Vous êtes sur la page 1sur 5

MOVIMIENTOS LIBERTARIOS DEL SIGLO XVIII

Las injusticias de la sociedad colonial fueron generando descontentos cada vez mayores, que se
expresaron abiertamente en conflictos crecientes entre distintos sectores sociales y en contra de las
autoridades españolas en América. Los movimientos llevados a cabo por negros, zambos, pardos y los
llamados blancos de orilla a finales del siglo XVIII, fueron reacciones contra el pago de impuestos, las
injusticias y la explotación de los sectores populares, en especial de indios y esclavizados. Esos movimientos
contribuyeron a ir formando conciencia emancipadora en el pueblo latinoamericano.

El primero de esos movimientos populares ocurrió en Cochabamba (actual Bolivia, en 1730),


encabezado por Alejo Calatayud. Otro de gran significación fue la insurrección del Paraguay (1713-1735),
patrocinada por pobladores que se encontraban en total desventaja con la Compañía de Jesús, ya que los
sacerdotes jesuitas exportaban sin pagar impuestos por sus productos. En 1780-1781 José Gabriel
Condorcanqui, quien se hizo llamar Túpac Amaru II, descendiente por línea materna del último soberano Inca,
dirigió el movimiento contra el régimen colonial español en el Virreinato del Perú que involucró a más de 200
mil pobladores originarios. Tras la aprehensión y descuartizamiento de Túpac Amaru a manos de los
españoles, ocurrido el 18 de mayo de 1781, Túpac Katari, su esposa Bartolina Sisa y otros asumieron la
dirección del movimiento que fue aplastado con saña. En el mismo año (1781) ocurrió el movimiento de
Comuneros de Nueva Granada (actual Colombia) que se extendió hasta el occidente venezolano.

Algunos movimientos en Venezuela fueron la revuelta de Juan Francisco de León (1749-1752), la


insurrección de José Leonardo Chirino (1795), la conspiración de Gual y España (1797), y la tentativa de negros
y mulatos de Maracaibo (1799).

Insurrección de José Leonardo Chirino (1795)


El área de Coro, donde ocurrió la insurrección, contaba con más de 26.000 pobladores, de los cuales
solo 3.700 eran blancos, de modo que la mayoría eran negros esclavizados, pardos y negros libres, muchos de
ellos fugitivos de Curazao. Los criollos del Cabildo se habían negado a aplicar la Real Cédula de 1789, conocida
como el Código Negro, que ofrecía un régimen de mayor consideración para los negros y en 1790 se había
intensificado el cobro de tributos a los indios, además del cobro anticipado del impuesto de alcabala a los
esclavizados y labradores libres. Estos hechos crearon un clima de malestar e incitaron la insurrección.

El movimiento alcanzó grandes proporciones y fue reprimido violentamente por las autoridades
españolas con apoyo de los criollos.

El contexto en el que se desarrolla este movimiento, sus actores e ideas que proclamaban la libertad
de los esclavos, la supresión de los impuestos de alcabala y la Ley de los franceses (”libertad, igualdad y
confraternidad”) revelan la importancia de los ideales libertarios e igualitarios de la insurrección de José
Leonardo Chirino, ocurrida en la serranía de Coro.

José Leonardo Chirino


José Leonardo Chirino Zambo libre nacido de negro esclavizado y madre indígena… Chirino trabajaba
como jornalero en la hacienda de la familia Tellería y parte de su trabajo consistía en viajar hacia las Antillas.
SaintDomingue y Curazao fueron algunos de sus destinos. Se dice que estos viajes influenciaron a Chirino
ideológicamente, empapándolo de los preceptos libertarios que sustentaban la rebelión de negros en Saint-
Domingue (hoy Haití), de manera que la insurrección de la serranía coriana contó con un elemento ideológico
ausente en las demás rebeliones, como lo fue la influencia de la rebelión de Haití en 1791, la cual culminaría
con la Revolución Haitiana y la creación de la segunda república independiente en América en 1804. José
Caridad González, negro huido de Curazao, bien enterado de los movimientos revolucionarios en Saint-
Domingue, se estableció desde muy joven en las costas venezolanas y su principal oficio era ayudar a otros
negros antillanos a fugarse y refugiarse en tierra firme. González y Chirino idearían juntos en Curimagua (Edo.
Falcón) la rebelión del 10 de mayo de 1795. Los insurrectos se calculaban alrededor de 200 hombres y mujeres
esclavos y libres. Quemando haciendas, secuestrando blancos y reclutando guerrilleros, ascendieron a 300
insurrectos en menos de un día. El pánico se regaría por la serranía coriana como una gota de tinta en agua.
Luego de haber oído sobre los acontecimientos que se sucedían en Saint-Domingue, las familias blancas huían
hacia las Antillas holandesas en busca de refugio. El terror al negro se hizo presente una vez más ante la feroz
demanda de supresión de alcabalas y fin de la esclavitud. No era posible resistir más a las inhumanas formas
del sistema esclavista, no existía para Chirino y su grupo otra manera de reclamar libertad.

La rebelión fue atacada por las autoridades y en días suprimida salvajemente. Muertos a golpe de
cuchillo, culetazos y decapitaciones, los integrantes de la revuelta, no resistieron el embate de las fuerzas
opresoras. Chirino fue capturado en agosto de 1795 y trasladado a Caracas, condenado a muerte por la Real
Audiencia el 10 de diciembre de 1796 (…) Finalmente, Chirino fue decapitado en Caracas y sus extremidades
expuestas en los caminos hacia Coro y Aragua como ejemplo del castigo a quienes se sublevaran.

CONSPIRACIÓN DE GUAL Y ESPAÑA (1797)


Por los principios económicos y sociales que proclamaba, la conspiración de Manuel Gual y José María
España tuvo un carácter revolucionario de corte republicano. Iba dirigida contra las autoridades españolas y
también contra las injusticias sociales de la sociedad colonial. El movimiento logró el apoyo de gente de todos
los sectores sociales: españoles, funcionarios, milicianos, sacerdotes, blancos criollos, mestizos, mulatos,
pardos y negros libres. La conspiración contó con el apoyo de algunos blancos de la élite criolla debido al
descontento contra las autoridades españolas, y de gente de los sectores populares por el carácter igualitario
de la propuesta.

José María España ejercía el cargo de teniente Justicia Mayor de Macuto, y Manuel Gual era capitán
retirado de la Milicia Regular de Caracas. En La Guaira mantenían contacto con los prisioneros políticos
españoles Juan Bautista Picornell, Manuel Cortés Campomanes y otros, que se encontraban cumpliendo pena
en una cárcel de La Guaira por rebelarse contra la monarquía española en Madrid. Estos, muy especialmente
Picornell, desde la cárcel, colaboraron en la preparación del movimiento.

El plan conspirativo consistía en generar una insurrección de civiles y militares contra el poder español,
con la intención de desencadenar la “Revolución del Pueblo Americano” y declarar la independencia de las
provincias de Venezuela, en nombre de la igualdad de los hombres y la libertad de la patria. Las “Ordenanzas”
que disponían las instrucciones revolucionarias para la organización del movimiento, muestran que se trataba
de un movimiento republicano, antimonárquico e igualitario. Constaba de 44 puntos que planteaban la
conformación de un Estado republicano, una bandera de cuatro colores, la igualdad entre blancos, pardos,
indígenas y negros, y en consecuencia, la abolición de la esclavitud. Los revolucionarios proponían medidas
sobre la economía y aspiraban a expandir el movimiento a “todas las Provincias, Comandancias,
Corregimientos”. Estas debían enviar sus diputados con amplios poderes para la declaración de la
independencia y establecer un gobierno general interino y gobiernos particulares en cada pueblo y provincia.
También tenían dos canciones revolucionarias, la Canción americana y la Carmañola americana, con las que
buscaban ganar el apoyo de las masas populares a la causa revolucionaria, y un manifiesto dirigido a los
“Habitantes libres de la América Española”, en el que se excitaba a la rebelión. Ante tales principios
revolucionarios, que evidentemente planteaban un cambio profundo en la sociedad venezolana de finales del
siglo XVIII, muchos criollos reaccionaron contra el movimiento; pues, aunque también mostraban
descontento, los cambios propuestos afectaban sus intereses y temían perder sus privilegiados.

La conspiración fue reprimida con gran fuerza por las autoridades españolas y repudiada por blancos
criollos. Muchos de los comprometidos fueron apresados y violentamente castigados. Sus líderes lograron huir
a las Antillas y posteriormente se asentaron en Trinidad, mientras en Caracas, se ofrecía recompensa por sus
capturas. José María España decidió regresar en 1799 a La Guaira, donde fue apresado, juzgado y condenado a
muerte y ahorcado en la Plaza Mayor de Caracas; y Pedro Gual permaneció en Trinidad y murió en octubre de
1800, envenenado por un agente español.
ESTRUCTURA SOCIAL DE LA COLONIA

En la sociedad colonial de Venezuela y de toda Nuestramérica, hubo desde los inicios la presencia de tres grupos
étnicos, con diferencias en sus rasgos físicos que, durante un largo tiempo de convivencia, se habían mezclado dando
origen a diversos tipos de mestizaje. Además, había diferencias por el tipo de trabajo asignado a cada uno de esos
grupos y a sus derechos y obligaciones.

Nombres por el color de la piel y por el lugar de origen

Blancos peninsulares llamaron a los españoles, porque España está en la península Ibérica (igual que Portugal).
Tenían todos los derechos políticos (solo ellos podían ser Virrey, Capitán General y ejercer otros altos cargos) y tenían
privilegios sociales. Blancos criollos llamaron a las y los descendientes de españoles, nacidos en América. Tenían
limitados sus derechos políticos a ejercer cargos en el Cabildo y desde el siglo XVIII en el Real Consulado. Pero tenían
iguales derechos económicos e iguales privilegios que los y las peninsulares: usar mantón para abrigarse (de ahí viene
que les llamaran “mantuanos y mantuanas”), tener en la iglesia un sitio aparte, solo las mujeres blancas podían usar
joyas y adornarse, etc.

Blancos de orilla o isleños llamaron a quienes habían nacido en las islas Canarias u otras pertenecientes a
España. Estos no tenían derecho ni siquiera de ejercer cargos en el Cabildo, ni privilegios sociales, solo uno: no ser
discriminados abiertamente en público (al papá de Francisco de Miranda le hicieron una vez un juicio en el tribunal por
haber salido con paraguas). Trabajaban en oficios manuales, vendían telas y otros productos; trabajaban como
empleados en tiendas; algunos tenían pequeñas parcelas o pequeños comercios y vivían del producto de las ventas.

Indios: los clasificaban en encomendados (tú sabes cuales eran); tributarios eran los que estaban obligados a
pagar un tributo, vivían en pueblos solo para indígenas bajo la autoridad de un corregidor o en misiones bajo la
autoridad de un “cura doctrinero”; indios rebeldes o “alzados” llamaban a los que hasta fines de la colonia se resistieron
a ser dominados y se fueron a vivir en lugares distantes, sin permitir la entrada de desconocidos que pudieran atacarlos
o tratar de someterlos. Algunos continuaron la lucha contra invasores; es el caso de los araucanos que lucharon contra
invasores durante 200 años al sur de Chile y Argentina.

Negros: africanos y afrodescendientes, esclavizados y libertos. Solo tenían deberes, carecían hasta del derecho a
su libertad. Las mezclas de indios, negros y blancos recibían distintos nombres:

• Mestizos: llamaron a hijos e hijas de blanco-indio, eran los menos discriminados.

• Mulatos: resultan de la mezcla blanco-negro.

• Zambos: resultan de la mezcla indio-negro.

• Pardos: resultaban de mezclas que tenían sangre africana directamente (por ser descendiente de padre o
madre negro/a) o indirectamente por ser el resultado de mezclas en las que algún antepasado era zambo o mulato.

Cuentan que a fines del siglo XVIII una persona importante utilizó la palabra pardos para denominar a hijas e
hijos de cualquier mezcla y al pasar el tiempo se generalizó su uso. En realidad, todavía usan la palabra pardo los
historiadores en sus libros y así aparece en los textos escolares; pero en la actualidad, cualquier mezcla que tenga el
componente africano es llamada “miscegenada”
Grupos sociales

La estructura social del período colonial tuvo cambios a través del tiempo, a pesar de ser bastante rígida. Esto
permite diferenciarla en etapas cronológicas.

Entre los siglos XVI y XVII hubo un proceso de formación de estamentos o castas, constituidas por las tres etnias
que iniciaron la convivencia en un espacio donde esos grupos estaban construyendo nuevos espacios geográficos dentro
de las condiciones de ese momento histórico: un estamento formado por blancos peninsulares y criollos que tenía en
sus manos el poder político y económico que gozaba de privilegios sociales y culturales, siendo el único grupo con
acceso a la educación. Diferenciaciones económicas y sociales que eran visibles: el color de la piel, el vestido, los adornos
y accesorios personales. Diferenciaciones visibles e invisibles que derivaban de estar sujetos a leyes y reglamentos
diferentes para cada etnia.

Entre los siglos XVIII y comienzos del XIX los elementos antes mencionados se habían consolidado dando origen
a cinco grupos o clases sociales incipientes:

Aristocracia: formada por blancos peninsulares que ejercían altos cargos en el gobierno colonial (y sus
familiares); eran productores y comerciantes; criollos (y sus familiares): propietarios de latifundios, y un grupo que era
dueño de negocios comerciales y algunos dueños de barcos que desde el siglo XVII obtuvieron permiso para transportar
cacao al Virreinato de Nueva España.

El grupo de blancos de orilla y sus familias, aunque tenía algunos beneficios legales, eran discriminados.
Lucharon por igualarse a los criollos; aunque la Corona estableció una ley de “gracias al sacar”, el procedimiento judicial
para demostrar su “limpieza de sangre” era complicado y muy costoso.

Grupo de miscegenados o pardos. con excepción algunos que, por ser descendientes de un blanco peninsular o
criollo, tenían bajo aporte de sangre negra; generalmente no eran despreciados y menos discriminados, todos los otros
sí lo eran y además tenían bajos ingresos: eran barberos, sastres, carpinteros, herreros y ejercían otros oficios
artesanales en ciudades y pueblos. Llegaron a ser la mayoría de la población.

Grupo de indígenas y esclavizados africanos y afrodescendientes. Los indígenas encomendados o no, tenían
alguna protección derivada de Leyes de Indias, pero los esclavizados no tenían derecho ni siquiera a su libertad personal.
Eran pobres, explotados, despreciados y excluidos de muchos derechos humanos.

Así, poco a poco, de esas diferencias en la sociedad de Nuestramérica, surgieron clases sociales.

Vous aimerez peut-être aussi