tienes que
ser emocionalmente maduro, resistente a la frustración ante el fracaso y equilibrado y ecuánime
frente a la tentación desorbitante del éxito. Y todo esto de forma y se desarrolla.

Por ser persona, el líder también está expuesto a las propias debilidades emocionales y psíquicas.
Su actuar está movido muchas veces más por sus temores, prejuicios, estilo de vida y relación con
los demás (subordinados, seguidores, superiores…) que por sus ideales y convicciones. La
persona reflexiva, introspectiva, lo sabe. De aquí su afán por conocerse, aceptarse, estimarse,
mejorarse.

Un líder quejumbroso, conflictivo, apático, conformista, desequilibrado… no tiene futuro.

La riqueza emocional, el equilibrio psíquico, es ingrediente fundamental para el liderazgo


constructivo. El líder positivo tiene que conocerse para conocer y tratar al otro. Tiene que
aceptarse, estimarse y enriquecerse para aceptar, estimar y mejorar al otro. ¿Por dónde
comenzar? Desarrollando los distintos aspectos de la vida psíquica y emocional.

Fases de la vida psíquico-emocional


Estableciendo una comparación, la vida psíquico-emocional es como un ojo con el cual entramos
en contacto con la realidad. Es verdad que necesitamos dos para ver la perspectiva y calcular bien
las distancias. Éste es uno. El otro, la vida intelectual. Pues bien, este primer ojo tiene cuatro
cámaras, cuatro sensores que perciben: los sentidos, las percepciones, la memoria y la
imaginación. Y ante lo que percibe con estas cuatro formas; es decir, dependiendo de la manera
en que “siente” con los sentidos, percibe con la percepción, recuerda, imagina, la persona
reacciona de manera casi instantánea con reflejos, conductas aprendidas e instintos. Y
dependiendo de la forma en que percibe y reacciona, así siente y se siente con las emociones,
sentimientos, pasiones, complejos y humor. Y como consecuencia de la forma en que percibe,
reacciona y se siente, así se forja, dando como resultado el carácter, el inconsciente y la
personalidad psíquica, sana o desequilibrada.

Personalidad psíquica y emocional

1ª. Fase: perceptiva Sensaciones


Percepciones
Memoria
Imaginación
2ª. Fase: reactiva Reflejos
Conductas aprendidas
Instintos
3ª. Fase: emotiva Emociones
Sentimientos
Pasiones
Humor
4ª. Fase: caracteriológica Complejos
Inconsciente
Temperamento
Carácter
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Desarrollo de la vida psíquico-emocional

a) Las sensaciones

Éstas son las “impresiones” (al estilo de una impresora) producidas en nuestro ánimo por los
estímulos de los cinco sentidos (vista, oído, gusto, olfato, tacto), que son las puertas y ventanas
primeras con las que entramos en contacto con la realidad. Es lo que captamos a través de los
sentidos.

Es curioso cómo, ante un mismo hecho o situación, cada uno ve cosas distintas, piensa diferente y
reacciona de modo distinto. Todos podemos tener las mismas sensaciones (puesto que éstas sólo
imprimen los estímulos externos o internos captados por nuestros sentidos) pero no las mismas
percepciones (la interpretación que damos a esas sensaciones).

Así estamos hechos. Es parte de nuestra constitución humana. Pero puedes corregir esta
distorsión o limitación. ¿Cómo? Primero, siendo consciente de ella. Después, aprendiendo a fijarte
más, a fijarte en la totalidad, es decir, en los detalles y en la globalidad; en el árbol y en el bosque,
no en uno solo de los dos. Tercero, ¡escuchando los puntos de vista e interpretaciones de los
demás! También ellos tienen una porción de verdad.

b) Las percepciones

Son fruto de las sensaciones y del aprendizaje logrado en las experiencias anteriores, de lo que
ya traemos con nosotros, de la formación y prejuicios de los intereses y necesidades actuales y de
los deseos futuros. Para enriquecerlos, has de tener en cuenta que:

- LA PERCEPCIÓN ES SELECTIVA. Tus experiencias pasadas, tus esquemas mentales o


paradigmas, tus valores, creencias e intereses… moldean tu percepción del mundo y crean un
filtro de percepción selectiva. O sea, que tienes muchos cedazos o coladores que te hacen ver las
cosas más como eres y quieres verlas que como son.

Todo es verdad y todo es mentira: todo depende del color con que se mora, repite la sabiduría
popular. Un ejemplo, cuando has decidido irte de una empresa o romper una relación personal que
llevas con una persona, de repente todo lo ves negro y sólo captas lo negativo que hay en ellos. Si
logras aplazar la decisión, identificarás algo positivo. Y si optas definitivamente por ellas, la vida se
convierte en color de rosa. Sin embargo los aspectos positivos y los negativos siempre han estado
ahí, aunque no te hayas fijado antes en alguna parte de ellos.

- LA PERCEPCIÓN SE REALIZA DE ACUERDO CON CIERTAS LEYES. No sólo ´recibimos


condicionados por nuestros esquemas mentales, prejuicios e intereses, grado de atención,
cultura… Es que, además, lo hacemos de acuerdo con estas leyes:

 Percibimos las cosas seleccionando una figura sobre un fondo, que queda en segundo plano, y
nos dejamos llevar por esta primera impresión. ¿Qué ves en las siguientes figuras? Si eres
fisonomista, en la primera figura sólo dos rostros encarándose; pero si eres carpintero o ebanista,
lo que verás será la pata de una mesa de comedor; y si eres enólogo, una copa; si te dedicas a la
geometría, un cuadrado… En la segunda figura, ocurrirá lo mismo: si eres “ave noctámbula”
advertirás murciélagos negros o demonios; por el contrario, si eres religioso lleno de bondad,
ángeles o blancas palomas; si tu profesión es la cerámica, un plato o una mesa con
incrustaciones, y si te dedicas a los bordados un mantel. Como ves, seleccionamos, incluimos
unas figuras, excluimos otras… Y la mayoría de las veces ni nos percatamos de otras
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posibilidades que también están ahí. Sólo nos pronunciamos sobre la primera impresión, y lo
pretendemos hacer con carácter dogmático y absoluto: “Es que yo lo vi con mis propios ojos”.

 Tendemos a organizar los estímulos de manera que la figura resultante sea la más sencilla (ley
de la simplicidad). ¿Por qué empeñarnos en unir estos cuatro puntos sólo con la figura de un
cuadrado? ¿Qué problema hay en hacerlo con cualquier otra figura, como la de un rostro humano
o la de un globo aerostático?

 Tendemos a completar la figura que aparece incompleta y así le damos una


organización estable (ley de pregnancia). En la imagen de la izquierda, en realidad
no hay un perro, sino una serie de manchas negras sobre un fondo blanco,
dispuestas de tal manera que nosotros mismos nos encargamos de completar. Algo
parecido nos pasa con los chismes y rumores: rápidamente nos encargamos de
sacar conclusiones extremas, sin ocurrírsenos verificar su veracidad.

 Tendemos a integrar en una misma figura los objetos próximos entre sí (ley de
la proximidad). En una primera impresión, la mayoría de la gente ve tres columnas
estriadas en la figura de la izquierda. Pocos son los que ven dos columnas blancas
o pentagramas verticales.

 Solemos integrar en una figura objetos similares o parecidos (ley de la


semejanza). Para la mayoría, esto es un rectángulo, o a lo máximo, cuatro
rectángulos. Para un observador más perspicaz, esta figura también contiene 48
rectángulos y 48 cuadrados, además de una serie de calles blancas en medios de
figuras negras.

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 Tendemos a destacar un elemento de una figura de acuerdo con la relación que guarda con los
demás elementos del conjunto (ley del contraste). En apariencia, el
círculo de la izquierda, rodeado de círculos más chicos, es más
grande que el de la derecha rodeado de grandes. Y, sin embargo, son
iguales. ¿Acaso no sucede algo semejante cuando se encuentra un
arquitecto en medio de un grupo de albañiles, o un doctorado ante los
bachilleres, o uno de tez blanca y ojos azules en medio de varias
personas de tez morena?

 Tendemos a integrar en una misma figura objetos que aparecen en una sucesión
continuas (ley de la continuidad). Nos pronunciamos sobre lo primero que nos llama la
atención, y lo absolutizamos –en este caso, sobre las flechas-, olvidándonos del resto,
de las demás posibilidades –de la pared almenada, dentada que hay detrás o del
engranaje que puede significar-.

- Además de las distorsiones que suponen estas leyes de la percepción, y de los otros factores
que también nos condicionan, en la percepción a veces sufrimos ilusiones perceptivas. Esto es,
con-figuramos de manera inexacta o alterada los estímulos. En otras palabras, damos una
interpretación defectuosa y deficiente a los datos aportados por los sentidos. Tenemos así, tres
grupos de ilusiones perceptivas:

 Fisiológicas: en ellas, el engaño proviene de nuestra propia constitución orgánica, el cual nos
hace ver lo que no sucede o existe en la realidad. En la figura de la izquierda, ¿cuál es el círculo y
el cuadrado más grande: el de arriba o el de abajo? Independientemente de la apariencia, los dos
son iguales. Sólo que con el fondo oscuro, los de abajo aparentan ser mayores. Otros ejemplos: si
acercas y distancias estas dos caras con un cierto ritmo, se convertirán en una sola que, además,
mueve los ojos. Y si te fijas con detenimiento en las intersecciones de la figura de la derecha,
verás unos puntitos grises ente figura y figura. ¿Realmente existen? ¿Y por qué los vemos así en
una primera impresión?

 Psicológicas: el engaño se da debido al modo habitual que tenemos de reconocer las figuras.
¿Realmente son cóncavas y convexas las dos líneas que atraviesan hacia arriba estas dos
figuras? ¿Y cuál de las dos flechas es más larga: la de arriba o la de abajo? ¿Estás ante líneas
paralelas, o convergentes hacia la izquierda y divergentes hacia la derecha? Fíjate bien; no te
dejes llevar por la primera impresión.

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 Ilógicas: el engaño se produce al aplicar sobre
dos dimensiones la configuración tridimensional
del espacio. Así se logra el efecto de la
perspectiva o profundidad en una superficie lisa.

- Y para colmo de deformaciones y manipulaciones, en la percepción, a veces también


padecemos alucinaciones. Es decir, percibimos objetos, “apariciones”, “espantos”, sin que éstos
estén presentes, sin que haya estímulos exteriores que los causen. Es la misma mente quien los
produce. Se dan en estados próximos a la vigilia y al sueño, al dormirse o despertarse; en caso de
enfermedades mentales, lesiones en los centros nerviosos o a través de afecciones tóxicas del
cerebro provocadas por las drogas, alcohol, anfetaminas…

- Además de estar expuesto a las leyes de la percepción, a ilusiones y alucinaciones, has de


saber que tienes tu propio modo de percibir las cosas debido a otros factores subjetivos más,
como son:

 La atención. Puesto que no puedes percibir todo cuanto sucede a tu alrededor, la percepción
selecciona los estímulos y organiza su campo perceptivo mediante la atención, que es selectiva.
La atención te filtra toda la información que te llega, reforzando algunos de de sus aspectos e
ignorando o minimizando otros. En ella influyen, además de la naturaleza del objeto, el esfuerzo y
la tensión que pongas en ella.

 La preparación. Lo que ves depende de cómo estás preparado para verlo. Un turista que sea
arquitecto disfrutará del urbanismo y construcciones de una ciudad, mientras que uno “fiestero” se
fijará en los centros de diversión y entretenimiento. Para el paladar de un enólogo –catador de
vinos- todo vino es diferente, una aventura gustativa, mientras que para un profano todos saben
iguales.

 La experiencia. Te hace ver las cosas diferentes, con otros ojos. La intrepidez y hasta la
temeridad juvenil se tornan prudencia y cálculo con el paso de los años. La burra no era arisca; los
golpes de la vida la hicieron.

 Las expectativas. Con mucha frecuencia, uno acaba viendo lo que quiere ver, dependiendo de
la situación anímica, de las expectativas, de los intereses y hasta de las ideologías. Lo dice el
refrán: el que hambre tiene, en pan piensa.

 Los intereses individuales, como ambicionar, tomar el poder, ganar dinero, vencer…

 Las necesidades del momento: hambre, sed, sueño, apetito sexual… Al pasar por un restaurant
y percibir el olor de las fritangas, tu reacción física y emocional será diferente si acabas de comer o
tienes un hambre de dos días.

 La situación emocional. Te has peleado con tu pareja al salir de casa y al llegar al trabajo nadie
te saluda: ni la secretaria, ni el jefe ni los compañeros. ¿Cómo lo interpretarás? Como
manifestaciones de que “nadie te quiere en este mundo”. Por el contrario, te acabas de ganar el
gordo de la lotería y sucede lo mismo a la hora de llegar al trabajo: nadie te hace caso. ¿Acaso te
importará y le darás alguna importancia?

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 Las ocupaciones profesionales y los gustos. El responsable de recursos humanos todo lo verá
como un problema humano, mientras que para el financiero, todo será cuestión de números. Para
el de ventas y publicidad, un asunto de marketing. Y así pasará con el cocinero, el vendedor y
cualquier otro oficio.

 La cultura o herencia adquirida. Los ingleses y, en general, los nórdicos tienen una percepción
de la puntualidad y formalidad muy distinta de la que tienen los latinoamericanos. Por eso a la hora
de hacer negocios e interrelacionarse incluso en la vida matrimonial surgen muchas discrepancias.
¡Por percepción diferente, no por mala voluntad!

En una organización puede suceder que cada área, cada departamento, jefe o subordinado
piensan que conocen perfectamente los problemas y soluciones. Y con frecuencia no se
interrelacionan y complementan. Y cuando no se analiza la totalidad de un problema, sino sólo un
fragmento, no se tiene toda la verdad. Para apreciar la verdad, la belleza, el bien de una persona,
situación… debemos aprender a ver la totalidad, en vez de “instantáneas estáticas”.

Si tiendes a juzgar y descalificar a la gente antes de conocerla, sin fijarte bien y conocer todos los
detalles. Te dejas llevar por la primera impresión, por prejuicios que te bloquean mentalmente y te
impiden conocer y relacionarte bien con los demás. Si así percibes, y si actúas de acuerdo con lo
que percibes; si nunca puedes ver la totalidad; si lo que ves está condicionado por tus
experiencias, creencias, limitaciones, alucinaciones y la cultura… ¿podrás absolutizar tu punto de
vista, tu razón, en las relaciones de pareja, en la empresa, en las propuestas económicas y
políticas?

El verdadero líder cultiva la humildad. Y no por pietismo religioso, sino por pragmatismo. Se repite
con frecuencia este eslogan: “Yo no tengo siempre la razón”. Y por eso acepta y valora las ideas y
puntos de vista de los otros. Nunca los descalifica, provengan de quien provengan, porque tienen
una partecita de verdad. Tampoco los absolutiza. Pero tiene una enorme capacidad de escuchar y
comprender a los otros.

Una característica fundamental de un buen liderazgo implica la capacidad de percibir y escuchar


los puntos de vista y las necesidades reales de los demás.

Es importante tener la capacidad de percibir las cosas desde otro punto de vista, es probable que
no se cambien los hechos que no se pueden cambiar, pero sí la interpretación que se haga de
ellos. Y en consecuencia las reacciones y las emociones. Lo que cuenta no es tanto lo que te
sucede, cuanto cómo lo interpretas y reaccionas ante ello.

c) La memoria

Si la percepción es la forma básica y elemental de conocimiento, mediante la cual entras en


contacto directo con los objetos cuando sus estímulos actúan sobre tus sentidos aquí y ahora, en
este espacio y en este tiempo concretos, la memoria, por su parte, almacena parte de este
conocimiento perceptivo y las experiencias vividas. A través de ella, reproduces y reconoces las
imágenes pasadas y las reactualizadas en cualquier momento de tu vida. Pero, ¡cuidado! Nunca
tiene la fidelidad de un disco duro informático o de un compact musical. Por ejemplo, del 100% que
uno dice, esto es lo que queda:
- Lo que dices 100%
- Lo que quieren oír 40%
- Lo que temen oír 40%
- Lo que si oyen20%

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Junto a la memoria está el olvido (incapacidad de retener, de almacenar o de reactualizar la
información). El olvido se explica por:
- Desuso. Lo que no se usa, se olvida. Si por tu profesión u orientación vital jamás has vuelto
a utilizar la trigonometría o el álgebra es probable que no se te haga fácil realizar alguna
operación.
- Interferencia con información nueva. A fuerza de alimentar la memoria con constante
información, es lógico que ésta recurra al olvido para descongestionarse.
- Represión de las cosas desagradables, motivada por estados emocionales o factores
subjetivos. Una ruptura matrimonial, un asalto criminal o un despido laboral generalmente
se van desluciendo en sus detalles, porque a uno no le interesa revivirlos.

Hay gente que fija en su memoria las frustraciones, cobardías y fracasos,,, los desprecios, los
rencores, deudas, humillaciones, negaciones… Este archivo de cuentas por cobrar amarga la vida
de los demás, pero sobre todo la propia, convirtiendo a la persona en amargada, vengativa y
rencorosa.

Usa la memoria para lo bueno. Disfruta el pasado. Súbete encima de él y mira mejor hacia el
futuro.

d) La imaginación

Produce arbitrariamente nuevas percepciones, imágenes irreales, a base de combinar y mezclar


las imágenes obtenidas en las percepciones anteriores. Rescata del pasado y las reelabora, las
trae de nuevo al presente y las proyecta de forma distinta en el futuro, sin intervención de los
sentidos.

Hay imaginación creadora o de fantasía (productora), que no reproduce percepciones anteriores,


sino que las crea (sirena, Polifemo, cenicienta, caperucita roja, chupacabras…). Se divide en:

 Simbólicas: son las que se construyen para expresar un sentimiento o intuición (La justicia,
símbolos patrios y religiosos…).
 Fantásticas: se construyen para crear un mundo diferente (Alicia en el país de las maravillas, la
guerra de las galaxias…).
 Oníricas: acompañan al sueño y se reproducen en él (sueños nocturnos).
 Alucinatorias: se producen por fenómenos patológicos (drogas, alcohol, anfetaminas, lesiones
cerebrales, enfermedades…).

Y hay imaginación reproductora: reproduce el contenido de una percepción anterior en ausencia


del objeto que la produjo. Está condicionada por la percepción, la sensibilidad y el recuerdo (Al
percibir un olor, me acuerdo de mi abuelo en la casa del pueblo).

e) Los reflejos

Son respuestas que el organismo realiza de modo automático ante un estímulo que nos llega de
fuera, como contraer la pupila al aumentar la luz; cerrar los ojos al encenderse repentinamente la
luz; segregar saliva al escuchar la campana, como el perro de Pavlov; bajar la cabeza cuando
alguien nos golpea; protegernos la cara ante un choque, etc.

f) Las conductas aprendidas

En realidad, son reflejos adquiridos mediante el aprendizaje, la experiencia o el escarmiento, sin la


intervención del pensamiento o de la reflexión. Por ejemplo, una rata aprende a salir airosa de un

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laberinto para buscar la comida después de que lo ha hecho una vez; un niño aprende a manejar
una computadora o a operar un electrodoméstico después de que lo ha visto hacer a sus padres;
una persona aprende a dominarse ante un asalto armado tras varias experiencias negativas con
agresividad…

g) Los instintos o impulsos

Son comportamientos o tipos de respuesta innatos, a veces también heredados, que tienden a
satisfacer las necesidades más elementales (de conservación, alimentación, agresividad,
reproducción, sexual…) y que se realizan de modo idéntico en todos los miembros de una especie.

Van desde conductas elementales hasta operaciones muy complejas en las que el cerebro del ser
vivo organiza verdaderos programas de respuesta (costumbre de las ardillas de esconder nueces y
avellanas en otoño como provisión invernal; el instinto del gato de cazar el ratón; el viaje anual de
la mariposa monarca desde Canadá hasta Michoacán).

En el caso de la persona, Freud distingue dos tipos de instintos:

- De vida: que son de naturaleza sexual, en sentido amplio, como la energía psíquica
fundamental (él la llama libido).
- Y de muerte, encaminados a la destrucción de objetos, personas y del propio yo
(agresividad).

Los instintos se pueden reprimir (negar, controlar, oprimir) o sublimar (encauzar por vías
constructivas: entrega, amor desinteresado, ciencia, arte, religión, solidaridad…).

Si se reprimen, aparece la frustración. Y la frustración genera agresividad o irritación, inestabilidad


o inseguridad, pero también una transferencia o compensación (se venga con otro objetivo).

h) Las emociones

Emoción viene de emotio-onis, que a su vez procede del participio del verbo “moveré” + el prefijo
“e”, que significa “moverse de, alejarse”.

Las emociones son los estados afectivos, de agrado o desagrado, que acompañan a todo
comportamiento. Implican cambios fisiológicos, como variaciones en la temperatura corporal,
aceleración del ritmo cardiaco e incremento en la actividad de ciertas glándulas. En esencia, son
impulsos para actuar, esquemas o planes instantáneos para reaccionar ante la vida. En su raíz,
cada emoción tiene un impulso hacia la acción.

Los impulsos violentos se llaman emociones; los moderados, sentimientos. En ambos casos los
hay positivos y negativos.

Las emociones cumplen una función biológica: preparan a la persona para su defensa a través de
importantes cambios en la fisiología del organismo y desencadenan los comportamientos
adecuados para restablecer su equilibrio. Esto mismo ocurre en los animales.

Las emociones humanas se manifiestan en ocasiones con gestos innatos (llanto, risa), y con
mayor frecuencia con gestos convencionales o aprendidos (besos, abrazos, darse la mano, gestos
obscenos…), y por eso varían en los distintos grupos humanos.

Todo el abanico de emociones y sentimientos nace de cuatro emociones básicas: cólera, temor,
tristeza, alegría. Y cada una prepara el organismo para una clase distinta de respuesta.
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La ira, expresión de la cólera, aumenta el ritmo cardiaco y la adrenalina. Y hace que la sangre
fluya más rápidamente a las extremidades manos o piernas), y que éstas reaccionen con
agresividad.

El llanto, manifestación de tristeza, es un tipo de emoción que, cuando refuerza las reacciones
emocionales, sólo sirve para prolongar el sufrimiento. Nada se resuelve positivamente cuando nos
encontramos en medio de un llanto emocional. Por el contrario, el llanto que lamenta la pérdida
que ha ocasionado un trauma (herida, muerte de un ser amado, ruptura de una relación,
defraudamiento de la confianza…) puede servir como catarsis de ese trauma.

El miedo precipita la sangre hacia los músculos grandes y facilita la huida. Al mismo tiempo, la
dificulta hacia el rostro, y por eso uno se queda pálido y paralizado.

El amor produce un estado de calma y satisfacción, que posibilita la colaboración, el acercamiento


y la empatía, y hasta la cercanía sexual.

La alegría se traduce en un estado de tranquilidad y descanso, inhibiendo los sentimientos


negativos y propiciando el entusiasmo y la energía.

La tristeza inhibe el metabolismo del organismo, haciendo perder energía y entusiasmo. Lleva
como consecuencia a la introspección, a la depresión y hasta el llanto.

Como líder, debes cuidar mucho tu “lenguaje emocional”. El semblante, el porte y el movimiento
del cuerpo, en especial la expresión de tu rostro, son a menudo, por sí solos, indicios de una
determinada emoción, sentimiento o humor. No digamos ya el dedo índice levantado, las cejas
fruncidas, la mirada fiera, el cruzar los brazos ante el pecho, suspirar, mirar por encima del
hombro, arrugar la nariz o el movimiento de cabeza, la cabeza hundida, el pataleo, las miradas
furtivas, los gritos, llantos, etc.: con este lenguaje comunicas tanto o más que con el verbal.

Pero además de cuidar tu propio lenguaje emocional, has de aprender a interpretar el de los
demás. Mediante él conocerás el estado emocional del otro a través de su tono de voz, su timbre
(neutro, chirriante, objetivo, claro, tranquilo, sermoneante, apasionado, entusiasta, meloso,
vacilante, dogmático…); de su rostro, mirada, gestos o el mismo caminar.

Cambia tu forma de ver y ´percibir las cosas. Ya sabes que tu forma de reaccionar es una
consecuencia de tu forma de ver y percibir. Si cambias aquella, cambiarás +esta.

Sé ecuánime y equilibrado en tus emociones. Muchos líderes, por el hecho de representar una
posición de liderazgo, piensan que deben reprimir y ocultar su vida emocional y sentimental. Otros
por el contrario, consideran que tienen derecho a dejar desbocar o descontrolar su vida emocional
y sentimental en las relaciones con los demás, en particular cuando se trata de sus subordinados.

Aunque remes a contracorriente, elimina o no hagas caso a las emociones u sentimientos


negativos. Las emociones descontroladas y violentas, tóxicas, negativas, producen estés y se
enquistan en enfermedades psicosomáticas (gripes, asmas, colitis, gastritis, taquicardia, jaquecas,
cefalias, migraña, hipertensión, infartos, afecciones coronarias, úlceras, trastornos digestivos,
artritis, afecciones en la piel y hasta cáncer…) o en toxicomanías (adicciones…), porque debilitan
la eficacia de las diversas células inmunológicas. Son un mal para la salud, un factor de riesgo.

Es difícil ver con claridad, pensar con equilibrio cuando se está enfurecido. Es difícil decidir con
acierto cuando se está sobresaltado o desencajado. Las preocupaciones, el temor, la desconfianza
en ti mismo… encojen tu corazón y aniquilan la moral de tu espíritu. El ejercicio del poder, la
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delegación, el trabajo en equipo y las relaciones humanas se tornarán muy cuesta arriba cuando
emocionalmente se está alterado.

Cuando los estados de ánimo son volubles, se puede ser grosero y amable al mismo tiempo.
Predomina entonces la inconsistencia. Y si se es incongruente, si no se comprende la situación de
los demás y sus sentimientos… es muy difícil ser un líder carismático, equilibrado y lúcido, querido
y respetado.

i) Los sentimientos

Son estados afectivos moderados de agrado o desagrado como reacción ante las impresiones o
estímulos que nos llegan de fuera; de los demás, del clima o del entorno, o hasta de la misma
geografía.

Pueden ser constructivos (generosidad, simpatía, comprensión, amor, compasión, valentía,


optimismo, cordialidad, intrepidez…) o destructivos (enojo, depresión, cobardía, pesimismo,
temeridad, agresividad…).

Los sentimientos representan, tal vez, el aspecto más atractivo de la naturaleza humana, pues
constituyen una fuente importante del placer y del goce en la persona. Tienen por objeto, tras
percibir y sentir la realidad, gozar de lo que la realidad nos ofrece. Están orientados a disfrutar las
consecuencias de nuestras acciones, pero no están diseñados para gobernar nuestros actos. Son
ciegos para evaluar lo que aún no ha llegado, lo que aún no es presente.

Si la razón no cuida de ellos, pueden llegar a autodestruirse, al procurar sólo el goce inmediato,
pero ignorando el porvenir. Los buenos sentimientos son el producto final de una auténtica calidad
ética, pero no son el fundamento de las normas de la propia ética. El trabajo de la ética y de la
razón es señalar el camino para desarrollar los sentimientos, para desarrollar la capacidad de
sentir cada vez más adecuadamente el valor de la realidad.

Los sentimientos, como las emociones, se educan, se canalizan, se aprovechan. El corazón


humano no quiere ser suprimido ni reprimido. Las razones no tienen por qué coincidir con los
sentimientos, pero tampoco tienen por qué oponerse.

Los sentimientos descontrolados arrasan toda racionalidad, aplastan la razón. Cuanto más
intensos son el sentimiento y la emoción, más dominante se vuelve la parte emocional y más
ineficaz la racional.

A la hora de tomar decisiones y de actuar, los sentimientos cuentan tanto como el pensamiento y a
menudo más. Lo ideal es que operen en gran armonía y proporción de equilibrio.

Los sentimientos son indispensables para las decisiones racionales. Ellos señalan la dirección
correcta, incluso en donde la pura lógica puede ser utilizada mejor. Hay que armonizar cabeza y
corazón.

Los sentimientos ahogados y reprimidos cobran venganza muy pronto. Más bien lo que conviene
es educarlos, ponerlos al servicio de una gran causa o proyecto de vida.

No necesitas sentirte responsable de los malos sentimientos ajenos. Aunque es muy difícil, y casi
imposible tener un control completo de tus estados de ánimo, sí puedes minimizar sus efectos
adversos o potenciar sus ventajas mediante la “alfabetización emocional”, término acuñado por
Daniel Goleman en su libro la inteligencia emocional.

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Ten en cuenta estas premisas fundamentales a la hora de aplicar esta “alfabetización emocional”:

 Cada acontecimiento de la vida va acompañado de su sentimiento o emoción, agradable o


desagradable. Tiene la función de prevenirte ante una dificultad o peligro. Una vida sin
sentimientos y emociones equivaldría a una vida vegetal, sin reacciones.
Atiende las necesidades psicológicas al mismo tiempo que las económicas, sociales y
médicas. Cura las heridas emocionales al mismo tiempo que las materiales.
 Recuerda que no dependen de ti las circunstancias externas. Pero sí depende de tu
elección el tiempo de tu vida que desees dedicar a cualquiera de tus sentimientos. Puedes
ser depresivo, irritarte constantemente, permanecer aislado, aburrirte, llorar o reír, amar y
alegrarte la vida.
 Los sentimientos y emociones no son signos de debilidad. No son los atributos de los
débiles. Cuando se reprimen u ocultan, terminan reventando (cólera explosiva, angustias o
fobias por temores no reconocidos, jaquecas y trastornos digestivos o circulatorios).
 Los demás no se dejan engañar cuando pretendes ocultar tus sentimientos. Los demás
adivinan tus contrariedades y alegrías, aun cuando no pretendas descubrirlas. Y todo
porque te aparecen tics que te delatan (ceño fruncido, semblante taciturno, mirada huidiza
o perdida, tamborileo de los dedos, caminar nervioso…)
 La expresión de los sentimientos (miedos y deseos) facilita la comunicación, porque
proporciona informaciones complementarias.
 Lo que se expresa gracias a los sentimientos es a menudo más claro y preciso que las
teorías y argumentaciones lógicas.
 Si te atrevieras a expresar tus sentimientos ante los problemas difíciles, encontrarías
soluciones más adecuadas que las lógicas, sobre todo en problemas humanos y sociales.

Método para expresar, manejar y controlar los propios sentimientos

 Describe la situación: expresa los propios sentimientos, sugiere las propias soluciones, señala
las consecuencias positivas…

Habla y externa los sentimientos que más te afligen: tiene un beneficioso efecto terapéutico y de
catarsis. Sirve también el ponerlos por escrito: se conceptualizan con mayor claridad.

 Distingue entre los sentimientos y las emociones y las pasiones.

Distingue bien entre tus sentimientos perturbadores o negativos y los positivos. Es una forma
estupenda de enriquecer los sentimientos, además de prevenir enfermedades. Sentimientos
negativos son todos los que se apoyan en una infravaloración de nosotros mismos o de los demás.
Van desde la tristeza, hasta el desamparo, pasando por la compasión, la cólera, el odio…

La depresión, el pesimismo, el aislamiento, por ejemplo, empeoran una enfermedad cardiaca…


una vez que ha comenzado, y aumentan el riesgo de mortalidad. Sus síntomas (melancolía, falta
de apetito, llanto…) no son fácilmente diagnosticables. Por el contrario, la esperanza y el
optimismo tienen un gran poder curativo, además de ser capaces de resistir más en circunstancias
penosas, incluidas las de enfermedades. El pesimismo conduce a la depresión. El pesimista
descuida su persona, se hace adicto y descuida sus hábitos de salud. Ve alarma y catástrofes en
las cosas más insignificantes; es propenso a la melancolía y cobardía. En todo ve peligros
acechantes y dificultades abrumadoras.

 Reconoce e identifica tus emociones, sentimientos y estados de ánimo más frecuentes. Cuando
no sabes qué es lo que te pasa o preocupa, es difícil manejar bien los sentimientos. La
incapacidad de reconocer tus auténticos sentimientos te deja a merced de ellos. Por el contrario, el
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conocimiento de las propias emociones proporciona al líder un comportamiento más sano, más
fácil y, por tanto, más eficaz para tratar con sus seguidores y resolver los problemas y conflictos de
la vida.

 Distráete. Las distracciones más eficaces son las que cambian el estado de ánimo (lectura,
televisión, música, cine, videojuegos, ajedrez, rompecabezas, vacaciones, deporte interesante…)

 Los sentimientos y las emociones no son, a priori, malos o buenos por naturaleza. Dependiendo
de los pasos y de las situaciones, pueden ser fructíferos o infructíferos, adecuados o inadecuados
a la situación.

Cuando no se sabe clarificar y clasificar apropiadamente los sentimientos, se cae en la


inestabilidad e irritabilidad, en la impaciencia, capricho y enfado, consigo mismo y sobre todo con
los demás.

 Desconfía de tu interpretación de las cosas, hechos y acciones de los demás cuando estás bajo
el efecto fuerte de los sentimientos, ya que los verás de forma alterada.

 Reconoce que estando alterado no eres tan eficaz para opinar, tomar decisiones y resolver
problemas.

 Por el contrario, puedes pensar, ser más responsable, trabajar, relacionarte mejor, ser más leal
y ético, aceptar mejor los cambios positivos, y cuando el termómetro de éstos es alto.

Sugerencias para cultivar y mantener sentimientos positivos

Las emociones y los sentimientos ocupan un lugar muy importante en la vida de la persona. Por
tanto, no relegues tu afectividad y vida emocional para ser líder.

 Como líder, debes alimentar sentimientos positivos más que negativos, constructivos más que
destructivos, fructíferos más que vanos y vacíos. Y esto lo debes hacer en ti y en los demás.

 Reflexiona con frecuencia sobre la “Oración de la serenidad”: “Señor, concédeme la serenidad


para aceptar las cosas que no puedo cambiar; el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar,
y la sabiduría para conocer la diferencia” (Reihnold Niebuhr).

Mientras menos energía gastes en preocuparte por lo que no puedes cambiar, en esta resentido
por lo que ya es un hecho, por el pasado, mejores serán tus sentimientos y estados de ánimo.

 Analiza las cosas en su justa proporción y perspectiva. Ten en cuenta la totalidad de tu vida, de
tus logros… para verlas desde una perspectiva completa y más objetiva. El hecho de que tengas
un error no significa que toda tu persona sea una equivocación.

 Comienza por suponer la inocencia del comportamiento de los demás y de sus intenciones. La
empatía es un bálsamo para los malos sentimientos. Aprende a ver las cosas desde el punto de
vista de la otra persona. Ponte en sus zapatos. ¡Si conociéramos el interior de los demás…, tal vez
no les criticaríamos tanto y seríamos mucho más comprensivos con ellos!

Casi nunca la gente trata intencionalmente de irritarnos o de hacerlos el mal. Simplemente está
tratando de ser quien es, de hacer lo que hace por naturaleza: un melancólico tenderá a la
nostalgia; un analítico pedirá muchos datos; a un perezoso le costará reaccionar con celeridad…

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Muchas personas no proceden así porque sean malas o tengan una patología determinada, sino
porque no saben hacerlo de otra manera.

No puedes ser un líder de éxito si no tienes un alto grado de sensibilidad. Podrás tener lógica, pero
no intuición; disciplina pero no el amor de tu gente; autoridad, pero no seguidores leales y
apasionados.

La formación de la vida emocional y sentimental de los subordinados

No basta con que tú tengas una rica y equilibrada vida sentimental y emocional. Necesitas formar y
enriquecer la de tu gente. Como líder, debes ser un experto en emociones para mover a los
demás, para transformarlos, entusiasmarlos, empujarlos y arrastrarlos.

Quienes no ponen orden su vida emocional libran batallas intensas que boicotean su capacidad de
concentrarse en el trabajo y de pensar con claridad. Son incapaces también de formar a los
demás. Los resultados son desastrosos.

j) El humor

Es el estado afectivo (de alegría, complacencia, tristeza, pesimismo, jovialidad, depresión,


melancolía, enojo, generosidad, egoísmo, amargura…) que mantienes por tiempo prolongado. Se
refleja en tu rostro y forma de reaccionar.

No permitas a tu mente entrar en la espiral de la mala vibra. Recuerda que “energía que no alegra
ni cura, está mejor en la basura”. No gastes el poder de tu corazón en sentimientos negativos.

Los seguidores quieren que el líder les ayude a conseguir la felicidad y la alegría que ellos buscan,
y que se la modele por adelantado.

k) Las pasiones

Son una perturbación o desorden muy fuerte y vehemente del ánimo de la vida afectiva o de los
apetitos. Hacen reaccionar a la persona intensamente en forma brusca y explosiva, invadiendo
toda la vida psíquica y anulando toda reflexión.

Pueden provocarse por la presencia de algo que se nos aparece o lo vemos como un bien o un
mal real, posible y fácil para nosotros, y nos inclinan a poseerlo (bien) o a rechazarlo (mal).
Históricamente, a éstas se les ha llamado concupiscibles. Y son el:
 Amor: inclinación a poseer un bien;
 Deseo: tendencia a un bien ausente;
 Gozo: alegría por el bien presente y poseído;
 Odio: repulsa ante un mal ya poseído;
 Fuga: repulsa ante un mal eminente;
 Tristeza: aflicción por un mal presente que hay que padecer, porque ya es irreparable.

Y pueden activarse también ante la presencia de un bien arduo y difícil, suscitando las pasiones
conocidas como irascibles:
 Audacia: inclinación a buscar con valentía un bien difícil;
 Esperanza: inclinación a un bien posible:
 Temor: inclinación a apartarnos de un mal difícil de evitar;
 Desesperación: inclinación a poseer un bien imposible;
 Ira: rechazo violento de aquello que nos causa un mal y mueve a deseos de venganza.
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Bajo pasiones intensas, el pensamiento es confuso y es muy difícil resolver las cosas de forma
razonable. Las pasiones desbocadas saborean cualquier intento de resolver razonablemente los
problemas.

Importancia de la educación de las pasiones

Las pasiones bien encauzadas provocan una inundación imparable y son la causa de las grande
obras, pero controladas, encauzadas, no como torbellinos o huracanes que sólo causan
destrucción. Los grandes líderes tienen grandes pasiones. Por eso mismo son capaces de grandes
obras. Todo buen líder es apasionado, no pasional. Asume todos los riesgos se compromete con
su visión, con su proyecto como si fuera el último de su vida; se implica a fondo, da su mejor
esfuerzo.

La pasión encauzada da sabor a la vida. Mueve todo, hasta la voluntad de las personas. Nos hace
disfrutar de la vida, nos motiva a hacer las cosas. Sin pasión estaríamos muertos, seríamos
cadáveres vivientes, robots y máquinas insensibles.

l)Los complejos

Son un conjunto de ideas, tendencias, percepciones, sensaciones, sentimientos y emociones que


permanecen en el subconsciente del sujeto y a veces determinan su conducta. Entre ellos
destacan los complejos de:
 Edipo: inclinación sexual del hijo hacia la madre, acompañada de la hostilidad hacia el
padre.
 Electra: inclinación sexual de la hija hacia el padre, seguida de la hostilidad hacia la
madre.
 Casandra: preferencia por dar siempre noticias negativas; por poner “peros” y dificultades
a todo; por ver siempre el lado negativo de las cosas.
 De superioridad: me veo y me siento superior a los demás por mi origen, color, estatura,
estudios, puesto, título…
 De inferioridad: me veo y me siento inferior por las mismas razones.
 De persecución: me siento objeto de la mala voluntad de una o varias personas.

Elimina tus complejos. No se sigue a un líder apocado, con complejos de inferioridad,


superioridad, agresividad o persecución. Para superar los complejos se debe cambiar la forma de
verse a uno mismo y de mirar las cosas.

m) El temperamento

Es la manera espontánea ue tiene tu constitución fisiológica, tu organismo, de reaccionar ante los


estímulos que te llegan del mundo y de los demás. Te es dado en el nacimiento. Forma parte de tu
herencia genética.

Tal vez no lo puedas cambiar de raíz, pero sí enriquecerlo. Conócelo para que lo eduques. Conoce
bien cómo opera para que lo formes también en tus colaboradores y subordinados. Del
temperamento parten muchas emociones, deseos, anhelos, ideales, pasiones, sentimientos…

Según la forma de reaccionar y de comportase puede ser: colérico o biliar (es típico de las
personas enojonas y con reglas muy rígidas. Padecen principalmente de la bilis, del hígado y con
frecuencia tienen mal aliento); el sanguíneo o adrenalínico (se desespera con la impuntualidad y la
informalidad. Sufre alteraciones gastrointestinales como gastritis, úlceras o colitis); el melancólico o

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endorfínico (sufre por todo, porque es muy sensible, reflexivo e idealista, enamorado del amor y de
la espiritualidad. Puede reflejarlo mediante problemas pulmonares y respiratorios, de corazón y
garganta), y finalmente, el flemático o gonádico (practica el culto al cuerpo, a la pereza, a la
sensualidad y sexualidad. Suele sufrir disfunciones urinarias y sexuales, además de problemas
cardiovasculares).

n) El carácter

Es la forma consciente y voluntaria de ser o de reaccionar ante los estímulos que nos llegan del
mundo y de los demás. Éste sí es adquirido; éste sí se educa, y puede modificar profundamente el
temperamento de una persona para bien o para mal.

Tu temperamento puede ser colérico, pero la educación de tu carácter te puede hacer actuar con
amabilidad, comprensivo y cortesía.

¿Qué puedes hacer para formarlo? Primero conocerte; segundo, aceptarte; tercero, estimarte, así
como eres, y cuarto, mejorarte. En un líder no vale “yo soy así”: es la salida cómoda y cobarde.

ñ) El subconsciente

el subconsciente también es un trozo de tu persona. Es cierto que no se puede reducir sólo a lo


sexual, como pretendió Freud; pero es importante. Freud concluyó que en la vida psíquica de los
seres humanos hay dos partes claramente diferenciadas:

- La consciente, que es péquela, y que abarca lo que una persona sabe de sus propios
motivos y de su conducta, la cual sirve poco para explicar la personalidad total.
- Y la inconsciente, oculta bajo el yo consciente, que es la fuente de las fuerzas ocultas y,
según él, constituyen el verdadero motor de las acciones humanas.

Par él, el subconsciente es un conjunto de impulsos reprimidos o sublimados con un origen único:
la libido sexual. Sus estratos son:
 El super yo sádico, con su censura;
 El yo masoquista, que se regodea en el dolor;
 El inconsciente individual o mundo de los instintos, más el inconsciente colectivo. En
términos mitológicos, sería el Aqueronte o infierno de cada uno.

Entre el consciente y el inconsciente hay una lucha continua. El yo consciente desarrolla la


“conciencia moral”, haciendo una labor de censor, el cual, interiorizando las normas sociales,
colabora en la represión y ocultamiento en el inconsciente de los deseos que se oponen a ellas.
Esta actitud represiva se desarrolla desde etapas muy tempranas.

La ola de violencia y de degradación juvenil que hoy padecemos es hija de la cultura dominante,
que pone el acento en las emociones fuertes, en el éxito material y en la gratificación inmediata,
más que en el servicio a los demás y en la prosecución de valores sublimes.

n) La personalidad

Es la “diferencia individual que constituye a cada persona y la distingue de otra”. La personalidad,


la conducta global de una persona es resultado de sus percepciones, impulsos y necesidades,
expectativas y deseos, sentimientos y emociones, valores y creencias, roles sociales, decisiones y
tomas de posición.

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La forma de percibir, de sentir y de reaccionar; la propensión natural de ser y actuar, constituyen la
personalidad psíquica de una persona. Ésta puede ser sana o desequilibrada, según se haya
realizado el proceso psíquico-emocional no una vez, sino una y mil veces a lo largo de toda la vida.
Y lo determinante es que la salud psíquica condiciona la vida intelectual, la volitiva, la ética y hasta
la religiosa.

Las enfermedades psíquicas

Entre las enfermedades síquicas más comunes destacan:

 La neurosis. Es un trastorno del sistema nervioso, sin que el examen anatómico descubra
lesiones en dicho sistema.

Entre otros síntomas, la persona neurótica tiene la característica de menospreciar a los demás,
creyendo que sólo ella tiene la razón. Se siente indispensable; lucha más por ser estimada que
respetaba, por ser compadecida por todo lo que sufre, y siempre se propone como modelo
perfecto. Pretende controlar a los demás, antes de controlarse a sí misma.

 La psicosis. Es una perturbación mental caracterizada por las alteraciones de excitación y


depresión del ánimo.

 La esquizofrenia. Consiste en desdoblar la personalidad y las funciones psíquicas. Se


manifiesta con delirios, alucinaciones, trastornos del pensamiento. Se declara hacia la pubertad y,
en casos graves, acaba como una demencia incurable.

 La paranoia. Es una perturbación mental que consiste en una fijación de una idea o en un
conjunto de ellas, como el rencor o el resentimiento. Guardar rencor y resentimiento hacia otra
persona puede ser perjudicial para tu salud: es mezquino y autodestructivo.

 La histeria. Es una enfermedad nerviosa crónica, más frecuente en la mujer que en el hombre, y
se caracteriza por la excitación nerviosa y a veces por ataques convulsivos.

 La hipocondría. Es la preocupación y miedo obsesivo a padecer, o la convicción de tener una


enfermedad grave, a partir de la interpretación personal de alguna sensación corporal y otros
signos que aparezcan en el cuerpo. Aunque el médico asegure que no tiene nada, el
hipocondriaco sólo se queda tranquilo un rato, para volver con su preocupación poco después.

 La depresión. Es una enfermedad mental caracterizada por una tristeza prolongada, profunda e
inmotivada, y por la inhibición de todas las funciones psíquicas.

 Estado de ansiedad. Su objetivo es impedir que uno se sienta demasiado seguro, lo cual está
bien, pues sin ella pocos de nosotros sobreviviríamos. La ansiedad se vuelve problemática cuando
persiste demasiado tiempo después de que se ha superado la amenaza. Va acompañada de
obsesiones, compulsiones y angustia generalizada.

 Las manías. Son locuras caracterizadas por delirio general, agitación y tendencia al furor. Son
también extravagancias i preocupaciones caprichosas, afectos desordenados…

 La tirria y ojeriza. Es tener mala voluntad contra otro. Provocan úlceras, insomnio y diarrea, y
traen mala reputación.
 Manía persecutoria. Es la preocupación maniática de ser objeto de la mala voluntad de una o
varias personas.
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 Capricho. Determinación arbitraria, inspirada por un antojo, por humos o deleite en lo
extravagante y original.

 Autismo. Concentración habitual de la atención de una persona en su propia intimidad,


desentendiéndose por completo del mundo que le rodea.

 Desbordamiento emocional. Descontrol emocional que hace que la gente se vuelva estúpida.
Cuando una persona está emocionalmente perturbada, no puede atender, reflexionar, recordar,
aprender no tomar decisiones con claridad.

 Las fobias son miedos exagerados y sin fundamento (a los lugares abiertos y grandes, a las
plazas, a las arañas, ratones y culebras, a la coerción y castigo…). De nada sirve racionalizar la
causa desencadenante del miedo: no funciona.

 Las obsesiones o ideas enfermizas.

 Los prejuicios derivados de la forma de pensar de los progenitores, educadores, cultura,


experiencia, forma subjetiva de ver las cosas.

Algunos remedios ante estas patologías

La psicología estudia las causas y los efectos de las vivencias y de las conductas. Se ocupa
metódicamente de su medición, valoración y posibilidades de tratamiento.

La psiquiatría es una especialidad médica que estudia desde el punto de vista médico y biológico
el conocimiento, descripción, profilaxis y tratamiento de las enfermedades psíquicas, recurriendo
generalmente a los medicamentos.

La psicoterapia es el tratamiento de los trastornos psíquicos por parte de psicólogos, psiquiatras,


internistas, ginecólogos, teólogos, pedagogos, sociólogos, orientadores morales, asistentes
sociales, enfermeras, personal sanitario… que poseen una formación especial y complementaria
sobre estos trastornos psíquicos.

CONCLUSIÓN

Si el líder no siente, si no percibe, no recuerda, no imagina… no educa sus formas de respuesta


ante el mundo, ante los demás y ante sí mismo, vivirá en “su” mundo, aislado y de forma egoísta;
destruirá, en lugar de construir.

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5
DESARROLLO Y FORMACIÓN INTELECTUAL

Importancia de la formación intelectual


El líder con éxito siempre ha sido aquel que ha descifrado lo que sus seguidores desean, antes de
que lo deseen, Esto implica conocer la naturaleza del hombre, sus ambiciones inconfesables, la
historia, la cultura, los problemas, las circunstancias, las soluciones…; en una palabra contar con
una buena preparación intelectual.

Como líder, debes caracterizarte por una inteligencia más alta que el promedio de tus seguidores.
Esto significa que debes tener una gran habilidad analítica para diagnosticar los problemas y las
soluciones; una mayor capacidad de comunicación para transmitir tus ideas; una mayor
preparación para motivar y entender lo que dicen y sienten tus seguidores. El líder tiene que tener
una inteligencia y una conciencia muy elevadas, y ser una persona que siempre se está mejorando
y aprendiendo: en permanente aprendizaje.

Como líder tienes también que educar y formar a tu gente, para que sea líder de trinchera en la
que está. Recuerda: “es imposible que vueles como águila, si estás rodeado de gente que piensa
como guajolote”.

Hoy no basta con que el líder tenga el titulo y la autoridad del puesto; hoy se requiere que tenga la
autoridad de las ideas y de la preparación intelectual.

Muchos líderes fracasan porque no son capaces de superar la ignorancia, la suya y la de su gente.
Oros, por el contrario, que son los buenos, no desperdicia nada del potencial humano que tienen a
su alrededor. Lo desarrollan en plenitud.

Un líder no llegará muy lejos si no tiene visión de futuro; desilusionará si no tiene la respuesta
adecuada en el momento oportuno; motivará poco si descubre ignorancia o incultura; no acertará
si desconoce la realidad.

Definición
Vamos a entender la inteligencia como la “capacidad de entender y comprender el ser y la esencia
de las cosas; de abstraerlas mediante la formulación de conceptos; de relacionarlas a través de la
elaboración de juicios o razonamientos, y de sistematizarlas u organizarlas en las distintas
ciencias.

Con frecuencia muchos líderes no se comportan como personas con inteligencia, co lógica y
racionalmente, sino movidos sólo por el instinto, los reflejos, las emociones o las costumbres
prácticas. En síntesis, por impulsos irracionales. Sólo así se explica uno por qué un jefe de estado
mata, una madre asesina, un oncólogo fuma o un desempleado se emborracha, agravando más su
situación.

Base fisiológica de la vida intelectual


La inteligencia radica en el sistema nervioso central: fundamentalmente en el encéfalo (corteza
cerebral, cerebro, cerebelo y bulbo raquídeo, tálamo, hipotálamo).

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Detrás de todas las tareas, actividades y conductas humanas intelectuales radica el milagro del
cerebro.

Fases de la inteligencia humana


a) Percepción mediante los sentidos, imaginación o memoria.
b) Abstracción en conceptos o palabras abstractas.
c) Formulación de juicios positivos (afirmaciones) o negativos (negaciones).
d) Raciocinio o relación de unos juicios con otros.
e) Organización de estos razonamientos o argumentaciones en ciencias o tratados.

Todas estas fases las puedes realizar sobre ti mismo. Es lo que se llama autoconciencia o
autoconocimiento; es decir, la capacidad para pensar en los propios procesos de pensamiento.

Cómo y qué desarrollar de la inteligencia?


a) La capacidad de percepción y observación mediante los sentidos

Según la sentencia, “nada hay en el intelecto que no haya pasado antes por los sentidos”. Por ello,
el líder tiene que aprender a fijarse, a observar más, y con los cinco sentidos.

Por tanto, céntrate y concéntrate en lo que estás haciendo. Olvida la dispersión. Disciplínate: haz
lo que haces. Observa con objetividad, sin prejuicios, barreras, filtros y limitaciones propias de tus
sentimientos, intereses, inercias, cultura, educación… Cuidado con tus prejuicios, supuestos…
Tienes que percibir más, y de mejor manera, de lo que los otros lo hacen.

Todos tendemos a pensar que vemos las cosas como son, que somos objetivos. Y, sin embargo,
las vemos como somos. Describimos las cosas, no como son, sino como somos. Nos
descubrimos a nosotros mismos cuando hablamos, con nuestras deficiencias, prejuicios, cultura,
paradigmas.

Recuerda que tienes tendencia a precipitarte, a dejarte llevar por la primera impresión, a
pronunciarte antes de analizar y diagnosticar bien. Por tanto, acostúmbrate a tomarte el tiempo
necesario para observar bien, para escuchar y conocer el punto de vista del otro, para empezar a
comprender profunda y realmente las cosas.

Recuerda que no existe el conocimiento absoluto. Toda percepción es imperfecta: está sujeta a
ciertas leyes, ilusiones, alucinaciones, manipulación.

b) La capacidad de abstracción

Consiste en apoderarse de las cosas, de la realidad, no física y materialmente, sino mediante


conceptos o palabras abstractas. Esto implica conocer muy bien tui idioma, su estructura
gramatical, además de tener un amplio vocabulario. Sin su auxilio difícilmente podrás abstraer las
cosas y procesarlas mentalmente.

c) La capacidad de reflexionar

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Los buenos líderes piensan bien dos veces antes de actuar. No cabe duda de que la reflexión, el
análisis científico y metódico, paso a paso, de los problemas, es el mejor camino para acertar en
las decisiones que implican un gran riesgo.

d) La capacidad de autoanálisis, autoexamen, autorreflexión

El autoanálisis, la autorreflexión es lo que llamamos autoconciencia. Mediante ella, el líder puede


evaluar y aprender de las experiencias de los otros, tanto como de las propias. Por eso podemos
crear y destruir nuestros esquemas mentales y hábitos. Por eso podemos distanciarnos de
nosotros mismos, y analizar nuestros paradigmas. La autoconciencia nos permite observarnos,
examinarnos a nosotros mismos, conocernos y aprender a aceptarnos tal y como somos, para
luego mejorarnos. Decir que la persona tiene conciencia reflexiva es sostener que es capaz de
tomar distancia y reflexionar acerca de su propia existencia, así como de la percepci´0on que tiene
de su entorno.

En la medida en que conservemos nuestra capacidad de autocrítica, de autorreflexión, de


comunicarnos con honestidad con nosotros mismos ante nuestros triunfos y errores, seremos
capaces de analizar nuestras acciones y tomar decisiones que nos permitan mejorar, volver a
nacer diariamente.

e) Capacidad de análisis

A un líder se le distingue también por su capacidad de analizar; es decir, de distinguir, separar o


descomponer las partes de un todo, para conocer sus principios, propiedades y funciones. La
capacidad de análisis se reduce a preguntarse el último porqué de las cosas.

f) Capacidad de síntesis

Es la capacidad de condensar, resumir y formular en una frase breve y bien acuñada el fruto de la
reflexión y análisis.

A líderes con poder de síntesis se atribuyen frases como “Al toma todo el mundo asoma; al daca,
todo el mundo escapa.” Cuantas más razones tengas, menos gritos necesitas. Las balas hablan
cuando las palabras callan. La vida es aquello que pasa mientras tú la planeas… y otros lemas
con un energizador poder de arrastre.

El líder tiene la capacidad de ver el bosque, pero no deja de ver cada árbol por fijarse también en
todo el bosque.

g) Congruencia, coherencia: búsqueda de la verdad

Se le llama coherencia intelectual al hacer juicios congruentes y apegarse siempre a la verdad.

El líder tiene una enorme capacidad de hacer juicios, afirmaciones, conclusiones o


argumentaciones lógicas, congruentes, sensatas y prudentes, que busquen en toda ocasión y por
encima de todo la verdad; lejos de todos los sofismas, excusas, precipitaciones, falsedades,
mentiras, manipulaciones, improvisaciones y fraudes. Esto es “saber pensar con coherencia”.

Toda falta a la verdad y a la lógica destruye la credibilidad de un líder. Sé tú mismo; sé sincero


contigo mismo y con tus ideales y valores. Busca siempre la verdad.
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El buen líder es un enamorado de la verdad. Dice siempre la verdad. Se conduce en la verdad.
Vive la verdad. Cumple siempre lo que promete. Y no promete lo que sabe que no puede cumplir.

Pero, ¿Qué es la verdad? Tenemos dos clases de verdad: la objetiva, que es la adecuación de la
mente a las cosas conocer cómo son realmente las cosas; y la subjetiva, que es conocer cómo son
percibidas por cada persona. Es importante hacer ver que en la actualidad vivimos una época de
relativismo en todo, que también afecta a la verdad.

Al líder veraz los seguidores no lo perciben como alguien capaz de mentirles o de engañar a otros.
Le perciben como alguien que les ofrece la garantía y la seguridad de que nunca serán engañados
o manipulados. Cuando constatan lo contrario, ¡adiós al líder! La mentira y la deshonestidad son la
tumba del liderazgo.

h) Congruencia

El rasgo más importante de un líder es su congruencia: vive lo que predica, realiza lo que promete.
Dirige más con el ejemplo y la vida que con los sermones y los discursos.

i) Integridad

La integridad incluye la veracidad, la verdad, la congruencia, pero va más allá: implica cumplir las
promesas. Es adecuar nuestra conducta, nuestra realidad a nuestras palabras. Es mantener las
promesas y cumplir los compromisos. Significa pensar, hablar, querer, decidir y actuar en la misma
dirección. La integridad surge, es una emanación de lo que se es, y no tanto de lo que se finge ser.

Integridad significa también evitar toda comunicación engañosa, desleal y falsa o fraudulenta.
Cuando se es íntegro y veraz, el líder nunca engaña, sea de palabra o de conducta.

Supone una coherencia o congruencia entre las palabras y las acciones.

j) La creatividad

Es la capacidad de producir algo nuevo, ideas originales, sin antecedentes. La creatividad significa
ver las cosas diferentes, son lentes nuevos, poniendo en juego más el lado derecho que el
izquierdo del cerebro, para desarrollar todas nuestras habilidades de liderazgo.

Estudios neurolingüisticos han demostrado que cada hemisferio del cerebro controla diferentes
aspectos: el derecho, la creatividad; el izquierdo, lo racional. Tenemos el lado derecho
subdesarrollado, porque nos educan más para la racionalidad que para la innovación. Hay que
desarrollar los dos, pues el mundo es demasiado complejo como para vivir con medio cerebro (el
lado izquierdo).

Examina tus costumbres, tus formas antiguas y tradicionales de hacer las cosas, tus hábitos, tus
creencias, suposiciones.

La creatividad supone vencer la flojera de las inercias, superar la comodidad de la rutina, no hacer
caso al qué dirán de la familia o de los conocidos, ignorar las resistencias de la lógica precipitada o
racionalismo, y romper todos los moldes con el fin de mejorar.
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La creatividad exige tener la mente tranquila, ordenada; vivir el presente aquí y ahora, para que
puedan ocurrir las mejores ideas. Durante los momentos de tranquilidad (sueño, baño, ducha,
paseo…) las soluciones creativas surgen repentinamente, como de la nada.

k) La capacidad de intuición, de previsión, de antelación, de visión del futuro, tal como si


ahora estuviera a la vista

Ser “visionario” significa tener la capacidad de crear y compartir un proyecto de futuro, que
generalmente implica cambio, evolución y un proceso de mejora continua a partir de lo presente.

Un buen líder tiene una gran capacidad de intuición, de precisión y de prevención de las
necesidades futuras de su gente y de la sociedad. Y no porque sea un “profeta” o agorero, sino
porque sabe bien que el futuro no se adivina, se proyecta; no se improvisa, se prepara.

l) El conocimiento amplio y universal de la ciencia

Un gran líder ha de diagnosticar mucho más rápido, tiene que prever más, necesita actuar más por
adelantado, en lugar de sólo reaccionar. Esto le obliga a estar al día y a conocer más de la ciencia,
la historia, el arte, la filosofía, la literatura… que los demás.

m) Cultura amplia y actual

El líder debe poseer una cultura amplia, estar enterado y actualizado de lo que ocurre en el devenir
diario. El líder que está en la cima de la jerarquía debe ser mucho más conocedor de la actualidad
que sus subordinados. Debe ser más sensible a lo que sucede en el mundo, en la sociedad, en los
mercados financieros…, que todos los que le rodean.

n) Actualización permanente de los estudios hechos, mediante cursos, conferencias,


estudios autodidactas, maestrías, lectura multimedia…

El líder es un alumno entusiasta y perpetuo. Se educa y hace educar. Está convencido de que el
conocimiento es poder. Por eso, convierte el aprender diario en su principal combustible.

El primer enemigo es la soberbia, la arrogancia. Los soberbios y arrogantes dejan de aprender.


Piensan que han alcanzado la sabiduría.

ñ) Lectura sistemática, provechosa y activa de la literatura e historia universal y la del


campo profesional.

El líder formado es un estudioso de la historia y saca conclusiones históricas, pero decide por sí
mismo y de acuerdo con cada situación.

Asimila lo que lees y transfórmalo como en un laboratorio para tus fines. Analiza, resume, sintetiza.
Y después procesa y elabora. “Somos hijos de nuestras lecturas”. Todo cuanto escribimos y
decimos es resultado más o menos diluido de cuanto leemos.

o) Estar al día en cuanto a la información del mundo

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En un líder, en una persona altruista y bien formada, debe haber interés por lo que sufren y viven
en el avatar diario sus hermanos los hombres.

Aprende a leer los periódicos con criterio. Haz lo mismo con los noticieros. No te tragues tal cual
todo lo que te dicen.

p) Conversaciones culturales

En un líder se espera que sus conversaciones sean de contenido humano, con profundidad: “Dime
de qué hablas y te diré cómo piensas”.

q) Inteligencia emocional

Para que seas líder completo, enséñate a reconocer, conceptualizar y aprovechar las emociones
propias y de los demás; a “empatizar” y a enfrentarte a los sentimientos que surgen de las
relaciones interpersonales; a llevarte mejor con los demás; a manejar mejor las propias emociones
y a ser más eficaz a la hora de serenarte cuando estás preocupado o alterado; a ser más
simpático y a caer bien a los demás: a ser más sociable y tener menos problemas de conducta
(brusquedad, grosería, agresividad, intolerancia…). Y cuando ames, hazlo apasionadamente.
Vivirás el “amor inteligente”.

No se puede ser un verdadero líder y con éxito, sin una fina sensibilidad interpersonal que
complemente la fría y lógica racionalidad.

r) Aprender de y mediante la experiencia

La experiencia es el mejor maestro para todo. El buen líder aprende en el quehacer diario, de los
errores propios, en los ajenos, por los pasos en falso, con los aciertos… Aprende también
observando cómo se conducen los demás líderes y cómo manejan las situaciones: admirándolos y
criticándolos… El entrenamiento efectivo para el líder radica en el hacer, en la experiencia.

s) Capacidad de comunicación

Si el líder quiere tener éxito en la consecución de su ideal; se desea que sus propias ideas
traspasen los límites del tiempo y del espacio, tiene que dominar el arte de la comunicación oral y
escrita.

t) Humildad. Saber pedir perdón.

La humildad es conocer bien nuestras limitaciones y debilidades, así como las fortalezas y las
ventajas, y obrar en consecuencia. Nada tiene que ver con la sumisión y la bajeza.

Humildad implica la convicción, la seguridad, la fortaleza de creer suficientemente en sí mismo, sin


arrogancia ni altanería. Exige tener una alta autoestima y un sano concepto de sí mismo.

Cuanto más aprendemos, más comprendemos nuestra ignorancia. El sabio es humilde. La


soberbia y la vanidad son el camino más corto para la ruina de un líder. Cuida que no se te suba el
éxito o el poder.
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Una cosa es cometer un error, y otra muy distinta es no admitirlo. El líder, cuando se equivoca, es
grande y humilde para poder pedir perdón con sinceridad.

Los inseguros no pueden disculparse, porque les lleva a sentirse muy vulnerables, débiles y temen
que los otros se aprovechen de su debilidad.

u) La sabiduría

¿Qué prefieres: ser sabio o ser inteligente? Elige la sabiduría. Mientras la inteligencia sólo
entiende la razón última de las cosas, la sabiduría implica la inteligencia, la conciencia moral y la
vivencia.

Ser sabio es conducirse con inteligencia, prudencia y conciencia en todo lo que se hace en la vida.
No hay que confundir nunca el conocimiento con la sabiduría. El primero nos sirve para ganarnos
la vida; la sabiduría nos ayuda a vivir.

v) Prudencia

Es una de las cuatro virtudes cardinales que facilita el distinguirse entre lo bueno y lo malo, aquí y
ahora. La prudencia es la virtud que capacita al líder para realizar la justicia.

A un buen líder se le conoce por su prudencia y sensatez. A la gente le repugnan la precipitación


de juicio, los arrebatos momentáneos y las decisiones irreflexivas.

w) Sensibilidad humana

Es la capacidad de respuesta a las más pequeñas causas o estímulos. Es tener educado el gusto
estético y artístico para apreciar la belleza de la naturaleza, de los hombres y de las cosas; es
tener bien afinada la capacidad de comprensión y conocimiento de los demás; tener rigor lógico en
la inteligencia y bien potenciada la imaginación; poseer una recta jerarquía de valores y una
apertura hacia lo trascendente y espiritual.

El líder es un fino aparato que registra la menor vibración o temblor, que capta el menor estímulo
que le llega de sus seguidores: humor, temperamento, motivaciones, expectativas… y reacciona
en su auxilio.

Es una persona con una gran sensibilidad, con una profunda intuición. Es un visionario del futuro y
de las potencialidades de sus colaboradores. Es un descubridor de lo que los otros no ven, bien
por superficialidad, bien por incapacidad. Y es un previsor y preparador de lo que se avecina.

La capacidad de sensibilidad, de comprender a los demás y de actuar a los demás, sí, pero
también para discernir qué trabajo aceptar; para elegir adecuadamente con quién trabajar, con
quién relacionarse y cómo tratarlo… o incluso para manipular a los demás.

En conclusión, el líder tiene una inteligencia clara, estructurada, flexible, cultivada, rica y bien
informada, con capacidad de reflexión y autocrítica antes de obrar, instruida y culta, creativa e
innovadora pero humilde y sensible. A él no le basta una formación intelectual de barniz.

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Enemigos de la formación de la inteligencia

Generalmente los líderes que “vuelan como águilas” se basan en gran medida en las creencias, en
los hábitos y en los valores que les lleva al éxito. Por el contrario, quienes “caminan como
guajolotes”, por lo general tienen creencias o valores que así les hacen avanzar.

Rompe tus viejas creencias y hábitos sumamente arraigados: sólo conducen a lo mismo: al
fracaso.

a) La ignorancia, la incultura o la subcultura

El líder auténtico, no tolera la esclavitud y sujeción a que lleva la ignorancia. Sabe que cuanta
mayor es la ignorancia, mayor es la probabilidad de ser agresivo y cruel, violento, intolerante y
fanático, así como de caer en la depresión y aislamiento, o de mantenerse en problemas y
conflictos.

b) La pereza, la flojera, la indiferencia

“No desgasto mi cerebro porque no lo uso”. No puedes darte el lujo de tener tu mente ociosa. Lo
que no progresa, se pudre.

c) El respeto humano

Es el miedo al qué dirán, la parálisis ante la opinión ajena. ¡Cuánto nos paraliza el dejarnos llevar
por la opinión ajena!

d) La mediocridad

El enemigo mortal de un líder es la mediocridad, la indiferencia, el conformismo, en él o cuando se


da en sus seguidores.

El buen líder debe diseñar y planear su superación y también la carrera de sus subordinados.

e) La excesiva racionalidad

El racionalismo puro niega la existencia y el papel de la voluntad, de los sentidos, emociones,


memoria, imaginación, misterio, fe, religión… a favor del saber por el saber, o del empirismo de la
ciencia.

f) La soberbia

Consiste en sentirse dueño y depositario de la verdad absoluta. Ante esta postura, resulta
innecesario enriquecerse. El enemigo del hombre es su propio hombre.

El líder verdaderamente inteligente y sabio tiene la humildad y el respeto necesarios para


reconocer sus propias limitaciones.

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g) Las creencias, los supuestos, los paradigmas, los hábitos y costumbres, las inercias
culturales.

Se aprende en las primeras etapas de la vida como principios y valores indiscutibles de la


sociedad en la que nacemos, y son muy difíciles de erradicar después.

La influencia de la familia, la escuela, la religión, el ambiente, los medios de comunicación, la


opinión pública, las amistades… tienen un efecto determinante sobre nosotros, generalmente
silencioso e inconsciente, para bien o para mal.

Los supuestos y esquemas mentales son fuertes condicionamientos a la hora de percibir y pensar
autónomamente. Cuando ellos dirigen la vida, es imposible reflexionar y elegir la alternativa mejor.

h) Los prejuicios culturales o personales a priori

Son juicios construidos no con fundamento en los hechos, sino en las opiniones que asumimos de
los demás, sin deliberación alguna. Son como “orejeras” intelectuales. Sólo nos permiten ver lo
que entra en su horizonte y abanico visual. Todo lo que no se ajuste a este patrón lo
despreciamos. Se parecen mucho a los paradigmas o esquemas mentales: una especie de ellos.

Los prejuicios se transmiten durante generaciones, y la mayoría desconoce qué los ha provocado
y si tienen sustento o no.

Todos los seres humanos somos propensos al prejuicio. Pero la propensión natural a juzgar y a
tomar decisiones en ideas preconcebidas y estereotipadas no siempre es acertada.

Si no estamos atentos, nos van a condicionar nuestras relaciones interpersonales y hasta las
decisiones. Sólo después nos daremos cuenta de que nos dejamos llevar por la primera impresión.
Y estaba equivocada.

i) La ideología

Es la absolutización de una idea como única y total, a partir de la cual interpretamos el mundo, el
hombre y la divinidad. Tiene un carácter totalizante.

j) Los fanatismos de todo tipo (chauvinismo, malinchismo, nacionalismo, nazismo,


fascismo, inquisiones de todo tipo, extremismos políticos y religiosos…)

Son consecuencias de las ideologías. Los peones son los religiosos y los nacionalistas.

El que cree fanáticamente en una idea le sacrifica víctimas. El que se envenena con esa idea, le
sacrifica la vida humana: la propia y la de los demás.

El líder es un apasionado, no un fanático. Por eso no permite ninguna tolerancia para la


intolerancia.

k) El intelectualismo

Un elevado coeficiente intelectual no es garantía de prosperidad, prestigio ni felicidad, por sí sola.


Se necesitan una vida psíquica equilibrada y una voluntad irrompibles, además de unos valores
éticos intachables para afrontar los infortunios y sorpresas desagradables de la vida.
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l) La mentira

La ruina más rápida de un líder es la mentira y la incongruencia. No se puede fingir durante mucho
tiempo. Antes o después nos descubrirán. Tal vez durante algún tiempo tengamos éxito, podamos
alardear o adoptar ciertas poses… Hasta podemos engañarnos a nosotros mismos, pero esto no
demorará mucho tiempo. No hay nada oculto que no llegue a descubrirse.

41
6
DESARROLLO Y FORMACIÓN DE LA VOLUNTAD

La superioridad de la persona sobre los animales radica en la inteligencia y en la voluntad. Con la


inteligencia, el ser humano conoce la realidad con una dimensión que los animales no pueden.
Mediante la voluntad posee un poder mágico que le hace decir “quiero” y convertirse en realidad
sus deseos. Un individuo puede ser muy inteligente, pero mientras no quiera y decida, está todo
por hacer.

Las acciones no surgen de la inteligencia, de ser eruditos, sino de la voluntad. No basta con saber
que necesito hacer una cosa y saber cómo hacerla; si no quiero hacerla, si no decido hacerla, no
se realizará no se convertirá en un hábito. Por la voluntad me hago o me destruyo, me conquisto a
mí mismo o me derroto.

En la vida no se logran las cosas por dos razones: o porque no se ven, no se conocen, no se
saben (importancia de la vida sensorial y perceptiva, además de la inteligencia); o porque no se
quiere, no se tiene motivaciones, ideales, metas, objetivos que nos convenzan y arrastren
(importancia de la voluntad). Y en consecuencia no se hacen.

Convertir tus deficiencias en oportunidades, cambiar tu actitud puede parecer difícil y doloroso,
pero no es imposible. Toma nota del ejemplo y de la determinación de las personas que lo han
hecho.

Definición de voluntad
Aunque existen muchas definiciones de la voluntad nosotros vamos a utilizar la siguiente: “es la
facultad (estamos facultados) o posibilidad (podemos) que tiene la persona de querer o no querer,
de elegir o no elegir, de actuar o quedarse pasivo, de amar o no amar… y de dar y darse razón de
su respuesta. Su principal manifestación es la de decidir, la de elegir, la de optar siempre por el
bien.

Conviene distinguirla muy bien de los reflejos, conductas aprendidas, instintos, pasiones,
emociones y sentimientos, reacciones temperamentales y caracterológicas, que son actos
psíquicos.

Fases de la voluntad
Como la inteligencia y la vida psíquico-emocional, también la voluntad tiene sus pasos y su
secuencia. Y aunque en la vida real se den como un relámpago, son progresivos y graduales.
Repasémoslos. Son la:

- Percepción del objetivo, meta, ideal, visión.


- Motivación, es decir, atracción o rechazo de ese bien o mal para mí.
- Elección entre querer o no querer, querer esto o aquello: libertad, libre arbitrio.
- Tender a alcanzarlo mediante los hábitos la repetición de actos.
- Satisfacción o insatisfacción, realización o frustración y fracaso.
- Percepción del objetivo, meta, ideal, visión.

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a) Percepción del objetivo, meta, ideal, como bien o como mal para mí, no sólo mediante los
sentidos o pasiones, sino también con la inteligencia.

La voluntad es un apetito, una inclinación hacia lo que es o se presenta como un bien. Pero
mientras la persona no perciba este bien para ella por medio del entendimiento o de los sentidos,
la voluntad no puede lanzarse a él. Por sí sola, la voluntad es ciega. Lo ideal sería que lo viera así
desde el punto de vista emocional-instintivo, y también intelectual. Sin embargo, a veces son las
pasiones, y no la inteligencia, quienes le presenten este bien como bien, sin serlo, y ellas hacen
que se equivoque en la elección. Esto explica por qué algunas personas, oponiéndose a su
organismo y salud, buscan factores dañinos (drogas, prostitución, alcohol, cigarro, dinero, placer
dañino…) como un bien.

b) La motivación es decir, la atracción o rechazo de ese bien o de ese mal para mí (motivación).

c) La elección entre quererlo o no, querer este o aquel bien: la libertad de hacer o no hacer, de
elegir esto o lo otro (libertad).

d) A continuación sigue el tender a alcanzarlo o rechazarlo mediante una acción y una serie
ininterrumpida de acciones. Es lo que se llama repetición de actos o hábitos como la constancia,
perseverancia, tenacidad, disciplina, orden, esfuerzo, audacia, intrepidez, empuje, arrojo,
puntualidad y formalidad, dominio de uno mismo(de las sensaciones, percepciones, sentimientos,
humos, pasiones, complejos, temperamento, carácter, subconsciente… y de todo cuanto se opone
a la consecución de ese bien).

e) Alcanzado el bien (meta, ideal, objetivo) o rechazado el mal, me sentiré satisfecho y realizado.
De lo contrario, me invadirán la frustración, la sensación de fracaso, y la irritabilidad emocional.

f) De todo este proceso, de la elección, del bien o del mal, yo puedo dar razones y responder, ser
responsable: responsabilidad.

Cuándo y cómo desarrollar la voluntad


Progresivamente, constantemente, de pequeño, con la presentación de buenos ideales y metas;
con mucha y correcta motivación; mediante buenos hábitos de constancia, tenacidad, esfuerzo y
perseverancia, lucha, orden, disciplina; dando valor a las cosas pequeñas: orden y perfección;
forjando el carácter y educando la imaginación; con puntualidad y formalidad; dominio y control de
sí mismo; administrando y aprovechando bien el tiempo; a través del ejercicio progresivo de la
libertad y de la responsabilidad; volviendo a empezar siempre que sea necesario.

Cómo y qué desarrollar de la voluntad


a) Lo primero que hay que hacer es despejar el terreno, eliminando los obstáculos y
enemigos.

b) Motivación

Urge que te plantees lo que quieres en la vida, porque de eso dependerá todo en ella: tu cambio
de actitud, de ciudad, de país, trabajo, etc.

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Sin una fuerte motivación, que sólo te la da un gran ideal, no obtendrás resultados, al menos
perdurables, no importa qué tipo de empresa inicies. Por el contrario, nadie te detendrá si vives
apasionado por él. Lo mismo sucede con las demás personas.

Una tarea fundamental del líder es elevar a los demás, ser formador. Pero no puede hacer que
alguien sea mejor si él no quiere; se topa frente al misterio de la libertad.

¿Qué es la motivación?
Es lo que incita al hombre a iniciar una acción determinada y a continuarla con interés y diligencia.
En otras palabras, comprende las razones que explican la conducta de una persona.

El secreto de un gran motivador está en saber presentar como algo real lo que todavía está por
llegar.

Clases de motivaciones
En la previsión de estos efectos, tenemos consecuencias:

 Externas al hombre (se habla entonces de incentivos). Un sistema de incentivos, de


estímulos externos no debe nunca motivar hacia conductas que choquen con motivaciones
de otro nivel.
 Internas al hombre (emociones, tendencias, impulsos, instintos, intereses, convicciones,
ideales…).

Tanto las internas como las externas pueden ser:

 Primarias: se derivan del organismo. Tienen origen biológico y fisiológico (hambre, sed,
salud, seguridad física…). Reaccionan de un modo autorregulatorio ante los desequilibrios
y carencias del organismo, para volver a restaurar el equilibrio. Las necesidades
insatisfechas de las personas son las que causan o motivan determinadas actuaciones. Las
necesidades satisfechas ya no motivan. Motivan sólo las insatisfechas.
 Secundarias: aparecen cuando el organismo tiene satisfechas todas sus necesidades
primarias. Estas motivaciones son: biológicas, seguridad, afiliación, reconocimiento,
autorrealización.

Estos tipos de motivación –los internos y externos, los primarios y secundarios-, pueden ser:

 Temporales, momentáneos, circunstanciales.


 Perdurables, para toda la vida, existenciales.
 Motivos que son fines, y
 Motivos que son medios.

Y todos pueden ser manipulados. Resulta fácil crear motivos o necesidades nuevas, culturales,
que pueden perjudicar incluso a las personas. Así se hace la manipulación publicitaria –crea
necesidades “innecesarias”- o las campañas electorales –para inducir el voto en un sentido u otro-.

Desde el punto de vista de las facultades que intervienen, tenemos otros tipos de motivaciones:

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Motivación por impulsos. Actúa sólo ante la necesidad, ante el desequilibrio o malestar interno,
provocando a su vez por una carencia en el organismo físico-biológico.

Motivación por emociones. Las emociones cumplen una función biológica: preparan a la persona
para la defensa o ataque, mediante cambios en la fisiología y desencadenando los
comportamientos adecuados para restaurar el equilibrio en el organismo.

Motivación por el inconsciente. Éste es fuente de fuerzas y deseos ocultos. Para algunos
constituye el verdadero motor de las acciones humanas.

Motivación por instintos, sean de vida (conservación, reproducción, alimentación, poder,


superación, ambición, avaricia…), sean de muerte (agresividad, violencia, suicidio, homicidio,
frustraciones, represiones…).

Motivación por placer y por incentivos. El comportamiento de los seres vivos se dirige a la
consecución del placer; es decir, a apropiarse de algo que es atractivo para el sujeto.

Cuando una persona no es capaz de mover a su gente más que a través de incentivos materiales
o motivos económicos, es tan mal profesional como el médico que sólo ataca los síntomas que el
enfermo tiene y nunca llega a la raíz.

Por el contrario, cuando un líder es capaz de mover a otras a través de los sueños que les
presenta y del aprendizaje que les aporta, es un profesional. Pero cuando es capaz de llegar,
presentar una visión, y ayudar a sus seguidores y subordinados a sacar los motivos más hondos y
a descubrir el valor y el sentido de lo que están haciendo, entonces es un líder profesional.

Motivación por expectativas. La persona anticipa en cierto modo los acontecimientos y espera
alcanzar la meta propuesta. Ésta lo mueve a la acción, convirtiéndose en esperanza, expectativa.
En realidad, funciona también como un incentivo.

Motivación por metas, ideales y objetivos. Es la capacidad que el ser humano tiene de hacer
planes y alcanzarlos, mediante una fuerte voluntad, la cual es capaz de superar todos los
obstáculos.

¿Cómo motivarse y motivar ideal y eficazmente a la gente?


Con una motivación interna, secundaria, perdurable y que sea fin en sí misma. Y esto lo da una
visión, un ideal, un sentido de misión. Sólo ellos hacen “mover” idealmente. La visión, un gran
ideal dispara a las personas, las inspira y entusiasma, les hace dar lo mejor de sí mismas.

Una verdadera misión toca y mueve a la gente. El líder que ayuda a sacar lo mejor que hay en las
personas es el líder más querido y admirado. El más eficaz.

El arte de la motivación es, pues, el motor fundamental para poner en movimiento a los
seguidores. Lo más difícil es lograr que el otro quiera hacer las cosas y no tenga que hacerlas por
miedo o interés. Pero una vez que consigue hacerle decir “quiero”, tiembla tierra.

Manejar el arte de la motivación es un arma de doble filo: se puede usar para el mal o para el bien.
Depende de la rectitud ética del líder a motivación es clave para sacar lo mejor de las personas,

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pero también para la manipulación, la intimidación; e incluso para las técnicas para conseguir
gustar a las demás personas…

El líder tiene que inducir a luchar por ideales sublimes y hasta cierto punto inalcanzables. Y esto
implica tiempo y mucha formación. Ya dieron de sí todo lo que deberían dar los charlatanes
motivacionales y las conferencias de excitación pasajera. Se necesita algo más que posibles
recetas de curandero. Se necesitan motivos que sean sustanciales, pero no impuestos desde
fuera, sino descubiertos en el adentro.

c) Visión, ideal, misión

Viene del latín: vission-onis: acción de ver. Es la motivación (interna, secundaria, perdurable, fin)
que aglutina y da sentido a todo. Es abarcante, comprensiva, unificadora, totalizante, permanente.
Inyecta fuerza.

La visión define y describe por adelantado lo que uno quiere ser. Muestra a dónde queremos ir y
cómo seremos cuando lleguemos allí. Mediante ella vivimos el futuro en el presente.

La visión determina la dirección que uno debe seguir, unifica y da sentido a todo lo que se hace;
motiva, inspira, transforma tanto a las personas como a organizaciones enteras.

La visión es el principio que da sentido a todo: al ser, hacer y tener, al poder y al saber, al presumir
o aparentar diario. Representa la norma y punto de referencia para ser, actuar y tomar decisiones.

Si el ideal y la visión que uno tiene son equivocados o se cifran en algo deshonesto, después nada
puede ser correcto y ético. El ideal y la visión son como el paraguas que cubre todo lo demás.

Importancia de tener una visión y un ideal

La visión, el ideal es una fuerza magnética que produce estímulo, energía, creatividad y valor para
superar las dificultades, sobreponerse a los fracasos, y alcanzar los objetivos, pase lo que pase y
estemos como estemos.

La visión es poder; tiene pode. Moviliza a los perezosos y apáticos; compromete a los indiferentes,
da mayor impulso a los que están ya en el camino. Suscita sentimientos positivos, levanta el
ánimo, contagia de energía y compromiso. Orienta todo lo más noble, creativo y sublime del ser
humano hacia las mejores causas.

Sin un destino que alcanzar, nunca sabemos si vamos en la dirección correcta. Sin visión, sin
proyecto, es fácil perder la identidad y el sentido de la vida.

La gente no se emociona con objetivos, sino con visiones, ideales y misiones que justifican y
explican esos objetivos.

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La mayoría de la gente no sabe a dónde va porque no sabe con exactitud lo que quiere en la vida.
No se conoce bien a sí misma y, por tanto, tampoco sabe lo que ese ser, él mismo puede anhelar
y alcanzar.
Generalmente nos formulamos metas y objetivos, pero no una visión. Y la falta de visión lleva a la
precariedad de esos mismos objetivos y metas. Fijar la visión-ideal no es hacer una declaración de
principios, fijar metas y planear las estrategias o definir los métodos para conseguir las cosas. La
visión-ideal es el porqué y para qué que te motivará a dar lo mejor de ti mismo con entusiasmo y
compromiso.

Definición y formulación de la visión

Los ingredientes indispensables de la visión son un ideal claro y bien definido, para toda la vida,
que dé sentido a todo lo que haces. Que sea interno, secundario, fin y perdurable.

Haz tu propia declaración de tu visión por escrito. Hazlo en un lugar de retiro y recogimiento, en un
ambiente creativo e inspirador. La formulación de tu visión-ideal no es algo que se descubra de la
noche a la mañana.

Crear una visión cuesta tiempo, paciencia. Se necesita sinceridad, principios y valores, audacia e
integridad para ver todo a su luz.

Características de la visión

Es ambiciosa, sublime, pero alcanzable. Los grandes ideales son los que provocan las grandes
pasiones. Por el contrario la mediocridad no es excitante. No hagas planes pequeños, ya que
éstos no interesan a las personas grandes. Tampoco las hagas idealistas: generalmente sólo
conducen a la frustración.

Es de largo plazo, para toda la vida. Sin visión de largo plazo es posible que te venzan las
frustraciones del día a día.

Es cotidiana. El futuro no se improvisa: se prepara. Y esto se hace todos los días. Las
oportunidades para el triunfo no llegan como una inundación, sino gota a gota, una a la vez.

Es específica y concreta. Cuanto más detalles tu visión, más convincente y atractiva resultará. Al
ser tangible e inmediata, infundirá forma y rumbo a tu futuro, y te ayudará a fijar las metas para
alcanzarla.

Es positiva. Las ideas positivas arrastran y motivan más que las negativas. Y, sin embargo, las
visiones negativas son más comunes y frecuentes que las positivas.

Hay dos energías fundamentales que motivan a las personas: el miedo y la aspiración. El poder
del miedo subyace en las visiones negativas. El poder de la aspiración impulsa las visiones
positivas. Sé proactivo, no reactivo.

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Planeación estratégica de la visión

La visión es lo que guía los objetivos, las metas, las estrategias, los programas, las decisiones y
las actividades de una persona o de cualquier empresa.

La planeación parte del conocimiento realista de mis actuales fortalezas y debilidades: ¿Ya sé
dónde estoy hoy? ¿Hacia dónde voy? ¿Hacia dónde puedo ir? ¿Hacia dónde quiero y decido ir?
(visión, misión, ideal, meta, objetivo). ¿Cuál es mi meta en la vida? ¿Qué hago para llegar? (Plan).
¿Qué plan de acción voy a tomar para lograr lo que me propongo? ¿Qué podría hacer?
(oportunidades y problemas). ¿Qué debería hacer? (selección de estrategias). ¿Qué debo hacer?
(pasos, sistemas y programas). ¿Cómo puedo hacerlo? (implementación, aplicación,
administración). ¿Cómo voy? (evaluación, control, supervisión).

Planea y programa tu visión. No necesitas calcularlo todo en la vida, es verdad, pero cuanto más
claro y preciso lo tengas, es más fácil que lo alcances.

Vive tu visión

Puedes tener una visión, un ideal brillante, pero quebrar por no poner los medios necesarios,
como:

Responsabilidad. Tienes que comprometerte e implicarte en todo lo que haces, para realizarlo con
perfección y exactitud. Imponte orden y disciplina. Da importancia a lo mínimo, a los pequeños
detalles. Asume tus decisiones, tus actos y sus consecuencias sin echar infantilmente la culpa a
los demás. Evita las excusas: son impropias de la persona responsable.

Honestidad e integridad, para no servirte del engaño, mentira o fraude en la consecución de tu


visión. Con deshonestidad, podrás tener dinero o poder, manipular, pero pronto carecerás de
liderazgo y de paz espiritual. Con integridad cumplirás honestamente contigo mismo y por
extensión, con los demás.

Carácter. Vas a tener que librar grandes batallas y sufrir muchos descalabros antes de lograr tu
propósito. Puedes descansar, pero no retroceder. Sé duro contigo mismo, con las emociones y
sentimientos que no te ayuden. Sé formal: si dices sí, que tu palabra y tu conducta sean sí, aunque
llueva, truene o relampaguee. No cambies a la primera de cambio. Si tienes bien claro el por qué y
el para qué, tienes que ser capaz de soportar cualquier cómo.

No seas un idealista frustrado, un líder cínico, alguien que cometió el error de convertir su ideal en
expectativa, en sueño u utopía, en vez de en realidad. No vivas tu vida defraudado, herido,
amargado, resentido por no ser capaz de conseguir lo que te propones. Tus seguidores lo olerán.
Más que interesarlos y motivarles, los espantarás.

d) Elección, decisión

El líder frente a la precipitación para elegir o ante el miedo paralizante para elegir, el líder es una
persona que sabe que puede elegir, que quiere decidir, que tiene que escoger.
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Decidir es hacer una elección irreversible y arriesgada entre varias soluciones posibles. La
combinación de esta elección y de esta irreversibilidad provoca un riesgo. Esto significa que toda
decisión va acompañada siempre de incertidumbre. Pero, paradójicamente, arriesgarse es eliminar
al máximo los riesgos. El líder es una persona que no teme correr riesgos; no tiene miedo de
fracasar.

Cuando uno decide y se arriesga es consciente de que puede acertar o equivocarse. Con el paso
del tiempo aprende que no hay conquista sin riesgo de fracaso, y que la única forma de saberlo es
enfrentar ambas posibilidades buscando sólo el éxito, e intentarlo tantas cuantas veces sean
necesarias llegar a él.

Para eliminar al máximo los riesgos, debemos tomar nuestras decisiones más importantes en
armonía con la vida emotiva, intelectual, volitiva y ética, religiosa y trascedente. Es decir, con una
visión totalizante de la persona.

e) Libertad

La libertad es algo muy complejo, un misterio. Es difícil definir su contenido y establecer sus
límites. Su núcleo es inaccesible. Ser persona y no querer ser libre es una contradicción; es querer
volver al mundo de los animales. La libertad de elegir nuestra respuesta es un privilegio exclusivo
del ser humano. Es el único ser sobre la tierra que lo puede hacer.

La libertad es el pleno dominio de mi voluntad sobre mi acto de elección. Supone la reflexión del
bien objetivamente descubierto y la elección adecuada de los medios.

La libertad debe diferenciarse de las libertades: sociológica, psicológica, moral.

a) Libertad sociológica. Sigue el sentido etimológico y originario de libertad. Se refiere a lo


contrario de la esclavitud.

Hoy por libertad sociológica se entiende la autonomía o independencia de que goza un individuo
frente a la sociedad.

La libertad sociológica es la de las libertades políticas y civiles.

Las libertades socio-culturales, políticas y civiles también son muy importantes: permiten a la
persona ejercitar su propia libertad.

b) Libertad psicológica. Es la capacidad que tiene un individuo “dueño de sí mismo” de no sentirse


obligado a actuar a instancias de la motivación más fuerte, sea interna o externa.

El ser humano, el líder, puede ser controlado fuera, externamente, pero nunca completamente en
su interior. Los controles externos fallan por completo al intentar dominar el interior. Dominar la
libertad interna del hombre mediante controles externos es imposible. Siempre queda un resquicio
de libertad: ésta es la psicológica.

c) Libertad moral. Es la capacidad de la persona de decidirse a actuar de acuerdo con la razón,


con el bien, sin dejarse dominar por los impulsos y las inclinaciones pasionales, así como por la
superstición, ignorancia, miedo, mentira, intereses, amenazas, coacción…

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Tanto la libertad psicológica como la moral pueden reducirse simplemente a la libertad de la
voluntad, o libre albedrío, o libertad de elección o libertad de decisión. A esta capacidad de
autodeterminación en el obrar también se le llama “espontaneidad” de la voluntad.

Ser libre es poder determinar mi propia existencia, sin la presión externa o interna, para conseguir
ser plenamente yo mismo, bajo la guía de mis opciones personales meditadas.

Positivamente se considera libre al líder que se posee a sí mismo y determina por sí mismo las
líneas de su propia existencia, bajo el único peso de su opciones personales meditadas.

Limitaciones de la libertad

Somos libes para elegir, pero no lo somos para elegir los efectos: al elegir también asumimos las
consecuencias, porque somos conscientes de ellas. Y de esos efectos, de esas consecuencias
también somos responsables: tenemos que dar y darnos respuesta.

Otro límite de la libertad es que no se pueden elegir simultáneamente dos o más cosas.

Otras limitaciones son: la coacción externa (la imposición o los límites de otros), la ignorancia
(límite de uno), el materialismo y el sentimentalismo.

f) Amor volitivo y desinteresado

El amor volitivo es “la decisión de amar”. En otras palabras, es un acto de voluntad que supera la
atracción física (amor erótico) y el sentimiento (amor de amistad). Busca el bien del ser amado,
muchas veces en contra de los propios instintos, emociones, sensaciones y hasta de la
inteligencia. Por eso se le llama amor desinteresado.

Es también una consecuencia del hecho de ser libre. Tan sólo un ser libre puede amar. Tan sólo
un ser libre puede decidir amar. En efecto, soy capaz de conocer el bien y amarlo, de amar a los
demás con amor desinteresado, de entregar todo, incluso la vida, por un ser querido o por un
desconocido. El amor volitivo, pues, representa la culminación de la libertad: se es libre en la
medida en que se es capaz de amar desinteresadamente.

Clases de amor

Desde Aristóteles siempre se han distinguido tres niveles de amor:

El amor erótico, que surge con atracción sexual. Su centro de interés es el cuerpo del otro. La
facultad que interviene es el instinto. Y el fin, gozar del otro. Estamos prevalentemente en la
dimensión físico-biológica y algo en la psíquico-emocional.

El amor de amistad, que se basa en el enamoramiento. Su centro de interés es la imagen del otro.
La facultad que interviene es el sentimiento. Y su fin es querer al otro. Aún no nos hemos soltado
de la dimensión emocional.

El amor desinteresado, cuyo centro de interés es el otro, tal y como es. Interviene todo el ser
humano, pero en especial la inteligencia y la voluntad. Su fin es querer y darse, entregarse al otro.
Hemos saltado ya a la dimensión intelectivo-volitiva.

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El amor físico, el erótico y el sentimental son posesivos, egoístas; quieren para sí todo lo que
aman. En cambio, el verdadero amor, el desinteresado, es generoso y magnánimo.

Amar a alguien o ser amado por alguien significa amar o ser amado por una persona en lo que
tiene de persona, no porque sea alto o bajo, inteligente o estúpido.

La persona humana es capaz de amar así; de amar a los demás con amor desinteresado, de
entregar todo, incluso la vida, por un ser querido o por un desconocido.

Cuando en un líder hay verdadero amor, amor desinteresado surgen espontáneamente los
movimientos más nobles, las mejores acciones y los sentimientos más atractivos. Da lo mejor de sí
mismo a sus seguidores, buscando su bien, sin importar su respuesta. A quien ama
auténticamente, le basta con amar al otro.

Lo contrario del amor volitivo es el egoísmo: mirar sólo por uno mismo y por nuestras cosas e
intereses.

g) Creación y formación de buenos hábitos

Los hábitos son inclinaciones constantes, con frecuencia inconscientes, para realizar algún acto.
Se adquieren mediante la repetición frecuente. En otras palabras, son la costumbre que resulta de
la repetición. Cualquier acción que repitamos se puede convertir en hábito. Por eso nuestra vida
está compuesta por miles de hábitos: comer, dormir, leer, correr, enfadarse, felicitar… Si son
positivos y provechosos, se llaman virtudes. Cuando son entorpecedores y negativos, vicios.

Ambos resultan una poderosa fuerza usados con efectividad (virtudes), o una atracción
gravitacional imposible de remontar si son negativos (vicios).

Las virtudes son hábitos estables que se generan por la repetición de actos positivos. Se aprenden
a través de la práctica, del ejercicio. ayudan a decidir correctamente, y con mayor facilidad. Surgen
espontáneas a partir del ideal, visión, misión… Para crear una virtud hay que conocer qué se tiene
que hacer y por qué o para qué. Es necesario ver lo que se tiene que hacer y querer hacerlo,
además de tener la capacidad para hacerlo.

Los malos hábitos son fáciles de iniciar, pero muy difíciles de eliminar, y los buenos no se pueden
instalar sin un esfuerzo considerable.

h) Compromiso

El compromiso no funciona si se acepta por coacción, o sólo por agradar a otro.

El líder se compromete, hace y, cuando critica o señala un problema, siempre acompaña sus
denuncias con una solución. Propone cambios, pero él es quien los encabeza. Se muestra
inconforme, pero él es el primero en realizar las mejoras.

i) Audacia, intrepidez, empuje, arrojo

Audacia, intrepidez, empuje, arrojo es la capacidad de ser valiente y de actuar con decisión. Poner
en acción una visión, ejecutar su planeación, cambiar hábitos y mentalidades requiere mucha
osadía, una gran intrepidez. Pero a lo más alto siempre se llega por lo más estrecho. El líder no

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retrocede ante lo difícil o a veces imposible, ante el respeto humano y la ironía ajena. Su visión
ambiciosa, su ideal sublime es lo que lo hace valiente, intrépido, resuelto, artífice visionario de
cambio.

Vivimos en un mundo de alto riesgo y de cambios vertiginosos. Como líder tienes que tener el
atrevimiento de arriesgarte, de correr riesgos audaces, siempre con análisis, prudencia y sentido
común, así como la humildad para reconocer tus errores y aprender de ellos.

Ser líder significa correr riesgos, y correr riesgos es muy difícil, porque implica dejar la comodidad
de la seguridad y atreverse. Quienes nunca intentan nada, quienes para nada se atreven, ésos
nunca fracasan pero tampoco tienen éxito.

j) Proactividad frente a reactividad

Proactividad no significa arrogancia, agresividad e insensibilidad, o sólo tomar la iniciativa, sino ser
responsable de la propia vida; vivir la vida en función de decisiones, principios, convicciones y
valores descubiertos, reflexionados e interiorizados por uno mismo, y no de condicionamientos o
circunstancias que llegan de fuera…

Reactividad, por su parte, significa reaccionar sólo ante los estímulos que llegan del exterior, y de
una forma pasiva, resignada y negativa.

Las personas proactivas son capaces de subordinar los sentimientos a los valores; de proceder
con iniciativa y previsión para que las cosas sucedan sin esperar a que lleguen; de tener habilidad
para elegir la respuesta más adecuada en cada ocasión.

Las personas reactivas, por el contrario, son títeres de lo de fuera: reacciona urgidas por el
ambiente, los sentimientos, las fuerzas exteriores, el determinismo, la suerte, el destino. Las
proactivas tienen ellas mismas el control de su vida. A las reactivas se la controlan los demás.

El líder es proactivo. No le importa lo que los otros hagan o dejen de hacer; digan o dejen de decir.
Él toma la iniciativa para hacer que las cosas sucedan, y punto. No espera a que ocurran. Las
provoca y va tras ellas. Se atreve a buscar lo que quiere y por eso exprime y obtiene lo mejor de la
vida.

La persona reactiva, por el contrario, espera que algo suceda o que alguien se haga cargo de las
cosas o diga qué hay que hacer.

El proactivo se compromete primero consigo mismo y luego con los demás y mantiene esos
compromisos hasta el final. El reactivo primero se compromete con los demás y nunca o pocas
veces se compromete consigo mismo.

El proactivo es solución, no problema. Es parte de la solución, no parte del problema. Toma la


iniciativa para hacer siempre lo que es necesario hacer, y lo hace siendo congruente con su visión
y sus principios. Tiene el hábito; es decir, está acostumbrado a presentar una o varias soluciones
junto a cada problema.

El reactivo centra su tiempo y energía en sí mismo y su foco se sitúa en los defectos de los otros.
Piensa que así se absuelve de toda culpa. Por eso no asume su responsabilidad.

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Para el reactivo, los errores del pasado son una fuente de obsesión y preocupación, pues ya no
puede revocar, anular ni controlar sus consecuencias; por eso se autocondena y autojustifica. Para
el proactivo, los errores del pasado están ahí, pero los reconoce, aprende de ellos y los corrige en
el futuro. Para él, el pasado pasó; ya sólo sirve para subirse encima de él y mirar mejor hacia
delante. Ve los defectos de los demás, con compasión, no con acusación… Es guía, no crítico.

La preocupación del reactivo se centra en el “tener” (si tuviera…). La preocupación del proactivo se
centra en el “ser” (más íntegro, integrado, integral…).

Hasta en el lenguaje del reactivo y del proactivo se nota la diferencia de enfoque. Mientras el
reactivo dice: No puedo hacer nada, yo soy así, no lo permitirán, no pudo, si me permiten… el
proactivo, por el contrario afirma: veré otras alternativas, puedo optar por un enfoque distinto,
controlaré mis sentimientos, elegiré una respuesta adecuada, lo haré pase lo que pase, ya aprendí
para la siguiente… Este lenguaje deriva del esquema mental.

k) Perseverancia, constancia y tenacidad indeclinables

Perseverancia es un constante volver a empezar en la marcha diaria hacia la visión, el ideal, las
metas y los objetivos. Es una lucha constante de todos los días. Constancia es luchar todos los
días, cada día.

No tengas miedo a fracasar. Fracasar no es vergonzoso: lo vergonzoso es quedarse tirado y no


hacer nada por levantarse.

l) Disciplina interior y exterior

Por disciplina se entiende el conjunto de leyes, instrucciones, horarios y disposiciones impuestos


por uno mismo, por la profesión o la institución a la que se pertenece. Implica el cumplimiento y
observancia de estas leyes, ordenamientos, disposiciones y horarios no por coacción o imposición,
sino por autoconvencimiento.

La disciplina más rica proviene del interior. Es la manifestación de una voluntad fuerte y libre.

m) Control y dominio de sí mismo

El líder tiene que aprender a autogobernarse con inteligencia. De lo contrario fracasará por su
descontrol.

Quien tiene control y dominio de sí mismo permanece fiel a sus principios y convicciones.

El líder tiene que aprender a dominar sus temores y a manejar sus emociones. Tiene que saber
dominar su cuerpo y sus impulsos; dominar el dinero y sus efectos; controlar el tiempo para sacar
el mayor provecho a cada minuto de su vida. Esto significa templanza, equilibrio.

n) Profesionalismo o perfección y calidad en lo que se hace

Cuanto más altos son los niveles de calidad personal en el líder, menos defectos hay en su trabajo
y menos son los problemas y reclamaciones. Es una ley que mi riqueza interior se proyecta sobre
el exterior. Es decir, que la calidad de lo hecho está inseparablemente unida a la calidad de quien
lo hace.

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ñ) Responsabilidad

La responsabilidad es una habilidad para responder, para elegir la respuesta. Es también dar
cuenta de nuestros actos y de sus consecuencias. Surge como consecuencia del hecho de ser
conscientes y libres, del poder darnos cuenta de lo que hacernos y de la posibilidad de elegir.

El ser humano es libre, es verdad, pero también y, precisamente por ello, responsable. La libertad
y la responsabilidad son dos caras obligadas de una misma moneda: se completan. Por ser libre
puedes no hacer las cosas que debes pero precisamente por serlo, puedes usar esa libertad
responsablemente y hacerlas. La responsabilidad obliga a la libertad a hacer lo que tiene que
hacer, a hacer siempre el bien y evitar el mal.

Responsabilidad significa, en primer lugar, dar razón de nuestra vida, y después de la de los
demás o de las tareas que hacemos. Implica conocer y cumplir las propias obligaciones; ser fiel a
los principios y coherente con ellos; vivir siempre en la honestidad, honradez y lealtad; distinguirse
por la formalidad, puntualidad y calidad; realizar a la perfección todo lo que se hace. En fin, toda
nuestra conducta y actividades deben ser congruentes con nuestros valores más profundos y estar
en armonía con los principios correctos.

Conclusión

Un líder sin voluntad es una persona temperamental, impulsiva, precipitada; regida por
sentimientos, emociones, humos, pasiones…, sensual, buscadora del placer, confort, comodidad;
miedosa, tímida, cohibida; sin ideal, meta ni objetivos. Será una veleta; indisciplinado, sin
programación, desordenado; sujeto al respeto humano, a la opinión de los demás; dominado por
vicios y malos hábitos. No encarnes tú este modelo.

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7
DESARROLLO Y FORMACIÓN ÉTICO-MORAL

Importancia de la ética para un líder

El líder tiene que ser un modelo ético. Pero no sólo: debe crear además una atmósfera de
conducta ética en todos sus seguidores e institución.

Si el fundamento de tu vida como líder no es la ética y la integridad no tardarás mucho tiempo en


que se desmorone tu liderazgo. Vivirás en la inestabilidad y en el fracaso.

El único modo como los seguidores creen en su líder, en su visión, y lo siguen, es si es ético y
honesto, si dice la verdad sistemáticamente y si su vida despliega una integridad impecable.

La relación entre un líder y su gente se basa fundamentalmente en la confianza.

Para que el liderazgo sea sano y exitoso, se ha de fundamentar en la ética y en la integridad. La


gente sólo puede creer en un líder y en su misión cuando es ético y honesto.

Justificación de la ética y de la moral. ¿Por qué somos éticos?

Precisamente porque soy consciente y libre, inteligente y con voluntad, porque me doy cuenta y
decido, por eso soy responsable.

La persona es un ser ético, constitutivamente moral, y todos los actos en los que intervienen su
inteligencia y su voluntad son actos morales. Es una necesidad, no un lujo o suplemento, exigida
por la propia naturaleza, por las propias estructuras.

Este hecho tiene lugar precisamente con el momento de la aparición de la persona como ser
racional, histórico y social. Por tanto, todos los seres humanos dotados de naturaleza racional
(esté o no en ejercicio) son susceptibles de moralidad. Este dato se puede comprobar en todas las
sociedades, por primitivas que sea. Todas juzgan las conductas a la luz del bien y del mal. Todas
promueven y se sienten impelidas a realizar el bien.

No tienen, pues, sentido las expresiones de “a-moralidad” o “in-moralidad”. La libertad y la


inteligencia son los requisitos básicos de la acción moral humana. Y éstos los tienen todas las
personas normales. Sólo los animales o las personas completamente “idiotas” pueden ser a-
morales o in-morales. Ellos no pueden obrar moralmente porque no son conscientes y no son
libres.

Materia de la ética y de la moral

Trata el acto humano, la acción humana.

Algunos pensadores distinguen entre:


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Actos de la persona o acciones que ella realiza de modo necesario, porque son propias e
inherentes a su naturaleza: respirar, comer, dormir…, y

Actos humanos, que son los realizados por la persona cuando pone en acción su libertad y su
voluntad, siendo consciente de la bondad o maldad que hace.

En síntesis, todos y cada uno de los actos humanos de la persona son susceptibles de un precio
ético en cuanto que nos afectan a nosotros mismos y afectan a otras personas.

En realidad, la persona, considerada sólo como persona, no es ni buena ni mala moralmente, sino
un ser abierto a ambos modos de ser. Lo bueno o lo malo moral lo son únicamente por su ser
inteligente y libre. El acto moral es el acto libre por excelencia, la elección consciente en la que la
persona se compromete verdaderamente.

El acto humano, hecho a conciencia y con libertad es el objeto de estudio de la ética. Si la ciencia
y la filosofía responden a la pregunta por qué, buscando el valor de la verdad,¸ si la tecnología
responde al cómo, buscando el valor de la utilidad, la ética responde al para qué, buscando el
deber ser, el valor moral.

¿Tienen el mismo rango la ética y el resto de las ciencias? No. Las ciencias estudian aspectos
parciales del ser humano. La ética afecta a la entraña misma de la persona. No es un lujo ni nos
viene impuesta desde fuera. Es una necesidad intrínseca de la persona y de las organizaciones si
se quiere que éstas no se resquebrajen. En consecuencia, la ética debe preceder e iluminar a las
demás ciencias. Debe proveerles el mínimo de valores, normas y actitudes básicas de conducta
para su desenvolvimiento.

¿Es igual hablar de acto moral que de acto ético? Diferencia entre ética
y moral

Ético deriva de eticós en griego, término que pasó como ethicus al latín. Es el juicio perteneciente
o relativo a las obligaciones generales del hombre. Estudia el obrar de la persona, sus costumbres
y hábitos, la acción específicamente humana y libre a la luz de lo que debe o no hacer, pero de
forma teórica y especulativa. Lo hace a la luz de los primeros principios y normas orientadoras del
comportamiento humano que tienen carácter de obligatoriedad e imperatividad. En resumen,
aborda cuestiones generales y reflexiones teóricas. Por eso es atemporal y universal: válida en
todas las culturas, geografías y épocas.

Moral viene de mos-ris en latín: costumbre. La moral es el juicio sobre la bondad o malicia de un
acto concreto. Se vuelca sobre los aspectos concretos y prácticos del comportamiento humano.
Por eso es histórica y concreta. Por eso, las respuestas morales dadas en un caso concreto no
siempre en otros.

La ética es el marco general, el estudio de los temas tratados de manera teórica y abstracta. La
moral es la aplicación a la vida real, en cada caso particular.

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Generalmente no hay duda ni confusión en la ética, porque resulta evidente. Si aparecen, por el
contrario, en las situaciones concretas, en los detalles que son la materia de la moral. Por eso,
generalmente la gente no tiene problemas éticos: todo el mundo está de acuerdo en los principios.
En cambio sí tiene discrepancias y dudas morales. Por eso se dice que esta persona es in moral,
a-moral o moral, pero no anti-ética o a-ética.

Está clara pues, la diferencia: mientras la ética te da el marco teórico general, la moral se encarga
de juzgar los hechos concretos en las situaciones específicas. Pero también está clara la
complementariedad: ¿se puede hacer moral sin ética, sin sus principios y marco teórico? ¿Sirve de
algo la ética sin aplicarla en la moral? Ambas se necesitan y ambas se completan.

Fin de la moral, de la ética

El objetivo de la ética es el orientar a la persona, su libre actuar en cuanto persona hacia el bien,
hacia el valor, hacia su perfección, para que llegue a ser todo lo que está llamada a ser.

Las exigencias éticas tienen un sentido: procurar el desarrollo del ser de la persona a través de los
valores éticos y morales; perfeccionar al hombre en lo más profundo de su ser, perfeccionando su
capacidad de autogobierno y el uso de su libertad.

La ética y la moral son nuestros maestros para la autorrealización. Los valores éticos (bondad,
comprensión, justicia, integridad…), contribuyen, por una parte al automejoramiento personal, y,
por otra, al bienestar general de los demás. En la medida que seamos más éticos,
comprenderemos y actuaremos con base en la justicia, el respeto y el bien común; seremos más
respetuosos y tolerantes con los demás.

La vida ética y moral tiene como objetivo la construcción de la persona; es decir, su liberación
progresiva de condicionamientos como los instintos, pasiones, reclamos externos o internos
(libertad-de; libertad negativa), y la autorrealización de sí mismo en conformidad con el proyecto de
la misión personal (libertad-para, libertad positiva).

Presupuestos del acto ético y moral

En síntesis, son cuatro los requisitos básicos que se reclaman mutuamente para que una acción
humana sea ética: la inteligencia, la advertencia, el consentimiento y la libertad personal.
Conocimiento de los valores y principios, de las obligaciones y de las leyes; la advertencia de que
se deben aplicar aquí y ahora; el consentimiento para hacerlo, y la libertad para hacerlo junto con
la responsabilidad para dar cuenta de lo hecho ante mí mismo y la sociedad. Si estos
presupuestos no hay ética.

La libertad es el otro requisito básico de la acción moral humana. Hablar de moral es hablar
necesariamente de la acción en libertad. Sólo si la persona es libre, es también moralmente
responsable de sus actos. Sólo se puede hablar, por tanto, de “acción moral” cuando el hombre

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tiene experiencia de su propia capacidad de decidir el significado de su conducta, de su
autorrealizarse, de su irse haciendo autónomamente a sí mismo en la vida: cuando es libre.

El criterio o parámetro de los juicios éticos y morales es hacer el bien y evitar el mal.

¿De dónde surgen la ética y la moral?

De la misma naturaleza del hombre, de su naturaleza le dicta lo que puede o no puede hacer; lo
que le conviene o no le conviene. El ser de la persona, su naturaleza, su esencia metafísica es lo
que funda la ética. Sólo del ser del hombre se infiere la ética. Sólo en el ser del hombre se funda la
moral. Sólo en su estructura radica el por qué el ser humano está obligado a guardar consigo
mismo, y con los demás (con la naturaleza y, en caso, con Dios) un comportamiento calificado de
bueno o de justo.

Debemos partir de un mínimo concepto de lo que es la naturaleza humana (antropología),


cualquier ética está viciada de raíz. Y simplemente se parte de la persona entendida como “ser
capaz de argumentación”, quedan excluidos los niños, los tontos, los locos, los enfermos en coma,
los débiles mentales…

La fuente y el origen de la ética no es la sociedad, la educación, la tradición, la familia o la


religión… Es el mismo diseño y estructura de la persona.

Estamos diseñados para el bien, nuestra naturaleza espera que hagamos el bien. Y éste es un
principio universal independientemente de nuestro cumplimiento y lealtad a él. Abraham H.
Maslow sostiene que el hombre es innata y esencialmente bueno, y que la maldad de su conducta
es producto más bien de un mal ambiente externo que de una corrupción interna. ¿Y quién crea el
mal ambiente? La libertad humana.

Ética y religión

¿Es necesario ser religioso para ser ético? No. El origen de la ética, de la moral, se puede poner
en un primer acercamiento en el ser del hombre, en su naturaleza, pero puesto que éste no se
explica completamente a sí mismo, entonces la explicación última habrá que buscarla en otro sitio:
en el Ser, en la Inteligencia absoluta.

Hay un Ser en el que la Verdad absoluta, el Ser absoluto, su Inteligencia y su Voluntad absolutas
se identifican: Dios. Él basa, pues, el ser de la persona humana, su valor, dignidad y, por tanto, la
ley y la obligación ética de obrar de acuerdo con el ser de la persona.

Existen muchos aspectos que tratar en este campo de la ética y de la moral que ya vistes en el
curso de Introducción a la Moral el año pasado, te pido le des un repaso.

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8
DESARROLLO Y FORMACIÓN RELIGIOSA
Una visión completa e íntegra de la persona no puede prescindir de la dimensión religiosa.

“Religión” en sentido etimológico es “vínculo, relación de dependencia con algo, con alguien que
nos trasciende y nos supera”, y que se realiza a través de la conducta y valores de la vida diaria.
“Religioso” en sentido etimológico significa vinculado, encadenado, dependiente, atado. En este
sentido, todos somos “religiosos”, pues todos “dependemos” de algo o alguien que nos trasciende
y nos domina, controla nuestra entrada en escena y decide nuestra salida, independientemente y
por encima de nuestra voluntad.

La dimensión religiosa supone tener bien integradas las otras dimensiones de la persona. No se
llega satisfactoriamente a ella si se tiene amputada o desequilibrada alguna de ellas o se anda en
guerra civil con los demás. Supone un equilibrio y armonía consigo mismo y con los demás.

Para llegar a la madurez religiosa hay que conocerse, amarse y ser uno mismo; hay que saber
amar desinteresadamente al otro y a la totalidad de las personas, y ser humilde y capaz de adorar;
esto es, de centrarme en Otro que es mayor que yo, que me trasciende y sobrepasa.

La dimensión religiosa-dependiente supone también la experiencia de la propia finitud, física y


moral, que se traduce en todo tipo de limitaciones y en el pecado. Esta conciencia conduce a la
necesidad íntima de un redentor.

Para entender bien este nivel, se necesita ejercitar la fe religiosa. Es un asentimiento de la


inteligencia ante lo que se me dice o propone, no por su evidencia intrínseca y lógica, sino por la
autoridad de quien me lo dice, que no puede engañarse ni engañarme.

Para que la dimensión religiosa tenga sentido y se convierta en la búsqueda y en el encuentro


correcto del Ser trascendente, se tiene que asentar en estos cuatro pilares: la Fe, la Ascética (la
vivencia religiosa), la Mística (búsqueda de la relación personal con la divinidad) y la Moral.

Cuando las creencias religiosas van por un camino y las prácticas cotidianas por otro, se cae en la
inmoralidad, incoherencia e hipocresía. A lo máximo, se llega al legalismo, rigorismo, normatividad
exterior o fariseísmo hipócrita.

Cuando la religión queda vacía de doctrina, de tradición y de mística, de disciplina y moral, de


sacrificio y de dolor, todo lo que queda es un agradable sentimiento. No existe Belén sin Calvario.

Es fácil creer en una religión cuando se es humilde y congruente. Es muy difícil llegar ahí cuando
se vive absorto por los resultados materiales o se es presa del ateísmo soberbio y arrogante. Pero
curiosamente, la gente que no cree en nada, generalmente cree en todo. Y quienes no creen en lo
correcto, se hincan ante lo incorrecto. Son los que más consultan las cartas de la suerte o rigen su
vida por el horóscopo y la bola de cristal.

Todas las grandes religiones del mundo, las verdaderas religiones, no ideologías ni sectarismos,
constituyen una de las tradiciones de sabiduría más importantes de la humanidad. Con esto no
queremos decir que todas tengan el mismo valor o que recomendemos un eclecticismo religioso,
sino que debemos aprender a valorarlas y a vivir con tolerancia, además de con coherencia.

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¡Cómo cambian la vida y los resultados de un líder que tiene sentido de religiosidad y
trascendencia! Por el contrario, ¡cómo se envenena y degrada la vida de un dirigente cuando
pierde de vista su sentido de criatura y que debe entregar cuentas de su gestión!

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DESARROLLO Y FORMACIÓN HISTÓRICO-TRASCENDENTE

Tu dimensión histórica es el resultado de lo que recibiste al comenzar a existir –herencia genética,


cultura de la época…- y de lo que has forjado durante tu existencia. Está también estrechamente
relacionada con el influjo de todo lo que ha ido afectando al núcleo más profundo de tu yo
(recuerdos, venganzas, complejos, fracasos, éxitos, amores, realizaciones, traumas,
resentimientos, falta de perdón…). Cargas un pesado fardo de historia.

De aquí la importancia de la higiene mental y de la cicatrización de los recuerdos, de las heridas


emocionales, de los complejos, debilidades, rechazos, violencias y fracasos. De aquí la
importancia del perdón de ti mismo y del perdón a los demás. En efecto, los recuerdos
traumáticos, los fracasos no asimilados se convierten en granadas de fragmentación que estallan
al menor estímulo. Y la mayoría de las veces lo hacen en forma agresiva, incontrolable o
explosiva.

Como líder tienes que aprender a curarte las cicatrices emocionales y personales más profundas:
pueden condicionar de por vida tu historia. Tienes que ser también un buen terapeuta y cirujano de
las cicatrices de tus seguidores: estás haciendo historia constructiva o destructiva de tu vida.

Madurar en la dimensión histórica significa integrar y encontrar sentido a lo ya vivido, a lo que traes
dentro, a lo que ya pasó, a la acumulación de experiencias, a la herencia recibida, a todo lo que
eres.

La dimensión histórica está relacionada también con la capacidad de adaptación a la época y


acontecimientos históricos, así como a la cultura que te ha tocado vivir.

De tu condición histórica se derivan muchas consecuencias. La primera, es el hecho de ser


limitado, finito, imperfecto. De ella surgen tus errores y equivocaciones: “errare humanun est”: errar
es de humanos. Por eso es también de humanos cambiar de parecer. Las limitaciones también
son parte de tu condición.

La segunda es tu responsabilidad histórica. La vida humana es una tarea, un proyecto, que se va


realizando en medio de diferentes circunstancias y que sólo termina con la muerte. Puedes
convertirte en tu primer creador o en tu primer destructor. Todo depende del proyecto que te hayas
formulado. Puedes convertirte también en un líder constructivo o destructivo de la historia.

El líder que no tiene conciencia histórica difícilmente podrá llegar a desarrollar un liderazgo
trascendente.

Eres histórico, pero también trascendente

La persona es trascendente ya en este mundo. Perdura en el tiempo a través de sus obras y del
recuerdo en los demás. Trasciende el espacio y el tiempo a través de su pensamiento, memoria e
imaginación. En efecto, el pensamiento puede actuar con independencia de la realidad.

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MADUREZ Y FORMACIÓN INTEGRAL DEL LÍDER

La madurez humana no se cifra sólo en carreras y maestrías tituladas, experiencias múltiples,


conocimientos profundos, seminarios cursados, libros leídos…, sino en la formación equilibrada de
las siete dimensiones de la persona (física, psíquico-emocional, social, intelectual, volitiva, ética y
espiritual) y toda una filosofía de la vida que se caracteriza por armonizar el ser con el hacer y el
tener, los conocimientos con las actitudes y conductas.

Madurez psíquica
El líder es una persona madura psíquica y emocionalmente porque sabe mantener el equilibrio
emocional frente a los estímulos del ambiente, y demuestra un dominio prudente y cotidiano sobre
las emociones, reflejos, pasiones, afectividad, sentimientos, humor, instintos, imaginación,
memoria, carácter, temperamento, inconsciente…

Tiene la capacidad de dominar sus impulsos y tensiones. Sabe superar las propias frustraciones y
sacar estímulos de los fracasos. Calibra justamente las fallas, sin falsas disculpas y sin llegar a
exageraciones, neurosis y complejos de culpabilidad. Es capaz de establecer relaciones afectivas
equilibradas y sanas con el otro sexo y de mantener un trato social equilibrado con los demás,
dominando el retraimiento, la desconfianza o la cautela exagerada.

Madurez emocional es la habilidad de controlar la ira y resolver las discrepancias, sin violencia o
destrucción. Madurez psíquica es la capacidad de encarar disgustos y frustraciones,
incomodidades y derrotas sin quejas ni abatimiento.

Madurez intelectual
Consiste en la madurez de juicio y en la capacidad para juzgar con objetividad las personas y los
acontecimientos.

Consiste más bien en la capacidad de pensar, reflexionar, razonar, de ser objetivo, de descubrir la
verdad frente a la mentira, de percibir la justicia frente a la injusticia, el bien frente al mal, lo
correcto frente a lo incorrecto de nuestro comportamiento y del de los demás. Supone tener
establecida y ordenada una escala de valores. La madurez intelectual no puede separarse
totalmente del desarrollo emocional, intelectual y moral.

Manifestación de esta madurez es tener criterios prácticos sobre la vida y ser realista con un
sentido exacto de las cosas. Saber discernir lo bueno de lo malo; lo agradable de lo conveniente;
el amor-mero sexo, instintivo, del amor perfecto, capaz de entregarse y servir. La capacidad de
comprensión sobre las personas y de reflexión y observación para emitir juicios prácticos sobre las
situaciones y acontecimientos. Poseer una buena dosis de sentido común, de prudencia, sabiendo
adaptarse a la realidad, para llevar la teoría a la práctica.

Madurez volitiva
Maduro se llama al líder que tiene un gran ideal y responsabilidad, sabiendo integrar los instintos y
las ideas con las realidades. Una vez que ha hecho una opción, vive en plenitud el estado de vida
elegido, renunciando a las opciones incompatibles con él.

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Madurez volitiva significa hábitos, virtudes, paciencia. Es la voluntad de posponer el placer
inmediato a favor de un beneficio de largo plazo: la conquista del propio ideal o visión.

Madurez es perseverancia, es la habilidad de sacar adelante un proyecto o una situación a pesar


de fuerte oposición y retrocesos decepcionantes.

Madurez ética y moral


Madurez ética significa saber distinguir entre el bien y el mal, y saber por qué y para qué conviene
optar siempre por el primero. Significa tener bien educada la conciencia para preferir los valores a
los antivalores y descubrirlos en los casos concretos y difíciles. La integridad ética es una de las
características más notables de la madurez. Ser íntegro supone la integración de las convicciones,
normas y creencias con los valores y conductas. Implica vivir en la verdad, fidelidad, justicia y
equidad, respeto, lealtad, fidelidad a los valores, rectitud y sinceridad… Estos principios se
convierten en valores prioritarios que guían sus acciones y vida entera, en vez de hacerlo por el
prestigio, dinero, poder… Resulta imposible ser un buen líder sin normas, valores o principios
éticos.

Madurez social y profesional


Madurez social y profesional implica tener la capacidad de usar el poder y la autoridad para servir
a los demás; buscar siempre en el mayor bien para todos mediante la formación.

Significa mantener relaciones armoniosas, exitosas y constructivas con los demás; propiciar una
excelente comunicación; dejar de ser dependiente e independiente, para ser interdependiente.

Comprende que el establecer buenas relaciones con los demás supone dar y recibir, consideración
y respeto. No espera recompensas no consideración alguna de los demás. Gusta de estar
acompañado, pero también es capaz de gozar de la soledad.

Respeta a los demás y a sí mismo. Es tolerante, pero hace valer sus derechos. Es asertivo.
Expresa sus sentimientos en forma constructiva, pero es sensible a los sentimientos de los demás.
Se alegra del logro y con el éxito de los demás. Tiene sentido del humor consigo mismo y con los
que le rodean.

El líder maduro se consagra a su misión hasta que la completa. Conoce sus objetivos y trabaja por
ellos de modo autónomo.

El líder maduro social y profesionalmente tiene la capacidad de tomar una decisión y sostenerla.
La planea y ejecuta, resolviendo todos los problemas y conflictos que se pongan enfrente.

Madurez profesional es el arte de cambiar lo que se puede y debe cambiar y de vivir en paz en lo
que no se puede cambiar. El líder maduro social y profesionalmente es flexible y tiene capacidad
suficiente para mostrar paciencia y amoldarse a las circunstancias.

Madurez religiosa
La madurez religiosa es aquella que, consciente de su finitud física y moral y moral, permite una
opción trascendente. Es decir, da entrada a la búsqueda y encuentro con un Ser superior que lo
trasciende y supera, que lo ama y protege. Se relaciona con Él mediante una fe instruida, una
oración humilde y agradecida, sobre rodo de adoración, una ascética esforzada y un compromiso

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moral. Mientras “orar” no signifique más que pedir se tiene sólo una oración infantil. El compromiso
para trabajar por los derechos de Dios es el distintivo de la madurez religiosa, alegre y segura.
Madurez significa estar dispuesto a ser siempre mejor, a levantarse siempre que se cae, a
recomponer el alma cada vez que se rompe en añicos, a actuar en cada momento de la vida
buscando la realización completa de nuestro ser, a actuar con responsabilidad frente a todos los
compromisos y a vivir realizando la propia misión. El líder maduro tiene dominio y equilibrio sobre
cada dimensión de su vida. Por eso es genuinamente feliz.

La madurez no se consigue en tiempos récord ni puede “cocerse” en hornos microondas. Las


personas maduran por partes o facetas, en mayor o menor tiempo, según las capacidades y
circunstancias de cada uno, y no armónicamente como la fruta. A veces avanzamos o
retrocedemos en nuestro proceso de maduración. Y el descuido en un área afecta negativamente
a las restantes. Pero todas hay que desarrollarlas con equilibrio, con tiempo y persistencia.

Lo que sí está claro es que al líder se le exige ser maduro. Esto es, que sea íntegro, integrado e
integral, con una educación total. Que se mueva por una visión trascendente y no sólo material,
basada en principios sólidos, y que éstos sean los que dirijan su vida y rijan las relaciones con los
demás. Se le exige que sea congruente: que lo que piense esté en relación directa con lo que hace
y viceversa.

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CONCLUSIÓN
La tarea de ser un buen líder implica todo un proceso y cuando se trata de líderes cristianos es
todavía más exigente porque implica vivir al etilo de Jesucristo Nuestro Señor. En este pequeño
curso hemos abordado el perfil humano del líder como ya te habrás dado cuenta, ya que debemos
poner los cimientos humanos.

El líder cristiano debe tener como modelo único al Buen Pastor, esperamos que en un segundo
curso podamos abordar más con detenimiento estos aspectos tan esenciales en nuestro
ministerio.

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BIBLIOGRAFÍA QUE SE SUGIERE

Sánchez Fuentes Francisco, Desarrollo y formación de líderes, Perfil humano del líder,
contenidos de formación integral, editorial el Arca 2003. México, D.F. (Texto base)

Botero Giraldo Silvio, cómo formar líderes, ediciones san Pablo

Castañeda Luis, Un plan de formación en liderazgo para jóvenes, Ediciones Poder

D´Souza, Descubre tu liderazgo, Estrategias para un liderazgo efectivo 1, 2 y 3, ediciones


Paulinas.

Prado Flores José H, Formación de Líderes, ediciones Rabbuní

R. Covey Stephen, los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, editorial Paidós 2000

Taffinder Paul, el curso rápido de liderazgo, Panorama

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