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Adyashanti
Adyashanti en 2013
Contenido
[hide]
1vida
2puerta abierta Sangha
3estudiantes invitados a enseñar
4Bibliografía
5referencias
6Lectura adicional
7Enlaces externos
Vida [ editar ]
En sus 20 años, Gray estudió budismo zen bajo la guía de su maestro Zen Arvis Joen Justi
durante catorce años. [1] Justi era un estudiante de Taizan Maezumi Roshi del Centro Zen
de Los Ángeles . Grey fue enviado regularmente por Arvis a retiros de sesshin Zen, donde
también estudió con Jakusho Kwong Roshi del Sonoma Mountain Zen Center . A los 25
años comenzó a experimentar una serie de despertares espirituales
transformadores. Mientras estaba sentado solo en su cojín, Gray tuvo un kensho clásico, o
experiencia de despertar, en el que "penetró en el vacío de todas las cosas y se dio cuenta
de que el Buda que había estado persiguiendo era lo que yo era". [2] Además de sus horas-
largas meditaciones y oraciones, también estudió libros sobre místicos cristianos y los
Evangelios. [3]
Durante los siguientes años, continuó su práctica de meditación mientras trabajaba en la
tienda de máquinas de su padre. Además de sentarse, pasó muchas horas en cafeterías
escribiendo respuestas a preguntas que espontáneamente le llegaron. Finalmente, a los
31, Gray tuvo una experiencia de despertar que puso a descansar todas sus preguntas y
dudas. En 1996, fue invitado a enseñar por Arvis Joen Justi. [1] Primero comenzó a dar
charlas en pequeñas reuniones, en una habitación encima del garaje de su tía, que creció
durante años y cambió su nombre a "Adyashanti", un término sánscrito para "paz
primordial". Las conversaciones de Adyashanti se centran en despertar y encarnar el
despertar.Él minimiza la afiliación con Zen. "La Verdad que señalo no está confinada
dentro de ningún punto de vista religioso, sistema de creencias o doctrina, sino que está
abierta a todos y se encuentra dentro de todo". [ Cita requerida ] Es autor de libros, como El
Impacto del Despertar , Vacío Dancing , My Secret is Silence , True Meditation y The End
of Your World , además de producir grabaciones de audio y video. [2] [4]
En abril de 2014, apareció en una entrevista con Oprah Winfrey en un episodio de Super
Soul Sunday . [3] [5]
En la actualidad, vive en el área de la bahía, con su esposa Mukti. [2]
Bibliografía [ editar ]
Adyashanti (2002). El impacto del despertar: fragmentos de las enseñanzas de
Adyashanti . Open Gate Publishing. ISBN 978-0-9717036-0-5 .
Adyashanti (2003). Mi secreto es silencio: poesía y refranes de Adyashanti . Abra
Gates Publishing. ISBN 978-0-9717036-1-2 .
Adyashanti (2009). Vacío bailando Suena cierto . ISBN 978-1591794592 .
Adyashanti (2009). El fin de tu mundo: charla directa sin censura sobre la naturaleza
de la iluminación . Suena cierto. ISBN 978-1-59179-963-4 .
Adyashanti (2010). Meditación verdadera: descubre la libertad de la conciencia
pura . Suena cierto. ISBN 978-1591794677 .
Adyashanti (2011). Cayendo en gracia: ideas sobre el final del sufrimiento . Suena
cierto. ISBN 978-1-60407-087-3 .
Adyashanti (2012). El camino de la liberación Open Gate Sangha. ISBN 978-1-
937195-17-5 .
Adyashanti (2014). Resucitar a Jesús: personificando el espíritu de un místico
revolucionario . Suena cierto. ISBN 978-1-62203-094-1 .
Referencias [ editar ]
1. ^ Jump up to:a b Filaber, David (mayo de 2013). Transforma tu vida con la meditación: las
vidas y los legados de los mejores maestros de
meditación . AuthorHouse. pag. 50. ISBN 978-1-4817-8789-5 .
2. ^ Jump up to:a b c Luc Saunders; Sy Safransky (diciembre de 2007). "¿Quién oye este
sonido?" . El sol Consultado el 8 de mayo de 2013 .
3. ^ Jump up to:a b Capretto, Lisa. "Autor espiritual Adyashanti comparte su visión de Jesús, el
hombre" . Huffington Post . Consultado el 2014-04-21 .
4. Jump up^ "Adyashanti" . Instituto Omega . Consultado el 8 de mayo de 2013 .
5. Jump up^ "Primer vistazo: Oprah y autor Adyashanti" . Oprah. Abril de 2014 . Consultado
el 2014-04-21 .
6. Jump up^ Claire Hoffman (21 de abril de 2008). "Sobre la fe: una semana de
silencio" . Washington Post . Consultado el 8 de mayo de 2013 .
7. Jump up^ Open Gate Sangha - Recursos adyashanti.org. Recuperado el 4 de octubre de
2012.
Adyashanti
Adyashanti (cuyo nombre significa "paz primordial"), nació en 1962 como
Steven Gray, estudió Zen durante 14 años bajo la guía de su maestra Zen, Arvis
Joen Justi. Justi era un estudiante de Taizan Maezumi Roshi del Centro Zen de
Los Angeles. Arvis enviaba regulamente a Gray (Adyashanti) a hacer sesshins
(periodos intensivos de meditación zazen) en el Centro Zen de San Francisco,
donde también estudiaba Zen bajo la dirección de Jakusho Kwong Roshi. A la
edad de 25 años comenzó a experimentar una serie de transformaciones de
despertares espirituales.
Adya empezó a enseñar en 1996 respondiendo a la petición de la maestra zen
con la que llevaba estudiando catorce años. Su estilo de enseñanza (también
conocido como satsang) es directa, espontánea y no-dual que ha sido comparada
con la de los antiguos maestros Zen y sabios advaita (no-dualidad) de la India,
sintiéndose afín a Nisargadatta Maharaj. Sus retiros son una mezcla de
meditación silenciosa, enseñanzas del drama y conversaciones con sus
estudiantes, y se centran en la disolución y reconstrucción de la identidad
personal. En todo este tiempo muchos buscadores espirituales han despertado a
su verdadera naturaleza en compañía de Adyashanti.
Sus enseñanzas son una invitación abierta para detenerse, investigar y reconocer
lo que es verdadero y liberador en el centro de toda la existencia.
"Si filtras mis palabras a través de cualquier tradición o "ismo", te
perderás lo que digo. La verdad liberadora no es estática; está viva. No
puede ser conceptualizada y comprendida por la mente. La verdad está
más allá de todas las formas de fundamentalismo conceptual. Lo que
eres es el más allá, despierto y presente, ya aquí y ahora. Simplemente
te ayudo a darte cuenta de ello."
"El propósito de mi enseñanza es la iluminación, despertar de la ilusión
del estado de separación para alcanzar la realidad del Uno. En pocas
palabras, lo que pretendo es que comprendas lo que eres. Es posible
que también descubras otros elementos en esta enseñanza, los cuales
surgen simplemente como respuesta a las necesidades concretas de los
demás en un determinado momentos; pero, básicamente, lo único que
me interesa es que te despiertes."
Adyashanti
Adyashanti nació en 1962 en Cupertino, California, una pequeña ciudad de la
bahía de San Francisco, y le llamaron Stephen Gray. Por los relatos que ha
compartido está claro que disfrutó de una infancia feliz, y de una alegre familia
numerosa compuesta por dos hermanas, cuatro abuelos y otros cuantos parientes
más. A uno de sus abuelos le encantaba realizar danzas ceremoniales nativo-
americanas cuando Adyashanti le visitaba con sus primos. En la adolescencia y
los primeros años de su juventud Adyashanti competía en carreras ciclistas, pero
a la edad de diecinueve años se topó con la palabra iluminación en un libro y le
invadió un ferviente anhelo por conocer la Verdad suprema. Comenzó a
formarse bajo la tutela de dos maestros: Arvis Justi, discípula de Taizan
Maezumi Roshi, y Jakusho Kwong Roshi, discípulo de Suzuki Roshi.
Un maestro extraordinario
El estilo de enseñanza de Adya (estilo también conocido como satsang) ha sido
comparado al de algunos maestros chinos del primer Chan (zen) y al de los
maestros indios del Vedanta Advaita (no-dualidad). Él se siente muy afín al
último sabio del Advaita, Nisargadatta Maharaj, así como a otros maestros
iluminados de tradiciones orientales y occidentales. Aunque sus retiros son una
mezcla de meditación silenciosa, enseñanzas del dharma y conversaciones con
sus estudiantes, no se centra en el desarrollo de prácticas espirituales para llegar
a despertar, sino en la disolución y deconstrucción de la identidad personal.
Adya ejemplifica las infinitas posibilidades de una vida espiritual realizada, así
como la sencillez de lo ordinario. A mi parecer, él vive en la plenitud del vacío
y la libertad, demostrando la relación dinámica que existe entre la fuente y la
espontaneidad, entre el corazón y el humor, apreciando los aspectos formales y
no formales de la existencia.
Estas charlas tratan los principales problemas que afrontan los estudiantes que
empiezan a investigar, con la ayuda de un maestro iluminado, la naturaleza del
despertar, de la liberación y de la encarnación, y por esta razón fueron
seleccionadas entre el total. También describen algunas de las experiencias
personales del despertar de Adya e ilustran el mundo de experiencia que queda
abierto ante el iluminado, compuesto por cualidades como la inocencia, la
apertura, el amor, la impermanencia, la armonía, la paz, la profundidad y la
libertad. Sus palabras, que son una deliciosa reflexión de la verdad que surge del
profundo silencio interior, resuenan en nuestro corazón porque expresan lo que
en verdad somos. Son verdad dirigiéndose a la verdad, la fuente
autorrevelándose el misterio.
Por más que lo intentemos, nadie sabe influir en los acontecimientos. Esto nos
genera sufrimiento y sorpresa en la vida cotidiana, pero se transforma en gracia
en la vida espiritual. Cuando somos capaces de descansar en el no saber, que es
la verdad profunda de nuestro ser en cada momento, permitimos que lo
espontáneo salga a la luz para despertarnos. Una y otra vez, Adya les pide a sus
estudiantes que no se enganchen a ningún concepto, que no crean nada de lo que
les diga y que no se aferren a ninguna experiencia.
Este libro existe gracias a la dedicación de todos los que llevaron a cabo este
trabajo...
Bonnie Greenwell,
editora
La entrevista que sigue fue realizada después de mi primer retiro de cinco días con
Adyashanti, durante el cual descubrí este radical método de meditar.
Tami Simon: Aunque tú enseñes según tu propio método, basado en tus
descubrimientos sobre la Meditación Auténtica y en tus experimentos de
escritura, ¿te sientes parte de algún linaje? ¿Tienes la sensación de haber
heredado el linaje de tu maestra?
Adya: En realidad, sí, mucho. Ella ocupa un lugar muy profundo en mi corazón
y, en gran medida, me siento parte de su linaje.
Mi maestra solía contar una historia sobre la primera vez que se había sentado a
enseñar. No había aparecido nadie, por supuesto, pero ella se sentó en su cuatro
de estar y siguió sentándose ahí todos los domingos por la mañana. Y alguien
llegó a decirle en una ocasión: "Vaya, debe de haber resultado muy solitario,
habrá sido duro". A lo que ella contestó: "No lo fue. Cada vez que me sentaba
ahí podía sentir y, prácticamente, ver a todos los miembros que habían formado
parte del linaje. Podía sentirlo". Y recuerdo haber experimentado lo mismo
cuando me senté a dar mi primer retiro. Me sentía como si fuese la punta del
iceberg de este linaje tan larguísimo de seres que, respondiendo a su compasión,
hacen lo posible por seguir transmitiendo esto. Yo siento muy de cerca la
transmisión que obtuve de ella, no sólo la transmisión del despertar, sino la
trasmisión de su increíble integridad como ser humano. Es casi como si se me
hubiese metido dentro de una forma energética. Ella poseía una gran integridad
y tenía, también, una enorme gracia. No fingía nunca; no había nada falso en
ella, de ninguna forma. Tardé muchos años en ver que, lentamente, había ido
heredando la comprensión de esa integridad. Yo no tengo tanta gracia como
ella, pero una parte de mi cuerpo se siente prácticamente igual que su integridad,
se siente energéticamente como ella. Eso fue, probablemente, su transmisión
más importante.
TS: ¿Te preocupa que el camino que te condujo donde te encuentras no sea el
camino que enseñas?
Adya: No, no me preocupa en absoluto. El camino que estoy enseñando es en
gran medida el camino que me trajo donde me encuentro. Cuando dirijo un
retiro, siempre pasamos cinco o seis días en meditación silenciosa. Pero yo
descubrí que mi espiritualidad realmente empezaba a despegar cuando no
confiaba exclusivamente en la práctica meditativa. Aunque seguí meditando, en
un determinado momento di un giro fundamental y dejé de confiar
unilateralmente en la práctica. Veía que, en mi caso, la meditación en sí y por sí
misma no funcionaba. No la rechacé totalmente, pero empecé a percibir otro
elemento: la indagación. Empecé a cuestionarme fundamentalmente casi todo.
Empecé a observar las cosas con mucha profundidad, con mucha intensidad.
Después, por supuesto, la parte del despertar es siempre espontánea. No existe
ningún abecé sobre cómo despertar. Pero al mirar atrás vi estas dos cosas:
quietud y silencio, y la habilidad de ser implacablemente honesto conmigo
mismo, la habilidad de no engañarme, de no decirme que sabía algo que no
sabía, de seguir con mi línea de indagación. Al cabo de un tiempo estos dos
enfoques juntos conformaron mi camino espiritual. Y lo que yo enseño es la
combinación de estas dos cosas.
TS: En ese sentido, ¿estás enseñando un camino?
Adya: Por supuesto. Un camino sin camino [risas]. Pero sí, podría decirse que es
un camino. No es un camino del tipo de "uno más dos son tres", ni "limítate a
seguir andando y llegarás a la cima de la montaña". No es un camino en ese
sentido. No es un camino que te dé la sensación de estar progresando. Es una
forma de estar con la experiencia. Es una forma de estar con uno mismo que, en
realidad, deconstruye al yo personal. Aunque no lo sepas, aunque no seas
consciente, el camino te va deconstruyendo. El silencio te deconstruye, pero
esto no es suficiente para casi nadie. Meditar no es suficiente. Contamos con
esta otra parte activa de deconstrucción, que es la pregunta y la indagación
directa.
TS: En tus retiros a menudo propones a la gente la indagación a partir de la
pregunta "¿qué soy yo?" . Nunca había oído esa sugerencia antes. La mayoría de
la gente que enseña indagación propone a los estudiantes la pregunta "¿quién
soy yo?".
Adya: "¿Quién soy yo?" nunca me funcionó a mí. Aunque funcione para
algunas personas, "¿quién soy yo?" implicaba, para mí, una entidad. "¿Qué soy
yo?" me parece una pregunta más abierta.
TS: ¿Y no te preocupa que la gente vaya a tus retiros y no se siente derecha
durante los periodos de meditación silenciosa? Tengo curiosidad al respecto,
pues va en contra de casi toda la formación que he recibido.
Adya: También va en contra de casi toda la formación que yo he recibido.
TS: ¿Entonces por qué no te preocupa? ¿No conviene sentarse para estar abierto
y alerta y para que las vías energéticas del cuerpo puedan fluir libremente?
Adya: En realidad no [risas]. Lo digo porque he visto que mucha gente se ha
despertado sin tener una postura erguida [risas]. Y yo siempre utilizo lo que veo,
mi experiencia directa. ¿Hay que sentarse en la posición de loto para poder
despertar, hay que mantener la columna vertebral erguida? No. La simple
observación, el mero hecho de ver lo que realmente ocurre, en lugar de escuchar
lo que diga cualquier tradición, me ha dejado claro que para despertar no se
necesita nada de eso. ¿Sirve de algo sentarse con la columna derecha?
Evidentemente, sirve para algunas cosas. Puede abrir determinadas vías, como
has mencionado, y hay posturas que, en sí mismas, son más abiertas. Eso es
cierto, por supuesto. Pero mi pasado zen me dio la oportunidad de descubrir que
muchas personas se concentraban tan intensamente en la postura correcta que
aunque se sentaran en una postura muy abierta (postura de loto con las manos en
el mudra correcto), aunque todo estuviera bien externamente, su actitud interna
era muy tensa y estaba muy cerrada. Como hemos visto, lo que importa es la
actitud. Si la actitud y la postura son uno, entonces funciona. Pero cuando
ponemos demasiado énfasis en la postura, aunque ésta sea la correcta, en
muchas ocasiones la actitud no estará abierta. Y la actitud interna es la que
contiene todo el poder. Hay una enseñanza que dice que la postura correcta dará
paso a la actitud correcta, pero no es así. Al menos para mucha gente.
[...]
TS: ¿Qué le dirías a alguien que se siente parcialmente sincero en su búsqueda
de la verdad, pero que a la vez se siente parcialmente insincero?
Adya: Creo que la mayoría se siente así cuando se mete a fondo en la cuestión.
Tienen esa sensación de división. Normalmente les propongo que miren en su
interior y que lleven a cabo una indagación profunda, una indagación abierta en
lo que quieren de verdad. Les pido que no supongan nada de lo que quieren. Y
suelo decirles que no construyan lo que creen que deberían querer ni lo que les
haya dicho ningún maestro sobre lo que deberían querer. Observa realmente lo
que tú quieres de verdad, realmente.
Esta indagación sólo la podrás llevar a cabo si no tienes ningún "debería", si no
tienes ideas preconcebidas sobre lo que deberías querer. Cuando hablo de
integridad me refiero a esto: a la voluntad de averiguarlo realmente por ti
mismo. Y lo que he descubierto es que si alguien observa de verdad y se
involucra en esta investigación, en observar lo que realmente quiere, esta
indagación podrá llevarle a un lugar mucho más unificado. Le llevará allí de un
modo natural. Y para mí esto es mucho mejor que intentar llegar a un lugar
mediante la disciplina, pues la gente ha oído esa clase de enseñanzas (debes
desear el despertar más que ninguna otra cosa), y es cierto, pero hasta que
llegues ahí no puedes fingir tu camino, no puedes hacer como si hubieras
llegado. Y, en realidad, creo que muchas personas lo están haciendo: escuchan
las enseñanzas y después fingen estar en un lugar en el que no están.
[...]
TS: Te he oído decir que no crees que el despertar (definido como un cambio
fundamental de identidad, que se aparta de la personalidad y se sumerge en la
propia conciencia) sea realmente tan raro. Y que, de hecho, creer que el
despertar es raro implica en sí mismo un obstáculo frente al despertar. ¿No crees
que el despertar es poco frecuente?
Adya: No.
TS: ¿Por qué crees que esta idea supone un obstáculo?
Adya: Porque casi todos tenemos la sensación de que no somos los elegidos. En
el fondo, la mayoría nos sentimos bastante ordinarios. Si, de forma consciente o
inconsciente, crees que el despertar es sólo para personas muy extraordinarias,
eso contradice por completo nuestra sensación interna. Esta idea es,
posiblemente, el impedimento más poderoso para poder despertar. Nuestros
ejemplos de despertares así lo ilustran. En las imágenes que tenemos de los
seres despiertos éstos aparecen escondidos detrás de halos, con el pelo largo y
batas flotantes, y si se dedican a algo en la vida, siempre es a enseñar, siempre
tienen discípulos, siempre cuentan con gente a sus pies. Éstas son las imágenes
que tenemos ahí fuera y, sin embargo, no es así. A nuestra mente le cuesta
mucho creer que la iluminación pueda surgir bajo el aspecto de tu abuela o de tu
tendera. El ser iluminado no tiene que parecer nada extraordinario. Algunos
seres iluminados son muy carismáticos. Pero ¿sabes qué? Algunos seres no
iluminados también son muy carismáticos. Pero estas imágenes realmente se
ponen en medio. El despertar no lleva implícito el hecho de volverse
extraordinario. En todo caso, lleva implícito el hecho de volverse ordinario.
Tiene que ver con lo que somos realmente.
TS: Entre otras cosas, creo que la gente piensa que el despertar es poco
frecuente porque lleva veinte o treinta años practicando y no ha llegado a los
grandes descubrimientos que tú describes, así que tienen cierto malhumor o
cinismo al respecto, y eso se une a la idea de que la iluminación debe de ser sólo
para unos pocos. Si no, la gente creería que tienen algo que no les funciona bien,
o que se han equivocado, de un modo o de otro.
Adya: Sí, su mente podría ir hacia ahí.
TS: O tal vez crean que el camino que están siguiendo no funciona.
Adya: ¡Vaya!, ésa es una idea mucho más peligrosa. Evidentemente, creo que
eso es lo que contribuyó a mi propio despertar. Yo no le eché la culpa al
camino, sino a mi relación con el camino. Por eso pretendo que la gente se
libere de su camino, que se relaje, que lo cuestione, que se abra un poco. No
tengas miedo a preguntar. Obsérvate y mira lo que no haya funcionado. Y ten el
coraje de cambiar, de seguir adelante cuando algo no funcione. Observa con
ojos inocentes, con ojos muy abiertos. Esa inocencia siempre está ahí. Es una
especie de milagro.
Hay un poema muy famoso escrito por el tercer patriarca Zen, Seng-ts'an,
llamado Ming Hsin-Hsin, que se traduce como Versos en una Mente de Fe. En
este poema Seng-ts'an escribe estas líneas: "No busques la verdad; solamente
deja de albergar opiniones". Este es un cambio de rumbo en la forma en que la
mayoría de la gente va a tratar de realizar la verdad absoluta. La mayoría de las
personas buscan la verdad, pero Seng-ts'an dice que no busques la verdad. Esto
suena muy extraño. ¿Cómo vas a encontrar la verdad si no la buscas? ¿Cómo
vas a encontrar la felicidad si no la buscas? ¿Cómo vas a encontrar a Dios si no
buscas a Dios? Todo el mundo parece estar buscando algo. En la espiritualidad
la búsqueda es algo muy honrado y respetado, y aquí viene Seng-ts'an diciendo
no buscar.
Seng-ts'an era un viejo maestro zen astuto. Él veía las cosas a través del ojo de
la iluminación y era íntimamente consciente de cómo lo mente condicionada se
engaña a sí misma en búsquedas falsas y callejones sin salida. Él sabía que la
búsqueda de la verdad, o de la realidad, es tan tonto como un perro pensando
que debe perseguir su cola para alcanzar su cola. El perro ya tiene plena
posesión de su cola desde el principio. Además, una vez que el perro agarra la
cola, tendrá que soltarla para que funcione. Así que incluso si fueras a buscar la
verdad a través del entendimiento, tendrás que soltarla en algún momento para
que funcione. Pero aún así, cualquier verdad que se alcanzase a través del
entendimiento no es la verdad real, porque desde el principio esa verdad sería un
objeto y por lo tanto no es real.
Con el fin de buscar, primero debes tener una idea, un ideal, o una imagen, de lo
que estás buscando. Esa idea puede ni siquiera ser muy consciente o muy clara,
pero tiene que estar ahí para que la busques. Al ser una idea no puede ser real.
Es por eso que Seng-ts'an dice "solamente deja de albergar opiniones". Por
opiniones quiere decir ideas, ideales, creencias e imágenes, así como las
opiniones personales. Esto parece fácil, pero rara vez es tan fácil como parece.
Seng-ts'an no está diciendo que nunca debas tener pensamientos en tu cabeza,
está diciendo que no albergues pensamientos en tu cabeza. Albergar implica un
apego emocional y aferrarse a ello. Cuando albergas algo, le das un valor porque
crees que es real o porque define quién te crees que eres. Este albergar
pensamientos y opiniones es lo que hace prosperar al falso yo. Es de lo que el
falso yo está hecho. Cuando te das cuenta de que ninguna de tus ideas acerca de
la verdad son verdaderas, es una conmoción para tu sistema. Es un golpe
inesperado para el buscador y la búsqueda.
Es por eso que a veces pregunto a la gente: "¿Estás preparado para perder tu
mundo?" Ya que el verdadero despertar no cabe en el mundo que te imaginas o
el yo que te imaginas que eres. La realidad no es algo que integras en tu visión
personal de las cosas. La realidad es la vida sin tus historias, ideas y creencias
distorsionadas. Es unidad perfecta, libre de todos los puntos de referencia, sin
ningún lugar para estar y nada a que agarrarse. Nunca ha sido hablada, nunca ha
sido escrita, nunca ha sido imaginada. No está oculta, sino a plena vista. Deja de
albergar opiniones y aparecerá ante tus propios ojos.
Adyashanti, 2007.
Fuente: Adyashanti.org
Entonces se ve que todo ―toda la lucha, todo el esfuerzo, todo el pensar, todo el
imaginar, toda la entrega, todo el dejar ir, todo el acaparar, toda la oración, toda
la mendicidad, toda la maldición, también― era sólo una distracción. Y sólo
entonces se ve que la persona era, es, y siempre será nada más que un
pensamiento. Con un solo pensamiento, la persona parece resurgir. Con más
pensamientos, el mundo parece resurgir de la nada. Pero ahora lo sabes.
Fuente: Adyashanti.org
Tú eres el Buda
Redescubierta años atrás en un viejo archivo, la siguiente charla fue escrita por
Adyashanti en preparación para el primer retiro de silencio que él impartió en
julio de 1997:
"A partir de ahora, en este momento, te pido que seas el Buda. Te pido que
permanezcas quieto, absolutamente firme en tu intención de despertar a la
Verdad de tu Ser.
El Buda no era diferente de ti. No diferente. Es por eso que sirve como un buen
modelo, porque él era lo que tú eres ahora. Así que no adores al Buda. No le
pongas en un pedestal. Ni siquiera lo admires. Conviértete en él. Ten las mismas
intenciones, toma la misma postura. ¡Sé el Buda ahora! Pon fin a toda dilación,
a todas las excusas, a todas las reverencias ante las figuras santas del pasado o
del presente. ¡Ponte de pie!
¡Tú eres el Buda! ¡Eres la libertad misma! ¡Deja de soñar tu sueño! ¡Deja de
fingir que estás en cautiverio —deja de contarte esa mentira! ¡Deja de fingir que
eres alguien, o algo! Tú eres nadie, tú eres nada! Tú no eres este cuerpo ni esta
mente. Este cuerpo y esta mente existen en quién y lo que tú eres. Eres
consciencia pura, ya libre, despierta, y liberada. Ponte de pie y sal de tu sueño.
Estoy aquí para decirte que puedes hacer esto.
Sal del sueño de tus conceptos e ideas. Sal del sueño de lo que imaginas que la
iluminación es. Sal del sueño de quien crees que eres. Sal del sueño de todo lo
que siempre has conocido. Sal del sueño de ser una persona engañada. Deja de
decirte a ti mismo esas mentiras y soñar esos sueños. Sal de todo eso. Puedes
hacerlo. Nada te detiene. No hay requisitos ni prerrequisitos para despertar. No
hay nada que deba ser hecho, nada que pensar, ningún sitio a donde ir.
Simplemente deja todos los sueños. Deja todas las acciones. Deja todas las
excusas. Simplemente párate y quédate quieto. Permanece sin esfuerzo. La
Gracia hará el resto.
© 2005 Adyashanti
Fuente: Adyashanti.org
La Vida Despierta
Por Adyashanti
Mientras el mundo está tratando de resolver sus problemas y todos los que te
rodean están ocupados en lo mismo, tú no. Mientras todos a tu alrededor están
tratando de entender, tratando de llegar, tratando de "llegar allí", tratando de ser
digno, tú no. Mientras que todos piensan que el despertar es una gran cosa,
noble y misteriosa, tú no. Aunque todos estás huyendo de esta vida ahora
mismo, en este momento, tratando de llegar allí, tú no. Cuando todos discuten
con algún otro, en su mayoría con todo el mundo, empezando por ellos mismos,
tú no. Cuando todos están tan seguros de que la felicidad llegará cuando algo
sea diferente de lo que es ahora, tú sabes que no. Cuando todos están tratando de
alcanzar el estado perfecto y aferrarse a él, tú no.
Cuando todos los que te rodean tienen una gran cantidad de ideas y creencias
acerca de una gran variedad de cosas, tú no. Todos en el camino tratan de llegar
allí; tú no has llegado a ninguna parte. Todos están subiendo la montaña; tu
estás abajo vendiendo botas de montaña y piquetas con la esperanza de que si
suben y vuelven a bajar, puedan estar demasiado cansados como para subir de
nuevo. Cuando todos están buscando el próximo libro, el próximo maestro, al
próximo gurú que les diga lo que es real, que les de la llave secreta para una
vida despierta, tú no. Tu no tienes una llave porque no hay una cerradura donde
meterla.
Cuando estás viviendo lo que eres de manera despierta, siendo simplemente lo
que siempre has sido, eres realmente muy sencillo. Básicamente te sientas
preguntándote por qué tanto alboroto.
Cuando todos están por ahí diciendo: "Espero que me ocurra a mí," tu recuerdas
cuando hacías eso. Te acuerdas de que no encontraste una solución para eso. Te
acuerdas de que toda la idea de que había un problema creó todo eso.
Cuando estás siendo lo que eres, cuando estás viviendo la vida despierta, no hay
nadie a quien perdonar, porque no hay lugar para el resentimiento, no importa lo
que pase.
Y sabes que la brisa siempre estuvo ahí, desde el principio, y que no estaba
reservada para gente especial. Si no te diste cuenta en algún momento de tu
vida, sabes que fue porque no estabas escuchando, o porque pensabas que tenías
que encontrar algo mejor antes de que pudieras escuchar, o porque pensabas que
tenía que haber alguna conclusión antes de poder escuchar tan profundamente,
sin prioridades, sin esperanza de un futuro mejor para sentir el movimiento.
Pero tu argumento con la manera como la verdad se mueve —lo que sea que esa
manera es— ya no está ahí para ti. Ya no discutes sobre ello. Ya no estás
tratando de entenderlo. La Madre María no lo entendió. Buda no lo entendió.
Ramana no lo entendió. Ninguno de ellos lo entendió. Ellos sólo se convirtieron
en Eso. Simple. Ordinario —de la misma manera que una hoja es ordinaria.
Nada de esto es un ideal —es el final de los ideales. Nada de esto es santo, es el
final de la santidad. Es el principio de la totalidad (1). Nada de esto es algo que
alcanzar, porque no es alcanzable. Es simplemente lo que es en la verdad de tu
ser. Es simplemente lo que es. No se puede alcanzar lo que naturalmente es. Y
nadie en ningún lugar nunca puede decirte cuándo ni por qué, ni en qué medida
dejaste la mentira; la dejaste cuando la dejaste, generalmente cuando nada más
funciona.
Cuando vives de manera despierta, en el ser despierto que eres, estás solo, pero
al fin y al cabo estás confortable de esa manera. Estás solo, pero no estás solo en
absoluto, porque el único que se supone que te conoce donde estás —el único
que alguna vez podría conocerte donde estás al cien por cien— eres tú. Nadie
más podría conocerte plenamente dónde estás —tal vez al noventa por ciento,
tal vez noventa y cinco. Nadie puede conocerte plenamente más que tú. Cuando
finalmente lo haces, entonces no necesitas a nadie más que lo haga por ti.
Entonces estás solo, más solo de lo que podrías imaginar. Y extrañamente —
muy extrañamente— estás más conectado, más íntimo, más en unidad con todo.
Más. Y nunca habrías pensado que ambos podrían de alguna manera estar
juntos: soledad total y unidad total. Nunca hubieras adivinado que esa es la
forma en que terminaría. Pero lo hace, y siempre lo hará.
Y finalmente, cuando estás viviendo de manera despierta lo que realmente eres,
nunca crearás una imagen más de lo que es. A pesar de lo que esté sucediendo,
no crearás una imagen porque sabrás que todas son imágenes, polvo. La forma
que fue ayer no será la forma que es hoy.
Fuente: Adyashanti.org
1. Aquí el autor emplea un juego de palabras con dos términos ingleses que se pronuncia casi igual
"holiness" (santidad, lo sagrado) y "wholeness" (totalidad).
Indagación Auténtica
por Adyashanti
Como mucha gente, tal vez temas averiguar cuán grande es tu interés porque ese
interés podría despojarte de ti mismo ¿Cuál es la única cosa que importará al
final de tu vida? Sin ella, dirías: "De eso se trataba todo y me lo perdí". Si
tuvieses el mejor trabajo, muchísimo dinero, el/la amante perfecto/a, o
cualquiera que sea tu ideal y de repente tu vida se acabase. ¿Qué quedaría
todavía por hacer? De eso se trata todo.
Cuando encuentras ese tipo de interés, la indagación tiene cierto poder detrás de
él. También encuentras tu propia integridad interior. Encuentras algo dentro de
ti que es estable. Hay un lugar en tu interior que está dispuesto a ser un poco
loco ― lo suficientemente loco para tomarse la indagación en serio y no
considerar nada como sagrado. No considerar nada como sagrado significa que
nada se asume como verdadero y que todas tus suposiciones son cuestionables.
Cuanto más espirituales sean, más cuestionables son. En última instancia tus
suposiciones más sagradas e indiscutidas acerca de ti, de otros y de la vida, son
las que más hay que cuestionar.
© 2007 Adyashanti
Fuente: Adyashanti.org
La cuestión de ser
por Adyashanti
© 2012 Adyashanti
La inmensidad de la soledad
por Adyashanti
En esa soledad todas las ideas y las imágenes se quedan atrás, y podemos
intuitivamente orientarnos hacia el innacido e increado trasfondo del ser. En este
trasfondo encontramos nuestro verdadero ser; y de la misma manera en que
nuestro ser es increado, también es inmortal. Por lo tanto, todo lo que alguna vez
fue o pueda ser se encuentra en nuestra soledad (dentro de nosotros) y está
eternamente presente en su plenitud e integridad, ahora y eternamente.
Así que se nos ha dado esta pequeña tarea: dejar de ser lo que no somos, y ser lo
que eternamente somos. Esta tarea parece ser un regalo de amor, pero ¿cuántas
veces es negada en favor de la seguridad ciega de someterse a los dictados de
nuestro miedo y culpabilidad? Si tan sólo viéramos que todas las limitaciones
son auto-impuestas y escogidas por miedo, saltaríamos en seguida en los brazos
de la gracia, sin importarnos cuán fuerte pueda ser ese abrazo.
Es el Amor el que nos lleva más allá de todo temor y dentro de la soledad de
nuestro ser. Allí nos encontramos con nuestra absoluta soledad, porque estamos
libres de todas las falsas comodidades de la ilusión y encontramos la capacidad
para estar donde nadie más puede estar por nosotros. Estamos solos, no porque
nos hemos aislado detrás de una defensa emocional o falsa trascendencia, sino
porque ya no estamos cautivos, ya sea de la mente o del miedo.
© 2012 Adyashanti
Fuente: Adyashanti.org
La verdadera meditación
por Adyashanti
En La vía de la liberación, la meditación tiene una definición, un propósito y
una aplicación muy concretos. La meditación es el arte de permitir a cada cosa
simplemente ser de la manera más profunda posible. A fin de dejar a cada cosa
ser, debemos liberarnos del esfuerzo por controlar y manipular nuestra
experiencia, lo que significa liberarse de la voluntad propia. Esto llega
directamente hasta el corazón mismo de la estructura del ego, que busca la
felicidad por medio del control, el empeño y la manipulación. Muchas formas
de meditación se basan en aprender a controlar la experiencia de uno mismo
para conseguir la paz. Tales métodos nos conducen a menudo a un callejón sin
salida, donde uno solo alcanza la paz mental mientras el ego está constreñido
por la técnica meditativa.
El silencio y la quietud de la meditación son la sólida base sobre la que descansa
esta enseñanza. Fomenta la estabilidad interna, la objetividad, el desapego y una
profundidad de comprensión desconocida para la mente conceptual. [...]
La Verdadera Meditación no tiene dirección ni objetivo. Es una pura rendición
sin palabras, pura oración silenciosa. Todos los métodos dirigidos a conseguir
cierto estado mental son limitados, impermanentes y están condicionados. La
fascinación por los estados mentales solo conduce a la dependencia y a la
atadura. La Verdadera Meditación es quietud sin esfuerzo, permanencia como
ser primordial.
La Verdadera Meditación aparece espontáneamente cuando la conciencia no
está siendo manipulada ni controlada. Cuando empiezas a meditar, notas que la
atención puede mantenerse cautiva enfocándose en algún objeto: en los
pensamientos, en las sensaciones corporales, en las emociones, en los recuerdos,
en los sonidos, etc. Esto se debe al condicionamiento de la mente, que la lleva a
enfocarse en los objetos. Y entonces la mente, de manera distorsionada y
mecánica, interpreta compulsivamente e intenta controlar aquello de lo que es
consciente (el objeto). Empieza a extraer conclusiones y a hacer suposiciones de
acuerdo con los condicionamientos del pasado.
© 2011 Adyashanti
Notas:
Absolutamente todo
por Adyashanti
Mira a tu alrededor; sólo hay una realidad. La razón por la que estás aquí,
dondequiera que aquí estés, es porque es el único lugar que puedes estar en este
momento. Pero aunque la realidad está aquí, y aunque no hay literalmente nada
más que la realidad, es muy posible que la pases por alto por completo. Por
pasar por alto me refiero a imaginar que la realidad es algo o algún lugar que no
sea aquí. Por extraño que pueda parecer, es muy posible, incluso probable, que a
pesar de que tienes ojos para ver, no veas. Y a pesar de que tiene oídos para oír,
no oigas. Lo que ves y oyes no es exactamente lo que hay realmente aquí, sino
lo que te imaginas que hay aquí.
Pero a pesar de que nuestra mente imagina el mundo y todo lo que hay en él de
forma distinta a lo que realmente es, la realidad de la existencia permanece
eternamente no afectada por nuestra percepción errónea de ella. Esto es a la vez
relativamente bueno y malo. Es bueno en que la existencia es eternamente lo
que es. No tenemos que preocuparnos acerca de que la realidad se convierta en
algo que no sea la realidad. Pero es malo en el sentido de que el mundo que
imaginamos que existe está siempre en colisión con el mundo tal como es en
realidad. Esta colisión es la causa del inmenso sufrimiento y conflictos
humanos.
Pero hay una cosa muy extraña que puede ocurrir exactamente en el momento
en que te das cuenta de que no se puede escapar del mundo imaginario de tus
ilusiones. Abres tu corazón a la ilusión, te rindes a tu eterna lucha contra ella, y
admites que estás limitado por su astuta imaginación. No me refiero a que te
desanimes o te resignes a tu destino. Quiero decir que realmente te rindas ante tu
derrota total y dejes de luchar.
Y cuando toda la lucha ha cesado, nos damos cuenta de que la prisión de nuestra
mente no nos puede retener más, porque la prisión fue todo el tiempo algo que
imaginamos dentro de la existencia. Y las cosas imaginadas no son reales, no
existen. Pero nunca podríamos ver esto realmente mientras luchábamos contra
los fantasmas de nuestra mente. Necesitábamos la única cosa que nuestras
mentes imaginarias no podían llevar a cabo, no podían falsear o crear: la
genuina rendición de toda lucha.
Fuente: Adyashanti.org
La Revolución Interior
por Adyashanti
Así que vamos a comprender que la realidad trasciende todas nuestras nociones
sobre la realidad. La realidad no es ni cristiana, ni hindú, ni judía, ni advaita
vedanta, ni budista. No es ni dualista ni no-dualista, ni espiritual ni no espiritual.
Tenemos que llegar a saber que hay más realidad y sacralidad en una brizna de
hierba que en todos nuestros pensamientos e ideas acerca de la realidad. Cuando
percibimos desde una consciencia indivisa, encontraremos lo sagrado en todas
las expresiones de la vida. Lo encontraremos en nuestra taza de té, en la brisa de
otoño, en el cepillado de los dientes, en cada momento de la vida y la muerte.
Por lo tanto debemos dejar atrás toda la acumulación de pensamiento
condicionado y dejémonos llevar por el hilo interior de silencio hacia lo
desconocido, más allá de donde terminan todos los caminos, a ese lugar donde
vamos inocentemente o no — no una vez, sino continuamente.
© 2008 Adyashanti
Fuente: Adyashanti.org
Sin sinceridad es muy fácil, incluso para las más grandes enseñanzas
espirituales, llegar a convertirse en poco más que juguetes de la mente. En
nuestro mundo tan cambiante de soluciones rápidas, grandes promesas y cortos
espacios de atención, es fácil mantenerse en un nivel muy superficial de
consciencia, sin siquiera saberlo. Mientras que el estado despierto está siempre
presente y más cerca que tus pies, tus manos o los ojos, no se puede abordar de
una manera casual o insincera. Hay una razón por la que los buscadores de todo
el mundo tienen instrucciones de quitarse los zapatos y aquietar sus voces antes
de entrar en espacios sagrados. El mensaje que se transmite es que nuestro ego
debe ser "apartado y aquietado" antes de que se nos conceda el acceso a lo
divino. Todos los intentos de nuestro ego por controlar, reclamar y suplicar a la
realidad no tienen ninguna influencia sobre ella más que para hacernos la vida
más difícil y conflictiva. Pero una mente abierta y un corazón sincero tienen el
poder de asegurarnos el acceso a la realización de lo que siempre ha estado
presente todo el tiempo.
Mi abuela, que falleció hace unos años solía decirme en tono de broma:
"Envejecer no es para los débiles". Ella era muy consciente de los desafíos de un
cuerpo envejecido, y aunque ella nunca se quejó ni sentía ninguna compasión
por sí misma, sabía de primera mano que el envejecimiento tiene sus retos, así
como sus beneficios. Mi abuela tenía coraje en su interior, que le ayudó mucho
mientras se acercaba el final de su vida, y me siento feliz al decir que cuando
murió, lo hizo de buena gana y sin miedo. De forma similar el proceso de
entrada a un despertar completo y maduro requiere de coraje, ya que no sólo
nuestra visión de la vida, sino la vida misma se transforma para alinearse con la
visión mística interior. Un corazón sincero es un corazón vigoroso y valiente
dispuesto a rendirse ante la gran extensión desconocida del Ser –una extensión
que la mente egoica no tiene forma de saber o entender.
© 2008 Adyashanti
Fuente: Adyashanti.org
1. (del inglés one-pointed/one-pointedness): Atención enfocada, focalizada (en un sólo punto).
Un estado de estar completamente enfocado o concentrado en una sola cosa, siendo totalmente
consciente del momento presente e inconsciente de uno como individuo.
La búsqueda
por Adyashanti
Una vez que recibes esta intuición, esta revelación, te verás obligado a
encontrarla. No tendrás ninguna opción en la materia. Habrás comenzado
conscientemente la auténtica búsqueda de la iluminación, y no hay vuelta atrás.
La vida como la has conocido nunca será la misma.
Un gran maestro Zen dijo: "No busques la verdad; simplemente deja de acariciar
ilusiones." Si hay una práctica primordial o camino hacia la iluminación es este
—deja de acariciar ilusiones. Buscar la verdad puede ser un juego, completado
con una nueva identidad como buscador de la verdad impulsado por nuevas
ideas y creencias. Pero dejar de acariciar ilusiones no es un juego; es una forma
valiente e íntima de deconstrucción de ti mismo hasta la nada. Deshazte de todas
tus ilusiones y lo que queda es la verdad. No encuentras la verdad hasta que te
tropiezas con ella cuando te has desecho de tus ilusiones.
© 2007 Adyashanti
Fuente: Adyashanti.org
En ese momento, sientes como si tu camino hubiera terminado. Puede ser difícil
terminarlo cuando tanto has invertido en tu camino, pero si realmente quieres
ser libre, debes querer conocer la verdad más que ninguna otra cosa. Y cuando
lo haces, descubres que la verdad es tan condenadamente vacía. No hay nada en
ella. No hay nadie allí, sólo una vívida conciencia despierta.
Pero incluso entonces puedes realizar la verdad y aún así no funcionar desde
ella. Puedes tener una experiencia de despertar muy profunda y todavía no
funcionar desde ese despertar, porque el yo sigue convencido de que un yo es
necesario. El yo siempre trata de relacionarte con otro —puede ser el mundo y
yo, mi trabajo y yo, el perro y yo, lo que sea. ¿Has notado cómo la forma en que
te relacionas con tus pensamientos, sentimientos y sensaciones es a menudo un
poco contradictoria? ¿Que nunca es el momento oportuno? ¿Que es casi
perfecto, pero no lo bastante? El Buda dijo: "Todo sufrimiento proviene del
deseo, del apego". Este es el movimiento del yo que siempre quiere un poco más
por el momento.
El yo es torpe. Como mi madre solía decir: "Eres como un toro en una tienda de
porcelana china" (2). ¿Has oído eso alguna vez? Si dejas que tu mente imagine a
un toro suelto en una tienda de porcelana china, así es como el yo es. Al
moverse derriba las cosas, cosas como la más preciosa porcelana china. Con un
movimiento de su rabo, ahí va... ¡las tazas chinas de cuatro generaciones de mi
abuela! Bum —ahí van. Cuando tu yo está funcionando, es como ese toro.
Tiende a hacer mucho ruido, ya que siempre está en una relación un poco
contradictoria con su momento. Produce pensamientos, sentimientos, creencias
u opiniones ruidosos. También le gusta buscar, mover su cabeza para todos
lados, explorar la emoción adecuada en el cuerpo, explorar a través de la mente
el concepto adecuado. Siempre está en movimiento como un radar, en busca de
que suceda lo correcto.
Tan pronto como quitas tu atención de la exploración del radar, comienzas a
notar algo más. En el interior, hay algo que no está creando tanto ruido como el
yo. Este algo más, esta apertura, esta conciencia despierta, no está buscando el
momento siguiente o explorando la emoción o la experiencia adecuados. Puedes
tener esa sensación ahora. ¿Qué se siente al estar simplemente despierto, alerta?
Pienses o no pienses que estás despierto, no importa —No te preocupes por eso
ahora. ¿Cómo se siente la propia conciencia despierta? ¿Cuál es la experiencia
de esa conciencia despierta antes de tratar de estar más o menos despierto? Sólo
con una disposición de apertura, puedes comenzar a sentirla. ¿Cómo se siente
esta conciencia despierta? ¿Cómo se siente esta apertura? Sólo poniendo tu
atención ahí, sólo observando sin ningún esfuerzo, esta sensación sin forma o
vacía de ser se intensifica como si dijera: "Alguien está finalmente prestando
atención".
La conciencia despierta es inherente a todas las cosas y todos los seres en todas
partes, todo el tiempo. Esta conciencia despierta se relaciona a cada momento
desde la inocencia, desde la honestidad absoluta, desde un estado en el que te
sientes absolutamente auténtico. Sólo desde este estado te das cuenta de que
realmente nunca querías lo que pensabas que querías. Te das cuenta de que
detrás de todos tus deseos había un solo deseo: experimentar cada momento
desde tu verdadera naturaleza. Descubres que simplemente caminando por la
calle y ver una hoja al viento o ver un vagabundo en la esquina es la más
exquisita de las experiencias. No necesitas nada grande; cada momento tiene
una belleza propia. Hasta los momentos más desagradables tienen una belleza
cuando se experimenta desde esta inocencia, este estado maravillosamente
encantador de conciencia despierta.
Así que si quieres descubrir cómo la apertura se relaciona con cada momento,
sólo ve al interior. Sé esa apertura. Sé esa vacuidad. Todo lo que puedes hacer
es preguntarte a ti mismo, indagar sobre ti mismo. ¿Cómo se relaciona con este
pensamiento en mi cabeza? ¿Con esta persona? ¿Con este momento? Puedes ver
esto. Ve directamente a la fuente, a la única autoridad que es finalmente
liberadora: tu propia conciencia despierta, tu propia vacuidad que percibe este
momento. Te enseñará cómo vivir.
Berkeley, California, 17 de marzo 2002
© 2006 Adyashanti
Fuente: Adyashanti.org
Notas:
1. Aquí el autor juega con el doble sentido de las palabras inglesas nothing y no-thing, que en
español se traducen por "nada" y "no-cosa" respectivamente.
2. En español se suele decir "eres como un elefante en una cacharrería". Pero utilizamos aquí la
traducción literal inglesa para poder seguir el razonamiento posterior que hace el autor.
La Novela de la Vida
por Adyashanti
Cuando lees una novela, y lees sobre los diferentes personajes, algunos te
gustarán y otros no. O cuando ves una película y piensas en tu relación con los
personajes, es posible que te gusten o es posible que no - pero no encuentras tu
sensación de ser en ellos. No estableces referencias de tu propia estima y valía
con los personajes de una novela o cuando enciendes la televisión. Sólo tienes
pensamientos acerca de ellos.
Pero imagina que encendieras la televisión o leyeras una novela y que realmente
derivases totalmente tu sentido de ser y tu sentido de ti mismo de uno de los
personajes. Inmediatamente tu perspectiva sería muy diferente, ¿no es así?
Ahora, tu perspectiva ha pasado de ser algo muy vasto a ser algo muy limitado,
viendo sólo a través de los ojos del personaje. Lamentablemente, así es como la
mayoría de los seres humanos pasan sus vidas. Tienen este pequeño personaje
en su mente llamado "yo", y están viendo realmente ese "yo" como algo
personal cuando no lo es.
El "yo" es muy impersonal, no significa ser frío o distante, sino sólo significa
sin una naturaleza propia inherente, de la misma manera que cuando lees un
libro, los personajes no tienen una naturaleza propia. Ellos en realidad no
existen fuera de tu imaginación. Ni siquiera existen en el libro, porque el libro
es sólo palabras. Y sin alguien que lea esas palabras y los traiga a la vida en su
imaginación, nada siquiera existe en la página impresa. Todo está en el lector,
toda la vida.
Cuando el Buda habló de la realización del no-yo, estaba hablando del yo que es
una imagen en la mente siendo completamente transparente. Y cuando no hay
una imagen del yo, la experiencia no tiene donde repercutir. Todo simplemente
es como es, porque no hay una interpretación secundaria. El que está
interpretando es el que está sufriendo. Y ese es el que sufre. Ese es el que hace
que otros sufran.
Así que deja al personaje solo. El personaje llamado tú, déjalo en paz. Entonces
es mucho más fácil para el despertar que suceda esa perspectiva.
Así que no perdemos nada. Ganamos todos los personajes. Sólo perdemos la
fijación, eso es todo.
© 2005 Adyashanti
Fuente: Adyashanti.org
***
Por mi experiencia, todos dicen que quieren descubrir la Verdad, justo hasta que
se dan cuenta de que la Verdad les despojará de sus ideas arraigadas más
profundas, sus creencias, esperanzas y sueños. La libertad de la iluminación es
mucho más que la experiencia de amor y de paz. Significa descubrir una Verdad
que dará un vuelco a tu visión de tí mismo y de la vida. Para alguien que está
realmente preparado, será algo increíblemente liberador. Pero para alguien que
todavía está aferrado de un modo u otro, será extremadamente desafiante.
¿Cómo saber si estás preparado? Uno está preparado cuando está dispuesto a ser
absolutamente consumido, cuando está dispuesto a ser el combustible para un
fuego sin fin.
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No creo que la iluminación te vaya a hacer especial, no. Si te sientes especial de
alguna manera, entonces la iluminación no se ha producido. Me encuentro con
muchas personas que piensan que están iluminados y despiertos, simplemente
porque han tenido una experiencia espiritual muy conmovedora. Llevan su
iluminación en su manga como una medalla al honor. Se sientan entre amigos y
hablan de lo despiertos que están mientras se toma un café en una cafetería.
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Las personas espirituales pueden ser algunas de las personas más violentas que
nunca hayas conocido. En su mayoría, son violentas hacia sí mismas. Tratan
violentamente de controlar su mente, sus emociones y sus cuerpos. Se enfurecen
consigo mismas y se maltratan a sí mismas por no rebelarse ante la idea de la
mente condicionada de lo que cree ser la iluminación. Nadie nunca se ha
liberado a través de este tipo de violencia. ¿Por qué es que tan pocas personas
son realmente libres? Porque tratan de amoldarse a las ideas, conceptos y
creencias en sus cabezas. Tratan de concentrarse en su camino al cielo. Pero la
libertad trata sobre el estado natural, la expresión espontánea y natural del ser.
Si deseas encontrarla, observa que la idea misma de una persona que tiene el
control es un concepto creado por la mente. Da un paso atrás en lo desconocido.
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La iluminación no tiene nada que ver con los estados de consciencia. Que estés
en la consciencia del ego o en la consciencia de la unidad no es realmente la
cuestión. He conocido a muchas personas que tienen fácil acceso a estados
avanzados de consciencia. Aunque para algunas personas esto puede lograrse
fácilmente, también me doy cuenta de que muchas de estas personas no son más
libres que cualquier otra persona. Si no crees que el ego pueda existir en estados
muy avanzados de consciencia, te equivocas. La cuestión no es el estado de
consciencia, incluso los muy avanzados, sino el misterio despierto que es la
fuente de todos los estados de consciencia. Es incluso la fuente de la presencia y
del ser. Está más allá de toda percepción y toda experiencia. Yo lo llamo
"conciencia despierta" (1). Para averiguar que estás vacío de la vacuidad tienes
que morir en el misterio consciente, que es la fuente de toda existencia. Lo que
pasa es que ese misterio está enamorado de toda su manifestación y no
manifestación. Encuentras tu Ser dando un paso atrás fuera de ti mismo.
***
Mi despertar
por Adyashanti Extracto del primer capítulo de LA DANZA DEL VACÍO
Antes de experimentar mi despertar final hace unos años, me había vuelto loco
por la iluminación. Para estudiar zen hay que estar un poco loco. Mi maestra
solía decir que "los locos son los únicos que permanecen". Una de mis locuras
consistía en levantarme temprano todos los domingos (a eso de las cinco o las
cinco y media de la mañana) para sentarme a meditar durante un tiempo extra
antes de ir a la meditación de dos horas en grupo con mi maestra. Me sentaba a
meditar en una habitación pequeña y me quedaba helado hasta los huesos.
Una de esas mañanas en las que estaba ahí sentado me sucedieron dos cosas,
una después de la otra, y eran aparentemente muy paradójicas. En primer lugar
obtuve la visión espontánea de que todo era uno. Lo sentí al oír el canto de un
pájaro en el jardín; al oír el gorjeo, la siguiente pregunta surgió de mi interior:
"¿Qué es lo que oye el sonido?". Nunca me había hecho esa pregunta antes. De
pronto me di cuenta de que yo era el sonido del pájaro, y también el que oía al
pájaro; comprendí que el oído, el sonido y el pájaro eran manifestaciones de la
misma cosa. No puedo decir de qué, pero sí puedo decir que sólo es una cosa.
Cuando abrí los ojos descubrí que pasaba lo mismo con la habitación: la pared y
el que veía la pared eran la misma cosa. Pensé que todo era muy extraño y me di
cuenta de que quien pensaba era otra manifestación más de lo mismo. Me
levanté y empecé a deambular por la casa buscando algo que no formase parte
del Uno. Pero todo era un reflejo de ese Uno. Todo era divino. Entré en el cuarto
de estar. De repente, a mitad del movimiento de un paso, la conciencia (o
atención) se separó de todo, ya fuese físico, corporal o exterior.
Estas dos experiencias sucedieron juntas, separadas tan sólo por unos instantes.
En la primera me convertí en la Unicidad de todo y en la segunda me convertí
en la conciencia (o espíritu), que se despertó completamente y salió de cualquier
identificación, incluso de la Unicidad. Al ir más allá de la Unicidad, seguía
habiendo una conciencia básica, pero tenía dos aspectos diferentes: yo soy todas
las cosas, y yo no soy absolutamente nada. Esto era el despertar, la realización
del Ser.
Después de ese primer paso, cuando comprendí que lo que veía a través de mis
ojos y de mis sentidos era la conciencia o el espíritu, en vez de los
condicionamientos o la memoria, vi que ese mismo espíritu era el que miraba a
través de todos los otros ojos. Si miraba desde otro condicionamiento, daba lo
mismo; era exactamente igual. Se estaba viendo en todas las cosas, no sólo en
los ojos, sino también en los árboles, en las piedras y en las flores.
La mayor barrera para el despertar es pensar que es algo raro. Cuando se cae
esta barrera, o al menos empiezas a decirte: "Realmente no estoy seguro de que
sea cierta mi creencia de que el despertar es difícil", todo se vuelve accesible de
forma instantánea. Como esto es lo único que existe, no puede ser raro ni difícil,
a no ser que insistamos en que así sea. La base de todo esto no es teórica, sino
experimental. A mí no me lo enseñó nadie, y nadie podrá enseñártelo a ti.
El falso yo
por Adyashanti
El falso yo crece por ser inconscientes. Es una amalgama de muchos yoes
fragmentados y tenuemente ligados por una fachada de normalidad. Es una casa
dividida, construida sobre unos cimientos imaginarios; un pájaro con las alas
rotas que no puede volar.
El falso yo es la mayor barrera (todas las barreras son imaginarias, por supuesto)
a la realización de nuestra verdadera identidad: ser universal. En esencia, el
falso yo es un proceso psicológico que ocurre en la mente que organiza, traduce
y da sentido ―o en muchos casos falta de sentido― a todos los datos
procedentes de los sentidos. Cuando este proceso psicológico se mezcla con el
movimiento auto-reflexivo de la conciencia, produce un sentido del yo. A
continuación, este sentido del yo impregna la conciencia como una especie de
perfume que lleva a la mente a confundir lo que en realidad es un proceso
psicológico con una entidad separada llamada yo. Esta conclusión equivocada
―que eres un yo distinto y separado― sucede muy temprano en la vida y de
manera más o menos automática e inconsciente.
Al identificarse con un nombre particular, asociado a un cuerpo y a una mente
particulares, el yo comienza el proceso de crear una identidad separada. Añade a
lo anterior una compleja combinación de ideas, creencias y opiniones, junto con
algunos recuerdos selectivos y a menudo dolorosos que crean un pasado con el
que identificarse, y añade también la cruda energía emocional que se necesita
para mantenerlo todo de una pieza, y antes de que puedas darte cuenta ya tienes
un yo muy convincente, aunque dividido.
Iluminación
por Adyashanti
El tiempo que me he pasado dando conferencias y hablando con la gente sobre
la libertad, la iluminación y la liberación me ha hecho ver que la mayoría de las
personas que buscan la iluminación o la liberación no tienen ni idea de qué es lo
que están buscando. Resulta irónico que alguien que invierte una enorme
cantidad de energía, llegando incluso a sacrificarse (en algunos casos),
retirándose a un monasterio o asistiendo al satsang cada vez que acude a la
ciudad algún maestro, y que gasta todo su dinero extra en libros, en seminarios
de fin de semana y en veladas como ésta en las que se reflexiona intensamente
sobre asuntos espirituales, en realidad no tenga ni idea de qué está intentando
conseguir. [...]
Cuando hablamos de la búsqueda de la iluminación, que es prácticamente la
palabra más gastada del diccionario espiritual, en realidad estamos buscando la
respuesta a la pregunta "¿cuál es la Verdad?". Esta pregunta es completamente
distinta de esa otra que dice "¿cómo puedo obtener esta experiencia?" o "¿cómo
puedo mantenerla?". Preguntar "¿cuál es la Verdad?" es un proyecto demoledor.
La espiritualidad, en gran medida, es un proyecto constructor. Ascendemos y
ascendemos: las ideas ascienden, la energía kundalini asciende, la conciencia
asciende. Crece y crece y nosotros sentimos que cada vez somos mejores
personas.
Pero la iluminación es un proyecto demoledor. Te enseña, simplemente, que
nada de lo que creías es verdad. Todo lo que crees ser, con independencia de la
imagen que tengas de ti (buena, mala o indiferente), es mentira.
Independientemente de lo que pienses sobre Dios, nada es verdad. No puedes
tener ningún pensamiento verdadero sobre Dios, así que todos tus pensamientos
al respecto te muestran, precisamente, lo que lo divino no es. Tus ideas sobre el
mundo te muestran, precisamente, lo que el mundo no es. Lo que piensas de la
iluminación te muestra, precisa y exactamente, lo que no es.
Preferiríamos añadir una afirmación positiva. Así que en vez de ver que no
existe ningún yo y que todo lo que la mente considera verdad, en último
término, no es más que vacío, nuestra mente enseguida añade algo positivo,
como "yo soy consciente" o "todo es dicha" o "Dios es amor". No queremos ver
que el núcleo de nuestra existencia contiene un espacio vacío.
En la Unicidad no existe nada más. La Unicidad es, esto es lo único que existe.
Ahí no hay ningún eso, sólo existe esto. Y es todo lo que hay. Sólo existe esto, y
en cuanto digas qué es, habrás definido lo que no es. Esto sólo se puede
comprender cuando acabamos con todo lo que no es. Entonces, esa iluminación
implica despertarse de todo lo que aparece y desaparece. Es un despertar fuera
del tiempo.
Este despertar es como cuando nos despertamos de un sueño nocturno: de ahí
que se haya usado esa metáfora desde hace siglos. Si el sueño te hace creer que
tu vida está en riesgo, tendrás el mismo miedo que tendrías ahora mismo si
sintieras que tu vida está en riesgo. Pero al despertar a la mañana siguiente lo
que piensas es "Dios mío, no era real". Era real mientras soñabas. Existía, pues
los sueños existen, pero no les concedemos la misma realidad que tenían
mientras soñábamos.
En realidad, Ramana le dio la vuelta. Él decía que "el Ser es lo único que
existe", que equivale a decir que "el yo no existe". Es lo mismo. ¿Qué queda
cuando no existe yo alguno? ¿Qué nombre le damos? Ramana decidió llamarlo
el Ser. Pero, en realidad, el Ser es lo que queda cuando el yo deja de existir.
Puedo garantizarte que después de la iluminación seguirás sintiendo el yo. Tu
cuerpo no podría funcionar sin esta sensación. La creencia de que dejamos de
sentir el yo al iluminarnos no es más que un mito. Cuando meditas puedes
perder la sensación del yo puntualmente, de modo que si alguien te nombra tal
vez no reacciones. He visto casos de personas que ni siquiera eran capaces de
levantarse cuando estaban en meditación. En India esto recibe el nombre
de nirvikalpa samadhi. Es una experiencia agradable. Podría proporcionarte
alguna visión. Tal vez tengas una experiencia de cese temporal del yo, pero te
garantizo que será una experiencia temporal, pues tu cuerpo no puede funcionar
sin la sensación del yo.
Si te relajas de verdad en el no yo, como está fuera del tiempo no dura ni mucho
ni poco. Es una realización que va más allá del tiempo y, si no es así, aún no te
habrás realizado. Como mucho, tu experiencia te permitirá decir: "Perdí la
sensación de mi yo puntualmente", pero el "no yo" implica otra cosa. Con o sin
sensación del yo, el no yo significa que sabes de un modo directo que no existe
ningún yo, y esto implica que tampoco existe ningún otro yo. Sólo existe una
cosa. Podrás llamarlo Dios, el divino, conciencia, naturaleza de Buda, vacío,
plenitud, izquierdista o derechista, da lo mismo. Pero cuando sólo existe una
cosa, sólo existe una. Lo único que existe es el vacío y su infinita manifestación.
La libertad es el proyecto más demoledor, pues te deja sin nada. Por eso es
liberador. Elimina la lucha que tienes contigo mismo, pues no existe ninguna.
Te libera de las discusiones con los demás, porque no existe ninguna. Te libera
de tus luchas con el mundo, pues Eso es lo único que existe. Sólo sucede una
cosa y no está nunca en lucha consigo misma. Nunca. Jamás. Por eso es tan
liberador, porque te liberas de esta interminable dualidad.
Cuando tu verdadera naturaleza se despierta, la mente deja de mirar hacia el
vacío, pues ya no podemos seguir viendo algo como si estuviese separado. Nos
damos cuenta de que la única cosa que ha mirado alguna vez al vacío ha sido el
propio vacío. Por eso, entre otras cosas, no soy el primero en decir que no
existen individuos iluminados, sino sólo iluminación. Lo que se despierta es la
iluminación. Ni tú ni yo. Tú y yo nos volvemos insignificantes e inexistentes. La
iluminación se despierta. Por eso se dice que todo el mundo está innatamente
iluminado. Pero esa afirmación produce confusión, pues implica que todo el
mundo es un pequeño ser separado, especial y único, iluminado de forma innata,
y no se trata de eso. Una ilusión no puede estar iluminada. Así que en realidad
no podemos decir que todo el mundo está iluminado. La única verdad es que la
iluminación está iluminada.
Esto también implica que la iluminación te deja sin nada. Así es como podrás
diferenciarla: deja completamente desnudo a cualquier cuerpo por el que pasa y
el cuerpo lo sabe, aunque no le importa nada. Está contento de quedarse
completamente desnudo, de no tener esos puntos de vista, de no creer las
opiniones de la mente (que seguirá teniendo algunas, pues seguirá habiendo un
cuerpo, una mente y una personalidad con ideas, aunque éstas dejarán de tener
sentido). Así sabrás si está aconteciendo algo auténtico o no.
La Vía de la Liberación
Una guía práctica para la Iluminación Espiritual
Despierta o perece
Los problemas del mundo son, en gran medida, problemas humanos: la
consecuencia inevitable del sonambulismo del ego. Si nos paramos a mirar, ya
están presentes todas las señales que sugieren que no sólo somos sonámbulos,
sino que en ocasiones rozamos la locura. Una manera de expresarlo es decir que
hemos perdido ―o al menos olvidado― nuestras almas. Nos esforzamos
mucho, muchísimo, por no darnos cuenta: no queremos ver lo dormidos que
estamos, lo verdaderamente desolado que es nuestro estado. De modo que
seguimos adelante ciegamente, impulsados por fuerzas que no reconocemos ni
comprendemos.
Sin duda, estamos en un punto muy crítico del tiempo. Nuestro mundo pende de
un hilo; su equilibrio es muy precario. El despertar a la Realidad ya no es una
posibilidad, es un imperativo. La nave de la ilusión ya nos ha llevado todo lo
lejos que podía llevarnos. La hemos dejado en la orilla y ahora descubrimos que
somos náufragos en una tierra cada vez más desolada. Nuestras opciones han
implosionado. "Despierta o perece" es el llamado espiritual de nuestro tiempo.
¿Puede haber una mayor motivación?
Sin embargo, todo está eternamente bien, mejor de lo que podemos imaginar.
© 2012 Adyashanti
De la Introducción de LA VÍA DE LA LIBERACIÓN (Gaia Ediciones, 2014)
Este es el mundo de los sueños del que hablan muchas enseñanzas espirituales
antiguas. Cuando muchos sabios y santos antiguos dicen: "Tu mundo es un
sueño; estás viviendo en una ilusión", se refieren a este mundo de la mente y al
modo en que nos creemos nuestros pensamientos acerca de la realidad. Cuando
vemos el mundo a través de nuestros pensamientos, dejamos de conocer la vida
tal como es y de conocer a los demás tal como son. Cuando yo tengo un
pensamiento acerca de ti, es una cosa que he creado. Te he convertido en una
idea. Si tengo una idea acerca de ti y me la creo, te he degradado en cierto
modo. Te he convertido en una cosa muy pequeña. Así nos comportamos los
seres humanos; esto es lo que nos hacemos los unos a los otros.
Para empezar, tenemos que hacer una observación, que es sencilla pero muy
reveladora. Todos los pensamientos (los pensamientos buenos, los pensamientos
malos, los pensamientos cariñosos, los pensamientos malignos) se
producen dentro de algo. Todos los pensamientos surgen y desaparecen dentro
de un vasto espacio. Si observas tu mente, advertirás que cada pensamiento se
produce por sí mismo sin más, que surge sin ninguna intención por tu parte.
Nuestra reacción aprendida es aferrarnos a ellos e identificarnos con ellos. Pero
si somos capaces de renunciar, aunque sólo sea por un momento, a esta
tendencia angustiosa a aferrarnos a nuestros pensamientos, empezamos a
advertir una cosa muy profunda: que los pensamientos surgen y se agotan de
manera espontánea y por sí mismos dentro de un espacio inmenso; que el ruido
de la mente se produce, en realidad, dentro de un sentido muy profundo de
silencio.
Puede que esto no resulte evidente a primera vista, porque estamos
acostumbrados a concebir el silencio y la quietud en términos del entorno
exterior. ¿Es silenciosa mi casa? ¿Ha dejado de ladrar el perro del vecino? ¿Está
apagado el televisor? O bien, tendemos a concebir el silencio en términos
internos. ¿Es ruidosa mi mente? ¿Se han tranquilizado mis emociones? ¿Me
siento tranquilo? Pero el silencio o la quietud de que estoy hablando no es un
silencio relativo. No es una ausencia de ruido, ni siquiera una ausencia de ruido
mental. Es, más bien, una cuestión de empezar a advertir que existe un silencio
que está siempre presente, y que el ruido se produce dentro de este silencio,
incluso el ruido de la mente. Puedes empezar a darte cuenta de que todo
pensamiento surge sobre el telón de fondo de un silencio absoluto. El
pensamiento surge literalmente dentro de un mundo sin pensamientos; cada idea
aparece dentro de un vasto espacio.
Así pues, en la práctica, todos andamos por la vida presentándonos unos a otros
nuestras imágenes, y nos relacionamos los unos con los otros como imágenes.
Sea quien sea quien creamos que es otra persona, no será más que una imagen
que tenemos en la mente. Cuando nos relacionamos unos con otros desde el
punto de vista de la imagen, no nos relacionamos con quien es el otro; sólo nos
relacionamos con quien nos imaginamos que es el otro. Y después nos extraña
que no nos relacionemos bien, que tengamos discusiones y que nos entendamos
tan radicalmente mal unos con otros. [...]
Hay un koan zen (un koan es un acertijo que no se puede responder con la
mente, sino sólo mirando directamente por uno mismo) que dice: "¿Cuál era tu
rostro verdadero antes de que nacieran tus padres?". Naturalmente, si tus padres
no habían nacido todavía, tampoco habías nacido tú; y si no habías nacido, no
tenías ni cuerpo ni mente. Así pues, si no habías nacido, no podías concebir una
imagen propia. Es una manera de preguntar, por medio de un acertijo: "¿Qué
eres tú, en realidad, cuando miras más allá de todas las imágenes y de todas las
ideas acerca de ti mismo; cuando miras de manera absolutamente directa aquí y
ahora, cuando te basas completamente en ti mismo y miras por debajo de la
mente, por debajo de las ideas, por debajo de las imágenes? ¿Estás dispuesto a
entrar en ese espacio, en el lugar donde no se arroja ninguna imagen, ninguna
idea? ¿Estás verdaderamente dispuesto y preparado para ser así de libre y así de
abierto?".
(Extracto del capítulo 1 de EL FIN DEL SUFRIMIENTO)
El ego es un movimiento
por Adyashanti Extracto de: LA DANZA DEL VACÍO
El ego es el chivo expiatorio de la espiritualidad. Como no podemos culpar a
nadie de todo lo que nos pasa, hemos elaborado este concepto del ego para
echarle las culpas de todo. Esto genera mucha confusión, pues en realidad el ego
no existe. No es más que una idea, la etiqueta que le ponemos a un movimiento
al que hemos vinculado nuestro sentido del yo.
Si tenemos en cuenta que el ego es una idea que realmente no existe, veremos
que muchas personas "espirituales" le echan la culpa, injustamente, de todo
aquello de lo que les gustaría librarse. Interpretan erróneamente que lo que surge
en ellos (un pensamiento, tal vez, una sensación, una predisposición o un
momento de sufrimiento) es una prueba del ego, y así justifican su existencia.
Creen que el ego existe porque muchas cosas lo evidencian. Nos encontramos
con muchas cosas que prueban o evidencian la existencia del ego, pero nunca
llegamos a descubrirlo.
Cuando nos damos cuenta de que los condicionantes son una especie de
programa proporcionado a través de los códigos genéticos, de la sociedad, de los
padres, de los maestros, de los gurús, etc., empezamos a reconocer que los
condicionantes no tienen ser alguno. A la mente le asusta esto, pues si los
condicionantes no tienen ser, no podemos echarle la culpa a nadie.
Autoculparnos o culpar a cualquier otra persona tiene tan poco sentido como
echarle la culpa a nuestro ordenador del disco que le hemos metido. Observa el
momento presente para ver tus condicionantes y verás que ahí no hay culpa
alguna. Los condicionantes forman parte de la existencia. Si nuestro cuerpo no
tuviese condicionantes ni programación dejaríamos de respirar, el cerebro se
ablandaría y la inteligencia dejaría de existir - eso es otro condicionante.
El estado natural
por Adyashanti
La gente suele preguntarme adónde nos lleva el despertar. ¿Dónde acaba todo
esto? Esta pregunta resulta muy difícil de contestar, porque cualquier cosa que
responda puede convertirse en otro objetivo en la mente. Los objetivos mentales
son, por supuesto, grandes obstáculos para llegar a ser plenamente conscientes y
estar plenamente despiertos. Sin embargo, sin duda hay una trayectoria hacia el
despertar, una maduración desde el despertar hasta lo que podríamos llamar
iluminación. Resulta muy difícil decir qué es la iluminación. En realidad no es
diferente del despertar, y supone la maduración de éste. Tal como maduramos al
pasar de ser un niño a un ser humano adulto, y después un anciano, y quién sabe
qué después de eso. La experiencia y la expresión madura del despertar es
bastante difícil de expresar, pero de algún modo es necesario que se exprese. Al
menos, como maestro, yo intento expresarla, y trato de que mi fracaso tenga
calidad.
El despertar auténtico
por Adyashanti
La mayor parte de lo que se nos dice sobre el despertar suena como un
argumento para vendernos la iluminación. Cuando tratan de vendernos algo,
sólo nos cuentan los aspectos positivos, e incluso es posible que nos cuenten
cosas que no son verdad. En el intento de vendernos el despertar, se nos refiere
que la iluminación tiene que ver con el amor y el éxtasis, la compasión y la
unión, y otras experiencias positivas. Suele estar envuelto en historias
fantásticas, de modo que llegamos a creer que el despertar tiene que ver con
milagros y poderes místicos. Uno de los argumentos de venta más habituales es
la descripción de la iluminación como una experiencia de dicha.
Consecuentemente, la gente piensa: "Cuando despierte espiritualmente, cuando
sienta la unión con Dios, entraré en un estado de éxtasis constante". Por
supuesto, ésta es una comprensión equivocada del despertar.
Mucha gente no sabe que se va a encontrar con todo esto cuando emprende la
vía del despertar espiritual. Como maestro, una de las cosas que averiguo sobre
los discípulos al comienzo de nuestra relación es si están interesados en el
despertar: ¿quieren realmente la verdad o sólo desean sentirse mejor? Porque el
proceso de descubrir la verdad podría no ser un proceso en el que nos sintamos
cada vez mejor. Puede ser uno en el que tengamos que mirarlo todo
honestamente, con sinceridad, y eso puede ser fácil o no.
No estoy diciendo que las experiencias místicas no tengan valor, o que no sean
transformadoras, porque suelen serlo. Las experiencias místicas pueden cambiar
la estructura del yo egótico de manera radical, y a menudo de maneras muy
positivas. De modo que, en el mundo de las cosas relativas, las experiencias
místicas tienen valor. Pero cuando hablamos del despertar espiritual, no
hablamos de una experiencia personal. Hablamos de despertar del "yo".
Hablamos de ir de un paradigma a otro completamente diferente, de un mundo a
otro.
No quiero indicar que alguien despierto no vea el mismo mundo que tú ves. Tal
como tú ves una silla, la persona despierta ve una silla. Tú ves un coche y la
persona despierta también ve un coche. La diferencia consiste en que cuando
uno está verdaderamente despierto, cuando uno ha ido más allá del velo de la
dualidad, las cosas que parecen diferentes para todos los demás se perciben
como esencialmente lo mismo. Vemos la silla, y al mismo tiempo no nos
percibimos separados de la silla. Todo lo que vemos, todo lo que sentimos, todo
lo que oímos es literalmente una manifestación de lo mismo.
La diferencia está en que, una vez que hemos visto más allá del velo de la
separación, la identificación con nuestra personalidad particular empieza a
disolverse. Incluso si penetramos muy profundamente en la unidad y la
transformación ha sido muy grande, sigue estando presente una estructura básica
de personalidad. Sin embargo, lo que impulsaba nuestra personalidad, todos sus
antiguos principios orientadores e impulsos autocentrados, o bien han
desaparecido o están en proceso de desaparecer.
Esto no implica que el ego vaya a cooperar. El ego puede resistirse a esta
disolución con todo lo que tiene. Puede sacar a relucir todo su arsenal. No
obstante, el proceso ha empezado. Y, por último, una vez que has tenido un
vislumbre de la realidad, no hay nada que puedas hacer para impedir que el ego
acabe por disolverse.
(Extracto del libro: EL FINAL DE TU MUNDO)
Indagación
por Adyashanti
La pregunta más íntima que podemos hacernos, y la que tiene mayor poder
espiritual, es ésta: ¿qué o quién soy? Antes de preguntarme por qué estoy aquí,
quizá debiera averiguar quién es este "yo" que se hace la pregunta. Antes de
preguntar "¿qué es Dios?", tal vez debiera preguntarme quién soy yo, quién es
este "yo" que está buscando a Dios. ¿Quién soy, quién está viviendo esta vida?
¿Quién está aquí mismo, ahora mismo? ¿Quién está en el camino espiritual?
¿Quién es ese que está meditando? ¿Quién soy yo realmente? Ésta es la
pregunta que inicia el víaje de indagación espiritual para que puedas descubrir
por ti mismo quién y qué eres realmente.
Así que el primer paso es contar con una pregunta espiritual potente como "¿qué
o quién soy yo?". El segundo paso es saber hacer esa pregunta. He podido
comprobar, una vez más, que muy pocas personas saben hacerse una pregunta
espiritual potente. Si no sabemos preguntar, nos perderemos en nuestra mente.
Seguiremos sentándonos y nos quedaremos pensando sobre quién somos
eternamente. Seguiremos leyendo discursos espirituales, filosóficos o religiosos
sobre quién somos y por qué estamos aquí, y sobre todo este asunto. Seguiremos
haciéndolo eternamente y sólo terminaremos con más pensamientos, con más
ideas, con más creencias (y no con lo que realmente necesitamos, que es un
vislumbre de comprensión, un vislumbre de reconocimiento de la verdad de
nuestro ser). La indagación espiritual nos ayuda a desarrollar ese vislumbre. Así
que ¿cómo debemos hacer la pregunta? ¿Cómo podemos descubrir lo que
realmente somos?
El sendero de la eliminación
Antes de descubrir qué somos realmente, debemos empezar por descubrir lo que
no somos. Si no, nuestras suposiciones seguirán contaminando toda la
investigación. A esto podríamos llamarlo el sendero de la eliminación. En la
tradición cristiana lo llaman la Vía Negativa, el sendero negativo. La tradición
hindú del Vedanta lo llama Neti-neti, que significa "esto no, eso no". Todos
ellos son senderos de eliminación, formas de descubrir lo que somos a través de
lo que no somos.
Empezamos por observar nuestras ideas acerca de lo que somos. Todos tenemos
muchísimas ideas de las que ni siquiera somos conscientes, así que empezamos
por observar las cosas más sencillas sobre nosotros. Por ejemplo, observamos
nuestra mente y nos damos cuenta de que en ella hay pensamientos. Claramente,
existe algo o alguien que se da cuenta de los pensamientos. Aunque no sepas
qué es, sabes que está ahí. Los pensamientos vienen y van, pero el testigo de los
pensamientos permanece.
En este punto empezamos a entrar en contacto con algo más íntimo. La mayoría
de la gente se identifica con su ego y con su personalidad. Pero el simple hecho
de querer observar tu experiencia te hace ver que existe una personalidad y un
testigo de la personalidad. Por consiguiente, tu personalidad no puede ser tu
naturaleza esencial más profunda. Hay algo más primario que observa tu ego-
personalidad: la conciencia.
Así llegamos a nuestra conciencia. Nos damos cuenta de que existe una
conciencia. Todo el mundo tiene conciencia. Si estás leyendo estas palabras
ahora mismo, la conciencia es lo que las está asimilando. Eres consciente de lo
que piensas. Eres consciente de lo que sientes. Así que la conciencia está
claramente presente. No es algo que tengas que desarrollar. La conciencia no es
algo que tengas que fabricar. La conciencia simplemente es. Es lo que nos
permite saber y experimentar lo que sucede.
¿Quien es consciente?
Normalmente pensamos inconscientemente que "¡yo soy consciente!" que yo
soy quien es consciente, que la conciencia es algo que me pertenece.
Presumimos que existe una entidad llamada "yo" que es consciente. Sin
embargo, cuando empezamos a investigar esto meditativamente,
silenciosamente, sencillamente, empezamos a ver que, aunque haya conciencia,
en realidad somos incapaces de descubrir el "yo" que es consciente. Empezamos
a ver que ese "yo" consciente es un supuesto que la mente ha aprendido a hacer.
Cuando vas hacia dentro y buscas quién es consciente, qué es consciente, no
encuentras ningún "ello". Sólo encuentras más conciencia. No existe ningún
"yo" que sea consciente.
Pero a algunas personas (a la mayoría) esto les parecerá radical, pues estamos
muy acostumbrados a identificarnos con nuestra mente, con nuestros
pensamientos, con nuestras sensaciones, con nuestras creencias, con nuestro ego
y con nuestro cuerpo. En realidad nos enseñan a identificarnos con estas cosas.
No obstante, la investigación nos permite empezar a vislumbrar que existe algo
anterior al pensamiento, anterior a la personalidad, a las creencias, algo que
denominamos conciencia. Esta investigación nos permite vislumbrar que somos
esa conciencia.
Esto no implica que los pensamientos dejen de existir. No significa que el
cuerpo deje de existir. No se trata de negar el ego, ni la personalidad, ni las
creencias ni nada de nada. No se trata de negar todos estos elementos externos
de nuestro yo humano. Sólo descubrimos nuestra naturaleza esencial. Los
cuerpos, las mentes, las creencias y las sensaciones son como la ropa que se
pone la conciencia y nosotros empezamos a descubrir qué tiene por debajo. Si te
das cuenta de que no eres lo que pensabas, de que no eres tus creencias ni tu ego
ni tu personalidad, la transformación puede ser profunda. Eres otra cosa, algo
que reside en el interior, en el núcleo más interno de tu ser. Por ahora lo estamos
llamando "conciencia". La naturaleza radical de esta visión reside en que la
conciencia no es algo que poseas, que tengas que aprender a poseer, o algo para
lo que necesites disciplina: en realidad la conciencia es lo que eres; es la esencia
de tu ser. Y la conciencia no sólo es lo que tú eres, sino también lo que todo el
mundo es.
(Extracto del libro: MEDITACIÓN AUTÉNTICA)
Despertar
por Adyashanti Extracto del primer capítulo de LA DANZA DEL VACÍO
La verdad es que tú ya eres lo que buscas. Estás buscando a Dios con sus
propios ojos. Esta verdad es tan simple y tan chocante, tan radical y tan tabú,
que te la pierdes fácilmente en la tormenta de tu búsqueda. Tal vez hayas oído
ya lo que te estoy diciendo y es posible que incluso te lo creas, pero lo que te
pregunto es si lo has comprendido con todo tu ser. ¿Lo estás viviendo?
Prólogo
Te doy la bienvenida. Sí, a ti que estás leyendo estas palabras en este preciso
instante. Este libro es sobre ti y para ti. ¿Acaso nadie se había referido antes a ti
como lo que en verdad eres? ¿Te has referido tú a ti mismo como lo que en
verdad eres o te has dejado engañar por la mera apariencia de tu nombre, tu
género, tu situación familiar, tu personalidad, tus secretos deseos de un futuro
mejor o de hacerte mejor persona? Te aseguro que estas trivialidades no te
describen, y tampoco revelan lo que en verdad eres. Ni siquiera un poco.
Ahora dime la verdad. ¿No has tenido nunca la sospecha de que tú eras algo
más, o menos, que la imagen que proyectas en el espejo? En tus momentos más
tranquilos, ¿no has anhelado en secreto poder atravesar el velo de las
apariencias, tanto las tuyas como las de los demás?
Hay algo en ti más brillante que el sol y más misterioso que el cielo de la noche.
Probablemente hayas sospechado estas cosas en secreto, pero ¿te has metido del
todo en tu esencia misteriosa?
Le doy la bienvenida a la esencia misteriosa que está en ti. Este libro es sobre ti
y para ti. Trata de tu despertar y de tu recuerdo de lo que en verdad eres. Así que
sigue adelante y ábrelo por cualquier capítulo. Cada capítulo tiene sentido en sí
mismo y, a la vez, continúa elaborando los capítulos que le preceden. Confío en
que la sabiduría de tu elección te conduzca al capítulo o a la página que precises
para abrirte los ojos o el corazón a la maravilla absoluta de tu naturaleza infinita.
Así que sigue leyendo si te apetece, pero ten en cuenta que el despertar
espiritual no es lo que te imaginas.
ADYASHANTI,
San José, enero de 2006
Introducción
Por Bonnie Greenwell
MEDITACIÓN AUTÉNTICA
DESCUBRE LA LIBERTAD DE LA CONCIENCIA EN ESTADO PURO
Detalles del libro:
Título: MEDITACIÓN AUTÉNTICA
Subtítulo: Descubre la libertad de la conciencia en estado puro
Título Original: True Meditation
Autor: Adyashanti
Nº de páginas: 94
Editorial: Gaia Ediciones
Año de edición: Septiembre 2008
ISBN: 978-84-8445-197-6
Descripción:
¿Qué pasaría si dejases que todo fuese exactamente tal y como es?
En los catorce años que dedicó al estudio del zen, Adyashanti llegó a la
conclusión de que la mayoría de los meditadores veteranos utilizaban la práctica
como un fin, en vez de como medio para llegar a un fin.
Cuando hablé con Adyashanti por primera vez (su nombre significa,
literalmente, paz primordial), yo sabía que estaba ante un maestro espiritual que
había accedido a algunos descubrimientos muy personales y reales. Aunque él
afirmaba haberse despertado del zen, la persona que le animó a empezar a
enseñar a la edad de treinta y cuatro años, en 1996, fue su profesora zen de toda
la vida, Arvis Justi. Cuando me enteré de que había gente que llegaba a
importantes visiones en su presencia, me di cuenta de que yo quería incorporar
su aportación al laboratorio espiritual de mi vida.
Así que en noviembre del 2004 asistí a un retiro de cinco días con Adyashanti.
Durante ese retiro, Adyashanti dio charlas en las que dejaba que los
participantes hablasen con él en público acerca de sus preguntas y de sus
preocupaciones más íntimas. Asimismo, le dedicábamos entre cuatro y cinco
horas diarias a la meditación en silencio. En ese tiempo teníamos que
implicarnos en lo que Adya denomina Meditación Auténtica. La instrucción
básica que recibimos en el retiro para orientar nuestras meditaciones silenciosas
constaba de dos palabras: no manipulación.
Meditación Auténtica
La Meditación Auténtica no sigue dirección, objetivo o método alguno. Todos los
métodos intentan lograr un determinado estado mental. Todos los estados son
limitados, impermanentes y condicionados. La fascinación por los estados sólo
conlleva a la vinculación y a la dependencia. La Meditación Auténtica es vivir
desde la conciencia primordial.
La Meditación Auténtica surge espontáneamente en la conciencia cuando no la
fijamos sobre los objetos de la percepción. Cuando empiezas a meditar te das
cuenta de que la conciencia está permanentemente concentrada en algún objeto:
en los pensamientos, en las sensaciones corporales, en las emociones, en los
recuerdos, en los sonidos, etcétera. Esto responde a un condicionamiento mental
hacia la concentración y la fijación sobre los objetos. Después, la mente interpreta
convulsivamente aquello de lo que es consciente (el objeto) de un modo mecánico
y tergiversado. Empieza a sacar conclusiones basadas en antiguos condiciona-
mientos.
En la Meditación Auténtica abandonamos todos los objetos a su funcionamiento
natural. Esto implica dejar de esforzarse en manipular la conciencia o en suprimir
de ésta cualquier objeto. En la Meditación Auténtica ponemos el énfasis en estar
conscientes: no en estar conscientes de los objetos, sino en descansar en la
conciencia primordial. Esta conciencia primordial es la fuente de la que surgen y
desaparecen todos los objetos. Al irte relajando en la conciencia, en la escucha,
se irá atenuando la contracción compulsiva de la mente sobre los objetos. Serás
más consciente del silencio del ser, que te da la bienvenida al descanso y a la
aceptación. Si tu actitud es de abierta receptividad, exenta de cualquier objetivo
o anticipación, tu condición natural de silencio y quietud se manifestará con más
facilidad.
El silencio y la quietud no son estados y, por tanto, no podemos crearlos ni
producirlos. El silencio es el no-estado en el que todas las cosas surgen y
desaparecen. El silencio, la quietud y la conciencia no son estados, y nunca los
percibiremos totalmente como objetos. El silencio es el eterno testigo sin forma
ni atributos. Al ir descansando más profundamente en el testigo, los objetos irán
adquiriendo su funcionalidad natural y la conciencia se irá liberando de las
contracciones mentales y de las identificaciones compulsivas, regresando a su no-
estado natural de Presencia.
En ese momento, la sencilla pero profunda pregunta de ¿ quién soy?revelará que
el ser de cada uno es la indefinida Libertad del Ser, y no la tiranía interminable
del ego-personalidad; el ser de cada uno es la Conciencia Primordial en la que
todos los objetos surgen y desaparecen como manifestaciones del Eterno Ser No
Nacido que TÚ ERES.
Me pasé los cinco días del retiro con este papel doblado en el bolsillo de mis
vaqueros; alternaba entre la práctica de las técnicas de meditación a las que
estaba acostumbrada y la relajación, escuchando y siendo sin más, sin
manipulación alguna. Pero tengo que reconocer que, cuando terminó el retiro,
mis preguntas superaban a las respuestas. ¿Qué papel ocupa la técnica en la
meditación? ¿Funciona este método para meditadores de cualquier nivel o sólo
funciona para los practicantes avanzados que lleven años entrenando el
aquietamiento de la mente? ¿Qué pasa con la postura y con el dolor físico y
emocional que suele aparecer durante la meditación?
EL FINAL DE TU MUNDO
COMENTARIOS SOBRE LA NATURALEZA DE LA ILUMINACIÓN
Introducción
Cuando conocí a Adya en otoño de 2004, me sorprendió su manera fresca y
original de enseñar sobre el despertar espiritual. Aunque honraba su linaje zen,
resaltaba la importancia de no confiar en un maestro ni en un método específico
para lograr la realización. En cambio, hablaba de lo trascendental que es
examinar la propia experiencia directa y explorar sin miedo el territorio de
nuestra propia vida. También insistía en que es un mito pensar que el despertar
espiritual es un fenómeno raro que sólo está a disposición de unos pocos
escogidos, que han meditado en cuevas durante décadas o visten túnicas
especiales. Y continuaba diciendo que este mito sobre la rareza del despertar
puede ser en realidad un obstáculo para nuestro propio proceso de
descubrimiento, porque creemos en una limitación que no es real, sino
autoimpuesta.
Al mirar atrás, pienso que Adya (como le llaman sus amigos y alumnos) hablaba
desde la perspectiva de alguien que está sentado en lo alto de la cresta de la ola:
una ola que empieza a romperse en nuestra época. Como él mismo señala en el
capítulo 1, cada vez más personas de las más diversas procedencias y religiones
comienzan a describir el despertar espiritual —una realización inamovible de
que somos la unidad de la vida— como la transformación más importante de
nuestras existencias. A lo largo de los últimos años parece haberse producido un
cambio en la percepción colectiva con respecto a lo que es posible; el despertar
espiritual ya no es sólo dominio de algunos practicantes de élite, sino que de
pronto está al alcance de todos nosotros.
Hace poco más de un año, mientras hablaba por teléfono con Adya, me quejé de
este fenómeno: de haber conocido a tanta gente que parece malinterpretar el
despertar espiritual y que, en realidad, se distancian de su experiencia momento
a momento en nombre de estar despiertos. Adya mencionó que en sus
conferencias insistía mucho sobre este tema: los malentendidos, las trampas y
las ilusiones que pueden producirse después de la experiencia inicial del
despertar espiritual. Inmediatamente y con gran entusiasmo, le pregunté si
estaba dispuesto a dar una serie de charlas sobre este tema, de modo que Sounds
True pudiera publicarlas en audio y también en formato de libro. El accedió, y el
resultado es El final de tu mundo: comentarios sobre la naturaleza de la
iluminación.
Como dice Adya en el capítulo I, hay pocos recursos disponibles para las
personas que han tenido una experiencia inicial del despertar espiritual y quieren
entender cómo continúa y se despliega este proceso. Que este libro sea una guía
útil y un catalizador para esta gran aventura.
Tami Simon (Sounds True), Junio de 2008, Boulder, Colorado
El fin del sufrimiento llega al núcleo del por qué sufrimos y muestra que, del
mismo modo que caes en brazos de un ser querido o que reposas la cabeza en la
almohada por la noche, igualmente puedes dejarte llevar por un momento de
gracia y descubrir que la vida no está separada de ti, que la vida no es otra cosa
que tú.
Introducción
Hace poco tiempo me puse a reflexionar sobre mi experiencia de muchos años
dedicados a la enseñanza. Una de las cosas que he advertido es que los
elementos más transformadores de cualquier enseñanza espiritual son sus
principios básicos, sus fundamentos. Son, por otra parte, los elementos más
fáciles de olvidar, dado que nuestras mentes tienden por naturaleza a lo
complejo. La mente cree que cuanto más sutil y compleja sea una cosa, reflejará
la realidad con mayor precisión. Sin embargo, lo que yo he visto a lo largo de
mis muchos años como enseñante es que en realidad lo que impacta más son los
principios fundamentales de las enseñanzas; que los elementos básicos de las
enseñanzas son lo que contiene el verdadero poder de ayudarnos a transformar
nuestras vidas.
Las enseñanzas que se contienen en este libro no son más que modos de
abrirnos a la gracia, de abrirnos a ese elemento misterioso de luz que nos entra
en los momentos ocultos y callados. Este elemento desata una revolución en
nuestra manera de percibir la vida, una revolución que contribuye muchísimo a
ayudarnos a poner fin al sufrimiento y a la lucha que tienen que vivir muchos
seres humanos día a día.
Las enseñanzas que aparecen en este libro no pretenden ser unos datos que
debas ir recogiendo con la mente, sino que habrás de meditar profundamente
sobre ellas para determinar si puedes encontrar la verdad en tu propia
experiencia. Debes estar dispuesto a desacelerarte, a detenerte incluso, para
asimilar plenamente lo que oyes, pues, en último extremo, la verdad de
cualquier enseñanza no se encuentra nunca en las palabras. La verdad se
encuentra, más bien, en lo que se revela dentro de nuestro propio ser. Con esta
exploración hacemos nuestras las enseñanzas. Y al hacer nuestra una enseñanza,
al vivir dentro de nuestra propia experiencia aquello a lo que señala la
enseñanza, llegamos a despertarnos a una visión de la vida que es más plena y
unificada, y que, en última instancia, aborda directamente los deseos y los
anhelos más profundos del corazón humano.
LA VÍA DE LA LIBERACIÓN
GUÍA PRÁCTICA PARA LA ILUMINACIÓN ESPIRITUAL
Detalles del libro:
Título: LA VÍA DE LA LIBERACIÓN
Subtítulo: Guía práctica para la Iluminación Espiritual
Título Original: The Way of Liberation
Autor: Adyashanti
Nº de páginas: 96
Editorial: Gaia Ediciones
Año de edición: Julio 2014
ISBN: 978-84-8445-506-6
Descripción:
La vía de la liberación es una cuidadosa y elaborada condensación esencial de
las enseñanzas de Adyashanti, además de una breve, depurada y eficiente guía
práctica para la consecución rápida, directa y precisa del despertar espiritual,
desde el estado del ego hacia un estado de liberación interior definitiva.
La obra nos indica el modo de vivir este proceso con la mayor plenitud posible,
dentro del ritmo y ambiente propio de la vida cotidiana. Para ello propone la
original integración de los Cinco Fundamentos, las Tres Claves y las Tres
Prácticas:
Los Cinco Fundamentos son valiosos instrumentos para vivir y manifestar la
naturaleza última de la Realidad en cualquier condición y entorno de
existencia.
Y en ese momento supe que aunque esta conciencia lo era todo, también estaba
por encima de todo. Que aunque esto despareciese del todo, aunque
desapareciesen todas las formas y todo lo que veía, esto no quedaría reducido,
ni siquiera un poco.
085. Adyashanti
Publicado en 31 de agosto de 2011 por Rick Archer
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Adyashanti, autor de The Way of
Liberation: Una guía práctica para la iluminación espiritual , Resurrecting Jesus , True
Meditation y The End of Your World , es un maestro espiritual nacido en Estados Unidos y
dedicado a servir al despertar de todos los seres. Sus enseñanzas son una invitación abierta
para detener, indagar y reconocer lo que es verdadero y liberador en el centro de toda la
existencia.
Cuando se le pidió que enseñara en 1996 por su maestro zen de 14 años, Adyashanti ofrece
enseñanzas que están libres de cualquier tradición o ideología. "La verdad a la que me
refiero no está confinada dentro de ningún punto de vista religioso, sistema de creencias o
doctrina, sino que está abierta a todos y se encuentra en todos".
Enseña en toda América del Norte y Europa, ofreciendo satsangs, intensivos de fin de
semana, retiros silenciosos y una transmisión de radio en vivo por Internet.
Adyashanti (cuyo nombre significa “paz primordial”), nació en 1962 como Steven Gray,
estudió Zen durante 14 años bajo la guía de su maestra Zen, Arvis Joen Justi. Justi era un
estudiante de Taizan Maezumi Roshi del Centro Zen de Los Angeles. Arvis enviaba
regulamente a Gray (Adyashanti) a hacer sesshins (periodos intensivos de meditación
zazen) en el Centro Zen de San Francisco, donde también estudiaba Zen bajo la dirección
de Jakusho Kwong Roshi. A la edad de 25 años comenzó a experimentar una serie de
transformaciones de despertares espirituales.
Adya empezó a enseñar en 1996 respondiendo a la petición de la maestra zen con la que
llevaba estudiando catorce años. Su estilo de enseñanza (también conocido como satsang)
es directa, espontánea y no-dual que ha sido comparada con la de los antiguos maestros
Zen y sabios advaita (no-dualidad) de la India, sintiéndose afín a Nisargadatta
Maharaj. Sus retiros son una mezcla de meditación silenciosa, enseñanzas del drama y
conversaciones con sus estudiantes, y se centran en la disolución y reconstrucción de la
identidad personal. En todo este tiempo muchos buscadores espirituales han despertado a
su verdadera naturaleza en compañía de Adyashanti.
Sus enseñanzas son una invitación abierta para detenerse, investigar y reconocer lo que
es verdadero y liberador en el centro de toda la existencia.
“Si filtras mis palabras a través de cualquier tradición o “ismo”, te perderás lo que digo.
La verdad liberadora no es estática; está viva. No puede ser conceptualizada y
comprendida por la mente. La verdad está más allá de todas las formas de
fundamentalismo conceptual. Lo que eres es el más allá, despierto y presente, ya aquí y
ahora. Simplemente te ayudo a darte cuenta de ello.”
“El propósito de mi enseñanza es la iluminación, despertar de la ilusión del estado de
separación para alcanzar la realidad del Uno. En pocas palabras, lo que pretendo es que
comprendas lo que eres. Es posible que también descubras otros elementos en esta
enseñanza, los cuales surgen simplemente como respuesta a las necesidades concretas de
los demás en un determinado momentos; pero, básicamente, lo único que me interesa es
que te despiertes.”
Adyashanti reside en California con su esposa, Mukti, Profesora Asociada del Open Gate
Sangha. Él enseña en el área de la bahía de San Francisco, ofreciendo satsangs, retiros
intensivos de fin de semana y retiros de silencio. También viaja para enseñar en otras
zonas de Estados Unidos y Canadá.
En esencia, todo el esfuerzo espiritual es una cosa muy simple: La espiritualidad trata
esencialmente sobre el despertar al conocimiento intuitivo de la unidad y la disolución
de nuestro apego a la consciencia egoica. Al decir que la espiritualidad es algo muy simple,
no quiero dar a entender que sea una tarea fácil o difícil. Para algunos puede ser muy fácil,
mientras que para otros puede ser más difícil. Hay muchos factores e influencias que desempeñan
un papel en nuestro despertar a la realidad última, pero los factores más importantes por el
momento son la sinceridad, la atención enfocada (1), y el coraje.
La sinceridad es una palabra que utilizo a menudo en la enseñanza para transmitir la importancia
de estar arraigado en las cualidades de la honestidad, la autenticidad y la genuinidad. No puede
haber nada falso o artificial en nuestras motivaciones si queremos despertar plenamente a
nuestro estado natural e integral de la conciencia unificada. Mientras que las enseñanzas y los
maestros pueden señalarnos “la paz más allá de toda comprensión“ que mora en nuestro
interior, sin embargo siempre vamos a viajar a lo largo del hilo de nuestra sinceridad interior, o
la falta de la misma. Porque el ego es inteligente y hábil en los métodos del engaño, y sólo la
honestidad y la autenticidad de nuestro inefable ser están más allá de su influencia. A cada paso
y con cada respiración se nos da la opción de actuar y responder, tanto interior como
exteriormente, al condicionamiento de la consciencia egoica que valora el control y la separación
por encima de todo, o a la conciencia intuitiva de la unidad que reside en el silencio interior de
nuestro ser.
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Sin sinceridad es muy fácil, incluso para las más grandes enseñanzas espirituales, llegar a
convertirse en poco más que juguetes de la mente. En nuestro mundo tan cambiante de
soluciones rápidas, grandes promesas y cortos espacios de atención, es fácil mantenerse en un
nivel muy superficial de consciencia, sin siquiera saberlo. Mientras que el estado despierto está
siempre presente y más cerca que tus pies, tus manos o los ojos, no se puede abordar de una
manera casual o insincera. Hay una razón por la que los buscadores de todo el mundo tienen
instrucciones de quitarse los zapatos y aquietar sus voces antes de entrar en espacios
sagrados. El mensaje que se transmite es que nuestro ego debe ser “apartado y
aquietado” antes de que se nos conceda el acceso a lo divino. Todos los intentos de
nuestro ego por controlar, reclamar y suplicar a la realidad no tienen ninguna
influencia sobre ella más que para hacernos la vida más difícil y conflictiva. Pero una
mente abierta y un corazón sincero tienen el poder de asegurarnos el acceso a la
realización de lo que siempre ha estado presente todo el tiempo.
Cuando la gente le preguntó al gran sabio hindú Nisargadatta cuál pensaba él que era la cualidad
más importante que había que tener para despertar, él dijo: “seriedad.” Cuando eres serio, eres
a la vez sincero y uni-focalizado; ser uni-focalizado significa mantener tu atención en una sola
cosa. He encontrado que lo más difícil de hacer para la mayoría de los buscadores espirituales es
mantenerse enfocado en una cosa durante mucho tiempo. La mente salta de un lado a otro con
sus inquietudes y dudas a cada momento. Raramente se queda con una pregunta un tiempo lo
suficientemente largo como para profundizar en ella. En la espiritualidad es muy importante no
dejar que la mente egoica se mantenga saltando de una preocupación a otra como un perro sin
entrenamiento. Recuerda, el despertar tiene que ver con la realización de tu verdadera naturaleza
y la disolución de todo apego a la consciencia del ego.
Mi abuela, que falleció hace unos años solía decirme en tono de broma: “Envejecer no es para
los débiles”. Ella era muy consciente de los desafíos de un cuerpo envejecido, y aunque ella
nunca se quejó ni sentía ninguna compasión por sí misma, sabía de primera mano que el
envejecimiento tiene sus retos, así como sus beneficios. Mi abuela tenía coraje en su interior, que
le ayudó mucho mientras se acercaba el final de su vida, y me siento feliz al decir que cuando
murió, lo hizo de buena gana y sin miedo. De forma similar el proceso de entrada a un despertar
completo y maduro requiere de coraje, ya que no sólo nuestra visión de la vida, sino la vida
misma se transforma para alinearse con la visión mística interior. Un corazón sincero es un
corazón vigoroso y valiente dispuesto a rendirse ante la gran extensión desconocida
del Ser –una extensión que la mente egoica no tiene forma de saber o entender.
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Cuando la conciencia de uno se abre más allá del estado de sueño de la consciencia egoica hacia
la infinita nada de la conciencia intuitiva, es común que el ego sienta mucho miedo y terror
mientras se inicia esta transición. Aunque no hay nada que temer acerca de nuestro estado
natural de Ser infinito, este estado está más allá de la capacidad de entendimiento del ego, y
como siempre, los egos temen lo que no entienden y no pueden controlar. Tan pronto como
nuestra identidad abandona el ámbito del ego y asume su lugar legítimo como la
nada/totalidad infinita de la conciencia, todo el miedo se desvanece de la misma
manera que cuando nos despertamos de una pesadilla. De la misma manera en la que me
dijo mi abuela, “Envejecer no es para los débiles”, también puede decirse que la transición desde
el estado de sueño al estado despierto y maduro requiere coraje.
La sinceridad, la atención enfocada y el coraje son cualidades indispensables para despertar del
estado de sueño del ego a la paz y la tranquilidad del Ser despierto. Todo lo que queda por hacer
es vivirlo.
Por Adyashanti
Fuentes:http://alma-espiritulibre.blogspot.com.ar/
http://www.advaitainfo.com/articulos/cualidades.html