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vm, NV 31,5-25
DCA, San Salvador, El Salvador C.A.
Ignacio Martín·Baró
Departamento de Psicología y Educación
Universidad Centroamericana José Sime'ón Cañas
San Salvador, El Salvador
RESUMEN
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ciplina y la indolencia, la falta personas más capaces queda- do tipo de planteamiento. De tiende a discriminar en favor
de rigor y dedicación laboral? rían asignadas a los puestos y ta- hecho, la división social del tra- de la ciudad. Las grandes urbes
reas de mayor responsabilidad bajo sigue unos ejes que no supo- absorben abusivamente los prin-
2. La situación laboral en La- social y, en compensaci6n, reci- nen un simple reparto de tareas cipales servicios sociales -edu-
tinoamérica. birían mayores beneficios. Por sociales, sino que mantienen y cativos, sanitarios, habitaciona-
sorprendente que pueda parecer, reproducen un orden discrimi- les-, así como los beneficios de-
Toda generalización resulta esta concepción es la que todavía natorio. Tres de los ejes princi- rivados del aparato estatal y del
siempre peligrosa. En nuestro late en muchos de los plantea- pales (no los únicos) son el urba- desarrollo económico. Con ello
caso, es indudable que existen mientos y técnicas aplicados por no-campesino, el profesional- no pretendemos ignorar los cin-
notorias diferencias entre la si- psic6logos y administradores en manual y el masculino-femeni- turones y fajas de miseria que
tuaci6n laboral imperante en un los procesos de selección y entre- no. bordean y cruzan las principa-
país o en otro, y dentro de cada namiento laboral, como si la na- les metrópolis latinoamerica-
país, sobre todo si es tan grande turaleza se encargara espontá- a) División urbano-campesi- nas, continuamente aumenta-
como Brasil, entre una regi6n y neamente de definir las formas na. Hasta hace relativamente das por una inmigraci6n masi-
otra. Con todo, si queremos obte- de trabajo y los tipos de personas poco, los países latinoamerica- va; pero si se dan estos cinturo-
ner una visi6n de conjunto, más adecuados para desempeñarlas. nos eran predominantemente nes y esta inmigraci6n es preci-
que multiplicar los datos esta- rurales. En 1970, apenas cuatro samente porque el campo cada
dísticos concretos, necesitamos Una visión alternativa sostie- países latinoamericanos (Ar- vez ofrece menos 'op.ortunidades
plantear ciertos parámetros in- ne que la división social del tra- gentina, Chile, Uruguay y Vene- de subsistencia. En países corno
terpretativos generales, aun bajo responde a los intereses de zuela) tenían más del 50 % de su El Salvador se acepta como evi-
cuando su validez obviamente las clases dominantes. Son esas población viviendo en ciudades dente y está legalizado que, por
sea mayor en unos casos que en clases las que definen el ordena- de veinte mil habitantes o más un trabajo equiparable, el campe-
otros. En el caso latinoameri- miento social y, por consiguien- (CEPAL, 1987, pág. 6). Actual- sino reciba un salario mínimo
cano, tres características me pa- te, las necesidades hacia cuya mente, otros varios países, como inferior al del peón urbano.
rece que definen mejor .la si- respuesta se orienta preferente- México o Perú, se encuentran en
tuaci6n a nivel continental: a) mente el funcionamiento institu- esa situación. Sin embargo, toda- Permítanme añadir que la
la divisi6n discriminante, b) la cional. La asignación de las per- vía países como los centroameri- psicología contribuye, más por
marginaci6n y desempleo ma- sonas a uno u otro nivel de la pro- canos deben ser considerados omisión que por acción, a esta
sivos, y c) la dinámica de'explo- ducci6n o de los servicios es rea- fundamentalmente agrícolas, situación discriminatoria del
taci6n y represión. lizada mediante un sistema de aun cuando a veces, al calificar campesino. Rara vez la psicolo-
selección intrínsecamente lig~ como urbanas poblaciones de gía ha tomado como centro de su
2.1. División discriminante del do a la jerarquía de clases~, Por cinco mil o más habitantes, se interés la realidad del campesi-
trabajo. ello, aunque eventualmente un tiende a exagerar su grado de ur- nado, muy probablemente por-
individuo perteneciente al prole- banizaci6n. Más aún, en no po- que los esquemas de la psicolo-
Todo orden social está basado tariado o al campesinado pueda cos casos, el sector campesino es- gía dominante provienen de los
en una determinada divisi6n so- ascender por la pirámide social, tá constituído en buena parte por Estados Unidos. Esta deficien-
cial del trabajo. Los teóricos clá- en conjunto la adscripción labo- la población indígena, lo que cia es todavía más notoria en el
sicos del funcionalismo mante- ral sigue un riguroso ordena- agranda todavía más la divi- área de la psicología del trabajo,
nían que esta divisi6n se funda- miento de clases. sión y diferencias. que parecería haberse olvidado
ba por un lado en las necesida- de esa forma específica de traba-
des objetivas de la sociedad y, Un análisis somero de la si- Pero sea cual sea la relaci6n jo que es el cultivo de la tierra.
por otro, en las características tuaci6n laboral latinoamerica- porcentual entre poblaci6n urba-
de las personas (ver Davis y na en los momentos actuales na y campesina, es un hecho que (b) División profesional-ma-
Moore, 1945). De este modo, las muestra la validez de este segun- la divisi6n social del trabajo nual. Uno de los errores más fre-
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cuentes al analizar la estratifi- parte de las mujeres latinoame- perjuicio de los sectores más dé- En los momentos actuales, la
cación de las sociedades es equi. ricanas, su naturaleza se con- biles: el campesino, el obrero y atención se suele centrar más
parar las clases sociales con los vierte en destino. Difícilmente la mujer. en el problema del desempleo y
estratos ocupacionales. Una cla- pueden las mujeres aspirar a los del subempleo, aunque margina-
se social no es igual a un estrato cargos de mayor responsabili· 2.2. Marginación y desempleo ción y desempleo son problemas
social. Sin embargo, una visión dad social, tanto en el sector pú- masivos. que en buena medida se superpo-
de conjunto sobre las sociedades blico como en el privado. Una nen; no. todos los desempleados
latinoamericanas muestra que simple mirada a los gabinetes Ahora bien, si el sistema so- se encuentran entre los sectores
existe un abismo de todo tipo en- de gobierno latinoamericanos, a cioeconómico que predomina en marginados, pero la mayoría de
tre unos sectores de la población, la composición de las asam- los países latinoamericanos re- los marginados, casi por defini-
que abarcan predominantemen- bleas o parlamentos, a la direc- sulta discriminante para ciertos ción, se encuentran entre los
te a profesionales, administrado- ción de las grandes empresas e sectores de la población incorpo- permanentemente desemplea-
res y empresarios, y otros secto- industrias, a la cabeza de las rados al propio sistema, resulta dos o· endémicamente subem-
res, formados por empleados su- instituciones de todo tipo más in- discriminatorio en una forma pleados. El problema adquiere
balternos, obreros y trabajado- fluyentes comprueba el dominio mucho más radical para con to- un dramatismo particular ante
res de oficios varios. Año con abrumador y casi total del hom· dos aquellos sectores a los que ni la impotencia de los países de ge-
año la distancia económico-so- breo La presencia de mujeres en siquiera incorpora al ámbito sis- nerar masivamente nuevos em-
cial entre ambos núcleos de la po- alguno de esos cargos represen· témico: circunstancial o periódi- pleos, apogados como están por
blación se agranda, sin que la ta casi la excepción que confir· camente con los desempleados y la soga 'de la deuda externa (ver
existencia de ciertos sectores in- ma la regla y sirve más bien ca· en forma casi permanente con Wells, 1987). En El Salvador, es-
termedios logre llenar ese espa- mo argumento justificador de los marginados. tadísticas oficiales tienden a si-
cio y dar continuidad socio-eco- una situación estructural de dis- tuar el' desempleo por encima
nómica a la escala social. Dicho criminación. Más aún, en casi El problema de la margina-. del 30 % de la población económi-
en términos sencillos, parecería todos los países latinoamerica- ción ocupó la atención de los camente activa; si a esas cifras
que las llamadas clases medias nos, el mismo trabajo realizado científicos sociales alrededor de se une el porcentaje de los subem-
tienden a reducirse relativa- por un hombre y una mujer, lle- la década del sesenta, cuando pIeados, nos encontramos con
mente en los países latinoameri- va a una retribución diferente, los centros de poder estadouni- una situación donde apenas la
canos, mientras se ensancha el por supuesto, en detrimento de la dense temieron que las poblacio- mitad de los salvadoreños dis-
abismo entre los que tienen mu- mujer. En el caso de El Salva- nes marginales representaran frutan del privilegio de una ocu-
cho y los que no tienen casi na- dor, por cada colón que recibe un potencial revolucionario in- pación remunerada. Por supues-
da. Esta situación puede perder- una mujer, el hombre recibe un contenible que multiplicara las to, El Salvador es un país en gue-
se de vista cuando uno permane- colón con veinte centavos (ver "Cubas" a lo largo y ancho del rra, donde casi nadie se arries-
ce en el estrecho ámbito de los nú- Rodríguez, Luzzi y Vidaurre, continente. Superado ese temor ga a invertir su dinero, y donde
cleos urbanos más desarrolla- 1983). y, sobre todo, controlados por los los masivos desplazamientos po-
dos, como ocurre con buena parte mecanismos de la "seguridad blaciona1es ocasionados por el
de los profesionales de la psico- Podrían añadirse otros aspec- nacional" los diversos brotes de accionar' bélico impiden el fun-
logía. tos para mostrar esta primera ca- rebeldía popular, el tema de la cionamiento normal del propio
racterística de la situación labo- marginación ha dejado de cons- sistema . económico dominante.
(c) División masculino-feme- ral latinoamericana. Pero los tituir una grave preocupación, Con todo, las elevadas tasas de
nino. Es, sin duda, otro de los expuestos sobran para compro- política, social y aun académi- desempleo o de subempleo tien-
ejes por el que pasa la discrimi- bar que los sistemas socioeconó- ca, a pesar de que sus dimensio- den a ser cada vez más comunes
nación laboral en los países de micos imperantes constituyen nes son cada vez más graves. en todos los países latinoameri-
Latinoamérica. Para una gran órdenes discriminatorios, en
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por lo menos no primordialmen- línea, no siguen las necesida- personal contratado en función priva un universalismo científi-
te, sino como problemas de rela- des del país o región donde ope- de los objetivos de la empresa, pe- co mal entendido. Esto es parti-
ciones entre sujetos desempe- ran, sino las exigencias inter- ro no en cuestionar los esque- cularmente importante en el ca-
dando diversos roles al interior nas a su propia red internacio- mas económicos, la primacía so del trabajo, dada la íntima co-
de un orden organizativo. El én- nal. Su vinculación con el me- del lucro sobre el servicio, así co- nexión existente entre la divi-
fasis se cifra en las caracterís- dio externo se reduce a reaccio- mo la división del trabajo y del sión social del trabajo y el orde-
ticas del liderazgo institucio- nar frente a unas condiciones poder de decisión en que estas or- namiento político'.
nal, en la estructuración de los de posibilidad, que le permiten o ganizaciones laborales se funda-
roles o tareas, y en la elabora- no desarrollar sus objetivos me- mentan. El enfoque individualista tie-
ción de las reglas para la toma jor que en otros países, pero no a ne el gran valor de atender al pa-
de decisiones de cara a los fines satisfacer las necesidades socia- De acuerdo con el enfoque sis- pel que desempeñan las caracte-
que pretende cada organiza- les de su población. témico, la discriminación labo- rísticas de las personas en los
ción. Es interesante que el pro- ral, la marginación y el desem- procesos laborales, mostrando
pio McClelland haya desplazado El caso de las emprellas multi- pleo masivos, y hasta la explo- cómo cierto tipo de motivación y
su interés de la motivación de lo- nacionales no se trae aquí por su tación serían las consecuencias habilidades no sólo redunda en
gro a la necesidad de poder (ver peculiaridad, sino porque mues- no de un sistema político deter- un trabajo más eficiente, sino
McClelland, 1975, 1985), que re- tra el enfoque más típico de la minado, sino de un retraso tec- que produce una mayor satisfac-
presenta un constructo teórico psicología organizacionaL "Se nológico, de unos malos siste- ción personal. Ciertamente, se
más relacional (ver House y multiplican los estudios sobre mas organizativos vinculados cuenta aquí con un conjunto de
Singh,1987). las necesidades de la organiza- con la cultura latina. El proble- tesis sólidamente confirmado
ción, a fin de perfeccionar los ma no radicaría por tanto en el por una abundante base empíri-
El enfoque de sistemas hace métodos de selección (ver Guion orden político cuanto en el orden ca, e ignorar estos datos sería
de cada organización un mundo y Gibson, 1988) y entrenamiento cultural, no en la distribución una tonta presunción.
de sentido, independientemente (ver Latham, 1988), de liderazgo de poder sino en la carencia de
de que acepte su vinculación con institucional y de clima organi- una tecnología avanzada. Sin embargo, el enfoque indi-
la sociedad más amplia, sobre zativo (ver House y Singh, 1987). vidualista tiene graves limita-
todo con respecto a los intercam- Todo lo cual, sin duda alguna, 4. El enfoque de la psicología ciones y, en conjunto, ofrece una
bios de bienes y a los cambios tiene eficacia al interior del sis- política. perspectiva peligrosamente psi-
ambientales. En otras palabras, tema, de la organización, de la cologista de los procesos labora-
la lógica de las empresas se ba- empresa. Sin embargo, no pare- La psicología política no pre- les. Quizá su mayor defecto estri-
sa en una especie de autonomía ce que ello responda a las necesi- tende echar por la borda todos los ba én aquello mismo en que es
funcional respecto a los avata- dades específicas de los obreros logros de la psicología tradicio- valioso: su énfasis en la indivi-
res de la sociedad en que se en- y menos aún de los países lati- nal y, en nuestro caso, de la psi- dualidad. Al ubicar la explica-
cuentra. Esto se aplica de modo noamericanos. Como bien indi- cología del trabajo. Lo que pre- ción de los procesos laborales en
muy particular a las grandes can Sloan y Salas (1986), esta tende es superar las deficien- las caraterísticas de la persona,
empresas multinacionales, cu- concepción de psicología indus- cias de los enfoques predomi- se pierde de vista que el mismo
yo proceder simplemente aprove- trial abona un desarrollo poco nantes, que tienden a aislar los individuo es hechura de sus cir-
cha las ventajas locales de cada sensible a la situación social de procesos psíquicos de los contex- cunstancias y que el trabajo
país, pero sólo tangencialmente los países del Tercer Mundo, cu- tos sociopolíticos concretos en constituye un proceso social que
responde a sus necesidades: sus ya marginación y dependencia los que se producen y a los que ar- trasciende al individuo. La psi-
niveles salaríales, sus políticas estructural tiende a reforzar. El ticulan. En otras palabras, la cologización del trabajo hace del
de selección y despido, sus me- objetivo se cifra siempre en se- psicología política pretende de- medio laboral y del sistema in-
tas productivas y sus cambios de leccionar, entrenar y motivar al volver al análisis psicológíco la dustrial una naturaleza presun-
concreción histórica de la que le tamente fija e inmutable, como
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atiende a esta totalidad sociopolí- dor y promovedor de la aliena- Cuadro!
tica puede percibirse el carácter ción política. Respuestas del obrero a las relaciones desiguales de poder
enajenador de muchas de las
condiciones laborales que, en sí La imagen del "latino indo- Atribuci6n del Efecto sobre Expresi6n
mismas, parecen inocuas y aun Respuesta estado de larelaci6n dela
lente" a la que aludíamos al co- subordinaci6n de poder alienaci6n
deseables. La carencia de sen- mienzo de esta exposición, tan
tido de muchas ocupaciones sólo decididamente aceptada por el Aceptación
se muestra cuando se recons- Auto-devaluaci6n Interna, a la incapacidad Se mantiene Baja
periodista Montaner, es un exce- El mundo esjusto Interna, al propio esfuerzo Se mantiene Baja
truye la totalidad del proceso; se lente ejemplo de un análisis psi- Sometimiento Externa, a un sistemajusto Se mantiene Baja
aprecia entonces cómo la des- cologista, que sirve unos claros
composición del trabajo es el me- propósitos políticos, pero que pue- Acomodación
Reconocimiento
canismo que precipita y justifi- de presentarse como una conclu- del status Externa, a un sistemajusto Se modifica Baja
ca la descomposición del trabaja- sión estrictamente" técnica. De Congraciarse Externa, a un sistemajusto Se modifica Baja
dor, su desarticulación personal acuerdo a un reciente estudio de Negociaci6n
colectiva Externa, a un sistemajusto Se modifica Baja
y social, base de su dominación. Sherry Cable (1988), hay tres po- (sindicalizado)
sibles tipos de respuesta del obre-
Es importante subrayar el im- ro frente a su situación de subor- Rebelión
Rebeli6n individual Externa, a un sistema injusto Se mantiene Alta
pacto político que directa o indi- dinación en las relaciones labo- Formaci6n
rectamente puede tener el traba- rales: puede aceptar sin más es- de coaliciones Externa, a un sistema injusto Se modifica Alta
jo que el psicólogo realiza en la ta situación, puede acomodarse (no sindicalizado)
empresa. La definición de pues- a ella, buscando sacarle alguna Fuenu: Cable, 1988, pág. 120.
tos, por ejemplo, no puede reali- ganancia, o puede rebelarse con-
zarse sólo con la lógica interna tra ella. En cada caso, la res-
de la institución ni siquiera re- puesta diferirá según la causa a Ahora bien, Cable subraya sanal que resulta en la devalua-
lacionándola con las caracterís- la que se atribuya el "estado de su- " que tanto los procesos de sociali- ci6n de sí mismo. La conclusión
ticas de las personas, sino que bordinación; muy distinto es zación primaria más generales inhibidora es que se está donde
debe tomar como uno de sus crite- atribuirlo a la propia incapaci- como los procesos de entrena- se debe estar porque no se sirve
rios el marco social, político y dad o falta de esfuerzo, que atri- miento o socialización secunda- para más.
cultural del país. De otro modo, buirlo a la justicia o injusticia ria que el trabajador recibe en la
lo que es adaptación a la empre- del sistema laboral. Sólo en el empresa o instituci6n tienden a A una conclusión similar se
sa puede convertirse en someti- caso de la rebelión, es decir, propiciar la respuesta de acepta- suele llegar en los análisis que
miento político, y lo que en apa- cuando atribuye su situación ci6n a las relaciones de subordi- se hace de los marginados y de-
riencia no es más que un entre- opresiva a un sistema social in- naci6n y, en el mejor de los ca- sempleados. Independientemen-
namiento técnico puede llevar justo, el obrero expresa sentirse sos," las de acomodaci6n, pero te de que se les responsabilice o
incorporada la semilla de la alienado frente a su trabajo; en descartan sistemáticamente las no de su marginaci6n o desem-
enajenación política:y social. Si los otros casos, ya sea porque se respuestas de rebeli6n que cues- pleo, el hecho es que se subraya
el trabajo del psicólogo laboral resigna a su suerte, ya sea por- tionan la justicia del sistema. como una de las consecuencias
no tiene como una de sus metas que le saca algún beneficio me- La imagen del "latino indo- más comunes la progresiva pasi-
la conscientización y como uno diante alguna forma de acomo- lente" constituye la cristaliza- vidad y tendencia a la autodeva-
de sus principios la participa- do, el trabajador no manifiesta ción de la atribución causal más luaci6n de las personas afecta-
ción activa y organizada del tra- conciencia alguna de sentirse negativa que el trabajador puede das durante un tiempo prolonga-
bajador, corre el peligro de incu- alienado (ver Cuadro 1). hacer frente a su situaci6n de do por la falta de trabajo. Y suele
rrir en un psicologismo, encubri- subordinaci6n laboral: la atribu- ser la autodevaluaci6n la que,
ci6n a su propia incapacidad per- unida al deterioro de las condi-
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