Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Octave Parango trabaja como creativo en una agencia publicaría en Francia que
conocen como la Rosse. La agencia famosa y reconocida, no cuenta con la bomba
que está por caerle encima cuando el protagonista decide crear este libro para
hacerle saber al mundo cómo es la realidad de quienes se dedican a este arte de
vender y engañar.
Drogas, alcohol, sexo y depresión, son algunos de los factores que intervienen en
diversos momentos de la vida de Octave, a quien le ha nacido el repentino
arrepentimiento y golpe de moral por el trabajo que hace, que no es nada más y
nada menos que idear cómo atrapar al consumidor, crearle la necesidad de un
producto que no ocupaba pero que ahora deseará con todas su fuerzas.
El libro está dividido en seis partes, cada una está escrito de una forma especial,
dependiendo del pronombre que sea el capítulo (yo, tú, él, nosotros, vosotros, ellos),
sin embargo siguen una historia lineal. Es la vida de éste sujeto –tanto personal
como laboral- harto de su trabajo dentro de una agencia publicitaria. Encontramos
la forma en que él siente su oficio, así como todo lo que implica. Todo esto mientras
desarrolla la campaña de Delgadín un tipo de lácteo sin grasa para la empresa
Madone. Se enfrenta al amor, a la pérdida, a los vicios y sobre todo, a él mismo.
Análisis:
Por un lado, es un tanto obvio. Como seres humanos en contacto diario con
emociones y sentimientos, es hasta cierto punto aceptable querer “huir” de lo que
nos incomoda o mortifica de la vida cotidiana. Más que huir, considero que
buscamos despejarnos, enfocar nuestros pensamientos en algo que no necesite de
mucho esfuerzo mental y, como menciona Beigbeder, recurrimos al uso de medios
digitales como la televisión o el Internet.
Considero que otra de las escapatorias ante nuestra angustia es el consumo porque
es algo que tenemos demasiado arraigado como la sociedad consumista que somos
en pleno 2017. Lo hemos aceptado a un grado en que ya lo vemos como un dador
de felicidad. Cuando estamos tristes se piensa “voy a comprar equis cosa a equis
lugar, eso me hará sentir mejor”. Buscamos una salida y debido a que hemos sido
educados para ser compradores desde que nacemos, lo vemos muy natural y
normal.
¿Cómo hemos llegado a esto? Gracias a personas como Octave y Charlie y el resto
de la Rosse, gracias a la publicidad y al marketing. Si bien tenemos necesidades
básicas categorizadas (la pirámide de Maslow) también nos han creado otras que
solo podemos satisfacer con cierto producto específico. De esto trata la publicidad,
según el punto de Octave, vender mentiras y necesidades, de engañar.
Para mí, este comportamiento se genera desde que comenzamos a tener memoria,
no conciencia, porque para ese momento, ya estamos inmersos en la sociedad de
consumo. Una idea similar la retrata Juliet B. Schor cuando menciona que “el
marketing y la publicidad han desempeñado un papel decisivo en la transformación
de los niños en consumidores autónomos y capaces. (2006, p. 28)
Y lo han logrado gracias a todas las herramientas que tienen a su disposición para
hacerlo. Como vimos en esta última parte del curso, la publicidad hace uso incluso
de teorías psicológicas para poder crear una conexión con el consumidor. Suena
muy malintencionado, como si los publicistas nos aprovecháramos del inconsciente
de nuestros compradores, pero considero que ha llegado a este punto debido a que
lo hemos permitido así.
“Sois el producto de una época. No. Echarle la culpa a la época es demasiado fácil.
Sois productos. Y punto. Ya que a la globalización no le interesaban las personas,
teníais que convertiros en productos para que la sociedad se interesase por
vosotros. El capitalismo convierte a las personas en yogures con fecha de
caducidad, drogadas a base de espectáculo.” (2001, p. 227)
En alguna parte del texto se menciona que las personas también se van
cansando de la publicidad, se crea una “publifobia” que hace a la gente alejarse
de esto y considero que hoy estamos viviendo en esa fobia. Poco a poco nos
vamos dando cuenta, como consumidores, de lo que hay detrás, vamos notando
que es una estrategia de algún Octave y que está en nosotros decidir.
Comenzamos a ser conscientes de qué y por qué escojo esto para satisfacer mis
necesidades, la influencia publicitaria sigue y seguirá ahí, pero ahora se enfrenta
a un nuevo tipo de consumidor, solo tiene que “ingeniárselas” para seguir
logrando su cometido.
Bibliografía:
Beigbeder, F. (2001). 13,99 euros. Barcelona: Anagrama. Traducción de: Pàmies, S.
Fuentes consultadas:
Bauman, Z. (2007) Vida de consumo. México: Fondo de Cultura Económica p.
78
Schor, Juliet (2006). Nacidos para comprar: los nuevos consumidores infantiles.
México: Paidós p. 28
El Heraldo. (19 de agosto de 2015). "Somos la era individualista, que privilegia el
consumo": Lipovetsky. Obtenido de https://www.elheraldo.co/tendencias/somos-la-
era-individualista-que-privilegia-el-consumo-lipovetsky-212448