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Todos creemos saber lo que es el amor, pero encontramos dificultades para decir lo
que es y, mucho más si hemos de hacerlo con pocas palabras. Si esto resulta de por sí
del “amor conyugal”. Sin querer sentar cátedra en esta cuestión y desde lo que nos
“El Señor se ha dignado sanar este amor, perfeccionarlo y elevarlo con el don
por sentimientos y actos de ternura, e impregna toda su vida; más aún, por su
misma generosa actividad crece y se perfecciona. Supera, por tanto, con mucho
la inclinación puramente erótica, que, por ser cultivo del egoísmo, se desvanece
superando sin trauma las pruebas, crisis y contrariedades que seguro surgirán
en la convivencia diaria.
encantado por otro ser, lo que nos produce una ilusión íntegra, y el sentirse
mantenerse en el tiempo por mucho que se desee, pues hay que considerar
propio arrebato amoroso. Para superar con éxito esta etapa y fortalecer ese
realidad.
matrimonio. Por ello los actos con los que los esposos se unen íntima y
plantea entonces como la prueba eficaz de ese amor, y como toda prueba,
profundos que los que otorgan las alegrías. Sin esta comunidad de
sentimientos, difícil será superar esa primera fase del amor, y acometer la
para habilitar el tránsito a un futuro “amor conyugal” que nos debe de conducir,
recibimos y que no es otra que el amor de Dios. El reflejo divino de ese amor es
acto humano por el cual los esposos se dan y se reciben mutuamente, nace,
aun ante la sociedad, una institución confirmada por la ley divina. Este vínculo
conyugal y familiar. Esta es la mejor receta que se puede ofrecer para el buen
fin del matrimonio, no hay más fórmula para mantener el “amor conyugal” que
el esfuerzo y la voluntad para superar las dificultades que seguro van a surgir
en el devenir cotidiano del matrimonio. Aun así, no está de más una reflexión
pasión del principio de una relación deben mantenerse siempre y que, en caso
está acabado y que, en tal caso, ya no tiene sentido seguir juntos y, por tanto,
voluntad.
“El Señor se ha dignado sanar este amor, perfeccionarlo y elevarlo con el don
por sentimientos y actos de ternura, e impregna toda su vida; más aún, por su
misma generosa actividad crece y se perfecciona. Supera, por tanto, con mucho
la inclinación puramente erótica, que, por ser cultivo del egoísmo, se desvanece
amor, amor verdadero y entregado, aquél que exige renuncia y esfuerzo, que lo
da todo por el otro y que no busca la propia felicidad si no la del otro. Cuando
sobre el significado de esa unión y los compromisos que eso conlleva. Hay que
con esa pareja un proyecto de vida en común o si, por el contrario, existen
fracaso matrimonial.
perfeccionarse en todo aquello que sea posible. Para ello, deben contar siempre
con el apoyo mutuo y el buen consejo del otro, tratando de entender qué es lo
otro, aceptar aquellos defectos que no puede superar y no esperar por encima
compenetración.
que se ciñen como con su corona propia. De esta manera, el marido y la mujer,
que por el pacto conyugal ya no son dos, sino una sola carne (Mt 19,6), con la
plenamente. Esta íntima unión, como mutua entrega de dos personas, lo mismo
que el bien de los hijos, exigen plena fidelidad conyugal y urgen su indisoluble
muchas más ideas y reflexiones sobre el tema, pero, en definitiva, hay algo que
Sacramento de Cristo, “quien permanece con ellos para que los esposos, con